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Daniel Yofra: “No es lo mismo una manifestación de fé que una acción gremial. Si no hacemos huelga no va a ocurrir nada.”

Desde que Daniel Yofra fue elegido como Secretario General de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, en el año 2013 -y reelegido sucesivamente en elecciones directas- los aceiteros se convirtieron en uno de los gremios mejor pagos y más combativos del país. Hijo de un obrero metalúrgico de Villa Constitución, preso durante la dictadura militar, empezó a trabajar en la cerealera multinacional Dreyfus cerca de Rosario en 1992, unos años después fue elegido delegado y comenzó una trayectoria gremial que lo llevó a convertirse en líder de los Aceiteros. La huelga nacional llevada adelante durante 25 días en el año 2015 para mejorar las condiciones laborales y salariales de sus trabajadores lo puso en la escena nacional.
Con 52 años, ya puede considerarse un dirigente de la nueva guardia, que cree en la independencia de las organizaciones gremiales de los partidos políticos. En las marchas de la Federación van de la mano obreros con los dedos en V o el puño en alto, junto a independientes que no se ven forzados a expresar sus ideas políticas. Sin afiliación partidaria, no siempre consigue el protagonismo que su gremio merece ni participar de la ‘realpolitik’ gremial.
Esta semana, Daniel Yofra dialogó con La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores sobre su mirada del sindicalismo, la postura de la CGT, y la necesidad de utilizar las herramientas gremiales, paro y movilización, para detener el despojo que Milei está llevando adelante. Caracterizó al gobierno como un ‘gobierno de empresarios’ y consideró que de nada sirve que la CGT vaya a mendigar reformas a la ley laboral que no les van a otorgar.
LCV: “Yo no espero nada de la CGT”, tituló Perfil una entrevista que te hizo Fontevecchia, en donde comentabas que si se quiere hacer un paro nacional se puede hacer con o sin CGT. Unos días después el Consejo Directivo de la CGT endureció su postura levantándose de la Mesa de Diálogo con el gobierno. ¿Cómo ves que está la cosa en este momento en la central obrera?¿Es un indicio de que cobran fuerza sectores más combativos?
—Mira, primero quiero aclararte que yo sí espero de la CGT, obviamente. Lo que yo digo es que no hay que esperar a que la CGT haga un paro para hacerlo cada uno cuando tiene un problema, y hoy tenemos muchos problemas. Entonces pienso que ante la falta de actividad de la CGT o de acción o de omisión, me parece que las organizaciones sindicales nos podemos juntar para hacer un paro que necesitamos para enfrentar a este gobierno. Me parece que, en ese sentido, la CGT ha sido muy débil, a mi criterio, para con un gobierno que es muy agresivo con los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Entonces, en el momento donde tendrían que haber parado un poco a este gobierno, que fue cuando se trató la flexibilización laboral, el Rigi, bueno, todo lo que hizo este gobierno en tan poco tiempo, tanto en el Senado como el Diputados, tendrían que haber tomado una decisión totalmente diferente. Hoy ya es suplicarle al gobierno que nos dé algo, y no le da, obviamente. ¿Cuál sería la medida que va a tomar la CGT? Porque una cosa es tomar una medida gremial y otra cosa es ir detrás de una manifestación de fe que sinceramente no tiene nada que ver con nosotros. No podemos esperar un año para ir un 7 de agosto a movilizarnos porque en seis meses nos barrieron con muchas leyes que a trabajadores, militantes, sindicalistas que les ha costado la vida, desapariciones, encarcelamiento y persecución. Entonces parece que no podemos ir detrás de una manifestación de fé.
LCV: Recordemos que los aceiteros, de hecho, cuando fueron los días en que se decidía la Ley Bases en cada una de las cámaras, ustedes hicieron un paro general nacional sin necesidad de esperar a que la CGT diga algo. El problema es que cuando se hace de manera aislada no tiene la repercusión que tendría un paro general. Estás conversando, supongo, si esta es tu postura, con otros sindicatos que estén más decididos a tomar medidas más fuertes ¿no? ¿Cuáles serían?
