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Lectura Recomendada: “La Revolución del 18”, por Pablo Touzon para Panamá Revista

¿Qué define una revolución? El siglo XXI universalizó el uso de la palabra y, en alguna medida, la domesticó: hasta la misma propaganda cambiemista supo hablar de su propia “Revolución de la Alegría”, hoy ya transmutada en una suerte de módico y frío optimismo de Estado, la repetición cansina de una fórmula gastada. Y sin embargo, la Argentina de los últimos años vivió una revolución, una que no está encarnada en ningún partido, sindicato o gobierno, y que a pesar de esto (o, más precisamente, por esto) modificó de forma radical lo más profundo de la vida cotidiana. ¿Imaginaban las organizadoras de la marcha de “Ni una Menos”, aquel 3 de junio de 2015, el movimiento que estaban dando a luz? Es poco probable, y esta es una de sus peculiaridades, entre muchas otras. La ola verde no tiene el formato leninista (o kirchnerista, para el caso) de una movilización organizada desde y para un objetivo estatal, y también de referencias y liderazgos exclusivos o excluyentes. Si mañana el Presidente de la Nación llama a su Jefe de Gabinete y le pide “cerrar” algo con el movimiento feminista, ¿a quiénes llaman? ¿Y qué representatividad podrían arrogarse sus múltiples referentes mediáticos sobre su derrotero? ¿Quiénes son “las bases”, y quiénes su liderazgo? De ahí la pregunta trillada que obsesiona a la política: “¿Quién acumula?”, la pretensión de quien se presenta con un balde de playa delante de un tsunami. “Nadie”, podría ser la respuesta, lo cual remite a decir “todos”. El movimiento de mujeres es uno en donde las bases y los liderazgos se confunden, lo cual potencia su alcance en una era de crisis general de la representación política. La elude cristalizándola.

“LA ARGENTINA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS VIVIÓ UNA REVOLUCIÓN, UNA QUE NO ESTÁ ENCARNADA EN NINGÚN PARTIDO, SINDICATO O GOBIERNO, Y QUE A PESAR DE ESTO MODIFICÓ DE FORMA RADICAL LO MÁS PROFUNDO DE LA VIDA COTIDIANA”

Las mujeres argentinas protagonizaron un 17 de Octubre en cuotas insertándose en la más pura tradición nacional de ocupar la plaza, física y metafóricamente. Su revolución se introdujo en todo, se hizo carne en la vida real, en el trabajo y en el sexo, en los medios y en la calle,  en las listas electorales y en el lenguaje, cortando a la sociedad transversalmente en un clivaje nuevo. En el congreso nacional introdujo la discusión más importante que puede dar la política, aquella sobre las distintas definiciones de la vida y la muerte y la potestad de las fronteras sobre lo único que realmente poseemos: el cuerpo. Solo desde la perspectiva del “materialismo” más miope puede interpretarse que una discusión de estas características esta hecha para “tapar el ajuste”.

¿Es micropolítica una agenda que interpela directamente a más de la mitad de los argentinos? El FMI, el déficit fiscal, la distribución del ingreso, los paros generales, la CGT, Cristina, la interna peronista y Comodoro Py son, en todo caso, parte del paisaje recurrente de una Argentina que se muerde la cola. Ya estaban y probablemente estarán. El movimiento feminista es casi la única verdadera novedad en la monotonía depresiva de estos años de estanflación y grieta; podría decirse al revés, que el acuerdo con el FMI “tapa” la discusión sobre la interrupción voluntaria del embarazo. La paradoja es que este solo comparte el podio  de “lo nuevo”con los movimientos sociales ligados a Francisco, el embrión posible de una forma de representación poslaboral de los trabajadores argentinos. Dos formas políticas del siglo XXI.

“SI MAÑANA EL PRESIDENTE DE LA NACIÓN LLAMA A SU JEFE DE GABINETE Y LE PIDE “CERRAR” ALGO CON EL MOVIMIENTO FEMINISTA, ¿A QUIÉNES LLAMAN?”

