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Entrevistas

Patricia González: “Se impuso una política persecutoria dentro de la AFIP”

Patricia González, electa como secretaria adjunta de AEFIP Capital, charló con Nora sobre la situación del sector. 

La dirigente se refirió a la “política persecutoria” que se ha impuesto dentro del sindicato tras la creación de la Dirección de Integridad Institucional, que “parte de la base de que el trabajador de la AFIP es sospechado incluso antes de hacer su trabajo”.

 

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Federico Lorenz: “Está en riesgo el pacto fundante de la democracia del 83”

“Hablar o callar es una toma de posición”, dice la Carta Abierta a la que adhirieron casi un millar de historiadores de argentina y el extranjero en respuesta a la peligrosa mirada histórica del actual presidente. LCV entrevistó a Federico Lorenz, uno de los redactores de ese texto: “Lo que a mí me movió a escribirlo, es que no podía entender cómo, por ejemplo, mis legisladores aceptaron que el presidente los defenestrara públicamente sin contestar”. Una de las principales preocupaciones es que se rompa el ‘pacto fundante de la democracia, democracia sobre la que hay que trabajar, pero la democracia del 83 lo que establecía tras la dictadura era los acuerdos de la división de poderes y el respeto por los derechos humanos.” La retórica de Milei que ubica como paraíso perdido el período previo a la Ley Saenz Peña, una etapa netamente oligárquica, y su odio por todo lo que considera popular es una paradoja para analizar a un líder que asumió con el voto de una gran mayoría. Para el reconocido escritor, investigador y profesor del Colegio Nacional Buenos Aires, existe una crisis identitaria de los principales movimientos populares y un tema pendiente es repensar qué se hizo mal desde el campo nacional y popular para que alguien como Milei haya obtenido una victoria que le hace creer que puede hacer lo que le de la gana. Defender la veracidad histórica es defender el futuro.

LCV: Publicaron una carta abierta que se llama “Milei ante la historia argentina”. Contame cómo surgió la idea de hacer esta carta.

—Básicamente somos un grupo de colegas, algunos amigos entre nosotros, pero que nos conocemos desde hace muchos años de trabajar. Todavía dentro de la perplejidad de la manera en la cual avanzan ciertos discursos del gobierno en relación con el pasado, pero que tiene consecuencias concretas en la vida cotidiana. O sea, cualquier elección que uno hace de cómo referirse a algún acontecimiento histórico, refleja una mirada sobre el presente y sobre el futuro que imagina. En ese sentido, señales muy claras del gobierno, desde que asumió nos preocupaban bastante y de ahí surgió la idea de hablar de nuestra especificidad, como historiadores. Cuando la publicamos teníamos casi 800 adhesiones, y desde que empezó a circular, nos han escrito unas 300 personas más de Argentina y del mundo. Gente muy importante, dedicada a la investigación. Tenemos una cantidad de preocupaciones y acuerdos comunes, pero no somos monolíticamente iguales en cuanto a pensamiento. Y creo que es lo que nos vuelve interesante también.

LCV: Claro, eso justamente. Abrevar desde distintas fuentes ideológicas, pero encontrar este punto en común es importantísimo.

—Sí, hay una preocupación. Lo que aparece en el documento es claramente una preocupación no sólo por la negación de la historia popular que tiene el Gobierno, sino por la estigmatización de lo popular, disfrazada paradójicamente de devolverle la libertad a ese pueblo, aunque en realidad está construyendo las condiciones materiales para que nunca vuelva a levantar cabeza. Si yo tuviera que hacer una síntesis muy rápida del documento, es ese. Y lo que decimos es: cuidado, porque hay un pacto fundante de la democracia, democracia sobre la que hay que trabajar, etcétera, pero la democracia del 83 básicamente lo que establecía tras la dictadura era los acuerdos de la división de poderes, el respeto por los derechos humanos. Todo eso está siendo explícitamente amenazado por el Gobierno, porque Milei, que llegó al poder por una elección democrática, en una segunda vuelta, hay que decirlo, transformó retóricamente eso en una elección plebiscitaria, que en su concepción le permitiría hacer cualquier cosa.

LCV: El tema del terrorismo de Estado ocupa un lugar en la carta y el tema también de cómo se ve a sí mismo Javier Milei. Hoy es 11 de marzo ¿Hay algo de aquel 11 de marzo vivo en esta Argentina de hoy?

