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Federico Zapata: “La sociedad reorganiza la política desde abajo mientras el sistema sigue sin entenderlo”
El politólogo y consultor político Federico Zapata, director de la consultora Escenarios, analiza el momento político actual tras las elecciones, la reconfiguración del sistema de partidos y la persistente crisis económica. En diálogo con La Columna Vertebral, Zapata reflexiona sobre el papel de los liderazgos locales, el ascenso de Javier Milei, la pérdida de sentido del peronismo y el modo en que la sociedad utiliza las urnas para expresar su malestar sin romper el orden democrático.
LCV: “¿Cómo estás viviendo este momento de la política? Hay muchas cosas para comentar, como la incorporación de Santilli y otros hechos recientes. Desde la consultora Escenarios, ¿este era un panorama que ustedes ya tenían previsto? Hace poco su encuesta sobre que la gente no llegaba a fin de mes generó mucha repercusión. ¿Cómo se ve este momento del país desde una mirada estratégica?”
Federico Zapata: “En los últimos meses notamos dos fenómenos que anticipaban lo que está ocurriendo. Por un lado, una crisis profunda de la microeconomía, de la economía real de la gente, que ya trasciende el problema inflacionario. Ese malestar fue una de las causas principales de la elección de septiembre. Por otro lado, sobre el final de la campaña, empezó a crecer la idea de que un triunfo del kirchnerismo podía empeorar aún más la situación económica. La gente combinó esas dos percepciones: el enojo con el gobierno y el temor a un regreso del kirchnerismo. En ese marco, La Libertad Avanza logró instalar que era la única fuerza capaz de ganarle al kirchnerismo. Fue un mensaje claro y eficaz, mientras que los gobernadores no lograron articular una alternativa nacional competitiva.”
LCV: “Ustedes destacan mucho la diferencia entre lo local y lo nacional. En los distritos, la gente vota por lo que conoce: el intendente, el gobernador, lo tangible. Pero a nivel nacional parece que se permite fantasear con algo más lejano, como la figura de Milei. ¿Por qué creés que se da este fenómeno?”
Federico Zapata: “Hoy la política no organiza a la sociedad: es la sociedad la que está reorganizando la política. No hay un liderazgo partidario o económico fuerte, sino una ciudadanía que acomoda el sistema según sus necesidades. En ese orden emergen los ‘gestores de proximidad’ —intendentes y gobernadores— a quienes se les asignan tareas concretas. Y, al mismo tiempo, un liderazgo nacional como Milei, que canaliza emociones potentes: bronca, decepción, miedo. Es impresionante pensar que aquel panelista exótico de televisión terminó siendo presidente. Maneja la angustia social con habilidad y la transforma en herramienta política.”
LCV: “¿Creés que sin esos sentimientos tan fuertes —la bronca, el miedo, la decepción— hubiera prosperado este discurso? Antes éramos una sociedad muy crítica del modelo estadounidense.”
Federico Zapata: “Las campañas del miedo no funcionaron porque la gente no teme a lo nuevo, sino a volver atrás. Cualquier alternativa al gobierno actual aparece como un retroceso. La sociedad siente que, con esfuerzo, logró cierto orden macroeconómico. No le alcanza, pero prefiere preservar eso antes que arriesgarlo. Espera que surja un liderazgo capaz de sumar crecimiento, consumo, inversión y trabajo.”
LCV: “Eso se parece mucho a la idea de un ‘capitalismo humano’, donde haya trabajo, industria y progreso. Sin embargo, desde algunos sectores se mira al pasado, incluso al 43 o al 45, como si el peronismo no pudiera producir una idea nueva.”
Federico Zapata: “El problema es justamente ese: el peronismo de los últimos veinte años se convirtió en una cáscara vacía. En su origen, en el 45, fue una creación original. Hoy repite consignas sin contenido. Si lo único que ofrecés es ‘volver’, mostrás impotencia. Renovar el movimiento implicaría crear un nuevo diccionario político, nuevos referentes y nuevas ideas. En cambio, cuando la estrategia es voltear al adversario para recuperar poder, la sociedad lo percibe como una amenaza. Ya no quiere caos ni regresos: quiere estabilidad y futuro.”
