Internacionales
La Italia de Salvini: ¿Cómo fue posible?, por Franco Castiglioni
Hace unos años el historiador Perry Anderson sostuvo que Italia no era una anomalía en Europa, como afirmaban algunos analistas, sino que estaba mucho más cerca de ser un concentrado de Europa. Suponiendo que esa afirmación hubiese sido correcta ¿ sigue siendo válida? Por décadas se retrató a Italia como un laboratorio que anticipaba tendencias políticas que traspasaban sus fronteras. Pensemos en el fascismo de entreguerras, la innovación de Antonio Gramsci en el marxismo-leninismo, la importancia en el movimiento obrero occidental del Partido comunista italiano (Pci), el desembarco en las democracias de empresarios devenidos políticos como hizo escuela Silvio Berlusconi en los años 90s y primeros años de este siglo.
Italia comparte con otros países del viejo continente algunos denominadores comunes del sistema político. Pero, así como resulta de las recientes elecciones parlamentarias europeas del 26 de mayo pasado, se destacan con mayor énfasis en la península tres fenómenos concurrentes: la crisis de los grupos y partidos socialdemócratas y progresistas; el surgimiento y afirmación de las fuerzas llamados soberanistas y antiinmigrantes de derecha y extrema derecha; la difícil consolidación de los movimientos políticos de reciente formación, esquivos a las clasificaciones por sus políticas oscilantes y su organización partidaria laxa. Nos referimos en primer lugar a la pérdida de gravitación demostrada por el Partido Democrático (PD) de centro izquierda; en segundo, al fuerte avance de la Liga en todas las regiones del país y por último al retroceso sufrido por el joven Movimiento 5 Estrellas (M5E)
Sostendremos en estas líneas que, como en Europa pero de manera más acentuada, el debilitamiento del progresismo, en este caso Partido Democrático es clave para descorrer el velo sobre el recorrido de los otros dos componentes del sistema político italiano. También nos detendremos en los desafíos que enfrenta el progresismo peninsular.
El sistema político
Heredero del otrora poderoso Pci, el PD, devenido socialdemócrata entre los años 80s y 90s, retrocedió del 40 por ciento de las elecciones europeas de 2014 a poco más del 22,7 por ciento en mayo de 2019. Su punto más bajo, sin embargo, había sido en las últimas elecciones parlamentarias de marzo de 2018 cuando obtuvo un escaso 18,7 por ciento. Por qué ocurrió? Desde la segunda mitad de los años Noventa y hasta 2018, alternándose con los conservadores de Berlusconi, los gobiernos de centro izquierda conducidos por el PD ejecutaron políticas de reforma de mercado dirigidas al aumento de la competitividad y la modernización de la infraestructura, proceso que se dio a la par de la extranjerización de algunos importantes segmentos de su industria, por ejemplo la compra por capitales chinos de Pirelli, una de las joyas de la primera industrialización italiana. Fueron los gobiernos llamados técnicos, apoyados en el Parlamento por la izquierda, los que iniciaron las privatizaciones de los años 90s y la primera década de este siglo, los que reformaron el sistema previsional extendiendo la edad jubilatoria, y pusieron en marcha políticas de contención salarial y precarización laboral. Fueron también los que aumentaron los impuestos regresivos al consumo, así como a los bienes personales de las clases medias. Finalmente durante el gobierno de Matteo Renzi (2014-2016) el PD atravesó una barrera simbólica cuando restringió derechos laborales históricos contemplados en el Estatuto de los Trabajadores. El debilitamiento de los sindicatos a la par del estancamiento económico, la desregulación y la financiarización resintió la vinculación entre la izquierda y el trabajo con derechos. Aumentó la pobreza- sobre todo en el sur- y el desempleo entre los jóvenes y por primera vez desde la posguerra aumentó la desigualdad social.
El descontento de amplios sectores sociales se dirigió a los gobiernos de centro izquierda y a la burocracia de la Unión Europea por la rigidez en la aplicación de los acuerdos de la zona Euro. La queja fue asumiendo tonos “soberanistas” que pronto se concentraron en las políticas europeas de puertas abiertas a inmigrantes y refugiados. A lo que se sumó en Italia el desentendimiento de la Unión por la reinserción en Europa de parte de los contingentes de inmigrantes que llegaban al territorio italiano a través de la isla de Lampedusa. Así un escándalo humanitario se transformó en una bandera xenófoba y de oposición al progresismo.
