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Trabajadores en la historia

Despiden al 50% de operarios encargados de pavimentar en La Pampa

Debido al recorte del Gobierno Nacional en fondos destinados a obras públicas, la firma Viabaires que estaba a cargo de la repavimentación de las rutas 188 y 35, en La Pampa, despidió a 23 trabajadores.

El portal Infotec Realicó destacó que estos despidos representan la mitad del personal con el que contaba la empresa para esa tarea. Además, no se descarta que más operarios sean cesanteados en un futuro cercano. El detonante para que la firma tome esta decisión habría sido, antes que nada, el recorte presupuestario.

La concesionaria es Vialbaires S.A. y cuenta con la concesión de la obra de repavimentación de la 35 en el tramo comprendido desde el límite interprovincial La Pampa Córdoba hasta Eduardo Castex, y la 188 desde Quetrequén hasta el cruce con la 35.

 

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Memoria

Victoria Basualdo: “El caso Ford en Argentina es una referencia para toda la región”

Victoria Basualdo, historiadora e investigadora del Conicet, pasó por La Columna Vertebral para describir cómo fue el importante seminario en São Paulo que se centró en dictadura, empresas y violaciones de derechos humanos. Además, Basualdo se refirió al caso de Volkswagen en Brasil, la complejidad de atribuir responsabilidades dentro de estructuras jerárquicas y la importancia de los procesos judiciales para lograr justicia.

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Destacada

El Rodrigazo y las coordinadoras de gremios del 75′, por Leónidas Ceruti

“Si los patrones coordinan para explotar, los trabajadores coordinamos para erradicar la explotación”.

ANTECEDENTES ECONÓMICOS DEL “RODRIGAZO”

Fallecido Perón y con la asunción de su esposa Isabelita, se fortaleció el poder de José López Rega, creció la ofensiva de la derecha peronista y de la “Triple A”, aumentaron los desaciertos económicos; todo lo cual fue creando un clima de crisis económica, social y política.

Las condiciones de la economía capitalista mundial hasta principios del ‘74 permitían que los capitalistas de la Argentina vendieran caro y compraran relativamente barato. Eso se expresó en la balanza comercial y de pagos favorable (1.000 millones de dólares en 1973). En consecuencia, buenas reservas de oro y en divisas; por ende, posibilidades de emisión monetaria que no equivalía a la falsificación de billetes, expandiendo aún más el mercado; y, por otra parte, el crédito abundante, ágil y barato era un factor más para compensar la caída de la tasa de ganancia.

La caída de Gelbard, en octubre de 1974, fue la expresión del fin de las posibilidades del “distribucionismo” iniciado en 1973. La firma del Acta de Compromiso Nacional en febrero del ‘75 fue su certificado de defunción, ya que las “partes” que inicialmente pactaron voluntariamente la distribución dejaron de poder concertar y el Estado -en febrero del ‘75- impuso a las “partes” el 15%, lo que para “unos” era demasiado poco y para “otros” excesivo.

El Gobierno -que nació apoyado en la Unión Nacional de la mediana y gran burguesía industrial por un lado y el proletariado por el otro- perdió aceleradamente el respaldo de ambos y sólo conservó el sostén del cascarón burocrático sindical, partidista y empresario, que fue quedando más vacío de contenido.

El proletariado marchaba a su constitución fabril, generando nuevas formas organizativas; los empresarios de la CGE dejaron de responder a Broner y pasaron a seguir a los ex dirigentes de la UIA o a los de la gran burguesía nucleados en la Asamblea Permanente de Entidades Empresarias. El Partido Justicialista sufrió, además de la fragmentación, los efectos de su aislamiento de la clase obrera.

CAMBIOS POLÍTICOS Y NUEVAMENTE LA REPRESIÓN

Luego del 25 de mayo de 1973, toda la legislación represiva sancionada por la Dictadura Militar fue derogada y disuelto el Fuero Antisubversivo. Pero esa primavera duró poco y comenzó una etapa signada por la represión. Todo empezó con el envío de un proyecto del Poder Ejecutivo a las Cámaras para modificar el Código Penal. La reforma fue considerada de la misma naturaleza que las leyes promulgadas por el régimen militar que gobernó el país entre 1966 y 1973.

La primera respuesta vino del General Perón, quien advirtió que si la ley no era aprobada se apelaría a las mismas armas que se buscaba combatir; y el 23 de enero de 1974 declaró al diario La Nación: “Nosotros vamos a proceder de acuerdo a la necesidad, cualquiera sean los medios. Si no hay ley, fuera de la ley, también lo vamos a hacer y lo vamos a hacer violentamente. Porque a la violencia no se le puede oponer otra cosa que la propia violencia. Eso es una cosa que la gente debe tener en claro, pero lo vamos a hacer, no tenga la menor duda”.

Después de la muerte de Perón se tomaron distintas medidas represivas. En septiembre de 1974 se aprobó la ley de represión del terrorismo, que penaba la difusión de información relacionada con esos hechos y la obstrucción al trabajo cuando el conflicto era declarado ilegal. De acuerdo a esa ley, el Ministerio de Trabajo prohibió las huelgas por motivos salariales, los paros y las ocupaciones de plantas, y comenzó a intimar, amenazar y suspender personerías gremiales.

Pero al poco tiempo, el Ejecutivo Nacional sancionó el Decreto Nº 261, en el que se anunció oficialmente que se había ordenado a las Fuerzas Armadas tomar intervención en la “lucha antisubversiva”, firmado por la presidenta María Estela de Perón y los ministros Rocamora, Ivanissevic, Vignes, Savino, López Rega, Gómez Morales, Otero. En el Articulo Nº 1 se decía que “El Comando General del Ejército procederá a ejecutar todas las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos…”.