LCV: “Durante mucho tiempo se repitió que ‘se viene el estallido’ y la gente no estalló. Más bien canalizó su malestar votando, pero en sentido contrario al que algunos esperaban.”
Federico Zapata: “Exactamente. El voto fue una forma de reordenar sin romper. Pero en ese proceso también se perdieron valores importantes: salud, educación, cultura, familia. Son temas que hoy se mencionan con otro sentido, incluso desde sectores que los usan de manera individualista. Lo preocupante es que se vota en contra de la salud o de la educación pública sin advertirlo. Eso muestra un vacío de liderazgo capaz de defender esos valores en una clave moderna. Cuando se enuncian los viejos discursos, la gente simplemente deja de escuchar.”
LCV: “Coincido. Es urgente que el sistema regenere nuevos liderazgos capaces de ocupar los espacios que deja vacíos Milei. Y menos todavía si la política sigue hablándole a la gente desde el reproche.”
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Elecciones presidenciales en Chile: el análisis de Marcelo Cantelmi
En medio de un clima social agitado y un mapa electoral latinoamericano que oscila entre el desencanto y la desconfianza, conversamos con el periodista Marcelo Cantelmi para comprender qué hay detrás del resultado electoral chileno y del avance de fuerzas conservadoras en la región. Cantelmi propone leer los comicios más allá de las etiquetas tradicionales y sugiere que la clave está en un electorado que ya no vota a favor de un proyecto, sino en contra de aquello que teme. En esta entrevista, analiza la derrota del gobierno de Boric, el ascenso de Jeanette Jara y Franco Parisi, la figura de Kast y los paralelos con Argentina.
LCV:
“¿Cómo viste las elecciones en Chile?”
Marcelo Cantelmi:
“A ver, vamos a ir aclarando un poco las piezas. En Chile izquierda no hay: lo que existe es una centroizquierda. Estas etiquetas las vengo discutiendo mucho; prefiero sintetizarlo preguntando si es antisistema o prosistema, si es anticapitalista o está dentro del capitalismo. El gobierno de Boric, que gana las internas frente al Partido Comunista, tiene una línea claramente pro sistema. No nacionalizó nada ni aplicó políticas propias del viejo manual del PT o de la izquierda tradicional latinoamericana. En concreto, es socialdemocracia. Pero como estamos tan girados a la derecha, pensamos que un socialdemócrata como Willy Brandt o Mitterrand es un hombre de izquierda, cuando en realidad la socialdemocracia la inventó el propio capitalismo. Este tiene muchas variantes, una de las cuales surge tras la Comuna de París: el welfare, el Estado benefactor, que luego crece con la Revolución Industrial y deriva en lo que llamamos socialdemocracia o centroizquierda. La señora Jeanette Jara tiene un mérito enorme, no solo personal sino como significante: gana las elecciones viniendo del Partido Comunista en un país donde la gente realmente cree que el comunismo es una estructura enorme. Milei, Trump, ven comunistas por todas partes. Es notable. El comunismo les debe mucho. Recuerdo un chiste familiar de alguien que decía: ‘Si viene el comunismo, me voy al campo’. Más allá de que tengo diferencias con el comunismo por lo ocurrido en dictaduras, el tema izquierda–derecha es importante valorarlo así. ¿Qué pasó en Chile? Gana Jara con un gobierno muy deficiente detrás. La discusión concreta es eficiencia o ineficiencia. Boric hizo lo posible, pero no gobernó bien: no resolvió la Constitución, un verdadero fracaso. La seguridad social en Chile es muy mala: el salario mínimo está lejos de la línea de pobreza, la desocupación juvenil supera los 20 puntos y la salud pública puede tardar más de un año en atenderte. Él no pudo resolver deudas que venían del levantamiento de 2019, cuyo reclamo principal no era cambiar el sistema sino mejorar el existente. Ese reclamo sigue abierto y lo recibirá quien gane. Por eso es interesante que Jara gane con el 26,7% y aparezca Franco Parisi, un economista independiente, populista, antisistema, muy crítico, representante de la clase media, que sorprende con casi el 20%. No figuraba en las encuestas, que son un mamarracho en Chile. Sumando ambos porcentajes, casi la mitad del país dice: ‘No sé si me gusta Jara, no sé si me gusta lo que hizo Boric, pero no sé si me gusta lo que va a hacer el otro’.”
