Destacada
Bifo y la superstición del trabajo asalariado, en Lobo Suelto


Franco ‘Bifo’ Berardi, filósofo contemporáneo, profesor de Filosofía en la Universidad de Bologna, Italia.
Es una entrevista breve. Franco Berardi, ‘Bifo’ (Bolonia, Italia, 1948), no necesita rodeos para mostrar las líneas principales de su pensamiento. Ha venido con Andrea Gropplero a presentar Comunismo futuro, una película documental en la que acompaña los hitos de la historia política de las últimas décadas del siglo XX. Una ‘bifografía’ basada en sus reflexiones e intercalada con imágenes de archivo de Mayo del 68, de las luchas autónomas en Italia, el movimiento punk, el auge de internet y del neoliberalismo. La disyuntiva que se planteó en el año clave de 1977 entre la liberación y la esclavitud. Entre romper con el mito del trabajo asalariado o encadenar a la humanidad a un nuevo mito, el de “la máquina”.
Entre las reflexiones que salpican el documental destaca una: “No obedezcas a quienes quieren que tu vida se convierta en un contenedor de tiempo vacío. Si tienes que vender tiempo a cambio de dinero, recuerda que ninguna suma, por grande que sea, vale más que tu tiempo”. Es, quizá, lo que marca la diferencia entre el comunismo que Bifo quiere resucitar y la ideología que bajo ese mismo nombre fue derrotada en 1989 con la caída del bloque del Este. Es, antes que nada, un programa para la derrota del capitalismo financiero, cada vez más basado en la colonización del tiempo y de la vida de millones y millones de personas.
La película que presentas tiene un título sugerente, diría que provocador. ¿Por qué sugieres la idea del regreso del comunismo?
No pienso que el comunismo regresa. Sería loco decirlo. Es un título provocador que intenta decir que estamos en una catástrofe que ha sido provocada. Una catástrofe muy peligrosa, la del nazismo y el racismo que están volviendo en toda Europa. Como ha dicho Emmanuel Macron, la guerra civil es el peligro que estamos enfrentando hoy en Europa. Es una catástrofe que ha sido producida antes de nada por el fallecimiento de la perspectiva comunista, y sobre todo del internacionalismo que está vinculado muy estrechamente con el comunismo.
Entonces, digo que la palabra escandalosa ‘comunismo’ tiene que ser dicha de nuevo hoy; no porque haya una actualidad del comunismo en la escena política actual, sino porque tenemos que prepararnos para una época apocalíptica de la cual saldremos solo si tenemos el corazón para decir “comunismo”.

“El comunismo es un meme”
Pero comunismo no es un programa político, es un meme. Los fascistas están ganando en todo el mundo, comenzando por los Estados Unidos de América, porque han tenido la capacidad de olvidar los contenidos, los programas. Han tenido el coraje de hablar a través de memes, que es la manera en la cual el cerebro contemporáneo puede funcionar. Tenemos que funcionar de la misma manera: el meme que tenemos que lanzar al interior del mediascape [la escena mediática] global es hoy el apocalipsis, mañana, el comunismo. Esa es la manera en la que hemos utilizado esa palabra.
Estamos en una profunda crisis del trabajo asalariado, que fue el primer motor del movimiento obrero y del comunismo. ¿Cómo tiene que ser ese comunismo basado en una idea de nuestro siglo?
El problema es que esta palabra significa muchísimas cosas y al mismo tiempo no significa nada. Es un escándalo, una declaración de fallecimiento, de desmoronamiento, de colapso, de la perspectiva capitalista. Al mismo tiempo significa la necesidad de inventar algo de nuevo, que pertenezca a la historia del pasado también.
¿Cuál ha sido la falta esencial del comunismo histórico leninista? La incapacidad de focalizar la atención sobre el problema de la abolición, de la superación, del trabajo asalariado. Hoy, el problema de la superación del trabajo asalariado es el problema principal en el mundo. Lo dice la propia Google, dice, si Google aplica la producción, la inteligencia artificial de la que ya dispone, el 50% de los trabajos existentes desaparecen mañana por la mañana.
