Este domingo, a las seis en punto de la tarde, volvió a encenderse el horno de la única fábrica de bolitas de Sudamerica. Tinka lleva 67 años produciendo el juego más popular de los chicos. Ubicada en San Jorge, Santa Fe, lograron superar todas las crisis. La última fue el cierre preventivo por la pandemia. Como ya lo habían hecho en otras oportunidades, no bajaron los brazos, aguantaron la cuarentena pagando los sueldos de sus siete empleados, y gracias al cuidado de los ciudadanos de San Jorge, el virus nunca entró a San Jorge y esta semana retomaron sus tareas.
En un informe de Graciela Moreno, publicado en BAE Negocios, uno de los hijos de los fundadores, Horacio Reinero contó: “Estuvimos 45 días cerrados, luego nos permitían trabajar cuatro o cinco horas diarias, pero nosotros necesitamos un horno continuo las 24 horas para poder fundir vidrio. Recién ahora, nos dieron los permisos y nos aprobaron el protocolo para que este domingo podamos encender los hornos. Hace varios meses que no podíamos encenderlo. Ya habíamos vendido lo que teníamos en stock y con eso nos ayudamos a pagar servicios y sueldos. Cayó mucho la venta, pero ahora comenzaron a llegar nuevos pedidos. Esto es lo que sabemos hace, fundir vidrio y hacer bolitas es nuestra pasión. Pasan los años y los chicos, siguen jugando y manteniendo la tradición”.
Historia de dos emprendedores
De ésta forma, los fundadores de Tinka cuentan en su página cómo empezó todo: “Corrían los primeros meses del año 1953 cuando dos empleados de la famosa cristalería SAICA instalada en San Jorge provincia de Santa Fe solicitan un permiso gremial de un mes con la loca idea de comenzar con la instalación de una fábrica de bolitas de vidrio, cuentan en ese momento con la experiencia obtenida dentro de la cristalería donde fabricaban una pequeña cantidad. Nada de dinero pero una tremenda ilusión, aquellos osados emprendedores fueron Victor Hugo Chiarlo y Domingo Vrech”.
Al finalizar el mes volvieron a su trabajo donde fueron invitados a elegir: quedarse en la cristalería o renunciar detrás de un sueño. Eligieron el sueño.
Lograron un primer pedido de 12.000 bolitas a un empresario rosarino que fabricaba algo similar pero en mármol y quedó impactado con la idea. Así fue que empezó la producción de lo que se convertiría en uno de los juegos más tradicionales del país. Todavía hoy, en los recreos, los pibes se divierten con este invento.
En los tiempos de Macri, fue una de las Pymes al borde de la quiebra. El 20 de mayo de 2018, el diario Rosario Plus publicaba: “La fábrica de bolitas de vidrio Tinka, única en Sudamérica, corre riesgo de cierre. Como otras tantas, la histórica empresa de la ciudad de San Jorge, en el centro-oeste de la provincia de Santa Fe, se ve agobiada por los tarifazos y la aparición de productos extranjeros con los cuales competir se hace imposible. En el marco del segundo Torneo de Bolita que se realiza en la localidad de Tostado, los responsables de Tinka manifestaron su preocupación por el panorama actual. La última boleta de gas llegó con la desorbitante cifra de 250 mil pesos, impagables si el nivel de ventas sigue como hasta el momento. En tanto, representantes de la firma fundada en 1953 indicaron que las importaciones son otro gran problema. “No está matando. Están trayendo bolitas de China que son más económicas que las nuestras”,
Fueron tiempos duros, de los que también consiguieron salir. El pueblo de San Jorge hoy festeja el encendido de los hornos de Tinka. Las bolitas volverán a rodar, para felicidad de todos.