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¿Qué festejamos ésta Navidad?
¿Se acuerdan del niñito Jesús? Hijo de una madre soltera -bah, casada pero de padre desconocido-. Un bebé trashumante que viaja de Galilea a Belén donde nace pobre, en un rancho, con la compañía de pastores, en una tierra que seguramente no era suya. Un ocupa. Para mí, una hermosa leyenda. No sé cuánto hay de cierto y cuánto no, pero imaginar un bebé, pobre, judío, emigrante, de padre biológico desconocido pero con un papá carpintero que se la banca, es una novela perfecta.
Quitemos los condimentos legendarios, la historia siempre se escribe después, con los adornos necesarios. Lo cierto es que el bebé creció y empezó a caminar y caminar. Gritó a los cuatro vientos que era injusto el mundo, que los mercaderes eran lo peor que le podía pasar. Algo que suelen gritar algunos chicos pobres más o menos despiertos.
Se sentía cómodo entre menesterosos y menesterosas. Tanto anduvo, tanto habló, que finalmente decidieron asesinarlo. Era un joven problemático, decía pavadas por ahí, levantaba al pueblo frente a los poderosos, y creía que tenía una misión en el mundo.
Eso es lo más curioso: ¿por qué debía creer que tenía una misión? Los evangelios se contradicen. Algunos sostienen que José se calmó porque apareció el Arcangel San Gabriel y le dijo que no era un cornudo y que su hijo era hijo del ‘Espíritu Santo’, un mesías hijo de Dios en la tierra. Imposible saber si José se lo dijo al nene y si el nene lo creyó y por eso andaba predicando la ‘palabra de Dios’, que no era otra cosa que ‘su’ palabra.
Ignoramos si existió Jesús tal como lo cuentan, pero seguramente existió algún joven que anduvo haciendo proselitismo por ahí, o fueron muchos y los resumen en uno solo. Toda leyenda nace de algún hecho.
No es fácil quitar los yuyos que crecieron en torno al hombre a quien seguimos festejándole el cumpleaños a 2017 años de su nacimiento (es cierto que el pesebre fue reemplazado por Papá Noél y los regalos, pero todavía existe la misa de gallo y el sentimiento popular de que tenemos algo para brindar).
Cuando este niño nació, el mundo era más lento. Tardaron unos trescientos años los romanos para darse cuenta que para acabar con este fenómeno del Cristo rebelde había una sola solución: reconocerlo. Y no solo reconocerlo, también adorarlo, y no solo adorarlo, crear la Iglesia más poderosa, hacer estatuas, pinturas y Catedrales. La historia es conocida: todo empezó en el año 381 cuando el Emperador Romano en Oriente, Teodosio I -quien había asumido dos años antes- decidió acabar con el conflicto religioso, alabar a Cristo y fundar la Iglesia Católica.
La institucionalización de una rebeldía fue la muerte de su voluntad de cambio. La Iglesia que adora a Cristo se convirtió en una de las más reaccionarias del planeta. Como señalé antes, estas cosas tardaban mucho tiempo, ahora, con el vértigo de las comunicaciones, pueden institucionalizan la rebeldía en un abrir y cerrar de ojos . Pero no era de eso de lo que pretendía hablar.
Hay una idea que me obsesiona desde hace tiempo. Quitando las circunstancias que bien pueden ser leyendas, el martir, el crucificado, era un joven que creía tener una misión en el mundo. Como si el mundo o la humanidad fueran algo más importante que el universo o la naturaleza. Para “algo vinimos al mundo”. ¿Para algo vinimos al mundo?
Íntimamente estoy convencida de que esa idea es absurda. Si no creemos en Dios no podemos afirmar con un ápice de lógica que nuestra vida tiene un sentido mayor a cualquier otra vida en la tierra.
