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Opinión

“Dale, Dolores no llores, dale”, por Américo Shwartzman desde Concepción del Uruguay

Y ves, que esta tristeza no puede ser / Que algo mejor tiene que haber / Algo por donde salir a andar / Dale, Dolores no llores, dale…

(Los Piojos, “Dolores no llores”)

Se pueden decir muchas cosas sobre lo que está ocurriendo con la pelea entre la familia Etchevehere por la sucesión de sus tierras. Yo anoté estas seis, que se me aparecieron como puntos claros entre tanta hojarasca y manipulación mediática del asunto. Que no es de un solo lado, como siempre, por supuesto.

UNO

No tengo idea, ni me interesa demasiado, si la cuestión legal les da razón a Dolores o sus hermanos. Sin embargo, tiendo a creerle a Dolores, al ver los antecedentes de los hermanitos Etchevehere: denuncias por reducción a la servidumbre de sus empleados, evasores del fisco, beneficiarios de créditos destinados a pequeñas empresasvaciadores de El Diario de Paraná, al que no tuvieron prurito en transformar en apéndice propagandístico de Urribarri, y a la vez ser funcionarios de alto nivel del macrismo.

Pero ya se sabe: el dinero no tiene familia. Y está bastante claro que a muchas personas las están engrupiendo: nadie viene por la propiedad privada, a nadie le van a sacar su casita ni su quinta de fin de semana, ni sus hectáreas ni su gran empresa ni su flamante autito ni ninguna otra de sus propiedades. No. Lo que hay es una heredera que quiere donar una parte de su herencia a una organización social. Eso es todo. Nadie está expropiando nada. La burguesía peronista entrerriana nunca expropió, ni expropiará, sencillamente porque ella también es parte de las clases terratenientes. Así que tranquis. Ni siquiera es Etchevehere versus Grabois. En todo caso es Etchevehere versus Etchevehere. Lo demás es charamusca para “épater le bourgeois” (que significar “espantar al burgués”).

DOS

Creo que si todas las personas que son herederas de terratenientes hicieran lo que hizo Dolores Etchevehere, el mundo sería un poco más justo. Qué digo “un poco”. Bastante más justo. Ojalá muchas otras personas que tienen esas mismas condiciones de existencia (y que suelen hablar de que lo material es accesorio, de lo importante que es el desprendimiento y el desapego y todo eso), imitaran a esta mujer, es decir, donaran el 40% de su herencia, por el motivo que fuera, a organizaciones agroecológicas.

Por eso, solo por eso, estoy atento a la miniserie y no porque me genere ningún interés el puterio de la herencia de ”Zahorí” Etchevehere (así le decían, porque firmaba de ese modo sus columnas de opinión en “El Diario” de Paraná). Ojalá el juez resuelva a favor de Dolores en la cuestión de fondo (hasta acá le dio la razón en un aspecto importante, pero muy menor). Y ojalá cunda el ejemplo. Que otros nenes bien, herederos de fortunas, hicieran algo parecido. Por ejemplo los hijos de Macri, los hijos de Amalia Lacroze de Fortabat o Máximo y Florencia Kirchner. Me encantaría, les soy sincero.

TRES

Nunca había oído hablar, hasta esta semana, del “Proyecto Artigas”. Cuando lo escuché por primera vez me entusiasmé. Así que me puse a leer lo que explican en su web oficial. En la presentación aclaran: “El impulso fundante de Proyecto Artigas es el Caso Etchevehere”. Ah, con razón no encontraba nada. Acaba de nacer. Y aseguran que lo integran “movimientos sociales, profesionales del derecho, la comunicación y el cuidado del ambiente”.

Lo raro es que no detallan quiénes son. La página web parece anónima. Bueno, quizás sea que aún está en proceso. En fin. El asunto es que no lo veo a Artigas sujetando su propuesta revolucionaria a la aparición de herederos con ganas de donar parte de sus tierras. Eso no tiene nada de malo, pero refuerza mis dudas: ¿el proyecto se limitará a eso, esperar donaciones, o tienen alguna otra iniciativa para generar emprendimientos similares en la provincia, o en el resto del país?

Porque no deja de ser un dato notable y paradójico que la única “reforma agraria” (ponele) en más de medio siglo del PJ entrerriano la haga una heredera oligárquica de estirpe radical peleada con su familia. No el Estado. Y llama la atención que algunas personas quieran ver en este episodio algo cercano a una reforma agraria.

Da un poco de vergüenza ajena el fervor de sectores del oficialismo (en especial legisladores de diferentes niveles), que ni en sueños presentarían un proyecto de ley para repartir los campos de sus jefes politicos o de las cien empresas que (según la propia ATER) son a la vez las mayores propietarias de tierras en Entre Ríos, y las principales evasoras.

