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Planeta Giussani

La V Columna | No para, sigue, sigue

La novela de los Etchevehere -así como la de los Mitre o los mismos Macri- proponen varios temas de debate: uno el de la herencia, una institución que convendría abolir o limitar porque solo cría cuervos -o vagos o tontos-. Igual, eso no está en discusión. Otro, el de los dueños de las tierras -cosa que tampoco parece en discusión más allá de si es de los hermanos o de la hermana-. Y por último, el poder económico de un clan de familias nacionales y extranjeras. Es ahí donde me gustaría detenerme. Porque mientras nos distraemos con el apasionante culebrón de la heredera maltratada por sus horribles hermanos y los pobres que se resisten a la maldad del dueño de las tierras, el dólar no para de subir. Llega a la estratósfera, no tiene techo, dicen. Un delito de dimensiones nacionales, llevado a cabo también por algunos de los protagonistas del culebrón.

¿Por qué sube el dólar? Periodistas serios, de mirada penetrante y voz autoritaria nos quieren hacer creer que nosotros, los trabajadores, somos los responsables de la corrida. Bah, nosotros no, el ‘cruel’ gobierno que no nos deja comprar nuestros merecidos 200 dólares mensuales. Miran a cámara y declaman: “El endurecimiento del cepo cambiario que limita la posibilidad de acceder al cupo de 200 dólares mensuales, provoca que muchos ahorristas decidan adquirir la divisa en el mercado informal, con el consiguiente aumento de precio.” Pueden los trabajadores, los que todavía tengan capacidad de ahorro pretender ahorrar con un dólar a 190?

Nadie menciona, en cambio, que en una clara maniobra especuladora los productores agroexportadores aún conservan más de 16 millones de toneladas de soja guardada en sus silos. Eso significa que tienen acaparados alrededor de U$S8 mil millones de dólares. Repito: ocho mil millones de dólares en espera para ser liquidados en tiempos en que el país los necesita. Extorsionan al gobierno con sus bolsillos llenos para conseguir una nueva baja de retenciones en torno a los 10 puntos y nuevos Incentivos impositivos. Reclamo que el Ministro Guzmán rechazó de plano. Comparemos nuestros 200 dólares de ahorro, que dada la baja salarial son pocos los que logran adquirir, con esos ocho mil millones.

Etchevehere y los productores agrarios esta semana salieron espantados a las rutas al grito de Fuera Grabois de Entre Ríos. Ignoro quién tiene razón en la sucesión de la pobre Cenicienta Dolores, cuya madre es más mala que la madrastra de Cenicienta, lo que no cabe duda es que mucho más peligroso para el país es la presencia de estos productores de 4 X 4 que ponen en riesgo la misma estabilidad democrática. Porque mientras todos hablamos de Cenicienta, ellos, toman whisky y esperan que todo se desbarranque. Mientras tienen su soja bien guardada. O intentan contrabandearla para evitar retenciones, como acaba de descubrirse en Misiones, donde incautaron ocho camiones cargados de soja sin declarar que iban rumbo a Brasil.

Una extensa investigación del periodista Julián Zicari en Ambito Financiero analiza los golpes de mercado, un mecanismo casi tan tradicional en el país como los golpes militares. Dice Zicari: “Los golpes de mercado son un mecanismo esencialmente sociopolítico, más que “simplemente económico”, con el cual intervienen determinados grupos de poder bajo premisas muy concretas y objetivos específicos.”

Codicia, irresponsabilidad, falta de solidaridad, esos son los condimentos, ya no del culebrón de Cenicienta y sus hermanos, si no del drama que vivimos los argentinos una y otra vez. Hablemos en serio, porque la situación es más dramática de lo que nos dicen. Las víctimas de la falta de tierra y trabajo se cuentan por miles o cientos de miles o millones. Ninguna herencia en el medio, apenas un sistema injusto. A modo de ejemplo: El 15 de septiembre Juan Carlos González, productor de la base La Tala de la Unión de Trabajadores de la Tierra fue asesinado a tiros por el policía retirado Carlos Fortunato Flores, quien quería usurpar sus tierras para alquilarlas a sojeros de la zona. En Jujuy desalojaron a toda una comunidad a balazos de gomas. Un viejo campesino de misiones volvió de su internación y descubrió que le habían tirado todas sus pertenencias a la ruta y no tenía más casa ni campo. Ni qué hablar de Guernica y demás situaciones límites. Acá el drama no es Dolores, sino cómo resuelve el Estado esta situación intolerable.

