Entrevistas
“Al principio de la pandemia pensé que no íbamos a poder aguantar”
Destacada
Pablo Touzon: “Milei es más la consecuencia de un proceso político que su causa”
En diálogo con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Pablo Touzon, politólogo de la UBA y director de la consultora de escenarios, Panamá Revista y Supernova, analizó el primer año de gestión de Javier Milei, la debilidad de la oposición, los cambios en la representación política y la necesidad de repensar las formas de protesta y comunicación del campo popular.
LCV: ¿Cómo analizás este año de Milei, una gestión que desde lo político puede leerse como exitosa, pero que desde lo cotidiano se padece mucho?
Pablo Touzon: Fue un año exitoso para Milei. De hecho, si uno quisiera hacer una película sobre cómo perder una elección en diez días, Milei había hecho todo lo posible para eso: derrotas en el Congreso, escándalos de corrupción, un recital en medio de una corrida cambiaria, la escapada del dólar. Y aun así triunfó. Creo que eso se explica por dos razones centrales. Primero, un apoyo norteamericano que le permitió estabilizar el dólar en un momento en que parecía perder la variable más sensible electoralmente en la Argentina. Y segundo, la absoluta falta de renovación y de propuesta de la oposición, tanto peronista como no peronista. Frente al temor de volver a lo que acababa de terminar, se prefirió seguir quemando las naves con Milei antes que regresar al viejo conocido.
LCV: ¿Creés que muchos análisis omiten de dónde venía el país?
Pablo Touzon: Totalmente. Falta analizar el punto de partida, tanto en términos económicos como políticos. Eso explica mucho de lo que pasó. Incluso hubo, sobre todo en el interior del país, un efecto similar a una primera vuelta, una especie de PASO de hecho. En eso Cristina tuvo razón, aunque no en cómo lo planteó después. Si la gente votó eso, hay que asumirlo. No se puede desconocer ese resultado.
LCV: ¿Qué lecciones deja esto pensando en 2027?
Pablo Touzon: La principal es que, si no hay un esfuerzo real de transformación de la oferta opositora, lo más probable es que el escenario se repita. Después no debería sorprender que, incluso en un marco de recesión profunda, vuelva a ganar Milei. En estos dos años hubo muy poco intento renovador y eso sigue siendo evidente.
LCV: Lito Borello planteaba la necesidad de repensar no solo la política, sino también las formas de protesta. ¿Coincidís?
Pablo Touzon: Sí, me pareció una reflexión muy inteligente. La idea de ir todos los días a tocar timbres a los ministerios para que te repriman, con una relación de fuerzas de 50 policías contra una persona, termina regalándole al gobierno la foto de la represión como un éxito. La sociedad no lo vive con horror, lo vive como que “los sacaron del medio”. Que un dirigente tan identificado con el peronismo y la izquierda diga que hay que cambiar las formas de lucha es muy significativo.
LCV: ¿Creés que parte de la dirigencia sigue atrasada en ese debate?
Pablo Touzon: Sí. Hay sectores que todavía creen que la calle es la única forma de cuestionar al gobierno. Pero también existe una dirigencia que vive de la “resistencia”, que supone que siempre va a sacar 20 o 25 puntos haga lo que haga. Ese esquema ya fracasó para transformar el país y fracasó como alternativa frente a Milei, aunque no fracasó para quienes ocupan esos lugares.
LCV: Hablaste de la idea de verse solo como víctimas. ¿Qué rol juega eso?
Pablo Touzon: Es una interpretación muy funcional y exculpatoria. Decir que todo se explica por la ultraderecha internacional o por un “cerebro alienígena” evita hacerse cargo de los errores propios. Perón ya lo decía en 1955 desde Panamá: si persistimos en creernos solo víctimas y no protagonistas de nuestros errores, estamos condenados a desaparecer políticamente.
LCV: ¿Cuánto de Milei es un fenómeno local y cuánto global?
Pablo Touzon: A mí siempre me interesó más el proceso político argentino que Milei en sí. Milei es más la consecuencia que la causa. Hay un componente internacional, claro, pero también hay factores muy locales: una economía cada vez más informal, cambios en la representación política, sectores jóvenes y populares que solo conocieron inflación, estancamiento y gobiernos débiles. Eso no se explica solo mirando afuera.
LCV: ¿Cómo ves el fracaso de los progresismos en la región?