—Nosotros el primer paro que hicimos por el tratamiento de la Ley Bases, fueron los sindicatos que están dentro de la cadena productiva de la soja y su producto. Pero también depende de cada sector. A ver, nosotros ya habíamos hecho el intento en otro momento, pero sin tener mucho éxito, porque cada uno tiene su organización y las decisiones no las puedo tomar yo. Si yo puedo proponer, creo que es el momento, y entonces decidimos todos los aceiteros del país encabezar una lucha en soledad. Creo que hay otros también que siguen luchando. Lo que pasa es que es como decís vos, más allá de que no estemos aislados en la protesta, tampoco estamos unidos detrás de un objetivo que es defender a los trabajadores y trabajadoras. Me parece que ahí está la clave de la unidad fuerte. Porque si nos unimos solamente para promocionar a otro gobierno que no sea el actual, vamos a fracasar, como han fracasado todas las organizaciones que se han juntado para ese motivo y no para defender a los trabajadores.
Si nos unimos sólo para cambiar de gobierno, vamos a fracasar, como han fracasado las organizaciones que se han juntado con ese objetivo y no para defender a los trabajadores
LCV: Yo tengo una duda siempre con vos, que es la siguiente: Vos estás dentro de la corriente de Moyano, dentro de la CGT ¿No?
—Sí, estoy dentro del Frente Sindical por un Modelo Nacional, con ese grupo estoy.
LCV: Nunca te veo a vos cuando hay reuniones de la CGT o del Fresimona. Sos un tipo de bajo perfil, pero que al mismo tiempo tiene un peso muy importante porque manejas un sindicato que realmente puede causar muchas dificultades para el gobierno, como los portuarios o los camioneros ¿Hay una comunicación tuya por abajo con los otros sectores, o se mantienen un poco aislados? ¿Con qué sindicatos tratan de coordinar? Porque creo que tenés un rol importante en este momento.
—Hay dos motivos por el cual no estoy tan cerca de todo esos grupos que yo banco, que soy dirigente, que han sabido defender a los trabajadores durante todo este tiempo, que es la falta de participación en los partidos políticos. Eso limita mucho a los dirigentes sindicales, porque parecería que uno tiene que estar enrolado dentro de un partido para que te convoquen a distintos sectores. De todos modos, somos convocados pero el que va siempre es Ezequiel Roldán, que es el secretario gremial de la Federación y es secretario adjunto del Sindicato de Capital Federal de Aceiteros y Capital. O sea, la participación de Aceiteros está siempre con los compañeros del Frente Sindical. Obviamente que a veces parece que si no voy yo no hay un representante, pero sí, estamos dentro de la política sindical. Me parece que el tema no pasa por si yo estoy o no estoy, sino que Aceiteros siempre está para cuando lo convocan, estamos. O sea, está Ezequiel que es de Capital Federal, o yo que tengo que volverme a capital porque organizan todos los viernes y yo los viernes estoy en mi casa, en Santa Fe, entonces me cuesta muchísimo la participación un día viernes o sábado. Pero bueno, me parece que en eso estamos dispuestos a lo que los líderes principales de ese movimiento y de los movimientos que luchan por los trabajadores, como Palazzo, como Paco Manrique, como Pablo Moyano, estamos dispuestos a la lucha.
Yo creo en la libertad sindical en todo sentido. Los compañeros aceiteros pueden militar en el peronismo o cualquier otro partido. Pero como organización no vamos a estar a disposición de un partido. Hay que empoderar al movimiento obrero
LCV: Está bueno que hayas mencionado la independencia de tu gremio de los partidos políticos. Algo que en Uruguay, por ejemplo, está más claro. De hecho el PIT-CNT está proponiendo un plebiscito para reformar la jubilación que el candidato del Frente Amplio no apoya. Le preguntamos a uno de los dirigentes del PIT CNT cómo era esto -porque en Argentina es raro esta independencia política- y él fue muy claro: “acá el sindicalismo es clasista”, aunque quieran identificarnos solo con el FA”. Es un poco la que vos estás proponiendo también ¿no?
