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Diego Sztulwark: “La subestimación a Milei es su propio combustible”

Junto a Diego Sztulwark recorremos las preguntas que nos agobian a un año de gobierno de Milei: ¿Cómo fué posible? ¿Por qué dura? ¿Qué hacer para enfrentarlo? Reflexiones sobre el nuevo capitalismo mundial, la aceleración como estrategia para la parálisis social. El grotesco reinado de la improvisación política y el desencanto sin fin. La claudicación de la necesidad de un pacto social. “Una sociedad desarmada desde arriba, puesta a pedalear a toda velocidad, con un escepticismo brutal en la política y con un señor que representa, a lo monigote pero con eficacia, estas ansias de que el mundo de las finanzas permita, por lo menos, un mínimo de estabilidad, me parece que componen un cuadro que es irrespirable pero efectivo. Estamos todos tan apurados, corriendo, corriendo, que no nos da tiempo para estallar“.
Diego Stulwartz 9/12/24
Politólogo de la UBA, docente y coordinador de grupos de estudio sobre filosofía y política. Integrante de FLACSO.
LCV: Me gustaría, primero, que analices este año en su conjunto. ¿Qué le pasó a la sociedad argentina?
—Buena pregunta, difícil, los argentinos interesados por estos temas estamos obsesionados preguntándonos lo mismo hace por lo menos un año. La pregunta “¿cómo pudo ser?” que es una pregunta que ya nos habíamos formulado en 2015, ¿no? “¿Cómo pudo suceder esto?”. Es una especie de estado de asombro, perplejidad, sorpresa. Esta vez, aumentado. Esa sorpresa se fue convirtiendo en otra durante el año, que es: “¿Hasta dónde van a llegar? ¿Cómo puede ser que esto dure tanto? ¿Cómo es que no hay límites?”. Entonces, entre todas las hipótesis que se fueron construyendo sobre cómo esto fue posible, o cómo Milei llegó al gobierno, yo creo que hay hipótesis ya muy discutidas que las podemos repasar, aunque sea como títulos.
Una es, efectos subjetivos de la pandemia. Otra, aceleración de una tecnología de la comunicación a distancia, que nos impacta muchísimo, aleja mucho el vínculo corporal entre nosotros y provoca situaciones muy mediadas por la dimensión virtual. Tercer hipótesis: transformación muy grande, muy acelerada e irreversible del mercado de trabajo. Esto hace que las personas hoy tengan una relación con lo colectivo, con lo laboral, con los derechos y con el consumo que, para las generaciones nuevas, ya supone una ruptura y un corte muy grande con memorias políticas y formas de organización tradicionales. Después, hay una cuarta hipótesis, que es política, digamos, que yo creo que habría que atenderla mucho. Es que la derecha falló en su apuesta política fundamental al gobierno de Macri, que no solo fue un fracaso para esa misma derecha, que empezó a buscar alternativas, sino que además dejó al país en una condición de endeudamiento tan brutal que condicionó un segundo y más grave fracaso político, que es el fracaso político del peronismo, la izquierda y el progresismo, para decirlo así, que fue el gobierno de la fórmula Fernández-Fernández. Entonces, esas crisis políticas también auspiciaron que muchísimas personas estuvieran dispuestas a votar cualquier cosa con tal de sacarse a los dos gobiernos anteriores. Entre las transformaciones subjetivas, económicas, laborales y políticas, hay una serie de cosas que ya hemos aprendido que tienen alguna importancia para entender cómo llegó Milei.