En octubre de ese año se sancionó el decreto 2770, por el cual se creó el Consejo de Seguridad Interna, fijando sus atribuciones, y el Consejo de Defensa. Ese decreto llevaba la firma del presidente provisional Italo Luder y los ministros Arauz Castex, Vottero, Ruckauf, Emery, Cafiero y Robledo.

Hasta ese momento, la participación de las Fuerzas Armadas en forma abierta era “evitada” y la lucha era encabezada por grupos paramilitares, “ejecutores del trabajo sucio”, a través de la Triple A.

En el mes de noviembre se declaró el estado de sitio en todo el país. Fue en esa circunstancia que fueron detenidos cientos de militantes y puestos a disposición del Poder Ejecutivo.

La represión a la clase obrera apareció con toda su magnitud el 20 de marzo de 1975 en Villa Constitución, a través de las fuerzas conjuntas reclutas por la SIDE, que incluían a la Policía Federal, Provincial, Ejército y Gendarmería, grupos de choque -entre los cuales iban armados los guardias blancos pagados por las acerías de Martínez de Hoz- y miembros de la Triple A. Las órdenes firmadas por Rocamora, Savino y López Rega eran claras: ahogar en sangre a los obreros y activistas de Villa Constitución.

LAS LUCHAS DE JUNIO-JULIO DE 1975 EN LA ZONA NORTE DEL GRAN ROSARIO Y EL PAÍS

La historia del Rodrigazo, uno de los ajustes más brutales de la historia  que sumió al gobierno de Isabel Perón en una crisis terminal - Infobae

En los primeros meses de 1975, ante el deterioro del salario tras la trepada de los precios, creció la preocupación en el movimiento obrero. 

Debían reunirse las Comisiones Paritarias, congeladas por dos años desde 1973. La convocatoria del Gobierno no estipulaba topes en la discusión salarial.

En marzo, el Ministerio de Economía concedió un aumento de emergencia de 400 pesos mensuales y devaluó la moneda en un 50%.

Los obreros del Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos Unidos (SOEPU) de San Lorenzo (Pcia. de Santa Fe), durante varias semanas, discutieron en la fábrica la situación que se les planteaba. Comenzaron los contactos con otros sindicatos y las reuniones se intensificaron. El punto central de las deliberaciones era cómo organizarse, cómo encarar la lucha por las paritarias y señalaron:

“Es indudable que la carestía crece día a día y, por lo tanto, es lógico que los trabajadores tengan expectativas sobre la posibilidad de conseguir importes reivindicaciones. Estas expectativas han venido generándose especialmente a partir de las falencias que ha venido teniendo este gobierno. Por eso los trabajadores tratan de conseguir en las paritarias partes de esas reivindicaciones tanto tiempo postergadas. Lo del ‘arbitraje obligatorio’ no es nuevo. Ya estamos acostumbrados desde la época de la dictadura militar y ahora lo vemos de nuevo con este ‘gobierno popular’. Tampoco son nuevas las maniobras de la burocracia sindical contra las aspiraciones de los trabajadores. Nosotros creemos, lo venimos sosteniendo y pregonando desde hace tiempo: los trabajadores de base deben tener la máxima participación en la elaboración de los anteproyectos de convenio. El proceso de discusión debe venir desde abajo, impulsado por los delegados y activistas de cada sección y luego a través de las asambleas de cada lugar de trabajo y gremio.” (1)

Con el antecedente inmediato de la experiencia de la Intersindical de San Lorenzo (1969-1973), se pensó en la “coordinación de las luchas”. Luego de varias asambleas en Sulfacid, los obreros se pronunciaron por la instancia de aunar las distintas luchas de la zona. En el SOEPU acordaban con lo resuelto:

“Los trabajadores de la zona tienen características y reivindicaciones similares. Nuestro gremio no permanece ajeno a este proceso de luchas que se va dando en toda la zona y, constantemente, cuando han surgido conflictos por reivindicaciones concretas, hemos expresado nuestra solidaridad permanente en cada uno de ellos. Creemos que ha llegado el momento en que esta solidaridad efectiva se plasme en la unidad de los trabajadores a partir de las necesidades concretas”. 

“Los distintos gremios de la zona ya han intentado en varias oportunidades constituir a un organismo que los nuclee. Algunos de estos intentos tuvieron resultados más satisfactorios que otros, pero hasta ahora no se ha llegado a una coordinación solidaria efectiva y permanente. Esta ausencia ha permitido que las patronales, que sí actúan apoyándose mutuamente, derrotaran algunas luchas de gremios de la zona, que se desarrollaron en forma aislada. Las experiencias vividas no pueden caer en el vacío. Es necesario concretar este viejo anhelo de los trabajadores de la zona, que puede traducirse en la celebración de un acuerdo destinado a asegurar la mejor defensa de las luchas obreras. No queremos la desunión actual del movimiento obrero que se manifiesta en todo el país, y creemos que hay que concretar la unidad de los trabajadores sobre la base de una práctica verdaderamente democrática.” (2)

En mayo, la CGT Nacional logró un arreglo con el Gobierno: habría un aumento masivo y uniforme del 38%. El Ministro de Economía Gómez Morales manifestó su desacuerdo y renunció antes de que se firmaran los acuerdos de las paritarias.