Resulta llamativo el esfuerzo de demandarles una prolijidad y asepsia que ninguna revolución jamás tuvo: en ese sentido, la Revolución de las Mujeres no escapa a las generales de la ley. La termodinámica de las revoluciones tiene siempre sus jacobinos y sus girondinos, sus mencheviques y sus bolcheviques, el Terror y la Razón. Sus libertarios y sus comisarios políticos. La poesía y el patrullero. Toda Revolución tiende también a ser autorreferencial y algo monotemática: hace rotar al mundo alrededor de su propio eje, y así como los setentistas podían interpretar hasta un córner con las categorías de la lucha de clases, las feministas pueden leer hoy hasta la Batalla de Pavón en términos de agenda de género. Nada más natural: todo lo que nace lo hace a los gritos. “Sorora” es como “ciudadano” o “camarada”, menos una descripción empírica que una aspiración ideológica, el nombre en construcción de una nueva comunidad política.

Quedará para la historia que Mauricio Macri fue quien habilitó la discusión sobre el aborto en la Argentina, posibilitando con su media venia un ejercicio de debate que siempre quedaba “para épocas mas tranquilas”, lo que en Argentina equivale a decir jamás. Un triunfo simbólico que él mismo se escamoteó en los últimos días y sobre todo en la noche de la votación en Diputados, cuando su neutralidad se pareció muchísimo a una indolencia indiferente, un laissez faire al cubo: que decida el Congreso y que gobierne el Fondo.  El Presidente prescindente. Una frivolidad insólita frente al posible derrotero de la discusión que él mismo abrió: ¿Qué pasaba en el país esa noche si la ley no salía? ¿ Que pasará sino se aprueba en Senadores? Fue el “Poné la fecha” de los liberales argentinos ante su propio gobierno, ansiosos por el “gradualismo decisorio” del Presidente, del cual emana siempre una sensación de microcálculo perpetuo ajeno a toda convicción. Un casero ausente.

“EL FMI, EL DÉFICIT FISCAL, LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO, LOS PAROS GENERALES, LA CGT, CRISTINA, LA INTERNA PERONISTA Y COMODORO PY SON, EN TODO CASO, PARTE DEL PAISAJE RECURRENTE DE UNA ARGENTINA QUE SE MUERDE LA COLA”

La cámara de diputados argentina funciona como un mix de Intratables y Polémica en el Bar: los “famosos” al tope para encabezar la lista y la masa necesaria de “runflas” para votar lo que el poder mande después. El tema es cuando el poder no quiere nada: “¿cuál es la orden?” era la pregunta de la bancada oficialista. Pregunta que queda aún sin respuesta en la votación en el Senado, sobre todo con Gabriela Michetti como presidenta del cuerpo. Autogestión como en la selección nacional. Y una votación definida en gran parte por un peronismo que después de muchos años volvió a dar señales de vida sintonizando otra vez con la calle y la sociedad. Verna, Pichetto, CFK y Felipe: una paradojal forma de unidad de un movimiento que siempre se jactó de poder interpretar “la marcha de la Historia”, aun a desmedro de sus propias posiciones anteriores. La regla de oro de Néstor Kirchner años 2000: los representarás a todos. Porque desde aquella época hasta ahora es la sociedad la que, para bien o para mal, marca el paso. Comentario aparte para el radicalismo que baja las banderas: la contabilidad previa de sus votos en el Senado arroja un número insólito. El partido de las libertades individuales vota contra el aborto. Es la imagen del peronismo votando la flexibilización laboral (pero sin Banelco).

Muchos oficialistas apelaron la noche de la media sanción al manual de instrucción cívica y las reglas de la división de poderes ante la inacción política. “Típico de peronista creer que se abre una discusión para cerrarla a tu favor”, se oyó y leyó decir entre las tribunas amarillas. En la gran película de Steven Spielberg sobre Abraham Lincoln y la votación de la emancipación de los negros americanos hay una respuesta a este planteo. Lincoln no solo “abre la discusión”, se involucra en ella, y recurre a todos los medios posibles para lograr el resultado histórico. Y eso que, hasta donde sabemos, Lincoln no era peronista.