Sin embargo, está lleno de gente, sobre todo de jóvenes, dispuestos a dar su vida por un mundo más justo. Y no hablo de los que lo hacen por pura supervivencia, los que actúan en defensa propia, pienso en los otros, los que bien podrían tener una vida armoniosa, con una hermosa familia y pan para poner en la mesa, pero que insisten (insistimos) en hacer de éste mundo un lugar mejor.
Qué nos impulsa sino un espíritu cristiano? Por qué diablos debería interesarnos el prójimo?
No tengo respuesta, me reconozco más en Segismundo, el de La Vida es Sueño, pero algo deben haber influido en mi formación el querido Padre Alejandro Mayol, con quien recorría por las noches el barrio de Catalinas Sur, con su guitarra y sus palabras, porque mis padres pensaron que estaba bueno que fuera mi catequesis para el bautismo que tomé por elección a los 9 años; o monseñor Jerónimo Podestá, con quien mantuvimos intensos diálogos durante el exilio, personales y por carta.
Me inclino a creer que Crisitanismo y Catolicismo son cosas bien distintas. Una es la Iglesia, otra los mártires que luchan por un mundo mejor. Hasta físicamente se parecen: Cristo, el Che Guevara, Darío Santillán, Pocho Lepratti, Santiago Maldonado, para nombrar los primeros que me vienen en mente. Todos murieron por creer que existía una forma distinta de comunicarnos, de vivir, de estar en el mundo. Una forma más ética, como si existiera ese deber.
En definitiva: si Cristo viviera, volverían a crucificarlo. Y luego le harían un monumento.
Por Laura Giussani Constenla, V Columna de La Columna Vertebral.
22 de diciembre de 2017
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Después del domingo, a redoblar la apuesta, por Alberto Nadra
Un aporte desde mi militancia
Lejos estoy de la soberbia pretensión de explicar a tan pocas horas los resultados de este domingo sombrío. Eludo cifras, porcentajes y bancas, e intento compartir una actualización de las afirmaciones y categorías que vengo planteando hace muchos años, mi forma de militancia con la palabra, así como con la acción que me permiten los años.
Las concibo como un simple aporte al intercambio que debemos darnos quienes nos consideramos parte del movimiento nacional y popular, tanto los que entienden que su misión es mejorar las condiciones de vida del pueblo dentro de este capitalismo senil –pero en pleno reacomodamiento– como quienes siempre consideramos que solo lo lograremos plenamente mediante un transformación revolucionaria en las estructuras económico-sociales, un cambio de mando en el poder y no meramente en la administración temporal de la cosa pública.
La situación es lo suficientemente grave, hemos retrocedido tanto, que aún falta mucho para dirimir esa cuestión.
Ganar batallas, perder la guerra
A lo largo de los años, el peronismo, fuerza mayoritaria entre lo mejor de nuestro pueblo, demuestra que puede lograr la mayoría electoral por períodos, hegemónico en un principio, ligeramente frentista con el tiempo y las dificultades. Sobre todo cuando convoca a otros sectores del campo popular, puede conquistar o reconquistar derechos, mejorar transitoriamente las condiciones para producir y crear trabajo, recuperar el salario o afirmar la soberanía.
Sin embargo, no puede retener esa mayoría electoral, pues el poder real reacciona al ver cualquier amenaza a sus privilegios. Ante esto y hasta ahora, en lugar de redoblar la apuesta, cede ante el poder real y vacila ante la necesidad de producir cambios de fondo en la estructura y la relación de fuerzas social que la determina. Por eso fue y es desplazado, antes por golpes de Estado y ahora también por las urnas.
¿Qué significa redoblar la apuesta?
Para cambiar en serio y ampliar las posibilidades de sostenerlo en el tiempo, no alcanza con las buenas intenciones ni con avances parciales; se exige redoblar la apuesta: confrontar a fondo con el privilegio y enfrentar el “sentido común”, la ideología dominante en toda la sociedad, que es precisamente la del bloque dominante.