LCV:
“Claro.”
Marcelo Cantelmi:
“O sea, en eso no se diferencian: siguen votando en contra de algo. El gobierno intentó diferenciarse, incluso anunciando que iba a dejar el Partido Comunista. Pero objetivamente Jara es una excomunista, como muchos de su espacio. Y el comunismo se volvió un fantasma que recorre la academia más que la política real. En América Latina nunca hubo tanto capitalismo como en estos años; hasta las dictaduras son capitalistas. La discusión profunda sobre la izquierda se perdió. Hoy lo que hay son derechas duras, dictaduras o centroizquierdas tímidas como la chilena o la de Lula, cuyo gabinete es mayoritariamente de derecha. A los latinoamericanos nos gusta el centro y a veces la centroderecha. ¿Y quién es Kast? Un conservador que le gana a Boric hace cuatro años en primera vuelta; luego un regimiento de jóvenes lo salva a Boric en el balotaje. Entonces Kast se había parado en una derecha medieval, con comentarios antipáticos hacia las mujeres, grotesca, pinochetista. Ahora se cuidó: hizo una campaña inteligente borrándose. Tenía por derecha a un ultraderechista libertario, Johannes Kaiser, enamorado de Milei, de Trump y de la dictadura. Kast dejó que hablara él y se quedó como el centro. Puede provocar que en el balotaje quienes estén contra Jara lo voten. Matei y ese sector ya dijeron que lo acompañarán. Sumando sus votos, Kast puede ser el próximo presidente. Muy difícil que Jara logre revertirlo, sobre todo porque Parisi no habló y la disciplina del voto en balotaje es baja.”
LCV:
“No, por eso pensaba si en campaña llegara a prevalecer un discurso más pinochetista o antiderechos, si podría seducir como en Argentina o si allá dirían ‘no, tanto no’.”
Marcelo Cantelmi:
“No, no, estoy en desacuerdo. Los argentinos votaron porque estamos mal y no queremos estar peor. El problema es que lo que hay del otro lado no explica cómo va a mejorar la situación. Se termina votando en contra. Yo tampoco quiero que vuelva lo anterior, pero tampoco quiero esto: la pérdida de valores y culturales es enorme. El fenómeno antivacunas es hijo de la política de Milei. Es un mamarracho. No solo acá: el mundo entero está retrocediendo 200 años. ¿Por qué? Porque se vota cruzado. No se vota a favor, se vota en contra, y al votarse en contra uno se defiende. Vivimos un cuarto de siglo grave: la concentración del ingreso irrita a la gente, con razón, y esa irritación se expresa en votos contra el sistema.”
LCV:
“Exactamente, exactamente.”
Marcelo Cantelmi:
“En Chile pasa lo mismo. A veces me aburren análisis muy profundos sobre la progresía chilena: la discusión real es el bolsillo y el fracaso de los gobiernos progresistas en escuchar demandas simples como llegar a fin de mes, pagar el alquiler, acceder a un crédito, comprarse un auto, irse de vacaciones. Esa discusión la cedieron a la derecha. Hablaba con el presidente del Senado de España, del PP, y me decía: ‘La gente vota con el bolsillo y con la bronca por la corrupción’. Y es así. A veces incluso la corrupción pasa a segundo plano porque aparece la lógica del ‘roban pero hacen’. Cuando estás mal, nada de eso importa demasiado. Hasta Pinochet robó, convengamos. Así estamos.”