Mientras la izquierda fue perdiendo sintonía con el mundo del trabajo, acomodándose en la defensa del status quo, la derecha más extrema comenzó a hablarle a la heterogeneidad social italiana en términos de pueblo, cuyos problemas sabía cómo solucionar. Como venimos sosteniendo, las consecuencias de las decisiones tomadas en los últimos veinticinco años por la socialdemocracia, fueron un terreno fértil para el nacimiento y fortalecimiento del M5E y la Liga. Un importante ex dirigente del PD, Luciano Violante, reconoció que derecha e izquierda se intercambiaron los roles: la izquierda optó por convivir con la realidad y la derecha por transformarla desde sus propias convicciones ideológicas conservadoras. El progresismo se preocupó de los derechos individuales, con foco en los derechos LGTB y el antirracismo a la vez que relegó la defensa de los derechos sociales. Paradójicamente hubo una sustitución de clases de referencia. Los grupos más cultos, sofisticados y acomodados, que tienen escaso o nulo contacto con los problemas de las grandes periferias de las ciudades, pero sensibles a los derechos individuales, comenzaron a votar a la izquierda. Los sectores trabajadores, sobre todo los que trabajan por cuenta propia, y los sectores medio bajos, que se vieron golpeados por el desempleo, el estancamiento, y con necesidad de mayores certidumbres frente a los cambios provocados por la globalización, se volcaron por el M5E y la Liga en busca de respuestas.
La Liga y el M5E
Es interesante notar para sufragar cuanto afirmamos, los datos de Youtrend sobre la distribución de los votos en las recientes elecciones europeas en Italia -estudio hecho sobre los “boca de urna”. En las comunas de hasta 5mil habitantes la Liga obtuvo 40,9 por ciento, contra 18,1 por ciento del PD y 14,6por ciento del M5E; en las de 50 mil, 31,6 por ciento, 22,2 por ciento y 19,8 por ciento, respectivamente. En las ciudades medianas y grandes de más de 300mil habitantes el Pd obtuvo 31,2, la Liga 23,9 y el M5E 18,1 por ciento (no está demás recordar que la mayoría de los italianos habita en pueblos pequeños y medianos). Y dentro de las grandes ciudades el PD es el partido de los centros históricos, el de las zonas más ecológicas y de tránsito reducido a residentes. El PD se estacionó como el partido de los ancianos aun fieles a la pertenencia ideológica, de los profesionales y las élites culturales de los barrios acomodados, con números menguantes entre los trabajadores y en los barrios de frontera con la marginación. La Liga, heredera de la vieja secesionista Liga del Norte, expresa a la clase media , franjas de trabajadores , pequeños empresarios y emprendedores autónomos, así como a la periferia social, como ocurre en Europa en gran medida con el Brexit Party di Nigel Farage , que triunfó en toda Inglaterra menos en Londres, y en una escala menor por el Rassemblement National de Marine Le Pen en Francia.
A su favor la Liga cuenta en su activo un liderazgo fuerte como el de Matteo Salvini que pudo agregar a la insatisfacción, un enemigo como el de la inmigración: los inmigrantes como presunta causa de la inseguridad y la UE del estancamiento económico. En un año la Liga pasó del 17,4 por ciento de los votos al reciente 34,3 por ciento y al 38 por ciento en una medición posterior al decreto de endurecimiento de las penas por “favorecimiento de la inmigración clandestina”. Su universo ideológico, que abreva en las ideas del exestratega de Donald Trump, Stephen Bannon, es la agitación permanente contra el igualitarismo social, el “marxismo cultural” y el solidarismo de raigambre cristiana, en especial contra la prédica del Papa Francisco. En Europa sus aliados son las derechas nacionalistas y autoritarias que gobiernan Hungría y Polonia. Los líderes más admirados por Salvini: Vladimir Putin por su conducción personalista de los asuntos públicos y Trump a quien parece emular en su campaña contra el multilateralismo y la militancia anti derechos. Su propuesta económica es una reforma tributaria, la popular flat tax, una alícuota plana de 15 por ciento para los ingresos individuales hasta 50 mil euros anuales que corresponden al 80 por ciento de los contribuyentes y para las empresas, bajo el supuesto que tal reforma se traducirá, como lo presumía la curva de Laffer durante la Reaganomics de los años 80s, en un fuerte crecimiento económico.