—Esto corre más a título personal, si vos querés. Yo creo que cuando nosotros en el texto hablamos del corte a esos avances populares, tiene que ver justamente con el corte arbitrario en el cual Milei decide fijar un momento dorado y el comienzo de la decadencia argentina. Para Milei el momento dorado de la Argentina es previo a la sanción de la ley Sáenz Peña. Es decir, cuando había democracia restringida bajo el régimen oligárquico y demás. A partir que la mayoría empieza a participar políticamente y a acceder a derechos, comienza en la retórica de Milei, la decadencia argentina. Desde nuestra mirada, con todos los matices que puede haber, al contrario, hay un proceso de construcción y ampliación de derechos que fue enfrentado de manera crecientemente brutal desde mediados del siglo XX para llegar al extremo de la dictadura del 76. Entonces, si vos me decís si hay un hilo, y sí, porque incluso retóricamente, tanto Milei como Villarruel apelan, si uno sacara de contexto, le sacara la fecha, muchas de las cosas que dicen, perfectamente podría estar haciendo un recorte de prensa del año 77, en ocasiones.

LCV: La diferencia, que no es menor, es que este hombre accede con un voto importante, y en aquel momento, sabíamos en el 76 que había gente que apoyaba el golpe, pero en definitiva era un golpe. O sea, podían apoyarlo discursivamente de su casa o ser colaboracionistas. Pero ahora es ir a poner el voto sabiendo lo que yo iba a hacer, porque te lo dije.

—Bueno pero en todo caso, si yo tomo lo que vos decís, yo te diría que hay una gran pregunta para lo movimientos populares, porque claramente, por ejemplo, Milei se carga retóricamente a los dos partidos de mayor raigame popular, que son radicalismo y el peronismo, con todas las observaciones que una pueda tener sobre el radicalismo y el peronismo. Ese no es el punto ahora. Ahora, hay una gran pregunta para los que se consideran dentro del campo popular, o si querés agregar el campo nacional y popular, de por qué un tipo como Milei, prometiendo lo que promete, llega al poder mediante el voto. Son como dos tiempos. Eso excede al documento que nosotros escribimos, porque, por ejemplo, en lo personal, lo que a mí me movió a escribirlo, es que yo no podía entender cómo, por ejemplo, mis legisladores aceptaron que el presidente lo defenestrara públicamente sin contestar, es decir, subiéndose a su lógica de twittear todo, de hacer TikTok. O sea, hay una política que transcurre ahí, que no nos deja ver las consecuencias reales de lo que esa retórica hace, hasta que no estalla de manera brutal, como por ejemplo ahora en Rosario. Entonces, digo, son dos tiempos. Uno es señalar la amenaza que implica una retórica y un proyecto de gobierno como el de Milei. Ese es el texto que escribimos. Ahora, al interior de las Fuerzas Políticas Populares, esto corre por mi cuenta, hay una gran tarea de revisión de qué pasó que un personaje como este llegó al poder por el voto popular.

Lo que pasa es que es como librar dos discusiones a la vez. Históricamente nos ha pasado que nos han dicho, otra vez es a título personal, no, no se puede discutir porque es hacerle el juego a la derecha. Bueno, ahora la derecha está en el poder. Entonces, es un gran momento para revisar una cantidad de cosas que se han hecho mal me parece a mí. Y eso no quiere decir estar a favor de Milei, porque Milei, aunque sea un mentiroso, tiene consenso. Y tiene consenso porque hay un montón de demandas sociales básicas que la democracia no ha podido satisfacer de manera suficiente. La enorme trampa es prometer que restringiendo las libertades, restringiendo la participación política, demoliendo la educación y la salud pública, atacando al Estado, todo eso va a ser reparado.

LCV: Y, sin embargo, aún con ese discurso, parece un ‘lider popular’

—Sí, es complicado eso. Creo que él desprecia profundamente lo popular, lo cual es paradójico porque es un líder popular. Pero en su discurso, en su retórica, en su gestualidad, ni hablar su periferia, basta ver una persona como Mondino, o Adorni, o Benegas Lynch, son personas profundamente clasistas, elitistas y antipopulares.

