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IMPSA, la siderúrgica de Pescarmona, ahora es Estatal

Para evitar su quiebra, los Estados Nacional y Provincial compraron la mayoría de las acciones de una de las empresas siderúrgicas más importantes del país. Así lo anunció este viernes el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas a través de un zoom del que participaron el gobernador de la provincia de Mendoza, Rodolfo Suarez; el ministro de Economía y Energía de Mendoza, Enrique Vaquié; el titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló y el CEO de Impsa, Juan Carlos Fernández.

Con acuerdo de todo el arco político, y una inversión de 20 millones de dólares, la composición accionaria de la empresa ahora será del 63,7% para Estado nacional, 21,2% del mendocino, 9,8% de acreedores y la familia Pescarmona, quien la fundó en 1907, mantendrá un simbólico 5,3%

El ‘salvataje’ de esta empresa requirió meses de negociación, de la que participaron todos los actores económicos y políticos. Así se llegó a un acuerdo que estableció que la sede de Impsa deberá mantenerse en la provincia; se incorporarán dos directores y dos síndicos (titulares y suplentes) al directorio de la compañía; se evitará el ingreso de personal no idóneo ni imprescindible; habrá participación mayoritaria del Estado nacional y se generarán proyectos estratégicos y de reactivación económica.

“Es una alegría, como representante de los trabajadores, estar presenciando la capitalización de esta empresa tan emblemática de la que salieron grandes dirigentes metalúrgicos. Es importante que una empresa de esa magnitud y relevancia se vuelva a poner en marcha y es una señal de lo que ocurre cuando se trabaja en conjunto”, indicó Calo.

.La decisión estatal de hacerse cargo de la gestión de una empresa líder a nivel internacional permitirá que recupere su prestigio en materia de diseño y fabricación de equipamientos hidroeléctricos, eólicos, nucleares y para la industria del oil & gas. Manteniendo a sus 700 trabajadores y potenciando una cadena productiva de más de 100 Pymes.

Impsa es una empresa estratégica para el desarrollo nacional. Debemos trabajar para que con profesionalismo podamos volver a colocar a Impsa en los principales mercados del mundo. Industria es investigación, desarrollo, tecnología y trabajo. Industria es un desarrollo nacional posible con justicia social. Industria es Impsa. Hoy es un día feliz para este ministerio, el país recupera las capacidades productivas de Impsa y comienza una etapa que esperemos nos permita ofrecerle al mundo trabajo argentino con alto valor agregado”, expresó el ministro Kulfas al hacer el anuncio.

Una historia de salvatajes estatales

La noticia de la estatización de hecho de Impsa pasó casi inadvertida salvo en las secciones de economía de los principales diarios. Sin embargo, una empresa que hizo de el asistencialismo del Estado, y la obtención de obra pública el eje de su crecimiento, por primera vez no será subsidiada sino que quedará en manos estatales. Un punto de inflexión que bien vale la pena resaltar.

Todos los titulares coinciden en destacar que Impsa se trata de una empresa ‘icónica’ un adjetivo que habla del estilo de buena parte del gran empresariado nacional. Sin dudas se trata de una fábrica emblemática en su fundación y proceso de crecimiento.

El inmigrante italiano Enrique Epaminondas Pescarmona instaló en 1907 el primer negocio que haría ricos a hijos y nietos: un taller de construcción de estructuras metálicas destinadas a todo tipo de construcciones civiles e industriales. Aquel taller se transforma en la actual empresa en 1965. Prosperó de mano del Estado y lo que se dio en llamar ‘la Patria Contratista’. Su primer batacazo para dejar de ser un pequeño taller fue cuando obtuvo la licitación para fabricar las compuertas de riego del estratégico Departamento Provincial de Irrigación, en Mendoza. Luego pegó el “gran salto” en tiempos de la dictadura tomando deuda para comprar los gigantescos galpones que aún mantiene en Godoy Cruz e importar enormes tornos desconocidos en Argentina y fabricados en la Europa comunista. A su cargo quedó la fabricación de todas las usinas usinas hidroeléctricas construidas los setenta. Seguramente, la deuda que le permitió semejante crecimiento entró en la estatización de Cavallo a principios de los ‘80. Por arte de magia, los Pescarmona se convertían en empresa icónica habiendo invertido bastante poco.

