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Lectura Recomendada: “La Revolución del 18”, por Pablo Touzon para Panamá Revista

¿Qué define una revolución? El siglo XXI universalizó el uso de la palabra y, en alguna medida, la domesticó: hasta la misma propaganda cambiemista supo hablar de su propia “Revolución de la Alegría”, hoy ya transmutada en una suerte de módico y frío optimismo de Estado, la repetición cansina de una fórmula gastada. Y sin embargo, la Argentina de los últimos años vivió una revolución, una que no está encarnada en ningún partido, sindicato o gobierno, y que a pesar de esto (o, más precisamente, por esto) modificó de forma radical lo más profundo de la vida cotidiana. ¿Imaginaban las organizadoras de la marcha de “Ni una Menos”, aquel 3 de junio de 2015, el movimiento que estaban dando a luz? Es poco probable, y esta es una de sus peculiaridades, entre muchas otras. La ola verde no tiene el formato leninista (o kirchnerista, para el caso) de una movilización organizada desde y para un objetivo estatal, y también de referencias y liderazgos exclusivos o excluyentes. Si mañana el Presidente de la Nación llama a su Jefe de Gabinete y le pide “cerrar” algo con el movimiento feminista, ¿a quiénes llaman? ¿Y qué representatividad podrían arrogarse sus múltiples referentes mediáticos sobre su derrotero? ¿Quiénes son “las bases”, y quiénes su liderazgo? De ahí la pregunta trillada que obsesiona a la política: “¿Quién acumula?”, la pretensión de quien se presenta con un balde de playa delante de un tsunami. “Nadie”, podría ser la respuesta, lo cual remite a decir “todos”. El movimiento de mujeres es uno en donde las bases y los liderazgos se confunden, lo cual potencia su alcance en una era de crisis general de la representación política. La elude cristalizándola.

“LA ARGENTINA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS VIVIÓ UNA REVOLUCIÓN, UNA QUE NO ESTÁ ENCARNADA EN NINGÚN PARTIDO, SINDICATO O GOBIERNO, Y QUE A PESAR DE ESTO MODIFICÓ DE FORMA RADICAL LO MÁS PROFUNDO DE LA VIDA COTIDIANA”

Las mujeres argentinas protagonizaron un 17 de Octubre en cuotas insertándose en la más pura tradición nacional de ocupar la plaza, física y metafóricamente. Su revolución se introdujo en todo, se hizo carne en la vida real, en el trabajo y en el sexo, en los medios y en la calle,  en las listas electorales y en el lenguaje, cortando a la sociedad transversalmente en un clivaje nuevo. En el congreso nacional introdujo la discusión más importante que puede dar la política, aquella sobre las distintas definiciones de la vida y la muerte y la potestad de las fronteras sobre lo único que realmente poseemos: el cuerpo. Solo desde la perspectiva del “materialismo” más miope puede interpretarse que una discusión de estas características esta hecha para “tapar el ajuste”.

¿Es micropolítica una agenda que interpela directamente a más de la mitad de los argentinos? El FMI, el déficit fiscal, la distribución del ingreso, los paros generales, la CGT, Cristina, la interna peronista y Comodoro Py son, en todo caso, parte del paisaje recurrente de una Argentina que se muerde la cola. Ya estaban y probablemente estarán. El movimiento feminista es casi la única verdadera novedad en la monotonía depresiva de estos años de estanflación y grieta; podría decirse al revés, que el acuerdo con el FMI “tapa” la discusión sobre la interrupción voluntaria del embarazo. La paradoja es que este solo comparte el podio  de “lo nuevo”con los movimientos sociales ligados a Francisco, el embrión posible de una forma de representación poslaboral de los trabajadores argentinos. Dos formas políticas del siglo XXI.

“SI MAÑANA EL PRESIDENTE DE LA NACIÓN LLAMA A SU JEFE DE GABINETE Y LE PIDE “CERRAR” ALGO CON EL MOVIMIENTO FEMINISTA, ¿A QUIÉNES LLAMAN?”

