No me da para cuestiones políticas o económicas, me impresiona algo que tiene que ver con la manipulación, que no es solo mediática, se trata de algo más profundo ¿Religioso?
El gran vencedor de las últimas elecciones brasileñas es el evangelismo, o las Iglesias evangélicas, que no es lo mismo pero es igual. En Brasil -y quizás también en Argentina- ganó una Iglesia que, curiosamente, nació para oponerse al disfraz de la Iglesia Católica que había desvirtuado la palabra de Cristo. Sin llegar a una ruptura definitiva como lo habían hecho los protestantes. Algunos llaman al Evangelismo, surgido allá por el 1.500, como la ‘tercera vía’, luego de varios siglos en intentar descifrar cuáles de los cuatro redactores del evangelio eran los ‘verdaderos’.’Tercera vía’ entre el catolicismo y el protestantismo. No sé si les suena.
De manera impensada, otra Iglesia se está haciendo cargo del poder. La Católica está perimida. Acaso eso explique que de pronto haya un Papa que la va de ‘revolucionario’. Necesita ganar el terreno perdido, apelando a los que menos tienen para luchar contra los nuevos poderosos, los evangelistas.
A pesar de que imaginemos que el vértigo histórico ha reducido las eras en decenios, lo cierto es que nada se modifica tan rápido. Muchos continuamos una tradición decimonónica y creemos que lo que comunica es la palabra. Gracias a las ciencias sociales comprendimos que no y la psicología o la sociología (disciplinas que, como las religiones, nacieron para criticar al poder pero se convirtieron en instrumento manipulador del mismo poder que querían criticar) avanzamos en el conocimiento del inconsciente, individual y colectivo.
El evangelismo, hoy, es el mensaje. Parafraseando a Lucacks: el medio es el mensaje, pero el medio ya no es tecnológico sino casi onírico, simbolos en estado puro que pueden difundirse por redes, televisión, radio o cine. El medio termina convirtiéndose en ‘la forma’.
Macri es un lider evangélico. No sé si él lo sabe, pero actúa como tal. Dejemos de lado el discurso y miremos al tipo, su modo de hablar, de gesticular, de informar con una sonrisa cosas dramáticas, porque la muerte purifica, y después de tanto desasosiego llegará el paraíso. No lo dice así pero es lo que se lee de gestos o de sus tonos.
Al menos, esa es mi versión Billiken de la relación de poder y religión,. No sé nada más que lo que veo, siento y pienso. (Ojalá que luego de leer El Zelote, regalo de una amiga que sabe de mis básicas preocupaciones religiosas, pueda confirmar o desestimar esta mirada).
Conclusión, doy la receta para una nueva teoría: ponga usted lo seco, tres tazas de Marx, agregue lo líquido, dos tazas de Weber. Condimente con Bakunín y Rousseau, a voluntad. Eso sí, amasa Emma Goldman. Entonces, se va a caer.
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