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Los límites de la política identitaria: ser y no hacer
Pablo Touzón, politólogo y cofundador de Panamá Revista, analizó en La Columna Vertebral los comienzos de la grieta, la locura de los grandes líderes y el peligro de la unidad “porque sí”.
Vamos a empezar por los ’90 donde ya estaba esta grieta de la que tanto se habla. Hubo un intento quizás de Menem de acortarla pero creo que la agrandó más ¿Vos no ves en los 90 un disparador de lo que después siguió sucediendo?
Yo te diría que socialmente sí, políticamente no.En ese momento era militante de Patria Libera, la minoritarísima izquierda nacional de los ‘90. Lo que sucedía era que tanto el conflicto que planteaba Menem como el antimenemismo que era muy fuerte y muy robusto, tanto en términos culturales como te diría hasta materiales, porque gran parte de la clase media progresista era antimenemista. Había amplísimos medios, estaba Página 12, Página 30, la televisión. Incluso en ese momento hay una foto famosa en la que está Horacio Verbitsky con Joaquín Morales Solá en Washington denunciando a Menem. En ese momento había una especie de unión.
El antimenemismo era muy fuerte, sobre todo en la cultura y en los sectores medio que es la base donde se va a cimentar un poco el Kirchnerismo. Con eso quiero decir que la televisión está todo el tiempo burlándose de Menem, que era corrupto… en ese sentido me parece que, tal vez porque las condiciones de la economía eran más estables, no sé si mejores pero más estables, el clima no era exactamente el de hoy. Sí claramente profundiza y sistematiza unas bases que después van a ser las de la grieta actual social, más que la política. Explícitamente su idea más fin de la historia, más Fukuyama, más de los años ‘90, era decir “bueno terminó la historia y hay que reconciliarse con todos”. En ese sentido sí era diferente porque Macri no se quería reconciliar con nadie, entonces esa parte más de proyecto ideológico que político era distinta.
“Menem profundiza unas bases de la actual grieta social”
Ahora aparece Duhalde en televisión diciendo que no va a haber elecciones, que va a haber Golpe y dos días después dice que era un ataque de psicosis momentánea. Me parece que acá hay un armado, se los ve a los periodistas cómo se les cae la sangre del colmillo tratando de reformular una grieta que parecía que Alberto Fernández venía a tapar o a calmar, y ahora estamos en una especie de locura. Por eso quería hablar con vos, porque no entiendo nada.
Justo ayer a la noche estaba escuchando cuando se arrepintió y creo que también es tan inverosímil la cuestión militar como un factor de poder en la Argentina que debe ser así, la hipótesis de senilidad apareció enseguida con eso, si bien Duhalde tiene una especie de costumbre de anunciar crisis —
Como Lilita.
Un poco sí, pero la diferencia es que en su momento su especie de maestría en crisis era porque una la gestionó, en cambio Lilita ni eso. Lo que está pasando ahora es complejo, y todavía hay chances de que mute. Es verdad que está un poco en crisis una parte del proyecto de Alberto Fernández que era esa, era la parte que no era tan parecida al Cristinismo. Eso no implica que no se pueda armar un esquema de gobernabilidad y demás, pero te diría que la diferencia o lo distintivo de él, que fue muy notorio al comienzo, en la primera gestión de la pandemia y demás, se empezó a pinchar un poco. En eso tal vez yo le atribuya más responsabilidad incluso a él mismo, porque cuando vos querés reemplazar algo que ya existe, o por lo menos darle otro polo, para algo que tiene tanta inercia y tanta fuerza aunque esté cada vez menos pero sigue siendo importante, tenés que reemplazarlo con otra cosa, no con nada. No puede ser que moderar sea solamente bajarle el voltaje al asunto y nada más, porque la realidad es que desde el comienzo de una hipótesis de no crear el Albertismo, de no armar nada especial de ese lado, entonces se pone por inercia lo que ya existe, por más que no se quiera. Es un liderazgo fuerte y una inercia política de hace muchísimos años.