Resulta llamativo el esfuerzo de demandarles una prolijidad y asepsia que ninguna revolución jamás tuvo: en ese sentido, la Revolución de las Mujeres no escapa a las generales de la ley. La termodinámica de las revoluciones tiene siempre sus jacobinos y sus girondinos, sus mencheviques y sus bolcheviques, el Terror y la Razón. Sus libertarios y sus comisarios políticos. La poesía y el patrullero. Toda Revolución tiende también a ser autorreferencial y algo monotemática: hace rotar al mundo alrededor de su propio eje, y así como los setentistas podían interpretar hasta un córner con las categorías de la lucha de clases, las feministas pueden leer hoy hasta la Batalla de Pavón en términos de agenda de género. Nada más natural: todo lo que nace lo hace a los gritos. “Sorora” es como “ciudadano” o “camarada”, menos una descripción empírica que una aspiración ideológica, el nombre en construcción de una nueva comunidad política.

Quedará para la historia que Mauricio Macri fue quien habilitó la discusión sobre el aborto en la Argentina, posibilitando con su media venia un ejercicio de debate que siempre quedaba “para épocas mas tranquilas”, lo que en Argentina equivale a decir jamás. Un triunfo simbólico que él mismo se escamoteó en los últimos días y sobre todo en la noche de la votación en Diputados, cuando su neutralidad se pareció muchísimo a una indolencia indiferente, un laissez faire al cubo: que decida el Congreso y que gobierne el Fondo.  El Presidente prescindente. Una frivolidad insólita frente al posible derrotero de la discusión que él mismo abrió: ¿Qué pasaba en el país esa noche si la ley no salía? ¿ Que pasará sino se aprueba en Senadores? Fue el “Poné la fecha” de los liberales argentinos ante su propio gobierno, ansiosos por el “gradualismo decisorio” del Presidente, del cual emana siempre una sensación de microcálculo perpetuo ajeno a toda convicción. Un casero ausente.

“EL FMI, EL DÉFICIT FISCAL, LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO, LOS PAROS GENERALES, LA CGT, CRISTINA, LA INTERNA PERONISTA Y COMODORO PY SON, EN TODO CASO, PARTE DEL PAISAJE RECURRENTE DE UNA ARGENTINA QUE SE MUERDE LA COLA”

La cámara de diputados argentina funciona como un mix de Intratables y Polémica en el Bar: los “famosos” al tope para encabezar la lista y la masa necesaria de “runflas” para votar lo que el poder mande después. El tema es cuando el poder no quiere nada: “¿cuál es la orden?” era la pregunta de la bancada oficialista. Pregunta que queda aún sin respuesta en la votación en el Senado, sobre todo con Gabriela Michetti como presidenta del cuerpo. Autogestión como en la selección nacional. Y una votación definida en gran parte por un peronismo que después de muchos años volvió a dar señales de vida sintonizando otra vez con la calle y la sociedad. Verna, Pichetto, CFK y Felipe: una paradojal forma de unidad de un movimiento que siempre se jactó de poder interpretar “la marcha de la Historia”, aun a desmedro de sus propias posiciones anteriores. La regla de oro de Néstor Kirchner años 2000: los representarás a todos. Porque desde aquella época hasta ahora es la sociedad la que, para bien o para mal, marca el paso. Comentario aparte para el radicalismo que baja las banderas: la contabilidad previa de sus votos en el Senado arroja un número insólito. El partido de las libertades individuales vota contra el aborto. Es la imagen del peronismo votando la flexibilización laboral (pero sin Banelco).

Muchos oficialistas apelaron la noche de la media sanción al manual de instrucción cívica y las reglas de la división de poderes ante la inacción política. “Típico de peronista creer que se abre una discusión para cerrarla a tu favor”, se oyó y leyó decir entre las tribunas amarillas. En la gran película de Steven Spielberg sobre Abraham Lincoln y la votación de la emancipación de los negros americanos hay una respuesta a este planteo. Lincoln no solo “abre la discusión”, se involucra en ella, y recurre a todos los medios posibles para lograr el resultado histórico. Y eso que, hasta donde sabemos, Lincoln no era peronista.

“LA TERMODINÁMICA DE LAS REVOLUCIONES TIENE SIEMPRE SUS JACOBINOS Y SUS GIRONDINOS, SUS MENCHEVIQUES Y SUS BOLCHEVIQUES, EL TERROR Y LA RAZÓN. SUS LIBERTARIOS Y SUS COMISARIOS POLÍTICOS. LA POESÍA Y EL PATRULLERO.”