LCV:
“Para cerrar: ¿te imaginás a Milei cruzando la cordillera para abrazar al nuevo presidente si se da ese pronóstico?”
Marcelo Cantelmi:
“Sí. La imaginación política de Milei es esquemática. No distingue matices. Fue a Bolivia a saludar a Paz, un hombre de centroderecha, no de ultraderecha. Es de una democracia cristiana que cree en amortiguadores sociales que Milei considera socialistas, cuando en realidad son necesarios para que el sistema no colapse. A Kast le va a pasar lo que le pasó a Piñera: la demanda de las clases medias de Chile es muy clara. Es la de quienes iban a Plaza Italia a decir: ‘No podemos vivir como en Estados Unidos con sueldos de Namibia’. O de África. Esa demanda sigue abierta. Boric no la resolvió. Y eso es lo que le va a decir la audiencia urbana a Kast. El problema central es ese, y no sé si Kast está dispuesto a resolverlo.”
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Gustavo Morteo: El panorama de la apicultura y el rol de las cooperativas
En una extensa conversación con La Columna Vertebral, Gustavo Morteo, referente de la Federación de Cooperativas Apícolas, detalla el presente del sector, marcado por la pasión, la crisis y la búsqueda de nuevas herramientas comerciales.
La Federación, integrada por más de 35 cooperativas de todo el país, nació como una entidad de segundo grado con fines gremiales. Hoy intenta sumar peso comercial. “Queremos que la federación pueda hacer las dos cosas: representar al sector y empezar a operar comercialmente”, explica Morteo.
LCV: “Contame exactamente qué significa la Federación de Cooperativas Apícolas y cuánto hace que está constituida esta cooperativa de segundo grado.”
Gustavo Morteo: “La Federación de Cooperativas Apícolas es una entidad de segundo grado que agrupa a las cooperativas de primer grado, es decir, las cooperativas apícolas, que en conjunto conforman la federación. Participan cooperativas de todo el país, ya que es una federación nacional con más de 35 cooperativas.”
LCV: “Ajá.”
Gustavo Morteo: “Entre todas buscamos utilizar la federación como una herramienta gremial, pero también queremos darle volumen comercial. Estamos empezando a incursionar en esa dimensión para combinar lo gremial con lo comercial.”
LCV: “Gustavo, ustedes comercializan… ¿cuáles son los productos que comercializan?”
Gustavo Morteo: “El grueso de las cooperativas trabaja con miel a granel o miel fraccionada. También proveemos insumos que necesitan los productores: envases, medicamentos, materiales de apicultura, indumentaria y otros elementos. Además comercializamos la producción, tanto a granel como fraccionada, y las distintas variantes: producción de material vivo y derivados.”
LCV: “¿Qué es material vivo? Contame.”
Gustavo Morteo: “Es la provisión de colmenas para otros productores que desarrollan la actividad.”
LCV: “Me encanta. Desde la colmena hasta la ropa del trabajador. ¿Ustedes tienen todo eso dentro de la federación?”
Gustavo Morteo: “Intentamos articularlo. A veces es difícil porque hay cooperativas en el norte del país, otras en Buenos Aires, Córdoba, San Luis o Santa Fe. Son realidades distintas. En algunas zonas se producen abejas y en otras miel, según las floraciones. En áreas con mucho polen se produce más abeja; en zonas con más néctar, como Buenos Aires, se produce más miel. En Mendoza o en el norte, por ejemplo, hay más proteína, por lo que la abeja se reproduce más que en la provincia de Buenos Aires.”
LCV: “Entonces se me agolpan preguntas, pero quiero ir de a poco porque es una industria fascinante. ¿Cuánto tarda en formarse un apicultor?”
Gustavo Morteo: “Un apicultor nunca termina de formarse porque la abeja es un animal muy adaptable, y el apicultor debe aprender continuamente. En la escuela de apicultura de Tandil, donde soy parte, la formación básica dura un ciclo biológico, aproximadamente un año y medio. Luego los alumnos deben continuar profesionalizándose con tecnicaturas y formación específica.”