La segunda pregunta que aparece es: ¿Cómo fue posible que dure? Todos recordamos “no va a durar un mes, no va a durar tres meses, no va a durar seis meses”. ¿Por qué? Porque la gente va a reaccionar ante el ajuste, o porque se van a quedar sin dólares, o porque el equipo de gobierno es un equipo impresentable. En fin, tuvimos todo tipo de expectativas en que iban a aparecer una clase de límites al gobierno de Milei, que no aparecieron, y que ellos mismos iban a tener inconsistencias propias que no les iban a permitir sortear una situación de debilidad institucional, de inestabilidad monetaria, etcétera. Sin embargo, aquí están, han cumplido un año. Con lo cual, me parece que entre las cosas que podemos hacer ahora es pensar un poco todo esto. Pero también creo que podemos un tercer tipo de preguntas, que son preguntas que yo creo que son muy necesarias y que quedaron muy invalidadas en todo este último año: ¿Cómo lo enfrentamos?
LCV: ¿Enfrentarnos con la realidad de que Milei gobierna? ¿O cómo ser oposición?
—Hay una serie de preguntas que sirven para responder cómo llegó. Hay toda una serie de preguntas que sirven para entender cómo duró. Y hay toda una serie de preguntas que tienen que ver con cómo nosotros limitamos, frenamos, respondemos, enfrentamos a este gobierno de acá en más. Son tres tipos de conversaciones que yo creo que tenemos que tener.
Entonces, la cuestión de la duración de Milei creo que tiene algunas cosas que podemos pensar, que surgen de las consideraciones previas. Una es el desprestigio absoluto de lo que llamaríamos la casta, los políticos, los partidos políticos, el parlamento, buena parte de las instituciones que suponíamos que todavía operaban como autoridad en la sociedad argentina, y que el gobierno de Milei las ha avasallado, las ha maltratado, las ha comprado. Ha hecho todo lo posible para que, con una treintena de diputados, pueda sacar leyes extraordinariamente complejas, extraordinariamente reaccionarias: comprando senadores, comprando diputados, amenazando, devaluando, maltratando, despreciando. Ahí hay una forma de gobierno.
Hay una forma de gobierno de alguien que es débil institucionalmente, pero que acude a un tipo de fuerza que surge del momento político, que surge de la gente que lo votó, que surge del impacto político que supuso que una persona sin partido político le gane a las dos coaliciones políticas de una manera tan abrupta, pero también de una decisión de las élites económicas y financieras de la Argentina, que han tomado nota de que se puede avanzar políticamente sin construir la legitimidad que nosotros habituamos a demandar, que es la legitimidad fundada en la idea del pacto social, de un pacto político, de un pacto democrático que ya no rige mas. No rige, no por Milei, sino porque el capitalismo apuesta a la velocidad. La cuestión de estar todo el tiempo preocupados por pedalear la bicicleta, por ver las finanzas, por actualizarnos en el teléfono, actualizarnos con lo que fuera, esa cuestión de estar todo el tiempo resolviendo problemas en velocidad complementa y desplaza las viejas formas del pacto político, que suponían argumentos y algún mínimo de bienestar material.
LCV: Hay algún concepto por ahí que anda dando vueltas, que a mí me parece interesante, que dicen que Milei representa el aceleracionismo.
—Exactamente. Representa un aceleracionismo de un lado; del otro lado, representa una crisis del sistema político argentino muy notoria.
LCV: Es como el dibujito animado, que hay una parte que va rápido y de tan rápido tiene el movimiento inverso y queda frizado. Y creo que hay una situación en la oposición de gente que no sabe para dónde disparar, que reacciona tarde y mal.
—¿Sabés qué pasa? Si te ponés a pensar en los políticos, tenés razón. Y si te ponés a pensar en la gente que los escucha, da igual. Porque como no les creen nada, que corran o no corran, da igual. Y que digan una cosa u otra, también da igual. Previo a eso tenemos un asunto también muy difícil de pensar, que es el hecho de que una serie de organizaciones sociales, que en el periodo 2001 se constituyeron para intentar forzar una distribución del poder social, quedaron a la espera eterna de algo que no ocurrió y hoy por hoy no son vistas por la población como instrumentos políticos para transformar la realidad. Con lo cual, una sociedad desarmada desde arriba, puesta a pedalear a toda velocidad, con un escepticismo brutal en la política y con un señor que representa, a lo monigote pero efectivamente, estas ansias de que el mundo de las finanzas permita, por lo menos, un mínimo de estabilidad, me parece que componen un cuadro que es irrespirable pero efectivo.