En su discurso final, la diputada Lospennato tuvo un gran acierto al  insertar la actualidad del movimiento de mujeres como el capítulo contemporáneo de una lucha histórica, cuando citó a las referentes que en soledad y con un contexto político y social hostil sostuvieron la pelea por la IVE; casi como los dirigentes del movimiento obrero hablando de los primeros y solitarios sindicalistas (y una notable excepción en el PRO, que todo lo deshistoriza). Toda historia tiene su prehistoria.

Sea como sea el resultado en el Senado,ya existe en el país un nuevo y muy, muy singular movimiento político. En este paisaje lunar de la Argentina en donde el invierno ya definitivamente llegó, solo queda por decir: “Yo viví la Revolución del ‘18”. Y que sea ley.

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“Streaming en Argentina: Pablo Storino revela sueldos, precarización y la batalla del SATSAID por la registración laboral”

En exclusiva con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Pablo Storino, pro secretario gremial del SATSAID, aborda la situación laboral y económica del sector del streaming en Argentina. El dirigente describe las profundas desigualdades entre los distintos canales, los niveles de registración y precarización existentes, y el rol del sindicato frente a este nuevo escenario comunicacional.

LCV:

“¿Cuál es la situación laboral real de los canales de streaming? ¿Cómo es esto que parece un jolgorio? ¿Todo es divertido? Somos todos amigos, nos matamos de risa… pero cuál es la situación económica y laboral de los compañeros de streaming?”

Pablo Storino:

“La situación del mundo del streaming hoy es muy dispar. Existe un grupo reducido —un top 10 o 20— que logró monetizar sus contenidos, profesionalizarse y constituir unidades económicas que permiten formalizar relaciones laborales, registrar trabajadores y blanquear actividades. Pero también hay muchos otros que sobreviven como pueden, trasladando esa precariedad a quienes trabajan allí: falta de registración, salarios muy bajos y condiciones inestables. Esto genera la pregunta de si el streaming es una burbuja o si, con el tiempo, se asentará dejando afuera a quienes no puedan consolidarse como organizaciones empresariales.”


LCV:

“La mayoría está informalizada o son factureros.”

Pablo Storino:

“La situación es heterogénea. Hay empresas como Luzu TV, con 110 trabajadores registrados y salarios que van de dos a cuatro millones de pesos. Y hay otras como Olga, con un alto nivel de precarización, donde muchos jóvenes están como monotributistas cobrando entre 500.000 y 600.000 pesos. En algunos canales hay explotación evidente, y son justamente los que desde el SATSAID estamos denunciando y tratando de regularizar. También existen proyectos como Gentina, Futurock, Vorterix o Bondi que tienen relaciones laborales formalizadas y en condiciones.”


LCV:

“Perfecto. Bien o mal, ¿no? Porque estos sueldos que me decís serían formalizados. ¿Bien o mal?”

Pablo Storino:

“Totalmente. Es trabajo registrado, con aportes a la jubilación, a la obra social y todos los derechos laborales que corresponden.”


LCV:

“Buena cuna tiene ese pibe. Sé que viene de una familia de trabajadores y no se quedó en el camino con la experiencia. ¿Cuál ha sido la experiencia general?”

Pablo Storino:

“Existe una situación común tanto en proyectos identificados con la derecha como con la izquierda. Por ejemplo, algunos streaming de línea más conservadora desconocen las leyes laborales y evaden responsabilidades, pero lo mismo sucede en otros que se presentan como progresistas. Desde el SATSAID entendemos que la falta de registración responde a una lógica económica transversal: no pagar aportes patronales ni cumplir con los pisos salariales establecidos por el convenio colectivo. Contra eso nos enfrentamos todos los días, venga de donde venga.”


LCV:

“La paritaria de los trabajadores de cable: ¿cómo cerró?”

