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Elecciones en Uruguay: final abierto.

Crónica desde Montevideo de Laura Giussani Constenla

Domingo 20 de octubre. Falta una semana para las elecciones. Montevideo se llena de colores, militantes o promotores se dedican a repartir listas para poner en la urna. Conviven en las esquinas los puestos del Frente Amplio, los Blancos y los Colorados. Caravanas de coches, banderas en los balcones identificando las preferencias de sus habitantes. La rambla es el principal punto de encuentro para convencer a los todavía indecisos. Al salir a pasear por Buceo, Pocitos o Ciudad Vieja conviene llevar un bolso vacío para acumular la cantidad de listas que entregan los diversos partidos.

Yamandú Orsi, candidato FA

Aceptar la lista justa no es cosa fácil. Mientras revolvía baratijas en la feria Tristán Narvaja, se acerca una señora sonriente y me entrega una boleta, veo la foto de Orsi y la acepto con una sonrisa. Como yo no voto en Uruguay, se la entrego a mi hija que sí vota: ‘tomá, ya tenés la boleta para poner en la urna’. Me mira con resignación y dice: ‘yo no voto esa lista’. ¿Cómo, no votabas al Frente? Sí, pero no a esa lista. Es así que me entero que además de votar a un presidente que va en representación de cada partido, podés elegir la lista de legisladores que más te guste. Como el FA está cada vez más amplio no es lo mismo votar a los socialistas, que a los comunistas que a los ambientalistas y no sé cuántas listas más. Todo se puso tan confuso que el MPP y Pepe Mujica no representa el ala más de izquierda de ese caleidoscopio frenteamplista. Es decir, también hay una interna en la que se define cuáles son los senadores y diputados que llegarán al Congreso.

Álvaro Delgado, candidato Partido Nacional, Blanco

Montevideo es un laberinto de diagonales, cortadas y rotondas en donde el río mar está siempre de fondo, podés llegar a la rambla si vas a la izquierda o a la derecha o seguis por tu camino. Perdida por el Parque Rodó apelo a una simpática jovencita que andaba repartiendo boletas. “¿Perdón, sabés dónde queda la calle Libertad?”. (ahora que lo escribo me doy cuenta el significado del nombre de mi calle perdida, es que tenía que ir a Libertad y Artigas -pah!) . La muchacha duda, pero mira a lo lejos y dice “allá termina Libertad ¿ves el cartel?”. Obvio que no lo veía porque estaba como a cien metros. Para ser gentil le pido la lista “A ver ¿a quién tengo que votar para tener tan buena vista?, bromeo. Extiende hacia mí la boleta del musculoso Ojeda. Mi cara de decepción fue evidente. “Uh, justo a Ojeda me querés hacer votar!”. “No lo votes”, gritó de manera cómplice, como si ella tampoco lo fuera a votar. Promotores a sueldo aquí y allá.

Andrés Ojeda, candidato Partido Colorado

¿Qué se vota el 27 de octubre? Presidente y Vicepresidente; 30 senadores, 99 diputados; miembros de las Juntas Electorales Departamentales y dos plebiscitos: el de ‘Previsión Social’, para que la constitución establezca como derecho una jubilación que equivalga a un sueldo mínimo y acabe con las jubilaciones privadas; y ‘Allanamientos Nocturnos” para derogar una ley muy sentida en la población que prohibe que las fuerzas de seguridad entren a un hogar de noche, aún teniendo la órden de un juez.

¿Quiénes son los candidatos a Presidente?

Frente Amplio (Yamandú Orsi- Carolina Cosse): Partido Nacional (Alvaro Delgado – Shirley Valeria Ripoll Fraga); Partido Colorado (Andrés Ojeda – Robert Silva García); Partido Cabildo Abierto (Guido Manini Ríos – Lorena Quintana); Partido Identidad Soberana (Gustavo Salle – María Elvira Canoniero); Partido Independiente (Pablo Mieres – Mónica Gabriela Bottero); Partido Asamblea Popular (Walter Gonzalo Martinez Andrea Revuelta); Partido Constitucional Ambientalista (Eduardo Lust – Luján Criado); Partido Ecologista Radical Intransigente (César Enrique Vega – Sergio Billiris ); Partido Por Los Cambios Necesarios (Guillermo Franchi – Virginia Vaz); Partido Avanzar Republicano (Martín Pérez Banchero)