El menemismo le vino de parabienes y continuó logrando licitaciones y negocios. En el 2014 el hijo del ingeniero que ya figuraba entre los 40 hombres más ricos del país con un patrimonio personal de 320 millones de dólares se declaró en default. Amenazó con despidos masivos y el Estado siempre acudió para evitar la quiebra subsidiándola con 2 millones de pesos mensuales. En noviembre del 2016 gracias a Macri logró reestructurar una deuda con sus acreedores.

En agosto del año pasado, en el 2020, volvió a acudir al Estado para salvar sus puestos de trabajo y mantener la productividad de la ‘icónica’ fábrica. Esta vez, luego de varias negociaciones, no obtuvo subsidios, negoció la venta de casi todas sus acciones. Es un cambio.

La Nación publica una nota titulada: “Salvataje estatal. El gobierno rescató a una de las empresas más icónicas del país”. Hay que leer el cuerpo de la nota para enterarse que esta vez el ‘salvataje’ consistió en algo bastante parecido a una ‘estatización’. Pero hay palabras que asustan. Mejor no levantar la perdíz.

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Después del domingo, a redoblar la apuesta, por Alberto Nadra

Un aporte desde mi militancia

Lejos estoy de la soberbia pretensión de explicar a tan pocas horas los resultados de este domingo sombrío. Eludo cifras, porcentajes y bancas, e intento compartir una actualización de las afirmaciones y categorías que vengo planteando hace muchos años, mi forma de militancia con la palabra, así como con la acción que me permiten los años.

Las concibo como un simple aporte al intercambio que debemos darnos quienes nos consideramos parte del movimiento nacional y popular, tanto los que entienden que su misión es mejorar las condiciones de vida del pueblo dentro de este capitalismo senil –pero en pleno reacomodamiento–  como quienes siempre consideramos que solo lo lograremos plenamente mediante un transformación revolucionaria en las estructuras económico-sociales, un cambio de mando en el poder y no meramente en la administración temporal de la cosa pública.

La situación es lo suficientemente grave, hemos retrocedido tanto, que aún falta mucho  para dirimir esa cuestión.

Ganar batallas, perder la guerra

A lo largo de los años,  el peronismo, fuerza mayoritaria entre lo mejor de nuestro pueblo, demuestra que puede lograr la mayoría electoral por períodos, hegemónico en un principio, ligeramente frentista con el tiempo y las dificultades. Sobre todo cuando convoca a otros sectores del campo popular, puede conquistar o reconquistar derechos, mejorar transitoriamente las condiciones para producir y crear trabajo, recuperar el salario o afirmar la soberanía.

Sin embargo, no puede retener esa mayoría electoral, pues el poder real  reacciona al ver cualquier amenaza a sus privilegios. Ante esto y hasta ahora, en lugar de redoblar la apuesta,  cede ante el poder real y vacila ante la necesidad de producir cambios de fondo en la estructura y la relación de fuerzas social que la determina. Por eso fue y es desplazado, antes por golpes de Estado y ahora también por las urnas.

¿Qué significa redoblar la apuesta?

Para cambiar en serio y ampliar las posibilidades de sostenerlo en el tiempo,  no alcanza con las buenas intenciones  ni con  avances parciales; se exige redoblar la apuesta: confrontar a fondo con el privilegio y  enfrentar el “sentido común”, la ideología dominante en toda la sociedad, que es precisamente la del bloque dominante.

¿Qué significa redoblar la apuesta, sea en la gestión para defender conquistas y profundizar el rumbo,  sea en el llano para resistir y reunir fuerzas para dar vuelta la taba en favor de las mayorías?