En cambio, el puterío de una familia de poderosos desquiciados –que a mí solo me interesaría discutir si yo fuera guionista de Netflix–, los tiene sumamente ocupados y entusiastas. Caradurismo pejotista, en fin.

CUATRO

Si mañana los hijos del diputado Atilio Benedetti o el diputado Máximo Kirchner (los dos más ricos de la Cámara de Diputados de la Nación) decidieran donar, como Dolores, el 40% de su herencia a (por ejemplo) la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), yo lo celebraría como celebro la actitud de Dolores. Este punto es lo que me parece más relevante de toda la miniserie que podría titularse “Dolores, sus malvados hermanos y su mamá, más mala que la madrastra de Cenicienta”.

Me resulta incomprensible la forma en que se excitan los ánimos desde ambas partes de la grieta en este tema. Será nomás que los seres humanos necesitamos drama y comedia. Casi tanto como el oxígeno. Y la miniserie “Los Etchevehere” nos permite estar un ratito en la piel de les protagonistas (en ambas orillas de la grieta).

De ahí el éxito de esta superproducción, en la que guionistas y productores deben agradecer a los medios y al Gobierno, sin cuya gentil y desinteresada colaboración, esta telenovela no habría alcanzado tanta repercusión.

Pero no veo ninguna razón para que hierva la sangre ni de parte de los chacareros que parecen creer que vienen Grabois y los mapuches a quedarse con sus cinco hectáreas (mucho menos de quienes no tienen más que la tierra de sus macetas), ni de los revolucionarios del PJ o sectores afines que parecen estar viendo la revolución artiguista renacida porque una mujer de la oligarquía entrerriana (al parecer perjudicada por sus hermanos) resuelve irritarlos cediendo parte de su herencia o poniendo como su propio abogado al mayor emblema de lo que odian los políticos de su familia. Que tiene bendición papal, recuerden. ¿Qué puede malir sal?

CINCO

“Que nadie se enorgullezca

de tener plata a montones.

Puede darnos el antojo

de hacer averiguaciones.

(…)

Conozco más de un platudo

que en su vida trabajó.

Y no sé por qué motivo

le dicen que es productor.

(…)

Solito con su trabajo

ningún hombre llega a rico.

Las grandes fortunas se hacen

con sangre del pobrerío”.

El autor de estos versos es el gran escritor entrerriano Marcelino Román, periodista, poeta, investigador, autor de las “Coplas para los hijos de Martín Fierro”, de las que extraje estas tres. También fue jefe de redacción durante años (de hecho se jubiló en ese cargo) de “El Diario” de Paraná, propiedad de los Etchevehere. ¿Habrá estado pensando en ellos cuando las escribió?

SEIS

Si cuando una heredera quiere donar una parte de su herencia los terratenientes arman semejante quilombo, imaginen si recuperamos las ideas fundacionales de nuestra independencia, de repartir las grandes superficies improductivas y asegurar tierra a cada familia. Ideas que tuvieron Belgrano, Artigas, el gran Alejo Peyret y hasta el contradictorio Sarmiento (sí, Sarmiento también quería eso, por eso prometió “hacer cien Chivilcoy”, cosa que no cumplió). Por eso otro punto muy claro para mí es el que plantean los compañeros y compañeras de la UTT: un proyecto de ley de acceso a la tierra para familias y colonias agroecológicas. No tengo dudas de que éste es el camino: un Estado activo facilitando el acceso a la tierra a las familias productoras, y sumar a quienes desean un pedazo de tierra para producir (y además hacerlo ecológicamente). Qué lindo sería que, con el mismo ímpetu que están poniendo ante la miniserie “Los Etchevehere”, todas esas personas que decidieron embanderarse, y todas las que creemos en la justicia y la igualdad, le exijamos al Congreso que trate y apruebe este proyecto. 

Y FINAL

De nuevo, ojalá el juez le dé la razón en la cuestión de fondo a Dolores. Y ojalá el proyecto Artigas no se frustre y quienes lo integran y quienes lo apoyan se pongan a militar con fuerza el proyecto de ley de la UTT. Porque, de verdad, esperar que haya más herederos y herederas donando un 40% de sus injustas propiedades para que haya alguna vez acceso a la tierra para todas las personas suena muy utópico. ¿No les parece?