Hay una enorme pregunta de por qué es posible que esto haya sucedido. Ahora, primero hay que parar la eficacia de esa retórica. Después, cada uno desde su lugar discutirá lo que hizo mal, lo que le faltó hacer, etcétera. Esa es una tarea que aquí me toca la parte más pesimista, si vos querés, creo que vamos a tener tiempo para hacerlo. Primero, porque la iniciativa política claramente la tiene Milei y los sectores que representa. Segundo, porque a mí me parece que los mismos partidos populares tienen una cuestión identitaria grave que resolver y mientras tanto avanzan. Pero eso es una lectura más personal. Lo que nosotros decíamos es, cuidado con la manipulación histórica del pasado, porque hay una tergiversación de la democracia, hay una tergiversación de valores como la libertad, alimentado además por alguien que se cree un enviado para salvarnos. Todo eso es tremendamente complicado y peligroso.

LCV: Federico, para terminar yo voy a resaltar dos párrafos casi del cierre del documento. Son parrafitos los que voy a levantar: “Quien acepta callar ante lo que le parece incorrecto y le genera indignación, naturaliza hacerlo y enseña a hacerlo. Queremos señalar el peligro que corre nuestra sociedad. No podemos, éticamente, no hacerlo. En el pasado, en contextos mucho más difíciles, otros seres humanos hicieron lo mismo que nosotros y nosotras. Hablar o callar será una toma de posición. Historiadores, al fin, pretendemos que estas palabras funcionen en el presente como una advertencia”. Me parece importantísimo esto que estás diciendo. Hablar o callar es una toma de posición

—Claramente. Uno podría decir que generacionalmente los que firmamos el documento, me van a perdonar algunos de los compañeros del documento, tenemos la misma edad. Básicamente hicimos nuestra carrera en democracia, nos formamos en democracia seguro. Nosotros aprendimos de personas que sostuvieron en condiciones mucho más difíciles que nosotros, que los posicionamientos éticos son importantes. Casi te diría que hay un deber de hacer lo mismo. No un deber ciego, porque el pensamiento histórico es una acumulación. Pero si no, hubiera sido de decirnos de todo lo que en condiciones mucho más favorables para estudiar y para publicar repetíamos todo el tiempo. Por eso nosotros, en términos estrictamente personales en este caso, aunque es un documento que apela a lo colectivo, necesitábamos también tener la satisfacción ética de estar haciendo algo. No queríamos ser testigos, no se puede solo mirar lo que está sucediendo.

Para leer la Carta Abierta: “Milei ante la historia argentina”:

https://www.lacolumnavertebral.com.ar/2024/03/09/docentes-e-investigadores-de-historia-le-responden-a-milei/

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Patricia González: “El gobierno actual quiere forzar un retroceso en todo lo conquistado en derechos de género y de igualdad”

Entre el 7 y el 9 de marzo se realizará un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres trabajadoras de la AEFIP, en el Hotel sindical ‘Presidente Perón’ de Huerta Grande. El lugar elegido, Huerta Grande, fue un mojón en la lucha de la clase obrera. Allí se realizó en junio de 1962 un plenario de las 62 organizaciones peronistas del que participaron, entre otros, Andrés Framini, referente de la Federación Obrera Textil y entonces parte de la dirección ejecutiva de la CGT y Amado Olmos, dirigente del gremio de la Sanidad. Allí se dio a conocer el programa de Huerta Grande, un documento histórico de diez puntos que bien vale recordar. Uno de ellos dice: fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales. En esta entrevista con Patricia González, Secretaria de género e igualdad de oportunidades de Aefip MDN, reivindica la función social que llevan adelante sus afiliados en un momento en que el Estado se ha convertido en ‘mala palabra’ para el Presidente Milei.

Los diez puntos del Programa Huerta Grande de 1962.

LCV: Este 8 de marzo la AEFIP vuelve a reunir a sus trabajadoras en un Encuentro Nacional. Tienen ya una historia detrás en ese sentido, incluso muchas mujeres desaparecidas en la dictadura para reivindicar en este día ¿no?

