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“¿Cómo piensan convivir con eso? Porque el modelo no va a cambiar…”
Esa fue la respuesta del ministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, la semana pasada, en una reunión con los apicultores que expresaron su preocupación por la masiva mortandad de abejas en Córdoba. La Sociedad Argentina de Apicultores le respondió con un duro comunicado en el que afirma que “el actual modelo agroindustrial es ilegal, antiético y ecocida. El campo se volvió marrón y se sumergió en venenos”.
“Debacle ambiental” fue el título de La Columna Vertebral cuando supimos sobre la muerte de 72 millones de abejas, gracias a la difusión de Infocampo y diarios locales. La preocupación sigue. Aquí, el comunicado completo de los apicultores luego de conocer la indiferencia del ministro.
1° DECLARACIÓN DEL CONSEJO FEDERAL DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE APICULTORES
“Las abejas están desapareciendo. Porque están desapareciendo sus montes, sus bosques, sus flores.
Los apicultores están desapareciendo, y pocos jóvenes se acercan ya a la apicultura, porque han desaparecido las chacras, las flores, y el campo se volvió marrón y se sumergió en venenos, que hoy la hipocresía de muchos, llama productos fitosanitarios.
Las variedades de semillas que hacen a la identidad de la tierra, y a la fortaleza de sus ecosistemas, desaparecen en manos de la ingeniería genética y de los químicos, que eliminan aquellas que el mercado no puede visualizar como ganancia. Eso se llama pérdida de diversidad biológica. Las abejas no tienen comida saludable, la que hay es poca, sin variedad y en la mayoría de los casos contaminada con “fitosanitarios”.
Con las abejas desaparecen además el resto de los polinizadores silvestres, y con ello buena parte de las frutas y verduras que comemos, así como las que alimentan a nuestros animales.
Con su desaparición se deshilacha la urdimbre social y productiva de nuestras comunidades, así como el circuito económico en el cual la apicultura tributa, al igual que el resto de las actividades tradicionales del campo.

72 millones de abejas murieron repentinamente hace dos semanas

Por eso creemos que como Sociedad debemos exigir a las autoridades de gobierno que las abejas, y por extensión la apicultura –que es el arte de su cuidado-, se constituyan en una actividad esencial y estratégica del Estado Nacional, como principales garantes de la diversidad biológica y de los alimentos que llegan a nuestros hogares.
El actual modelo agroindustrial que usa a la Argentina como banco de pruebas es ilegal, pues se sostiene en la modificación genética de semillas, y de la utilización de millones de litros de químicos insecticidas, herbicidas y fungicidas, que destruyen las flores, los ecosistemas, y el resto de las variedades de frutas y verduras, la flora y la fauna silvestres. Este modelo es ilegal porque elimina la diversidad biológica en forma expresa, sostén último de la vida en el planeta, con la única finalidad cierta de aumentar la riqueza de un puñado de empresas trasnacionales. Garantizar la biodiversidad es un deber del Estado inscripta en la Constitución Nacional, como obligación para con sus ciudadanos y con el resto de los Estados del mundo.
El actual modelo agroindustrial es antiético, porque destruye los entramados sociales, productivos y económicos de nuestras comunidades, condenando a la miseria a sus ciudadanos.
El actual modelo agroindustrial es ecocida, porque daña irremediablemente la tierra, el agua y el aire, envenena nuestros alimentos, mata nuestras abejas y deteriora la salud de nuestros habitantes.
Por esto reafirmamos nuestra convicción, según la cual resulta preciso modificar este modelo y buscar sistemas agropecuarios sustentables, eficientes, con respeto a la biodiversidad y a la salud de las personas, para poder lograr un equilibrio que permita el desarrollo vital de la apicultura y del resto de las producciones agrícolas, en armonía entre ellas y el ambiente.
