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Editorial Nora

Hasta la victoria, Delia

Nuestra conductora Nora Anchart dedicó una sentida editorial de cierre a Delia Belardinelli, referente de la Comisión de la Memoria, la Verdad y la Justicia de zona norte, quien murió el jueves 19 de abril a los 62 años. Una luchadora, una imprescindible.

Las mujeres de mi generación
abrieron sus pétalos rebeldes
de rosas, camelias, orquídeas y otras yerbas,
de saloncitos tristes, de casitas burguesas,
de costumbres añejas,
sino de yuyos peregrinos entre vientos.

Porque las mujeres de mi generación florecieron
en las calles, en las fábricas,
se hicieron hilanderas de sueños,
en el sindicato organizaron el amor
según sus sabios criterios.

Es decir, dijeron las mujeres de mi generación,
a cada cual según su necesidad
y capacidad de respuesta,
como en la lucha golpe a golpe,
en el amor beso a beso.

Y en las aulas argentinas, chilenas o uruguayas,
supieron lo que tenían que saber,
para el saber glorioso
de las mujeres de mi generación.

Minifalderas en flor de los sesenta,
las mujeres de mi generación
no ocultaron ni las sombras de sus muslos,
que fueron los de Tania.

Erotizando con el mayor de los calibres
los caminos duros de la cita con la muerte.

Porque las mujeres de mi generación,
bebieron con ganas del vino de los vivos,
acudieron a todas las llamadas
y fueron dignas en la derrota.

En los cuarteles las llamaron putas
y no las ofendieron,
porque venían de un bosque de sinónimos alegres:
minas, grelas, percantas, cabritas, minones,
gurisas, garotas, jevas, zipotas,
viejas, chavalas, señoritas.

Hasta que ellas mismas escribieron
la palabra Compañera,
en todas las espaldas
y en los muros de todos los hoteles.

Porque las mujeres de mi generación nos marcaron
con el fuero indeleble de sus uñas
la verdad universal de sus derechos.

Conocieron la cárcel y los golpes,
habitaron en mil patrias y en ninguna,
lloraron a sus muertos y a los míos como suyos,
dieron calor al frío y al cansancio deseos,
al agua sabor y al fuego lo orientaron
por un rumbo cierto.

Las mujeres de mi generación parieron hijos eternos,
cantando Summertime les dieron teta,
fumaron marihuana en los descansos,
danzaron lo mejor del vino
y bebieron las mejores melodías.

Porque las mujeres de mi generación,
nos enseñaron que la vida
no se ofrece a sorbos, compañeros,
sino de golpe y hasta el fondo de las consecuencias.

Fueron estudiantes, mineras, sindicalistas, obreras,
artesanas, actrices, guerrilleras,
hasta madres y parejas
en los ratos libres de la Resistencia.

Porque las mujeres de mi generación,
sólo respetaron los límites
que superaban todas las fronteras.

Internacionalistas del cariño, brigadistas del amor,
cmisarias del decir te quiero, milicianas de la caricia.

Entre batalla y batalla,
las mujeres de mi generación lo dieron todo
y dijeron que eso apenas era suficiente.

Las declararon viudas en Córdoba y en Tlatelolco,
las vistieron de negro en Puerto Montt y Sao Paulo,
y en Santiago, Buenos Aires o Montevideo,
fueron las únicas estrellas
de la larga noche clandestina.

Sus canas no son canas,
sino una forma de ser
para el quehacer que les espera.

Las arrugas que asoman en sus rostros,
dicen he reído y he llorado y volvería a hacerlo.

Las mujeres de mi generación,
han ganado algunos kilos de razones
que se pegan a sus cuerpos,
se mueven algo más lentas,
cansadas de esperarnos en las metas.

Escriben cartas que incendian las memorias.

Recuerdan aromas proscritos y los cantan.
Inventan cada día las palabras
y con ellas nos empujan,
nombran las cosas y nos amueblan el mundo.

Escriben verdades en la arena y las ofrendan al mar.