—Sí, claro que sí. Nosotros en nuestro sindicato tenemos una larga historia, una construcción en el tiempo que apunta a destacar la militancia de nuestras mujeres y a empoderarnos, ¿no? Está un poco tan de moda la palabra, pero en el fondo tiene que ver con eso. Nosotros hace 19 años que venimos haciendo unos congresos, actualmente se llaman Encuentros Nacionales, donde confluimos las dirigentes y delegadas de todo el país para repensar nuestra realidad, para discutir sobre los nuevos desafíos y, obviamente, para rendir homenaje, reconocer el camino recorrido por las que nos antecedieron, incluso y claramente por las que les costó la vida, literalmente, como fue en la época de la dictadura con las compañeras desaparecidas.

LCV: ¿Cuál es el lema de este encuentro que empieza el jueves 7, sigue el 8 y termina el 9? 7, 8, 9 en la localidad de Huerta Grande de Córdoba?

—El lema de este años del Encuentro Nacional de Mujeres de la AEFIP es “Estado y políticas públicas” ¿Y por qué elegimos ese tema? Porque creemos que es lo que está más en riesgo y es lo que tenemos que salir a defender y es lo que hace a nuestra identidad, primero como trabajadoras que somos parte de un Estado, trabajadoras estatales, más allá de que la AEFIP tiene como un tinte muy profesionalizado y demás, y en tanto garantes de esas políticas públicas, porque al buscar y al legitimar la recaudación de impuestos como una acción de justicia social, estamos garantizando el funcionamiento de esas políticas públicas y la construcción de más políticas públicas. En tanto mujeres, está muy claro que también en el gobierno actual hay un ataque y un querer forzar un retroceso en todo lo conquistado en cuanto a derechos de género, derechos de igualdad. Entonces me parece que estas tres temáticas son esenciales en este momento del contexto de nuestro país y hacen específicamente a la identidad de las trabajadoras de AEFIP.

LCV: En este momento está atacado el Estado y está atacada la condición de trabajador del Estado y está mucho más atacada si la condición es trabajadora del Estado. ¿Qué pensás de los conflictos que se están viviendo en este momento tan virulentos donde la palabra que utiliza Manuel Adorni para describir es desaparece el INADI, desaparece Télam, sabiendo que la palabra desaparecido tiene una connotación tan fuerte?

—Hay un tinte de mucha agresividad. Primero, no creo que puedan desaparecer institutos en la sociedad que se han construido con mucha militancia, con mucho contenido. Ninguno de estos institutos que han mencionado desde el INADI y desde Télam y desde todas las empresas u organismos del Estado que se dicen quieren privatizar o hacer desaparecer, no por nada una ley respalda todo eso. Cuando sale una ley de nuestro Congreso eso tiene que ver con que hay una necesidad social para que eso funcione y para que esté a disposición de la sociedad para generar mejores condiciones de vida. Con lo cual nada de eso puede desaparecer de un día para el otro. Pero sí es verdad que hay una intención de daño, esta cosa de instalar el daño, de promover la violencia; como que esa es la forma legítima de hacer las cosas hoy por hoy en la gestión actual del gobierno. Y creo que eso es lo más terrible, que utilicen como forma de legitimar su acción estos pasos violentos o estas disposiciones del gobierno. Eso creo que es lo más doloroso. Obviamente después las consecuencias que ya sabemos que tienen.

LCV: La pobreza, la caída en la pobreza de tanta gente.

—Sí, y lo que viene después de situaciones de pobreza tan duras.

LCV: Ustedes han atravesado conflictos sumamente complejos en distintas épocas de su vida. Es un sindicato que ha sabido de achicamientos.

—Sí y esta estabilidad que nosotros tenemos hoy es el producto de eso. Es un sindicato chico, porque es dentro del Estado un sindicato específico para la AEFIP, pero es un sindicato en el cual hemos sabido construir mucha fortaleza. Esto lo digo incluso desde nuestros orígenes, nosotros logramos un convenio colectivo propio en medio de la dictadura, digo, cuántos se animaban a salir a hacer paros, cortes y demás para conseguir un convenio colectivo con lo que estaba pasando en ese contexto de país, que era tan atroz y había tantos derechos llevados puestos. Y eso se ha repetido en distintos momentos de nuestra historia, que ha habido gobiernos que iban por un achicamiento del Estado, por implementar o instalar esta lógica de que el Estado no sirve, de que el Estado se tiene que achicar y que eso se traduce en un beneficio para la sociedad, cuando es al revés. Todo eso siempre vino de la mano de querer arrebatar derechos, de generar mal clima laboral, situaciones hasta de violencia institucional, y eso nos dio una dinámica fortalecernos y de estar acostumbrados a cada tanto tener que salir a revalidar y preservar lo conquistado, como decimos en el ámbito sindical.