¿Qué significa redoblar la apuesta, sea en la gestión para defender conquistas y profundizar el rumbo, sea en el llano para resistir y reunir fuerzas para dar vuelta la taba en favor de las mayorías?
Desde ya no es una convocatoria el exitismo, ni a las chicanas de la interna chica. Significa algo muy distinto a lo que practica la rama partidocrática del heterogéneo movimiento popular, que no solo la hay, sino que es predominante en su dirigencia.
Necesitamos que se reencuentren con el pueblo, que pongan el cuerpo en las luchas que crecen, pero aisladas, sin coordinación ni dirección política.
Es necesario convocar y lograr la unidad, pero la unidad de los luchadores, no un mero rejunte vacío de contenido, que no solo duele, sino que conduce al fracaso, antes o después de un desafío electoral.
Es necesario que esa unidad sea amplia pero a la vez institucionalizada, con protagonismo de las distintas fuerzas, con toda la amplitud que permita un acuerdo programático claro y acompañado por un plan de acción concreto, para gobernantes y gobernados, para dirigentes y militantes.
Preguntas, tan incómodas como necesarias
En ese camino hay que plantearse problemas de fondo como, a título de ejemplo: ¿es posible reconstruir el país y abrir un futuro de progreso y bienestar sin plantear una moratoria unilateral de la deuda externa, por el tiempo que reclame esclarecer su legitimidad y determinar las formas de pagos que permitan crecer a la nuestro país? ¿Es posible sin replantear una estrategia de independencia internacional que incluye acuerdos regionales y apelar a la cooperación e integración con los BRICS? ¿Seguiremos escuchando condenas a la bronca y el combate cuando negar la legitimidad de responder a la violencia es sellar un pacto con la crueldad?
La disyuntiva final
Unidad institucionalizada, programa y plan de acción. Cultivar la bronca, empujar la lucha organizada y transformarla en combate legítimo.
No son frases hechas, ni un recurso más melancólico que práctico.
¿Es difícil? ¡Claro que lo es! Llevamos años y acumulando dolores sin lograrlo. Pero, mientras no se logre, mientras no lo logremos, seguiremos ganando o perdiendo elecciones, conquistando y reconquistando derechos una y otra vez, pero retrocediendo a mediano y largo plazo.
Sé que no digo nada nuevo para tantos luchadores, pero es hora de empezar a decirle a la dirigencia y militancia, principalmente a la peronista, que es eso o seguir profundizando la decadencia, repetir fugaces triunfos y domingos aún más sombríos que el de este 26 de octubre.
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“Un mi padre de ron”, por Oscar Taffetani
Un amigo cubano -cuyo nombre me reservo- me contó una vez que en sus últimos años Ismaelillo (el hijo de José Martí bautizado José Francisco Martí Zayas Bazán), quien a lo largo de su vida mantuvo una relación particular con los EEUU (creció en Brooklyn, intervino en la guerra de Independencia cubana, apoyó las intervenciones y el protectorado norteamericano y ya convertido en alto jefe militar se apartó de todo al fin de la conspiración de los ABC), solía rondar por hoteles y tabernas esgrimiendo un billete con la cara de su padre y pidiendo en voz alta “un mi padre de ron”. Deliciosa anécdota.
Me acordé de esto cuando ciertos dirigentes nuestros cuestionan -“por principios”- el inesperado salvavidas que Scott Bessent -amigo de Soros- le tiró al ministro Toto C. al comprar pesos argentinos la pasada semana (pesos que muy pronto estará recomprando, con ganancias).
Ay, si eso fuera todo! Esta dirigencia vernácula sigue sin entender que una buena parte del voto favorable al Advenedizo, ayer domingo, se debe a la perspectiva cierta de que al gobierno se le fuera todo de las manos -como a otros- por un “golpe de mercado”.
Fue un voto defensista y conservador, pero no un voto “colonialista”. Nuestros asuntos pendientes (deuda, recursos naturales, Estado, producción) siguen estando pendientes, y mi deseo es que puedan abordarse y resolverse sin perder las instituciones democráticas ni la Independencia argentina.