(Publicado en El Miércoles Digital, 25 de octubre de 2020)

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¿Cuál es la luz al final del tunel?, por Rodolfo Nadra

Estamos en el comienzo del final. Todo indica que hemos entrado en el ocaso terminal de un ensayo absurdo, cruel y despiadado, denominado “anarcocapitalismo”. Eso significa la descomposición y el salto de calidad en el estallido de contradicciones . Creo que son algunos pocos, pero suficientes, los indicios que existen. El proceso puede ser más corto o más largo, pero es irreversible. Más que indicios hay hechos, y muy graves, en el plano nacional y hacia el exterior. Basta con prender el televisor, escuchar la radio o navegar por Internet. Veamos algunos, sólo algunos: la ex periodista Marcela Pagano internada por el estrés que le provocó el apriete de Martín Menem y otros legisladores de LLA, incluídas amenazas a los laburantes de su despacho (se están matando entre ellos hace rato), para obligarla a renunciar a su elección como Presidenta de la Comisión de Juicio Politico; la Bullrich teniendo que pedir disculpas al gobierno de Chile por irse de boca y decir, entre otras barbaridades, que Hizbulá opera en el norte de Chile; sospechas ciertas de que Milei está paranoico y tal vez en pánico por miedo a un atentado (“si me subía a ese avión en Dinamarca era boleta”, le habría dicho a alguien muy cercano, un disparate, además de ofensivo para el gobierno socialdemócrata de ese pais) y se anunció oficialmente que dejará de volar en aviones de línea por seguridad.

La Libertad Avanza se convierte cada vez más en un burdel mientras no logra cerrar acuerdos firmes con los gobernadores y la oposición dialoguista para que le voten la nueva Ley Combi; el país todo es atravesado por un estado de estupor (por ahora pacifico) por la brutal embestida contra los trabajadores y los jubilados con la disparada de precios y el tarifazo impagable que lleva a miles de Pymes a la quiebra y suma a millones a la pobreza. El martes se juntan en una movilización nacional, que promete ser contundente, por primera vez desde el Cordobazo, los sindicatos y los universitarios (estudiantes, docentes y no docentes) ante el gravisimo desfinanciamiento (en las facultades ya se funciona a media luz, se dan clases abiertas en las calles y el presupuesto de todo el año no da para más de un par de meses); la UOCRA declaró el estado de alerta y amenaza con un parate total si no se aprueba su paritara; hay prevista una gran movilización para el primero de mayo y un paro general para el 9 de ese mes; en la mayoría de los grandes municipios del conurbano la situación se ha vuelto invivible (transportes impagables, suspensión total del suministro a los comedores, desocupación creciente, etc.) Y, con más razón, en las provincias del norte del país donde los “rebusques” de changas son más difíciles. Todo esto, y mucho más, en el marco de una crisis terminal en la viabilidad del “modelo” económico sujeto al Dios Mercado, como un golpe al corazón de toda la filosofía de Milei: se comenzó poniéndole tope a las paritarias y ahora (con encuestas en la mano que muestran los crecientes “peros” a la esperanza en su base de votantes) se le declara la guerra a las prepagas por haberse cartelizado y se ordena (más dirigismo y regulación no se consigue) que retotraigan sus cuotas a diciembre, apliquen el IPC para los aumentos y devuelvan la plata cobrada de más. Se trata del comienzo de un caos al interior de la medicina prepara (¿quien les ordena, o no, a sus prestadoras que también retrotraigan los precios?) y hacia el resto de la economía. ¿También le ordenarán a los supermercados que retrotraigan los precios?. No lo parece.

¿Cómo se retoma el eje y la coherencia cuando el rumbo se derrumba? La pobreza explota y el proyecto gubernamental hace agua por todos lados y no cierra ni a palos, mientras la furia en las calles todavía no llegó pero parece inevitable. Sólo se trata de tiempo, un tiempo que Milei sólo usa para pelearse e insultar a todos: enemigos y adversarios, pero también contra sus aliados políticos y hasta la propia tropa. Tarde intentan congraciarse con la clase media que, al igual que los sectores más postergados, son atacados en sus bolsillos, su salud, su educación y su calidad de vida. Siempre para abajo, estés en la escala social que estés. Y no es un problema de política económica y social corregible; está en la génesis de un modelo absurdo e inviable de destrucción y remate del Estado, entrega y extranjerizacion del territorio y sus recursos, pulverizacion del tejido social y de la convivencia civilizada mínima, algo insoportable también para el elemental despliegue del sistema capitalista.

Ahora bien, ¿tiene el campo popular una dirección política que le permita no ya encabezar sino apenas encauzar este proceso? Definitivamente no y es la tarea pendiente, motivo seguramente de un análisis más ambicioso que estas lineas descriptivas. Por eso todo es más angustiante y preocupante. No hay aún luz al final del túnel. Pero el túnel ahí está.

