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Planeta Giussani

La V Columna | Estrictamente bipolar

Según el psicoanalista inglés Darian Leader, así como la ansiedad fue la enfermedad de la postguerra y la depresión impactó en los 80 y 90, la bipolaridad es el fenómeno preponderante en este nuevo milenio. Así lo explica en un ensayo llamado ‘Estrictamente bipolar’, del año 2015: “En un mundo como el nuestro en el que nadie se siente muy seguro con su trabajo, existe la expectativa de que todos debemos entregarnos a cada proyecto profesional con absoluto entusiasmo, debemos poner el alma y el cuerpo, trabajar hasta la madrugada si hace falta… El resultado es que, cada vez más, nuestro ritmo de trabajo consiste en una sucesión de altos y bajos, ponemos toda nuestra energía en momentos concretos y después languidecemos hasta la siguiente vez”. Trabajar así, explica Leader, no es lo mismo que tener un trastorno bipolar. Pero, de alguna manera, ayuda a poner la enfermedad en nuestro mapa, nos familiariza con ella, nos anima a sentirnos “un poco bipolares”.

¿De qué se trata el trastorno bipolar? Así lo definen: “es un conjunto de trastornos del ánimo que se caracteriza por fluctuaciones notorias en el humor, el pensamiento, el comportamiento, la energía y la capacidad de realizar actividades de la vida diaria. La persona afectada por este trastorno alterna su estado de ánimo, entre la manía -fase de alegría, exaltación, euforia y grandiosidad- y la depresión, con tristeza, inhibición e ideas de muerte”.

Argentina 2020. Es raro el estado de ánimo social en este inabarcable territorio que se ha dado en llamar Argentina. Pasamos de la euforia a la depresión en un abrir y cerrar de ojos. Hace menos de un año asumió un gobierno que parecía dar un respiro: el presidente era un tipo tranquilo, dialoguista, antigrieta y con ese ‘nosequé’ peronista que sabe que los pobres existen y tratan de darles una mano.

Alberto Fernández, el candidato sorpresa, el as en la manga. Nueve meses después, en medio de una pandemia mundial, con un país devastado después de el paso de un gobierno que lo endeudó por 100 años y rompió de cuajo el tejido social, todos empiezan a mirarse de soslayo: y éste tipo cuando pega un grito? Y Cristina porqué se calla, su silencio parece más estruendoso que sus dichos.

Pasamos de la euforia a la depresión en un abrir y cerrar de ojos

Resulta difícil no identificar una movida destituyente en todo el discurso de la oposición. Ni el gobierno ni la clase política en general responden en la misma medida. No son ‘locos sueltos’ ni políticos ‘seniles’.

Duhalde, quien se autodefinió psicótico hace un par de semanas cuando vaticinó un golpe de estado para el próximo año, tuvo otro ataque y dijo que Alberto está ‘grogui, igual a De la Rúa en el 2001’. Que lo diga el ex presidente que llegó al poder gracias a una campaña de desestabilización provoca cierto escozor. La idea queda flotando en el aire, los medios la amplifican, y muchos de ‘los propios’ lo piensan en silencio.

Cuatro años vivimos con la sombra de Macri en el gobierno, cuatro malditos años, durante los cuales muchos veíamos que el país se desbarrancaba pero nadie quiso poner palos en la rueda. El razonamiento era: ‘vamos a acabar con esa idea de que los peronistas no dejan que un gobierno de otro signo no pueda terminar su mandato’. Aplauso, medalla y beso.

Más allá de que parte de una premisa estrafalaria ¿fue el peronismo un partido golpista o acaso fue víctima de los peores golpes de la historia? Es cierto, a Alfonsín lo sacaron unos meses antes. De la Rua partió en helicóptero con el aplauso de la mayoría y la euforia de muchos, de distinto signo y color. Pero los que conspiraron para que eso ocurriera no lo hacían por ‘peronistas’, aunque muchos lo eran, y otros eran radicales, ellos fueron los amanuences de los sectores que no se resignan a perder un ápice de poder ni de dinero. Todos los golpes, civiles o militares, en este país, los hizo el Capital.

En suma: nos bancamos cuatro años imbancables de puro democráticos, y hoy asistimos impávidos, atónitos, adormecidos, encerrados, melancólicos, a un espectáculo mediático que nos muestra una sola imagen: al presidente le están sacando el banquito. Propios y ajenos.