“No puede ser que moderar sea solamente bajarle el voltaje al asunto y nada más”
Siempre pensé que la chance política del Frente de Todos para ser un poco distinto no era tanto antagonizar con Cristina, porque estaba claro que el primer mes de gobierno en una crisis no era el mejor plan del mundo, pero sí desbordar con política, generar algo nuevo y que sobre ese algo nuevo, la cosa se va mezclando. En general los ‘ismos’ de los Peronismos suelen ser un poco así, no es que se declaran y vienen un día y dicen a partir de hoy arrancó el menemismo o el Duhaldismo. Por eso a mí no me preocupaba mucho al comienzo cuando compañeros decían hay una instrucción de no armar el Albertismo, pensé que era una cosa medio táctica, como diciendo ‘bueno, está claro que quiere evitar que se le llene de mojadores de medialunas de minuto ‘44 del segundo tiempo y que esto se va a dar en la práctica más o menos solo’. Creo que en un momento esa hipótesis estuvo, pero a veces sin volumen de ese otro sector, lo que termina pasando es que queda la agenda del anterior que es explícitamente personal en este caso.
No le tocó un momento fácil para gobernar, apenas asumió ya estalló la pandemia mundial y esto un poco sacó de eje todo, creo que realmente no se le puede exigir a Alberto Fernández a 7 u 8 meses de haber asumido con 6 meses de pandemia, que haya tenido mucha presencia de gestión. Pero la sensación es que de repente cobró fuerza la reacción, por más que vos digas que lo de Duhalde es algo de senil, a mí lo que me sorprendió no fue Duhalde, sino que los periodistas al día siguiente estaban diciendo “bueno porque ya se está hablando de que se vayan todos”, “porque el drama económico se está pareciendo mucho al 2001”, y vos ves las manifestaciones y es raro que se esté aglutinando un sector muy variopinto en contra del gobierno cuando no hay por el momento motivos reales, porque están intentando salir como pueden.
Sí, ¿Qué galvaniza eso? ¿Contra qué se están movilizando, contra Alberto o contra quién? Ni siquiera es funcional para Cristina que Alberto se difumine, porque en el fondo no hay escudo sino. Por eso la oposición se obsesiona tanto en decir que el poder es Cristina, porque saben que Cristina unifica todo, que moviliza en el sentido inverso también, y como ya le ganaron a Cristina en 2017 con Esteban Bullrich y en 2015 le ganaron a Scioli, saben que ese partido es el que quieren jugar. Por eso el Peronismo tiene todo el interés en que exista un Peronismo alternativo, no confrontativo, no que estén a las puteadas, pero sí que tenga poder y que tenga agenda. Lo que más me preocupa a mí del peronismo hoy, más allá de esta dinámica grietística y en relación a la oposición, es que la izquierda peronista no tiene una agenda novedosa. ¿Es Comodoro Py la agenda? ¿Cuál es? Yo te aprieto y te digo, ¿cuál es la agenda del Cristinismo o del Kirchnerismo novedosa hoy? Parece ser una cosa medio reivindicatoria del gobierno último y la agenda totalmente civil, institucional.
Siempre me parece que necesitan de un enemigo unos y otros y que en el medio estamos nosotros que vemos cómo pasan las cosas, y también otro problema del gobierno es que avanza y retrocede, una cosa que hacía Macri por momentos.
Eso es por el empate que hay. Hay una palabra muy de los años ‘60 que se llama psicodrama, que es cuando vos actuás un trauma para resolverlo. En Argentina es todo un trauma la política. Están todo el día hablando o de Cristina, o de sus causas, o de que Macri de St. Tropez. Mi virtual objeción de esta grieta mediática y a lo Intratables es que al final la resolución de cualquier tema no se hace, para uno ni para otro, el 7D, lo de Irán cayó, es probable que esta reforma de la justicia vuelva a no salir. Lo de los Macristas: al final su gobierno se basó en tomar deuda y ese fue todo el chiste, y dejar quebrado el país. Los propios términos de una agenda neoliberal tampoco la pudieron hacer del todo.