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Variaciones sobre el miedo y los mieditos, por Hernán López Echagüe

Me causa miedo el miedo que le tengo a todos los retóricos y engañosos mieditos que el miedo colosal, ese de mil patas, echa a rodar por todas partes. El miedo ha sido siempre el nervio motor de la historia, ha marcado los pasos de las sociedades. Bien lo saben los católicos apostólicos romanos. Miedo al infierno, a la muerte, a la enfermedad, a la pobreza, al castigo, al dolor. Mete miedo el miedo.

No hay, sin embargo, peor miedo que ese sórdido miedito al miedo que provoca la cosa de disentir, de conversar. De escuchar.

La prudencia, es decir, la templanza, la cautela, suele obrar a la manera de advertencia ante situaciones que, presuntamente, son dignas de temer. Desde el interior, la prudencia nos susurra al oído: “No, mejor permanecer quieto, no abrir la boca, detener la respiración, alejarse …”

Hoy impera una sombría prudencia, fundada en un océano de mieditos fraguados, que conduce a la inercia y a la quietud, al silencio y al encierro, al aislamiento y al desdén. Prudencia triste, y, por sobre todas las cosas, imprudente. La existencia, condenada a mascullar palabras anodinas entre cuatro paredes. Miedito al vozarrón del dueño del miedo. Ese asunto de temerle a la palabra, al desacuerdo.

Y entonces el miedo al miedo, en una trabazón fantasmagórica, alumbra un miedito tras el otro. Del temor al infierno, a la muerte, a la enfermedad, a la vejez, al dolor, a la soledad, a la guerra, empiezan a nacer muchos mieditos que, cuando atacan en tropel, sumergen al hombre en un estado cataléptico. Océano de mieditos en el que navega, a sus anchas, el miedo abismal. El miedo a ser. O sea, la loca rutina de limitarse a estar, a permanecer.

Cambian los nombres de los dueños del miedo. Pero la esencia del miedo, y su propósito, el descalabro de la identidad, el sometimiento al hábito de someterse y vivir como en rebaño taciturno, continúan intactos. Pena que los mieditos jamás se le rebelan al miedo. Quizá lograran despojarlo de un par de patas, y entonces el miedo comenzaría a perder algo de garbo y equilibrio, y, con el correr del tiempo, quizá acabaría desmoronándose.

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Brecht y la solución, por Américo Schwartzman

En 1953, en Alemania Oriental (la Alemania “Comunista” de la posguerra) el gobierno realizó un ajuste bastante brutal (sí, no solo la derecha ajusta). Un grupo de obreros de la construcción decidió hacer huelga, el 17 de junio, y de a poco fueron miles los que se sumaron. Las autoridades soviéticas reprimieron el levantamiento popular de manera bestial.

No se sabe (aún hoy) cuántas personas fueron asesinadas, pero las estimaciones van de 55 a 383, con miles de detenidos e incluso (dato tremendo) con soldados soviéticos fusilados por negarse a matar obreros rebeldes.

Fue en ese contexto en el que el gran Bertolt Brecht (quien había decidido vivir en Berlin Oriental tras su “desexilio”) escribió un breve e irónico poema titulado “La solución”, muchas veces citado, pero pocas veces contextualizado.

Brecht, un genio del teatro y de la filosofía (que desplegó de manera abundante y original en su dramaturgia) era un marxista pero también era un genuino libertario (de verdad, no como los payasos funestos que hoy usurpan esa palabra). Por eso hay incluso quienes creen que murió (en 1956) por decisión de la policía secreta soviética. La Unión de Escritores, para sorpresa y decepción de Brecht, en ese junio tremendo, en lugar de repudiar la represión, repudió el alzamiento popular, y su secretario Kurt Barthel, escribió una ominosa carta a los trabajadores donde les reprochaba haber traicionado al gobierno “comunista” y les decía: “Reconstruir una confianza traicionada es muy, muy difícil”.

Ese es el punto de partida del poema de Brecht. Con el contexto, creo, se disfruta más. Y por supuesto, se aplica a todos los gobiernos prepotentes y elitistas (aunque se crean “de izquierda”, o incluso, en especial a ellos) que se creen que son más importantes que el pueblo. Que puede equivocarse (en democracia, solo el pueblo puede equivocarse) pero no abolirse, como imaginan (según ironiza Brecht) los mandones y dictadores de toda laya, en especial los que se dicen “libertarios” y son… bueno, la peste que conocemos.

LA SOLUCIÓN, Bertolt Brecht

Tras el levantamiento del 17 de junio

el secretario de la Unión de Escritores

ordenó la distribución de folletos en la avenida Stalin.

El pueblo, leemos, ha perdido por su culpa la confianza del gobierno

y sólo redoblando sus esfuerzospodría recuperarla.

¿No sería

entonces más sencillo para el gobierno

disolver al pueblo

y elegir otro?

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