Nos convocan y nos paren sobre la mesa dispuesta.

Ellas dicen pan, trabajo, justicia, libertad,
y la prudencia se transforma en vergüenza.

Las mujeres de mi generación son como las barricadas:
protegen y animan, dan confianza
y suavizan el filo de la ira.

Las mujeres de mi generación
son como un puño cerrado,
que resguarda con violencia la ternura del mundo.

Las mujeres de mi generación no gritan,
porque ellas derrotaron al silencio.

Si algo nos marca, son ellas.

La identidad del siglo, son ellas.

Ellas: la fe devuelta, el valor oculto en un panfleto,
el beso clandestino, el retorno a todos los derechos.

Un tango en la serena soledad de un aeropuerto,
un poema de Gelman escrito en una servilleta,
Benedetti compartido en el planeta de un paraguas,
los nombres de los amigos
guardados con ramitas de lavanda.

Las cartas que hacen besar al cartero,
las manos que sostienen los retratos de mis muertos,
los elementos simples de los días
que aterran al tirano,
la compleja arquitectura de los sueños de tus nietos.

Lo son todo y todo lo sostienen,
porque todo viene con sus pasos
y nos llega y nos sorprende.

No hay soledad donde ellas miren,
ni olvido mientras ellas canten,
intelectuales del instinto, instinto de la razón,
prueba de fuerza para el fuerte
y amorosa vitamina del débil.

Así son ellas, las únicas, irrepetibles, imprescindibles, sufridas,
golpeadas,
negadas pero invictas mujeres de mi generación.

Luis Sepúlveda

https://soundcloud.com/user-106881388/hasta-la-victoria-delia

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Destacada

Editorial de Nora Anchart lunes 12 de mayo: “Tiempos brutos, tiempos violentos”.

Apatía electoral: votó menos del 30% del padrón en tres de las cuatro provincias.
Salta, Chaco y San Luis registraron una participación muy baja del electorado en lo que va del desarrollo de los comicios. En cambio, en Jujuy se observa una tendencia distinta, con una buena intención de voto.

Esto, que ayer era simplemente un dato que Data Clave iba compartiendo como un “minuto a minuto”, terminó convirtiéndose sinceramente en una tendencia.

En Salta, por ejemplo, donde se utilizó el voto electrónico, el porcentaje de votantes creció del 12% registrado durante la mañana al 25% hacia el mediodía. Sin embargo, este aumento fue insuficiente para revertir el escenario de apatía generalizada.

¿Qué nos pasa que sentimos apatía a la hora de elegir nuestro destino?
¿Estamos tan entregados que creemos que, total, siempre va a ser igual, todo va a ser malo, no vamos a poder modificar nada, y entonces preferimos directamente no participar?

Lo entiendo, eh. A mí me está costando un esfuerzo sobrehumano pensar en ir a votar. Como no hice el cambio de domicilio, tengo que trasladarme de un barrio a la otra punta de la ciudad. Hacer la cola… Bueno, por suerte es boleta electrónica, y a mí me gusta, así que lo resuelvo rápido.

Comprendo lo que nos pasa, pero también tengo que estar acá, frente al micrófono, y decirte que tenemos que pelear contra esa apatía.
“¡No se queje si no se queja!”, decía un viejísimo eslogan de cuando se controlaba el consumo. Creo que era de Lita de Lázari, la misma que decía: “Camine, camine por los precios, pero no se queje”.

Esa frase vale la pena actualizarla. ¿Cómo podés quejarte después de que todo esté mal, si ni siquiera expresaste tu opinión a través del voto?

¿No te gusta ninguna opción? Andá igual.
Votá en blanco, si querés. Demostrás que nada te representa. Ya sabés: el voto en blanco se suma al del partido más votado, sí. Pero como expresión política de disconformidad, también vale.

No te estoy militando el voto en blanco. No puedo. A mí me cuesta pensar que mi opinión sea una no-opinión. Me da cosquillas en la mano solo imaginarlo. Pero igual prefiero eso a no ir.