“En Argentina es todo un trauma la política”
Vos decís que estamos en una política de psicodrama, donde se está dramatizando un trauma que en realidad tratamos de resolverlo por la dramatización pero no por las acciones directas, y al mismo tiempo tenemos un estadista psicótico. Yo creo que estamos muy mal Pablo.
Pero no solo nosotros, en Estados Unidos la otra vez salía Steve Bannon, el ideólogo de extrema derecha de Trump, que después lo echó y se pelearon porque son locos, y que estaba en un escándalo de corrupción por el muro que no se hizo a México. Esta idea de psicodrama no es solo de Argentina sino de la política contemporánea, que no puede hacer. En el mismo plazo de 4 años de Trump, Mussolini se había hecho Estado totalitario, y este no hizo un muro a la mitad y se choreó una parte. Hay una parte de eso que si te digo “bueno está bien ¿Pero concretamente qué leyes sacó o qué pasó?”. Uno diría gracias a Dios en el caso de Trump, porque hubiese sido peor si era muy eficaz, pero hay algo en la política contemporánea, y tal vez yo creo que es lo peor de la política identitaria, que es como si dijese: ‘ya que no puedo hacer, puedo ser’. Se divorcia la idea del resultado, entonces yo te puedo tirar tres temas y si después no sale digo “pero yo lo planteé, yo lo traje a la sociedad, me defendieron los míos, me putearon los otros”, pero al final no se hizo y esa dimensión del hacer en una Argentina que está tan así es un tema. Un poco lo que venía a hacer Alberto era lubricar esa parte. El jardín del Cristinismo ya estaba sobreregado; tiene canal de televisión, su gente, su liderazgo, está claro. ¿Qué falta? Lo otro. O sea, si Alberto no trae lo otro, no lo dejan o no quiere él ‘ser Alberto’, es como que le viene un poco obsoleto.
¿Qué viene a ser el otro que vos decís?
Y todo el sector que hubiese votado a Lavagna, todos los radicales que hubiesen venido de Macri, todo el sector independiente que tienen las elecciones en términos generales, obviamente no los de la marcha, pero todo ese mundo más o menos. No me gusta la palabra medio porque parece como por promedio, pero digamos todos los que tienen fuerza electoral y política, no tiene liderazgo eso.
“La política identitaria se divorcia de la idea de resultado”
¿Entonces puede ser que medidas como la de Vicentin sea para ganarse ese otro espacio moderado que quiere ganar Alberto?
Lo de Vicentin tiene mucha complejidad en el sentido de que fue una iniciativa no solo de Cristina, fue también de él. El problema es que estuvo mal hecho. Es como esa frase: “peor que un crimen es una equivocación”. Él con eso empieza a entrar en crisis con Perotti y con Schiaretti, básicamente con el sector peronista de la zona núcleo más conservadora, que un poco era lo que se había acercado con él a la coalición. Entonces es un problema interno, externo y también técnico, porque cuando lanzaron el decreto nadie se había fijado si a Argentina le convenía, cuál era el mecanismo que le convenía para no comprarse las deudas del tipo este. Vicentin ilustra un poco los defectos de gestión que tiene el Frente de Todos, porque como cada uno tiene un puchito, parece como cuando en la facultad se arma un TP de 8. Siempre es complejo y hay uno que tiene que asumir la batuta porque sino cada uno termina poniendo su párrafo y termina quedando un engrudo que no está bueno.
“Vicentin ilustra los defectos de gestión que tiene el Frente de Todos”
Entonces en eso sí me parece que hay dificultades. Así y todo lo sigo prefiriendo a las alternativas que hay, y creo que también lo hace gran parte de la sociedad todavía, por eso le va bien en las encuestas. Pero me parece que tiene que apostar a nacer más. Entre marzo y junio a mucha gente que no era peronista le gustaba Alberto, le gustaba desde lo ex alfonsinista, mucha gente de izquierda que le gustaba el rol que estaba ocupando y que en la medida en que se cristinice mucho se va a empezar a ir. No a la oposición porque no hay nada ahí hoy por hoy si la oposición es Macri. Por eso también es funcional que el gobierno levante a Macri, yo lo entiendo eso porque nadie iría con Macri, solamente los más ultraderechistas. El tema es que esa lógica de ‘nosotros levantamos Macri para que no se vayan con Larreta que es más racional, para que no gane y no sé qué’, pero al final termina retroalimentando lo anterior.