En el 2011 se aprobó la Ley de Tierras Rurales  que limitaba al 15 % del total la cantidad de tierras cultivables que podían estar en manos extranjeras. En el 2016, obvio, Macri , y su ministro de Agricultura, el buen Etchevehere, la desactivaron por decreto de necesidad y urgencia.

La diputada María Rosa Martínez, promotora del Proyecto de ley Marcha al campo, asegura que hay 12 millones de hectáreas fiscales en zonas rurales de todo el país. Y si se le suma las de bosques nativos para proyectos vinculados a esas áreas, la cifra se eleva a 30 millones de hectáreas. Más allá de las tierras de propiedad estatal, según el último censo rural son 31 millones de hectáreas aptas para el cultuvo. Treinta y un millones de hectáreas, y hay hambre en este país.

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Italia ¿Qué es ‘Progetto Sur’? Frente a la indiferencia de los Estados, la solidaridad de los pueblos

Hace unas semanas nos internamos en la nueva realidad italiana. Esa que no se ve pero existe. La que une pasado, actualidad y futuro. Comenzamos con una entrevista a Enrico Calamai, quien en tiempos de dictadura en Argentina fue uno de los protagonistas invisibles de una epopeya: dar refugio y salvar la vida de unos 300 argentinos a pura convicción y coraje, quien hoy es un referente de los Derechos Humanos con una pequeña organización, “Mani Rosse”, que cada jueves pintan sus manos de rojo sangre para recordar a los muertos de un mundo injusto: migrantes ahogados en el Mediterráneo, víctimas de guerras y hambrunas, aquellos ‘condenados de la tierra’ de la que nos hablaba Frantz Fanon.

Continuamos conversando con los directores de “Resistenza-Historia del exilio argentino en Roma”, quienes nos llevaron a los años de plomo, en los cuales centenares de miles de argentinos debieron huir del país con lo puesto y aún así crearon redes de solidaridad, amor y denuncia internacional en los países donde posaron sus huesos, con culpa, dolor, angustia.

El documental puso el foco en Italia y pudo realizarse gracias a la colaboración de un grupo de jóvenes italo argentinos que forman parte de una organización llamada ‘Progetto Sur’. Tirando de la punta del ovillo, llegamos a ellas, Claudia Gatti y Romina Cozzanti, referentes de la asociación, nacida después del 2001, que contactó con aquella huella creada en los años setenta-ochenta y hoy trabajan por la colaboración de dos pueblos unidos por historia y cultura. Cambian los tiempos, las formas, la política y la tecnología. Llegan las pandemias y otras calamidades desconocidas, pero aún queda la esperanza de un mundo mejor.

Aquí, la última entrevista de lo que podemos considerar una trilogía: revisitando exilios, mirando el mañana.

Este Planeta Giussani hace lo posible para entenderse con ese Planeta Tierra con la Inteligencia Artificial a flor de piel. Aún así, no lo logramos. La comunicación es entrecortada. Cuarenta minutos nos dan. Quién puede hacer algo en sólo cuarenta minutos cuando hay tanto para hablar, conocer, descubrir, pensar. Vaya, entonces, esta segunda parte con Romina, a quien dejamos sin palabras.

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Entrevistas

“El exilio dejó huella en Italia”. Entrevista a los directores de Resistenza

Después de su recorrido por Festivales, Salas y otros espacios de Italia y Argentina, “RESISTENZA (historias del exilio argentino en Roma)” está disponible desde el 13/11/25 en la plataforma OpenDDB: https://openddb.it/film/resistenzaargentina/

Un documental que explora los modos que adquirieron la sobrevivencia y la denuncia internacional durante la última dictadura militar. Más allá de la tristeza, el desarraigo y las dificultades económicas, los exiliados argentinos diseminados por el mundo tendieron redes de solidaridad y realizaron un trabajo tenaz dando a conocer las violaciones a los Derechos Humanos en Argentina. No sabían, en ese entonces, que se estaban convirtiendo en protagonistas de un movimiento que dejaría sus huellas a futuro en los países que los acogieron, gracias a una forma de lucha silenciada por el régimen pero que perduró, con amor y creatividad hasta el día de hoy.