El clima es curiosamente tranquilo, nadie discute en las calles, y el único candidato que parece romper la monotonía es el improvisado Andrés Ojeda, del Partido Colorado, quien recorre la ciudad acariciando perros -la defensa de los animales son parte fundamental de su campaña-, pasa horas en el gimnasio -tal como indican sus spots y su lomo-, y confiesa ante los medios que ‘la política en Uruguay es un embole’. ¿Cuál es su programa de gobierno? Poco se sabe, por ahora promete sacudir la modorra para divertir un poco a los abúlicos ciudadanos.

Cierre de campaña del Frente Amplio con 100.000 personas en Parque Batlle

Cierto es que tampoco se sabe qué proponen los otros candidatos. El seguro ganador en primera vuelta, Yamandú Orsi, del Frente Amplio, eligió callar durante la campaña. Ni una palabra salió de su boca de no ser en una tribuna, algún programa amigo o en desteñidos spots publicitarios en los que con voz cansina elogia la honestidad y critica los extremos. Tal fue su ausencia de los medios que un programa político de derecha quizo ponerlo en ridículo e inventó una entrevista con inteligencia artificial para poder tener al candidato en el piso. Avisó al público al finalizar la nota. La semiausencia de Orsi y la hiperpresencia de Ojeda también está siendo utilizada por el candidato colorado.

En uno de sus últimos actos de campaña, Orsi invitó a romper el silencio (no el suyo, sino el de la población) y habló también de vencer el miedo, de que sus militantes entreguen aunque sea en secreto la boleta del FA a sus vecinos. Raro, diría Barassi. Ya comentamos el clima de tranquilidad y tolerancia que se notaba en las calles. ¿De qué hablaba Yamandú? Quizás del otro país, el de las ciudades pequeñas, los pueblos, el Uruguay rural. En Colonia, por ejemplo, sólo los más comprometidos hacen campaña abierta para el Frente. Es un departamento Blanco hasta la médula y nadie quiere quedar como sapo de otro pozo y que te mire con desconfianza el funcionario que seguramente tendrá que darte una mano alguna vez.

¿Qué está en juego en éstas elecciones? Los ojos están puestos no sólo en quien será el próximo presidente sino en la interna de la coalición gobernante. Es decir, la aparición de Andrés Ojeda que en apenas unas semanas subió 10 puntos en las encuestas poniéndose a pocos puntos de Delgado, candidato del partido de Lacalle Pou, movió el tablero. Con un marketing impecable, asesorado por un discípulo de Durán Barba, mucho perro, mucho músculo y mucha pinta (he oído a más de una mujer decir que lo iba a votar porque era lindo!), le está dando pelea al tradicional Partido Nacional, los Blancos.

Delgado llega a las elecciones con un gobierno con buena imagen en el exterior pero bastante desgastado. Lacalle Pou se dedicó a surfear escándalos a lo largo de su mandato: Astesiano, Penadés, Marset, los más impactantes. De hecho, acaba de estrenarse un documental producido por La Diaria llamado “El Facilitador” a propósito del tráfico de influencias de Astesiano y Lacalle Pou. Más allá de estos infortunios, poco le ayudó la elección de su vicepresidenta, Alvaro Delgado puso como segunda en la fórmula a Valeria Ripoll, quien hasta hace poco era del Partido Comunista ¿cuánta confianza puede tenerle alguien del Partido Nacional a una comunista despechada? Traidora le gritaban de un lado y del otro.

La otra pata de la alianza gobernante es Guido Manini Ríos, un ex militar nacionalista que en muchos de sus carteles aparece con el correspondiente uniforme. Un partido, el Cabildo Abierto, que tiene pocos años, no demasiados votos, pero que llegó a terciar en el gobierno con apenas un 3% de los votos. Pocos, pero todo suma en tiempos de definiciones de segunda vuelta.