Sí, puede ser por ese empate que vos decís que hay en la sociedad, pero también hay una cosa bastante banal que es un poco el aburrimiento. Por ejemplo, cuando empezó Alberto Fernández uno lo veía y pensabas que grande este tipo, que tranquilo, esto es lo que necesitábamos, un nuevo Alfonsín, un tipo que es amplio. La primer explicación para la cuarentena con la filmina estuvo bárbaro, la segunda también, pero ya ayer queríamos matarlo todos, anunciaban un video de 5 minutos que no aparecía nunca. Qué sé yo, ya llega un momento que te cansa cuando ya es mucha sobreactuación.
Los temas empiezan a quedar ahí, eso pasa mucho en este gobierno. Uno dice ‘¿qué pasó con Vicentín?’. Como una serie que decís, ‘no, eso lo dejé de ver en el capítulo seis de la temporada dos’. Yo creo que un principal defecto que tiene Alberto es la sobrerracionalidad, que te lleva a veces al posibilismo, que es algo como… si yo te lo explico en un pizarrón en la facultad de Ciencias Políticas te digo: mirá, Cristina tiene este poder, este tiene este, qué va a hacer. Pero a veces hay que ser un poco loco, si Kirchner cuando llegó decía ‘a mí me puso Duhalde, no me conoce ni Dios, tengo que tranzar todo’, todavía no hubiese nacido el Kirchnerismo por más que la economía hubiese andado bien. Hay una parte donde vos tenés que querer hacerlo también.
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Después del domingo, a redoblar la apuesta, por Alberto Nadra
Un aporte desde mi militancia
Lejos estoy de la soberbia pretensión de explicar a tan pocas horas los resultados de este domingo sombrío. Eludo cifras, porcentajes y bancas, e intento compartir una actualización de las afirmaciones y categorías que vengo planteando hace muchos años, mi forma de militancia con la palabra, así como con la acción que me permiten los años.
Las concibo como un simple aporte al intercambio que debemos darnos quienes nos consideramos parte del movimiento nacional y popular, tanto los que entienden que su misión es mejorar las condiciones de vida del pueblo dentro de este capitalismo senil –pero en pleno reacomodamiento– como quienes siempre consideramos que solo lo lograremos plenamente mediante un transformación revolucionaria en las estructuras económico-sociales, un cambio de mando en el poder y no meramente en la administración temporal de la cosa pública.
La situación es lo suficientemente grave, hemos retrocedido tanto, que aún falta mucho para dirimir esa cuestión.
Ganar batallas, perder la guerra
A lo largo de los años, el peronismo, fuerza mayoritaria entre lo mejor de nuestro pueblo, demuestra que puede lograr la mayoría electoral por períodos, hegemónico en un principio, ligeramente frentista con el tiempo y las dificultades. Sobre todo cuando convoca a otros sectores del campo popular, puede conquistar o reconquistar derechos, mejorar transitoriamente las condiciones para producir y crear trabajo, recuperar el salario o afirmar la soberanía.
Sin embargo, no puede retener esa mayoría electoral, pues el poder real reacciona al ver cualquier amenaza a sus privilegios. Ante esto y hasta ahora, en lugar de redoblar la apuesta, cede ante el poder real y vacila ante la necesidad de producir cambios de fondo en la estructura y la relación de fuerzas social que la determina. Por eso fue y es desplazado, antes por golpes de Estado y ahora también por las urnas.
¿Qué significa redoblar la apuesta?
Para cambiar en serio y ampliar las posibilidades de sostenerlo en el tiempo, no alcanza con las buenas intenciones ni con avances parciales; se exige redoblar la apuesta: confrontar a fondo con el privilegio y enfrentar el “sentido común”, la ideología dominante en toda la sociedad, que es precisamente la del bloque dominante.
