Destacada
Occidente diseña su futuro, por Alvaro Hilario.
 
																								
												
												
											Desde Bilbao, País Vasco, exclusivo para La Columna Vertebral
El 29 y 30 de junio, la OTAN y sus aliados, como Japón, Australia y Nueva Zelanda, se reúnen en Madrid para preparar un más que incierto futuro.
Cuatro meses después de la internacionalización del conflicto bélico ucraniano, las sanciones económicas occidentales no hacen mella en la economía rusa. Mientras tanto, las de la Unión Europea y Estados Unidos, azotadas por la inflación y la escasez de materias primas y energía, entrarán en breve en recesión.
La guerra, al igual que antes la pandemia, no más acelera una serie de problemas estructurales que desnudan la viabilidad del capitalismo salvaje donde nuestras vidas se desenvuelven.
En este marco de estancamiento secular de las economías capitalistas maduras, la socialdemocracia se afana por evitar el desmantelamiento de lo que aún queda de lo público, del estado del bienestar. La burguesía, como siempre que necesita exprimir beneficios en tiempos de crisis, agita el cuco de la extrema derecha, coartada para que la derecha aplique todo su repertorio de políticas neoliberales y oligarcas.

A la izquierda transformadora, atomizada, envejecida y sin relevo generacional, incapaz de competir con el individualismo consumista, no se le espera. Grupúsculos nostálgicos, autodenominados antiimperialistas, ven en Putin, un nuevo Lenin, un nuevo mesías, que, como en Siria, hace frente al Imperio.
Recesión en puertas
Hace cuatro meses, mi ingenuidad me hizo desechar la posibilidad de una generalización del conflicto ucraniano: no olvidemos que el Donbass, la Ucrania rusófona, llevaba ocho años en guerra con la Ucrania de tradición polaco-lituana, conflicto que ya llevaba cobradas 14.000 víctimas.
Pensaba también que la sociedad civil reaccionaría contra el hecho de la guerra, pero, animada por el mensaje unívoco y belicoso de los media, ha aplaudido el intervencionismo occidental, el envío de armas y la maniquea interpretación de la masacre, aderezada de caridad para con refugiados y damnificados de Ucrania que, sin embargo, niegan para la población de Siria, Yemen o Afganistán.
No fue así. Rusia pateó el tablero y, armas en mano, subrrayó en su confín occidental quién tiene la sarten por el mango, cuando tanto materias primas como fuentes de energia escasean, en occidente, en especial.

Las economías capitalistas maduras estás estancadas (alto desempleo, bajo crecimiento del producto interior bruto, estancamiento salarial) desde hace tiempo y, además, se encuentran con una serie de problemas estructurales como la escasez de materias primas y energía y la inflación, problemas que se han acelerado con la guerra de Ucrania al desbaratarse las cadenas de suministros, activarse la especulación, subir los carburantes y dispararse los precios (un 8 por ciento) de todos los productos de la canasta básica.
Rusia provee, sin ir más lejos, el 45% del gas que se consume en Europa. Alemania, la principal economía del viejo continente, compra a Rusia más de la mitad de su gas. La dependencia alemana de la energía rusa no es ningún secreto. Cada día desembolsa más de 200 millones de euros para seguir recibiendo el gas necesario para la industria química, la del metal, automóvil, alimentación y los hogares alemanes.
Alemania, además, depende mucho de importar materias primas de rusia y exportar a China.
En estado de alerta, se prepara para afrontar una inminente recesión, al igual que el resto del continente y que EE.UU. Encima, recién decidió duplicar su gastó en armamento, su gasto bélico.
Futuro incierto
La guerra sigue adelante sin que haya esfuerzo diplomático alguno por detenerlo. La población civil rusa y ucraniana sigue sufriendo, los hijos de los más humildes mueren; objetores y desertores son ninguneados por medios y gobiernos, al igual que la desobediencia y la noviolencia colectiva empleada frente a los tanques en no pocas localidades ucranianas, mientras que la industria armamentística occidental, asociada de modo íntimo a la banca y los fondos de inversión especulativos, hacen el negocio del siglo vendiendo todo tipo de armamento a excepción del nuclear, desde armas cortas a tanques, misiles, lanza cohetes, buques de guerra y munición insuflando aire a las industrias de las economías maduras y de Rusia. La guerra podría alargarse sine die.
Los famosos paquetes de sanciones económicas que occidente impone a Rusia, por otro lado, no afectan a la economía de esta, poseedora de la energía y materias primas de las que Europa carece, todo en el marco global de la finitud de ambas y que nos dirigen al fin del capitalismo que conocemos.