El Frente Amplio ganará en la primera vuelta, de eso no hay dudas. El problema es que si no saca más del 50% irá a ballotage, en donde se unen casi todos los otros partidos, al menos los que tienen un caudal de voto importante (Blancos, Colorados, Cabildo Abierto) puede ocurrir nuevamente que se le arrebate la victoria. En ese caso, es fundamental quién llega a la segunda vuelta: ¿Ojeda o Delgado? He conversado con varios frenteamplistas que ven con entusiasmo el repentino crecimiento del joven Andrés Ojeda, es la oportunidad para darle una cachetada a los Blancos, bajarles el copete. Cuando les pregunto si no tienen miedo de que una incógnita derechosa, que se parece más a Bukele y Milei que al histórico fundador del partido, José Batlle y Ordoñez, se ríen: “No, los uruguayos jamás van a votar a un tipo como Ojeda a la presidencia”. Algo así como decir que si es él quien llega al ballotage primara la cordura y el tradicionalismo. Lo cierto es que en apenas un mes el carilindo Ojeda subió como 10 puntos en las encuestas, poniéndose a tiro del Partido Blanco. Y dedicó las últimas semanas a tratar de convencer a los electores de que está llevando adelante un milagro: “me dijeron que era imposible que gane la interna colorada y aquí estoy. Hoy dicen que es imposible pero con tu voto llegamos al ballotage”. Está por verse si se trata de una autoprofecía capaz de realizarse.

Esa es la gran batalla por estos días. Quién sale segundo en el caso de que el Frente no gane en la primera vuelta. Yamandú Orsi se dedicó a hacer la plancha ya que las encuestas desde el principio le dieron más del 40 %. Casi no hubo campaña frenteamplista mientras Ojeda hizo un derroche publicitario que llenó cada rincón con su cara y metió spots a lo bobo en los medios. Y Delgado, ni fu ni fa, con su vice ex comunista a quien en un acto de campaña dijo que era ‘un bombón’ y se le armó más lío que el que tuvo Lacalle Poú por avalar a un senador pedófilo o abrirle la puerta al narcotráfico con Marset a la cabeza. Su consigna es simple: ‘no volver al pasado’.

¿Qué dicen las últimas encuestas? Todas coinciden con una diferencia de 1 o 2 puntos. Hasta hoy el resultado sería algo así: 46% Frente Amplio; 25% Partido Blanco; 17% Partido Colorado. Con un 8% de indecisos. Es decir. Final abierto.

Sepan disculpar, pero, a veces, la realidad nos regala simbolismos que de tan obvios parecen inventados. Pienso en mí, buscando la intersección de Libertad y Artigas en medio de una marea electoral. Parece cuento. Y también un cuento parece esta desgracia que vivieron los nadadores que participaron de la campaña “yo amo a mi mama” unas semanas antes del día internacional de lucha contra el cáncer de mamas.

Se anotaron 150 nadadores pero se animaron a participar sólo 92, en su mayoría argentinos, junto a uruguayos y chilenos. Hubo 58 que desistieron al notar el ‘olor fétido del agua y su estado barroso poco habitual’. Tenían razón. El hecho ocurrió el 28 de septiembre pero tuvo estado público hace apenas una semana. En la misma rambla en la que todos los partidos se disputaban un espacio para captar votantes y pegadizos slogans inundaban de música el paseo, mientras Andrés Ojeda caminaba acariciando perritos, se realizó la competencia de nadadores bajo el lema ‘amo mi mama’ en la playa cercana al Shopping Punta Carretas (que antes era una cárcel y se hizo famosa por la fuga de más de cien tupamaros en tiempos de la dictadura -hablando de símbolos!-), de los 92 nadadores, 85 terminaron intoxicados con vómitos y diarreas.

“Hicimos las averiguaciones con la gente de la Intendencia de Montevideo (IMM) y nos contaron que lo que ocurrió ese día fue que coincidió con una reparación que estaban haciendo en el colector que lleva al mar las aguas servidas, y que como tuvieron que cerrarlo, estaban volcando esas aguas a través de una reclusa pluvial que está a unos 100 metros de la zona donde estábamos nadando. Así que nadamos en aguas servidas”, señaló a El País Antonio Stankevicius, referente y organizador de NAF Uruguay.

No sería desacertado concluir que en plena campaña, algo huele mal en Uruguay.

En un panorama de propuestas vagas, el plebiscito propuesto por el PIT-CNT es la única medida clara que modificaría la Constitución a favor de los jubilados. Las encuestas no lo dan como ganador hasta el momento. Si sos uruguayo y querés poner la papeleta del SI a la reforma previsional, te puede interesar esta nota. Eso sí, no se puede votar en el exterior, a reservar pasaje.