El 2 de junio asumió en su remplazo Celestino Rodrigo, con un plan económico que constaba de la aplicación de una política de “shock” para desacelerar la inflación y favorecer la inversión mediante el aumento de la rentabilidad. Se trataba de lograr una contracción del salario real y un aumento de las tarifas tanto de los servicios públicos como de los combustibles. La devaluación beneficiaba a los exportadores de cereales y a los ganaderos y tendía a la concentración del gran capital industrial. Vía devaluación y reembolsos se apoyaban las exportaciones industriales dominadas por las multinacionales.

Tras los primeros aumentos de precios, desde el Ministerio de Economía, se ofertó un incremento salarial del 45% que no tuvo eco.

El 14 de junio, se reanudaron las paritarias. Los aumentos logrados en las mismas oscilaron desde el 60 u 80% hasta el 200%; pero éstos debían ser ratificados por el Gobierno. De homologarse lo surgido de las paritarias se daría por tierra con el Plan Rodrigo.

No fue homologado ningún convenio luego que varios gremios firmaran sus acuerdos. Sobre la última semana de junio, el Gobierno informó que finalizaba el plazo para las Paritarias.

El estado deliberativo aumentó y crecieron las movilizaciones. 

Se sucedieron un Plenario de la CGT, la marcha de ocho a diez mil obreros de la Ford Motor Argentina de Pacheco, y en Rosario, se sucedieron paros de los choferes de colectivos, docentes y empleados de comercio. En la zona industrial protestaron los Ceramistas y el SOEPU dio a conocer un comunicado “ante la falta de aceptación por parte de la patronal de las justas reivindicaciones peticionadas por la organización sindical, permanecemos en estado de asamblea permanente, rechazando el aumento del 45% ofrecido por la parte empresaria. La cifra no cubre las aspiraciones mínimas de los trabajadores”, y destacando la masiva concentración de los Petroquímicos ante el Ministerio de Trabajo, para lograr el aumento del 150% y otras aspiraciones. (3)

A raíz del estado de movilización, el viernes 27 de junio, se realizó un paro con una gran concentración en Plaza de Mayo, convocado por la CGT, las 62 Organizaciones y la UOM.

 Hubo agitadas gestiones sindicales ante una posible derogación de las Convenciones Colectivas del Trabajo. 

Al día siguiente, la Presidenta Isabel Perón contestó y dio a conocer su determinación: la anulación de las Paritarias y el otorgamiento de un aumento general del 50 % y de un 15 % más en octubre y enero de 1976. 

Con el Plan Rodrigo se había puesto de manifiesto una planificación distributiva contra el proletariado, que culminó con la anulación de los contratos colectivos de trabajo.

La anulación del contrato equivale a la anulación del derecho, al quitar al proletariado su carácter de libre vendedor de su mercancía (la fuerza de trabajo), base de su igualdad y libertad en el plano jurídico. La anulación de los contratos colectivos trascendía por ello el mero hecho económico y se transformaba en la patada inicial del golpe lopezreguista, que, anulando al ciudadano, anulaba al parlamento y transformaba al proletariado de esclavo social jurídicamente libre en esclavo social jurídicamente sometido: de ciudadano a súbito del lopezreguismo autocrático.

La historia del Rodrigazo, uno de los ajustes más brutales de la historia  que sumió al gobierno de Isabel Perón en una crisis terminal - Infobae

Frente a la voluntad de anulación del contrato por el Ejecutivo isabelino, se levantó la voluntad política del proletariado que con su movimiento autónomo le dijo “No a la No-homologación de los convenios colectivos”. 

En la Zona Norte del Gran Rosario, el estado deliberativo entre los activistas, los miembros de comisiones internas y las conducciones sindicales aumentó, con reuniones e intercambio de opiniones sobre las medidas a tomar. Lo sucedido fue narrado por un ex obrero Petroquímico:

“En PASA se convocó inmediatamente a una asamblea de fábrica. En poco tiempo nos reunimos en el galpón de mantenimiento los obreros del turno, dejando pequeñas guardias, los de la noche no fueron a sus casas. Fue una asamblea con pocas palabras. El ‘Negro’ Sosa, nuestro secretario general, hizo una panorámica de la situación, concluyendo “tenemos que sacar la lucha fuera de la fábrica. A la empresa ya la pusimos contra la pared, ahora hay que doblegar la política del gobierno”, que había demostrado su carácter de clase, a pesar de su careta popular. Los discursos eran encendidos y cortos. Impactantes, muy aclamados. Paradoja: no era contra la dictadura militar y sí contra el ‘gobierno de los descamisados’. Proponemos medidas de acuerdo con el momento y carácter de la lucha: “Tenemos que movilizarnos conjuntamente a los otros obreros de la zona”. Yo planteó con otros compañeros: “Marchemos hacia Rosario, tratando de levantar las otras fábricas”. La consigna fue “Acabar con la medida decretada, respetar los acuerdos firmados”. Todos los trabajadores de la zona industrial recibieron nuestra visita.” (4)

Comenzó la marcha hacia Rosario, tomando contacto con cada una de las fábricas de la zona. Desde los aceiteros de San Lorenzo hasta los textiles en Arroyito se fueron sumando a la caravana. “En el centro de Rosario nos encontramos con contingentes de obreros de la ciudad y de Villa Constitución. Cantando nuestras consignas nos apoderamos del centro de la ciudad. Finalmente nos concentramos frente a la CGT pidiendo a grito vivo para que los burócratas salieran al balcón. Una delegación de los sindicatos movilizados fue a pedirles que asumieran la acción que espontáneamente -no tanto- la clase trabajadora manifestaba en la calle el repudio a las medidas del gobierno peronista”. (5)