El M5E nació en la última década como protesta contra la política profesional, los altos salarios de los legisladores, la corrupción post Mani Pulite, el ambientalismo y la crítica a la globalización por la precarización laboral y el desempleo. Alejado del progresismo neoliberal del PD, así como de la vieja izquierda pero también de nuevos grupos como Podemos en España, el M5E se presentó como el representante de demandas de honestidad, ambientalismo, desarrollo autónomo y justicia social, en parte abandonadas, o en parte ajenas, a las administraciones del PD. Pero en una muestra de escasa sagacidad política, Luigi Di Maio, el joven líder del M5E, inesperadamente formó gobierno con la Liga. A cambio de apoyo para la ley de ingreso ciudadano para los desocupados y a la adhesión italiana a la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda impulsada por China, el M5E terminó opacado por el protagonismo de Salvini y sus políticas xenófobas. Pero las dificultades encontradas para implementar el ingreso ciudadano, su pobre gestión de la alcaldía de Roma, así como el protagonismo de Salvini, redujeron sus votos del 32,7 por ciento al actual 17,1 por ciento. Será 5 Estrellas otro partido flash, de corta duración, como tantos en el mundo? No se puede decirlo aún. Pero le espera decidir si continuar su alianza con la derecha o proponerse como alternativa a la Liga. Y a la vez echar luz sobre la nebulosa de su estructura partidaria de decisiones y elección de candidaturas que se realiza a través de una plataforma informática, bautizada como Rousseau, sobre la que no hay datos válidos sobre su funcionamiento para elegir candidatos y dirigentes.
Eppur si muove?
Los sondeos son todos favorables a la Liga. Sin embargo hay que tener en cuenta que la derecha tiene sus propias limitaciones. No es difícil vaticinar que, como señala el politólogo Gianfranco Pasquino, el discurso de Salvini se debilitará “según pierda peso el debate sobre seguridad e inmigración”. Por cierto esta derecha es autoritaria pero no propone un nuevo régimen fascista, sino que debe enfrentar las urnas, el control de los magistrados y la prensa que no son adictas. Al mimso tiempo, cabe aguardar que el aumento del IVA previsto para compensar los menores ingresos que generará la introducción de la flat tax, llevarán a una caída del poder adquisitivo y mayor empobrecimiento. Por último las alianzas derechistas en Europa no son garantía de constituir un frente homogéneo, por su propia condición “soberanista” que avizora contradicciones entre partidos que no aceptan lo que otros quieran hacer.
La centro izquierda podría reconstruirse como una fuerza alternativa sobre la base de una convergencia entre el M5S y el PD. Cómo representar la fragmentación y la multiplicidad de intereses e identidades? El PD tiene delante a sí el desafío de representar a los sectores de trabajadores formales, con sus sindicatos – la capacitación en las nuevas tecnologías para el empleo – y a los profesionales; el M5E, por su parte, el de poner en valor sus posiciones comunes con los partidos verdes europeo. En caso de elecciones anticipadas para el año próximo habrá que preguntarse en Italia: hay 2020 para una nueva centroizquierda?
- Franco Castiglione es en la actualidad profesor titular de Introducción a la Sociología de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Italo-argentino, vivió su exilio en Roma, en donde cursó su carrera.
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Uruguay y el factor Blair (Parte I), por María Urruzola
El pasado 22 de octubre, el ex primer ministro británico Tony Blair hizo una mini-parada de algunas horas en Uruguay, proveniente de Paraguay y rumbo a Buenos Aires, escala en la que se reunió ni más ni menos que con el Presidente de la República, Yamandú Orsi, en la casa de gobierno (Torre Ejecutiva) en un encuentro que sorprendió a tirios y troyanos.
“Parada corta pero significativa” escribió el semanario Búsqueda y con grandes titulares explicó el enigma: “Tony Blair ve a Uruguay como “laboratorio de IA” para América Latina, con foco en la administración pública”. Tal la explicación de un medio de centro derecha que suele abrevar en ‘altas fuentes’.