Todos los golpes en este país los hizo el capital

¿Cuál sería el motivo de tanta molestia? El ministro de economía está consiguiendo con buenos modales renegociar una deuda imposible. El riesgo país bajó 1.000 puntos de la noche a la mañana. Están sorteando una pandemia sin que todavía haya muertos por las calles en un país que estaba en bancarrota y sin ministerio de salud.

Los sueldos son bajos, vaya novedad! Berni es un facho. Siguen matando a pibes pobres como moscas. La injusticia social no se modificó. Medio país es pobre. Todo eso es cierto. Y hay que pelear para impulsar otras políticas. Muchas son las propuestas. Muchas las cosas que se están haciendo también en ese sentido. Lo más incomprensible el Berni, una incognita que nadie puede descular.

También es cierto que muchos negocios tuvieron que cerrar por la cuarentena. Antes lo hacían solo porque había que ‘reconvertirse’ según el discurso pro. ‘Si no sobrevivís, problema tuyo’, era la máxima de la meritocracia. Según datos de la AFIP, solo en el 2019 bajaron la persiana 11.700 negocios, pymes con menos de 10 empleados. Comercios y microemprendimientos. No solo desaparecieron pequeñas empresas. Nos cansamos de leer a lo largo de cuatro años la debacle de grandes industrias. Titulares que hacían temblar a los trabajadores: Wrangler y Leedejan el país y despiden a 200 personas; después de 70 años cerró la fábrica de mermeladas La Campagnola, 125 personas en la calle; quiebra el Shopping de Villa del Parque y sus 54 locales; Estancia El Rosariodespidió al 80 por ciento de sus trabajadores y está al borde del cierre; Freddo despidióa 280 trabajadores de la fábrica de Balvanera/Pelopincho despidió a 38 trabajadores de su fábrica de San Luis; SIAMse convirtió en un símbolo de la debacle industrial y perdió más 300 puestos de trabajo/ “Cerró Cacciola y ya no se podrá a viajar a Uruguay desde Tigre. Hubo 40 despidos”. Y cada día otra andanada de quiebras o despidos que incluían a empresas como Zanella; Mielcita; Musimundo; Puma; Renault; Topper; Wanama; Ay Not Deado; Legacy, y seguían y seguían, junto a los miles de estatales despedidos.

No estoy hablando de recostarse en la ‘pesada herencia’, critiquemos todo lo criticable, No se trata de quedarse callados. Simplemente, defendamos lo que vale la pena.

Si te entusiasmaron con Alberto, problema de cada quien, era lo que era. Por eso ganó. Que esas mismas personas caigan tan rápido en la depresión, la duda, la desconfianza, podríamos definirlo como un bipolarismo social.

Retomo la idea: los golpes los hace el Capital. Y habrá que responderle con la misma convicción. Ningún golpe es bueno.

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Apagón, El Eternauta y León XIV, por Laura Giussani Constenla

Acá el espacio y el tiempo ya no son lo mismo, así que es complicado esto de saber en qué lugar estamos y cuándo hablamos.

Pero bueno, les quería contar que estamos llegando al último, a la última etapa de este recorrido de la columna vertebral por algunas partes de Europa, que esperamos volver a repetir en algunos meses. Porque es interesante ver cómo, qué está pasando en el mundo, ¿no? Porque a veces estamos demasiado atrapados con lo que pasa alrededor nuestro.

Y ya sé que Argentina es un desastre, y todos decimos: “¿Cómo podemos vivir así?”, y estamos tan preocupados por el gobierno que tenemos. Pero les juro que cuando uno llega a Europa, se preocupa igualmente. Uno cree que va a tomarse un respiro, pero el respiro no llega.

Les cuento mis últimas andanzas, porque hace un par de semanas que no pude salir al aire. Eh… una de esas razones fue que, un lunes —llegué el lunes pasado, ¿no? El otro, creo que fue— llegué a España a las 10:25 más o menos, al aeropuerto de Barcelona.