Tenemos además, la convicción profunda de que la producción de un país con tan vasta tradición apícola, y una riqueza en variedad de mieles tan inmensa, no puede solo reducirse a obtener tambores de mieles indiferenciadas para su exportación. No sólo debemos poder producir más, -y lograr las condiciones para ello-, sino que además debemos poder dar a esa producción el tratamiento necesario para ofrecer un producto de alto valor agregado. Ello no puede reducirse a fraccionar la miel, sino que requiere además, de la investigación y el desarrollo de nuevos productos que diferencien la miel, los pólenes, los propóleos y los diversos productos obtenidos a través de la apicultura. Eso es más trabajo, y un modelo de desarrollo sustentable para nuestra comunidad productiva. De nada sirven más tambores en el puerto destinados a estirar mieles de baja calidad en el mercado mundial.
Para investigar, desarrollar productos, para crecer en la producción de colmenas, se requiere financiación adecuada para un modelo de producción particular como lo es la apicultura. Sin financiación es imposible hacer crecer un sector productivo, y con financiamiento para pymes no se llega a los apicultores, pues su estructura organizacional es culturalmente distinta. Es preciso que se desarrollen herramientas de financiamiento adecuadas para el sector, implicando a sus instituciones, pues es poco probable que en las actuales circunstancias el sector se pueda adecuar a las exigencias del sistema financiero.
Este Consejo Federal asume que más allá de la búsqueda de medidas paliativas a corto plazo, -urgentes y necesarias-, resulta preciso construir una política pública a mediano y largo plazo, que nos permita planificar la apicultura que nuestra comunidad necesita para las próximas décadas. Ello requiere de una nueva institucionalidad, de programas y de presupuestos efectivamente ejecutados para su realización, de funcionarios que prioricen las políticas de Estado a largo plazo y no la mirada coyuntural del gobierno que fuere.
Los apicultores debemos lograr elegir y construir la apicultura que queremos y la que nuestra comunidad necesita para desarrollar sus propias producciones agrícolas. Debemos poder crear formas de desarrollo, investigación y producción apícola en armonía con el ambiente y que permitan el desarrollo de nuestras familias y finalmente sean garantes de biodiversidad.
Eso es Soberanía Apícola.”
Y eso, Sr. Ministro, es lo que pensamos hacer y consideramos necesario hacerlo con todos y cada uno de los gobiernos, nacional, provinciales y locales”.
Mesa Directiva – Sociedad Argentina de Apicultores (SADA)
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Innovación, tecnología y cooperativismo: Cootech dijo presente en la Expo Cooperativa 2025
La cooperativa tecnológica Cootech participó por primera vez de la Expo Cooperativa 2025, realizada en el Teatro Argentino, donde presentó herramientas digitales orientadas al turismo, la gestión rural y la seguridad. En diálogo con La Columna Vertebral, Tatiana Aime detalló los productos exhibidos, el balance de la experiencia y destacó el fuerte perfil de género de la cooperativa.
LCV: La cooperativa estuvo presente, tuvo stand en la Expo Cooperativa 2025 del viernes pasado.
Tatiana Aime: “Sí, así es. Estuvimos en el Teatro Argentino donde se realizó la Expo Cooperativa 2025, la segunda edición, y esta fue la primera vez que nos presentamos mostrando algunos de nuestros productos.”
LCV: ¿Y cuáles son esos productos?
Tatiana Aime: “Los productos que llevamos al stand fueron tres en particular: uno es un software de digitalización de destinos turísticos que permite recorrer virtualmente zonas turísticas, como por ejemplo Berisso, Tapalqué y Carué, donde al ingresar a la página web de cada municipio se puede encontrar digitalizada toda su oferta turística.”
LCV: ¿Esto puede usarse desde el celular?
Tatiana Aime: “Sí, no es necesario ningún tipo de artefacto especial, con una computadora o un celular se puede visualizar perfectamente, lo que permite que cualquier persona que esté viajando por la provincia de Buenos Aires pueda consultar desde el teléfono qué hay para hacer en un destino determinado.”