LCV: “¿Y de dónde vienen esos alumnos? ¿Son hijos de apicultores o es una vocación nueva? ¿Qué motiva a un joven a acercarse a la apicultura?”
Gustavo Morteo: “Hoy es una vocación más sentimental que económica. La actividad no atraviesa su mejor momento en términos de rentabilidad debido al clima y los cambios en la actividad agrícola. Los costos aumentaron. No es una actividad que entusiasme por lo rentable, sino por la pasión. Obviamente uno busca ganar dinero, pero hoy pesa más el vínculo emocional con la apicultura.”
LCV: “¿Tienen competencia de importación?”
Gustavo Morteo: “No. Lo que sí tenemos son problemas al vender, principalmente por los aranceles que impuso Estados Unidos. Eso nos baja los precios y dificulta las ventas en uno de nuestros principales mercados.”
LCV: “Cuando venden a granel, ¿quién es el cliente? ¿Y la miel fraccionada dónde se vende?”
Gustavo Morteo: “El fraccionado se vende mayormente en el mercado interno. El granel es para exportación. Estados Unidos es uno de los principales compradores, aunque hoy aplica dumping y otros aranceles. Europa también compra, pero paga mucho menos.”
LCV: “¿Qué industrias se nutren de la miel además de la gastronómica?”
Gustavo Morteo: “El grueso del consumo es domiciliario. Lo industrial es mínimo.”
LCV: “¿Cosmética, bebidas alcohólicas…?”
Gustavo Morteo: “Representan un volumen ínfimo. El fraccionado apenas representa entre el 5% y el 7% de la producción total. No mueve el amperímetro respecto al granel.”
LCV: “Vos sabés que cuando dijiste Europa pensé en champú, cremas… ¿Usan miel real o esencias?”
Gustavo Morteo: “Usan miel, pero en proporciones muy pequeñas dentro del producto. No es un consumo masivo.”
LCV: “Con muy poquita miel hacen mucho…”
Gustavo Morteo: “Si querés un jabón con miel, lleva mucha glicerina y poca miel.”
LCV: “¿Vos cómo llegaste a este negocio?”
Gustavo Morteo: “Por familia. Desde los 12 años ayudaba a mis hermanos y a mi papá. Crecimos a media cuadra de uno de los productores más grandes de Sudamérica, la familia Carrasco. En la zona todos aprendieron el oficio allí, por lo que la actividad se difundió mucho. Una vez que entrás, te enamorás. Lo económico va y viene, pero la pasión crece.”
LCV: “¿Y tu familia? ¿Tus hijos también se dedican?”
Gustavo Morteo: “Mis hermanos también trabajan en la actividad y compartimos la cooperativa. Nuestra cooperativa se fundó en 1989, así que ya superamos varias etapas difíciles.”
LCV: “Tal cual.”
Gustavo Morteo: “Hemos pasado varios combates.”
LCV: “Las cooperativas también sufren crisis periódicas. ¿Cuál fue el peor período y cuál es la situación actual?”
Gustavo Morteo: “El peor fue en 2003-2004, con la crisis de los residuos nitrofuran. Hubo una supuesta contaminación que se transformó en una barrera paraarancelaria. Durante dos años no pudimos comercializar. No sabíamos dónde estaba el problema. Fuimos manoseados por exportadores y algunos organismos públicos.”
LCV: “¿Y de ahí se levantaron?”
Gustavo Morteo: “Sí. La provincia de Buenos Aires financió la compra de un equipo para un laboratorio que permitió analizar contramuestras y buscar el origen del problema. Cuando el equipo empezó a funcionar, el problema desapareció.”
LCV: “¿Y hoy cómo estamos?”
Gustavo Morteo: “Complicados. El combustible es carísimo y esencial para la producción. La chapa de los tambores también, llegando a representar entre el 12% y el 15% del valor del producto. Hoy 1 kg de miel equivale a 1,3 litros de gasoil.”