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“Defender al Bonaparte es defender la salud mental de la comunidad”

Por Paulo Giacobbe

El Hospital Dra. Laura Bonaparte queda en Combate de los Pozos al 2100, en Parque Patricios. Al igual que el Sitio de memoria Virrey Cevallos, resiste al vaciamiento y los despidos. Bajo la consigna “Defender al Bonaparte” como parte de la lucha por la salud mental de la comunidad, este viernes 31 de enero a las 17 hs, convocan a todos los sectores a las puertas del Hospital, en Combate de los Pozos 2133, Parque Patricios.

Los trabajadores y trabajadoras del Bonaparte acudieron al festival Arde la Memoria en el ex CCD Virrey Ceballos el pasado viernes y convocaron a esta resistencia en unidad.
Sol es trabajadora social y fue despedida hace una semana. En total fueron 200 las notificaciones de despidos que llegaron. Al igual que en Cevallos, la cosa empezó en el 2024: “En el mes de agosto del 2024 nos echaron a treinta compañeros, cerraron un centro de atención primaria que teníamos en la Isla Maciel, y en el mes de octubre nos amenazaron con un cierre, el cual pudimos resistir. Logramos que no lo cierren en ese momento porque los trabajadores en asamblea votamos un plan de lucha que incluía la permanencia en el hospital y la creación de comisiones de trabajo”, contó Sol a La Columna Vertebral.

Este año, desde el Ministerio de Salud retomaron los ataques. Y entonces vuelta a organizarse y realizar asambleas. En una de esas asambleas votaron participar de la actividad en el Sitio de Memoria, “otro sector que está siendo fuertemente atacado, y nos parece muy importante poder unir todas las luchas, porque la gente, la comunidad, tiene la fuerza”, analizó Sol.
La cantidad de despidos implica que el hospital cierre. “Hay días que directamente la guardia no puede abrir, hay muchos servicios que quedaron desguazados. Nuestra lucha no es sólo por nuestros puestos de laburo, sino por la atención de calidad”.

“El Hospital Laura Bonaparte tiene una perspectiva de atención en salud mental que se denomina comunitaria, nosotros teníamos dos centros de atención primaria, uno en la Isla Maciel y otro en Zabaleta, que era donde yo trabajaba, y lo que hacemos ahí básicamente es acercar la salud a los barrios, que muchas veces las personas, sobre todo en los barrios más postergados, no pueden acceder, ya sea porque no pueden pagar un viático o por diferentes cuestiones que tienen que ver con la crisis económica que estamos viviendo; pensar que la atención de salud mental no tiene que ser solamente al interior de un hospital, sino que nos basamos en lo que tiene que ver con la Ley de Salud Mental, que implica que los abordajes tienen que ser en las comunidades, en los barrios, donde las personas tienen su centro de vida”.

Sol hace más de dos años que trabaja en el Hospital, siempre realizando abordaje territorial. En Zabaleta, en Villa Fiorito, en Villa Palito en La Matanza; por eso cuenta que cada persona en su barrio tiene sus lazos y redes de apoyo. “Aparte que hay problemáticas sociosanitarias muy importantes; por ejemplo, Villa 21-24 Zabaleta, tiene más de 100.000 habitantes, con uno de los índices más altos en riesgo eléctrico, plomo en sangre, abundan muchas instancias de problemáticas también de salud mental”.

La guardia, el trabajo territorial, la farmacia, el servicio de niñeces; enumera Sol de memoria a las áreas desguazadas, “echaron a la única odontopediatra del hospital. Eso implica que un montón de niñeces que tenían su control odontológico en el hospital ya no lo tienen más, y así te puedo enumerar también los servicios de salud integral, clínica, consejería de salud sexual, reproductivo, no reproductivo… son muchos los servicios que están siendo totalmente desguazados y que no pueden tener la atención como la venían realizando”.