“LA TERMODINÁMICA DE LAS REVOLUCIONES TIENE SIEMPRE SUS JACOBINOS Y SUS GIRONDINOS, SUS MENCHEVIQUES Y SUS BOLCHEVIQUES, EL TERROR Y LA RAZÓN. SUS LIBERTARIOS Y SUS COMISARIOS POLÍTICOS. LA POESÍA Y EL PATRULLERO.”

En su discurso final, la diputada Lospennato tuvo un gran acierto al  insertar la actualidad del movimiento de mujeres como el capítulo contemporáneo de una lucha histórica, cuando citó a las referentes que en soledad y con un contexto político y social hostil sostuvieron la pelea por la IVE; casi como los dirigentes del movimiento obrero hablando de los primeros y solitarios sindicalistas (y una notable excepción en el PRO, que todo lo deshistoriza). Toda historia tiene su prehistoria.

Sea como sea el resultado en el Senado,ya existe en el país un nuevo y muy, muy singular movimiento político. En este paisaje lunar de la Argentina en donde el invierno ya definitivamente llegó, solo queda por decir: “Yo viví la Revolución del ‘18”. Y que sea ley.

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Pablo Touzon: “Milei es más la consecuencia de un proceso político que su causa”

En diálogo con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Pablo Touzon, politólogo de la UBA y director de la consultora de escenarios, Panamá Revista y Supernova, analizó el primer año de gestión de Javier Milei, la debilidad de la oposición, los cambios en la representación política y la necesidad de repensar las formas de protesta y comunicación del campo popular.

LCV: ¿Cómo analizás este año de Milei, una gestión que desde lo político puede leerse como exitosa, pero que desde lo cotidiano se padece mucho?
Pablo Touzon: Fue un año exitoso para Milei. De hecho, si uno quisiera hacer una película sobre cómo perder una elección en diez días, Milei había hecho todo lo posible para eso: derrotas en el Congreso, escándalos de corrupción, un recital en medio de una corrida cambiaria, la escapada del dólar. Y aun así triunfó. Creo que eso se explica por dos razones centrales. Primero, un apoyo norteamericano que le permitió estabilizar el dólar en un momento en que parecía perder la variable más sensible electoralmente en la Argentina. Y segundo, la absoluta falta de renovación y de propuesta de la oposición, tanto peronista como no peronista. Frente al temor de volver a lo que acababa de terminar, se prefirió seguir quemando las naves con Milei antes que regresar al viejo conocido.

LCV: ¿Creés que muchos análisis omiten de dónde venía el país?
Pablo Touzon: Totalmente. Falta analizar el punto de partida, tanto en términos económicos como políticos. Eso explica mucho de lo que pasó. Incluso hubo, sobre todo en el interior del país, un efecto similar a una primera vuelta, una especie de PASO de hecho. En eso Cristina tuvo razón, aunque no en cómo lo planteó después. Si la gente votó eso, hay que asumirlo. No se puede desconocer ese resultado.

LCV: ¿Qué lecciones deja esto pensando en 2027?
Pablo Touzon: La principal es que, si no hay un esfuerzo real de transformación de la oferta opositora, lo más probable es que el escenario se repita. Después no debería sorprender que, incluso en un marco de recesión profunda, vuelva a ganar Milei. En estos dos años hubo muy poco intento renovador y eso sigue siendo evidente.

LCV: Lito Borello planteaba la necesidad de repensar no solo la política, sino también las formas de protesta. ¿Coincidís?
Pablo Touzon: Sí, me pareció una reflexión muy inteligente. La idea de ir todos los días a tocar timbres a los ministerios para que te repriman, con una relación de fuerzas de 50 policías contra una persona, termina regalándole al gobierno la foto de la represión como un éxito. La sociedad no lo vive con horror, lo vive como que “los sacaron del medio”. Que un dirigente tan identificado con el peronismo y la izquierda diga que hay que cambiar las formas de lucha es muy significativo.

