Internacionales
Postales italianas II: el país que no pudo ser, por Laura Giussani Constenla (enviada especial de La Columna Vertebral)
‘Questa vince, questa perde’
Cuatro fueron los nombres que protagonizaron la información estos días en Italia: Desireè Mariottini, Stefano Cucchi, Luigi Di Maio y Matteo Salvini. Poco y nada tienen que ver entre ellos, sin embargo todos expresan un país que no pudo ser, una Italia que quedó en el camino.
Desireè era una adolescente de 16 años hallada muerta la semana pasada en el barrio de San Lorenzo, barrio estudiantil que fuera un emblema del movimiento autonomista allá por los setenta, devenido uno de los pocos bastiones que aún mantienen un halo de izquierda, donde parece que también la heroína está haciendo estragos con la complicidad de las fuerzas de seguridad. La muchacha apareció desnuda, en una cama, y tiene signos de haber sido violada por varios hombres, se presume que murió por una sobredosis.Un femicidio que echa luz sobre un país en descomposición, donde el feminismo -que reinó con sus colectivos de mujeres desenfadadas, hoy sesentonas- logró a fuerza de marchas la legalización del aborto y hoy tiene que luchar para que no lo supriman. En mayo de este año miles de mujeres recorrieron el centro de Roma en la 8va edición de la Marcha por la Vida que exige la abolición de aquella Ley. Fueron con sus familias, y con sus sacerdotes. Esta semana hubo manifestaciones feministas pidiendo que no se derogue la Ley.
Ni lerdo ni perezoso, Matteo Salvini, líder de la neofascista Lega Norte y ministro del interior -el político con más prensa en el país- se acercó al barrio San Lorenzo y puso una flor en el altar popular a Desireè que levantaron los vecinos. Al día siguiente, cuatro inmigrantes fueron detenidos acusados del macabro crimen. Una rápida solución, cómoda para la xenofobia ministerial, a pesar de que no hubo cámaras que grabaran el paso de Desireé por las calles del barrio. La intendente de Roma anunció el desalojo de las casas tomadas del barrio universitario en donde encuentran cobijo los inmigrantes africanos que no quieren dormir bajo los puentes del Tíber, en donde pueden verse familias enteras, ni en las ‘residencias’ estatales para refugiados denunciadas por Amnesty International por violación a los derechos humanos.
El nombre de Stefano Cucchi también llenó los diarios y los noticieros. Hasta ahora, la ciudad clamaba en sus paredes: ‘Giustizia per Stefano’. Muchos supieron de él por la película ‘Sulla mía pelle’, que reconstruye la tragedia de este muchacho que el 15 de octubre de 2009 es detenido por los carabinieros por tener 21 gramos de hashish y algunas dosis de cocaina, lo apalearon y lo derivaron al hospital Sandro Pertini -dan ganas de llorar de solo pensar que el nombre del hospital homicida sea el del primer presidente italiano socialista, de esos con los valores bien puestos-. Allí murió una semana después, aislado, sin permitir a la familia visitarlo. Los golpes fueron la causal de muerte. Su hermana llevó adelante la denuncia y hoy están incriminados los médicos del hospital, varios carabinieros, y la estela de complicidades llega hasta las máximas autoridades de las fuerzas de seguridad.
La política italiana tiene algo de aquel juego con el que algunos se ganaban la vida en la calle. Ponían un banquito con tres vasos opacos dados vuelta y colocaban una moneda debajo de uno de ellos. Comenzaban a mover con rapidez los vasos con la moneda siempre abajo. Era posible seguirlo facilimente con la vista. Para alentar las apuestas decían ‘questa vince, questa perde’ (esta gana, esta pierde) sembrando desconcierto y suspenso. El apostador confiado perdía siempre. Todo empezaba, claro, con un ‘cómplice’, el primero que se animaba a apostar ganaba, era socio del hombre de la moneda. Prestidigitadores, buscavidas, mentirosos o furbos. En eso también se ha convertido la política hoy. Nadie sabe a ciencia cierta quién tiene el poder ni qué quiere hacer con él.