El perfil del trabajador y trabajadora a despedir es amplio: “Tenemos compañeras embarazadas de seis meses que las despidieron, tenemos compañeros con tratamientos prolongados por enfermedades bastante complejas que fueron despedidos, incluso una delegada que tiene fueros… Nosotros trabajamos de una forma interdisciplinaria; entonces, no solo es una escucha con un psicólogo, sino que también intervienen trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, músicoterapeutas. La verdad es que, al día de hoy, nosotros planteamos un lema que “vaciar es cerrar”, porque si bien pudimos resistir al cierre de octubre, en este momento nos están cerrando de forma operativa”.

El Hospital Bonaparte estará presente en la Marcha Federal del próximo sábado 1 de febrero.

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Virrey Cevallos: los trabajadores en defensa de los sititos de memoria

Por Paulo Giaccobe

El pasado sábado se realizó un festival en las puertas del Ex Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio Virrey Cevallos, donde funciona un Espacio de Memoria, en el barrio porteño de Monserrat. Con la consigna “¡Arderá la memoria!”, los trabajadores organizados se defienden de la política de vaciamiento y despidos de la Secretaría de Derechos Humanos que administra el gobierno negacionista de Javier Milei.

La Columna Vertebral charló con Nelson, trabajador del Sitio de Memoria: “El festival surgió a partir de la demanda social por el vaciamiento que está aconteciendo a partir de la asunción del último gobierno”, contó Nelson, trabajador cesanteado de Virrey Cevallos, a La Columna Vertebral. “En la sociedad hay una conciencia sobre estos lugares. Y esto lo que nos deja es una base organizativa para lo que viene. Estamos muy agradecidos con la comunidad, con las organizaciones que se acercaron a colaborar y que son quienes en definitiva van a sostener las políticas de memoria”.

La cuadra de Cevallos al 600 estuvo llena de gente. En un escenario montado en la puerta del sitio de Memoria se sucedieron una radio abierta, obras de teatro y musiquillas. Puertas adentro se desarrollaron visitas en simultáneo, guiadas por sus trabajadores.

El ex centro clandestino estuvo a cargo del servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea Argentina. Se trata de un edificio bajo pero largo, que los represores alquilaron a la familia Río para utilizar como casa operativa. Es lo mismo que hicieron en la calle Franklin al 900, en el barrio de Caballito. Los mismos locadores, los mismos locatarios. Dos inmuebles distintos alquilados para ser utilizados con el mismo fin. Terminada la dictadura, Cevallos fue abandonado y tomado por distintas familias simultáneamente, que ocuparon sus piezas como si fuera un conventillo. Cuando una inmobiliaria lo puso a la venta con la intención de demolerlo, la agrupación barrial independiente Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad, organizando escraches y marchas, logró su recuperación como sitio. Era 2004. La casa de Franklin, en cambio, solo fue señalizada y actualmente está ocupada por una familia.
“Esta casa es muy particular, este centro clandestino fue muy particular”. En sus diferentes etapas el inmueble fue sufriendo modificaciones y se fue deteriorando por falta de mantenimiento. “Se fueron perdiendo algunas cuestiones materiales, pero todo eso también se pudo reconstruir a partir del trabajo del área de conservación específicamente, con detalles, por ejemplo, como buscar debajo de las capas de pintura cuál es la coincidencia con los testimonios, porque de pronto tenemos un color cuando entramos, pero los testimonios nos dicen que las paredes eran de otro color. Y eso es lo que, por ejemplo, aporta el área de conservación, poder hacer esa tarea de decapar y de encontrar esas pistas debajo de las capas de pintura que se fueron acumulando con el tiempo”.

“Teniendo en cuenta que este gobierno pasó del negacionismo a la reivindicación del golpe de Estado, lo que viene creemos que se va a intensificar en ese sentido, con la profundización de un modelo económico”, alertó Nelson, “Nosotros en estos espacios para la memoria lo que hacemos también, de alguna manera, es una caracterización del Estado argentino y también de los estados en general, sobre todo en la región americana, que surgen como garantes de modelos económicos. Hoy tenemos un presidente que se autodenomina anarcocapitalista, pero lo cierto es que el gobierno actual lo que quiere es ir al origen del Estado argentino, como un garante de un modelo económico. El Estado no va a desaparecer, sino que se va a fortalecer para garantizar la concentración de la riqueza, el avance en contra de los derechos conquistados a lo largo de todos los años de lucha del pueblo argentino, pero de este lado lo que se viene también es mucha organización y participación social”