LCV: ¿Creés que parte de la dirigencia sigue atrasada en ese debate?
Pablo Touzon: Sí. Hay sectores que todavía creen que la calle es la única forma de cuestionar al gobierno. Pero también existe una dirigencia que vive de la “resistencia”, que supone que siempre va a sacar 20 o 25 puntos haga lo que haga. Ese esquema ya fracasó para transformar el país y fracasó como alternativa frente a Milei, aunque no fracasó para quienes ocupan esos lugares.

LCV: Hablaste de la idea de verse solo como víctimas. ¿Qué rol juega eso?
Pablo Touzon: Es una interpretación muy funcional y exculpatoria. Decir que todo se explica por la ultraderecha internacional o por un “cerebro alienígena” evita hacerse cargo de los errores propios. Perón ya lo decía en 1955 desde Panamá: si persistimos en creernos solo víctimas y no protagonistas de nuestros errores, estamos condenados a desaparecer políticamente.

LCV: ¿Cuánto de Milei es un fenómeno local y cuánto global?
Pablo Touzon: A mí siempre me interesó más el proceso político argentino que Milei en sí. Milei es más la consecuencia que la causa. Hay un componente internacional, claro, pero también hay factores muy locales: una economía cada vez más informal, cambios en la representación política, sectores jóvenes y populares que solo conocieron inflación, estancamiento y gobiernos débiles. Eso no se explica solo mirando afuera.

LCV: ¿Cómo ves el fracaso de los progresismos en la región?
Pablo Touzon: La izquierda latinoamericana tuvo un gran momento entre el fin del consenso de Washington y 2008, cuando había recursos para sostener políticas distributivas. Cuando eso entró en crisis, muchos gobiernos giraron hacia una agenda de derechos culturales y descuidaron los derechos económicos y sociales, que son los que hacen efectiva la vida cotidiana. El problema no es reconocer nuevos derechos, sino cuando parecen sustituir a los derechos que garantizan trabajo, ingresos y estabilidad.

LCV: Para cerrar, ¿qué esperan para Panamá Revista y Supernova el año que viene?
Pablo Touzon: La idea es saltar el mapa y empezar a trabajar con España, México y otros países del mundo hispanohablante, ampliando el alcance y la perspectiva de nuestros análisis.

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Gustavo Morteo de FECOAPI: ““El desafío es llevar la miel de la colmena a la mesa con precios justos”

En el marco de la Expo Cooperativas realizada en la ciudad de La Plata, Gustavo Morteo, referente de la Federación de Cooperativas Agrícolas, analiza la situación del sector apícola argentino y los obstáculos que enfrentan las cooperativas para sostener la producción y el trabajo. La dependencia de la exportación a granel, la caída del consumo interno, la competencia de productos adulterados y los altos costos burocráticos aparecen como ejes centrales de una conversación que pone en valor al cooperativismo como herramienta colectiva para acortar distancias entre productores y consumidores y garantizar el acceso a alimentos de calidad a precios justos.

LCV: “Contanos un poquito a qué se dedican, cuántos son.”

Gustavo Morteo: “La Federación de Cooperativas Agrícolas es una entidad de segundo grado que nuclea cooperativas agrícolas de distintas partes del país y de distintas provincias. Somos alrededor de 29 o 30 cooperativas, con una nueva que se está sumando. Hay 11 de la provincia de Buenos Aires, tres de Córdoba, y también de Santa Fe, Entre Ríos y otras provincias que tienen alguna representación. La Federación viene trabajando fuertemente en la parte gremial y de representación de las cooperativas y, este año, además, estamos intentando avanzar también en la parte comercial: provisión de insumos e intentar comercializar nuestros productos.”

LCV: “¿Qué tipo de productos desarrollan?”

Gustavo Morteo: “Las cooperativas apícolas tienen como base a los productores apícolas, los apicultores. La producción principal es la miel de abejas y sus derivados: ceras, propóleos, miel fraccionada o miel a granel. En Argentina, el 90% de la producción se exporta, por lo que la mayor parte se comercializa a granel. Uno de los grandes desafíos de las cooperativas es ampliar el consumo interno.”