El último protagonista es Luigi Di Maio, 32 años, vice premier y Ministro de Trabajo y Desarrollo de 5 Stelle, el partido con más votos que decidió hacer un ‘contrato de gobierno’ con el sector más conservador del país. Todos esperan que el contrato se haga público porque resulta inverosímil una alianza entre antagonista. Beppe Grillo, fundador del movimiento renovador, lanza llamaradas por la boca en el Circo Massimo, pero el que parece tener el contro del asunto es Di Maio, un utópico pragmático, si es que eso es posible. Salvini y Di Maio, será la dupla del poder? Alguien apostó a ellos?
Poco y nada queda de aquella Italia de los años setenta en la que sobrevolaba todavía el viento del 68 -en su estado puro con el movimiento autónomo y en la incomprensible y criminal via armada de las Brigadas Rojas-, cuando el Eurocomunismo de Enrico Berlinguer buscaba una via alternativa al stalinismo soviético. Tiempos de festivales barriales dell’Unitá en donde todavía ‘fischiava il vento e infuriaba la buffera’, mientras alguno cantaba un “Bella Ciao”, y los refugiados tenían un stand por país denunciando lo que pasaba en sus tierras. Tiempos de feministas que llenaban las calles de aromos, y lograban a fuerza de marchas la legalización del aborto. Tiempos de mafia institucionalizada y con reglas claras impuestas por la Democracia Cristiana o la Logia P2, con un socialismo siempre tibio, siempre bien dispuesto.
Los nombres de los partidos tradicionales han desaparecido junto con sus ideas, debates, sueños y miserias.
Eppur si muove.
Hay noticias que apenas se leen en los diarios. Los italianos se desayunaron el día anterior de que se había decretado un paro nacional el viernes y no fue un paro sorpresivo. El 19 de octubre hubo una asamblea en Roma para preparar la huelga. En la que participaron delegados del SGB (Sindicato Generale di Base), promotor de la iniciativa, junto a otras siglas gremiales como la CUB, Usi y RSU independientes. La CGIL, la central más importante de origen comunista, no participaba -está preocupada con elecciones internas en donde se repiten cantilenas parecidas a las que esgrime la CGT en Argentina-. Las reivindicaciociones del paro no solo incluyen mejoramientos salariales, también anuncian su participación en la próxima marcha antiracista y contra el avance machista en todas las áreas.
Por último, los estudiantes secundarios decidieron tomar la posta. El Mamiani, un colegio que supo ser uno de los que participó junto a los universitarios de las movidas del 68 fue ocupado por los estudiantes. La medida descolocó a autoridades y padres. Los reclamos también son sociales, antiracistas, para que no pase el modelo de Salvini y De Maio. Por las noches, los estudiantes se juntan a cantar Ricominciamo, de Adriano Pappalardo. Una semana duró la toma de la primera escuela romana. Un día después de su levantamiento, los estudiantes del Virgilio tomaron por asalto sus instalaciones. El anuncio de la medida estuvo firmado por un “Colettivo Autorganizzato”.
Como ya comentamos en otro artículo, el movimiento a favor de los refugiados, surgido en el sur y que casi lleva a la cárcel a un intendente que abrió las puertas de su comunidad, prepara una gran marcha a Roma para finales de año.
Mientras los políticos juegan su juego, y desconciertan a la Unión Europea que ya está cansada de las bravuconadas italianas y empieza a exigir medidas económicas concretas, el abajo también se mueve.
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Uruguay y el factor Blair (Parte I), por María Urruzola
El pasado 22 de octubre, el ex primer ministro británico Tony Blair hizo una mini-parada de algunas horas en Uruguay, proveniente de Paraguay y rumbo a Buenos Aires, escala en la que se reunió ni más ni menos que con el Presidente de la República, Yamandú Orsi, en la casa de gobierno (Torre Ejecutiva) en un encuentro que sorprendió a tirios y troyanos.
“Parada corta pero significativa” escribió el semanario Búsqueda y con grandes titulares explicó el enigma: “Tony Blair ve a Uruguay como “laboratorio de IA” para América Latina, con foco en la administración pública”. Tal la explicación de un medio de centro derecha que suele abrevar en ‘altas fuentes’.
En paralelo a tan insólita visita se dio a conocer un acuerdo firmado en Nueva York durante la última asamblea general de la ONU, entre Uruguay y el “think tank” privado que dirige el ex primer ministro (el“Tony Blair Institute for Global Change”), acuerdo llamado en realidad “carta de intención”, cuyo propósito es “explorar y participar en un programa conjunto de asesoría técnica y desarrollo institucional”.