En paralelo a tan insólita visita se dio a conocer un acuerdo firmado en Nueva York durante la última asamblea general de la ONU, entre Uruguay y el “think tank” privado que dirige el ex primer ministro (el“Tony Blair Institute for Global Change”), acuerdo llamado en realidad “carta de intención”, cuyo propósito es “explorar y participar en un programa conjunto de asesoría técnica y desarrollo institucional”.
¿Qué puede “explorar” el Tony Blair Institute en Uruguay?
Según el acuerdo, tres áreas:
1- “Impulsar el desarrollo económico y social en terceros países”
2- “Comunicación estratégica y transformación digital”
3- “Mecanismos de coordinación en América Latina” para implementar la “red regional de unidades de cumplimiento”.
Vale la pena reflexionar sobre la intención de esta carta firmada por “Tony Blair Institute for Global Change”, una ONG que se presenta en su página oficial como especializada en tecnología y se autodefine de una manera críptica: “Como organización sin fines de lucro, podemos trabajar en los contextos más desafiantes y en los proyectos más transformadores, ya que nos centramos en los líderes, no en las ganancias. Y como organización no partidista, podemos aportar lo mejor de nuestra experiencia a los líderes que desean convertir su ambición en acciones significativas para su gente.” Es decir ¿una ONG dedicada a convertir la ambición de los líderes en realidad?
Palabras claves del acuerdo
“Terceros países”: ¿Cuáles serían los ‘terceros países’ cuyo desarrollo inquieta a dicha fundación? El nombre de Blair reapareció con fuerza en el escenario internacional cuando fue mencionado por Donald Trump como uno de los ‘guardianes de la paz’ de la supuesta tregua con Israel. El desconcierto fue generalizado ¿qué podria tener que ver el ex premier británico en ese lugar? Lo cierto es que Blair se convirtió en uno de los artífices de la ‘nueva Gaza’, un ‘tercer país’ que, sin dudas, necesitará desarrollo.
“Transformación digital”: De acuerdo a un informe del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística titulado “Tony Blair y su máquina de lobby tecnológico” , en febrero (2025) durante la Cumbre Mundial de Gobiernos realizada en Dubai, ante un nutrido auditorio conformado por primeros ministros y líderes de todo tipo apareció en una pantalla gigante Larry Ellison, fundador de Oracle, convertido recientemente en el hombre más rico del mundo . Larry Ellison y Tony Blair, hay que consignarlo, son amigos desde comienzos de los años 2000, siendo Blair en esa época Primer Ministro de Reino Unido y un “mimado” del jet set.“Tras una broma sobre su buen amigo Elon Musk, Ellison advirtió a la audiencia que la super inteligencia artificial llegaría antes de lo que cualquiera esperaba. Blair le preguntó entonces qué deberían estar haciendo los gobiernos de todo el mundo. ‘Lo primero que un país necesita hacer es unificar todos sus datos para que puedan ser consumidos y utilizados por el modelo de IA”, respondió Ellison. Argumentó que si bien el Reino Unido tenía una “cantidad increíble de datos poblacionales” aún estaban fragmentados y deberían unificarse en una sola puerta de entrada para que la IA los pueda leer.
( Ver: https://www.whoprofits.org )
Cabe mencionar que la Fundación personal de Ellison invirtió 130 millones de dólares entre 2021 y 2023 en el Instituto Tony Blair para el Cambio Global (TBI) con la promesa de otros 218 millones de dólares en un futuro cercano. Gracias al desinteresado aporte del hombre más rico del mundo el instituto de Blair cuenta con 1.000 empleados que trabajan en al menos 45 países.
Nada mejor que no tener fines de lucro para que te lluevan millones de dólares.
“Unidades de cumplimiento”. ¿Unidades de cumplimiento? Al leerla en la mencionada Carta de Intención sólo se nos hubiera ocurrido decir “No tengo conocimiento“, como decía un viejo ministro de Defensa post-dictadura ¿Qué significaría esa misteriosa terminología?