Me tomé un metro hasta la casa donde me iba a alojar, que era en un barrio popular que se llama Hospitalet, eh… Lobregat. Ahí, cuando bajé del metro, apenas vi el barrio, me encantó por esta cosa que a mí me gustan los barrios populares. Y entonces era de un cosmopolitismo impresionante, un lugar donde, por supuesto, se puede comer más fácilmente un kebab que una tortilla a la española.

Entonces, apenas bajo del metro, pregunto ahí a una señora que estaba dónde podía comer algo. Me dice: “Acá a la vuelta.” Voy a la vuelta y había restaurantes peruanos, árabes, indios, venezolanos, etcétera. Y pregunto en uno peruano, me dice: “No, es que se cortó la luz.” Ah, qué pena. “Sí, se cortó la luz.”

Había obras que se estaban haciendo por los alrededores. Entonces decían: “¿Será por la obra aquella? ¿Será por esta?” No sé. El asunto es que empezaban a pasar las personas y empezaban a correr los rumores de que en realidad la luz no se había cortado solo en el barrio, pero no podíamos saber mucho de qué estaba pasando porque también se habían cortado los celulares.

Entonces nadie se podía comunicar con nadie. Así que, ¿qué es lo que pasaba fuera de ese barrio, que además nosotros no conocíamos? Era imposible de saber.

Veo de repente una señora que está medio llorosa y dice: “Un atentado.” ¿Qué pasa? “Un atentado.” Pasa uno caminando por ahí y dice: “No, se cortó la luz en toda Europa.” En toda Europa.

Bueno, finalmente conseguimos un lugar para comer que era de unos árabes, que no entendíamos cómo podían estar cocinando. Y era porque hábilmente tenían una cocina a gas. En cambio, todos los otros bares tenían todo eléctrico.

Bueno, comimos un rico pollo en el bar de los árabes estos, y en la mesa nos quedamos horas allí, imagínate, porque no podíamos ir a ningún lado, no nos podíamos comunicar tampoco con la persona que nos tenía que abrir la puerta de la casa.

Era imposible saber. Un señor que estaba al lado, que parecía saber algo, dice: “No, está sin luz España, Francia, Holanda.” Pero ¿cómo?

Bueno, la gente se lo tomaba… Era gracioso porque lo de la luz era menos grave que los celulares: la incomunicación. Entonces, pero la gente no largaba los celulares. Vos veías a la gente con los celulares, tirándolos por el aire, viendo si encontraba alguna intersección del mundo donde una señal cayese en su celular.

Bueno, finalmente nos compramos una radio a transistores —cosa que extrañamos mucho, nuestra casita donde tenemos tres radios a transistores, porque nos gusta escuchar la radio a pila, y además no nos preocupa la oscuridad en el campo, y además tenemos una laguna más o menos cerca que, si falta el agua, tenemos la laguna.

En fin, extrañamos un poco nuestra casa.

La gente comentaba cosas, pero después, cuando encendimos la radio, nos enteramos de que había un apagón total en toda España, sur de Francia y Portugal. Todo estuvo bastante tranquilo, pero los comentarios de los que estaban de paso, que nadie sabía nada obviamente, pero uno decía: “No, y esto debe ser cosa o de los rusos o de los americanos.”

Me sorprendía que ninguno ponía a los árabes dentro de la conjunción de posibles atacantes o un ciberataque. Un ciberataque… vaya a saber de quién, ¿eh?

Nosotros, en tanto, pensábamos todo lo que podría estar pasando en los alrededores y decíamos: “Menos mal que nos bajamos del metro 10 minutos antes del apagón”, porque bajamos y enseguida se cortó la luz. Si no, nos hubiésemos quedado en el metro, como hubo miles y miles y miles de personas que se quedaron en los metros y en los trenes.

Y pensábamos en ellos, pero también pensábamos, digo: “¿Se estarán chocando los aviones?” Porque acabábamos de bajar de un avión también, debo decir. Porque si no funcionan los radares… ¿cómo será este caos? ¿Qué estará pasando en el barrio? Está todo tranquilo. Digo, ¿qué estará pasando en el resto del país?

Bueno, finalmente, a las 2 de la mañana más o menos, volvió la luz en algunos lados. En nuestra casa volvió la luz. Pudimos entrar gracias a un señor que nos creyó que nosotros habíamos alquilado un cuartito en ese lugar.