Las crónicas periodísticas destacaron “Un numeroso grupo de obreros procedente de la zona industrial comprendida entre Puerto San Martín y Granadero Baigorria recorrió en la tarde de ayer el centro de nuestra ciudad. Los manifestantes portaban un cartel que decía: ‘Plena vigencia a la Ley 14.250’ y apoyaban con estribillos esa petición. Se trataba de trabajadores petroquímicos, químicos, ceramistas, del tractor, mecánicos, jaboneros y también textiles. La manifestación tenía como objetivo pedir por la plena vigencia de la Ley 14.250, la homologación de los convenios de trabajo ya concertados y la libre discusión de los restantes, y que la CGT ratifique el pedido elevado el jueves pasado durante la movilización en la Plaza de Mayo”.(6)

Se sumaron los metalúrgicos de Rosario y de Villa Constitución, y en una columna que superaba el número de tres mil personas; recorrieron las calles céntricas, se dirigieron al local de la CGT, donde el Secretario General, desde los balcones  se dirigió a los trabajadores exhortándolos a mantener la calma y reiterando la postura de la CGT Rosario de “acatamiento a todo lo que disponga la CGT Nacional”. La mayoría de los manifestantes, que exigían una posición más drástica, respondieron con silbidos e insultos, retornando hacia la zona bancaria y solicitando la adhesión de los trabajadores bancarios, mientras se sumaban a la protesta los docentes.

Durante varios días, los obreros reclamaron con masivas manifestaciones (algunas, superaban los ocho mil obreros), la libre discusión de los convenios en el marco de la Ley 14.250 y la homologación de los ya pactados. Los dirigentes sindicales de varios gremios fueron desbordados por las bases.

Ante la movilización de la clase obrera en todo el territorio nacional, la CGT Nacional adoptó la determinación de realizar un paro por 48 horas, a partir de la hora cero del día 7 de julio. 

La paralización del país fue total; mientras tanto, desde el gobierno y la burocracia sindical se intentaba negociar y, cuando se estaba cumpliendo el segundo día del cese de actividades, el Gobierno cedió: los acuerdos logrados en Paritarias fueron homologados.

EL SURGIMIENTO DE LAS “COORDINADORAS”: SU SIGNIFICADO

En las jornadas de junio-julio de 1975, surgieron en los principales centros industriales las Coordinadoras. En la Zona Norte del Gran Rosario, se conformó la “Coordinadora de Gremios en Lucha” y los Petroquímicos, a través de su Boletín, sintetizaron esos momentos:

“Los trabajadores petroquímicos, ante la noticia de que no se homologarían las convenciones colectivas de trabajo y se daría un aumento por decreto del 50 %, ganamos la calle para defender con nuestra lucha lo que la clase dominante pretendía quitarnos con la lapicera. En esas jornadas nos encontramos en la calle con miles de trabajadores de distintas ramas de la producción y codo a codo luchamos hasta abortar la política económica, arrancando de los resortes del poder a los ministros del hambre popular”. 

“Pero los salarios conseguidos en las paritarias van perdiendo día a día su poder adquisitivo ante la incesante alza del costo de la vida, que se refleja en el aumento de tarifas e impuestos, gas, electricidad, materiales de construcción, ropa, útiles escolares, y todos los artículos de la canasta familiar, etc. Se nota también en la quiebra de los pequeños productores, en la paralización de los planes de vivienda, en el estado calamitoso de los hospitales, desabastecimiento, en la inflación que ha alcanzado porcentajes que van desde el 200 % al 450 %; en la gran cantidad de desocupados, que genera una mayor oferta de mano de obra y por consiguiente una constante desvalorización de la misma; en la supresión de las libertades democráticas; manteniendo el Estado de Sitio, que hace que compañeros como Piccinini, Ongaro, Zamboni, etc. deban permanecer presos o irse del país sin haber cometido otro delito que defender los intereses de la clase trabajadora. En la intervención a sindicatos democráticos -Luz y Fuerza, Smata (Córdoba), UOM (Villa Constitución), Cetera (Nacional), etc.- se aprecia que nuestra victoria fue parcial en nuestros compañeros más representativos y honestos que han regado con su sangre el camino de nuestra emancipación definitiva, mudos testigos de la represión y la barbarie a la que nos somete la clase dominante”. 

“Todo lo expuesto deja medianamente claro que la crisis social, política y económica día a día se agudiza. Por ello se hace necesario que los trabajadores coordinemos nuestras luchas, que nos unamos a los efectos de que unidos y organizados demos por tierra con todos los intentos del gobierno, burocracia sindical, milicos y explotadores de sumergirnos en la miseria física y social que han programado para nuestra clase, y que se viene cumpliendo tal cual lo detallamos sintéticamente en los párrafos anteriores”. 

“Con ese pensamiento y esa necesidad y como consecuencia de las luchas de julio, la C.D. del Sindicato Petroquímico, junto al frente gremial docente, compañeros de John Deere, Hanomag, Construcción, UPCN, Judiciales, Municipales, Bancarios, Mercantiles, Metalúrgicos, Sanidad, Duperial, Ceramista, Vilver (Villa Constitución y Rosario), Sulfacid, etc., constituyeron la Mesa Provisoria de la ‘Coordinadora de Gremios en Lucha’ y sigue trabajando para la conformación definitiva de la misma.