LCV-Es interesante esa mirada. Generalmente no se relaciona el tema del pago de impuestos con una función social.

Trabajar en un organismo impositivo no significa ignorar la esencia de nuestra labor que no es ‘contra’ nadie sino a favor del bien colectivo.Tenemos el rol de proveer para el funcionamiento del Estado. Hay que comprender que tenemos una función social, el Estado no funciona sin los recursos de los cuales se hace, en su mayor medida, de la recaudación que hace este organismo. Y también está atado de la mano de que esta función social que tiene que ver en el ámbito laboral, lo que tiene que ver con la búsqueda de la eliminación del trabajo en negro, de buscar eliminar desigualdades, de que haya una comunidad de trabajadores que trabajen en condiciones dignas. Si uno no está en un trabajo en blanco, difícilmente pueda trabajar en condiciones dignas.

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Entrevista a Graciela Aleñá. Cuando las mujeres hacemos camino.

A días del 8 de marzo, conversamos con Graciela Aleñá, Secretaria General del Sindicato de Vialidad. De su vida y trayectoria gremial, las dificultades de ser mujer en un medio hostil, y de la realidad nacional: las extorsiones de Milei, las burlas de Adorni, Telam y los despidos, el déficit cero y el parate total de obras, el falso diálogo propuesto por el gobierno. Y la situación de los trabajadores de Vialidad. Recién la semana pasada asumió un interventor, no había firma ni proyectos. Nora Anchart en una entrevista que lleva su sello.

LCV: ¿Cuando empezaste tu trayectoria gremial?

—Empecé como delegada al poquito tiempo de entrar en vialidad. Enseguida los compañeros me ofrecieron ser delegada. La verdad, que no tenía conocimiento de nada. Entré cuando murió mi padre, que era vial, en el año 74, diciembre del 74. Así que en el 75 ya me lo propusieron y bueno, ahí empezó.

LCV: Años duros, Graciela, para empezar.

—Sí, durísimos, claro que sí. Ahí tuve que aprender porque yo no sabía nada. Yo venía a estar en mi casa, a hacer laburos en casa y ahí tuve que aprender un montón de cosas, estudiar lo que era esto. La verdad que me atrapó muchísimo. Fui delegada muchos años. Estuve en la Comisión Paritaria prácticamente todos mis años o toda mi carrera como sindicalista, después fui Secretaria General de la Seccional Capital, Secretaria Adjunta a nivel nacional muchos años. Este es el segundo período que soy secretaria general del sindicato.

LCV: ¿Cómo era ser Secretaria General de un sindicato como Vialidad que tiene un gran componente administrativo, pero también tiene mucha gente en obra y mucho hombre en obra y demás? ¿Cómo era en aquel momento hacer sindicalismo una mujer en ese tipo de gremio?

—Y costaba muchísimo, la verdad que costaba. Me imagino que en general, pero en algunos sindicatos tenías que trabajar mucho, siempre trabajar dos, tres veces más que el resto para que de alguna manera hubiera un reconocimiento a la tarea. Creo que eso es lo que más me formó a mí en esta situación, el hablar prácticamente todos los días con los compañeros y recorrer oficina por oficina. Creo que ese fue un ejercicio en el que aprendí mucho. Aprendí mucho a hablar y aprendí mucho a escuchar, que a veces es más importante que hablar.

LCV: ¿Para el delegado es más importante escuchar?

—Sí, sí. Yo creo que si vos sabes escuchar como dirigente, el resultado de lo que tenés que hacer es mucho más fácil. Por supuesto que a veces no siempre podés darle el gusto a todos o solucionar el tema de todos, pero en general te resulta más fácil.

LCV: Decíamos recién que 1974-1975 fueron años sumamente difíciles para el país, pero para el sindicalismo también, particularmente, era sumamente difícil. Estamos hablando de los años del Rodrigazo, de años de muchísima violencia, de violencia civil en las calles y también de muchísima violencia económica con todo lo que sucedió en el gobierno de Isabel. Habiendo vivido aquella etapa, ¿cómo vivís esta etapa?