LCV: “Terrible.”
Gustavo Morteo: “Sí.”
LCV: “El análisis de estas dificultades fue uno de los temas que hablaron con Gildo Honorato.”
Gustavo Morteo: “Sí. También hablamos de la necesidad de regularizar las cooperativas provinciales para que puedan recibir acompañamiento. Y trabajamos en un proyecto de la federación para comprar insumos, transformarlos en kilos de miel y exportarlos directamente.
“Para avanzar, necesitamos cooperativas ordenadas. Lo que está claro es que cuando el Estado está presente, controla y trabaja junto a las cooperativas, estas crecen. En la nuestra pudimos desarrollar un aserradero, una carpintería, un área de limpieza de cuadros y un sector de fraccionamiento, todo gracias al acompañamiento estatal. Cuando el Estado funciona y controla, protege a los ciudadanos.”
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Martín Rodríguez: la política entre el desencanto y la necesidad de volver a pensar
LCV: “Martín Rodríguez, cronista político, poeta, columnista y director de Revista Panamá. Durante años fue colaborador en La Política Online, Miradas al Sur, Noticias Urbanas, Le Monde Diplomatique y Revista Crisis. También fue columnista del programa Radio Gente de a Pie junto al querido Mario Wainfeld, y actualmente participa en Hermosa Mañana, el canal de streaming Gelatina.
Publicó dos libros de ensayo político: Orden y progresismo (2014) y La grieta desnuda, junto a Pablo Touzón. En 2021 fue compilador y autor de ¿Qué hacemos con Menem? y en 2023 publicó su último libro de poesía, Balada para una prisionera, por Caleta Olivia.
Martín, además de tu trabajo como editor y fundador de Revista Panamá, con una mirada siempre innovadora, sos poeta. Y eso, creo, se nota en cómo pensás la realidad. ¿Lo ves así?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “¡Ay, sos tan generosa! Primero, gracias por la invitación. Y sí, nombraste a Pablo Touzón, que fue también fundador de Panamá. Éramos la línea fundadora, allá por 2011 o 2012. Hicimos una revista política para esperar volver a la política. Y al final funcionó la revista.
Hay una película de Woody Allen, Ladrones de medio pelo, donde un grupo de amigos decide robar un banco y alquilan una panadería al lado para hacer un túnel. Bueno, saquemos la parte delictiva y quedémonos con la metáfora: nosotros armamos una revista para, en algún momento, volver a la política. Y al final, funcionó la panadería.”
LCV: “Y funcionó porque nunca se permitió pensar cómodamente. Panamá caminó por el ripio, por el desierto, con una bolsita de sal. Vos, Pablo y tantos otros se animaron a romper moldes. Muchos, que en su momento discutíamos la dureza de esas miradas, hoy encontramos cobijo en ese espacio.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí, creo que Panamá funcionó porque se animó a pensar incómodo. Desde el inicio sabíamos que no queríamos escribir con pantuflas.”
LCV: “Hay una frase que me dijo mi madre en los 70, cuando lloraba viendo a Perón decir cosas con las que no estaba de acuerdo. Me dijo: ‘Sos dueña de tus decisiones. Cuando ves, ves. Y no vas a dejar de ver nunca.’ Es eso: cuando ya viste, elegir seguir es una decisión.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Hermosa escena. Y sí, incluso con Pablo nos gusta mucho el último Perón, pero son discusiones difíciles. En política, el diario del lunes siempre es más fácil.”
LCV: “Exactamente. Y si traemos eso al presente, parece que seguimos atrapados en un seguidismo ciego. Escuchás votantes que dicen: ‘No me importa lo que hicieron mal, los voy a votar igual.’ De un lado y del otro. ¿Qué lectura hacés de eso?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Con Pablo escribimos La grieta desnuda para tratar de entender justamente eso. Lo que llamamos ‘el régimen de la política polarizada’: una política que podía asegurar representación, pero no hegemonía ni transformación.