“Si los patrones coordinan para explotar, los trabajadores coordinamos para erradicar la explotación.” (7)

Los Gremios de la Zona Industrial volvían a parir una nueva Organización, como lo habían hecho cuando se conformó la Intersindical en 1969. La “Coordinadora de Gremios en Lucha” estuvo integrada por algunas conducciones sindicales, comisiones internas de varias fábricas, agrupaciones obreras y activistas gremiales. Su funcionamiento se caracterizó por un amplio ejercicio de la democracia obrera en todas las instancias. (8)

Fueron quince días en que el país estuvo prácticamente paralizado, con masivas y permanentes marchas obreras en todo el territorio nacional, especialmente en los cordones industriales. Las concentraciones en Plaza de Mayo y en las principales plazas del país, a pesar de la burocracia, adquirieron un claro contenido político, exigiendo y logrando la anulación del “decretazo” de Isabel Perón y la renuncia de sus Ministros Rodrigo y López Rega.

Se fue dando un espacio donde surgieron las Coordinadoras, formas organizativas de la clase obrera, sustentadas en la acción conjunta, la solidaridad, los principios de la democracia de base y la defensa de sus intereses.

“Las gloriosas jornadas de julio muestran lo poderoso que somos cuando nos decidimos a luchar por nuestros intereses. La producción del país, en esos días, bajó considerablemente y cuando al gobierno se le ocurrió sacarnos lo que habíamos conseguido en la lucha, salimos a la calle y como un solo hombre expresamos nuestra bronca contra nuestros circunstanciales enemigos López Rega, Rodrigo, etc. Patrones, burócratas, milicos y gobierno temblaron, marcha y contramarcha, comunicados, reuniones, trataron de parar esta incontenible demostración de fuerza y combatividad. No lo consiguieron. Triunfo parcial de la clase obrera. Fue parcial porque el enemigo está asustado, pero en pie. Ya están reacomodándose: licencia presidencial, cambio de ministros, arreglo entre partidos, discursos, palabras y más palabras. Con un solo objetivo: que la crisis la paguen los obreros”. 

“Fuertemente unidos, junto al resto de la clase obrera, discutiendo y decidiendo en asambleas democráticas, sin delegar en otros lo que nosotros mismos debemos resolver, nos fortaleceremos cada vez más para responderle a la patronal ante cada atropello y a las bandas armadas ante cada amenaza. Los petroquímicos hemos demostrado lo que somos capaces de hacer: recordemos la presencia masiva en el Ministerio de Trabajo, la recorrida de las fábricas, las manifestaciones en Rosario. Por ese camino iremos marchando, hasta derrotar a nuestro enemigo, haciendo pagar la crisis a los verdaderos culpables: los patrones.” (9)

El Rodrigazo y las Coordinadoras Inter-Fabriles - Razón y Revolución

En el caso de la “Coordinadora de Gremios en Lucha de la Zona Norte del Gran Rosario”, a diferencia de otras surgidas en distintos puntos del país donde las organizaciones fabriles desbordaron a los dirigentes sindicales, ésta estuvo integrada e impulsada por varias conducciones sindicales combativas y clasistas.

Adolfo Gilly afirmo “El control por el Estado desde arriba, a través de los dirigentes peronistas, el empuje y la organización de los trabajadores desde abajo marcó desde entonces (1945) a los sindicatos industriales de masas argentinas. En el ‘Cordobazo’ de 1969, pero sobre todo en la huelga general de julio de 1975, la tensión permanente entre estas dos determinaciones entró en conflicto antagónico. En ambas ocasiones, el factor decisivo de organización de las luchas fueron los organismos de fábrica. Pero en 1975 éstos desbordaron durante varios días a la alta dirección sindical, se coordinaron independientemente de ella y entraron en contradicción directa con el gobierno peronista y con el Estado”. (10)

 Coincidimos con la apreciación que plantea Gilly: “cuando el consejo sale de su fábrica y se une a los de otras fábricas en una red que se extiende al cuerpo social, inevitablemente entra en un conflicto con el poder del Estado (…) Cada vez que un acontecimiento similar se ha presentado o ha amenazado presentarse, ha coincidido con un alto nivel de la actividad huelguística, social y política del proletariado, y ha provocado la inmediata reacción del Estado para recuperar sus prerrogativas amenazadas y restablecer la autoridad del capital -o del Estado- en las fábricas” (11) 

En los meses posteriores a junio-julio, comenzaron a aparecer frecuentemente en el discurso de militares, empresarios, políticos y sindicalistas las apelaciones a la lucha contra la “guerrilla fabril”, “las huelgas salvajes” y los “infiltrados en el movimiento obrero”, tras lo cual “toda la potencia represiva del Estado se concentró furiosamente sobre las fábricas, los trabajadores y sus aliados con todos los medios a su alcance”.

El SOEPU denunció la represión desatada en esos días a través de un pronunciamiento -Contra la Escalada de Terror y Matonaje- en el cual plantearon: “La escalada terrorista que invade el país y que invariablemente ha quedado impune (jamás se encontró un asesino a sueldo del imperialismo), los asesinatos, cárceles, invención de falsos complots. Secuestros, amenazas a auténticos exponentes del arte popular, a políticos, etc. Las amenazas a nuestro asesor letrado y a uno de nuestros dirigentes, las amenazas a un dirigente de los obreros de Sulfacid y su familia, la inmolación del joven compañero José Polenta. No podríamos comprender la existencia del terrorismo y el matonaje impune sin entender el poder que lo nutre”. (12)

Desde 1969 se fueron dando formas organizativas democráticas, con gran participación de las bases obreras, estableciéndose así profundas relaciones interfabriles con innumerables contactos regionales y nacionales. A esto se sumó la intensificación de los vínculos y debates en el interior de las plantas industriales, de una fábrica a otra, de las zonas industriales a los barrios obreros. Por eso, el principal objetivo de la Dictadura Militar del ‘76 fue frenar ese proceso en ascenso, destruir y paralizar toda esa organización que se venía gestando. La represión más violenta fue contra los dirigentes, militantes y cuadros obreros. Los militares genocidas continuaron lo que desde hacía un tiempo venían llevando a cabo las bandas parapoliciales: asesinar delegados de fábrica.