Y bueno, así fue nuestra llegada a España, sin además ninguna comunicación oficial hasta muy tarde sobre lo que estaba pasando, y que aún hoy, a una semana y un poco más del gran apagón, nadie tiene la más mínima idea de qué ocurrió, y todos están convencidos de que nunca la tendrán.

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El Kit del miedo, por Laura Giussani Constenla

No es fácil escribir algo razonable cuando las ideas salen a borbotones, el vértigo de las noticias nos quita el tiempo necesario para organizarlas. Un kit anti catástrofes, las profecías de Musk, bombardeos, crisis económicas globales, amenazas de aquí y de allá, y hasta el recuerdo de una serie que tuvo en vilo a las pantallas mundiales hace unos cuantos años –Lost-, pasaron como ráfagas por mi cabeza. Confieso que tener la obligación de escribir me ayuda a organizar estas difusas sensaciones iniciales. Intentaremos dilucidar sobre todo esta última curiosidad ¿qué tiene que ver Lost en todo esto?

Preparados, listos, ya!

La Comisión Europea propuso el 26 de marzo de este año los hogares europeos tengan a mano lo esencial para sobrevivir al menos 72 horas para afrontar una multiplicidad de amenazas: desastres naturales, pandemias, ciberataques o incluso una guerra. “Las nuevas realidades exigen un nuevo nivel de preparación en Europa. Nuestros ciudadanos, nuestros Estados miembros y nuestras empresas necesitan las herramientas adecuadas para actuar tanto para prevenir las crisis como para reaccionar con rapidez cuando se produce una catástrofe”, indicó en un comunicado la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen. Según National Geographic, esta estrategia forma parte del programa “ReArm”, un plan integral impulsado por la propia Ursula von der Leyen para reforzar las defensas frente a u hipotético avance bélico como podría se el de Rusia.

Algunos países ya han distribuido gratuitamente entre la población un kit de supervivencia. En Alemania hace algunas semanas recibieron incrédulos su cajita salvadora, la cajita feliz que te permitirá esperar la llegada de auxilio de manera más confortable debajo de algún escombro contiene: Mini botiquin, cinco litros de agua, pinza, destornillador, linterna, metros de soga, cinta adhesiva, una bolsa de dormir, dos pulóveres, un par de latas de comida, bolsas con frutos secos, un jarrito, un jabón, dos pilas, y lo único imprescindible, un silbato. Ya están a la vena kits más sofisticados, claro. Un negocio seguro. La idea es que la población empiece a tener conciencia de que debe organizarse en caso de una debacle (como si la debacle no estuviese en acto, reparten minibotiquines a alemanes y suecos mientras Israel bombardea un hospital y Rusia a civiles desarmados). Europa, en tanto, se prepara, no sabe bien para qué, pero con el Kit a mano. Por lo cual, solicitan que se establezca quién será el encargado de la familia en mantener los elementos de

de salvataje actualizados y bien guardados. 0 deberán llevar una valijita tamaño low cost a todos lados?

Musk y la profecía que se autorrealiza

El 6 de abril, se celebró el Congreso de la Lega di Firenze, encabezado por Matteo Salvini, Vicepresidente del Consejo de Ministros de la República Italiana, y de lo más rancio de la ultraderecha del país, del que participaba el Premier Húngaro Orban, tuvo una aparición estelar en video conferencia el ecléctico empresario y político Elon Musk, cuyas declaraciones fueron aplaudidas a rabiar. Dijo sin ponerse colorado: “Vemos un aumento enorme del número de ataques en Italia y Europa, los medios tratan de reducir el número de ataques terroristas pero la matanza de personas es cada vez más frecuente y en Europa terminaremos viendo ataques de masa, masacres de masa. Sus amigos, sus familias, todos estarán en riesgo, los números son claros.”

Musk fue más allá, y atacó frontalmente a los inmigrantes, causa de todos nuestro males según su mirada: “La inmigración es una locura que llevará a la destrucción a cualquier país que la consienta. Hay 8 mil millones de personas en el mundo y estamos en un país con 50 o 60 millones de habitantes, pero incluso para los Estados Unidos, si una pequeña proporción del resto del mundo se mueve lo transformaría en un país distinto. El país no es la geografía sino la gente que vive en él”, dijo el supermillonario nacido en sudafrica.