LCV: Por ejemplo, si quiero ir un fin de semana largo a Carué, ¿la plataforma me muestra qué hay para hacer?
Tatiana Aime: “Exactamente, la página web te muestra los lugares turísticos y las actividades disponibles en Carué.”
LCV: ¿Cómo lo mostraron en el stand?, ¿era interactivo?
Tatiana Aime: “Sí, teníamos una pantalla donde se podía interactuar y recorrer los distintos lugares, y también presentamos realidad aumentada con visores, que permitían señalar y explorar los espacios de forma virtual.”
LCV: ¿Dijiste que presentaron más herramientas además de esta?
Tatiana Aime: “Sí, además presentamos dos herramientas más: una de gestión interna para campos y otra de seguridad rural que actualmente está siendo aplicada en el municipio de Salliqueló.”
LCV: Es la primera vez que participan en la Expo, ¿qué te pareció la experiencia y la interacción con la gente?
Tatiana Aime: “La experiencia fue muy buena, pudimos contactar a distintas cooperativas, charlar, mostrar lo que hacemos y tejer redes, que es algo fundamental dentro del cooperativismo.”
LCV: ¿Qué saldo dejó la Expo en términos de contactos y vínculos?
Tatiana Aime: “Pasaron muchas personas por el stand, pudimos mostrar nuestro trabajo y nos llevamos contactos con los que seguramente podremos hacer cosas a futuro, tanto con otras cooperativas como con usuarios directos.”
LCV: ¿Ustedes también desarrollan software a medida?
Tatiana Aime: “Sí, no solo hacemos los productos que mostramos en la Expo, sino que también desarrollamos software a medida según las necesidades de cada cliente, y este tipo de eventos permite vincularse directamente con quienes tienen una idea o una problemática concreta.”
LCV: Tatiana, sos muy joven, ¿cuántos años tenés?
Tatiana Aime: “Tengo 34 años.”
LCV: Quiero felicitarte porque es importante ver gente joven trabajando y construyendo estos proyectos colectivos.
Tatiana Aime: “Muchas gracias, y quiero destacar que Cotech está compuesta en un 90% por mujeres, algo que nos llena de orgullo, sobre todo teniendo en cuenta que desde el IPAC se viene planteando la equidad de género como un eje central para las cooperativas del próximo año.”
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Paro de controladores aéreos por salarios atrasados y despidos sin resolver
En diálogo con La Columna Vertebral, Julián Gaday, integrante de la comisión directiva y vocero de la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Navegación Aérea (ATEPSA), explicó cuál es la función de los controladores aéreos, el nivel de responsabilidad que implica su trabajo, las condiciones salariales del sector y los motivos del conflicto que derivó en medidas de fuerza anunciadas a partir del 17 de diciembre.
LCV: ¿Qué es un controlador aéreo?
Julián Gaday (ATEPSA):“Los controladores aéreos somos las personas encargadas de guiar y separar a todos los aviones desde que ponen en marcha los motores hasta que aterrizan en destino: despegue, aterrizaje, ascenso y nivel de crucero. Controlamos básicamente todo el espacio aéreo argentino, incluidos aviones del Estado, militares y comerciales; todo lo que vuele tiene que comunicarse con nosotros. Si no trabajamos, no hay tránsito aéreo, por eso somos un servicio público esencial y se nos hace tan difícil llegar a medidas de fuerza.”
LCV: Quiero poner en valor la responsabilidad que tienen: si se equivocan en una ruta, puede haber consecuencias gravísimas.
Julián Gaday:“Por supuesto. En el centro de control de área de Ezeiza, donde trabajo, controlamos en una hora normal entre 25 y 35 vuelos, y en horas pico hasta 50 aviones por hora. Estamos hablando de miles de vidas que pasan por nuestras voces, nuestras decisiones y nuestras instrucciones, no solo en ruta sino desde que el avión empieza a subir. Básicamente tomamos decisiones para evitar, de manera fundamental, que los aviones se choquen.”