Las limitaciones de esas luchas de junio-julio de 1975 pueden ubicarse en que las Coordinadoras no pudieron evitar que la burocracia sindical negociara con la fuerza de las movilizaciones, a lo que se sumó la posterior derrota infligida al proletariado por parte de la burguesía, con la represión desatada en los meses siguientes. Por otra parte, numerosos protagonistas de esas jornadas, destacaron la falta de formas organizativas de autodefensa, para la protección de los activistas, militantes y miembros de comisiones directivas.

Desde esos días hasta el golpe de 1976, los fenómenos que caracterizaron la situación del país fueron los siguientes: 

– Imposibilidad de mantener la conciliación de clases en el terreno de la producción 

– Se puso al rojo vivo la contradicción entre economía y política 

– La burguesía se debatió en su impotencia para gobernar, que se expresó en: debilitamiento del ejecutivo, ruptura de la prescindibilidad de las Fuerzas Armadas y necesidad del reforzamiento de sus instituciones 

– Indisciplina social y productiva. La indisciplina fabril y la anarquía social carcomían el “cuerpo social”.

REFLEXIONES SOBRE LAS LUCHAS DE JUNIO-JULIO DE 1975

La lucha por el derecho a la organización sindical del proletariado, en tanto vendedor de fuerza de trabajo y organizado en sindicatos, signó toda una etapa de la historia de la clase obrera en la cual se dispuso a discutir con la burguesía el valor de cambio de su mercancía.

La clase obrera se organizó en los Sindicatos para resistir bajo una forma que se destaca porque el proletariado pugna para que dinero-mercancía se pague por más dinero. Por supuesto que la mercancía es fuerza de trabajo. Pero, para entender mejor esto, ¿cómo resiste el proletariado? Igual que el tendero, porque regatea con su mercancía: como libre vendedor de su fuerza de trabajo exige más dinero; en el caso que se lo nieguen, no vende y hace huelga.

En todo ese largo camino de resistencia del proletariado a la burguesía, los libres vendedores de fuerza de trabajo fueron necesitando de una organización externa a las fábricas. Porque: ¿Quién organiza al proletariado dentro de la fábrica? La burguesía. ¿Dónde y cómo se organiza el proletariado?, en los sindicatos, en las asambleas.

  Estar dentro o fuera de las fábricas no consiste simplemente en un hecho geográfico; fuera están los libres vendedores de fuerza de trabajo y dentro están los obreros desposeídos de su fuerza de trabajo. Dentro de las fábricas, la fuerza de trabajo es posesión del capital y el salario se ha convertido en capital variable. El vendedor de fuerza de trabajo está siendo desplazado por el desposeído, en la que el libre ciudadano, en el plano del intercambio, está siendo reemplazado por el esclavo asalariado en el plano de la producción.

La Organización Sindical, organización de los libres vendedores de fuerza de trabajo, no se proponía -por lo menos en su surgimiento- más que el papel de resistencia a la explotación capitalista, ya fuere en lo concerniente a las condiciones de trabajo como en el plano salarial. Y la organización sindical por rama de la producción pasó a ser estimulada por la propia burguesía, que necesitaba planificar la producción y, por ende, necesitaba planificar el precio de la mercancía fuerza de trabajo. Surgieron así los Contratos Colectivos de Trabajo, que inclusive fueron incorporados por la legislación del Estado burgués y pasaron a ser la forma más difundida del contrato de trabajo.

Los contratados ya no eran los obreros individuales sino el conjunto de los obreros en cada rama de la producción. Es decir, se constituía el monopolio de los propietarios de la mercancía fuerza de trabajo, en oposición a los intentos de monopolización de la fuerza de trabajo por parte de la burguesía. Esto era expresión también de que se terminaba la etapa de libre cambio entre los propios obreros y era equivalente, en lo atinente a la venta de la fuerza de trabajo, de lo que es la expansión capitalista en la fase de los monopolios.

El contrato colectivo de trabajo, por ley, no es ley para el conjunto, pero sí es ley para las partes. El Estado se limita al papel de “guardián” para que lo acordado entre las partes se cumpla. O sea, hay una injerencia del Estado, el cual si bien no toma parte en la libre contratación, sí vela por su cumplimiento. Pero en realidad, ¿qué es lo que se está haciendo al firmar el convenio colectivo de trabajo? Se está planificando la venta de la fuerza de trabajo a tiempo fijo por rama de la producción.

Con las Paritarias, como órgano de discusión, continuaron afirmándose los convenios colectivos, conteniendo la posibilidad que arbitrase el Estado en caso de desacuerdo entre las partes. El Estado aparece así reglando “por encima” de las clases, claro está, de las clases “compradora y vendedora”. Esto evidencia una contradicción mayor entre el proletariado y la burguesía -que ya no podían ponerse de acuerdo- aunque más no sea en la esfera del intercambio. Por eso, el guardián del “interés general” -el Estado burgués- debió comenzar a intervenir, decidiendo lo que las partes no podían conciliar.