Si solo contabilizamos a quienes se quedaron en casa, van a venir las excusas: que están enfermos, que llueve (aunque no creo), que no hay plata para el colectivo, que viven lejos… bla bla bla.

Estamos en la ciudad de Buenos Aires, donde el despelote tiene que ver con que las dos fracciones de la derecha se están peleando a ver “quién la tiene más grande”.
De esto vamos a hablar con Pablo Touzón y con otros analistas.

Lo real es que la ciudad de Buenos Aires ya no está tan bien como antes. Perdieron el eslogan de la “buena gestión”. Si querés cambiar algo, tenés que votar.
Y si no querés cambiar nada y pensás “son todos lo mismo”, también tenés que decirlo votando.

Otro tema que me preocupa mucho es el de los periodistas como excusa.
Hay tres periodistas de orígenes muy distintos:

  • Ailín Bullentini, de la izquierda kirchnerista, del Destape (antes en Radio Nacional).
  • Carlos Pagni, de La Nación, con un pensamiento complejo y muy elaborado.

A ambos los acusan de haber dicho “nazi”. Ese reduccionismo evita discutir lo importante: el totalitarismo de Milei. Porque es mucho más que “nazi”.
La palabra “nazi” refiere a un régimen concreto, a un momento histórico y a una comunidad que sufrió lo indecible.

Pero si no sos judía, ¿no te preocupa?
Si no sos gay, ¿no te asusta?
Si no sos trans, ¿no te importa que los estén echando de los trabajos?

¡Esto nos afecta a todos!
A vos, a mí, que somos cis, heterosexuales, clase media, más o menos blancas, con determinada formación… y aun así, nos están maltratando igual.

Nos persiguen también a los periodistas. Y no lo digo solo por nosotros. El Papa mismo dijo ayer que donde se ataca la libertad de expresión, se ataca la democracia.

Mientras nos distraen con discusiones vacías, vos abrís la heladera y está más vacía que nunca:

  • El kilo de tomate a $3.000.
  • El maple de huevos a $8.500.
    Comer un huevo por día ya parece una utopía.

Estas cuatro provincias pueden ser un testeo interesante sobre la baja participación electoral. Si esto se repite, estamos en problemas.

Y no solo por lo que puedan votar a Milei en una segunda vuelta. El otro día lo admitió en una entrevista con Mariana Brey —sí, ella, que viene del espectáculo—, pero, mirá, hizo mejor papel que algunos periodistas políticos, como Luis Majul, que sólo asiente con la cabeza.

Dice “Clarín miente” y ya no sabés si está hablando Cristina o él. Usa los mismos argumentos que antes usaba el kirchnerismo con la ley de medios, pero ahora parecen un sinsentido en el contexto actual.

Lo único que te quiero decir es esto: no dejes de ir a votar.
Porque cuando todo esté mal, cuando pase como en el poema de Bertolt Brecht —”vinieron por uno, por otro, y cuando vinieron por mí, ya era tarde”—, la frase “Ni olvido ni perdón” va a ser solo eso: una frase.

Porque nadie va a tener siquiera la neurona alimentada como para entenderla.

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Editorial Nora

Los Nadies, por Nora Anchart

Esta semana el editorial de Nora Anchart se vio sacudido por una triste noticia: la muerte de Héctor Recalde. Abogado laboralista y militante a quien lloran todas las centrales obreras. Un homenaje a él, y a los Nadies. La voz de Eduardo Galeano alumbra a aquellos que nadie quiere ver y que ya son multitud. Para ellos, van estas palabras.

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Editorial Nora

Latinoamérica y el derecho a vivir en paz.

En Uruguay, Chile, México, Brasil, se encendieron unas lucecitas de esperanza. Un recorrido por aquellos países que apuestan al debate de ideas, que hacen todo lo contrario de los que estamos viviendo en este tiempo de intolerancia argentina. Algunas alegrías que vale la pena compartir, un aire fresco para aprovechar y festejar. Nora Anchart, dixit.

Editorial de Nora Anchart emitido el 25 de noviembre de 2025

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