Desde ya no es una convocatoria el exitismo, ni a las chicanas de la interna chica. Significa algo muy distinto a lo que practica la rama partidocrática del heterogéneo movimiento popular, que no solo la hay, sino que es  predominante en su dirigencia.

Necesitamos que se reencuentren con el pueblo, que pongan el cuerpo en las luchas que crecen, pero aisladas, sin coordinación ni dirección política.

Es necesario convocar y lograr la unidad, pero la unidad de los luchadores, no un mero rejunte vacío de contenido, que no solo duele, sino que conduce al fracaso, antes o después de un desafío electoral.

Es necesario que esa unidad sea amplia pero a la vez institucionalizada, con protagonismo de las distintas fuerzas, con toda la amplitud que permita un acuerdo programático claro y acompañado por un plan de acción concreto, para gobernantes y gobernados, para dirigentes y militantes.

Preguntas, tan incómodas como necesarias

En ese camino hay que plantearse problemas de fondo como, a título de ejemplo: ¿es posible reconstruir el país y abrir un futuro de progreso y bienestar sin plantear una moratoria unilateral de la deuda externa, por el tiempo que reclame esclarecer su legitimidad y determinar las formas de pagos que permitan crecer a la nuestro país? ¿Es posible sin replantear una estrategia de independencia internacional que incluye acuerdos regionales y apelar a la cooperación e integración con los BRICS? ¿Seguiremos escuchando condenas a la bronca y el combate cuando negar la legitimidad de responder a la violencia es sellar un pacto con la crueldad?

La disyuntiva final

Unidad institucionalizada, programa y plan de acción. Cultivar la bronca, empujar la lucha  organizada y transformarla en combate legítimo.

No son frases hechas, ni un recurso más melancólico que práctico.

¿Es difícil?  ¡Claro que lo es! Llevamos años y acumulando dolores sin lograrlo. Pero, mientras no se logre, mientras no lo logremos, seguiremos ganando o perdiendo elecciones, conquistando y reconquistando derechos una y otra vez, pero retrocediendo a mediano y largo plazo.

Sé que no digo nada nuevo para tantos luchadores, pero es hora de empezar a decirle a la dirigencia y militancia, principalmente a la peronista, que es eso o seguir profundizando la decadencia, repetir fugaces triunfos y domingos aún más sombríos que el de este 26 de octubre.

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“Un mi padre de ron”, por Oscar Taffetani

Un amigo cubano -cuyo nombre me reservo- me contó una vez que en sus últimos años Ismaelillo (el hijo de José Martí bautizado José Francisco Martí Zayas Bazán), quien a lo largo de su vida mantuvo una relación particular con los EEUU (creció en Brooklyn, intervino en la guerra de Independencia cubana, apoyó las intervenciones y el protectorado norteamericano y ya convertido en alto jefe militar se apartó de todo al fin de la conspiración de los ABC), solía rondar por hoteles y tabernas esgrimiendo un billete con la cara de su padre y pidiendo en voz alta “un mi padre de ron”. Deliciosa anécdota.

Me acordé de esto cuando ciertos dirigentes nuestros cuestionan -“por principios”- el inesperado salvavidas que Scott Bessent -amigo de Soros- le tiró al ministro Toto C. al comprar pesos argentinos la pasada semana (pesos que muy pronto estará recomprando, con ganancias).

Ay, si eso fuera todo! Esta dirigencia vernácula sigue sin entender que una buena parte del voto favorable al Advenedizo, ayer domingo, se debe a la perspectiva cierta de que al gobierno se le fuera todo de las manos -como a otros- por un “golpe de mercado”.

Fue un voto defensista y conservador, pero no un voto “colonialista”. Nuestros asuntos pendientes (deuda, recursos naturales, Estado, producción) siguen estando pendientes, y mi deseo es que puedan abordarse y resolverse sin perder las instituciones democráticas ni la Independencia argentina.