LCV: En una parte de una nota tuya, una nota de opinión muy interesante al año de Milei, decís: “El antifeminismo del mileísmo es orgánicamente constitutivo de la economía neoextractiva”. ¿Qué quiere decir esto?
—Primero, sí. Creo que la subestimación de Milei, como dice un amigo mío, es su combustible. Eso hay que tenerlo muy en cuenta.
LCV: Totalmente. Haciendo un mínimo paréntesis antes de responder la segunda parte, tanto fue subestimado que se alimentó su ascenso, en una inconsciencia absoluta y en una ignorancia absoluta de los partidos políticos tradicionales.
—Te puedo reproponer algo. Mirá, las personas que calcularon que Milei no duraba tenían una razón errada. La razón era, efectivamente, el grupo de Milei es un grupo de inconsistentes, y, por otro lado, la inestabilidad económica y la inconsistencia general del programa económico permiten decir que esto no va a durar. Permiten, una y otra vez, decir esto no es consistente. Sin embargo, esa razón verdadera que todos hemos tenido para decir que esto no va a durar, que no puede durar, que es un veranito, que es especulación, que es una burbuja, que la gente no va a saber tramitar cuando empiece a haber un conflicto social en serio, todas esas cosas que yo creo que son verdaderas tienen que ser matizadas. Y acá está el problema de subestimación, con el hecho de que la gubernamentalidad capitalista actual es una forma de improvisación brutal. Y se combina con una forma de desencanto social continua. Entonces, hay que aprender a pensar que la inconsistencia no es de por sí una condena al colapso. Por ejemplo, no hubo estallido social. Ni durante los K, ni durante Macri, ni durante Alberto Fernández, ni durante el gobierno de Milei. Hay una sociedad implotada. Las personas no tienen tiempo para estallar.
LCV: Cuando vos decís que la explosión es hacia afuera, la implosión es que el edificio colapsa hacia adentro. Eso es lo que me parece que le está pasando a las personas. ¿Cómo salimos de ahí?
—Por empezar, quería marcar que, a pesar de que tenemos argumentos para suponer que todo esto es muy frágil y muy débil, no podemos subestimar la situación. Porque la situación está agarrada de nuestra propia implosión, y ni hablar de las personas que están sumergidas en trabajos ultra precarizados, en barrios ultra precarizados, sometidos a un ajuste social continuo, incluso durante los gobiernos progresistas. Entonces, si somos capaces de recobrar la conciencia real y efectiva de nuestra sociedad actual, vamos a tener menos derecho al exitismo y a la subestimación de los otros.
LCV: Además, es una implosión que no fue de este último año.
—Exacto. ¿Cómo salimos? Mirá, hay cosas que son para pensar. Por ejemplo, hace unos días, no sé si te enteraste, pero en Quilmes Oeste hay un viejo frigorífico, se llama Finscor, ahora creo que tiene otro nombre, que exporta carne de primera a Europa. Pero está al lado de una serie de barrios muy castigados, con casas de chapa, tierras tomadas de la época de los movimientos piqueteros, muy cerquita de Solano. Trescientas familias fueron una vez, fueron dos veces, fueron tres veces y lograron que les den 300 kilos de carne. “El hambre no esperaba” era la consigna. En La Matanza, la semana pasada, también hubo un intento de movilización bastante fuerte, que fue frenado por la policía. Hay comisiones internas que de a poco empiezan a organizarse por el hecho de despidos. Lo que quiero decir con esto es que, así como en los años 90, donde parecía que no pasaba nada, empezó a haber una lenta recomposición desde abajo, de personas que no eran conocidas, que no tenían apellido conocido, que no eran dirigentes políticos, que no eran famosos ni nada, y empezaron a reconstruir desde los desocupados, desde los hijos de desaparecidos, desde los cartoneros, empezaron a construir una contralógica. Pero esas contralógicas generan tiempo, generan un tiempo. Es un tiempo social de aprendizaje, de reconocimiento, de construcción de formas de lucha. Mi impresión es que, de manera lenta, gradual y demasiado dolorosamente, esa es una de las cosas que hay que mirar. Yo no creo que podamos imaginar que vamos a salir de esta situación proyectando la macropolítica actual. Ganando las elecciones en el 2025, no. Así no.