LCV: “¿El consumo interno es solo gastronómico? ¿También se vende para cosmética?”

Gustavo Morteo: “En lo cosmético se utiliza muy poco en relación con los volúmenes que se manejan en la producción. El consumo interno es un desafío porque muchas veces nos quejamos del bajo precio que nos pagan por la miel a granel o para exportación, pero cuando fraccionamos creemos que nos vamos a salvar con el mercado interno y ahí cometemos errores. Si estamos dispuestos a regalar la miel a granel, no deberíamos castigar al consumidor interno con precios elevados. Eso también explica por qué se consume tan poca miel en el país.”

LCV: “Es verdad, a veces el precio de un tarrito chico de miel es muy alto.”

Gustavo Morteo: “El problema, más allá de los impuestos y los costos, lo tenemos los propios apicultores, que intentamos salvar con el mercado interno lo que no salvamos con el granel. Eso es un error de estrategia. Muchas veces le ponemos a la miel el precio que tiene en una góndola europea y creemos que ese mismo valor debe cobrarse acá. Al hacer eso, además, terminamos favoreciendo a quienes comercializan miel de mala calidad, que en realidad es un jarabe de glucosa con sabor.”

LCV: “¿Eso que parece miel pero es más líquida?”

Gustavo Morteo: “Exacto. Ese problema, que parece insignificante, termina generando un efecto compulsivo: la gente consume un producto barato que no es miel y que muchas veces engaña desde el packaging.”

LCV: “¿Con qué se rebaja esa ‘miel’?”

Gustavo Morteo: “Se corta con glucosa, jarabe de maíz o productos artificiales que se usan para bebidas dulces o mermeladas. Es un producto ‘a base de miel’, pero no es miel. Tiene un porcentaje muy bajo de miel y un alto contenido de glucosa de alta fructosa, que es un producto industrial.”

LCV: “¿Cuál es el desafío entonces?”

Gustavo Morteo: “El desafío es llegar lo más directo posible del productor al consumidor, con un precio justo, sin sobrevaluar la miel y permitiendo que la gente la consuma. Nosotros vemos que cuando se regala miel, por ejemplo a los dueños de los campos donde están las colmenas, el consumo por persona es altísimo. Cuando hay que comprarla, como es cara, se consume poco. Ahí es donde el rol de las cooperativas es central.”

LCV: “Ese diagnóstico ya es un primer paso muy importante.”

Gustavo Morteo: “Sí, totalmente. Muchas veces estos problemas se niegan y se buscan excusas. Nosotros creemos que reconocerlo es un paso enorme para empezar a buscar soluciones.”

LCV: “¿Cuántos son en la Federación?”

Gustavo Morteo: “Somos 30 cooperativas y el Consejo de Administración está integrado por siete cooperativas.”

LCV: “¿Y tu cooperativa?”

Gustavo Morteo: “En nuestra cooperativa somos 14 personas trabajando y además comercializamos con productores de la zona, que deben estar entre 170 y 180 productores que son clientes, tomadores de servicios o proveedores de insumos.”

LCV: “En la Expo Cooperativa de La Plata, ¿tomaron contacto con otras cooperativas para trabajar en conjunto?”

Gustavo Morteo: “Sí, tomamos contacto con cooperativas de impresión, que hacen etiquetas, y con otras cooperativas más ligadas a lo gremial, porque hay problemáticas que nos atraviesan a todas: matrículas, balances, costos, presentaciones y actualizaciones. También hay cooperativas de servicios, como contadores organizados en cooperativa, que ayudan en estas cuestiones.”

LCV: “¿Qué rol cumple el IPAC en ese acompañamiento?”

Gustavo Morteo: “Con el IPAC tenemos una buena relación. Tuvimos varias reuniones con la Dirección, con el presidente y su equipo, especialmente con la parte legal. El objetivo es que nos ayuden a ponernos al día. El problema más grande son los costos de balances, sellados y trámites, que para cooperativas con poco movimiento se vuelven muy difíciles. Es una burocracia muy costosa.”

