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Opinión

La memoria en debate, por el colectivo ‘Bombes d´impunitat’ de Barcelona)

La ley de “Memoria democrática” que actualmente se está tramitando,
destinada a sustituir la Ley de “Memoria histórica” del gobierno Zapatero,
mantiene intacta la garantía de impunidad para los criminales del franquismo.
No menciona los crímenes contra la humanidad ni las responsabilidades de
grandes empresas y fortunas, de la Iglesia y de instituciones del estado durante
la guerra civil y la dictadura.
El anteproyecto de Ley sacraliza la Constitución, la convierte en el referente de
la idea misma de democracia cuando, caso único en la historia, tres de sus
siete ponentes habían sido miembros de las cortes franquistas. En Italia, sin ir
más lejos, sería impensable que en la redacción de la constitución italiana
hubieran participado miembros destacados del régimen de Mussolini. En esta
revalorización de la Constitución no se tiene en cuenta que su contenido fue
supervisado por los jerarcas del ejército, que incluso hicieron aportaciones
directas al texto (artículos 2 y 8). La Carta Magna tampoco plantea, ni siquiera
entre líneas, fórmula alguna de condena del franquismo.
Este anteproyecto de Ley no impugna la legitimidad del régimen franquista y
nada más se centra en sus “órganos represores”. Ignora la existencia de la
máxima institución del estado, cuyo representante goza de absoluta inmunidad
y es el jefe de las fuerzas armadas… Olvida que la monarquía, gracias a un
sangriento golpe de estado, fue impuesta por el dictador en sustitución de la
legalidad republicana.
La supuesta “memoria democrática” que pretende promover la futura Ley,
aunque incluye con la consideración de “víctimas del franquismo” a los maquis,
la guerrilla antifascista que actuó hasta la primera mitad de la década de los
sesenta, no les reconoce el estatus de combatientes y legítimos opositores
armados contra el fascismo. Estamos muy lejos del reconocimiento que maquis
y partisanos tienen en Europa, donde son considerados auténticos héroes
nacionales. Algunos de los guerrilleros calificados como delincuentes por la Ley
franquista de bandidaje y terrorismo poseen las máximas distinciones de
Francia, pero no del estado español.
La falta de conformidad a una regla general ha supuesto hasta ahora
auténticas aberraciones, que la nueva Ley no corrige. Por ejemplo, el primer
nombre de la lista de las víctimas del terrorismo es el teniente de la Guardia
Civil Francisco de Fuentes Fuentes y Castilla Portugal, responsable de la
banda de mercenarios a sueldo del fascismo que, en 1960, emboscó al maquis
anarquista Quico Sabater y asesinó a cuatro de sus compañeros. En el tiroteo
murió el jefe del operativo y “el Quico”, después de ser calificado como bandido
por la justicia franquista, se convirtió, con la aplicación de la Ley de 2011 de

Es un proyecto de Ley que no rompe con el pasado fascista y, por tanto, no
permite aplicar justicia ante los numerosos crímenes de la dictadura. No se
atreve a abordar la responsabilidad penal de los verdugos y focaliza su acción
en la rehabilitación de las víctimas, a las que no se les ofrece una reparación
real, más allá de un reconocimiento simbólico que, en todo caso, llega tarde,
tan tarde que parece una burla.
La propuesta de “Ley de Memoria democrática” se olvida, no ya de derogar,
sino simplemente de mencionar la Ley de Amnistía de 1977, instrumento
fundamental para blindar la impunidad de los criminales del franquismo.
En definitiva, una muestra más de la debilidad política, ideológica y cultural de
la izquierda institucionalizada, incapaz de formular una Ley que garantice la no
repetición de los crímenes fascistas. Una izquierda incapaz de abordar la
pervivencia y continuidad del franquismo desde una perspectiva de defensa de
la democracia formal, ya que hace tiempo que la perspectiva de clase la ha
perdido.
A pesar de la preocupación de algunos de los promotores por acabar con las
ofensas más llamativas a la memoria de tantas víctimas (anulación de juicios y
dignificación de muertos y desaparecidos), este texto tiene como principal
objetivo el blanqueo del dogma constitucionalista, centrado en la obsesiva
defensa de la unidad de la patria –Antes roja que rota– y, de paso, la
naturalización del concepto de Nación española.
Una nueva Ley al servicio del inmovilismo, que busca recuperar y homologar la
imagen del Estado español con el resto de estados de Europa. Una imagen
que ha quedado muy dañada por la reciente represión del movimiento civil
catalán, los numerosos escándalos de corrupción de la monarquía, las
vergonzosas prácticas judiciales y las recientes declaraciones de las máximas
autoridades del ejército, que aunque actualmente estén en la reserva, han
mantenido el control de la institución a lo largo de estos 45 años de democracia
tutelada.