Pablo Storino:

“En este contexto, la paritaria viene cerrando bien. Logramos que las empresas de la Cámara TAC paguen mes a mes el índice de inflación del INDEC, aunque no coincidamos con el método de cálculo del organismo. Por lo menos eso evita una pérdida mayor del poder adquisitivo. Llegar a este acuerdo requirió asambleas, paros y mucha presión, pero finalmente TAC entendió que no íbamos a aceptar que los salarios quedaran por debajo de la inflación.”

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Daniel Yofra: “Vamos a tener que armar Frente Sindical para resistir la reforma laboral”

En exclusiva con La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, Daniel Yofra expone la postura del Sindicato de Aceiteros frente al avance de la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional. Desde la crítica a la inacción de las centrales sindicales hasta el análisis de la situación industrial y el impacto en los derechos laborales, Yofra plantea la necesidad de construir un frente sindical amplio para enfrentar los cambios propuestos. La conversación aborda tanto las implicancias materiales de la reforma como el rol político del sindicalismo en el actual contexto económico y social.

LCV:
“Contame la postura del Sindicato de Aceiteros frente a la reforma laboral.”

Daniel Yofra:
“Estamos preocupados por lo que está pasando y por la inacción del sindicalismo ante una reforma laboral que, en algunos casos, va a legalizar la precariedad laboral y, en otros, va a intentar imponerla cuando tengan la herramienta para hacerlo. Nosotros vamos a salir a luchar como siempre lo hicimos, como el año pasado con la Ley Bases. Este año no será la excepción. Vamos a oponernos porque es un legado que nos dejaron los trabajadores y trabajadoras aceiteros y desmotadores. Tenemos la responsabilidad de defender lo que otros conquistaron y ya no están: desaparecidos, asesinados, encarcelados. Todo lo que ocurrió en la historia de la lucha obrera hoy lo quieren borrar de un plumazo bajo el título de ‘modernidad laboral’, cuando en realidad quieren volver cien años atrás.”

LCV:
“¿Piensan llevar adelante una huelga si avanza la reforma? Supongo que no como una acción aislada, sino como parte de la unidad sindical.”

Daniel Yofra:
“Estamos tratando de que otras organizaciones se sumen y esperamos que la nueva CGT o el nuevo triunvirato entiendan que hay que ir a una huelga, salvo que tengan otra estrategia que hasta ahora no ha funcionado. Ni siquiera los llaman a discutir la ley. Los empresarios escriben la reforma laboral y este Gobierno la lleva adelante porque tiene compromisos con quienes lo llevaron al poder.”

LCV:
“Esto de que los empresarios escriban las leyes ya pasó con Macri. Hoy, con el respaldo electoral que tiene, Milei cree posible avanzar en reformas que afectan a todos los sectores industriales. ¿Cómo visualizás este escenario, especialmente respecto a la desindustrialización, la caída del empleo y la pérdida de mano de obra calificada?”

Daniel Yofra:
“En nuestro sector no se siente la importación indiscriminada, pero sí afecta a sectores que dependen del mercado interno. Cerraron más de 20.000 pymes y hay 270.000 trabajadores despedidos. Muchas empresas están importando lo que antes producían, como la química de Río Tercero, que fabricaba insumos para colchones y hoy los importa, dejando a más de 200 trabajadores en la calle.”

LCV:
“Si avanzara la flexibilización horaria, el salario variable —el ‘sueldo dinámico’— o las vacaciones en cuotas, ¿cómo sería la industria bajo ese régimen?”

Daniel Yofra:
“Los trabajadores perderían la posibilidad de ordenar su vida fuera del empleo. No podrían programar vacaciones ni prever ingresos básicos. Sería tan simple y grave como eso.”

LCV:
“Muchos argumentan que hoy la informalidad ya impide planificar la vida.”

Daniel Yofra:
“Esto empeoraría la situación de quienes hoy sí tienen estabilidad laboral. Hay casi 9 millones de trabajadores registrados. El año pasado decían que la reforma iba a traer inversiones y empleo; no ocurrió nada. Los empresarios no necesitan que se quiten derechos. Necesitan industrializar la materia prima, necesitan crédito, necesitan que haya consumo. Con salarios por debajo de la pobreza —más del 90% de los registrados están así— no hay consumo, no hay producción y no hay trabajo.”

LCV:
“Se suele decir que los sindicatos industriales están defendiendo a un universo de trabajadores cada vez menor. Lo que planteás va en sentido contrario.”