La contradicción entre “compradores” y “vendedores”, aunque las partes aparecen como iguales ante la ley, se expresa primero en la esfera del intercambio, pero termina por introducirse en la esfera de la producción: el valor de cambio de la fuerza de trabajo, vía Convenios Colectivos y Paritarias, progresivamente se transformó en una limitación al uso capitalista indiscriminado de la fuerza de trabajo.

Así, “los vendedores” le fueron arrancando a la burguesía una serie de derechos laborales bajo la forma de derechos especiales de los trabajadores, lo que significaba una profundización del reconocimiento de que el obrero es un ser humano. Esto no representaba otra cosa que la tan mentada “humanización” del capitalismo.

Y relacionando esos conceptos con las luchas de junio-julio de 1975 debemos preguntarnos: ¿Por qué se desató el conflicto?, ¿Cuál fue el conflicto?, ¿Qué tipo de respuesta tuvo la clase obrera ante la No Homologación por parte del Gobierno Nacional de los aumentos salariales acordados en Paritarias?, ¿Qué expresó la lucha en esas jornadas?

El Rodrigazo: la Revuelta Económica de Argentina en 1975

Durante esos días, el Estado no homologó lo acordado entre los compradores y los vendedores; el Estado “reguló por encima de las partes, por sobre las clases”. Los obreros reaccionaron como ciudadanos “libres vendedores de su fuerza”, ante una medida política del gobierno. La lucha fue de lo económico a lo político, se enfrentó la disposición política de “regular por encima de las partes, por sobre las clases”. Se pasó de la discusión en Paritarias, de los acuerdos entre “las partes”, no sin conflictos y amenazas de huelgas, a enfrentar el Decretazo de la Presidenta Isabelita y su Gobierno Nacional. Se produjeron grandes movilizaciones contra esa medida, en una lucha política contra el mismo Gobierno y surgieron las Coordinadoras, como nuevas formas organizativas de la clase obrera.

El resultado fue el logro de la homologación de lo convenido en las distintas Paritarias y las renuncias pedidas de los Ministros Rodrigo y López Rega.

En esas jornadas se consiguió un nexo activo y articulador entre los Comités de Fábricas, Comisiones Internas, delegados de fábrica, algunas Comisiones Directivas con mandatos de Asambleas y activistas gremiales, lo que dio lugar al surgimiento de las Coordinadoras de Gremios, como la de la Zona Norte del Gran Rosario, La Plata, el Gran Buenos Aires y Córdoba.

Fue el vínculo de los obreros entre sí, la conexión de los libres vendedores de su fuerza de trabajo fuera de las fábricas, la cual enfrentó una medida arbitraria del gobierno que laudaba por sobre las partes, por encima de las clases.

CITAS

(1) Revista “Política Obrera” – Abril 1975.-

(2) El Petroquímico Nº 32.-

(3) La Capital – 17 de Junio de 1975; pág. 6.-

(4) Dowling, Juan Alfonso. “Petroquímicos. La Intersindical y la Democracia. Una experiencia de lucha en la Zona Industrial de San Lorenzo”. En: Autores Varios. Nuevas Tendencias en el Sindicalismo Argentina – Brasil. Editorial Biblos / Fundación Simón Rodríguez, 1992.-

(5) Dowling, Juan Alfonso. op. cit..-

(6) La Capital – 1º de Julio de 1975; pág. 5.-

(7) El Petroquímico Nº 33.-

(8) El Petroquímico Nº 33.- 

(9) El Petroquímico Nº 33.-

(10) Gilly, Adolfo. “Los Consejos de Fábrica: Argentina, Bolivia, Italia”. En: Coyoacan – Revista Marxista Latinoamericana Año II Nº 5 pág. 51. Ediciones El Caballito, 1978.- 

(11) Gilly, Adolfo. op cit..-

(12) El Petroquímico Nº 33.-

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Destacada

¿Qué desean los trabajadores para el 2022?

La Columna Vertebral consultó a alguno de los principales referentes de sindicatos, campesinos, desocupados y pymes para conocer sus objetivos para el año que comienza. Aquí las respuestas.

PABLO MOYANO

Sec. Gral de la CGT

El desafío del movimiento obrero para el año que viene es seguir trabajando en la unidad, seguir insistiéndole al gobierno en eliminar el impuesto a las ganancias. Entre este impuesto y la inflación se va sacando poder adquisitivo a los trabajadores. Seguir trabajando fuertemente con el Ministerio de Trabajo para ir erradicando el trabajo en negro, seguir trabajando con los compañeros de los movimientos sociales para empezar a efectivizar el trabajo informal con trabajo formal, con recibo de sueldo, con obra social. Fundamentalmente dentro del peronismo seguir trabajando para llevar soluciones a los múltiples problemas que hoy tienen los argentinos y las argentinas. Hemos visto los últimos días ese ataque directo a las organizaciones gremiales a partir del video donde el gobierno de derecha de la señora Vidal intentaba cerrar o hacer desaparecer a los sindicatos y eso demuestra que lo único que hoy tiene vigencia, lo que más fortaleza tienen en defensa los trabajadores son los sindicatos y por eso el objetivo de la CGT es seguir manteniéndole la fortaleza a los sindicatos para que los trabajadores no pierdan derechos y pedirle al gobierno nacional que por favor sea un poco más efectivo en el control de los precios. Sabemos que el empresariado argentino, tanto en las crisis económicas o en las crisis sanitarias como se vivió, no fue solidario con el pueblo argentino. Cuando hablamos de gran empresariado hablamos de los empresarios que ganan fortunas y la llevan a fuera. Que el gobierno sea un poco más efectivo con el control de precios y con la inflación. Y creo que ahí se va a empezar a recuperar la economía del país.