Si los días 29 y 30 de junio, en madrid, la OTAN y sus socios, se dedican a repensar el futuro del capitalismo arma en mano, mala cosa: la Historia nos enseña que se van a disponer a pelear por las migajas y, de momento, todos los estados miembros, todos los estados de la Unión Europea están aumentando su presupuesto en gasto bélico, como ellos eufemísticamente dicen, “en defensa”. Además, se dispondrán a aumentar aún más el control sobre sus propias poblaciones ya que la inminente recesión reducirá más el poder adquisitivo de la gente, los recortes en gasto social serán mayores, más grande la brecha social entre pobres y ricos y mayores las posibilidades de que los estallidos sociales se den habida cuenta de que el individualismo y la felicidad consumista no puedan sostenerse más.
Destacada
Después del domingo, a redoblar la apuesta, por Alberto Nadra
 
														Un aporte desde mi militancia
Lejos estoy de la soberbia pretensión de explicar a tan pocas horas los resultados de este domingo sombrío. Eludo cifras, porcentajes y bancas, e intento compartir una actualización de las afirmaciones y categorías que vengo planteando hace muchos años, mi forma de militancia con la palabra, así como con la acción que me permiten los años.
Las concibo como un simple aporte al intercambio que debemos darnos quienes nos consideramos parte del movimiento nacional y popular, tanto los que entienden que su misión es mejorar las condiciones de vida del pueblo dentro de este capitalismo senil –pero en pleno reacomodamiento– como quienes siempre consideramos que solo lo lograremos plenamente mediante un transformación revolucionaria en las estructuras económico-sociales, un cambio de mando en el poder y no meramente en la administración temporal de la cosa pública.
La situación es lo suficientemente grave, hemos retrocedido tanto, que aún falta mucho para dirimir esa cuestión.
Ganar batallas, perder la guerra
A lo largo de los años, el peronismo, fuerza mayoritaria entre lo mejor de nuestro pueblo, demuestra que puede lograr la mayoría electoral por períodos, hegemónico en un principio, ligeramente frentista con el tiempo y las dificultades. Sobre todo cuando convoca a otros sectores del campo popular, puede conquistar o reconquistar derechos, mejorar transitoriamente las condiciones para producir y crear trabajo, recuperar el salario o afirmar la soberanía.
Sin embargo, no puede retener esa mayoría electoral, pues el poder real reacciona al ver cualquier amenaza a sus privilegios. Ante esto y hasta ahora, en lugar de redoblar la apuesta, cede ante el poder real y vacila ante la necesidad de producir cambios de fondo en la estructura y la relación de fuerzas social que la determina. Por eso fue y es desplazado, antes por golpes de Estado y ahora también por las urnas.
¿Qué significa redoblar la apuesta?
Para cambiar en serio y ampliar las posibilidades de sostenerlo en el tiempo, no alcanza con las buenas intenciones ni con avances parciales; se exige redoblar la apuesta: confrontar a fondo con el privilegio y enfrentar el “sentido común”, la ideología dominante en toda la sociedad, que es precisamente la del bloque dominante.
¿Qué significa redoblar la apuesta, sea en la gestión para defender conquistas y profundizar el rumbo, sea en el llano para resistir y reunir fuerzas para dar vuelta la taba en favor de las mayorías?
Desde ya no es una convocatoria el exitismo, ni a las chicanas de la interna chica. Significa algo muy distinto a lo que practica la rama partidocrática del heterogéneo movimiento popular, que no solo la hay, sino que es predominante en su dirigencia.