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¿Cuál es la luz al final del tunel?, por Rodolfo Nadra

Estamos en el comienzo del final. Todo indica que hemos entrado en el ocaso terminal de un ensayo absurdo, cruel y despiadado, denominado “anarcocapitalismo”. Eso significa la descomposición y el salto de calidad en el estallido de contradicciones . Creo que son algunos pocos, pero suficientes, los indicios que existen. El proceso puede ser más corto o más largo, pero es irreversible. Más que indicios hay hechos, y muy graves, en el plano nacional y hacia el exterior. Basta con prender el televisor, escuchar la radio o navegar por Internet. Veamos algunos, sólo algunos: la ex periodista Marcela Pagano internada por el estrés que le provocó el apriete de Martín Menem y otros legisladores de LLA, incluídas amenazas a los laburantes de su despacho (se están matando entre ellos hace rato), para obligarla a renunciar a su elección como Presidenta de la Comisión de Juicio Politico; la Bullrich teniendo que pedir disculpas al gobierno de Chile por irse de boca y decir, entre otras barbaridades, que Hizbulá opera en el norte de Chile; sospechas ciertas de que Milei está paranoico y tal vez en pánico por miedo a un atentado (“si me subía a ese avión en Dinamarca era boleta”, le habría dicho a alguien muy cercano, un disparate, además de ofensivo para el gobierno socialdemócrata de ese pais) y se anunció oficialmente que dejará de volar en aviones de línea por seguridad.

La Libertad Avanza se convierte cada vez más en un burdel mientras no logra cerrar acuerdos firmes con los gobernadores y la oposición dialoguista para que le voten la nueva Ley Combi; el país todo es atravesado por un estado de estupor (por ahora pacifico) por la brutal embestida contra los trabajadores y los jubilados con la disparada de precios y el tarifazo impagable que lleva a miles de Pymes a la quiebra y suma a millones a la pobreza. El martes se juntan en una movilización nacional, que promete ser contundente, por primera vez desde el Cordobazo, los sindicatos y los universitarios (estudiantes, docentes y no docentes) ante el gravisimo desfinanciamiento (en las facultades ya se funciona a media luz, se dan clases abiertas en las calles y el presupuesto de todo el año no da para más de un par de meses); la UOCRA declaró el estado de alerta y amenaza con un parate total si no se aprueba su paritara; hay prevista una gran movilización para el primero de mayo y un paro general para el 9 de ese mes; en la mayoría de los grandes municipios del conurbano la situación se ha vuelto invivible (transportes impagables, suspensión total del suministro a los comedores, desocupación creciente, etc.) Y, con más razón, en las provincias del norte del país donde los “rebusques” de changas son más difíciles. Todo esto, y mucho más, en el marco de una crisis terminal en la viabilidad del “modelo” económico sujeto al Dios Mercado, como un golpe al corazón de toda la filosofía de Milei: se comenzó poniéndole tope a las paritarias y ahora (con encuestas en la mano que muestran los crecientes “peros” a la esperanza en su base de votantes) se le declara la guerra a las prepagas por haberse cartelizado y se ordena (más dirigismo y regulación no se consigue) que retotraigan sus cuotas a diciembre, apliquen el IPC para los aumentos y devuelvan la plata cobrada de más. Se trata del comienzo de un caos al interior de la medicina prepara (¿quien les ordena, o no, a sus prestadoras que también retrotraigan los precios?) y hacia el resto de la economía. ¿También le ordenarán a los supermercados que retrotraigan los precios?. No lo parece.

¿Cómo se retoma el eje y la coherencia cuando el rumbo se derrumba? La pobreza explota y el proyecto gubernamental hace agua por todos lados y no cierra ni a palos, mientras la furia en las calles todavía no llegó pero parece inevitable. Sólo se trata de tiempo, un tiempo que Milei sólo usa para pelearse e insultar a todos: enemigos y adversarios, pero también contra sus aliados políticos y hasta la propia tropa. Tarde intentan congraciarse con la clase media que, al igual que los sectores más postergados, son atacados en sus bolsillos, su salud, su educación y su calidad de vida. Siempre para abajo, estés en la escala social que estés. Y no es un problema de política económica y social corregible; está en la génesis de un modelo absurdo e inviable de destrucción y remate del Estado, entrega y extranjerizacion del territorio y sus recursos, pulverizacion del tejido social y de la convivencia civilizada mínima, algo insoportable también para el elemental despliegue del sistema capitalista.

Ahora bien, ¿tiene el campo popular una dirección política que le permita no ya encabezar sino apenas encauzar este proceso? Definitivamente no y es la tarea pendiente, motivo seguramente de un análisis más ambicioso que estas lineas descriptivas. Por eso todo es más angustiante y preocupante. No hay aún luz al final del túnel. Pero el túnel ahí está.