Desde 2011, la Argentina vive una decadencia económica continua: no crece el PBI ni el empleo privado; solo creció el empleo público. La polarización se intensificó al mismo tiempo que la economía se deterioró. Estamos mal representados.
Milei, con toda su disrupción, es parte de esa continuidad. Patea tableros, devora a Macri como una boa constrictora, y deja a los viejos liderazgos —Cristina y Macri— desgastados. El peronismo, además, quedó atrapado en una interna antropofágica. Cuando la disputa llega a Kicillof, ya es casi filial: la madre contra el hijo político.”
LCV: “Y en ese contexto, aparecen frases como la de Taiana, que habló de una ‘manada’ de jóvenes votantes varones entre 16 y 30 años. Una palabra muy desafortunada. ¿Qué lectura hacés del voto joven y de este nuevo electorado tan emocional?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Creo que es una mezcla. Vivimos una época sin paciencia, con cultura del scroll y consumo rápido. Milei gobernó así: quiso mostrar resultados en dos meses.
No espero que Taiana entienda a los nuevos votantes, pero tampoco es solo un tema generacional. Hay una comodidad, un tipo de analista que vende la revolución ajena, que juzga desde un podio. Y la política no puede hacerse desde un podio.”
LCV: “Pero Milei es, de algún modo, la foto de la sociedad que somos.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí. Su paso electoral y su gobierno revelan el estado de nuestra sociedad. Lo que falta es paciencia para leer, para entender. Hace falta una renovación de ideas y de nombres. Pero muchos se dedican a bloquearla. Cristina y Máximo, por ejemplo, impidieron la renovación de nombres, y Kicillof no trajo una renovación de ideas.”
LCV: “Pienso en cuánta gente valiosa se fue quedando afuera de la política. Ustedes, en 2011, se fueron al desierto con la bolsita de sal. Había cuadros para otra batalla cultural —si se me permite el término—, pero esa batalla nunca se dio.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí, porque se confundió poder con trascendencia. El sistema político se dedicó a reproducirse a sí mismo, no a abrir el juego. Hoy las listas se arman para sostener la propia clase, no para representar la realidad.”
LCV: “Y esa realidad, sin embargo, logró cosas. Digo, la marcha del orgullo, la ampliación de derechos, los cuerpos diversos en la calle. Son logros culturales que no se reconocen.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Claro. La ‘batalla cultural’ no debería ser un cliché. Es la batalla de las ideas eternas de la política. Cada época tiene ruptura y continuidad. Con Milei hubo una aceleración, un cambio generacional que nos envejeció rápido a muchos. Pero comprender la época no significa obedecerla.
Una época no es un mandato: es una condición. El deber del intelectual, del político, del trabajador de la cultura, es dudar. Las certezas de piedra nunca ayudaron a nadie.”
LCV: “Exacto. Y eso se enlaza con otra palabra que desapareció del lenguaje político: ‘nosotros’. Todo se volvió ‘yo’. Y también desapareció ‘trabajador’. ¿Qué valor tiene hoy para vos ese ‘nosotros’?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “El ‘nosotros’ tiene que ser una casa sin llave, una puerta abierta. No puede ser un refugio cerrado. Es un ‘nos’ con ‘otros’.
Y eso tiene que ver con mirar. Con ver al otro tal como es. Cuando Perón contempló la Plaza de Mayo el 17 de octubre, miró durante quince minutos a la clase obrera tal como era. Para construir un ‘nosotros’, primero hay que abrir los ojos.
Eso, creo, la política peronista lo perdió hace mucho. Y es algo que interpela a todos, no solo a los peronistas. La izquierda también se encierra en su cubículo.”
LCV: “Totalmente. Hoy el desafío es volver a mirar, volver a pensar, volver a creer en la construcción de sentido.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí. Volver a creer en el pensamiento y en los trabajadores. Porque sin ellos no hay política posible.”
Eppur si muove! Semana del 15 al 19D/ “El país se movilizó contra la reforma”, por Alberto Nadra
Uruguay y el factor Blair (Parte I), por María Urruzola