La respuesta la tuvimos hace un par de semanas cuando se realizó el II Encuentro Internacional de Unidades de Cumplimiento y Centros de Gobierno de América Latina y el Caribe, entre el 8 y el 10 de diciembre últimos, nada menos que en Montevideo, en la misma Torre Ejecutiva del gobierno uruguayo en donde estrecharon sus manos el presidente Orsi y el ex premier Blair. Sí, tuvimos a las mismísimas ‘unidades de cumplimento” reunidas en la casa de gobierno.
El historiador británico Eric Hobsbwan solía repetir que sus alumnos le preguntaban cuando hablaba de la Segunda Guerra Mundial: ¿eso quiere decirque hubo una primera? Aquí lo mismo: parece que hubo un primer encuentro internacional en 2024 en Perú, donde se creó la red de unidades de cumplimiento y centros de gobierno, y tan rápido va el asunto que en el próximo 2026 Uruguay asumirá la presidencia de la Secretaría Técnica de la Red de Centros de Gobierno de América Latina y el Caribe.
Visto desde el ombligo nacional o desde el ego, es un reconocimiento “al liderazgo” del pequeño Uruguay; visto desde la mirada de Blair parece ser la zanahoria para usarnos de laboratorio.
Cuando se lee la información difundida por el gobierno de Uruguay, se descubre que en este segundo encuentro de “unidades de cumplimiento” participaron 12 países de la región y organismos multilaterales como el BID y el PNUD, y dos organizaciones que no son ni países ni organismos: el Tony Blair Institute y Delivery Associates.
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Hace años se popularizó la teoría de los “seis grados de separación” entre cualquier par de personas en el mundo. Esa tesis del “mundo pequeño”, como se le llamó, la elaboró el psicólogo social norteamericano Stanley Milgran, conocido mundialmente por sus estudios sobre la obediencia a la autoridad por parte de la gente común. Aquel experimento donde gente vestida con túnica de médico ordenaba a ciudadanos comunes dar creciente descarga eléctrica a personas del otro lado de un vidrio. Cargas que podían matarlos si no hubieran sido falsas.
En realidad Milgran tomó la tesis de un cuento de un escritor húngaro, Frigyes Karinthy, y la estudió de manera sistemática. La idea del ‘mundo pequeño’ también fue investigado por Microsoft y Facebook, quienes estudiaron sus redes y validaron la hipótesis: Microsoft (2006) encontró una media de 6.6 grados en Messenger, mientras que Facebook (2011) descubrió la distancia media de 4.74 grados entre sus usuarios, mostrando cómo las redes digitales conectan aún más a la gente.
Cuántos serán los grados de separación entre Orsi, Netanyahu y Trump, será tema de la segunda parte de este artículo.
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“Queríamos liberar Palestina, pero Palestina nos liberó”, por Riccardo Mancuso
Riccardo Mancuso es licenciado en historia en la universidad de Bologna. Durante sus estudios fue un trabajador de aplicaciones haciendo delivery en bicicleta para solventar los gastos iniciando una actividad sindical como delegado de JustEat para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores precarizados de ‘Deliveroo’ logrando una victoria judicial que sentó precedente. Ya como historiador y referente gremial, hoy es uno de los tantos jóvenes italianos comprometidos en la movilización contra el genocidio de Gaza. Aquí su opinión y la reseña histórica de las luchas obreras en Italia de los últimos años.
El 30 de agosto de 2025, parte de la Flotilla Global Sumud zarpó desde Génova, rumbo a Gaza con el objetivo de tender una mano a la población palestina asediada por la violencia sionista. No es casualidad que la mayor misión humanitaria por mar parta de esta ciudad. Génova tiene un gran significado en la historia italiana: es la ciudad galardonada con la Medalla de Oro de la Resistencia, un bastión del antifascismo militante, y también es la ciudad que albergó la horrenda cumbre del G8 -una herida que nunca ha sanado para quienes experimentaron de primera mano la brutalidad sin sentido del Estado represivo.
En esta ciudad y en esa ocasión, el extremismo del sistema político liberal eligió desplegar toda su brutalidad al quitarle la vida a Carlo Giuliani, asesinado durante los enfrentamientos en la protesta. Ese fue un punto de inflexión en la historia de nuestro país, así como Gaza es un punto de inflexión en la escena internacional. Sólo podía ser desde esta ciudad [Génova] que esta importante operación —que, en un impulso de solidaridad, desplegó toneladas de ayuda humanitaria para la población palestina golpeada por la brutalidad de un genocidio— partiría. El mensaje es claro: queremos romper el aislamiento de quienes son oprimidos y desafiar el bloqueo naval ilegal de las fuerzas israelíes.
