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Planeta Giussani

La V Columna de Laura Giussani Constenla | Litio, pan para hoy, hambre para mañana

Hay verdades que se dan por reveladas: el golpe en Bolivia es por el litio. Y sí.  Al litio lo llaman ‘oro blanco’ o una fuente exquisita de ‘energía renovable’. Nadie discute sobre la conveniencia o no de explotarlo. Aunque haya que masacras pueblos enteros. ¿Cuando empezó esta locura? Podríamos remontarnos al inicio de la Tierra como planeta, pero me voy a limitar al inicio de ésta era. La energía se convirtió en la principal mercancía del mundo con la revolución industrial. Hace tiempo que me viene repiqueteando una respuesta que dio el científico Diego Golombek en La Columna Vertebral el año pasado: 

 

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Fue por entonces que perdimos la conciencia del día y la noche y el tiempo empezó a tener valor. El tiempo es oro, se dijo. Cuanto más rápido saliera todo, mayor ganancia. Y todos empezamos a correr como el conejo de Alicia en el País de las maravillas. 

Fueron muchos los que se opusieron a ese cambio tan tecnológico como cultural o económico. Filósofos tenían que ser, cándidos espectadores de un fenómeno imposible de derrotar. La luz, era un milagro. “Hágase la luz, y la luz se hizo”, decía la Biblia. Y esta vez no era Dios quien la creaba, era el Hombre, y hubo hombres que se sintieron dioses. 

Pero, a todas luces, ese invento estaba más envenenado que la manzana del árbol del conocimiento que mordió la primera mujer de la historia, Eva. (y no me digan que no parece cuento, justo Eva tenía que llamarse la primera mujer de la Biblia, algo tan increíble como que en este momento se haya quemado La Esperanza). 

El tiempo es oro, se dijo. Cuanto más rápido saliera todo, mayor ganancia

En sus escritos filosóficos, Marx intenta explicar la injusticia del Capital.¿Por qué diablos alguien debía ganar dinero por el trabajo de otro? Pensaba y pensaba. Los hacedores del valor eran los hombres que hacían el producto. No podía tomarse el trabajo humano solo como mercancía. Ellos creaban el valor del Capital. La plusvalía está explicada con un exquisito romanticismo en sus escritos filosóficos. 

Los vivos, o los lobos del hombre en los que creía Hobbes, sonreían. Ese barbudo no entendía nada del progreso, ni él ni el tal Bakunin, ni Rousseau ni Proudhon o los luditas. Puros charlatanes que no ponían en la balanza los gastos que suponía la energía para que todo se hiciera rápido: máquinas, luces, transporte, etc. 

La guerras y los genocidios, desde entonces, fueron para obtener la energía necesaria y sostener progreso y ganancia. Hoy todos decimos que el golpe contra Evo fue por el Litio. No es la primera matanza que provoca el litio.  Allá por 1870 un químico inglés desembarcó en Chile y descubrió las salinas. Litio. Para exportarlo sin pagar impuestos en el puerto, se armó una guerra que le sacó la salida al mar a Bolivia. Treinta años después quebraría, en Europa descubrían otro recurso. Tres países enfrentados, miles de muertos, por una empresa que duró unas décadas. 

De un modo estrafalario, volvemos a lo mismo. Necesitamos litio para las baterías, coltán para los celulares, para progresar y ser ecológicos y tener los autos eléctricos que reclama el norte para no contaminar el ambiente. ¡para no contaminar el ambiente! Como si los hombres y los muertos no formaran parte del ambiente. Parece chiste pero no lo es. Matan pueblos enteros, exterminan culturas, para cuidad el medioambiente. La humanidad forma parte del ambiente, imagino. Todo es tan absurdo, tan vil, que dan ganas de llorar. Acaso Dios o el Creador esté largando ahora una demencial carcajada. 


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Otro mineral preciado es el Coltán, que activa las baterías de tablets y celulares. Ya en el año 2016 Amnisty y Afrewatch denunciaban el trabajo infantil en el Congo y la hiperexplotación en la minas de coltán. Jornadas de 12 horas para grandes y chicos. Según la Unicef eran 40.000 los niños explotados, solo en un año se registraron 80 muertos enuna cantidad incalculable de muertes en los socavones, muchos cadaveres quedaban bajo las rocas. La situación no mejoró. Este año Amnistía Internacional retó públicamente a los líderes del sector de los vehículos eléctricos a fabricar, en un plazo de cinco años, la primera batería del mundo totalmente ética. (sí dice así: totalmente ética) 

Hoy Bolivia está al borde del abismo para ver quién fabrica el auto eléctrico. Mi pregunta inocente es ¿para qué queremos un auto eléctrico?