¿Qué puede “explorar” el Tony Blair Institute en Uruguay?
Según el acuerdo, tres áreas:
1- “Impulsar el desarrollo económico y social en terceros países”
2- “Comunicación estratégica y transformación digital”
3- “Mecanismos de coordinación en América Latina” para implementar la “red regional de unidades de cumplimiento”.
Vale la pena reflexionar sobre la intención de esta carta firmada por “Tony Blair Institute for Global Change”, una ONG que se presenta en su página oficial como especializada en tecnología y se autodefine de una manera críptica: “Como organización sin fines de lucro, podemos trabajar en los contextos más desafiantes y en los proyectos más transformadores, ya que nos centramos en los líderes, no en las ganancias. Y como organización no partidista, podemos aportar lo mejor de nuestra experiencia a los líderes que desean convertir su ambición en acciones significativas para su gente.” Es decir ¿una ONG dedicada a convertir la ambición de los líderes en realidad?
Palabras claves del acuerdo
“Terceros países”: ¿Cuáles serían los ‘terceros países’ cuyo desarrollo inquieta a dicha fundación? El nombre de Blair reapareció con fuerza en el escenario internacional cuando fue mencionado por Donald Trump como uno de los ‘guardianes de la paz’ de la supuesta tregua con Israel. El desconcierto fue generalizado ¿qué podria tener que ver el ex premier británico en ese lugar? Lo cierto es que Blair se convirtió en uno de los artífices de la ‘nueva Gaza’, un ‘tercer país’ que, sin dudas, necesitará desarrollo.
“Transformación digital”: De acuerdo a un informe del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística titulado “Tony Blair y su máquina de lobby tecnológico” , en febrero (2025) durante la Cumbre Mundial de Gobiernos realizada en Dubai, ante un nutrido auditorio conformado por primeros ministros y líderes de todo tipo apareció en una pantalla gigante Larry Ellison, fundador de Oracle, convertido recientemente en el hombre más rico del mundo . Larry Ellison y Tony Blair, hay que consignarlo, son amigos desde comienzos de los años 2000, siendo Blair en esa época Primer Ministro de Reino Unido y un “mimado” del jet set.“Tras una broma sobre su buen amigo Elon Musk, Ellison advirtió a la audiencia que la super inteligencia artificial llegaría antes de lo que cualquiera esperaba. Blair le preguntó entonces qué deberían estar haciendo los gobiernos de todo el mundo. ‘Lo primero que un país necesita hacer es unificar todos sus datos para que puedan ser consumidos y utilizados por el modelo de IA”, respondió Ellison. Argumentó que si bien el Reino Unido tenía una “cantidad increíble de datos poblacionales” aún estaban fragmentados y deberían unificarse en una sola puerta de entrada para que la IA los pueda leer.
( Ver: https://www.whoprofits.org )
Cabe mencionar que la Fundación personal de Ellison invirtió 130 millones de dólares entre 2021 y 2023 en el Instituto Tony Blair para el Cambio Global (TBI) con la promesa de otros 218 millones de dólares en un futuro cercano. Gracias al desinteresado aporte del hombre más rico del mundo el instituto de Blair cuenta con 1.000 empleados que trabajan en al menos 45 países.
Nada mejor que no tener fines de lucro para que te lluevan millones de dólares.
“Unidades de cumplimiento”. ¿Unidades de cumplimiento? Al leerla en la mencionada Carta de Intención sólo se nos hubiera ocurrido decir “No tengo conocimiento“, como decía un viejo ministro de Defensa post-dictadura ¿Qué significaría esa misteriosa terminología?
La respuesta la tuvimos hace un par de semanas cuando se realizó el II Encuentro Internacional de Unidades de Cumplimiento y Centros de Gobierno de América Latina y el Caribe, entre el 8 y el 10 de diciembre últimos, nada menos que en Montevideo, en la misma Torre Ejecutiva del gobierno uruguayo en donde estrecharon sus manos el presidente Orsi y el ex premier Blair. Sí, tuvimos a las mismísimas ‘unidades de cumplimento” reunidas en la casa de gobierno.