Europa y la obediencia debida

A pesar de que el propio ministro del interior italiano se manifestó asombrado por semejante visión apocalíptica, diciendo: “No entendí lo que quiso decir”, ya que no hay indicios de actos terroristas en Italia, ni víctimas escondidas, ni medios cómplices, el gobierno italiano negociaba con Estados Unidos la baja de los impuestos a los productos de la península mientras aplicaba un decreto de seguridad en conformidad con los inverosímiles dichos de Musk. Te doy el decreto si me bajás las tasas? Quién sabe.  

Lógicamente el nuevo decreto aumenta las penas de quienes tengan o difundan materiales químicos para la realización de explosivos. Nada demasiado novedoso, ya que en los últimos años los decretos y leyes antiterrorismo estuvieron a la orden del día. Pero esta nueva reglamentación avanza sobre la represión a reclamos sociales, aumentando las penas a quienes resistan a la autoridad, aunque sea de modo pacífico, a los Okupas que son cadda vez más visto la situación económica, endurece la situación en las cárceles, y de paso da marcha atrás sobre la legislación light que permitía el uso de cannabis entre otras muchas medidas.

La oposición ve con especial preocupación el artículo que recupera la figura de ‘obstrucción a la via pública que prevé que el bloqueo de carreteras o vías férreas «obstruyéndolas con el propio cuerpo» se castigue como infracción penal, en lugar de la infracción administrativa prevista actualmente. La pena aumenta si el acto es cometido por varias personas reunidas. Entre muchas otras medidas que apuntan más al reclamo político, social o gremial que al supuesto terrorismo.

Publicado en el Boletín Oficial el 11 de abril, y vigente desde el día siguiente, Giorgia Meloni y su Consejo de Ministros explican que se considera una necesidad de urgencia tomar medidas para prevenir y combatir el terrorismo, además de tutelar la vida de los agentes de seguridad.

Vale también destacar que últimamente los noticieros italianos se han plagado de imágenes de forcejeos con la policía que no solían verse hace tiempo. El primer impacto fue, justamente, frente a una pequeña convocatoria a la legislatura el día en el que se discutía el Decreto de Seguridad. Cuerpo a cuerpo, policías y militantes daban un espectáculo parecido a un miércoles porteño.

En sintonía con el miedo a posibles ataques que se expande en Europa de la mano de difusores como Elon Musk, también España se sumó estos días a la pandemia del miedo y anunció que activará desde eñ viernes 11 de abril a las 15 hs el Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista en el marco de las celebraciones de Semana Santa 2025.

Una vez más, Europa reacciona a las amenazas y no a la realidad. Si en lugar de aumentar penas por problemas sociales y dedicar sumas millonarias al rearme y la seguridad, además de inventar kits de salvación, dedicaran esos recursos a una distribución de la riqueza que evite las ocupaciones de edificios y los reclamos sociales y gremiales (italia tiene los sueldos más bajos de Europa, un sueldo medio ronda los 800 euros) otra sería la historia. En lugar de tenerle miedo a los desheredados del mundo, deberían apuntar su temor a quienes poseen el poder real para destruirlos.

LOST-DESAPARECIDO

Hubo una serie que impactó a los ciudadanos del mundo entre el 2004 y 2010. Seis años siguiendo las aventuras de un grupo perdido en una isla en la que no se entendía qué pasaba pero algo malo pasaba. Mucho miedo a lo desconocido que se transformó rápidamente en miedo al otro. Todos contra todos. Desconfianza al palo. Vi todas las temporadas de un tirón para saber qué tenía a mis hijos tan atrapados. Realmente, daban ganas de ver más y más, adictiva como pocas. Igual, sabia que algo no me gustaba, me molestaba y más, me irritaba. Entre los condimentos de la serie estaban un árabe terrorista, algún negro, un asiático, varios rubiecitos yankys, un científico medio loco, en fin…

Recuerdo haberle comentado a mis hijos que me parecía una operación de propaganda yanky, y ellos rieron con gusto. Una vez más su madre encontrando razones políticas escondidas.

Es cierto que puede ser mera casualidad o astucia de un guionista que sabe poner los condimentos necesarios, pero en un país que paga a los productores por cada bandera norteamericana que aparezca, la inocencia me suena a ingenuidad.