Nada, eso.
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“Represión y abandono en el Chaco: la comunidad Qom bajo ataque”
Introducción
En la provincia del Chaco, las comunidades originarias vuelven a ser blanco de la represión estatal. La semana pasada, un violento operativo policial atacó una manifestación pacífica de la comunidad Qom en la localidad de Villa Río Bermejito, dejando decenas de heridos y varios detenidos. Detrás de los palos y las balas de goma, se esconde una crisis humanitaria marcada por el hambre, la falta de agua y la eliminación de pensiones no contributivas.
Para comprender la magnitud de lo que ocurre y el rol del Estado en este conflicto, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Johana Duarte, secretaria gremial de la UTEP.
LCV: “¿Cómo nace el conflicto que derivó en la represión a la comunidad Qom del Chaco?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en la provincia del Chaco, se graficó una situación que venimos denunciando en todo el país, pero que en algunos lugares, como las provincias del norte, se profundiza más: la crisis alimentaria y la que viven las comunidades originarias producto del brutal ajuste que lleva adelante el gobierno nacional. En este caso, también en complicidad con el gobierno provincial, encabezado por Leandro Zdero, alumno perfecto de Milei. Digo ‘alumno perfecto’ porque no solo es cómplice del ajuste nacional, sino que implementa en la provincia más pobre de la Argentina las mismas políticas: ajuste, persecución, estigmatización de los trabajadores y represión. Es un modelo calcado del nacional.”
LCV: “¿Qué situación concreta están atravesando las comunidades en el territorio?”
Johana Duarte: “En la zona del Impenetrable chaqueño, hace varios meses que no llegan alimentos ni asistencia en agua. Son derechos básicos contemplados incluso por un fallo de la Corte Suprema en 2016, que intimó a la provincia a garantizar el cumplimiento de esos derechos. Desde la asunción de Milei en la Nación y de Zdero en el Chaco, esa asistencia se cortó. Las comunidades reclaman hace meses la restitución de esos derechos básicos. A eso se suma la baja masiva de pensiones no contributivas, que eran el único ingreso de muchas familias. La situación es de una gravedad absoluta.”
LCV: “¿Cómo se produjo la represión?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en Villa Río Bermejito, las comunidades se habían congregado pacíficamente en la plaza central para movilizarse y exigirle al intendente que reclamara por los derechos que se están vulnerando. Pero el reclamo fue respondido con una represión feroz: más de 300 efectivos de la policía provincial atacaron a manifestantes indefensos, en su mayoría adultos mayores, mujeres y niños. Hubo casi 50 heridos y cinco detenidos. Lo más grave es que el operativo fue encabezado por el propio jefe de la policía del Chaco, mientras las mafias y el narcotráfico avanzan impunes en la capital. Es el modelo de seguridad impuesto por Patricia Bullrich: reprimir a los pobres en lugar de enfrentar el delito real.”
LCV: “¿En qué estado está hoy el conflicto?”
Johana Duarte: “Luego de la represión, las comunidades siguen en asamblea permanente. Reclaman tres cosas urgentes: alimento, acceso al agua y la restitución de las casi 10.000 pensiones dadas de baja arbitrariamente. Además, el Estado Nacional cerró oficinas como ANSES o el Ministerio de Capital Humano, y en esa zona la delegación más cercana está a 80 kilómetros, en Castelli. Es decir, no solo les quitan lo que necesitan, sino que también les niegan dónde reclamarlo.”
LCV: “¿Qué pasos se están dando frente a esta situación?”
Johana Duarte: “Las comunidades continúan en estado de asamblea y han iniciado acampes a la vera de distintas rutas del Chaco. Se exige al Poder Ejecutivo provincial que dé respuesta inmediata. La lucha va a continuar, porque las pensiones son un derecho adquirido y no vamos a permitir que se las arrebaten.”