—La verdad, mucho más preocupada que en la anterior, porque la celeridad del castigo a la clase trabajadora es superrápida, va en un jet todos los días y aparte a todos los sectores.

LCV: O sea, es peor esta etapa que 74 o 75.

—Sí, de otra manera. Aquella tuvo cosas medio oscuras, que hay que reconocer que fue así. Temor por otras cosas. Pero acá lo que uno ve es en peligro todo el sistema, ¿no es cierto? Porque uno no puede de la noche a la mañana hacer desaparecer Télam, hacer desaparecer Aerolíneas, hacer desaparecer el Banco Nación. No sé, queda claro que odian el Estado, queda claro que no quieren saber nada con el Estado, nada más que para un grupito pequeño que arribe a sus negocios, ¿no? Porque si no, uno no encuentra sentido. Tener hoy chiquitos que no pueden acceder a su remedio oncológico, tener chiquitos discapacitados que han perdido toda la posibilidad de estar a la par que cualquiera, de poder ejercitarse en una escuela y como es un montón de cosas más, que no las voy a enumerar, llevaría mucho tiempo, pero me parece que estamos todos en peligro.

LCV: Acabás de mencionar tres veces un verbo, que es el verbo desaparecer. Cuando le hicieron una pregunta al vocero del presidente, a Manuel Adorni, acerca de qué iba a pasar con la agencia Télam, dijo: Desaparecerá. Con todo el contenido y el continente que tiene esa palabra para los argentinos, usada desde un púlpito del Estado. Esta situación en donde no están necesitando tanques para estar acabando con nosotros, vos decís que más allá de los votos, yo sé que los votos fueron democráticos, que hay que respetar y demás, pero digo, ¿el poder que se está ejerciendo es un poder democrático o es un poder rayano en el autoritarismo?

—No, es autoritarismo y extorsionador. Quedó claro el otro día cuando habló el presidente, que también es extorsionador este gobierno, ¿no es cierto? O sea, te invita a firmar un acuerdo como el que invitó a firmar, siempre y cuando le voten las leyes que él quiere. O sea, la verdad que no sé qué tipo de negociación es esa. Nunca conocí. Cuando hablo de negociación, hablo buenamente de lo que es negociar, en política o en gremio. O sea, lo que hace es extorsionar. Si vos me votaste el DNU o la Ley Ómnibus, yo te invito y venís a Córdoba, firmamos y somos todos amigos. Creo que es un autoritarismo total. Creo que pueden decir cualquier cosa, manchar a las personas; el mismo el vocero, reírse, chau, chau, Télam. O sea, burlarse de la cantidad de trabajadores, de toda una historia, además, que tiene Télam.

Yo le pediría al Presidente que diga los nombres de los ‘ensobrados’, porque salvo a Massa, solo mencionó sindicalistas. Está claro dónde quiere llegar.

LCV: 78 años, pero además, 700 trabajadores que son 700 familias.

–Por eso. O sea, yo creo que estamos bancándonos que nos digan cualquier cosa en los medios y los medios hacen silencio sacando alguno que otro que por ahí te lo pase y te toma posición. El resto hace silencio y es una barbaridad lo que está pasando, ¿no es cierto? Yo le pediría al presidente que tire los nombres de de los ensobrados, que tire los nombres de los gobernadores, porque qué casualidad, sacando a Massa, que lo nombró, después son todos sindicalistas los que nombró. Entonces, ya está claro hacia dónde quiere llegar.

LCV: ¿Por qué crees que estamos tranquilos? ¿Por qué la gente está soportando esto?

—No sé, yo creo que por ahí nos hemos acostumbrado a estar más tranquilos y nos está faltando comunicar, tal vez,, hacer ver cuál es la realidad, hacer ver lo que significa el DNU o la Ley Ómnibus, que cada ciudadano lo vea. Creo que está faltando un poco de esa enseñanza, porque no tienen porqué saberlo tampoco, aparte son miles de hojas. Pero bueno, yo creo que pasa por ahí, pasa por algunos que creen que no les va a tocar. No sé, esta situación así adormecida tal vez es lo que más nerviosa me pone a mí en lo personal, pero también a veces pienso que es esta calma previo a la tormenta.

LCV: ¿Tenés hijos?

—No, tengo unos sobrinos hermosos.