El historiador británico Eric Hobsbwan solía repetir que sus alumnos le preguntaban cuando hablaba de la Segunda Guerra Mundial: ¿eso quiere decirque hubo una primera? Aquí lo mismo: parece que hubo un primer encuentro internacional en 2024 en Perú, donde se creó la red de unidades de cumplimiento y centros de gobierno, y tan rápido va el asunto que en el próximo 2026 Uruguay asumirá la presidencia de la Secretaría Técnica de la Red de Centros de Gobierno de América Latina y el Caribe.
Visto desde el ombligo nacional o desde el ego, es un reconocimiento “al liderazgo” del pequeño Uruguay; visto desde la mirada de Blair parece ser la zanahoria para usarnos de laboratorio.
Cuando se lee la información difundida por el gobierno de Uruguay, se descubre que en este segundo encuentro de “unidades de cumplimiento” participaron 12 países de la región y organismos multilaterales como el BID y el PNUD, y dos organizaciones que no son ni países ni organismos: el Tony Blair Institute y Delivery Associates.
***
Hace años se popularizó la teoría de los “seis grados de separación” entre cualquier par de personas en el mundo. Esa tesis del “mundo pequeño”, como se le llamó, la elaboró el psicólogo social norteamericano Stanley Milgran, conocido mundialmente por sus estudios sobre la obediencia a la autoridad por parte de la gente común. Aquel experimento donde gente vestida con túnica de médico ordenaba a ciudadanos comunes dar creciente descarga eléctrica a personas del otro lado de un vidrio. Cargas que podían matarlos si no hubieran sido falsas.
En realidad Milgran tomó la tesis de un cuento de un escritor húngaro, Frigyes Karinthy, y la estudió de manera sistemática. La idea del ‘mundo pequeño’ también fue investigado por Microsoft y Facebook, quienes estudiaron sus redes y validaron la hipótesis: Microsoft (2006) encontró una media de 6.6 grados en Messenger, mientras que Facebook (2011) descubrió la distancia media de 4.74 grados entre sus usuarios, mostrando cómo las redes digitales conectan aún más a la gente.
Cuántos serán los grados de separación entre Orsi, Netanyahu y Trump, será tema de la segunda parte de este artículo.
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“Queríamos liberar Palestina, pero Palestina nos liberó”, por Riccardo Mancuso
Riccardo Mancuso es licenciado en historia en la universidad de Bologna. Durante sus estudios fue un trabajador de aplicaciones haciendo delivery en bicicleta para solventar los gastos iniciando una actividad sindical como delegado de JustEat para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores precarizados de ‘Deliveroo’ logrando una victoria judicial que sentó precedente. Ya como historiador y referente gremial, hoy es uno de los tantos jóvenes italianos comprometidos en la movilización contra el genocidio de Gaza. Aquí su opinión y la reseña histórica de las luchas obreras en Italia de los últimos años.
El 30 de agosto de 2025, parte de la Flotilla Global Sumud zarpó desde Génova, rumbo a Gaza con el objetivo de tender una mano a la población palestina asediada por la violencia sionista. No es casualidad que la mayor misión humanitaria por mar parta de esta ciudad. Génova tiene un gran significado en la historia italiana: es la ciudad galardonada con la Medalla de Oro de la Resistencia, un bastión del antifascismo militante, y también es la ciudad que albergó la horrenda cumbre del G8 -una herida que nunca ha sanado para quienes experimentaron de primera mano la brutalidad sin sentido del Estado represivo.
En esta ciudad y en esa ocasión, el extremismo del sistema político liberal eligió desplegar toda su brutalidad al quitarle la vida a Carlo Giuliani, asesinado durante los enfrentamientos en la protesta. Ese fue un punto de inflexión en la historia de nuestro país, así como Gaza es un punto de inflexión en la escena internacional. Sólo podía ser desde esta ciudad [Génova] que esta importante operación —que, en un impulso de solidaridad, desplegó toneladas de ayuda humanitaria para la población palestina golpeada por la brutalidad de un genocidio— partiría. El mensaje es claro: queremos romper el aislamiento de quienes son oprimidos y desafiar el bloqueo naval ilegal de las fuerzas israelíes.