LCV: “Y además, ser cooperativa no siempre ayuda…”

Gustavo Morteo: “No, muchas veces te miran como sapo de otro pozo. Siempre con una espada de Damocles sobre la cabeza. Nosotros estamos en Tandil, tenemos 40 años de vida y atravesamos muchos contextos políticos y económicos, y aun así siempre somos mal vistos. Rendimos exámenes todo el tiempo y nunca parecen suficientes.”

LCV: “Sin embargo, vos decís que las cooperativas son parte de la salida.”

Gustavo Morteo: “Yo creo que las cooperativas son la salida en medio de este descalabro económico. Siempre que hablamos acá estamos hablando de gente que produce, que trabaja y que no baja los brazos. Eso, de por sí, ya es un camino recorrido hacia el éxito o, al menos, hacia sostener la producción.”

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Lito Borello: “Otro mundo es posible, pero hay que organizar la esperanza”

En un año signado por el ajuste, la represión y la ofensiva contra los sectores populares, los movimientos sociales atraviesan un proceso de revisión profunda de sus formas de organización y de lucha. En ese marco, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Lito Borello para realizar un balance del primer año de gobierno de Javier Milei desde la perspectiva de la economía popular y la militancia territorial. Crisis civilizatoria, transformación del sujeto trabajador, violencia institucional y la necesidad de reinventar la resistencia son algunos de los ejes de una entrevista que no se limita al diagnóstico, sino que propone volver a poner en el centro la comunidad organizada y la esperanza colectiva.

LCV: “¿Será posible un país que tenga educación, salud y un ritmo para bailar? ¿Será posible?”

Lito Borello: “Claro que sí. Otro mundo es posible, y lo vamos a hacer posible.”

LCV: “Te llamo para que hagamos juntos, para nuestra audiencia, un balance de lo que fue este primer año de gobierno de Javier Milei para los movimientos sociales.”

Lito Borello: “Fue un año profundamente intenso. Por un lado, no se puede soslayar que estamos en el marco mundial de una crisis civilizatoria, lo que los movimientos llamamos una crisis multidimensional, y hay un rediseño del planeta por parte de los poderosos. En la Argentina eso se expresa con un gobierno que claramente representa esos intereses. Más allá de que haya gente con documentación argentina, desde el primer minuto expresan una tiranía al servicio de intereses extranjeros, de un modelo global y de una reformulación del modelo de dominación a nivel mundial. Por lo tanto, en la Argentina estamos peleando contra eso, en un momento de gran dificultad y de reconfiguración de los movimientos populares, porque cuando cambia el cincel del dominador, también los movimientos tenemos que reformularnos para enfrentar este tiempo y el que viene.”

LCV: “¿Y cómo debería ser esa reformulación?”

Lito Borello: “Esta nueva dominación modifica al sujeto pueblo en su conjunto, modifica al sujeto del movimiento de los trabajadores. Ya no es solamente la clase trabajadora tradicional, sino también quienes estamos en el extremo de esa cadena sin patrón, teniendo que inventarnos una economía popular. La calle sigue siendo central como forma de resistencia, pero las formas organizacionales tienen que dar cuenta de esta nueva realidad, incluso en el plano de la resistencia callejera.”

LCV: “¿A qué te referís concretamente?”

Lito Borello: “Humildemente creo que no podemos seguir yendo a lugares donde nos están esperando para llenarnos de gases y palos, donde el resultado al otro día es solo la dignidad de haber resistido. Tenemos que encontrar formas distintas y también el momento y el modo de infringirle a ese poder una resistencia más ofensiva. Cuando hay manifestaciones con poca gente, se le regalan fotos al enemigo, y además se regalan los cuerpos, porque la proporción es uno a cincuenta frente a las fuerzas de seguridad.”

LCV: “¿Cuáles serían esas nuevas formas de dar la pelea, tanto desde las economías populares como desde la política?”