Nada, eso.

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“Represión y abandono en el Chaco: la comunidad Qom bajo ataque”

Introducción
En la provincia del Chaco, las comunidades originarias vuelven a ser blanco de la represión estatal. La semana pasada, un violento operativo policial atacó una manifestación pacífica de la comunidad Qom en la localidad de Villa Río Bermejito, dejando decenas de heridos y varios detenidos. Detrás de los palos y las balas de goma, se esconde una crisis humanitaria marcada por el hambre, la falta de agua y la eliminación de pensiones no contributivas.
Para comprender la magnitud de lo que ocurre y el rol del Estado en este conflicto, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Johana Duarte, secretaria gremial de la UTEP.

LCV: “¿Cómo nace el conflicto que derivó en la represión a la comunidad Qom del Chaco?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en la provincia del Chaco, se graficó una situación que venimos denunciando en todo el país, pero que en algunos lugares, como las provincias del norte, se profundiza más: la crisis alimentaria y la que viven las comunidades originarias producto del brutal ajuste que lleva adelante el gobierno nacional. En este caso, también en complicidad con el gobierno provincial, encabezado por Leandro Zdero, alumno perfecto de Milei. Digo ‘alumno perfecto’ porque no solo es cómplice del ajuste nacional, sino que implementa en la provincia más pobre de la Argentina las mismas políticas: ajuste, persecución, estigmatización de los trabajadores y represión. Es un modelo calcado del nacional.”

LCV: “¿Qué situación concreta están atravesando las comunidades en el territorio?”
Johana Duarte: “En la zona del Impenetrable chaqueño, hace varios meses que no llegan alimentos ni asistencia en agua. Son derechos básicos contemplados incluso por un fallo de la Corte Suprema en 2016, que intimó a la provincia a garantizar el cumplimiento de esos derechos. Desde la asunción de Milei en la Nación y de Zdero en el Chaco, esa asistencia se cortó. Las comunidades reclaman hace meses la restitución de esos derechos básicos. A eso se suma la baja masiva de pensiones no contributivas, que eran el único ingreso de muchas familias. La situación es de una gravedad absoluta.”

LCV: “¿Cómo se produjo la represión?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en Villa Río Bermejito, las comunidades se habían congregado pacíficamente en la plaza central para movilizarse y exigirle al intendente que reclamara por los derechos que se están vulnerando. Pero el reclamo fue respondido con una represión feroz: más de 300 efectivos de la policía provincial atacaron a manifestantes indefensos, en su mayoría adultos mayores, mujeres y niños. Hubo casi 50 heridos y cinco detenidos. Lo más grave es que el operativo fue encabezado por el propio jefe de la policía del Chaco, mientras las mafias y el narcotráfico avanzan impunes en la capital. Es el modelo de seguridad impuesto por Patricia Bullrich: reprimir a los pobres en lugar de enfrentar el delito real.”

LCV: “¿En qué estado está hoy el conflicto?”
Johana Duarte: “Luego de la represión, las comunidades siguen en asamblea permanente. Reclaman tres cosas urgentes: alimento, acceso al agua y la restitución de las casi 10.000 pensiones dadas de baja arbitrariamente. Además, el Estado Nacional cerró oficinas como ANSES o el Ministerio de Capital Humano, y en esa zona la delegación más cercana está a 80 kilómetros, en Castelli. Es decir, no solo les quitan lo que necesitan, sino que también les niegan dónde reclamarlo.”

LCV: “¿Qué pasos se están dando frente a esta situación?”
Johana Duarte: “Las comunidades continúan en estado de asamblea y han iniciado acampes a la vera de distintas rutas del Chaco. Se exige al Poder Ejecutivo provincial que dé respuesta inmediata. La lucha va a continuar, porque las pensiones son un derecho adquirido y no vamos a permitir que se las arrebaten.”

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