Necesitamos que se reencuentren con el pueblo, que pongan el cuerpo en las luchas que crecen, pero aisladas, sin coordinación ni dirección política.
Es necesario convocar y lograr la unidad, pero la unidad de los luchadores, no un mero rejunte vacío de contenido, que no solo duele, sino que conduce al fracaso, antes o después de un desafío electoral.
Es necesario que esa unidad sea amplia pero a la vez institucionalizada, con protagonismo de las distintas fuerzas, con toda la amplitud que permita un acuerdo programático claro y acompañado por un plan de acción concreto, para gobernantes y gobernados, para dirigentes y militantes.
Preguntas, tan incómodas como necesarias
En ese camino hay que plantearse problemas de fondo como, a título de ejemplo: ¿es posible reconstruir el país y abrir un futuro de progreso y bienestar sin plantear una moratoria unilateral de la deuda externa, por el tiempo que reclame esclarecer su legitimidad y determinar las formas de pagos que permitan crecer a la nuestro país? ¿Es posible sin replantear una estrategia de independencia internacional que incluye acuerdos regionales y apelar a la cooperación e integración con los BRICS? ¿Seguiremos escuchando condenas a la bronca y el combate cuando negar la legitimidad de responder a la violencia es sellar un pacto con la crueldad?
La disyuntiva final
Unidad institucionalizada, programa y plan de acción. Cultivar la bronca, empujar la lucha organizada y transformarla en combate legítimo.
No son frases hechas, ni un recurso más melancólico que práctico.
¿Es difícil? ¡Claro que lo es! Llevamos años y acumulando dolores sin lograrlo. Pero, mientras no se logre, mientras no lo logremos, seguiremos ganando o perdiendo elecciones, conquistando y reconquistando derechos una y otra vez, pero retrocediendo a mediano y largo plazo.
Sé que no digo nada nuevo para tantos luchadores, pero es hora de empezar a decirle a la dirigencia y militancia, principalmente a la peronista, que es eso o seguir profundizando la decadencia, repetir fugaces triunfos y domingos aún más sombríos que el de este 26 de octubre.
Destacada
“Un mi padre de ron”, por Oscar Taffetani
 
														Un amigo cubano -cuyo nombre me reservo- me contó una vez que en sus últimos años Ismaelillo (el hijo de José Martí bautizado José Francisco Martí Zayas Bazán), quien a lo largo de su vida mantuvo una relación particular con los EEUU (creció en Brooklyn, intervino en la guerra de Independencia cubana, apoyó las intervenciones y el protectorado norteamericano y ya convertido en alto jefe militar se apartó de todo al fin de la conspiración de los ABC), solía rondar por hoteles y tabernas esgrimiendo un billete con la cara de su padre y pidiendo en voz alta “un mi padre de ron”. Deliciosa anécdota.
Me acordé de esto cuando ciertos dirigentes nuestros cuestionan -“por principios”- el inesperado salvavidas que Scott Bessent -amigo de Soros- le tiró al ministro Toto C. al comprar pesos argentinos la pasada semana (pesos que muy pronto estará recomprando, con ganancias).
Ay, si eso fuera todo! Esta dirigencia vernácula sigue sin entender que una buena parte del voto favorable al Advenedizo, ayer domingo, se debe a la perspectiva cierta de que al gobierno se le fuera todo de las manos -como a otros- por un “golpe de mercado”.
Fue un voto defensista y conservador, pero no un voto “colonialista”. Nuestros asuntos pendientes (deuda, recursos naturales, Estado, producción) siguen estando pendientes, y mi deseo es que puedan abordarse y resolverse sin perder las instituciones democráticas ni la Independencia argentina.
Nada, eso.
Destacada
“Represión y abandono en el Chaco: la comunidad Qom bajo ataque”
 