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Variaciones sobre el miedo y los mieditos, por Hernán López Echagüe

Me causa miedo el miedo que le tengo a todos los retóricos y engañosos mieditos que el miedo colosal, ese de mil patas, echa a rodar por todas partes. El miedo ha sido siempre el nervio motor de la historia, ha marcado los pasos de las sociedades. Bien lo saben los católicos apostólicos romanos. Miedo al infierno, a la muerte, a la enfermedad, a la pobreza, al castigo, al dolor. Mete miedo el miedo.

No hay, sin embargo, peor miedo que ese sórdido miedito al miedo que provoca la cosa de disentir, de conversar. De escuchar.

La prudencia, es decir, la templanza, la cautela, suele obrar a la manera de advertencia ante situaciones que, presuntamente, son dignas de temer. Desde el interior, la prudencia nos susurra al oído: “No, mejor permanecer quieto, no abrir la boca, detener la respiración, alejarse …”

Hoy impera una sombría prudencia, fundada en un océano de mieditos fraguados, que conduce a la inercia y a la quietud, al silencio y al encierro, al aislamiento y al desdén. Prudencia triste, y, por sobre todas las cosas, imprudente. La existencia, condenada a mascullar palabras anodinas entre cuatro paredes. Miedito al vozarrón del dueño del miedo. Ese asunto de temerle a la palabra, al desacuerdo.

Y entonces el miedo al miedo, en una trabazón fantasmagórica, alumbra un miedito tras el otro. Del temor al infierno, a la muerte, a la enfermedad, a la vejez, al dolor, a la soledad, a la guerra, empiezan a nacer muchos mieditos que, cuando atacan en tropel, sumergen al hombre en un estado cataléptico. Océano de mieditos en el que navega, a sus anchas, el miedo abismal. El miedo a ser. O sea, la loca rutina de limitarse a estar, a permanecer.

Cambian los nombres de los dueños del miedo. Pero la esencia del miedo, y su propósito, el descalabro de la identidad, el sometimiento al hábito de someterse y vivir como en rebaño taciturno, continúan intactos. Pena que los mieditos jamás se le rebelan al miedo. Quizá lograran despojarlo de un par de patas, y entonces el miedo comenzaría a perder algo de garbo y equilibrio, y, con el correr del tiempo, quizá acabaría desmoronándose.

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Brecht y la solución, por Américo Schwartzman

En 1953, en Alemania Oriental (la Alemania “Comunista” de la posguerra) el gobierno realizó un ajuste bastante brutal (sí, no solo la derecha ajusta). Un grupo de obreros de la construcción decidió hacer huelga, el 17 de junio, y de a poco fueron miles los que se sumaron. Las autoridades soviéticas reprimieron el levantamiento popular de manera bestial.

No se sabe (aún hoy) cuántas personas fueron asesinadas, pero las estimaciones van de 55 a 383, con miles de detenidos e incluso (dato tremendo) con soldados soviéticos fusilados por negarse a matar obreros rebeldes.

Fue en ese contexto en el que el gran Bertolt Brecht (quien había decidido vivir en Berlin Oriental tras su “desexilio”) escribió un breve e irónico poema titulado “La solución”, muchas veces citado, pero pocas veces contextualizado.

Brecht, un genio del teatro y de la filosofía (que desplegó de manera abundante y original en su dramaturgia) era un marxista pero también era un genuino libertario (de verdad, no como los payasos funestos que hoy usurpan esa palabra). Por eso hay incluso quienes creen que murió (en 1956) por decisión de la policía secreta soviética. La Unión de Escritores, para sorpresa y decepción de Brecht, en ese junio tremendo, en lugar de repudiar la represión, repudió el alzamiento popular, y su secretario Kurt Barthel, escribió una ominosa carta a los trabajadores donde les reprochaba haber traicionado al gobierno “comunista” y les decía: “Reconstruir una confianza traicionada es muy, muy difícil”.

Ese es el punto de partida del poema de Brecht. Con el contexto, creo, se disfruta más. Y por supuesto, se aplica a todos los gobiernos prepotentes y elitistas (aunque se crean “de izquierda”, o incluso, en especial a ellos) que se creen que son más importantes que el pueblo. Que puede equivocarse (en democracia, solo el pueblo puede equivocarse) pero no abolirse, como imaginan (según ironiza Brecht) los mandones y dictadores de toda laya, en especial los que se dicen “libertarios” y son… bueno, la peste que conocemos.

LA SOLUCIÓN, Bertolt Brecht

Tras el levantamiento del 17 de junio

el secretario de la Unión de Escritores

ordenó la distribución de folletos en la avenida Stalin.

El pueblo, leemos, ha perdido por su culpa la confianza del gobierno

y sólo redoblando sus esfuerzospodría recuperarla.

¿No sería

entonces más sencillo para el gobierno

disolver al pueblo

y elegir otro?

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