En 1992 una niña, llevada por sus padres a un acto tan trascendente como interminable, tomó nota de todo lo que sucedía en ese día histórico en el que nació la Central de Trabajadores Argentinos. Sus apuntes infantiles, rescatados hoy por su familia, son un documento emotivo de una jornada histórica.
Soledad Castagnola tenía once años cuando, acompañando a su madre y a su papá del corazón, estuvo presente en un acto realizado, el 14 de noviembre de 1992, en la ciudad de Buenos Aires: el Congreso fundacional del por entonces denominado Congreso de los Trabajadores Argentinos, hoy CTA Autónoma. La iniciativa de un grupo de sindicatos y agrupaciones gremiales de irse de la histórica CGT para armar una central de nuevo tipo había tomado forma en el bautizado “Grito de Burzaco” en diciembre de 1991 cuando el menemismo se llevaba puesto al Estado de Bienestar y la dirigencia sindical no reaccionaba.
Fue en ese marco que un grupo de dirigentes de gremios estatales, docentes, judiciales, aeronáuticos, metalúrgicos, de propaganda médica, obreros navales y otros se propusieron construir un sindicalismo autónomo de los partidos políticos, los gobiernos y los patrones.
Ese primer llamado a cambiar la historia del sindicalismo tuvo un segundo acto en abril del año siguiente en Rosario y meses después en lo que se conoció como el “Sapucay del 1º de mayo”, una concentración en la capital de Corrientes donde se denunciaba la complicidad de la CGT con las políticas de privatizaciones y ajuste del presidente Menem.
Esas iniciativas políticas y sindicales desembocaron en un encuentro multitudinario en el porteño Parque Sarmiento con la presencia de 2.500 delegados de numerosas organizaciones de trabajadores y trabajadoras de todo el país que se unieron para fundar una esperanza llamada CTA.Entre los miles de militantes de todas las provincias y de una gran cantidad de organizaciones sindicales se encontraban Graciela Ríos, la Gringa, y Héctor “Pelusa” Carrica, por entonces integrantes de la Junta Interna del Ministerio de Salud de la Nación y afiliados a ATE Capital. Y con ellos una niña llamada Soledad que aburrida de tanto bombos y discursos que se sucedían ininterrumpidamente se puso a escribir, en una hoja que le dio la madre, una especie de crónica periodística de lo que allí se estaba viviendo.
Este es su relato:
“14/11/92. Hoy en el Parque Pdte. Sarmiento. Hoy en ATE había un acto de la CTA, creo que había distintos gremios pero el 99% (o sea la mayoría) eran de ATE y de todo el país. Estábamos hablando afuera hasta que empezó a llover con todo y nos fuimos al salón de básquet donde era el acto. Cada representante gremial… pasaba al frente y se mandaba un discurso. Había discursos malos y buenos. Cuando hablaba el secretario general de ATE Corrientes, que se mandó un flor de discurso, se empezó a oír un aliento de alegría y yo pensaba que era por el discurso. Alguien se paró enseguida y dijo “allá está” y salió desesperado al medio, (luego) se asomó Pelusa y también salió despavorido, pero bueno, de repente se oye “Olé, ole, ole, Germán, Germán”, “Olé, olé, olé, Germán, Germán pero yo entendía “Olé, Olé, Olé, se va, se va” ,de irse, y cada vez el aliento de alegría era más fuerte y con distintas canciones.
Cuando le pregunté a mamá qué pasaba me dijo que había venido un pibe que andaba en silla de ruedas y que estaba muy enfermo. Todo el mundo estaba muy emocionado y lloraba y yo, por preguntar nada mas, le pregunté por qué lloraban hasta me di cuenta de que era un pibe muy enfermo y arruinado y, sin embargo, se seguía rompiendo los huevos laburando y asistiendo (al acto) cuando hay gente más importante y sana que no asiste a ningún acto. Y sin embargo el se rompe los huevos. Me emocioné mucho yo también. Su nombre es Germán Abdala y después la última palabra que él dijo (fue) “El cáncer no mata, la tristeza sí.” Pero el no va a morir por su enfermedad, va a morir cuando ya no tenga el afecto que tiene hoy, ayer y siempre. Fin”.
Hoy Soledad Castagnola es afiliada a ATE en Mar del Plata y militante de una organización social. Su madre, la “Gringa” Graciela Ríos es representante de ATE en la Comisión Paritaria de Medio Ambiente y Trabajo y ex Secretaría de Formación en el Consejo Directivo de la Asociación Trabajadores del Estado. Y su padre del corazón, el inolvidable Pelusa Carrica, fallecido hace menos de un año atrás, fue un histórico secretario General de la Junta Interna del Ministerio de Salud, director del Departamento de Derechos Humanos de ATE Nacional entre 2011 y 2019 y responsable político de la Federación Nacional de Salud de la CTA Nacional durante muchos años. Entre otros innumerables compromisos políticos que asumió en su vida.
Y Germán Abdala, como bien ella supo predecir, no murió en el corazón de los compañeros y compañeras que estuvieron en el Parque Sarmiento aquel día, ni en el de los miles que vinieron después, ni en el de los que están por venir.
(Publicado en ate.org.ar, con el título: El nacimiento de la CTA desde los ojos de una niña)