LCV: ¿Por qué vas a hacer algo distinto de lo que hiciste, si lo que hiciste me llevó a mí a querer votar a Milei? Esa es la pregunta que yo me hago actualmente.
—Por supuesto que, por ejemplo, cuando sale en los diarios de hoy que Axel dice “No vamos a dejar que vendan Aerolíneas”, uno se pone contento. Por supuesto que uno querría que todo eso se renueve de la mejor manera posible. Pero si me preguntás a mí si yo creo que con eso solo alcanza para salir de Milei, yo no lo creo.
LCV: A mi me parece que hay que volver a pensar, salir de los eslóganes, romper los esquemas.
—Esto que estás diciendo me parece que conecta con lo que vos decías del feminismo. Porque el feminismo fue descartado como si fuera una especie de máxima estúpida progresista.
LCV: Pero porque también lo metimos en una cajita. Lo metimos en una cajita donde parecía que solo leías desde un determinado prisma.
—A eso voy. Por eso lo quiero recobrar. Porque el feminismo en toda América Latina y en la Argentina fue, es, y será mucho más que eso. Porque si uno se pone a pensar, y estoy pensando mientras hablo, en un referente que para mí es intelectualmente muy importante, que es Rita Segato. Si uno se pone a pensar en la correlación estructural entre una economía neoextractiva y la lógica patriarcal que divide las jerarquías políticas en los géneros, uno se va a encontrar con que es absolutamente el mismo mecanismo de agresión que frente a la renta de la tierra o de los bienes comunes o incluso de la renta que produce la cooperación social, que digámoslo así, es una renta que viene de afuera, extrae y saca. Esa lógica de viene de afuera, percibe dónde está la riqueza, mete la mano, agarra lo que necesita, no importa nada la crueldad que pone en juego y lo retira. Eso no es el hombre, es el patriarcado. O sea, es una lógica que divide a la sociedad en jerarquías para poder desarrollar, a partir de esa jerarquía, formas de explotación.
LCV: Un patriarcado que tiene la “p” adelante de “patriarcado”, pero que en realidad es una conducta que llevan adelante hoy por hoy algunas dirigentes importantes, como Ayuso, como Meloni, y demás. O sea, no es un problema solamente del sexo.
—Ojalá fuera sencillo. La lógica patriarcal está por detrás de lo que se define como hombre y mujer.

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Metalúrgicos ayer y hoy. Anuncian plan de lucha y reclaman por la Causa El Villazo

El Congreso Nacional de Delegados, reunido en la ciudad de Mar del Plata, del que participaron 50 seccionales de la UOM de todo el país, anunció un plan de lucha que consiste en diez días de asambleas, un paro nacional seguida de paros progresivos de 48 y 72 horas en caso de no tener respuestas.
En la seccional de San Nicolás este lunes comenzaron las asambleas informativas de las distintas plantas fabriles para debatir con los trabajadores sobre el alcance del plan de lucha y fortalecer el reclamo desde las bases. Más allá del retraso salarial, el secretario general de la UOM, Abel Furlán, advirtió sobre la gravedad de la situación que atraviesa el sector: “Ya perdimos 22.000 puestos de trabajo y están en riesgo entre 30.000 y 50.000 más por la apertura indiscriminada de importaciones. Nos quieren imponer condiciones que no tienen relación con la realidad económica que estamos viviendo”, explicó.