Ese es el problema: no necesitamos continuar en la locura del trabajo asalariado. Necesitamos salir de esa superstición. Eso se llama comunismo, tal y como lo entiendo. Es un programa totalmente utópico y totalmente realista. Utópico porque la realidad es que el fascismo está marchando en todo el mundo. Es totalmente realista porque es la única manera de transformar la derrota presente, la catástrofe presente, en una nueva imaginación de lo posible. Es lo posible de lo que estamos hablando ahora. No la utopía, lo posible. Lo posible es muy distinto a lo probable. Lo probable es el fascismo, que va ganando. Pero lo posible sigue existiendo en el interior de esta realidad catastrófica.
Recientemente, la ONU alertó del papel de Facebook en el genocidio de los rohingya. ¿Cuál es la relación de ese fascismo con la máquina, el algoritmo que está funcionando para ese futuro probable que es el fascismo?
Me acuerdo de que en un libro de 1947 que se llama Dialéctica de la ilustración, [Theodor] Adorno y [Max] Horkheimer dicen que la razón ilustrada tiene que ser consciente de la oscuridad que tiene en sí misma. Si no, la oscuridad será explotada por los enemigos de la razón. Hoy estamos en ese punto. La razón se ha transformado en el algoritmo. En la inexorable, inevitable lógica de un dominio matemático sobre la vida de los seres humanos. Y la razón política ha sido incapaz de problematizar este peligro y de superarlo.

“La destrucción de la razón está volviendo porque la razón se ha reducido al algoritmo. ¿Qué podemos hacer? ¿Podemos reivindicar la razón? No. Nadie quiere escuchar la razón.”
¿Cómo se manifiesta la reacción social, popular, mayoritaria en esta situación? Es lo que [Georg] Lukács ha llamado, siempre en el siglo pasado, la destrucción de la razón. La destrucción de la razón está volviendo porque la razón se ha reducido al algoritmo. ¿Qué podemos hacer? ¿Podemos reivindicar la razón? No. Nadie quiere escuchar la razón. Tenemos que hablar el discurso de la locura para reestablecer una posibilidad de reinvención de la racionalidad. ¿Y dónde se encuentra una potencia capaz de transformar esta locura en una vuelta de la posibilidad racional? Se halla en el cerebro de millones, de centenares de millones de trabajadores cognitivos.
El problema que pone Facebook con Cambridge Analytica, con Google, no es un problema que el poder político, el Congreso americano, el Parlamento, la UE, puedan solucionar. No pueden. Porque se confunden si creen que Google o Facebook pertenecen al territorio de los Estados nacionales políticos o al territorio de la razón política. Al contrario. El Estado nacional americano pertenece al territorio de Google y de Facebook, y al mismo tiempo la dirección en la cual se mueve la máquina algorítmica global es una dirección que la razón política no puede ni encontrar, ni parar, ni subvertir.
La única fuerza que puede enfrentar, parar y subvertir el totalitarismo de las multinacionales informáticas es la fuerza del conocimiento de los que la han producido. Porque somos nosotros, ingenieros, artistas, programadoras, etc., quienes hemos producido la máquina de Facebook y Google. Nosotros podemos deconstruirla, sabotearla y reprogramarla en el interés de la sociedad. No hay política: solo la autoorganización del trabajo cognitivo puede enfrentar el totalitarismo contemporáneo.

“La verdad del internacionalismo es que tenemos un enemigo común, y ese enemigo común es el capitalismo financiero.”
La seña más importante de ese totalitarismo es el odio a las personas que se ven obligadas a migrar. ¿Qué significan las fronteras hoy?
Hay que ser muy claros: lo que se está verificando es algo que hemos previsto y anunciado en los años últimos cuando hemos dicho que si la izquierda, los partidos democráticos de la izquierda, no se oponen al capitalismo financiero, lo que va a pasar mañana es lo que pasó en los años 20 y 30 del siglo pasado en Alemania. Es decir, el empobrecimiento y la humillación política de los pueblos europeos. Eso produjo la agresividad racial.
¿Qué podemos decir a quienes tienen miedo de la migración? Podemos decir que la migración es una cosa buena, que los negros son amigos… ¡Todo eso es retórico! La verdad del internacionalismo es que tenemos un enemigo común, y ese enemigo común es el capitalismo financiero.