¿Qué significa redoblar la apuesta, sea en la gestión para defender conquistas y profundizar el rumbo, sea en el llano para resistir y reunir fuerzas para dar vuelta la taba en favor de las mayorías?
Desde ya no es una convocatoria el exitismo, ni a las chicanas de la interna chica. Significa algo muy distinto a lo que practica la rama partidocrática del heterogéneo movimiento popular, que no solo la hay, sino que es predominante en su dirigencia.
Necesitamos que se reencuentren con el pueblo, que pongan el cuerpo en las luchas que crecen, pero aisladas, sin coordinación ni dirección política.
Es necesario convocar y lograr la unidad, pero la unidad de los luchadores, no un mero rejunte vacío de contenido, que no solo duele, sino que conduce al fracaso, antes o después de un desafío electoral.
Es necesario que esa unidad sea amplia pero a la vez institucionalizada, con protagonismo de las distintas fuerzas, con toda la amplitud que permita un acuerdo programático claro y acompañado por un plan de acción concreto, para gobernantes y gobernados, para dirigentes y militantes.
Preguntas, tan incómodas como necesarias
En ese camino hay que plantearse problemas de fondo como, a título de ejemplo: ¿es posible reconstruir el país y abrir un futuro de progreso y bienestar sin plantear una moratoria unilateral de la deuda externa, por el tiempo que reclame esclarecer su legitimidad y determinar las formas de pagos que permitan crecer a la nuestro país? ¿Es posible sin replantear una estrategia de independencia internacional que incluye acuerdos regionales y apelar a la cooperación e integración con los BRICS? ¿Seguiremos escuchando condenas a la bronca y el combate cuando negar la legitimidad de responder a la violencia es sellar un pacto con la crueldad?
La disyuntiva final
Unidad institucionalizada, programa y plan de acción. Cultivar la bronca, empujar la lucha organizada y transformarla en combate legítimo.
No son frases hechas, ni un recurso más melancólico que práctico.
¿Es difícil? ¡Claro que lo es! Llevamos años y acumulando dolores sin lograrlo. Pero, mientras no se logre, mientras no lo logremos, seguiremos ganando o perdiendo elecciones, conquistando y reconquistando derechos una y otra vez, pero retrocediendo a mediano y largo plazo.
Sé que no digo nada nuevo para tantos luchadores, pero es hora de empezar a decirle a la dirigencia y militancia, principalmente a la peronista, que es eso o seguir profundizando la decadencia, repetir fugaces triunfos y domingos aún más sombríos que el de este 26 de octubre.
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“Un mi padre de ron”, por Oscar Taffetani
Un amigo cubano -cuyo nombre me reservo- me contó una vez que en sus últimos años Ismaelillo (el hijo de José Martí bautizado José Francisco Martí Zayas Bazán), quien a lo largo de su vida mantuvo una relación particular con los EEUU (creció en Brooklyn, intervino en la guerra de Independencia cubana, apoyó las intervenciones y el protectorado norteamericano y ya convertido en alto jefe militar se apartó de todo al fin de la conspiración de los ABC), solía rondar por hoteles y tabernas esgrimiendo un billete con la cara de su padre y pidiendo en voz alta “un mi padre de ron”. Deliciosa anécdota.
Me acordé de esto cuando ciertos dirigentes nuestros cuestionan -“por principios”- el inesperado salvavidas que Scott Bessent -amigo de Soros- le tiró al ministro Toto C. al comprar pesos argentinos la pasada semana (pesos que muy pronto estará recomprando, con ganancias).
Ay, si eso fuera todo! Esta dirigencia vernácula sigue sin entender que una buena parte del voto favorable al Advenedizo, ayer domingo, se debe a la perspectiva cierta de que al gobierno se le fuera todo de las manos -como a otros- por un “golpe de mercado”.