TOMÁS KARAGOZIAN

Presidente UIA Joven

Cerramos un año bastante bueno para la empresa. Una demanda relativamente constante donde tomamos decisiones importantes en lo que es inversiones para la compañía, para aumentar la productividad, para mejorar la calidad y sobre todo para generar más trabajo que es nuestro verdadero orgullo. Contratamos 420 trabajadores en el año y para adelante tenemos proyectos muy interesantes el año que viene. Estamos poniendo en funcionamiento una fábrica nueva en Monte Caseros. Son 16000 m2 y ahí en los próximos años contrataremos 500 trabajadores más. Esperando que para la industria en general y la industria textil sigamos con buenos tiempos por delante. A nivel UIA joven fue un año muy interesante desde la formación. Visitamos 12 provincias del país en lo que es visitas industriales, recorrimos alrededor de 80 o 90 fábricas, aprendimos y escuchamos a los fundadores, a los momentos difíciles, buenos y malos que han pasado y para el año que viene vamos a seguir recorriendo el país porque creo que militar industrialmente es recorrerlo, conocer, es derribar preconceptos y tengo mucha expectativa el año 2022. Saludos, gracias por todo. Nos estamos viendo. Feliz año.

ÁNGEL STRAPAZZON

Fundador del MOCASE

El futuro son los jóvenes. Al ir consolidando liderazgos democratizadores formados en agroecología, en comunicación, en derecho, en psicología social, se viene el mundo de la salud mental. El trabajo de la salud mental ha evolucionado impresionantemente. Estamos aportando incluso a un documento y una reglamentación de la ley de salud mental en la provincia de Buenos Aires, desde nuestra experiencia. En Mocase apostamos a los jóvenes. De hecho, en la asamblea del otro día de más de 3400 miembros, una delegación de 3400 delegados y delegadas, sorprendieron algunos miembros internacionales que nos visitaron, que compartieron y dijeron eso. Impresionante el trabajo territorial del joven. El otro gran objetivo el territorio. Seguir avanzando en la tierra y los territorios,  y recuperando. En cuanto al derecho que nos asiste, recuperando los territorios de pueblos indígenas y recreando la tierra en función de la producción de alimentos agroecológicos, sanos, como han sido haciendo milenariamente el pueblo que ahora le decimos santiagueños pero son los tonocotés, los guaicurúes, primo hermanos de los guaraníes. Reproducir también mercados populares. Tenemos cuatro mercados distribuidos en cuatro puntos de Santiago del Estero y avanzar en la constitución de una importante cuenca lechera de quesos caprinos, de vacas. Que vivan los jóvenes y que pensemos, desarrollemos y multipliquemos centro de provisión de alimentos y distribución de alimentos.

Otro objetivo es articular los territorios, articular, crear alianzas estratégicas en el campo popular donde concibamos la democratización de esas organizaciones y sindicatos, busquemos hacia dentro la coherencia de la justicia y la distribución de los derechos sociales, culturales, políticos y económicos. Ir pensando con una consistencia que vaya poniendo las bases de una nueva civilización.

LITO BORELLO

Secretario DDHH de la UTEP

Una mirada puesta hacia el año que viene con por un lado la preocupación de un modelo global, hegemónico, dominante que sigue generando miserias, hambres, guerras y mucha muerte. Un modelo hegemónico que sigue acrecentando las diferencias y a la vez un modelo dominante que muestra a las claras que está dispuesto a cualquier cosa en alas de no perder el privilegio de un puñado de adoradores del Dios dinero. Por el otro lado los movimientos populares en el último tiempo venimos teniendo un fuerte optimismo, una gran esperanza en la lucha y en la resistencia de nuestro pueblo y en función de eso nos organizamos. No tan solo para seguir peleando por las reivindicaciones gremiales que sin duda siguen estando en el centro, tierra, techo y trabajo sino también como el Papa dijo al lado de Evo Morales, este sistema no da más y es necesario construir otro mundo posible. Como dicen los zapatistas, un mundo en donde quepan todos los mundos. En eso está puesta nuestra energía, en eso va a estar puesto el esfuerzo y el trabajo de los compañeros y compañeras, en construir una unidad necesaria de carácter estratégico y la organización capaz de construir la masa críptica para dar vuelta la tortilla. Por eso reafirmamos nuestras rebeldías y seguimos construyendo las próximas insurgencias. Luchar hasta vencer.

HUGO GODOY

Secretario general de ATE Nacional

Es importante que todas las trabajadoras y trabajadores del país nos estrechemos cada día en más unidad. Celebremos este fin de año porque nuestro pueblo ha realizado una epopeya con la vacunación, ha enfrentado la pandemia y en particular quiero saludar y agradecer el esfuerzo extraordinario de todos los trabajadores y trabajadoras de ATE y la CTA autónoma pues estuvieron en la primera línea de esa lucha. Pero también en la lucha para terminar con la otra pandemia que tenemos en nuestro país: la del hambre y la pobreza. Por eso es que los trabajadores y trabajadoras tenemos que seguir siendo cada día más protagonistas en la historia. El año 2022 nos tiene que encontrar movilizados, profundizando la democracia, terminando con aquellos resabios dictatoriales que anidan todavía en gran parte del empresariado y de representantes políticos de nuestro país que siguen alentando generar Gestapos para quebrar y derrotar a la clase trabajadora. Nuestra clase tiene el orgullo de ser portadora de la voluntad de transformar esta sociedad injusta. Desde ATE y la CTA Autónoma los abrazo, las abrazo, confiado y orgulloso de ser parte común de este camino.

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