—Bueno, acá la historia de nuestro país está muy arraigada principalmente al peronismo, ¿no? En donde muchos sindicatos adhieren a esa postura política. Yo considero que últimamente no nos ha dado mucho resultado apoyar un candidato, incluso hacer campaña para esos candidatos proponiendo que tenían que ser nuestros representantes. Yo creo en la libertad sindical en todo sentido, si hay algún compañero aceitero que milita en un partido peronista o en el partido que quiera, no está limitado. Lo que yo digo es que la organización no va a estar a disposición de un partido pensando, o por lo menos creyendo ingenuamente, que un partido nos va a sacar de esta situación a los trabajadores. Nosotros tenemos que empoderar al movimiento obrero y confío en eso porque hay grandes dirigentes que por ahí no son los que mediáticamente quieren ensuciar a la clase trabajadora por sus representantes, no buscando lo mejor de los trabajadores, sino tratando de sacarle el optimismo, de que no crean, bueno, todas esas cosas que tiene el sistema y más de los medios y hace que la gente no tenga más esperanza. Pero hay muchos dirigentes que son representantes fieles del interés de los trabajadores y a eso apuesto. A mí no me molesta que participen de la política porque es necesario, pero creo 40 años democracia me da la razón. En su momento creíamos que Alberto Fernandez era lo mejor que había, era la alternativa para los movimientos obreros y bueno, hoy lo tenemos a Milei, culpa de la inoperancia de Fernández.
Estamos gobernados por empresarios. No tiene sentido ir a mendigar una reforma. Van a hacer lo que quieran con los trabajadores. Ya lo están haciendo
LCV: Yendo a un tema más puntual, el impuesto a las ganancias finalmente salió y salió con un piso bastante ridículo. ¿Ustedes van a hacer presentación ante la justicia como ya están haciendo algunos? No sé si ya la hicieron.
—No, nosotros estamos analizando y aún no hemos hecho nada. De todos modos yo no creo que los compañeros de la CGT que fueron a esa reunión con el representante de los empresarios, que es el secretario de trabajo, hayan pensado de que iban a tener en cuenta lo que pedía de la CGT. No creo que sean tan ingenuos ni infantiles. Parece que hicieron algo por la presión que hay, que es cada vez mayor, de los sindicatos, de que la CGT haga algo. De todos modos considero que si dependemos de la justicia o dependemos de los abogados para que nos saquen el impuesto a las ganancias estamos el horno, porque nosotros venimos de otros tractos sociales y nosotros podemos hacerlo administrativamente, pero si no ponemos a la gente en la calle no tiene sentido. El momento era cuando se trató la ley en Diputados y el Senadores. No digo que sea tarde, porque podemos recuperar el terreno perdido, pero si no hacemos un plan de lucha, si no hacemos huelga, para decirlo con todas las palabras, no va a ocurrir absolutamente nada. Eso es lo que pienso yo.
LCV: Cuando decías que la CGT fue a reunirse con Cordero y no podía pensar que Cordero le iba a dar algo, ¿Para qué pensás que fue la CGT a reunirse?
—Por lo que yo te digo, por la imagen que están teniendo en estos momentos, de que no han hecho absolutamente nada para evitarlo. Entonces van a mendigar una reforma que el mismo Secretario de Trabajo le dice voy a consultar con los empresarios, como si los empresarios pudieran decir: sí es verdad, vamos a dejar de negrear a los trabajadores con la flexibilización laboral, le vamos a sacar el impuesto a las ganancias nuevamente a un millón de trabajadores. A ellos no les importa nada. Si uno no lo entiende a eso vamos a ir mal, porque estamos gobernados por empresarios. Entonces los empresarios van a hacer lo que quieran con los trabajadores y ya lo están haciendo porque están usando esa herramienta. Vos imaginate que aquellos lugares donde no hay una organización que defienda a los trabajadores, se van a abusar. Entonces no solamente va a haber bajos salarios, sino que van a tener una precariedad laboral que hacía muchos no la teníamos. Entonces me parece que la CGT, a ver, después de la reforma laboral, de lo que dijo el Secretario de Trabajo cuando se hablaba de la seguidora que te acordaa que él fue a defenderlo al Congreso, que dijo qué iban a ser los trabajadores con tanto tiempo libre. Entonces ese sadismo que tienen los empresarios de pensar así de los trabajadores, ¿Qué puede esperar uno ante esa situación y vos lo vas a abrazar como si hubiese ido a abrazar tu hijo, a un amigo? Me parece que hay determinadas cosas que no hace falta aclarar mucho, sino con la imagen ya es suficiente.
LCV: Vos cómo ves en este momento que dentro de los trabajadores, al menos de los aceiteros o con los trabajadores que tenés más contacto, ¿Vos crees que todavía siguen creyendo en Milei? Porque fueron muchos los trabajadores que lo votaron, ¿Todavía tienen alguna fe de que esto les va a producir alguna ventaja a Milei en el gobierno?