La salida de la Flotilla se produce en un momento en que el gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni está siendo cuestionado por su falta de reconocimiento del Estado de Palestina (Italia es uno de los pocos países de Europa que aún no lo ha hecho) y por el envío de armas a Israel. Desde el pogrom del 7 de octubre de 2023, ha crecido en Italia un movimiento ProPal que representa a la juventud palestina (“Giovani Palestinesi”), exigiendo el fin de toda cooperación entre las instituciones italianas e Israel y el reconocimiento del Estado Palestino, junto con su derecho a resistir la limpieza étnica en curso que ocurre no solo en Gaza sino también en Cisjordania.
En el contexto del conflicto radicalizado contra el gobierno posfascista de Giorgia Meloni, los estibadores de Génova —organizados en el CALP (Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios)— y activistas del sindicato de base USB (Unione Sindacale di Base) han decidido tomar una postura firme respecto al movimiento de solidaridad que ahora zarpa: abordan los barcos, bloquean la carga que estaba destinada a abastecer a Israel, y amenazan con que si el ejército israelí interviene y arresta a los voluntarios de la Flotilla, el puerto será cerrado, llamando a todas las ciudades italianas a hacer lo mismo en fábricas, escuelas y oficinas. Los estibadores declararon: «Si tocan la Flotilla, cerraremos Europa —ni un solo clavo saldrá de este lugar».
Los estibadores se han convertido en figuras centrales en el panorama político italiano, marcado por una crisis generalizada de representación, que concierne tanto a los partidos políticos como a los sindicatos. Su postura simbólica ha inspirado al resto del país, que admiró su valentía al actuar como escudo contra la opresión de una población indefensa. Esta no es la primera vez que los estibadores participan en sabotear los envíos: durante el siglo pasado, los estibadores británicos se opusieron al envío de armas hacia la Rusia revolucionaria; sólo que en ese momento, esas armas estaban destinadas a propósitos contrarrevolucionarios. Hoy, los estibadores de Génova eligen levantarse bajo el lema: «¡Ciérrenlo todo!», denunciando la complicidad de Occidente en el genocidio palestino.
La enorme movilización que tomó las calles durante el pasado septiembre y octubre ha sido interpretada por algunos como el éxito de una operación global que perforó el aparato mediático dominante, y por otros como el efecto de la intuición política del movimiento de base, que fue capaz de aprovechar el momento mientras la Flotilla se acercaba a las costas de Gaza, y finalmente como una respuesta espontánea de personas que ya no podían soportar desplazarse con sus teléfonos y ver las horribles imágenes de una masacre en curso sin intervención concreta de ninguna autoridad.
Más allá de cualquier interpretación, las cifras son claras: millones de personas bloquearon las ciudades más grandes de Italia bajo una ola de indignación. En cada actualización de las flotillas navegantes —hasta que los barcos fueron abordados ilegalmente por el ejército israelí— miles de personas se unieron a las calles, gritando «Palestina Libre». Igualmente claro es el papel que, una vez más, juega la clase trabajadora en el contexto global de lo que podría describirse como una guerra mundial fragmentada: solo a través de huelgas y conflictos organizados se puede desmantelar la locura belicista de la bestia capitalista.
Lo que sucedió no debe verse como una mera respuesta emocional contra la masacre de los oprimidos por el opresor. Estamos presenciando un despertar colectivo que ha mostrado cómo el sistema depredador capitalista siempre está buscando sus nuevas víctimas: hoy en día son las vidas de los palestinos las que se consideran inútiles y prescindibles, pero mañana podríamos ser nosotros. Esta movilización ha visto converger múltiples movimientos sociales con el objetivo de despertar conciencias y oponerse a un sistema mortal.
Este contexto reavivó el movimiento de repartidores de Bolonia. Durante algún tiempo en los últimos años, el descontento por un sistema salarial de hambre había estado gestándose, amenazando con una protesta que finalmente estalló al encontrar una salida en los recientes levantamientos por Gaza. Esta estasis había permitido la estabilización de un sector ampliamente desregulado, con la única excepción de la multinacional Takeaway.com (Just Eat), que formalmente clasifica a sus trabajadores como empleados con derechos y protecciones. Deliveroo y Glovo continúan fomentando un sistema de explotación que ignora numerosos fallos judiciales y elude la «Ley de Riders» existente de 2019, gracias a un acuerdo turbio firmado con un sindicato complaciente de derecha, UGL Rider. Este acuerdo también ha sido considerado ilegítimo en varios fallos, incluido uno que reintegró al autor de esta nota después de un despido ilegal por negarse a firmar el nuevo contrato derivado de este acuerdo fraudulento.