“El litio es parte de los componentes requeridos para las energías renovables, La demanda crece sin parar: el precio se ha duplicado desde 2016, en parte porque el gobierno chino está incentivando la construcción de coches eléctricos”, explica a Euronews Juan Diego Rodríguez-Blanco, profesor de nanomineralogía en el Trinity College de Dublín. “En Bolivia las empresas chinas y alemanas tienen intereses. Lo mismo ocurre en Chile”, explica sin que le tiemble la voz este señor que sabe a Euronews.’ Energías renovables, un eufemismo tan desconfiable como ‘desarrollo sustentable ‘. 

mi pregunta inocente es: ¿para qué queremos un auto eléctrico?

¿Vale la pena tanta muerte, tanta destrucción, para generar más y más energía cuyo único fin no es el confort sino el consumo irracional de bienes naturales? La Naturaleza es un ‘bien’, no un ‘recurso’ como me hizo comprender alguna vez alguien con los pies en la tierra. 

Muchos pensarán que estoy diciendo tonterías ¿quién puede vivir hoy sin luz y sin celular? Si me dan la opción, y nos ponemos de acuerdo todos, yo tiro el celular al río. Dejo la energía para cosas serias (hospitales, transporte público y esas cosas). Abandono la ciudad y después la vengo a visitar como un museo de lo que ocurrió en un tiempo indefinido durante solo dos siglos. Nada. Un suspiro en la historia del planeta.

‘Hágase la luz, y la luz se hizo”, fue el primer milagro. Quizás algún día se apague la luz y empecemos a ver mejor las cosas. Claro, sería otro milagro. Nada indica que éso sea posible. 

 

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Italia ¿Qué es ‘Progetto Sur’? Frente a la indiferencia de los Estados, la solidaridad de los pueblos

Hace unas semanas nos internamos en la nueva realidad italiana. Esa que no se ve pero existe. La que une pasado, actualidad y futuro. Comenzamos con una entrevista a Enrico Calamai, quien en tiempos de dictadura en Argentina fue uno de los protagonistas invisibles de una epopeya: dar refugio y salvar la vida de unos 300 argentinos a pura convicción y coraje, quien hoy es un referente de los Derechos Humanos con una pequeña organización, “Mani Rosse”, que cada jueves pintan sus manos de rojo sangre para recordar a los muertos de un mundo injusto: migrantes ahogados en el Mediterráneo, víctimas de guerras y hambrunas, aquellos ‘condenados de la tierra’ de la que nos hablaba Frantz Fanon.

Continuamos conversando con los directores de “Resistenza-Historia del exilio argentino en Roma”, quienes nos llevaron a los años de plomo, en los cuales centenares de miles de argentinos debieron huir del país con lo puesto y aún así crearon redes de solidaridad, amor y denuncia internacional en los países donde posaron sus huesos, con culpa, dolor, angustia.

El documental puso el foco en Italia y pudo realizarse gracias a la colaboración de un grupo de jóvenes italo argentinos que forman parte de una organización llamada ‘Progetto Sur’. Tirando de la punta del ovillo, llegamos a ellas, Claudia Gatti y Romina Cozzanti, referentes de la asociación, nacida después del 2001, que contactó con aquella huella creada en los años setenta-ochenta y hoy trabajan por la colaboración de dos pueblos unidos por historia y cultura. Cambian los tiempos, las formas, la política y la tecnología. Llegan las pandemias y otras calamidades desconocidas, pero aún queda la esperanza de un mundo mejor.

Aquí, la última entrevista de lo que podemos considerar una trilogía: revisitando exilios, mirando el mañana.

Este Planeta Giussani hace lo posible para entenderse con ese Planeta Tierra con la Inteligencia Artificial a flor de piel. Aún así, no lo logramos. La comunicación es entrecortada. Cuarenta minutos nos dan. Quién puede hacer algo en sólo cuarenta minutos cuando hay tanto para hablar, conocer, descubrir, pensar. Vaya, entonces, esta segunda parte con Romina, a quien dejamos sin palabras.