—Mirá, ya con lo realizado por este gobierno no creo que haya trabajadores que lo sigan apoyando. A ver, a veces a uno le cuesta decir que se equivocó, pero yo no me la agarraría con los votantes, porque muchos de estos compañeros le votaron a Fernández y los defraudó. Me parece que en ese sentido traicionó a la fe de esos votantes y creo que el silencio lo dice. O sea, hay muy pocos que hoy elevan la voz para defenderlo. Obviamente, ellos manejan muchos medios que nos quieren hacer creer que la gente está contenta y eso es mentira. Lo digo yo porque sé de gente que votó a Milei pero igual estaban en la marcha, así que no creo que estén de acuerdo con este gobierno.

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Metalúrgicos ayer y hoy. Anuncian plan de lucha y reclaman por la Causa El Villazo

El Congreso Nacional de Delegados, reunido en la ciudad de Mar del Plata, del que participaron 50 seccionales de la UOM de todo el país, anunció un plan de lucha que consiste en diez días de asambleas, un paro nacional seguida de paros progresivos de 48 y 72 horas en caso de no tener respuestas.
En la seccional de San Nicolás este lunes comenzaron las asambleas informativas de las distintas plantas fabriles para debatir con los trabajadores sobre el alcance del plan de lucha y fortalecer el reclamo desde las bases. Más allá del retraso salarial, el secretario general de la UOM, Abel Furlán, advirtió sobre la gravedad de la situación que atraviesa el sector: “Ya perdimos 22.000 puestos de trabajo y están en riesgo entre 30.000 y 50.000 más por la apertura indiscriminada de importaciones. Nos quieren imponer condiciones que no tienen relación con la realidad económica que estamos viviendo”, explicó.
Causa Villazo: “Seguimos reclamando que los alegatos y el veredicto se den en Villa Constitución”
Entre tanto, a 51 años del levantamiento obrero de Villa Constitución, en marzo de 1974, en la etapa final de la investigación de la causa judicial sobre los crímenes cometidos para reprimir el alzamiento obrero aplicando el llamado Operativo Serpiente Roja del Paraná y con la complicidad de Acindar, hubo un reconocimiento del lugar de los sobrevivientes del lugar donde se realizaron las detenciones ilegales y torturas en el predio de esa empresa. Se trata del conocido “Albergue de solteros”, uno de los primeros Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en nuestro país, posteriormente destruido por la empresa. Allí mantuvieron cautivas y cautivos bajo tormentos a obreros metalúrgicos de la Lista Marrón y a quienes habían organizado la solidaridad de la lucha por la democracia sindical, por condiciones dignas de trabajo y de salud.
Marcelo Cortés, Secretario General de la CTA Autónoma Villa Constitución, relató que “los compañeros que ingresaron pudieron ubicar bien las instalaciones que ya no existen y además se sumó un señor que vivió en el barrio y pudo clarificar cada lugar”.
Mientras se llevaba adelante esta medida, en el portón del ex ingreso a la planta organizaciones de derechos humanos, sindicales y políticas realizaron un acto para apoyar a los testigos. “Hubo muchos gremios y público general que acompañó. Hay que continuar con fuerza porque seguimos reclamando que los alegatos y el veredicto se den en Villa Constitución”, concluyó.
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Pablo Flores: “Los trabajadores del ARCA no vamos a aceptar mansamente el ajuste de nuestros salarios”

El secretario general nacional de AEFIP, Pablo Flores, expone las razones detrás de las recientes medidas de fuerza llevadas adelante por los empleados estatales, que incluyen apagones y protestas frente a las principales centrales del ARCA. En un contexto de profundos reclamos por la pérdida de poder adquisitivo y el desmantelamiento de los organismos públicos, Flores nos comparte su perspectiva sobre la situación salarial, el impacto de las políticas del gobierno, la movilización de los trabajadores y la inminente realización de un paro general.
A su vez, aborda también las dificultades económicas que atraviesa el país y la creciente tensión social, que se ve reflejada en la falta de respuestas a los derechos laborales y las necesidades de los trabajadores.
LCV: “Ustedes están llevando adelante medidas de fuerza, apagones, protestas en las puertas de las centrales más importantes del ARCA, eh, por lo que están padeciendo ustedes como empleados estatales impositivos. Contanos un poco, porque sé que la última arremetida fuerte fue este 31 con la pérdida de una gran cantidad de trabajadores que tomaron el retiro, ese retiro voluntario casi forzoso, ¿no?”