LCV: ¿Cómo es el trabajo en equipo para que un avión esté en vuelo?
Julián Gaday:“ATEPSA representa a todos los trabajadores de los servicios de navegación aérea. Todo comienza en las oficinas ARO, donde se recibe la documentación y el plan de vuelo que presentan los pilotos o las aerolíneas, con la ruta y toda la información necesaria. Allí también se brinda información sobre estado de aerovías, aeropuertos y meteorología. Luego el avión llama a la torre de control, que autoriza la puesta en marcha, el rodaje y el despegue. Una vez en vuelo, pasa a los controladores de área, que controlamos todo el espacio aéreo desde cinco centros en el país, y al aproximarse al destino vuelve a pasar a la torre. También intervienen los servicios de búsqueda y salvamento y las oficinas NOTAM, que notifican cuestiones operativas a los pilotos.”
LCV: ¿Se estudia para ser controlador aéreo? ¿Cómo es la formación?
Julián Gaday:“Sí, se estudia. Hay un curso básico de un año y luego, según el destino, entre seis meses y más de un año para obtener la habilitación local. Yo, por ejemplo, trabajo en el centro de control de área y no puedo controlar en la torre de Ezeiza aunque esté a un piso de distancia, porque no tengo habilitación. Lo mismo sucede entre distintos aeropuertos: cada lugar tiene sus particularidades y son trabajos distintos.”
LCV: Con ese nivel de exigencia, ¿cuánto gana un controlador aéreo?
Julián Gaday:“Un controlador en Ezeiza o Aeroparque puede ganar alrededor de dos millones de pesos. En el interior del país, en aeropuertos con menor complejidad, los salarios rondan entre 1.300.000 y 1.800.000 pesos. En algunos de los cinco centros de control hay trabajadores por debajo de la línea de pobreza. Gran parte del colectivo tiene que hacer trabajos extra para mantener un nivel de vida mínimo que le permita realizar esta tarea, que es vocacional y crítica para la seguridad.”
LCV: ¿Cómo es el diálogo con la empresa y en qué consisten las medidas a partir del 17 de diciembre?
Julián Gaday: “El diálogo es prácticamente nulo. Hemos asistido a varias audiencias, pero es hablar contra una pared. No tenemos respuestas ni soluciones, desconocen el conflicto, los motivos y hasta el convenio colectivo de trabajo. En la última audiencia nos pidieron cinco días más para analizar propuestas que presentamos el 9 de septiembre. Pasaron tres meses sin analizarlas. Reclamamos actualización de viáticos con más de un año de atraso, revisión de categorías de aeropuertos —que por convenio debe hacerse anualmente— y la reincorporación de nueve controladores despedidos ilegalmente. Solo reincorporaron a tres; los otros seis siguen esperando, sin ninguna justificación válida.”
LCV: ¿Están informando para que los pasajeros no se vean sorprendidos?
Julián Gaday: “Notificamos a la empresa hace diez días del cronograma de medidas. Como servicio público esencial, debemos garantizar al menos el 45% de las operaciones, y nuestras medidas afectan alrededor del 10%. Informamos por mail a todas las compañías aéreas para que reprogramen vuelos y avisen con anticipación a los pasajeros. Nuestros usuarios directos son las aerolíneas, no los pasajeros.”
LCV: Se cuestiona que las medidas coincidan con fechas sensibles como Navidad.
Julián Gaday: “Durante todo noviembre hicimos medidas de fuerza sin afectar pasajeros, parando solo vuelos de carga. No tuvimos ninguna respuesta. Recién cuando se afecta al pasajero aparece el conflicto en agenda. Por eso es importante decir que no somos los únicos responsables: del otro lado están la empresa y el Estado, que no negocian ni ofrecen lo mínimo indispensable para llegar a un acuerdo.”