La salida de la Flotilla se produce en un momento en que el gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni está siendo cuestionado por su falta de reconocimiento del Estado de Palestina (Italia es uno de los pocos países de Europa que aún no lo ha hecho) y por el envío de armas a Israel. Desde el pogrom del 7 de octubre de 2023, ha crecido en Italia un movimiento ProPal que representa a la juventud palestina (“Giovani Palestinesi”), exigiendo el fin de toda cooperación entre las instituciones italianas e Israel y el reconocimiento del Estado Palestino, junto con su derecho a resistir la limpieza étnica en curso que ocurre no solo en Gaza sino también en Cisjordania.
En el contexto del conflicto radicalizado contra el gobierno posfascista de Giorgia Meloni, los estibadores de Génova —organizados en el CALP (Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios)— y activistas del sindicato de base USB (Unione Sindacale di Base) han decidido tomar una postura firme respecto al movimiento de solidaridad que ahora zarpa: abordan los barcos, bloquean la carga que estaba destinada a abastecer a Israel, y amenazan con que si el ejército israelí interviene y arresta a los voluntarios de la Flotilla, el puerto será cerrado, llamando a todas las ciudades italianas a hacer lo mismo en fábricas, escuelas y oficinas. Los estibadores declararon: «Si tocan la Flotilla, cerraremos Europa —ni un solo clavo saldrá de este lugar».
Los estibadores se han convertido en figuras centrales en el panorama político italiano, marcado por una crisis generalizada de representación, que concierne tanto a los partidos políticos como a los sindicatos. Su postura simbólica ha inspirado al resto del país, que admiró su valentía al actuar como escudo contra la opresión de una población indefensa. Esta no es la primera vez que los estibadores participan en sabotear los envíos: durante el siglo pasado, los estibadores británicos se opusieron al envío de armas hacia la Rusia revolucionaria; sólo que en ese momento, esas armas estaban destinadas a propósitos contrarrevolucionarios. Hoy, los estibadores de Génova eligen levantarse bajo el lema: «¡Ciérrenlo todo!», denunciando la complicidad de Occidente en el genocidio palestino.
La enorme movilización que tomó las calles durante el pasado septiembre y octubre ha sido interpretada por algunos como el éxito de una operación global que perforó el aparato mediático dominante, y por otros como el efecto de la intuición política del movimiento de base, que fue capaz de aprovechar el momento mientras la Flotilla se acercaba a las costas de Gaza, y finalmente como una respuesta espontánea de personas que ya no podían soportar desplazarse con sus teléfonos y ver las horribles imágenes de una masacre en curso sin intervención concreta de ninguna autoridad.
Más allá de cualquier interpretación, las cifras son claras: millones de personas bloquearon las ciudades más grandes de Italia bajo una ola de indignación. En cada actualización de las flotillas navegantes —hasta que los barcos fueron abordados ilegalmente por el ejército israelí— miles de personas se unieron a las calles, gritando «Palestina Libre». Igualmente claro es el papel que, una vez más, juega la clase trabajadora en el contexto global de lo que podría describirse como una guerra mundial fragmentada: solo a través de huelgas y conflictos organizados se puede desmantelar la locura belicista de la bestia capitalista.
Lo que sucedió no debe verse como una mera respuesta emocional contra la masacre de los oprimidos por el opresor. Estamos presenciando un despertar colectivo que ha mostrado cómo el sistema depredador capitalista siempre está buscando sus nuevas víctimas: hoy en día son las vidas de los palestinos las que se consideran inútiles y prescindibles, pero mañana podríamos ser nosotros. Esta movilización ha visto converger múltiples movimientos sociales con el objetivo de despertar conciencias y oponerse a un sistema mortal.