Pablo Flores: “Sí, la verdad es que venimos con varios temas. Hoy estamos discutiendo la cuestión salarial. Nosotros tenemos congelado el salario desde febrero del año pasado, sabiendo que nosotros tenemos compuesto nuestro sueldo por un porcentaje de la recaudación. Ese porcentaje también fue disminuido dos veces, la alícuota de apropiación, durante el año pasado, una vez en junio, otra en enero. Y nada, estamos pretendiendo discutir una recomposición salarial, porque ya el ajuste es intolerable. Entonces eso hace que los crímenes informáticos generen un conflicto que va a seguir creciendo. Bueno, sumado a este desmantelamiento del organismo, que se da en parte con jubilaciones y retiros voluntarios, que muchos son, digamos, por miedo a perder derechos futuros, ¿no? Entonces, eh, me parece que la política del gobierno es bastante agresiva como para que nos quedemos de brazos cruzados.”
LCV: “Además, está esa agresividad. Por fin está empezando a tomar algún tipo de forma la respuesta, y esto tiene que ver con la movilización del miércoles y con el paro, eh, que está tomando forma para este jueves. ¿Cuál es tu opinión? ¿Cómo ves vos la adhesión? ¿Creés que va a ser importante? ¿Qué va a pasar con el tema de los transportes?”
Pablo Flores: “Yo creo que la movilización, eh, es acompañar a los jubilados después de la brutal represión. Los jubilados vienen organizándose, manifestando su reclamo legítimo a una jubilación digna. Son trabajadores que han aportado años de trabajo, no están haciendo otra cosa que reclamar su salario diferido, por el cual ya aportaron décadas de trabajo. Entonces, acompañarlos después de esa brutal represión y seguir, digamos, y acompañar ese legítimo reclamo es más que una obligación de la Confederación General del Trabajo. Bueno, me parece que la movilización empieza a ser un reclamo que va a ser permanente y, bueno, a esto le sigue el paro general por falta de discusiones paritarias. No se homologan los acuerdos, no hay, eh, no hay, digamos, discusiones salariales que acompañen la inflación, están muy por debajo del nivel de inflación, y un montón de situaciones de pérdida de puestos de trabajo. Bueno, hay infinidad de situaciones que hacen al mundo laboral, que hacen que este paro general empiece a tomar cuerpo. Yo creo que la gran mayoría de los trabajadores va a adherir a esta medida de fuerza.”
LCV: “El paro, o los apagones, o el tema del desmantelamiento de las capacidades operativas de los empleados, y el aporte intelectual que hacen, o sea, empleados preparados que son despedidos, o que, o que son suspendidos, o que tienen el retiro voluntario en el marco de los trabajadores impositivos y de los trabajadores de aduana, ¿cuál es el impacto que tiene en la vida de los ciudadanos?”
Pablo Flores: “Yo creo que en la vida general de los contribuyentes empieza a ralentizarse, eh, la atención en general. Lo que están expresando los trabajadores es una disconformidad total con la política, tanto la salarial como la del conjunto de sus derechos. Y esto va a afectar, sobre todo, en definitiva, a la recaudación nacional. La recaudación nacional sostiene todos los servicios que da el Estado, así que no es un tema menor. No solo quizás es una cosa inmediata, de si no atendemos durante 3 horas, hay un, eh, un contribuyente que no puede hacer un trámite. Me parece que, en la medida en que el gobierno no atienda los reclamos de los trabajadores, esto va a terminar afectando a la recaudación nacional, porque los trabajadores no vamos a aceptar mansamente ni los brutales ajustes ni la crítica de derechos.”
LCV: “En el marco de estas medidas económicas y de este lunes negro que está viviendo el mundo completo, y por supuesto está pegando el coletazo acá, y en tanto las medidas de Milei parecen ir en contramano con las medidas del mundo, ¿esta, esta, este problema recaudatorio se agudiza?”