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Entrevistas

“El exilio dejó huella en Italia”. Entrevista a los directores de Resistenza

Después de su recorrido por Festivales, Salas y otros espacios de Italia y Argentina, “RESISTENZA (historias del exilio argentino en Roma)” está disponible desde el 13/11/25 en la plataforma OpenDDB: https://openddb.it/film/resistenzaargentina/

Un documental que explora los modos que adquirieron la sobrevivencia y la denuncia internacional durante la última dictadura militar. Más allá de la tristeza, el desarraigo y las dificultades económicas, los exiliados argentinos diseminados por el mundo tendieron redes de solidaridad y realizaron un trabajo tenaz dando a conocer las violaciones a los Derechos Humanos en Argentina. No sabían, en ese entonces, que se estaban convirtiendo en protagonistas de un movimiento que dejaría sus huellas a futuro en los países que los acogieron, gracias a una forma de lucha silenciada por el régimen pero que perduró, con amor y creatividad hasta el día de hoy.

En Italia nació una organización italo-argentina, Progetto Sud. En torno a ellos crecen, desde el pie, nuevas formas de acción en un mundo cada vez más violento y fraccionado. Ahora las murgas argentinas son un símbolo en toda manifestación por la paz y la justicia en Roma

LCV conversó con los directores del documental “Resistenza, historia del exilio argentino en Roma”, Mónica Simoncini y Omar Neri. ¿Por qué Roma? ¿Qué dificultades encontraron? ¿Cómo es trabajar como documentalista hoy? La culpa como trasfondo de estar vivo, la política no cultural de Milei y más.

Exilio revisitado por Laura Giussani constenla. Un planeta de LCV. 11 de octubre de 2025

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LCV

Planeta Giussani/ Houston, tenemos un problema

El 13 de abril de 1970, una frase entró a la historia. Creíamos que la humanidad tenía el poder de conquistar el universo todo. Naves intergalágticas surcaban el espacio. Estados Unidos ya había plantado bandera en la luna. Una nueva misión tenía al mundo en ascuas: el Apolo 13. Todo iba bien hasta que una serie de luces desconocidas y una explosión de origen ignoto obligó a la tripulación del Apolo a llamar a la base en tierra. El mensaje fue claro y conciso: “Houston, tenemos un problema”.

Desde entonces, cada vez que ocurre un imprevisto de difícil solución e incierto origen, apelamos a aquellas palabras de desesperación controlada con las que el astronauta del Apolo 13 compartió su alarma. Y sí, hoy, apelamos una vez más a ella: Houston, tenemos un problema.

Este domingo, la política argentina vio los destellos de luces jamás imaginadas y alguna explosión agitó los ánimos. Qué había pasado?

De manera inusitada, los hermanos Milei, en el peor momento de su gobierno arrasaban en casi todas las provincias, incluída la provincia de Buenos Aires, donde había sufrido una derrota aplastante pocas semanas atrás.

El desconcierto invadió a propios y extraños. Quizás pueda decirse que, de una forma u otra, salvo los Milei, perdieron todos. Y cuando digo todos, digo también la derecha. Curioso ¿no?

Desde el mes de agosto, incluso los medios ‘amigos’ del gobierno se dieron vuelta. Por primera vez se los veía a Feinman, Viale, Laje y hasta Trebucq, entrevistando de manera incisiva al presidente de la Nación. El escándalo Sapagnuolo, el 3% de Karina, las relaciones narco de Espert, eran tapa, día tras día.

Las redes estallaban con incomprobables brotes psicóticos de Milei. Hablábamos de un Plan B en marcha, mientras otros directamente mencionaban un operativo destituyente. Las elecciones intermedias parlamentarias se habían convertido en un referendum: Milei sí o no. Todos tensaron la cuerda. Blanco o negro. Milei o Kirchnerismo, representado por Cristina y su hijo.

El desdoblamiento de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires le dieron aire a Kicillof, al no ser una consulta nacional, pudo mostrar el mapa político de el bastión peronista por excelencia. Seguía siendo peronista, es más, kicillofista.

Lejos de retroceder frente a una embestida política, mediática y hasta empresaria, el gobierno fue por más. Más represión, más ajuste, más agresión contra los ejes más sensibles para la población: salud, universidad, discapacitados, jubilados. ‘Ni un paso atrás’ decía Mussolini en pleno liderazco.

Los politólogos y periodistas, encargados de ‘leer’ el mensaje de la ciudadanía, se agarraban la cabeza. La derrota era el número ganador. Hagan sus apuestas señores, quien gana y quien pierde?

Perdimos todos.

Es que había ocurrido un imprevisto, un destello de luces violetas y una explosión: Donald Trump se metía en la campaña. Prometía una salvación económica sí y sólo sí Milei ganaba las elecciones.