Pablo Touzon: La izquierda latinoamericana tuvo un gran momento entre el fin del consenso de Washington y 2008, cuando había recursos para sostener políticas distributivas. Cuando eso entró en crisis, muchos gobiernos giraron hacia una agenda de derechos culturales y descuidaron los derechos económicos y sociales, que son los que hacen efectiva la vida cotidiana. El problema no es reconocer nuevos derechos, sino cuando parecen sustituir a los derechos que garantizan trabajo, ingresos y estabilidad.
LCV: Para cerrar, ¿qué esperan para Panamá Revista y Supernova el año que viene?
Pablo Touzon: La idea es saltar el mapa y empezar a trabajar con España, México y otros países del mundo hispanohablante, ampliando el alcance y la perspectiva de nuestros análisis.
Entrevistas
“Ropa basura”: la advertencia de Luciano Galfione sobre la avalancha de indumentaria usada que ingresa al país
La apertura indiscriminada de importaciones sumó en los últimos meses un capítulo inédito y alarmante: la habilitación del ingreso de ropa usada a la Argentina. Luciano Galfione, referente de la Fundación Proteger y empresario del sector textil, alertó sobre las consecuencias sanitarias, ambientales y productivas de esta medida, que convierte al país en destino de residuos textiles del mundo desarrollado y profundiza la crisis de las pymes nacionales.
LCV: La Fundación Proteger viene manifestando una fuerte preocupación por el ingreso de lo que ustedes llaman “ropa basura”. Contanos un poco de qué se trata.
Luciano Galfione: Nosotros venimos advirtiendo esto desde hace tiempo. Es algo inédito en la Argentina. A la avalancha de importaciones de los últimos dos años, producto de la facilitación que hizo el gobierno nacional —quitando aranceles, valores criterio y bajando impuestos a las importaciones— se le sumó algo que hasta ahora no había pasado: la autorización para importar ropa usada. El colmo de los colmos es que ingresaron al país más de 3.500 toneladas de ropa usada, a un valor por kilo inferior al de una prenda nueva. Para tener una idea, una remera pesa unos 200 gramos. Y esa ropa ingresa literalmente por kilo.
LCV: De hecho, después se vende así, por kilo.
Luciano Galfione: Claro, porque así es como entra. Ropa de cualquier origen, principalmente desde Chile, pasando por el desierto de Atacama, que hoy es el mayor basurero textil a cielo abierto del mundo. Ahí se acumula indumentaria que luego se compacta en fardos y se comercializa. Los orígenes son diversos: Estados Unidos principalmente, también Turquía y otros países. Pero hasta llegar ahí, uno no sabe dónde estuvo esa ropa, con qué estuvo en contacto: animales, sustancias químicas, productos tóxicos. Hasta hace poco ingresaba sin ningún tipo de control ni certificado sanitario.
LCV: ¿Eso sigue siendo así?
Luciano Galfione: Después de que lo denunciamos públicamente, el gobierno anunció que va a exigir un certificado de desinfección. Lo reconocemos como un avance, pero queda corto. ¿Desinfección de qué? ¿Para animales, para ácaros? Además, esa ropa desinfectada puede generar alergias en quienes la usan. Hoy estamos hablando de que el 11% de la ropa que ingresa al país forma parte de esta basura global del fast fashion. Y el 84% entra por Jujuy.
LCV: ¿Hablaron con el gobernador de Jujuy?
Luciano Galfione: No, porque esto fue una avalancha que se produjo en apenas cuatro meses. Y entra por Jujuy básicamente porque del otro lado está el desierto de Atacama, en Chile. Además, las 3.500 toneladas de las que hablamos son las declaradas. Hay que tener en cuenta que los pasos fronterizos son altamente permeables al contrabando de fardos, tanto desde Chile como desde Paraguay. Son aduanas difíciles. Por eso pedimos controles en rutas y fronteras. No hay ningún problema con el que importa legalmente, está en su derecho, pero que muestre los papeles correspondientes.
LCV: Las imágenes del basural textil en Atacama son impactantes. La pregunta que surge es por qué no se recicla esa ropa.