Pablo Flores: “Yo creo que sí, porque el gobierno, digamos, no define un plan económico serio ni, ni siquiera es un plan económico que se pueda entender y que se pueda analizar como un plan económico. Me parece que son una serie de medidas de ajuste, de regulaciones, de transferencias de plata de un sector a otro, y todo se basa en un ajuste fiscal para sostener, digamos, la baja de la inflación, pero que está fixiando la economía. Y esto se pretende sostener con, primero, con el ajuste fiscal, segundo con un buen aporte que pasó el blanqueo, pero, bueno, la plata que dan estos márgenes se acaba y por eso ahora recurren al endeudamiento. Bueno, los límites que encuentran es que el endeudamiento no es tan fácil. Y bueno, el Fondo pide devaluación, el Fondo pide garantías de repago, con lo cual, digamos, si ellos fixan la economía, el Fondo Monetario es más reticente a que le digan ‘Bueno, no me vas a poder pagar’. Bueno, yo creo que tiene un frente muy complicado el gobierno, porque todo lo que expresó que iba a mejorar la situación de los argentinos la viene empeorando.”
LCV: “Hay un run acerca de que el Fondo Monetario, los acreedores, el mundo financiero, bla, bla, bla, estaría pidiendo en este momento un cambio, que no es que se vaya Caputo. ¿El cambio de collar tendría algún tipo de efecto, o lo que hay que cambiar es el perro?”
Pablo Flores: “Mirá, me parece que los gobiernos suelen, suelen hacer, como, eh, cuando están complicados, suelen hacer como una suerte, digamos, de, de, a ver cómo decirlo, de como darle otra impronta al gobierno, diciendo que viene otra situación mejor. La verdad es que si no cambia la política y cambian la persona, claro, eh, no, como decís vos, no hay que, no hay que dejar de sacarle el collar, hay que dejar de ser perro, pero bueno.”
LCV: “¿Dónde van a concentrarse mañana? ¿Y qué carácter va a tener el paro en tu sector el jueves, no el miércoles?”
Pablo Flores: “Estamos todavía viendo. Nosotros siempre convocamos ahí, a nuestra sede, que es en Alsina 1440, para unirnos después a la columna general de la CGT, porque estamos a dos cuadras del Congreso. Pero, eh, nada, el paro después es un paro de 24 horas, con lo cual, eh, nada, nosotros sencillamente adherimos y esperamos una gran adhesión de los trabajadores.”
LCV: “¿No es paro con concurrencia, o sí?”
Pablo Flores: “No, no, no. Paro, paro total, actividades sin asistencia al trabajo.”
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Caminar es resistir: una propuesta ambulante de David Le Breton y Walter Benjamin

Por: Carolina De La Torre.
En una era donde cada minuto está diseñado para la productividad, caminar sin rumbo es un acto de insumisión; es la grieta en el sistema, la pausa que desafía la velocidad que nos enajena.
Caminar es uno de los últimos actos de resistencia en un mundo que ha convertido el tiempo en una mercancía. Mientras la ciudad nos obliga a medir cada minuto en función de su utilidad, el flâneur –ese caminante sin causa– se desliza entre las grietas del sistema, eligiendo el extravío en lugar del destino. No le interesa la dictadura de los relojes, sino el ritmo impredecible de sus pasos, la textura del suelo, la forma en que la luz tiñe una esquina. Como advirtió Walter Benjamin, para ese paseante ocioso, la multitud es su velo, la trinchera desde la que observa sin ser devorado por la maquinaria del mercado.
El filósofo francés David Le Breton también lo expresa con claridad: “Cada paso es un gesto de apropiación del mundo”. Caminar es un acto de insumisión ante el torbellino moderno, una ruptura con la lógica que impone velocidad, eficiencia y productividad absoluta. En la caminata, el tiempo no es algo que se pierde, sino algo que se recupera, que se reescribe al margen de la vida. Se transita no solo el espacio, sino también la memoria, el alma misma de la vida. Se revelan ciudades que no existen en los mapas, sino en la manera en que el viento sacude un árbol, la sombra de un letrero que nunca antes había estado ahí o la propia escena única e irrepetible que sólo la pausa deja ver. Caminar es ir soltando, con cada paso, el nudo ciego que la sociedad de la prisa nos impone.
El flâneur es una anomalía en un mundo donde el movimiento debe ser lineal, estrictamente encadenado a una rutina que promete éxito; minuto a minuto, midiendo cuál es el siguiente paso para llenar la lista de actividades por hacer. Pero él desafía esa rigidez con la deriva, con la pausa sin justificación. En la economía del capital, el peatón sin destino es una pérdida, un estorbo en el sistema de la eficiencia. La ciudad ha sido diseñada para el tránsito “veloz” y sin interrupciones, para que la mercancía circule sin fricciones. Pero el caminante es fricción pura, una resistencia viva al ritmo impuesto.