En Italia nació una organización italo-argentina, Progetto Sud. En torno a ellos crecen, desde el pie, nuevas formas de acción en un mundo cada vez más violento y fraccionado. Ahora las murgas argentinas son un símbolo en toda manifestación por la paz y la justicia en Roma

LCV conversó con los directores del documental “Resistenza, historia del exilio argentino en Roma”, Mónica Simoncini y Omar Neri. ¿Por qué Roma? ¿Qué dificultades encontraron? ¿Cómo es trabajar como documentalista hoy? La culpa como trasfondo de estar vivo, la política no cultural de Milei y más.

Exilio revisitado por Laura Giussani constenla. Un planeta de LCV. 11 de octubre de 2025

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LCV

Planeta Giussani/ Houston, tenemos un problema

El 13 de abril de 1970, una frase entró a la historia. Creíamos que la humanidad tenía el poder de conquistar el universo todo. Naves intergalágticas surcaban el espacio. Estados Unidos ya había plantado bandera en la luna. Una nueva misión tenía al mundo en ascuas: el Apolo 13. Todo iba bien hasta que una serie de luces desconocidas y una explosión de origen ignoto obligó a la tripulación del Apolo a llamar a la base en tierra. El mensaje fue claro y conciso: “Houston, tenemos un problema”.

Desde entonces, cada vez que ocurre un imprevisto de difícil solución e incierto origen, apelamos a aquellas palabras de desesperación controlada con las que el astronauta del Apolo 13 compartió su alarma. Y sí, hoy, apelamos una vez más a ella: Houston, tenemos un problema.

Este domingo, la política argentina vio los destellos de luces jamás imaginadas y alguna explosión agitó los ánimos. Qué había pasado?

De manera inusitada, los hermanos Milei, en el peor momento de su gobierno arrasaban en casi todas las provincias, incluída la provincia de Buenos Aires, donde había sufrido una derrota aplastante pocas semanas atrás.

El desconcierto invadió a propios y extraños. Quizás pueda decirse que, de una forma u otra, salvo los Milei, perdieron todos. Y cuando digo todos, digo también la derecha. Curioso ¿no?

Desde el mes de agosto, incluso los medios ‘amigos’ del gobierno se dieron vuelta. Por primera vez se los veía a Feinman, Viale, Laje y hasta Trebucq, entrevistando de manera incisiva al presidente de la Nación. El escándalo Sapagnuolo, el 3% de Karina, las relaciones narco de Espert, eran tapa, día tras día.

Las redes estallaban con incomprobables brotes psicóticos de Milei. Hablábamos de un Plan B en marcha, mientras otros directamente mencionaban un operativo destituyente. Las elecciones intermedias parlamentarias se habían convertido en un referendum: Milei sí o no. Todos tensaron la cuerda. Blanco o negro. Milei o Kirchnerismo, representado por Cristina y su hijo.

El desdoblamiento de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires le dieron aire a Kicillof, al no ser una consulta nacional, pudo mostrar el mapa político de el bastión peronista por excelencia. Seguía siendo peronista, es más, kicillofista.

Lejos de retroceder frente a una embestida política, mediática y hasta empresaria, el gobierno fue por más. Más represión, más ajuste, más agresión contra los ejes más sensibles para la población: salud, universidad, discapacitados, jubilados. ‘Ni un paso atrás’ decía Mussolini en pleno liderazco.

Los politólogos y periodistas, encargados de ‘leer’ el mensaje de la ciudadanía, se agarraban la cabeza. La derrota era el número ganador. Hagan sus apuestas señores, quien gana y quien pierde?

Perdimos todos.

Es que había ocurrido un imprevisto, un destello de luces violetas y una explosión: Donald Trump se metía en la campaña. Prometía una salvación económica sí y sólo sí Milei ganaba las elecciones.

Lejos de autoflagelarnos con las responsabilidades de cada uno de los protagonistas, y mucho menos de pensar que de la noche a la mañana el pueblo argentino decidió apoyar la represión a los jubilados, hacer aparte las exigencias del Garraham, reirse de los discapacitados, y escupir sobre la cabeza de centenares de miles de desocupados por un plan económico que detruye la industria junto con el Estado, esta vez, yo prefiero no creer. Prefiero no creer que se fascistizó el electorado de tal modo. Así que busco otras razones.