Luciano Galfione: Porque no se puede. La mayoría de esas prendas tiene un altísimo componente de plástico derivado del petróleo, que tarda décadas en degradarse. La industria textil es la segunda más contaminante del mundo. ¿Por qué va a parar a Atacama? Porque para los países centrales, como Estados Unidos, deshacerse de esa basura es carísimo. Entonces la envían a países que reciben cualquier cosa, a muy bajo costo, y se sacan el problema de encima. Mucho de eso, aunque parezca mentira, es ropa nueva, sin usar. Pero una vez que se tira a un basural, ya está contaminada. Es la lógica del consumo extremo: producir, vender y descartar permanentemente.
LCV: Argentina se suma entonces a un grupo muy reducido de países que reciben ropa usada.
Luciano Galfione: Exacto. Los únicos países que permiten importar ropa usada son algunos países africanos y algunos de Centroamérica. Y ahora Argentina se suma a esa lista. Es doloroso.
LCV: Para cerrar, ¿qué balance hacés del año económico para las pymes?
Luciano Galfione: Desastre. Y no un desastre inevitable, sino no necesario. La Argentina tiene un entramado productivo enorme, diverso y tecnificado. Confundimos problemas de competitividad con problemas de productividad. El problema no está en el costo del producto, sino en la comercialización. Hoy todo es importado, pero una remera no sale $2 en un shopping: sigue saliendo $50. Si seguimos matando pymes, vamos a consumir caro y además no vamos a tener trabajo. Esta historia ya la vivimos. La diferencia es que ahora sucede con un gobierno democrático y a una velocidad enorme. Hoy estamos a un WhatsApp de un contenedor. La destrucción es rapidísima y la reconstrucción muy difícil. Pero quiero terminar con algo optimista: tenemos tecnología, inversión y capacidad. No quiero una aduana cerrada, quiero competir de igual a igual. Si bajan impuestos a las importaciones, que nos los bajen a nosotros también.
Destacada
Gustavo Morteo de FECOAPI: ““El desafío es llevar la miel de la colmena a la mesa con precios justos”
En el marco de la Expo Cooperativas realizada en la ciudad de La Plata, Gustavo Morteo, referente de la Federación de Cooperativas Agrícolas, analiza la situación del sector apícola argentino y los obstáculos que enfrentan las cooperativas para sostener la producción y el trabajo. La dependencia de la exportación a granel, la caída del consumo interno, la competencia de productos adulterados y los altos costos burocráticos aparecen como ejes centrales de una conversación que pone en valor al cooperativismo como herramienta colectiva para acortar distancias entre productores y consumidores y garantizar el acceso a alimentos de calidad a precios justos.
LCV: “Contanos un poquito a qué se dedican, cuántos son.”
Gustavo Morteo: “La Federación de Cooperativas Agrícolas es una entidad de segundo grado que nuclea cooperativas agrícolas de distintas partes del país y de distintas provincias. Somos alrededor de 29 o 30 cooperativas, con una nueva que se está sumando. Hay 11 de la provincia de Buenos Aires, tres de Córdoba, y también de Santa Fe, Entre Ríos y otras provincias que tienen alguna representación. La Federación viene trabajando fuertemente en la parte gremial y de representación de las cooperativas y, este año, además, estamos intentando avanzar también en la parte comercial: provisión de insumos e intentar comercializar nuestros productos.”
LCV: “¿Qué tipo de productos desarrollan?”
Gustavo Morteo: “Las cooperativas apícolas tienen como base a los productores apícolas, los apicultores. La producción principal es la miel de abejas y sus derivados: ceras, propóleos, miel fraccionada o miel a granel. En Argentina, el 90% de la producción se exporta, por lo que la mayor parte se comercializa a granel. Uno de los grandes desafíos de las cooperativas es ampliar el consumo interno.”
LCV: “¿El consumo interno es solo gastronómico? ¿También se vende para cosmética?”
Gustavo Morteo: “En lo cosmético se utiliza muy poco en relación con los volúmenes que se manejan en la producción. El consumo interno es un desafío porque muchas veces nos quejamos del bajo precio que nos pagan por la miel a granel o para exportación, pero cuando fraccionamos creemos que nos vamos a salvar con el mercado interno y ahí cometemos errores. Si estamos dispuestos a regalar la miel a granel, no deberíamos castigar al consumidor interno con precios elevados. Eso también explica por qué se consume tan poca miel en el país.”
LCV: “Es verdad, a veces el precio de un tarrito chico de miel es muy alto.”