														Introducción
En la provincia del Chaco, las comunidades originarias vuelven a ser blanco de la represión estatal. La semana pasada, un violento operativo policial atacó una manifestación pacífica de la comunidad Qom en la localidad de Villa Río Bermejito, dejando decenas de heridos y varios detenidos. Detrás de los palos y las balas de goma, se esconde una crisis humanitaria marcada por el hambre, la falta de agua y la eliminación de pensiones no contributivas.
Para comprender la magnitud de lo que ocurre y el rol del Estado en este conflicto, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Johana Duarte, secretaria gremial de la UTEP.
LCV: “¿Cómo nace el conflicto que derivó en la represión a la comunidad Qom del Chaco?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en la provincia del Chaco, se graficó una situación que venimos denunciando en todo el país, pero que en algunos lugares, como las provincias del norte, se profundiza más: la crisis alimentaria y la que viven las comunidades originarias producto del brutal ajuste que lleva adelante el gobierno nacional. En este caso, también en complicidad con el gobierno provincial, encabezado por Leandro Zdero, alumno perfecto de Milei. Digo ‘alumno perfecto’ porque no solo es cómplice del ajuste nacional, sino que implementa en la provincia más pobre de la Argentina las mismas políticas: ajuste, persecución, estigmatización de los trabajadores y represión. Es un modelo calcado del nacional.”
LCV: “¿Qué situación concreta están atravesando las comunidades en el territorio?”
Johana Duarte: “En la zona del Impenetrable chaqueño, hace varios meses que no llegan alimentos ni asistencia en agua. Son derechos básicos contemplados incluso por un fallo de la Corte Suprema en 2016, que intimó a la provincia a garantizar el cumplimiento de esos derechos. Desde la asunción de Milei en la Nación y de Zdero en el Chaco, esa asistencia se cortó. Las comunidades reclaman hace meses la restitución de esos derechos básicos. A eso se suma la baja masiva de pensiones no contributivas, que eran el único ingreso de muchas familias. La situación es de una gravedad absoluta.”
LCV: “¿Cómo se produjo la represión?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en Villa Río Bermejito, las comunidades se habían congregado pacíficamente en la plaza central para movilizarse y exigirle al intendente que reclamara por los derechos que se están vulnerando. Pero el reclamo fue respondido con una represión feroz: más de 300 efectivos de la policía provincial atacaron a manifestantes indefensos, en su mayoría adultos mayores, mujeres y niños. Hubo casi 50 heridos y cinco detenidos. Lo más grave es que el operativo fue encabezado por el propio jefe de la policía del Chaco, mientras las mafias y el narcotráfico avanzan impunes en la capital. Es el modelo de seguridad impuesto por Patricia Bullrich: reprimir a los pobres en lugar de enfrentar el delito real.”
LCV: “¿En qué estado está hoy el conflicto?”
Johana Duarte: “Luego de la represión, las comunidades siguen en asamblea permanente. Reclaman tres cosas urgentes: alimento, acceso al agua y la restitución de las casi 10.000 pensiones dadas de baja arbitrariamente. Además, el Estado Nacional cerró oficinas como ANSES o el Ministerio de Capital Humano, y en esa zona la delegación más cercana está a 80 kilómetros, en Castelli. Es decir, no solo les quitan lo que necesitan, sino que también les niegan dónde reclamarlo.”
LCV: “¿Qué pasos se están dando frente a esta situación?”
Johana Duarte: “Las comunidades continúan en estado de asamblea y han iniciado acampes a la vera de distintas rutas del Chaco. Se exige al Poder Ejecutivo provincial que dé respuesta inmediata. La lucha va a continuar, porque las pensiones son un derecho adquirido y no vamos a permitir que se las arrebaten.”

 
																	
																															 
			 
											 
											 
											 
											 
											 
											 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	 
		
	