Causa Villazo: “Seguimos reclamando que los alegatos y el veredicto se den en Villa Constitución”
Entre tanto, a 51 años del levantamiento obrero de Villa Constitución, en marzo de 1974, en la etapa final de la investigación de la causa judicial sobre los crímenes cometidos para reprimir el alzamiento obrero aplicando el llamado Operativo Serpiente Roja del Paraná y con la complicidad de Acindar, hubo un reconocimiento del lugar de los sobrevivientes del lugar donde se realizaron las detenciones ilegales y torturas en el predio de esa empresa. Se trata del conocido “Albergue de solteros”, uno de los primeros Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en nuestro país, posteriormente destruido por la empresa. Allí mantuvieron cautivas y cautivos bajo tormentos a obreros metalúrgicos de la Lista Marrón y a quienes habían organizado la solidaridad de la lucha por la democracia sindical, por condiciones dignas de trabajo y de salud.
Marcelo Cortés, Secretario General de la CTA Autónoma Villa Constitución, relató que “los compañeros que ingresaron pudieron ubicar bien las instalaciones que ya no existen y además se sumó un señor que vivió en el barrio y pudo clarificar cada lugar”.
Mientras se llevaba adelante esta medida, en el portón del ex ingreso a la planta organizaciones de derechos humanos, sindicales y políticas realizaron un acto para apoyar a los testigos. “Hubo muchos gremios y público general que acompañó. Hay que continuar con fuerza porque seguimos reclamando que los alegatos y el veredicto se den en Villa Constitución”, concluyó.
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Pablo Flores: “Los trabajadores del ARCA no vamos a aceptar mansamente el ajuste de nuestros salarios”

El secretario general nacional de AEFIP, Pablo Flores, expone las razones detrás de las recientes medidas de fuerza llevadas adelante por los empleados estatales, que incluyen apagones y protestas frente a las principales centrales del ARCA. En un contexto de profundos reclamos por la pérdida de poder adquisitivo y el desmantelamiento de los organismos públicos, Flores nos comparte su perspectiva sobre la situación salarial, el impacto de las políticas del gobierno, la movilización de los trabajadores y la inminente realización de un paro general.
A su vez, aborda también las dificultades económicas que atraviesa el país y la creciente tensión social, que se ve reflejada en la falta de respuestas a los derechos laborales y las necesidades de los trabajadores.
LCV: “Ustedes están llevando adelante medidas de fuerza, apagones, protestas en las puertas de las centrales más importantes del ARCA, eh, por lo que están padeciendo ustedes como empleados estatales impositivos. Contanos un poco, porque sé que la última arremetida fuerte fue este 31 con la pérdida de una gran cantidad de trabajadores que tomaron el retiro, ese retiro voluntario casi forzoso, ¿no?”
Pablo Flores: “Sí, la verdad es que venimos con varios temas. Hoy estamos discutiendo la cuestión salarial. Nosotros tenemos congelado el salario desde febrero del año pasado, sabiendo que nosotros tenemos compuesto nuestro sueldo por un porcentaje de la recaudación. Ese porcentaje también fue disminuido dos veces, la alícuota de apropiación, durante el año pasado, una vez en junio, otra en enero. Y nada, estamos pretendiendo discutir una recomposición salarial, porque ya el ajuste es intolerable. Entonces eso hace que los crímenes informáticos generen un conflicto que va a seguir creciendo. Bueno, sumado a este desmantelamiento del organismo, que se da en parte con jubilaciones y retiros voluntarios, que muchos son, digamos, por miedo a perder derechos futuros, ¿no? Entonces, eh, me parece que la política del gobierno es bastante agresiva como para que nos quedemos de brazos cruzados.”
LCV: “Además, está esa agresividad. Por fin está empezando a tomar algún tipo de forma la respuesta, y esto tiene que ver con la movilización del miércoles y con el paro, eh, que está tomando forma para este jueves. ¿Cuál es tu opinión? ¿Cómo ves vos la adhesión? ¿Creés que va a ser importante? ¿Qué va a pasar con el tema de los transportes?”