Al comienzo de la gestión Milei, el sitio tenía diez trabajadores y trabajadoras cumpliendo funciones. Para mitad de año eran siete y para el 31 de diciembre quedaron solo dos personas con promesa de contratación, “ni siquiera contratados, con lo cual el vaciamiento se dio de manera total. Las tareas en este espacio son diversas y dada también la complejidad que tenemos debido a la falta de personal, muchas veces cumplimos tareas varias. Pero las áreas fundamentales tienen que ver obviamente con la conservación material, con el área de educación y con el área de investigación. Todas esas áreas fueron desarticuladas a partir del 1.º de enero de este año”.

Nelson detalló el trabajo de cada área: “El área de conservación lo que hace es intervenir sobre la materialidad de los espacios, sobre los lugares que fueron reconocidos como sala de torturas, sala de interrogatorios, celdas, en búsqueda de pruebas que aporten a los juicios de Lesa Humanidad”.

“El área de investigación lo que hace es poner en juego toda esa materialidad junto con los testimonios de los sobrevivientes, de los familiares, de los vecinos, para poder ampliar esa prueba judicial, pero también para que quede como testimonio del Terrorismo de Estado”.
“El área de educación lo que hace es articular toda la transmisión de la memoria con las universidades, escuelas, instituciones del territorio. Se ocupa del área de las visitas guiadas, pero también de ir a las escuelas, de proponer actividades en función de eso, de capacitar a docentes”.

Desde la Secretaría de Derechos Humanos pretenden que todas esas funcionas queden a cargo de dos personas, que realizarán tareas administrativas.

Nelson, por último, resalta que el sitio permanece abierto gracias a sus trabajadores pero también por las mesas de trabajo y consenso. E invita a la comunidad a visitar el lugar, a conocer la historia y a proponer actividades que se puedan realizar en el sitio. Porque “los compañeros que hemos sido despedidos seguimos cumpliendo funciones en el espacio a pesar de los despidos”. El festival cerró con una convocatoria a la Marcha Federal del próximo sábado 1 de febrero.

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Archivo

Todos tenemos hollín en los pulmones, por Hernán López Echagüe

El 25 de enero de 1997, la sociedad argentina se veía sacudida por un crimen atroz: un reportero gráfico de la revista Noticias, aparecía muerto, calcinado, con las manos y pies atados y dos disparos en la cabeza después de haber ido a cubrir de una fiesta de renombrados empresarios de Pinamar. La autopsia demostró que Cabezas tenía hollín en los pulmones, lo que indicaba que aún respiraba cuando el auto con él en su interior era invadido por las llamas. Las investigaciones recorrieron muchas pistas, varias de ellas fraguadas por la Policía Bonaerense que demostraba una y otra vez intentar desviar la investigación y resolver rápidamente el caso. El diario La Nación, le solicitó una nota al periodista Hernán López Echagüe quien se había convertido en emblema del ‘periodista agredido” luego de sufrir dos agresiones -un navajazo de advertencia en la puerta de su casa y un intento de secuestro en los alrededores del Bingo de Avellaneda, abortado por la aparición de un patrullero-. La persecución López Echagüe provenía de sectores del Mercado Central ligados a patotas Duhaldista. Desde Uruguay, en donde intentaba recuperar la tranquilidad y finalizar un nuevo libro sobre la Triple Frontera, escribió de un tirón este artículo.

Hoy lo recuperamos para el Archivo de LCV, tomado del libro ‘Postales Menemistas’ editado por editorial Perfil, quien publicó una compilación de artículos de este joven periodista que luego de recibir más amenazas y una catarata de juicios por la publicación de su libro “El Otro” dedicado al entonce gobernador Duhalde quien se disputaba la conducción del peronismo con el president Menem, buscaría refugio con su familia del otro lado del río.

