La ONU ha elegido el 15 de junio como Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato a la Vejez. Un concepto que abarca la violencia intra familiar, la discriminación cultural, su vulnerabilidad en la calle, el abandono o la soledad. Desde La Columna Vertebral hemos decidido sumarnos a esta jornada de concientización poniendo el acento en la responsabilidad del Estado. Más allá de la injusta retribución jubilatoria a los trabajadores y trabajadoras, elegimos hacer pública una denuncia que llegó a nuestra redacción y que muestra el abandono de los adultos mayores con problemas de salud que requieren internación domiciliaria.
“Nadie puede sobrevivir con 840 pesos diarios, con doce horas de trabajo estresante, sin viáticos ni comida”
Por miedo a posibles represalias, no daremos el nombre de quién nos envió esta mañana, justo esta mañana, en el Día contra al Maltrato a los Adultos Mayores, este mensaje por wathsapp. Habla una empleada estatal con su madre postrada hace años que depende de la asistencia domiciliaria de PAMI:
“La cuidadora que tenía que venir hoy no puede cumplir con el horario. Necesita el trabajo, pone su mejor predisposición pero vive en Fuerte Apache, tiene cuatro hijos, la mayor de 12 se tiene que quedar cuidando a los hermanitos haciendo todo lo que le corresponde a un adulto. Ella necesita el laburo pero no lo puede cumplir. Mi mamá, entre tanto, son las 10.30 de la mañana y no tiene solucionado su tema. Así que yo tengo que salir corriendo a su casa, para darle los medicamentos y dejar a mis hijos a cuidado de alguien. Ojalá La Columna pueda hacer visible la situación de maltrato de los adultos mayores y de las cuidadoras que son explotadas por empresas tercerizadas”
El caso al que nos referimos el de una señora de 79 años, lúcida, pero con total dependencia para movilizarse, higienizarse, alimentarse, vestirse. Sufre una artrosis generalizada invalidante, que le impide caminar y le provoca mucho dolor. Más allá de los controles médicos que ofrece ‘la internación domiciliaria’, la familia está dentro del programa de Atención Domiciliaria Integral de Pami, que se implementa a través de prestadoras de servicios, que en muchos casos tienen subcontratistas.
Un caso que se replica por miles en el que las víctimas son todos los protagonistas de la situación: la señora postrada en su casa, la mujer contratada para atenderla por una prestadora del Pami que cobra solo 840 $ por una jornada de 12 horas, la empleada estatal que debe cubrir los huecos para cuidar a su mamá, y los hijos de ambas.
“Hay un tipo que las maltrata, ni siquiera las conoce, les manda un mensajito por wathsapp y las manda.”
Conscientes de las falencias de las prestaciones de PAMI, la nueva administración bajo la conducción de Luana Vonovich hizo una serie de modificaciones en diciembre de 2020 para sistematizar y controlar a las prestadoras de servicio aplicando un ‘Nuevo modelo de internación domiciliaria’ (RESOL_2020_INSSJP), en los que se incluyen coordinadores por áreas médicas. Sin embargo, pasados seis meses de la resolución las cosas no parecen haber mejorado.
“Pami no puede mirar para otro lado porque ellos son responsables”
“Salieron resoluciones hace poco con nuevas resoluciones de prestadoras y hay registro de cuidadoras. Domun Sanitas es la que firma el contrato con Pami y hay distintas coordinaciones. En nuestro caso, nos cambiaron la coordinación de cuidadoras. En nuestro caso hay un tipo que las maltrata, ni siquiera las conoce, les manda un mensajito por wathsapp y las manda. Mi mamá está con sobrepeso, no puede pasar de la cama a la silla, es muy difícil, hay que saber hacerlo, este coordinador ni les avisa, el las manda sin que muchas veces puedan o sepan hacerlo. A mí me duele la espalda cuando me toca cambiar a mi mamá, y apenas pueden se van.”
En los últimos 15 días ya pasaron siete cuidadoras diferentes quienes aceptan la hiper explotación y el maltrato empresario por su absoluta vulnerabilidad pero nadie puede sobrevivir con 840 pesos diarios, con doce horas de trabajo estresante, sin pago de viáticos ni comida. Además, no existe ningún sindicato que las proteja ni organización que las oriente. Por su parte, las familias que deben obtener esa ayuda se ven obligadas a ‘enseñar’ el trabajo una y otra vez a cada una de las que se presentan sin formación alguna, cada encuentro es una historia, conocer las vulnerabilidades de ambos lados, empatizar o no, saber que aquí las víctimas están de ambos lados.
“Yo no tengo nada contra las cuidadoras. Ellas necesitan el trabajo. Tengo en la cabeza la historia de cada una, de dónde vienen, el drama que viven. Hacen lo que pueden. Es el sistema que funciona mal. Pami no puede mirar para otro lado porque ellos son responsables“, dice una voz temblorosa en este mensaje que fue como una botella tirada al mar. Ojalá llegue a quien tiene que llegar.
(Ilustración: Mujer frente al espejo, de Pablo Picasso)