Daniel Yofra:
“Hoy tenemos dos problemas. Primero, diputados y senadores que nunca trabajaron bajo patrón, dependen de patrones o directamente lo son. Van a instalar mentiras para poner a la sociedad en contra del sindicalismo y de la CGT, que es la central más grande del país y de Sudamérica. Segundo, la inactividad de la CGT. Si no cambia el rumbo, creyendo que sólo con diálogo lo logrará —cuando ni siquiera los llaman— será difícil torcer la historia. Seguramente vamos a tener que armar un frente sindical que luche contra esto.”

LCV:
“Para cerrar: ¿están trabajando en algún proyecto alternativo a la reforma? ¿Hay algo con los diputados sindicales o dentro de la CGT?”

Daniel Yofra:
“No participé de la reunión con los compañeros supuestamente afines al movimiento obrero. Creo que son muy pocos para el momento de la votación y no tengo detalles de la contrapropuesta. Pero no hace falta ser científicos para mejorar la vida laboral. Nosotros lo comprobamos con los comités mixtos de seguridad e higiene. Bajamos la accidentología y las muertes laborales, incluso sin una ley vigente en muchas provincias. Los derechos de los trabajadores también benefician a los empresarios. Ellos se quejan de la industria del juicio, pero no hacen nada para evitar accidentes. ¿Qué quieren? ¿Trabajadores mutilados y sin indemnización?

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“18 años de proscripción, memoria y militancia: conversación con Gustavo Campana”

El periodista Gustavo Campana reconstruye recuerdos personales y políticos alrededor del 17 de noviembre de 1972, fecha del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina tras 18 años de exilio. Desde la mirada de un niño de 10 años que seguía los acontecimientos desde un televisor en blanco y negro, hasta el análisis histórico de la resistencia, la militancia, el rol del movimiento obrero y las operaciones del poder real, Campana hilvana una lectura profunda del período y de sus continuidades hasta el presente. La charla, atravesada por testimonios personales de quienes vivieron la época, permite comprender por qué el Día de la Militancia es, además de una efeméride, una narrativa colectiva de lucha, memoria y disputa política.

LCV: “¿Dónde estabas vos el 17 de noviembre de 1972?”

Gustavo Campana: “Cumpliendo 10 años y mirando desde el televisor en blanco y negro de mi casa lo que sucedía en Seisa y en sus alrededores. Lo vivía desde un lugar particular, porque el decreto 4161 nos había marcado.
Nací en el 62, por lo tanto Perón era el hombre prohibido, el que no se podía nombrar. Era ese peronismo que, en la clandestinidad, le contaba todos los días al pueblo que seguía vivo.
A principios del 72, finales del 71, empezó a aparecer a través de los noticieros que levantaban un poco la persiana de la censura. Eran esos reportajes donde le preguntaban: ‘¿Qué va a hacer usted para volver?’ ‘Nada. Todos mis enemigos.’ ‘General, durante tanto tiempo hubo gente que quería que usted se muera y hoy no quiere que se refríe.’ ‘Se están acordando tarde, porque ahora me estoy muriendo.’
Todo eso llegaba al living, al televisor sin control remoto y en blanco y negro, y atravesaba a un pibe de 10 años por todas partes.”

LCV: “¿Qué impronta había en tu casa? ¿Qué opinaba tu madre mientras cocinaba o tu padre? ¿Qué les provocaba ese regreso?”

Gustavo Campana: “Mi viejo había sido obrero gráfico y militante socialista. En ese momento trabajaba como portero en Belgrano. No le daba para ser antiperonista, pero estaba cerca. Mi mamá era más silenciosa, pero la información entraba por todos lados.
Y había algo claro: un año después mi viejo no votó ni a Cámpora ni a Perón. Seguramente votó a Corvalán en marzo del 73. En la segunda vuelta no sé; estaba mal. No tan mal… pero por ahí andaba.”

LCV: “Antes de ir al país al que vuelve Perón, una pregunta importante para quienes son jóvenes: ¿por qué el 17 de noviembre se transforma en el Día de la Militancia?”