Eso es lo que la izquierda democrática en los últimos 30 años ha olvidado totalmente. Más que eso, no solo lo ha olvidado, porque desde [Tony] Blair hasta [François] Hollande, hasta [Bill] Clinton, Massimo D’Alema, [Matteo] Renzi, etc., han sido los de la izquierda democrática quienes han permitido al capitalismo financiero destruir la sociedad, destruir la racionalidad. Los que han abierto la puerta al fascismo que vuelve.
En la película que hemos hecho con algunos amigos, con Andrea Gloppero, no se vuelven a proponer los buenos sentimientos de la izquierda y del comunismo: no se trata de buenos sentimientos, se trata del hecho de que estamos enfrentando una catástrofe que la izquierda democrática ha preparado. Y la sola manera para salir de esta es la radicalidad, la liberación desde el trabajo. Nosotros lo llamamos comunismo, si hay una palabra mejor, bienvenida sea.
¿Cómo no quedarnos paralizados ante la magnitud de esa catástrofe?
¿De dónde partir? Desde el sufrimiento, desde el sufrimiento psíquico de la primera generación que ha aprendido más palabras de una máquina que de su madre. Ese es el punto de partida. Segundo: ¿qué herramientas podemos utilizar? Podemos utilizar las herramientas del trabajo cognitivo que, en esta situación, se ha transformado en una cadena opresora, pero puede ser, tiene que ser, la fuerza de liberación del capitalismo presente.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/entrevista-franco-berardi-bifo-recuperacion-concepto-comunismo
Tomado del sitio Lobo Suelto: lobosuelto.com/?p=19632

Destacada
Gaza, ya!!/”Es mi familia, Kay. No soy yo”, por Michael Sfard

Traducción del francés y edición de María Urruzola.
Tribuna de opinión del abogado de Derechos Humanos israelí Michael Sfard, publicada el 28 de agosto en el diario israelí Haaretz. Sfard es un abogado israelí especializado en Derechos Humano y Derecho Internacional Humanitario. Es uno de los juristas más conocidos en Israel por su defensa de los derechos de los palestinos y sus acciones contra la ocupación israelí. Su último libro (2025) se titula: “La ocupación desde el interior: viaje a las fuentes del golpe de régimen”.
“Cuando Michael Corleone (interpretado a la perfección por Al Pacino) lleva a Kay Adams (Diane Keaton) a conocer a su familia en ocasión del casamiento de su hermana, en el primer episodio de la trilogía de El Padrino, ella descubre una historia muy dudosa respecto a la familia a la que está a punto de incorporarse: una familia que arregla sus problemas a través de una mezcla de violencia y corrupción. Cuando Michael se da cuenta que Kay está shockeada, intenta tranquilizarla: “Es mi familia, Kay. No soy yo”.
Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado
Israel está en vías de destruir Gaza. Llámele limpieza étnica, llámele aniquilación, llámele genocidio, llámele como quiera. Yo no tengo ninguna duda de que Raphaél Lemkin, el jurista judeo-polaco que acuñó el término de genocidio (1), declararía, llorando de vergüenza, que el Estado judío comete un genocidio en Gaza. Israel aniquila el sitio y extermina al grupo humano que allí vive. La destrucción física del espacio gazatí es sistemática: casa tras casa, edificio público tras edificio público, infraestructura tras infraestructura. Piense en su barrio: la escuela de sus hijos, la policlínica, el centro comercial, la plaza de juegos, los edificios de casas. Imagínese que todo, absolutamente todo, es borrado de la superficie. Nada de casas, nada de barrio, nada de comundiad. Eso es hoy Gaza. Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío, grado cero. Escuelas, clínicas, tiendas, cañerías de agua, electricidad y saneamiento, rutas, veredas -todo se ha transformado en cenizas y polvo. Según datos calculados a partir de imágenes aéreas, 70% de las construcciones de la banda han sido totalmente destruídas o son inhabilitables -y eso antes incluso del « Merkavot Gid’on B » (Ndr: operación Carros de Gedeón, mayo 2025), y la promesa del ministro de Defensa a los rabinos del sionismo religioso de que “Gaza parecerá Beit Hanoun” (Ndr: demolida por completo, buscar en Wikipedia).
Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío. Eso es hoy Gaza.
La masacre masiva de habitantes es más caótica todavía que la destrucción del espacio físico. Ella es llevada a cabo por bombardeos desproporcionados, el derrumbe del sistema de salud y, paroxismo del horror, por la hambruna. Al crear deliberadamente una hambruna masiva, al impedir expresamente la entrada de alimentos y de ayuda humanitaria, al desmantelar el sistema internacional que distribuía ayuda en centenares de puntos a lo largo y ancho de la banda y al reemplazarlos por solo cuatro: tres al sur y uno al centro. Al norte, nada. Todo eso para obligar a los Gazatíes a desplazarse. Como se atrae a un perro hacia afuera de una casa, con un plato lleno de comida. Las cifras de quienes mueren de inanición son inimaginables. Las imágenes hielan la sangre. Israel destruye Gaza.
Somos pocos pero tenemos peso. Debemos luchar contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia…
Somos pocos, pero tenemos peso. Debemos luchar en conjunto contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia, llamar a la aplicación de sanciones contra Israel y a la realización de investigaciones internacionales.
Entonces… ¿cómo seguir viviendo al ser parte de un colectivo que perpetra un exterminio? ¿Cómo levantarse cada mañana y mirar a los ojos al almacenero que vuelve del servicio de reserva militar, al soldado que está sentado en el café, al vecino que sostiene un cartel que dice “Juntos venceremos”? Lo más simple es mirar a Ben Gvir o a Bezalel Smotrich (nota al pie) y decirse que no tenemos nada que ver. Lo más calmante es pensar en esos dos fascistas de zócalo, que al contrario de sus homólogos italianos o alemanes no tienen ni clase ni estética, solo un racismo salvaje y una crueldad sádica, y tranquilizarse uno mismo. Lo más simple es escuchar a Smotrich declamar que es moral matar de hambre a los Gazatíes y no muy grave sacrificar a los rehenes. Lo más simple es menosprecia a Ben Gvir, que se excita ante la idea de limpieza étnica (“aliento a la emigración”, como lo llama) y decirse que eso no somos nostros.
Cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen
Pero el proyecto criminal imperdonable de la destrucción de Gaza es un proyecto pan-israelí. No podría haber existido sin la cooperación -activa o silenciosa- de todos los componentes de la sociedad judía de Israel. El gobierno obtuvo la lealtad hacia ese crímen desde los primeros días de la guerra, cuando el ataque israelí sobre Gaza tenía la forma ya de un ataque total contra todo lo que fuera gazatí, un ataque que ni siquiera pretende ser solo sobre objetivos militares.
En ese momento, cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre los crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen. Como el nuevo llegado a la mafia, al que se obliga, delante del padrino y sus lugartenientes, a matar a un comerciante que no pagó su protección, sellando así una alianza de sangre con la “familia”. De esa manera, centenares de miles de israelíes respondieron al llamado a bombardear, aplastar, liquidar y hambrear. Centenares de miles que tienen una responsabilidad directa en la exterminación, y millones, indirectamente, ligados al pacto criminal y a su negación, o, cuando la negación ya no es posible, a su justificación.
Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio
Ya no hay duda hoy y no puede haberla: lo que sucede en Gaza es Israel cometiendo crímenes contra la humanidad a una escala aterrorizante. Destruye todas las infraestructuras vitales y hambrea a su población. Además, declara oficialmente su intención de purificar etnicamente la banda, o de realizar la “visión Trump”, como Netanyahu -el Dark Vador israelí- llama al plan de purificación. E incluso hoy, cuando ya está todo claro y es difícil rechazar la acusación de genocidio, los iraelíes bajan la cortina y siguen con su vida cotidiana. Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio: ni la asociación de médicos, muda de manera desmoralizante ante la destruccción sistemática del sistema de salud de Gaza y la muerte de más de 1500 miembros de su personal; ni los sindicatos de docentes, cuyo silencio ante la destrucción total del sistema educativo de la banda enseña a sus alumnos israelíes que todos los seres humanos no han sido creados a la imagen de Dios; ni la orden de abogados, cuyo presidente aparece reclamando la detención del ministro de Justicia porque éste cambió la cerradura de su escritorio para humillar al Fiscal General, pero no encuentra motivo para decir una sola palabra sobre los proyectos de transferencia y hambre del gobierno, o los bombardeos sobre los tribunales de Gaza, sobre la desnutrición y el maltrato a los presos palestinos en las carceles israelíes, transformadas en campos de tortura, o sobre la colaboración desesperante de la Corte Suprema con todo eso.
Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema
¿Y los Medios israelies de masa? Inútil perder el tiempo con esos que se llaman “periodistas”, que se han puesto de acuerdo para no informar sobre el sufrimiento que infringimos a los habitantes de Gaza -complot que es un crímen profesional-, quienes durante meses azuzaron la guerra y permitieron la incitación a los crímenes, que continuan hoy impidiendo cualquier crítica, que no han dicho una palabra sobre la muerte sistemática de periodistas en Gaza, ni contra la decisión del gobierno de no dejar entrar a periodistas independientes -ni siquiera en los tanques del ejército, ni siquiera para servir al discurso del portavoz oficial. Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema.
Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces, ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado. El mismo día en que el diario Haaretz publicó decenas de fotos de niños famélicos creados por nuestras manos, la cadena 13 emitió un programa promocional sobre la alta gastronomía israelí y las estrellas Michelin que nuestros grandes Chefs recibirían en breve.
Michael Corleone pensaba poder seguir en su familia sin llevar una vida criminal. Al final, heredó el lugar de su padre y se volvió el gran padrino de la organización mafiosa de la familia. Hay dos maneras de evitar ese destino: la primera es divorciarse de su familia. Estos dos últimos años, muchos se han ido efectivamente del país. Pero hay otra opción: combatir a la familia. Verdaderamente combatirla. Comprender que en este punto, la familia es el enemigo.
El problema no son, lo repito, Ben Gvir y Smotrich. El mal surge de númerosos lugares del llamado “liberalismo anti-Bibi” propio de nuestra deformada realidad israelí. Pero -y es muy importante esto- hay también miembros de la familia que se rebelan. Docentes, artistas e intelectuales, abogados, periodistas, médicos, trabajadores sociales, universitarios, y numerosos militantes que han tenido el coraje de elevar su voz contra la destrucción en Gaza, con peticiones, videos y manifestaciones.
Somos pocos, pero no sin peso. Juntos, tenemos que luchar contra nuestra familia por todos los medios no violentos. Seguir la vía de Abraham nuestro ancestro quien, según el midrash, quiebra los ídolos a los cuales su padre rendía culto; la vía de Moises, quien se insurge contra su familia adoptiva egipcia para conducir a un pueblo de esclavos hacia la libertad, y la vía de todos los profetas que recriminaron al pueblo pecador y a los reyes criminales. En términos de hoy, eso significa apoyar a los objetores, alentar las investigaciones internacionales y llamar a la imposición de sanciones y al aislamiento político de Israel. Inscribir en el cuerpo lo que no penetra en la cabeza y el corazón, preservar una isla de valores humanos y, sobre todo, parar el exterminio”.
Notas al pie:
Ben Gvir y Bezalel Smotrich: los dos ministros de extrema derecha del gabinete israelí que se enfrentan a sanciones del Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega, y que son fundamentales para la supervivencia política del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Este formó en 2022 el gobierno más derechista de la historia de Israel tras negociar una coalición con Bezalel Smotrich, cuyo partido, Sionismo Religioso, tiene 14 de 120 escaños en la Knéset —el parlamento del país— e Itamar Ben Gvir, líder de la formación Poder Judío, que suma seis diputados. Las dos formaciones reúnen únicamente 20 de los 67 escaños de la coalición en el Parlamento, pero su influencia es enorme, ya que si la abandonan —como ambos amenazan repetidamente con hacer— el Gobierno caerá).
artículo archivado en hebreo: https://archive.md/sJqXp
Michaël Sfard (מיכאל ספרד) representa a varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Yesh Din, B’Tselem, et Breaking the Silence. Tiene en marcha varios procedimientos judiciales contra la construcción de colonias, el muro de la separación, las expulsiones forzadas y otras políticas de ocupación y apartheid. Su último libro se títula “Ocupación desde el interior”, fue publicado este año 2025, y propone un análisis crítico de la larga ocupación de los territorios palestinos y la erosión de la democracia israelí. Muestra cómo el régimen militar en Cisjordania influyó en la política interior de Israel, en particular en la desviación autoritaria y las reformas judiciales recientes.Su anterior libro, “The Wall and the Gate” (2018) -también disponible en inglés-, cuenta sus batallas jurídicas contra la ocupación y se pregunta sobre el papel del derecho: ¿herramienta de protección o instrumento de dominación?Buena pregunta para todas las democracias.