Este sistema miserable que enfrenta a las personas entre sí, una vez más ha encontrado la capacidad de la fuerza laboral para organizarse y movilizarse por mejores condiciones salariales. Todo esto está sucediendo en un momento en que se espera que Italia implemente la Directiva Europea sobre trabajo en plataformas, que pide el reconocimiento del estatus de empleado, la obligación de que las empresas demuestren la supuesta autonomía de los trabajadores en los tribunales —a su propio costo— y la negociación colectiva sobre algoritmos.
Estos años han visto el surgimiento de un movimiento internacional sobre el Trabajo en Plataformas que ha proporcionado las herramientas para expandir la lucha a escala global. Las luchas de hoy convergen a través de prácticas ya probadas que llevan un potencial que no debe desperdiciarse, porque los movimientos laborales son internacionalistas y convergentes, o no son.
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Pirone M. (a cura di): Niccolò Cuppini, Mattia Frapporti, Ugo Rossi, Ricard Espelt, Mayo Fuster Morell, Melissa Renau Cano, Annalisa Murgia, Daniela Leonardi, Emiliana Armano, Federico Chicchi, Marco Marrone, Maurilio Pirone, Annamaria Donini, Michele Forlivesi, Ultimo miglio. Lavoro di piattaforma e conflitti urbani, Milano, Fondazione Giangiacomo Feltrinelli, 2023.
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URUGUAY: “El 1, del 1, para el 1”, por María Urruzola
La consigna es el resumen de una propuesta política impulsada por la central sindical uruguaya PIT-CNT, que plantea aplicar una sobretasa del 1% al patrimonio personal del 1% más rico de la población, parafinanciar el 1% de las políticas públicas, destinadas específicamente a erradicar la pobreza infantil en Uruguay.
Pese a las reticencias de varios sectores, el debate sobre la imposición a la riqueza, los impuestos al capital y más específicamente los impuestos al patrimonio, está en plena efervescencia a nivel internacional.
A modo de ejemplo se puede mencionar la publicación firmada por siete ganadores del Premio Nobel de Economía en defensa de una imposición al patrimonio de los multimillonarios en Francia; la solicitud de más de 500 destacados economistas para la creación de un Panel Internacional sobre la Desigualdad, según lo recomendado por el Comité de Desigualdad del G20 liderado por Joseph Stiglitz; los debates liderados por Brasil en el ámbito del G20 (con el apoyo de países como Sudáfrica, España y Francia, entre otros) para gravar a los multimillonarios; así como también las recomendaciones de organismos internacionales especializados en materia económica y tributaria, y los debates parlamentarios o reformas parciales que están sucediendo en algunos de los principales países del mundo, como Reino Unido o Francia.
Como lo atestiguan numerosos estudios, la pobreza en Uruguay se manifiesta en múltiples dimensiones que van más allá del ingreso, y su concentración en hogares con niños persiste desde hace varias décadas. El crecimiento económico ha resultado insuficiente hasta ahora para lograr reducciones sustanciales y duraderas en su incidencia y severidad en el futuro de las infancias.
En 2024 los ingresos de un 17,3% de las personas en Uruguay se ubicaban por debajo de la línea de pobreza (según el Instituto Nacional de Estadísticas); esa cifra asciende al 18,9% si se toma en cuenta el indicador oficial de pobreza multidimensional. En el caso de los menores de seis años, la incidencia de la pobreza alcanza al 32,2%, de modo que uno de cada tres niños de cero a seis años vive en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza. A la vez, la vulnerabilidad a la pobreza (tanto monetaria como multidimensional) alcanza casi al 40% de la población.
Por otra parte, el ingreso y la riqueza muestran una fuerte concentración: el 1% de mayores ingresos percibe el 15% del ingreso total del país. Los recursos originados en la aplicación de esta sobretasa propuesta por el PIT-CNT se propone volcarlos a un fondo estatal específico, cuyas características serían definidas a partir de una propuesta del Consejo Nacional de Políticas Sociales, en consulta con el Consejo
Nacional Consultivo Honorario de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia.