Lito Borello: “Hoy hablábamos en una reunión preparatoria del encuentro de la RITEP en marzo, junto a universidades que acompañan técnicamente a las economías populares. Ya no podemos pensar la economía popular como hace una década, ni siquiera como cuando creíamos que iba a haber gobiernos que la promovieran. Eso no pasó y ahora mucho menos. Tenemos que hablar de una economía popular en resistencia, reformular conceptos, discutir sin bajar los brazos, sin perder sueños ni utopías, y pensar cómo desarrollar esta economía que nos tenemos que inventar quienes no tenemos patrón y que va a seguir creciendo.”

LCV: “¿Y en relación a la resistencia política?”

Lito Borello: “Si seguimos tocando el timbre y quedándonos en la puerta, lo más probable es que no nos vaya bien. Esto no es una crítica a quienes van tenazmente al Congreso, a Plaza de Mayo o a otros lugares, muy lejos de eso. Pero hay que empezar a ir a donde no nos esperan. Quizás haya que recuperar experiencias históricas donde no todas las cosas se hacían con identidades de superficie. Hay mucho de donde abrevar en la historia de nuestros pueblos.”

LCV: “Lo que pasó con Gabriel fue muy fuerte.”

Lito Borello: “Lo que hicieron con Gabriel fue mostrar cómo un pibe en cuero, descalzo, sin nada en las manos, se enfrentaba a una superioridad policial absoluta. Para algo llegó después el patrullero para meterle un escopetazo y matarlo. Más tarde, cuando se quiso hacer un encuentro solidario, hubo decenas de piquetes policiales para impedir que los compañeros llegaran. Quizás ese no era el momento, pero vamos a encontrar el momento y el modo, porque no vamos a dejar que estas cosas sucedan.”

LCV: “Gabriel era compañero de los movimientos sociales.”

Lito Borello: “No importa si era compañero. Lo que importa es que se resistía a una represión absolutamente injusta. Ya no estamos hablando solo de gatillo fácil, sino de una política institucional promovida por el Estado nacional y avalada por el gobierno de la Ciudad. Es una política para generar miedo, para amedrentar, para instalar el terror, y nos están llevando a una sociedad profundamente violenta.”

LCV: “¿Qué pensás del silencio de los sectores opositores frente a esto?”

Lito Borello: “La política profesional está en su peor momento, en una gran decadencia, y por eso hay una acefalía de conducción política. Sin embargo, aunque arriba la noche esté negra, en el territorio aparecen conflictos ambientales, sociales, muchos invisibilizados. Cuando pasó lo del 18, convocado por la CGT, el pueblo entendió que se abría una ventana para una gran jornada de protesta. En todo el país hubo gente saliendo a manifestarse, y el escenario no fue la Plaza de Mayo ni los micrófonos, sino la calle y el pueblo.”

LCV: “¿Cómo es hoy la relación con intendentes y municipios?”

Lito Borello: “No se puede generalizar. La crisis también atraviesa a los municipios. Habrá algunos con más escucha y capacidad de participación. Ojalá se abran espacios, porque hoy el estado de derecho está roto, el contrato social quebrado y la Constitución es letra muerta. Aun así, nuestro pueblo va a seguir luchando y buscando. Donde haya oídos abiertos, habrá organizaciones dispuestas a construir.”

LCV: “Se vienen las mesas populares y el 31 en Plaza de Mayo para que nadie se quede sin pan dulce.”

Lito Borello: “Eso es algo que está en la entraña de nuestro pueblo. En Plaza Congreso, en La Plata y en muchos lugares se eligió compartir lo que hay. Más allá de los discursos de ‘enseñar a pescar’, donde hay hambre hay que ayudar, donde hay frío hay que ayudar. Sin comunidad organizada no vamos a tener la fuerza necesaria para echar a este gobierno ni para construir lo que decías al principio.”

LCV: “¿Con qué idea te gustaría cerrar?”

Lito Borello: “Otro mundo es posible, claro que sí. Pero hay que poner el cuerpo, acumular fuerzas, fortalecer la esperanza. Y la esperanza se fortalece uniendo y organizando.”

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