Lejos de autoflagelarnos con las responsabilidades de cada uno de los protagonistas, y mucho menos de pensar que de la noche a la mañana el pueblo argentino decidió apoyar la represión a los jubilados, hacer aparte las exigencias del Garraham, reirse de los discapacitados, y escupir sobre la cabeza de centenares de miles de desocupados por un plan económico que detruye la industria junto con el Estado, esta vez, yo prefiero no creer. Prefiero no creer que se fascistizó el electorado de tal modo. Así que busco otras razones.

¿Y si el voto hubiera sido más sensato de lo que pensamos? Qué había enfrente a Milei. Si perdía, caía el gobierno, eso era lo que todos esperábamos con cierta euforia. Y si caía el gobierno ¿qué pasaba?

Posiblemente el electorado pensó: Houston, estamos en problemas.

Y aquí entra el factor Trump. Aceptar el manotazo de ahogado de Trump quizás era lo más pragmático porque si no era eso ¿qué? Sólo se veían dos opciones y ambas significaban ‘volver’. Al peronismo o al macrismo.  Por si no hubiera quedado claro con la victoria de un personaje indefinible, nadie quiere volver a sentir el hastío de los mismos discursos vacíos. Quizás la sociedad está pidiendo a gritos dar vuelta la historia, no volver sino ir.

Una vez más, invito a nuestros lectores y oyentes a pensar que no vivimos en un mundo aparte. Y el mundo, lamentablemente, hoy tiene como protagonista a otro esperpento al que todos hacen reverencia, cruza fronteras, se adjudica paces incomprobables, extorsiona con los impuestos a países de distinta índole. No queremos reyes, pero tenemos un emperador cuyo parecido con American Dad, es preocupante.

Por más que nos dediquemos a analizar de manera pormenorizada los errores de cada partido, partidazo o partiducho, lo que pasa en Argentina no es ajeno a lo que pasa en el mundo. Quizás Milei entendió eso y anda viajando de acá para allá, sembrando su demencial teoría anarcocapitalista en tiempos de tierra fértil.

Parace antiguo, pero la solución quizás no es sólo nacional. Que avance el internacionalismo, pues. Porque más allá de consignas perimidas como “Patria sí, Colonia no” o recordar “Braden o Perón”, el mundo entero está sufriendo un terremoto económico y moral. Las Colonias ahora son ‘países aliados’ y el entramado económico crea fronteras tan volátiles que resulta imposible analizar con la rigidez a la que estábamos acostumbrados.

No somos el peor país del mundo, son tiempos de una humanidad que ya no puede llamarse humana. Bombas, drones, hackers, ataques cibernéticos, enemigos más virtuales que reales.

Por eso, LCV también anda relojeando lo que pasa aquí y allá. Y, por ahora, parece que nadie se salva solo, tampoco a nivel internacional. Ningún país podrá enfrentar las fuerzas de este post capitalismo cínico y voraz.

Si volvemos al chiquitaje interno, y sí, el baile de Cristina en el balcón al conocerse que perdió el peronismo en la provincia de Buenos Aires fue lo más parecido a la quema del cajón de Herminio Iglesias. Pero no son Cristina ni Kiciloff el problema. Ni la izquierda ni los tibios ni los progres nisiquiera la derecha de buena o mala fé. Levantemos la mirada para ver lo que pasa a nuestro alrededor. Dejemos de acusarnos y empecemos a construir, y a coordinar con quienes están sufriendo tanto o más que nosotros.

Son tiemos difíciles, para todos, sobre todo para los que todavía tienen algo que perder. Esa clase media apedreada que se niega a bajar al séptimo círculo del infierno. Pero hay medio país que sabe que es difícil bajar otro peldaño. No son necesariamente gorilas, ni idiotas, ni todos los epítetos que se les ha endilgado en estos días. Muchos desposeídos  apostaron a los hermanitos medio locos. Quizás por empatía. Hartos de ver tantos políticos racionales y nobles que los han llevado a la ruina.

Sigamos pensando y construyendo una sociedad más justa, desde abajo, simplemente como personas, aprendamos a escucharnos, dejemos atrás ese fugaz poder que puede dar una diputación o una secretaría.

Entre tanto, la vieja política tiembla. Cuando pase el temblor ojalá que nos encuentre más fuertes, libres, sinceros. Quizás desorganizados, quizás no unidos, pero dispuestos a llevar adelante las luchas en las que muchos estamos desde hace tiempo y sentimos que son robadas por representantes que no nos representan. La unidad no es todo en la vida. Seamos miles de luces, miles. Miles de fogatas, miles. Ya nos encontraremos de manera natural en un momento histórico en el que valga la pena escucharnos sin insultarnos.

Columna de Laura Giussani Constenla, emitida en La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, el 27 de octubre de 2025.

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