Todos tenemos hollín en los pulmones, por Hernán López Echagüe

Febrero de 1977, diario La Nación

El asesinato de José Luis Cabezas es un hecho obsceno, cometido en una sociedad habituada a cerrar los ojos ante la obscenidad, o, en el mejor de los casos, a tomarla como un avatar, como un mal pasajero. Es dable preguntarse si en este caso la sociedad cobrará vida o, como ha sucedido en otras ocasiones, pronto olvidará el mazazo, se abrazará a los electrodomésticos, al fetiche de la estabilidad, y por fin añadirá el episodio a la extensa lista de obscenidades que han ocurrido a partir de mediados de 1989: los sopapos, navajazos y amenazas a periodistas; el asesinato del obrero Víctor Choque en Tierra del Fuego; las agresiones sufridas por el fiscal fiscal Pablo Lanusse; el assinato de María Soledad Morales, las decenas de atropellos cometidos por la Policía de la Provincia de Buenos Aires; los disparos contra Fernando ‘Pino’ Solanas; los feroces atentados contra la comunidad judía; la continua represión a manifestaciones; las enigmáticas muertes en torno a la Aduana; etc, etc, etc.

Obscenidades que parecen lejanas en el espacio y en el tiempo.

Presumir, como buena parte de la sociedad presume, que el asesinato de Cabezas no ha sido más que un brutal ataque a la libertad de expresión, comporta un grave desatino cuyas consecuencias habrán de aflorar tarde o temprano. El asesinato de Cabezas ha sido la lógica culminación de una serie de obscenidades frente a las cuales, continua e ingenuamente el gobierno ha pretendido permanecer ajeno.

Desde luego, en el interior de la gente que ha cometido este crimen impera el fuego. Pero es menester avivarlo.

Basta echar un vistazo a la historia del país para comprender que hechos de esta naturaleza suceden cuando los gobiernos crean y promueven las condiciones políticas, sociales y morales y éticas que tornan posible su comisión. Cuando los gobiernos hacen de la obscenidad uno de sus rasgos más distintivo.

Obsceno es que los actos de un gobierno procuren satisfacer, pura y exclusivamente, la ley del libre mercado y los antojos de un puñado de empresarios sin escrúpulos. Obsceno es que un presidente, a viva voz, celebre el ingreso de capitales sin importarle su procedencia. Obsceno es que los funcionarios de un gobierno aparezcan enlazados, una y otra vez, a personajes como Al Kassar, Gaith Pharaom, Ibrahim Al Ibrahim, Yabrán o Ghadaffi, es decir, al narcotráfico, al matonaje, a los negocios turbios. Obsceno en extremo es ignorar la independencia del Poder Judicial y llamar ‘delincuentes’ a periodistas y opositores.

Pero más obsceno que todo es la inercia. Cuando el virus de la quietud y de la indiferencia se instala en una sociedad, no hay medicina que logre aplacar sus terribles efectos. Al igual que en épcas de muerte y oscurantismo, con el correr del tiempo la solidaridad se difumina, la identidad lanquidece, y crímenes como el de Cabezas, por tanto, adquieren el caracter de cosa común y ordinaria.

Cuando una bomba destruyó el edificio de la embajada de Israel, todos repletamos las calles de Buenos Aires y en silencio, con los párpados apretados, todos fuimos judíos. Pero no fue otra cosa que un relumbre de solidaridad, un compromiso tan duradero como un estornudo; algo más parecido a una fugaz visita de pésame que a un acto fundado en hondas convicciones. Porque tiempo más tarde, y una vez más a lo largo de contadas horas, estimamos sensato colocarnos nuevamente el disfraz judío, como en un multitudinario baile de máscaras.

Todos estamos entrelazados por un lugar común que va más allá de fortuitas diferencias religiosas, filosóficas, políticas o profesionales: la vida. Y sin embargo estamos habituados a que nos reúna la muerte.

Una sociedad adormilada, que no emerge de su insultante letargo, no puede exigirnos a los periodistas que frente a hechos de esta índole inflemos el pecho y sin rodeos continuemos hurgando en esas enormes cloacas que nosotros no hemos inventado. No somos corresponsales de guerra, aunque a menudo plumas y lentes deban desplazarse entre escombros y cenizas, entre bandas violentas que han convertido al país en un inabarcable campo de batalla donde la vida es ingrávida.

Desde la madrugada del sábado último, y de modo ya irremisible, todos los argentinos somos José Luis Cabezas. Todos tenemos hollín en los pulmones. Todos estamos encerrados en el interior de un vehículo en llamas, en un camino de tierra, a contados metros de opulentas mansiones en cuyos jardines la fiesta continúa.

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