Suena extraño imaginar que en estos tiempos vertiginosos alguien pueda estar haciendo una campaña política a veinte años vista, sin embargo, cuando pensamos en el deterioro de nuestra capacidad crítica cabe imaginar que pudo existir una escuela para terminar siendo lo que somos.

Hace rato que me ronda la idea de que no estamos sabiendo ver qué están haciendo de nosotros en el momento en que lo están haciendo.

Pensemos, simplemente, que en esos años, entre el 2004 y el 2010 fueron los años de formación de dos de los principales intelectuales de Milei, quienes también por entonces se formaban en una escuela de cuadros antiterroristas en EEUU, como ya hemos visto en otra entrega planetaria.

El Medio es el mensaje del Miedo

Y para terminar con cuestiones más domésticas, basta ver qué sucedió el día del anuncio de la salida del cepo en nuestro país. Leído desde afuera era todo incomprensible. Las principales notas de los diarios argentinos dedicaban más tiempo en relatar cómo se habían vuelto locos todos con las idas y vueltas, las conferencias de prensa, la cadena nacional, los gestos, el llanto, los abrazos…de las medidas poco y nada de análisis. Lo más importante para el periodismo había sido ese dia que ‘vivimos en peligro’, en peligro de enloquecer. Hicieron lo que quisieron con la prensa y con los seguidores de la prensa, que dedicaron toda su energía en tratar de entender qué diablos estaba pasando. Un día perdido en todo sentido.

Digo esto porque quizás no hay que caer en la trampa. Quieren agotarnos, devorar nuestras neuronas en grandes actuaciones inconducentes. Todos para llegar primero a la primicia. ¿Alguien puede cuantificar el tiempo que le dedicamos a estos trucos mediáticos? Solo imaginar lo fructífero que hubiera sido esperar la noticia a la noche, mirando el cielo y pensando o leyendo o jugando con esos hijos que después parece que no conocen. Que no te abruman, no formes parte del experimento. Si es cierto que el que ríe último ríe mejor, también lo es que el que ‘sabe último, sabe mejor’.

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Agustín Laje: Que no te la cuenten

‘Yo no lo viví’ parece ser el justificativo de Agustín Laje para dar a entender que su video de la contramemoria goza de absoluta imparcialidad. Ni terrorista ni militar.  ‘Joven Argentino’ que se define como escritor, investigador, conferencista, politólogo. En fin: culto, in-for-ma-do.

Huelga decir que ‘si no lo viviste’, ‘alguien te la contó’: padres, madres, compañeros de escuela, vecinos. Poco y nada sabemos de quiénes influyeron en el ánimo del joven Agustín Laje para tener semejante mirada de la historia. En cambio sí sabemos algo de sus maestros y profesores: nada menos que el ala conservadora de la Iglesia Católica y el Departamento de Estado de EEUU.

No es una teoría conspiranoica, simplemente un relato de cómo fue el recorrido de su formación ya que para un ‘estudioso, investigador, culto y escritor’ tienen mucho peso sus maestros y profesores.

Era el año 2015, Agustín tenía 26 años cuando logró uno de sus mayores objetivos: egresar con todos los honores del curso anti insurgente y contraterrorista brindado en el Centro William J. Perry, institución que se presenta publicamente como el “brazo académico de la Oficina de la Secretaria de Defensa de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental.” Un organismo oficial que pertenece a la National Defense University, ubicada en la  260 5th Ave Bldg 64, Washington D.C., DC, United States, Washington, District of Columbia, según su portal.

No debe haber sido fácil ganar esa beca. Vaya a saber qué motivos lo impulsaron a llegar al corazón del estudio antiterrorista del continente cuyo director, el Dr. Richard Downie, suele resaltar en su presentación la importancia de este curso destinado a “encontrar los mecanismos y las políticas adecuadas que nos permitan enfrentarnos al terrorismo y a la insurgencia”. Una suerte de maestría antirrevolucionaria que dura 14 semanas, divididas en una parte a distancia, otra presencial y una investigación.

Es justo aclarar que la formación académica de Agustín Laje Arrigoni no se reduce a un curso especializado en antiterrorismo en Estados Unidos.

El joven cordobés, nacido el 16 de enero de 1989, inició su carrera de ingeniería en el Instituto Universitario Aeronáutico de la provincia mediterránea, allá por el año 2007. El IUA es un instituto de la Universidad de la Defensa Nacional, dependiente de la Fuerza Aérea Argentina.