Gustavo Morteo: “El problema, más allá de los impuestos y los costos, lo tenemos los propios apicultores, que intentamos salvar con el mercado interno lo que no salvamos con el granel. Eso es un error de estrategia. Muchas veces le ponemos a la miel el precio que tiene en una góndola europea y creemos que ese mismo valor debe cobrarse acá. Al hacer eso, además, terminamos favoreciendo a quienes comercializan miel de mala calidad, que en realidad es un jarabe de glucosa con sabor.”
LCV: “¿Eso que parece miel pero es más líquida?”
Gustavo Morteo: “Exacto. Ese problema, que parece insignificante, termina generando un efecto compulsivo: la gente consume un producto barato que no es miel y que muchas veces engaña desde el packaging.”
LCV: “¿Con qué se rebaja esa ‘miel’?”
Gustavo Morteo: “Se corta con glucosa, jarabe de maíz o productos artificiales que se usan para bebidas dulces o mermeladas. Es un producto ‘a base de miel’, pero no es miel. Tiene un porcentaje muy bajo de miel y un alto contenido de glucosa de alta fructosa, que es un producto industrial.”
LCV: “¿Cuál es el desafío entonces?”
Gustavo Morteo: “El desafío es llegar lo más directo posible del productor al consumidor, con un precio justo, sin sobrevaluar la miel y permitiendo que la gente la consuma. Nosotros vemos que cuando se regala miel, por ejemplo a los dueños de los campos donde están las colmenas, el consumo por persona es altísimo. Cuando hay que comprarla, como es cara, se consume poco. Ahí es donde el rol de las cooperativas es central.”
LCV: “Ese diagnóstico ya es un primer paso muy importante.”
Gustavo Morteo: “Sí, totalmente. Muchas veces estos problemas se niegan y se buscan excusas. Nosotros creemos que reconocerlo es un paso enorme para empezar a buscar soluciones.”
LCV: “¿Cuántos son en la Federación?”
Gustavo Morteo: “Somos 30 cooperativas y el Consejo de Administración está integrado por siete cooperativas.”
LCV: “¿Y tu cooperativa?”
Gustavo Morteo: “En nuestra cooperativa somos 14 personas trabajando y además comercializamos con productores de la zona, que deben estar entre 170 y 180 productores que son clientes, tomadores de servicios o proveedores de insumos.”
LCV: “En la Expo Cooperativa de La Plata, ¿tomaron contacto con otras cooperativas para trabajar en conjunto?”
Gustavo Morteo: “Sí, tomamos contacto con cooperativas de impresión, que hacen etiquetas, y con otras cooperativas más ligadas a lo gremial, porque hay problemáticas que nos atraviesan a todas: matrículas, balances, costos, presentaciones y actualizaciones. También hay cooperativas de servicios, como contadores organizados en cooperativa, que ayudan en estas cuestiones.”
LCV: “¿Qué rol cumple el IPAC en ese acompañamiento?”
Gustavo Morteo: “Con el IPAC tenemos una buena relación. Tuvimos varias reuniones con la Dirección, con el presidente y su equipo, especialmente con la parte legal. El objetivo es que nos ayuden a ponernos al día. El problema más grande son los costos de balances, sellados y trámites, que para cooperativas con poco movimiento se vuelven muy difíciles. Es una burocracia muy costosa.”
LCV: “Y además, ser cooperativa no siempre ayuda…”
Gustavo Morteo: “No, muchas veces te miran como sapo de otro pozo. Siempre con una espada de Damocles sobre la cabeza. Nosotros estamos en Tandil, tenemos 40 años de vida y atravesamos muchos contextos políticos y económicos, y aun así siempre somos mal vistos. Rendimos exámenes todo el tiempo y nunca parecen suficientes.”
LCV: “Sin embargo, vos decís que las cooperativas son parte de la salida.”
Gustavo Morteo: “Yo creo que las cooperativas son la salida en medio de este descalabro económico. Siempre que hablamos acá estamos hablando de gente que produce, que trabaja y que no baja los brazos. Eso, de por sí, ya es un camino recorrido hacia el éxito o, al menos, hacia sostener la producción.”
Pablo Touzon: “Milei es más la consecuencia de un proceso político que su causa”
“Ropa basura”: la advertencia de Luciano Galfione sobre la avalancha de indumentaria usada que ingresa al país