¿Y si el voto hubiera sido más sensato de lo que pensamos? Qué había enfrente a Milei. Si perdía, caía el gobierno, eso era lo que todos esperábamos con cierta euforia. Y si caía el gobierno ¿qué pasaba?

Posiblemente el electorado pensó: Houston, estamos en problemas.

Y aquí entra el factor Trump. Aceptar el manotazo de ahogado de Trump quizás era lo más pragmático porque si no era eso ¿qué? Sólo se veían dos opciones y ambas significaban ‘volver’. Al peronismo o al macrismo.  Por si no hubiera quedado claro con la victoria de un personaje indefinible, nadie quiere volver a sentir el hastío de los mismos discursos vacíos. Quizás la sociedad está pidiendo a gritos dar vuelta la historia, no volver sino ir.

Una vez más, invito a nuestros lectores y oyentes a pensar que no vivimos en un mundo aparte. Y el mundo, lamentablemente, hoy tiene como protagonista a otro esperpento al que todos hacen reverencia, cruza fronteras, se adjudica paces incomprobables, extorsiona con los impuestos a países de distinta índole. No queremos reyes, pero tenemos un emperador cuyo parecido con American Dad, es preocupante.

Por más que nos dediquemos a analizar de manera pormenorizada los errores de cada partido, partidazo o partiducho, lo que pasa en Argentina no es ajeno a lo que pasa en el mundo. Quizás Milei entendió eso y anda viajando de acá para allá, sembrando su demencial teoría anarcocapitalista en tiempos de tierra fértil.

Parace antiguo, pero la solución quizás no es sólo nacional. Que avance el internacionalismo, pues. Porque más allá de consignas perimidas como “Patria sí, Colonia no” o recordar “Braden o Perón”, el mundo entero está sufriendo un terremoto económico y moral. Las Colonias ahora son ‘países aliados’ y el entramado económico crea fronteras tan volátiles que resulta imposible analizar con la rigidez a la que estábamos acostumbrados.

No somos el peor país del mundo, son tiempos de una humanidad que ya no puede llamarse humana. Bombas, drones, hackers, ataques cibernéticos, enemigos más virtuales que reales.

Por eso, LCV también anda relojeando lo que pasa aquí y allá. Y, por ahora, parece que nadie se salva solo, tampoco a nivel internacional. Ningún país podrá enfrentar las fuerzas de este post capitalismo cínico y voraz.

Si volvemos al chiquitaje interno, y sí, el baile de Cristina en el balcón al conocerse que perdió el peronismo en la provincia de Buenos Aires fue lo más parecido a la quema del cajón de Herminio Iglesias. Pero no son Cristina ni Kiciloff el problema. Ni la izquierda ni los tibios ni los progres nisiquiera la derecha de buena o mala fé. Levantemos la mirada para ver lo que pasa a nuestro alrededor. Dejemos de acusarnos y empecemos a construir, y a coordinar con quienes están sufriendo tanto o más que nosotros.

Son tiemos difíciles, para todos, sobre todo para los que todavía tienen algo que perder. Esa clase media apedreada que se niega a bajar al séptimo círculo del infierno. Pero hay medio país que sabe que es difícil bajar otro peldaño. No son necesariamente gorilas, ni idiotas, ni todos los epítetos que se les ha endilgado en estos días. Muchos desposeídos  apostaron a los hermanitos medio locos. Quizás por empatía. Hartos de ver tantos políticos racionales y nobles que los han llevado a la ruina.

Sigamos pensando y construyendo una sociedad más justa, desde abajo, simplemente como personas, aprendamos a escucharnos, dejemos atrás ese fugaz poder que puede dar una diputación o una secretaría.

Entre tanto, la vieja política tiembla. Cuando pase el temblor ojalá que nos encuentre más fuertes, libres, sinceros. Quizás desorganizados, quizás no unidos, pero dispuestos a llevar adelante las luchas en las que muchos estamos desde hace tiempo y sentimos que son robadas por representantes que no nos representan. La unidad no es todo en la vida. Seamos miles de luces, miles. Miles de fogatas, miles. Ya nos encontraremos de manera natural en un momento histórico en el que valga la pena escucharnos sin insultarnos.

Columna de Laura Giussani Constenla, emitida en La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, el 27 de octubre de 2025.

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