LCV: Te preguntaba porque viste que uno siempre proyecta cosas y el otro día me decía una amiga que esta generación es la primera en que los hijos van a estar peor que los padres.

—Y sí, porque aparte sumale este odio que hay, que es terrible. El odio es una cosa en la mirada, en los gestos, en la calle. No te importa nada del otro; pero está engendrada por las propias palabras. Si un vocero presidencial le dice a los trabajadores, a los 700 trabajadores de Telam: Chau, Télam, chau, burlándose, el que viene atrás se va a burlar más y el troll que lo sigue a él se va a burlar más. Y esto es una cadena que no la vamos a terminar nunca.

Estamos a días del operativo de vialidad invernal en Patagonia. Todavía no se ha comprado sal. Sin sal no podemos despejar la nieve. Estamos en el aire.

LCV: Graciela, vayamos al tema concreto de vialidad. ¿Cuál es la situación? Ustedes la semana pasada tuvieron un encuentro. Contame, ¿cuál es la situación laboral de los trabajadores de vialidad y qué respuesta tuvieron la semana pasada?

—Por suerte nombraron al administrador de Vialidad Nacional, no teníamos administrador y eso significaba una serie muy grave de inconvenientes porque no podíamos hacer absolutamente nada, sacando que algunos funcionarios se hicieron cargo de alguna manera de la situación. Pero la verdad que también estoy preocupada porque la reunión fue buena, las intenciones, un poco lo que queríamos escuchar nosotros, que íbamos a continuar con la conservación, esperanzados en que se retome la obra pública, no solo por nosotros, sino por los cientos y miles de compañeros que se han quedado sin trabajo, pero la verdad que pasan los días y es preocupante. Nosotros estamos previos a lo que es el operativo invernal en toda la Patagonia para el despeje de nieve y estamos medio en el aire, ¿no? Todavía no se ha comprado la sal, si no tenemos sal no podemos despejar la nieve, etcétera, etcétera.

LCV: Claro, porque vialidad no es solamente el tema de hacer los caminos, sino también de mantenerlos, de tenerlos.

—Sí, básicamente la mayoría de nuestros trabajadores están dedicados a la conservación. Lo que es construcción se hace con empresas, con la inspección, laboratoristas y demás nuestros, pero el fuerte nuestro, nosotros estamos atendiendo ahora casi 28.000 kilómetros de conservación. Deberíamos estar atendiendo. Esto nos preocupa. Le decía a los compañeros al principio de toda esta gestión que, bueno, hay varias maneras de privatizarte, no voy a usar la palabra desaparecer, pero de sacarte del medio e ir desfinanciándote, ¿no? y en este momento yo tengo que decir que estamos desfinanciados. Se les debe a los compañeros los viáticos del mes de diciembre y toda una seguidilla de cuestiones que la verdad es preocupante. Yo espero que el administrador con la palabra que me dio personalmente pueda cumplirlo porque se vio una buena intención pero si el gobierno no se levanta de la caja donde se sentó, va a ser muy difícil que podamos realizar nuestra tarea y la gente nos va a terminar insultando a nosotros.

Una de las formas de privatizarte es desfinanciarte y estamos desfinanciados. Todavía nos deben los viáticos de diciembre. Si el gobierno no se levanta de la caja donde se sentó va a ser muy difícil

LCV: Viste que ya hay varios interventores que están renunciando justamente porque están pidiendo la guita mínima para funcionar y Caputo se las niega.

—Por eso, así es fácil tener un déficit cero. No trabaja nada, nada se mueve, todo se paraliza, echamos trabajadores, cerramos empresas, no sólo del Estado, privadas, bueno, lo que está pasando con el tema del acero, ¿no es cierto? Es gravísimo.

LCV: ¿A cuántos trabajadores involucra esto? Incluyendo lo del acero, lo que tiene que ver con los caminos y todo lo demás

—Y que están en paralelo es un montón, es un montón, porque tenés algunos donde se construye camino, los compañeros de la construcción, el que vende el asfalto, el que vende la nafta, el que te vende las herramientas para que puedas trabajar, el aceite para el gasoil, las cubiertas, hasta la comida en la zona donde estás trabajando y movilizando toda la tierra. Es un montón. No sé hoy decirte el número porque el viernes pedì el dato de la cantidad de obras viales que se han paralizado, porque cuando hablan de paralización de obras están hablando en general de lo que es el agua y demás, pero de obras viales, y bueno, no tengo el número, pero sí lo primero que me dicen es “terrible Graciela”. Eso nos preocupa mucho, porque no somos solo nosotros.