Pablo Flores: “Yo creo que la movilización, eh, es acompañar a los jubilados después de la brutal represión. Los jubilados vienen organizándose, manifestando su reclamo legítimo a una jubilación digna. Son trabajadores que han aportado años de trabajo, no están haciendo otra cosa que reclamar su salario diferido, por el cual ya aportaron décadas de trabajo. Entonces, acompañarlos después de esa brutal represión y seguir, digamos, y acompañar ese legítimo reclamo es más que una obligación de la Confederación General del Trabajo. Bueno, me parece que la movilización empieza a ser un reclamo que va a ser permanente y, bueno, a esto le sigue el paro general por falta de discusiones paritarias. No se homologan los acuerdos, no hay, eh, no hay, digamos, discusiones salariales que acompañen la inflación, están muy por debajo del nivel de inflación, y un montón de situaciones de pérdida de puestos de trabajo. Bueno, hay infinidad de situaciones que hacen al mundo laboral, que hacen que este paro general empiece a tomar cuerpo. Yo creo que la gran mayoría de los trabajadores va a adherir a esta medida de fuerza.”
LCV: “El paro, o los apagones, o el tema del desmantelamiento de las capacidades operativas de los empleados, y el aporte intelectual que hacen, o sea, empleados preparados que son despedidos, o que, o que son suspendidos, o que tienen el retiro voluntario en el marco de los trabajadores impositivos y de los trabajadores de aduana, ¿cuál es el impacto que tiene en la vida de los ciudadanos?”
Pablo Flores: “Yo creo que en la vida general de los contribuyentes empieza a ralentizarse, eh, la atención en general. Lo que están expresando los trabajadores es una disconformidad total con la política, tanto la salarial como la del conjunto de sus derechos. Y esto va a afectar, sobre todo, en definitiva, a la recaudación nacional. La recaudación nacional sostiene todos los servicios que da el Estado, así que no es un tema menor. No solo quizás es una cosa inmediata, de si no atendemos durante 3 horas, hay un, eh, un contribuyente que no puede hacer un trámite. Me parece que, en la medida en que el gobierno no atienda los reclamos de los trabajadores, esto va a terminar afectando a la recaudación nacional, porque los trabajadores no vamos a aceptar mansamente ni los brutales ajustes ni la crítica de derechos.”
LCV: “En el marco de estas medidas económicas y de este lunes negro que está viviendo el mundo completo, y por supuesto está pegando el coletazo acá, y en tanto las medidas de Milei parecen ir en contramano con las medidas del mundo, ¿esta, esta, este problema recaudatorio se agudiza?”
Pablo Flores: “Yo creo que sí, porque el gobierno, digamos, no define un plan económico serio ni, ni siquiera es un plan económico que se pueda entender y que se pueda analizar como un plan económico. Me parece que son una serie de medidas de ajuste, de regulaciones, de transferencias de plata de un sector a otro, y todo se basa en un ajuste fiscal para sostener, digamos, la baja de la inflación, pero que está fixiando la economía. Y esto se pretende sostener con, primero, con el ajuste fiscal, segundo con un buen aporte que pasó el blanqueo, pero, bueno, la plata que dan estos márgenes se acaba y por eso ahora recurren al endeudamiento. Bueno, los límites que encuentran es que el endeudamiento no es tan fácil. Y bueno, el Fondo pide devaluación, el Fondo pide garantías de repago, con lo cual, digamos, si ellos fixan la economía, el Fondo Monetario es más reticente a que le digan ‘Bueno, no me vas a poder pagar’. Bueno, yo creo que tiene un frente muy complicado el gobierno, porque todo lo que expresó que iba a mejorar la situación de los argentinos la viene empeorando.”
LCV: “Hay un run acerca de que el Fondo Monetario, los acreedores, el mundo financiero, bla, bla, bla, estaría pidiendo en este momento un cambio, que no es que se vaya Caputo. ¿El cambio de collar tendría algún tipo de efecto, o lo que hay que cambiar es el perro?”