Destacada
A confesión de parte: que renuncie Patricia Bullrich, por Julia Maciel

A veces las cosas son más simples de lo que parecen. Más allá de la parafernalia mediática con hipótesis de difícil demostración, una sola cosa es segura: la ministra encargada de nuestra seguridad no tiene la más pálida idea de quién puede haber filtrado los audios. Salta de una conspiración internacional en la que invoca desde Putin a Maduro (en ese caso, debería renunciar también su compañero de fórmula y encargado de la Defensa, Pietri), a pensar que también “pudo haberlo grabado cualquiera”. Más perdida que turco en la neblina, diría el dicho popular.
Que nosotros, apenas espectadores del show, no tengamos la más pálida idea es algo lógico. Pero que Bullrich, quien hace pocos meses anunció la creación de un cuerpo encargado de ciberseguridad, con agentes encubiertos, cuya misión es, con perfiles falsos, perseguir cuestiones tan graves como el narcotráfico, la trata, y la corrupción (sí, la corrupción), e ignora a qué se dedicaron esos agentes, si no hubo alguno que se tomó a pecho su labor y apuntó a la corrupción ¿qué pensar? Es una inútil en su cargo. Afuera!
Suena también contradictorio que si uno de sus objetivos era la lucha contra la corrupción en lugar de seguir las pistas de los audios -que quizás grabó un ingenuo agente de inteligencia, el agente 86, por ejemplo- y pedir el allanamiento de canales de streaming y domicilios de periodistas que sólo los hicieron públicos, suena a despropósito. Podemos considerar que está mal grabar la intimidad de las personas, pero ya es una tradición de la televisión argentina y nunca ha sido penado. No tienen valor documental por sí solo para la justicia, por eso, simplemente debería haber dejado que la justicia actúe y vea si tienen asidero.
En plan de perseguir a los posibles autores, sería más lógico pedir el allanamiento de la ex Side y todos los domicilios de los expertos en seguridad cibernética incluidos los que están trabajando codo a codo con el gobierno de Milei puestos por la embajada de Estados Unidos.
Pedir la revelación de las fuentes a un periodista está prohibido por la constitución.
El último acting del gobierno fueron los audios de Karina en la Casa de Gobierno. Tienen una calidad pésima y la Secretaria de la Presidencia no dice nada que pueda involucrarla en delito alguno. Quién la grabó? ¿El mismo que grabó a Spagnuolo, con un equipo mucho menos sofisticado?
En plan de hacer hipótesis también podríamos pensar que no hay espía, sino una operación oficial, después de la parálisis producida por la revelación de un mecanismo no sólo corrupto sino que perverso e inhumano, encontraron una respuesta: “Esto no lo podemos permitir, tenemos un topo, es un hecho gravísimo, nos graban en las altas esferas del poder” ¿violan, acaso, los límites de la seguridad nacional?
Asoma, aquí, el caso Snowden y Assange. Perseguidos, exiliados, encarcelados, por revelar ‘secretos de estado’. Querrán poner esta simple grabación trucha, con una secretaria que no revela nada, en ése nivel? Es lo único que tienen para justificar una embestida feroz e inconstitucional contra la prensa. Embestida inútil. Poné radio Colonia.
Destacada
Histórica flota solidaria por Gaza. Portuarios de Génova advierten: “Tienen que volver sin un rasguño o bloqueamos los puertos de Europa”

Este domingo partieron los primeros barcos dirigidos a las costas de Gaza con activistan de 44 países y más de 300 toneladas de ayuda humanitaria. Los ojos del mundo puestos hoy en los puertos de Barcelona y Génova, de donde zarparon los primeros contingentes de la misión Global Sumud Flotilla. Una segunda tanda saldrá el 4 de septiembre desde Túnez, Grecia y Sicilia. Todas se reunirán en aguas internacionales, donde continuarán su ruta hacia Gaza.