Los funcionarios dicen que los empresarios se harán cargo de las obras pero ninguna empresa se va a hacer cargo de una ruta en donde pasan 10 autos por día. Allí es donde debe estar el Estado

LCV: Porque en el momento del apogeo de las rutas argentinas, a la vera de las rutas, lo que crecía eran los pueblos. En la medida en que los pueblos, las rutas, van cayendo en desuso o no se arreglan y demás, la consecuencia más directa es la desaparición de esos pueblos.

—Sí, además la falta de conectividad. Vialidad, indudablemente, cuando yo escucho que los funcionarios hablan de que las empresas van a hacerse cargo, ninguna empresa se va a hacer cargo de una ruta donde pasan 10 autos por día.

LCV: ¿No es por eso que las rutas que son nodales para poder tener conectividad en pueblos que de otra manera no la tienen porque no son rentables? ¿No es ese el sentido del Estado?

—Ahí es donde está el Estado. El que tiene que salir hasta un hospital en una localidad vecina, los chiquitos que van a la escuela, no sé, el que trabaja, el que va a trabajar a un pueblo vecino. O sea, me parece que es importante y aparte un tema que nadie está hablando, que esto es grave, ¿no?, la falta de conectividad, de la salida de nuestra mercadería, de nuestra producción del campo, que es el tema de los accidentes. Porque si yo no corto el pasto, no repongo las señales que se roban, no hago el bacheo de las rutas, no recalzo las banquinas, etcétera, etcétera, y bueno, van a terminar habiendo mucho más accidentes de lo que podía haber hasta ahora. Aparte, algo que es grave para el país, no puede ser que cada cuatro años cambie el gobierno y damos diez pasos para atrás. Vamos para atrás, después volvemos para adelante. Estamos siempre parados en el mismo lugar.

Este parate nos hacer perder todo lo que ya se puso en las rutas argentinas. El deterioro de los caminos tendremos que volver a pagarlo y será más caro que el mantenimiento. Ese es el verdadero robo

LCV: ¿Cuál fue el mejor momento nuestro en términos de obra vial?

—Hace muchos años. Me acuerdo por mi padre, que me contaba. No recuerdo bien el año, pero hace bastante. Hubo un administrador que le dio mucha fuerza a Vialidad. Después fueron vaivenes, decaímos como estamos decayendo ahora. La gestión pasada levantamos, ahora caemos, caímos con el macrismo. Es muy difícil. A mí lo que me preocupa es que todo es plata del Estado, porque se habla tanto de la plata del Estado. Y estos señores, este frenate que están haciendo, no hacen otra cosa que haber perdido lo que ya se puso en las rutas argentinas, porque este deterioro que va a haber en los caminos, lo vamos a tener que volver a pagar en lugar de tener un mantenimiento permanente, ¿no es cierto? Ese es el verdadero robo.

LCV: Y el ciudadano lo paga cada vez que se le rompe un auto o se le rompe algo del auto transitando esos caminos.

—Y rogamos que no se muera nadie, ¿no?

LCV: Graciela, para cerrar, ¿tenemos salida? ¿Cómo salimos de esta?

—Creo que tenemos salida si dejamos de pelearnos por lo menos los que pensamos parecido o los que queremos un objetivo claro o el mismo objetivo, dejemos de criticarnos si este fue, no fue, si esta se habló de más. Creo que lo primero que hay que partir es tener en claro quién es el enemigo y, bueno, alguien hablaba de que hay que hacer la unidad hasta que duela y yo sí creo en una unidad donde por supuesto hay quienes para mí no tienen retorno que son aquellos que jugaron con la derecha o formaron parte de los gobiernos de derecha que destruyeron al pueblo trabajador. Después los demás son todos bienvenidos porque creo que tenemos que aparte tener en claro qué queremos hacer de nuestro país y algo que dure muchos años.

(Entrevista realizada por Nora Anchar en el programa La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores del 4 de marzo de 2024. Escuchanos todos los lunes de 18 a 20 por larz.com.ar)

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