Este contexto reavivó el movimiento de repartidores de Bolonia. Durante algún tiempo en los últimos años, el descontento por un sistema salarial de hambre había estado gestándose, amenazando con una protesta que finalmente estalló al encontrar una salida en los recientes levantamientos por Gaza. Esta estasis había permitido la estabilización de un sector ampliamente desregulado, con la única excepción de la multinacional Takeaway.com (Just Eat), que formalmente clasifica a sus trabajadores como empleados con derechos y protecciones. Deliveroo y Glovo continúan fomentando un sistema de explotación que ignora numerosos fallos judiciales y elude la «Ley de Riders» existente de 2019, gracias a un acuerdo turbio firmado con un sindicato complaciente de derecha, UGL Rider. Este acuerdo también ha sido considerado ilegítimo en varios fallos, incluido uno que reintegró al autor de esta nota después de un despido ilegal por negarse a firmar el nuevo contrato derivado de este acuerdo fraudulento.
Este sistema miserable que enfrenta a las personas entre sí, una vez más ha encontrado la capacidad de la fuerza laboral para organizarse y movilizarse por mejores condiciones salariales. Todo esto está sucediendo en un momento en que se espera que Italia implemente la Directiva Europea sobre trabajo en plataformas, que pide el reconocimiento del estatus de empleado, la obligación de que las empresas demuestren la supuesta autonomía de los trabajadores en los tribunales —a su propio costo— y la negociación colectiva sobre algoritmos.
Estos años han visto el surgimiento de un movimiento internacional sobre el Trabajo en Plataformas que ha proporcionado las herramientas para expandir la lucha a escala global. Las luchas de hoy convergen a través de prácticas ya probadas que llevan un potencial que no debe desperdiciarse, porque los movimientos laborales son internacionalistas y convergentes, o no son.
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URUGUAY: “El 1, del 1, para el 1”, por María Urruzola
La consigna es el resumen de una propuesta política impulsada por la central sindical uruguaya PIT-CNT, que plantea aplicar una sobretasa del 1% al patrimonio personal del 1% más rico de la población, parafinanciar el 1% de las políticas públicas, destinadas específicamente a erradicar la pobreza infantil en Uruguay.
Pese a las reticencias de varios sectores, el debate sobre la imposición a la riqueza, los impuestos al capital y más específicamente los impuestos al patrimonio, está en plena efervescencia a nivel internacional.
A modo de ejemplo se puede mencionar la publicación firmada por siete ganadores del Premio Nobel de Economía en defensa de una imposición al patrimonio de los multimillonarios en Francia; la solicitud de más de 500 destacados economistas para la creación de un Panel Internacional sobre la Desigualdad, según lo recomendado por el Comité de Desigualdad del G20 liderado por Joseph Stiglitz; los debates liderados por Brasil en el ámbito del G20 (con el apoyo de países como Sudáfrica, España y Francia, entre otros) para gravar a los multimillonarios; así como también las recomendaciones de organismos internacionales especializados en materia económica y tributaria, y los debates parlamentarios o reformas parciales que están sucediendo en algunos de los principales países del mundo, como Reino Unido o Francia.
Como lo atestiguan numerosos estudios, la pobreza en Uruguay se manifiesta en múltiples dimensiones que van más allá del ingreso, y su concentración en hogares con niños persiste desde hace varias décadas. El crecimiento económico ha resultado insuficiente hasta ahora para lograr reducciones sustanciales y duraderas en su incidencia y severidad en el futuro de las infancias.
En 2024 los ingresos de un 17,3% de las personas en Uruguay se ubicaban por debajo de la línea de pobreza (según el Instituto Nacional de Estadísticas); esa cifra asciende al 18,9% si se toma en cuenta el indicador oficial de pobreza multidimensional. En el caso de los menores de seis años, la incidencia de la pobreza alcanza al 32,2%, de modo que uno de cada tres niños de cero a seis años vive en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza. A la vez, la vulnerabilidad a la pobreza (tanto monetaria como multidimensional) alcanza casi al 40% de la población.
Por otra parte, el ingreso y la riqueza muestran una fuerte concentración: el 1% de mayores ingresos percibe el 15% del ingreso total del país. Los recursos originados en la aplicación de esta sobretasa propuesta por el PIT-CNT se propone volcarlos a un fondo estatal específico, cuyas características serían definidas a partir de una propuesta del Consejo Nacional de Políticas Sociales, en consulta con el Consejo
Nacional Consultivo Honorario de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia.