Pablo Flores: “Mirá, me parece que los gobiernos suelen, suelen hacer, como, eh, cuando están complicados, suelen hacer como una suerte, digamos, de, de, a ver cómo decirlo, de como darle otra impronta al gobierno, diciendo que viene otra situación mejor. La verdad es que si no cambia la política y cambian la persona, claro, eh, no, como decís vos, no hay que, no hay que dejar de sacarle el collar, hay que dejar de ser perro, pero bueno.”
LCV: “¿Dónde van a concentrarse mañana? ¿Y qué carácter va a tener el paro en tu sector el jueves, no el miércoles?”
Pablo Flores: “Estamos todavía viendo. Nosotros siempre convocamos ahí, a nuestra sede, que es en Alsina 1440, para unirnos después a la columna general de la CGT, porque estamos a dos cuadras del Congreso. Pero, eh, nada, el paro después es un paro de 24 horas, con lo cual, eh, nada, nosotros sencillamente adherimos y esperamos una gran adhesión de los trabajadores.”
LCV: “¿No es paro con concurrencia, o sí?”
Pablo Flores: “No, no, no. Paro, paro total, actividades sin asistencia al trabajo.”
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Caminar es resistir: una propuesta ambulante de David Le Breton y Walter Benjamin

Por: Carolina De La Torre.
En una era donde cada minuto está diseñado para la productividad, caminar sin rumbo es un acto de insumisión; es la grieta en el sistema, la pausa que desafía la velocidad que nos enajena.
Caminar es uno de los últimos actos de resistencia en un mundo que ha convertido el tiempo en una mercancía. Mientras la ciudad nos obliga a medir cada minuto en función de su utilidad, el flâneur –ese caminante sin causa– se desliza entre las grietas del sistema, eligiendo el extravío en lugar del destino. No le interesa la dictadura de los relojes, sino el ritmo impredecible de sus pasos, la textura del suelo, la forma en que la luz tiñe una esquina. Como advirtió Walter Benjamin, para ese paseante ocioso, la multitud es su velo, la trinchera desde la que observa sin ser devorado por la maquinaria del mercado.
El filósofo francés David Le Breton también lo expresa con claridad: “Cada paso es un gesto de apropiación del mundo”. Caminar es un acto de insumisión ante el torbellino moderno, una ruptura con la lógica que impone velocidad, eficiencia y productividad absoluta. En la caminata, el tiempo no es algo que se pierde, sino algo que se recupera, que se reescribe al margen de la vida. Se transita no solo el espacio, sino también la memoria, el alma misma de la vida. Se revelan ciudades que no existen en los mapas, sino en la manera en que el viento sacude un árbol, la sombra de un letrero que nunca antes había estado ahí o la propia escena única e irrepetible que sólo la pausa deja ver. Caminar es ir soltando, con cada paso, el nudo ciego que la sociedad de la prisa nos impone.
El flâneur es una anomalía en un mundo donde el movimiento debe ser lineal, estrictamente encadenado a una rutina que promete éxito; minuto a minuto, midiendo cuál es el siguiente paso para llenar la lista de actividades por hacer. Pero él desafía esa rigidez con la deriva, con la pausa sin justificación. En la economía del capital, el peatón sin destino es una pérdida, un estorbo en el sistema de la eficiencia. La ciudad ha sido diseñada para el tránsito “veloz” y sin interrupciones, para que la mercancía circule sin fricciones. Pero el caminante es fricción pura, una resistencia viva al ritmo impuesto.
Le Breton advierte: “El caminar libera el espíritu del peso del mundo”. Y en estos tiempos donde la realidad se desmorona bajo el exceso de información y la velocidad del consumo, caminar es aflojar la venda que nos aprieta los ojos. Es recuperar la calle antes de que se convierta en un decorado, en un flujo incesante de datos, publicidad y entes corriendo a la desgarradora rutina. Es reivindicar la existencia fuera del algoritmo repetitivo, del cálculo meticuloso de lo que debemos hacer cada segundo del día.