Una procesión de antorchas en la noche del sábado fue la conmovedora despedida en Génova de los tripulantes y militantes que lograron reunir más de 280 toneladas de alimentos gracias al concierto solidario Music for Peace y a los mismo trabajadores del puerto genovés por el Colectivo de Trabajadores Portuarios.
“Tienen que volver nuestras muchachas y nuestros muchachos sin un rasguño, y toda nuestra mercadería, que es del pueblo, hasta la últma caja, debe llegar donde debe llegar. De esta región se despachan, por año, alrededor de 14.000 containers hacia Israel. No permitiremos que salga nisiquiera un clavo, si no logran su objetivo. Lanzaremos una huelga internacional, boquearemos las calles, bloquearemos todo”, advirtieron desde el Colectivo Portuario.
Razones para desconfiar no les faltan. Se trata de la tercera flota que sale de Europa con el mismo objetivo. El 27 de julio de 2025. El ejército israelí interceptó una embarcación de la Flotilla de la Libertad que se dirigía hacia Gaza cargada de ayuda humanitaria e impulsada con el objetivo de visibilizar el genocidio que se está cometiendo en Palestina. El primer intento frustrado que el 9 de junio de este año.
Son varios los movimientos que han intentado sin éxito hacer llegar su solidaridad a Gaza. El Global Movement for Gaza, la Sumud Flotilla del Magreb, la Sumud Susantara (Asia) y la coalición internacional de la Flotilla de la Libertad, que lleva más de 15 años organizando misiones por mar, desde que en 2010 un convoy de seis barcos y 700 activistas zarpara hacia Palestina. Esta primera flotilla fue atacada por Israel, y nueve activistas y un periodista murieron en la ofensiva.
El sábado, unas 40.000 personas recorrieron las calles de Génova en una marcha con antorchas, banderas palestinas y pancartas con lemas como ‘Stop Genocide’ y ‘Free Palestine’. La propia alcaldesa, Silvia Salis, acompañó a los manifestantes: «Estoy muy orgullosa de esta ciudad. La respuesta ciudadana con alimentos y apoyo a la misión es conmovedora. Toda Génova está al lado de esta flotilla», declaró
Los barcos genoveses se reunirán en Catania, donde transferirán el material a las embarcaciones italianas que forman parte de la expedición internacional. Además de activistas, participarán integrantes del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (Calp), conocidos por su oposición al tránsito de armas en los puertos italianos —algunas de ellas con destino a Israel— y su apoyo constante a la causa palestina.

Los portuarios genoveses ya tuviron una victoria contra el genocidio en Gaza. El 5 de agosto de este año, luego de recibir un informe del puerto de El Pireo sobre el arribo de armas rumbo Israel, lanzaron una huelga en la terminal de Génova. La empresa decidió devolver la carga a Singapur. La movilización logró su objetivo.”Nunca había sucedido antes: bastaba con anunciar la huelga y la empresa paralizaba las descargas. Una victoria impensable”, declaró José Nivoi, representante sindical de USB Mari e Porti y del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (CALP) “No es la primera vez que convocamos una huelga contra el transporte de armas a zonas de guerra, pero esta vez el clima era diferente”. Durante la reunión de los delegados de la PSA con los trabajadores, se observó una amplia participación. La huelga anunciada prometía ser unida y decidida, capaz de ralentizar las operaciones con importantes repercusiones económicas y de imagen para Cosco. “Estábamos dispuestos a pararlo todo, pero no creíamos que el anuncio fuera suficiente”, añadió el CALP. “Es una señal contundente. La indignación ya no se limita a los círculos habituales de activistas y militantes: hoy también ha dado lugar a decisiones sin precedentes dentro de gigantes económicos y logísticos como Cosco, Evergreen y la propia terminal de la PSA”.


Gaza, ya!!/”Es mi familia, Kay. No soy yo”, por Michael Sfard

A confesión de parte: que renuncie Patricia Bullrich, por Julia Maciel