Le Breton advierte: “El caminar libera el espíritu del peso del mundo”. Y en estos tiempos donde la realidad se desmorona bajo el exceso de información y la velocidad del consumo, caminar es aflojar la venda que nos aprieta los ojos. Es recuperar la calle antes de que se convierta en un decorado, en un flujo incesante de datos, publicidad y entes corriendo a la desgarradora rutina. Es reivindicar la existencia fuera del algoritmo repetitivo, del cálculo meticuloso de lo que debemos hacer cada segundo del día.
Y más aún, caminar es una forma de pensamiento. En una sociedad que ha convertido el tiempo en una cadena de producción ininterrumpida, donde cada instante debe ser optimizado, la prisa se convierte en un mecanismo de control. La velocidad no solo nos desplaza físicamente, sino que nos impide ver. “Caminar es también una forma de pensar”, dice Le Breton. Cuando todo se mueve tan rápido, el pensamiento crítico se evapora, la contemplación se vuelve un lujo. Y sin contemplación, sin ese espacio donde germinan las ideas, ¿qué queda de la humanidad? La enajenación no solo es un efecto de la prisa, es su esencia. Caminar es la última grieta en ese muro, la rendija por la que aún se filtran los susurros de la vida, las preguntas que solo pueden nacer en la pausa, en la soledad con uno mismo. “La lentitud es un derecho fundamental del espíritu”, señala Le Breton, y sin ella, la conciencia se marchita.
En este mundo, donde los autos han conquistado el paisaje y las aceras se reducen a meros fragmentos de lo que fueron, el caminante se ha convertido en un intruso. El automóvil, el tren, el avión: todos vehículos de la prisa, diseñados no para mirar, sino para llegar. “El hombre moderno ya no camina, se desplaza”, dice Le Breton. Y en ese desplazamiento, en esa obsesión por acortar distancias, se pierde la posibilidad de ver, de sentir, de existir y de cuestionar. Se borra el detalle, se anula el encuentro fortuito, se aniquila la posibilidad del asombro y contemplación. La ciudad, que alguna vez fue un espacio de exploración, se convierte en un simple tablero de trayectorias predefinidas, donde cada trayecto es solo un medio para un fin.
La velocidad lo consume todo, incluso el pensamiento. Ir de un punto a otro sin detenerse es la norma, y en ese vai ven se pierde la capacidad de reflexionar, de descifrar los secretos –o los no tan secretos– de la existencia. La contemplación, ese espacio donde germinan y florecen las ideas que nos hacen avanzar como humanidad, ha sido borrada. Caminar es la única forma de reabrir esa puerta, de recuperar las pistas que la vida deja entre las esquinas. Cada paso es un desafío a la prisa, un acto de resistencia frente al río que nos arrastra. Es enfrentarse a la incomodidad de estar a solas con nuestros pensamientos, pero también la oportunidad de florecer en esa soledad, de reencontrarnos con las preguntas esenciales que el ruido de la modernidad ha silenciado.
Hoy, más que nunca, la caminata está en peligro. Las aceras se reducen, los espacios públicos desaparecen y el peatón se vuelve un estorbo. Se camina menos y se consume más. Los vehículos han conquistado el paisaje, devorando la posibilidad del paseo errante. “Caminar es un arte que se desvanece en un mundo donde todo debe ir más rápido”, nos advierte Le Breton. La ciudad se ha vuelto una máquina de tránsito, un engranaje donde lo único que importa es llegar, nunca estar.
Qué nos queda entonces, sino caminar a contracorriente. Hacer del laberinto nuestro hogar y del paso errante nuestro manifiesto. Salir de casa como quien llega de lejos, redescubriendo el mundo en cada esquina, como si fuera la primera vez. Porque, como bien advierte Benjamin, la ciudad ya no es una patria, sino un escenario. Y en este teatro de lo fugaz, el caminante sigue siendo el último espectador lúcido.
Así, en la era de la prisa, quien aún camina sin rumbo desafía al tiempo mismo. Quien aún se detiene a observar, a escuchar los ecos que la velocidad silencia, a mirar las sombras es quien mantiene encendida la chispa de la conciencia.
Nota publicada en Pijamasurf.com


Metalúrgicos ayer y hoy. Anuncian plan de lucha y reclaman por la Causa El Villazo
El Kit del miedo, por Laura Giussani Constenla