La idea de la central sindical es que las normas que se propongan tendrán que asegurar de modo claro, preciso y públicamente controlable, que el destino de todo lo recaudado esté destinado estrictamente a solventar políticas de reducción de la pobreza de hogares con niños, niñas y adolescentes. Aunque su implementación no permitiría recaudar la totalidad de los fondos necesarios para desplegar el amplio
conjunto de políticas requeridas para erradicar definitivamente la pobreza en hogares con niñas, niños y adolescentes, constituye un aporte sustancial con respecto a la realidad actual.
Las estimaciones actuales señalan que aproximadamente las 25.000 personas de mayor patrimonio de Uruguay poseen entre 1 millón y algo más de 1.000 millones de dólares. Por supuesto que la Confederación de Cámaras Empresariales no está de acuerdo, con el argumento básico de que lo recaudado sería ínfimo y podría retraer las inversiones, por ejemplo en el ámbito inmobiliario (compras con destino a renta). Incluso argumentan que los dos países que tiene una tasa similar (España y Noruega)
recaudan un monto mínimo en relación al PBI.
Hay que tener presente que el dinero de uruguayos en el exterior alcanza aproximadamente unos 62.000 millones de dólares, en depósitos e inversiones financieras (casi el 50% del PBI del país).
Una de las dificultades actuales en Uruguay es que el nuevo gobierno de izquierda que asumió el 1o de marzo de 2025, presidido por el Presidente Yamandú Orsi, prometió no aumentar los impuestos. Varios legisladores pertenecientes al grupo mayoritario del Frente Amplio (MPP, liderado por el difunto José Pepe Mujica) han intentado minimizar la propuesta argumentando que son “apenas” algunos “pocos” senadores que se han sumado a la iniciativa.
Al mismo tiempo, dos de los referentes públicos del Frente Amplio, el ministro de Economía (Gabriel Oddone) y el Intendente de Montevideo (Mario Bergara), ambos economistas, han tenido posiciones divergentes: para el ministro es “inconveniente” y no hay siquiera que discutirlo, y para el jefe del gobierno de Montevideo es “razonable” y, justamente, lo que hay que hacer es discutirlo, porque es una propuesta “seria”.
Por ahora la propuesta agita sobre todo las aguas del oficialismo, ya que los sectores que la impulsan se han propuesto recorrer todos los organismos de base del Frente Amplio (llamados Comité de Base), para llevar la discusión al seno “de la gente”. Allí, el apoyo es bastante más generalizado que en los ámbitos de la élite.
La oposición (del Partido Nacional y del Partido Colorado) están en contra, y argumentan -claro- que se irán los inversores, corriendo, que buscarán la manera de evadir la fiscalidad, y que nadie garantiza que los fondos recaudados vayan efectivamente a la infancia. Sin embargo, el tema de la extrema desigualdad que reina hoy en el mundo es un trasfondo que nadie puede obviar, y es un telón de fondo que cuestiona la viabilidad de un sistema que agudiza las tensiones sociales y concentra la riqueza. Están quienes argumentan que si el capitalismo quiere sobrevivir, no tiene
otro camino que redistribuir de manera más igualitaria, ya que la desigualdad en realidad debilita la economía y amenaza a la democracia.
El nuevo gobierno del Frente Amplio en Uruguay no se ha caracterizado por su audacia programática y el descontento de votantes tradicionales de la izquierda se hace sentir por ahora en las redes sociales. Los juicios sobre el desempeño del presidente Yamandú Orsi están divididos aproximadamente en tercios, con un moderado saldo positivo. Se agudizan las miradas críticas de los votantes de la oposición, pero también hay leve caída entre los votantes frenteamplistas. En el total, 36% aprueba, 32% desaprueba, y para 28% es indiferente.
En opinión de uno de los politólogos mediáticos del país, Alfonso Garcé, “lo que hizo este gobierno fue tirar hielo hasta dejar congeladas las expectativas de que haya algún cambio”. Para la central sindical entonces, en un marco bastante evidente de inmovilidad, la tarea es gigante.
Uruguay y el factor Blair (Parte I), por María Urruzola
Luis Lázaro: “Atacar el Estatuto del Periodista es atacar el derecho de la sociedad a informarse”