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Acerca del imperio de lo inaudito y la apatía, por Hernán López Echagüe
Todo ocurre a cada instante, de modo cruel, y, en ocasiones, espeluznante. La vida se ha convertido en una suerte de encadenamiento de pasos dominados por la inviabilidad de llevarla a cabo. Un vagabundeo desprovisto de mira. Basta con echarle un poco de ojo a los acontecimientos que nos rodean, y nos sumergen, sin pausa, en un estado de las cosas en el que predominan el oscurantismo, la persecución, la barbarie, y el espíritu de la irracionalidad más abyecta. Sin embargo, lo que más pesadumbre causa es el silencio, y la quietud, y el desmembramiento de las voces y los actos de los que, al parecer, a los gritos y gesticulaciones por momentos dignas de conmiseración, condenan el oscurantismo, la persecución, la ignorancia y la irracionalidad. Y, al final de cuentas, no hacen más que brindarle mayor magnitud al descalabro, y, en ocasiones, fundamento. Triste victoria del vacío. ¿Qué decir? ¿Qué escribir?
Mejor lo ha dicho y escrito Julio Cortázar en su artículo “Policrítica a la hora de los chacales”, en 1971. Medio siglo atrás:
“De qué sirve escribir la buena prosa, de qué vale que exponga razones y argumentos si los chacales velan, la manada se tira contra el verbo, lo mutilan, le sacan lo que quieren, dejan de lado el resto, vuelven lo blanco negro, el signo más se cambia en signo menos, los chacales son sabios en los teles, son las tijeras de la infamia y del malentendido, manada universal, blancos negros, albinos, lacayos si no firman y todavía más chacales cuando firman, de qué sirve escribir midiendo cada frase, de qué sirve pesar cada acción, cada gesto que expliquen la conducta, si al otro día los periódicos, los consejeros, las agencias, los policías disfrazados, los asesores del gorila, los abogados de los trusts se encargarán de la versión más adecuada para consumo de inocentes o de crápulas, fabricarán una vez más la mentira que corre, la duda que se instala, y tanta buena gente en tanto pueblo y tanto campo de tanta tierra nuestra, que abre su diario y busca su verdad y se encuentra con la mentira maquillada, los bocados a punto, y va tragando baba prefabricada, mierda en pulcras columnas, y hay quien cree y al creer olvida el resto, tantos años de amor y de combate, porque así es, compadre, los chacales lo saben; la memoria es falible y como en los contratos, como en los testamentos, el diario de hoy con sus noticias invalida todo lo precedente, hunde el pasado en la basura de un presente traficado y mentido.Entonces no, mejor ser lo que se es, decir eso que quema la lengua y el estómago, siempre habrá quien entienda este lenguaje que del fondo viene, como del fondo brotan el semen, la leche, las espigas.Y el que espera otra cosa, la defensa o la fina explicación, la reincidencia o el escape, nada más fácil que comprar el diario made in usa, y leer los comentarios a este texto, las versiones de Reuter o de la UPI donde los chacales sabihondos le darán la versión satisfactoria, donde editorialistas mexicanos o brasileños o argentinos traducirán para él, con tanta generosidad, las instrucciones del chacal con sede en Washington, las pondrán en correcto castellano, mezcladas con saliva nacional, con mierda autóctona, fácil de tragar.No me excuso de nada, y sobre todo no excuso este lenguaje, es la hora del chacal, de los chacales y de sus obedientes: los mando a todos a la reputa madre que los parió, y digo lo que vivo y lo que siento y lo que sufro y lo que espero. Sólo así podremos acabar un día con los chacales y las hienas”.
Ilustración: Silvia Flichman (https://silviaflichman.com.ar/ )
Luis Lázaro: “Atacar el Estatuto del Periodista es atacar el derecho de la sociedad a informarse”
Innovación, tecnología y cooperativismo: Cootech dijo presente en la Expo Cooperativa 2025