Al niño Laje le tocó vivir en un ámbito militar de la conservadora provincia de Córdoba en un tiempo inquietante para los militares que participaron en la última dictadura. En el año 2008, al cumplirse sesenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos  la UNESCO y sus Estados miembros decidieron que en la EX ESMA funcione el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos. El predio fue declarado Monumento Histórico Nacional el 19 de agosto de 2008.

Más allá de la influencia de sus profesores y compañeros aeronáuticos se contacta con la Fundación Santa Elías, dirigida por el P. Javier Olivera Ravasi, en cuyo portal explica sus propósitos: “Predicar y proponer la santa Fe católica, con celo apostólico, parresía, fidelidad a la Revelación Divina, plena marianización de la vida y confiados en la Divina Providencia, a todos los hombres y por todo el mundo, sin límites de medios y acciones misionales, para alcanzar la Verdad que nos hace libres, únicamente para Gloria de Dios y el mayor bien de las almas.”

Para difundir la ‘Verdad que nos hará libre’, el padre Javier Olivera Ravasi también funda una editorial, QNTLC, sigla que corresponde a “Que No Te La Cuenten”, fueron ellos quienes publicaron el primer libro de Laje, titulado: “Los mitos setentistas: Mentiras fundamentales sobre la década del 70.” Con indisimulado entusiasmo, ‘quenotelacuenten’ presenta con estas palabras su publicación: “Tras una larga y exhaustiva investigación, Agustín Laje Arrigoni, con apenas 22 años de edad, ofrece un libro tan combativo como documentado, en el cual revisa, refuta y desacredita de cabo a rabo todos y cada uno de los mitos que la agobiante historia oficial impuso sobre los años ´70 en la Argentina.”

Gracias a este libro y la recomendación de la fundación Santa Elías, obtiene la beca para estudiar con los que más saben de lucha antiterrorista en América Latina, los militares norteamericanos.

El moño de la formación de este supuesto politólogo fue la Universidad de Filosofía de Navarra, reconocida por su vínculo con el Opus Dei, en donde obtuvo su título de licenciado en el año 2020.

Cada quien tiene derecho a estudiar donde le plazca, lo que resulta indignante es que alguien que ha tenido semejante formación critique el ‘adoctrinamiento’ ejercitado por esos ‘zurdos de mierda’.

En estos días, Martín Caparrós publicó un tuiter sobre el video de Agustín Laje difundido en la semana de la Memoria que dice: “Este chico, pagado por el Estado, usa la falsificación más burda: empezar la historia donde se le canta y borrar lo anterior. Así desaparece todos los golpes militares desde 1930, dictaduras, represión y asesinatos que convencieron a tantos de que pelear era la única salida”.

Tiene razón Caparrós, salvo en minimizar a ‘este chico’ como si fuera un simple imbécil. Y quizás también en no aclarar cuál es el Estado que le habría pagado a Laje.

Que un joven formado bajo la guía de la disciplina militar sumada a la ideología de la mayor potencia mundial responsable de decenas o centenas de golpes y guerras, y del sector más retrógrado de la Iglesia, considere que su mirada es imparcial no deja de ser cuanto menos ingenuo. Tan ingenuo como creer que estamos simplemente viviendo un ‘clima de época’ antirrevolucionario y negacionista. Es hora de empezar a preocuparnos.

Existe todo un entramado de fundaciones, escuelas, organizaciones y Estados, que trabajan en común detrás de sus intereses económicos. Nos  están marcando la cancha mientras asistimos con azoramiento a una realidad que parace de cuento. Pues no, ningún cuento ni casualidad, conviene empezar a identificar con nombres propios a los hacedores de este nuevo mundo.

Si la malfamada Escuela de las Américas fue el sitio de instrucción para golpes feroces y enseñanza de las peores formas de represión y tortura, hoy deben existir otros sitios con distintos métodos para llegar a la misma opresión. ¿Será el Centro William J. Perry uno de ellos? Fue fundado luego de la Cumbre de las Américas de 1994. Y llegamos al 2024 con la ideología de los noventa en todo su esplendor. No es casualidad, ni Menem lo hizo.

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