La idea de la central sindical es que las normas que se propongan tendrán que asegurar de modo claro, preciso y públicamente controlable, que el destino de todo lo recaudado esté destinado estrictamente a solventar políticas de reducción de la pobreza de hogares con niños, niñas y adolescentes. Aunque su implementación no permitiría recaudar la totalidad de los fondos necesarios para desplegar el amplio
conjunto de políticas requeridas para erradicar definitivamente la pobreza en hogares con niñas, niños y adolescentes, constituye un aporte sustancial con respecto a la realidad actual.
Las estimaciones actuales señalan que aproximadamente las 25.000 personas de mayor patrimonio de Uruguay poseen entre 1 millón y algo más de 1.000 millones de dólares. Por supuesto que la Confederación de Cámaras Empresariales no está de acuerdo, con el argumento básico de que lo recaudado sería ínfimo y podría retraer las inversiones, por ejemplo en el ámbito inmobiliario (compras con destino a renta). Incluso argumentan que los dos países que tiene una tasa similar (España y Noruega)
recaudan un monto mínimo en relación al PBI.
Hay que tener presente que el dinero de uruguayos en el exterior alcanza aproximadamente unos 62.000 millones de dólares, en depósitos e inversiones financieras (casi el 50% del PBI del país).
Una de las dificultades actuales en Uruguay es que el nuevo gobierno de izquierda que asumió el 1o de marzo de 2025, presidido por el Presidente Yamandú Orsi, prometió no aumentar los impuestos. Varios legisladores pertenecientes al grupo mayoritario del Frente Amplio (MPP, liderado por el difunto José Pepe Mujica) han intentado minimizar la propuesta argumentando que son “apenas” algunos “pocos” senadores que se han sumado a la iniciativa.
Al mismo tiempo, dos de los referentes públicos del Frente Amplio, el ministro de Economía (Gabriel Oddone) y el Intendente de Montevideo (Mario Bergara), ambos economistas, han tenido posiciones divergentes: para el ministro es “inconveniente” y no hay siquiera que discutirlo, y para el jefe del gobierno de Montevideo es “razonable” y, justamente, lo que hay que hacer es discutirlo, porque es una propuesta “seria”.
Por ahora la propuesta agita sobre todo las aguas del oficialismo, ya que los sectores que la impulsan se han propuesto recorrer todos los organismos de base del Frente Amplio (llamados Comité de Base), para llevar la discusión al seno “de la gente”. Allí, el apoyo es bastante más generalizado que en los ámbitos de la élite.
La oposición (del Partido Nacional y del Partido Colorado) están en contra, y argumentan -claro- que se irán los inversores, corriendo, que buscarán la manera de evadir la fiscalidad, y que nadie garantiza que los fondos recaudados vayan efectivamente a la infancia. Sin embargo, el tema de la extrema desigualdad que reina hoy en el mundo es un trasfondo que nadie puede obviar, y es un telón de fondo que cuestiona la viabilidad de un sistema que agudiza las tensiones sociales y concentra la riqueza. Están quienes argumentan que si el capitalismo quiere sobrevivir, no tiene
otro camino que redistribuir de manera más igualitaria, ya que la desigualdad en realidad debilita la economía y amenaza a la democracia.
El nuevo gobierno del Frente Amplio en Uruguay no se ha caracterizado por su audacia programática y el descontento de votantes tradicionales de la izquierda se hace sentir por ahora en las redes sociales. Los juicios sobre el desempeño del presidente Yamandú Orsi están divididos aproximadamente en tercios, con un moderado saldo positivo. Se agudizan las miradas críticas de los votantes de la oposición, pero también hay leve caída entre los votantes frenteamplistas. En el total, 36% aprueba, 32% desaprueba, y para 28% es indiferente.
En opinión de uno de los politólogos mediáticos del país, Alfonso Garcé, “lo que hizo este gobierno fue tirar hielo hasta dejar congeladas las expectativas de que haya algún cambio”. Para la central sindical entonces, en un marco bastante evidente de inmovilidad, la tarea es gigante.
Eppur si muove! Semana del 15 al 19D/ “El país se movilizó contra la reforma”, por Alberto Nadra
Uruguay y el factor Blair (Parte I), por María Urruzola