Gustavo Campana: “Porque ‘lucharon y volvió’. Ese es el dato central.
En ese ‘lucharon’ hay una mixtura entre la resistencia peronista, que se pone de pie tras el golpe del 55, y la juventud maravillosa que se suma a fines de los 60, en el trasvasamiento generacional del que hablaba Perón en sus entrevistas con Pino y Getino.
La Juventud Peronista fue clave, pero no fue la única: estaba el trabajo de la resistencia del 56, el Plan Conintes, la pelea en la calle de los grupos armados —Uturuncos, FAP, Montoneros—, la tendencia, la CGT, el corazón peronista de la CGT de los Argentinos, y el Cordobazo con Atilio López.
Todo ese encadenamiento de hechos empuja a un régimen en decadencia, la tercera etapa de la Revolución Argentina, que había pasado por Onganía, por el experimento breve de Levingston y finalmente por Lanusse.
Todos necesitaban a Perón, propios y extraños.”

LCV: “Estamos haciendo un documental sobre sindicalistas desaparecidos. Ricardo Vaschetti nos decía que desde el minuto cero en que se abrió el proceso electoral que llevó a Cámpora ya se estaba armando el golpe del 76. ¿Coincidís?”

Gustavo Campana: “Sí. El golpe del 76 es un objetivo claro, sobre todo después de la muerte de Perón.
El Grupo Ascuénaga —Martínez de Hoz y compañía, reunidos en un petit hotel de la calle Ascuénaga, propiedad de Blaquier— empieza a tejer la política económica que después se aplicará, respaldada por Rockefeller, el Chase Manhattan Bank y Kissinger.
Después del 11 de septiembre del 73, con el golpe en Chile, se consolidó el Plan Cóndor y la decisión del poder real de cambiar la matriz económica: de un país industrial, con trabajo a tres turnos y 2% de desocupación, a un país rentístico-financiero dedicado a la especulación.
La implosión del país no empieza en el golpe: tiene una etapa anterior, el Rodrigazo, armado por la derecha liberal.”

LCV: “Incluso a nivel leyes: la de represión a movimientos subversivos en espacios sindicales sale en el 74.
Pero volviendo al 72: Cámpora dijo que la primera medida económica de Perón sería la independencia del Fondo Monetario. ¿Qué significa eso?”

Gustavo Campana: “Perón logró durante 9 años que la Argentina no ingresara al Fondo Monetario. Entre 1946 y 1955 fuimos el único país de América Latina que no entró en la institución creada en el 44.
Estados Unidos sabía que Perón era un mal alumno para el orden mundial de posguerra.
En ese período construyó la industria nacional, desarrolló ciencia y tecnología propia y consolidó derechos laborales.
El golpe del 55 tuvo como tarea desarmar todo eso. Fueron 14 toneladas de explosivos en Plaza de Mayo, más el golpe, más los fusilamientos del 56, para poder entrar al Fondo Monetario en el 57.
No es un dato menor. Junto con el Banco Mundial iban a regir los destinos económicos de América Latina.”

LCV: “Cada vez que charlamos pienso: ¿cómo hacer para que seas columnista de La Columna Vertebral? Con vos uno dice ‘plum’ y aparece toda la historia detrás.
Feliz Día del Militante.”

Gustavo Campana: “Para ustedes también. Vamos a seguir encontrándonos en estos espacios.
Y veremos si las chicas de La Columna Vertebral logran seducirme para sumarme.
Un abrazo inmenso.”

LCV: “Quiero cerrar con algo. Yo soy exactamente la generación intermedia: entre el pibe del televisor blanco y negro y la resistencia. Estaba intentando llegar a Ezeiza esa mañana.
Un compañero me decía: ‘¿Dónde estabas vos?’ Yo no pude llegar. ¿Te acordás cómo nos mojamos?
Cada uno tenía su anécdota. La mía es así: le dije a mi mamá que iba a estudiar a la casa de una compañera. Me quedé a dormir. Lluvia torrencial, barro, policía que nos corría, volvimos llenas de barro. Y cuando llego, mi mamá me dice: ‘Yo sabía quién lo tiró.’ Nos empezamos a reír.
Pobre vieja. Al lado de eso, todos los que vinieron después eran santos comparados con nuestra generación.”

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