Fue un voto defensista y conservador, pero no un voto “colonialista”. Nuestros asuntos pendientes (deuda, recursos naturales, Estado, producción) siguen estando pendientes, y mi deseo es que puedan abordarse y resolverse sin perder las instituciones democráticas ni la Independencia argentina.
Nada, eso.
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“Represión y abandono en el Chaco: la comunidad Qom bajo ataque”
Introducción
En la provincia del Chaco, las comunidades originarias vuelven a ser blanco de la represión estatal. La semana pasada, un violento operativo policial atacó una manifestación pacífica de la comunidad Qom en la localidad de Villa Río Bermejito, dejando decenas de heridos y varios detenidos. Detrás de los palos y las balas de goma, se esconde una crisis humanitaria marcada por el hambre, la falta de agua y la eliminación de pensiones no contributivas.
Para comprender la magnitud de lo que ocurre y el rol del Estado en este conflicto, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Johana Duarte, secretaria gremial de la UTEP.
LCV: “¿Cómo nace el conflicto que derivó en la represión a la comunidad Qom del Chaco?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en la provincia del Chaco, se graficó una situación que venimos denunciando en todo el país, pero que en algunos lugares, como las provincias del norte, se profundiza más: la crisis alimentaria y la que viven las comunidades originarias producto del brutal ajuste que lleva adelante el gobierno nacional. En este caso, también en complicidad con el gobierno provincial, encabezado por Leandro Zdero, alumno perfecto de Milei. Digo ‘alumno perfecto’ porque no solo es cómplice del ajuste nacional, sino que implementa en la provincia más pobre de la Argentina las mismas políticas: ajuste, persecución, estigmatización de los trabajadores y represión. Es un modelo calcado del nacional.”
LCV: “¿Qué situación concreta están atravesando las comunidades en el territorio?”
Johana Duarte: “En la zona del Impenetrable chaqueño, hace varios meses que no llegan alimentos ni asistencia en agua. Son derechos básicos contemplados incluso por un fallo de la Corte Suprema en 2016, que intimó a la provincia a garantizar el cumplimiento de esos derechos. Desde la asunción de Milei en la Nación y de Zdero en el Chaco, esa asistencia se cortó. Las comunidades reclaman hace meses la restitución de esos derechos básicos. A eso se suma la baja masiva de pensiones no contributivas, que eran el único ingreso de muchas familias. La situación es de una gravedad absoluta.”
LCV: “¿Cómo se produjo la represión?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en Villa Río Bermejito, las comunidades se habían congregado pacíficamente en la plaza central para movilizarse y exigirle al intendente que reclamara por los derechos que se están vulnerando. Pero el reclamo fue respondido con una represión feroz: más de 300 efectivos de la policía provincial atacaron a manifestantes indefensos, en su mayoría adultos mayores, mujeres y niños. Hubo casi 50 heridos y cinco detenidos. Lo más grave es que el operativo fue encabezado por el propio jefe de la policía del Chaco, mientras las mafias y el narcotráfico avanzan impunes en la capital. Es el modelo de seguridad impuesto por Patricia Bullrich: reprimir a los pobres en lugar de enfrentar el delito real.”
LCV: “¿En qué estado está hoy el conflicto?”
Johana Duarte: “Luego de la represión, las comunidades siguen en asamblea permanente. Reclaman tres cosas urgentes: alimento, acceso al agua y la restitución de las casi 10.000 pensiones dadas de baja arbitrariamente. Además, el Estado Nacional cerró oficinas como ANSES o el Ministerio de Capital Humano, y en esa zona la delegación más cercana está a 80 kilómetros, en Castelli. Es decir, no solo les quitan lo que necesitan, sino que también les niegan dónde reclamarlo.”
LCV: “¿Qué pasos se están dando frente a esta situación?”
Johana Duarte: “Las comunidades continúan en estado de asamblea y han iniciado acampes a la vera de distintas rutas del Chaco. Se exige al Poder Ejecutivo provincial que dé respuesta inmediata. La lucha va a continuar, porque las pensiones son un derecho adquirido y no vamos a permitir que se las arrebaten.”

