Ginés González García, ministro de Salud, visitó el Hospital Posadas y aseguró que “el director ya tiene instrucciones para que empiece a trabajar mañana” con los más de 200 despedidos que hubo durante la gestión macrista.
El funcionario aseguró que están todos juntos “para que vuelva a ser un emblema”. “Vinimos a reparar no sólo el daño a las personas que están acá adentro sino también a las que están afuera, que son muchas, por eso están los intendentes de toda la región”, sostuvo Ginés.
El funcionario recorrió el centro de salud junto a las nuevas autoridades, entre ellas el doctor Alberto Maceira, recientemente designado como interventor de la institución por 180 días. El ex director del Incucai había adelantado hace dos semanas la posibilidad de reincorporar a los cesanteados, a la vez que señalaba la gran cantidad de problemas edilicios y la falta de insumos. «Hay áreas que están en emergencia, que han perdido el 60 por ciento de su capacidad por que han despedido profesionales»
Por otra parte, el ministro de Salud pidió “el máximo esfuerzo” a médicos y trabajadores del Hospital dado que “la salud está muy mal y mucho depende de lo que podemos hacer los que tenemos más responsabilidades y también de lo que pueda hacer cada uno de nosotros”.
De la recorrida y la conferencia participaron los intendentes de Morón, Hurlingham, Ituzaingó y Merlo (Lucas Ghi, Juan Zabaleta, Alberto Descalzo y Gustavo Menéndez, respectivamente).
HISTORIA
Para hablar del ajuste del Posadas hay que remontarse al 2017, cuando se quiso extender la jornada labora de Enfermería de 10 a 12 horas. En diálogo con MU, Mirta Arceri, enfermera, despedida con 18 años en el Hospital, explicó que primero “echaron a los compañeros de limpieza y tercerizaron el servicio”. “Luego, aumentaron la jornada laboral a los compañeros de vigilancia: no reaccionaron. Y, después, se metieron con Enfermería: ahí dijimos no. Hacemos 10 horas noche por medio, sábado, domingo, feriado, lo que haya, de 21 a 07: querían extenderla a 12 sin ningún franco. Eso es insalubre: después de 10 horas, por más que quieras, no tenés reflejos ni lucidez para nada”. Actualmente, la Enfermería sigue siendo el sector más discriminado dentro de la salud, y más allá de lo sucedido en el Posadas, los enfermeros y enfermeras se movilizan constantemente por reconocimiento y reivindicaciones.
Poco después de recibir la primera tanda de despidos, los trabajadores convocaron una asamblea en el hall de la institución: fueron recibidos por un despliegue de Gendarmería y Policía Federal con armas y escudos. Era 2017 y se iniciaba un ajuste brutal en un histórico Hospital. La lucha de los despedidos resuena en las paredes de un edificio en el que aún retumban los ecos de pasadas batallas.
Ya en 1973 el Posadas se perfilaba como un foco de lucha. En ese año, los trabajadores conformaban una asamblea y echaban a las autoridades que provenían de gobiernos de facto anteriores. Se impuso la toma de decisiones democrática, con los trabajadores y la comunidad a la cabeza. Esta organización implicaba un enorme compromiso de cada trabajador con la institución, con la gente, con la salud.
Para la dictadura que comenzó en 1976, lo que se gestaba en aquel centro de salud era peligroso. Es por eso que el 28 de marzo de aquel año, el Hospital fue ocupado por las fuerzas que desplegaron un operativo enorme y fuertemente armado. A partir de ese momento fueron aplicadas diversas medidas que apuntaban principalmente a averiguar quiénes eran aquellos trabajadores que participaban de actividades gremiales. Con la excusa de que el Hospital era un centro de adoctrinamiento ideológico, comenzó una escalada represiva del gobierno de facto que culminó con la creación de un centro clandestino dentro de la institución que fue conocido como “El chalet”. Allí mismo, muchos de los trabajadores fueron detenidos ilegalmente y torturados a metros de sus lugares de trabajo.
Pasan los gobiernos, pero la tradición de lucha del Posadas se mantiene. Se respira en su aire, se escucha en sus pasillos y se transmite a sus trabajadores.