Y más aún, caminar es una forma de pensamiento. En una sociedad que ha convertido el tiempo en una cadena de producción ininterrumpida, donde cada instante debe ser optimizado, la prisa se convierte en un mecanismo de control. La velocidad no solo nos desplaza físicamente, sino que nos impide ver. “Caminar es también una forma de pensar”, dice Le Breton. Cuando todo se mueve tan rápido, el pensamiento crítico se evapora, la contemplación se vuelve un lujo. Y sin contemplación, sin ese espacio donde germinan las ideas, ¿qué queda de la humanidad? La enajenación no solo es un efecto de la prisa, es su esencia. Caminar es la última grieta en ese muro, la rendija por la que aún se filtran los susurros de la vida, las preguntas que solo pueden nacer en la pausa, en la soledad con uno mismo. “La lentitud es un derecho fundamental del espíritu”, señala Le Breton, y sin ella, la conciencia se marchita.
En este mundo, donde los autos han conquistado el paisaje y las aceras se reducen a meros fragmentos de lo que fueron, el caminante se ha convertido en un intruso. El automóvil, el tren, el avión: todos vehículos de la prisa, diseñados no para mirar, sino para llegar. “El hombre moderno ya no camina, se desplaza”, dice Le Breton. Y en ese desplazamiento, en esa obsesión por acortar distancias, se pierde la posibilidad de ver, de sentir, de existir y de cuestionar. Se borra el detalle, se anula el encuentro fortuito, se aniquila la posibilidad del asombro y contemplación. La ciudad, que alguna vez fue un espacio de exploración, se convierte en un simple tablero de trayectorias predefinidas, donde cada trayecto es solo un medio para un fin.
La velocidad lo consume todo, incluso el pensamiento. Ir de un punto a otro sin detenerse es la norma, y en ese vai ven se pierde la capacidad de reflexionar, de descifrar los secretos –o los no tan secretos– de la existencia. La contemplación, ese espacio donde germinan y florecen las ideas que nos hacen avanzar como humanidad, ha sido borrada. Caminar es la única forma de reabrir esa puerta, de recuperar las pistas que la vida deja entre las esquinas. Cada paso es un desafío a la prisa, un acto de resistencia frente al río que nos arrastra. Es enfrentarse a la incomodidad de estar a solas con nuestros pensamientos, pero también la oportunidad de florecer en esa soledad, de reencontrarnos con las preguntas esenciales que el ruido de la modernidad ha silenciado.
Hoy, más que nunca, la caminata está en peligro. Las aceras se reducen, los espacios públicos desaparecen y el peatón se vuelve un estorbo. Se camina menos y se consume más. Los vehículos han conquistado el paisaje, devorando la posibilidad del paseo errante. “Caminar es un arte que se desvanece en un mundo donde todo debe ir más rápido”, nos advierte Le Breton. La ciudad se ha vuelto una máquina de tránsito, un engranaje donde lo único que importa es llegar, nunca estar.
Qué nos queda entonces, sino caminar a contracorriente. Hacer del laberinto nuestro hogar y del paso errante nuestro manifiesto. Salir de casa como quien llega de lejos, redescubriendo el mundo en cada esquina, como si fuera la primera vez. Porque, como bien advierte Benjamin, la ciudad ya no es una patria, sino un escenario. Y en este teatro de lo fugaz, el caminante sigue siendo el último espectador lúcido.
Así, en la era de la prisa, quien aún camina sin rumbo desafía al tiempo mismo. Quien aún se detiene a observar, a escuchar los ecos que la velocidad silencia, a mirar las sombras es quien mantiene encendida la chispa de la conciencia.
Nota publicada en Pijamasurf.com


Metalúrgicos ayer y hoy. Anuncian plan de lucha y reclaman por la Causa El Villazo
El Kit del miedo, por Laura Giussani Constenla
