LCV: “Martín Rodríguez, cronista político, poeta, columnista y director de Revista Panamá. Durante años fue colaborador en La Política Online, Miradas al Sur, Noticias Urbanas, Le Monde Diplomatique y Revista Crisis. También fue columnista del programa Radio Gente de a Pie junto al querido Mario Wainfeld, y actualmente participa en Hermosa Mañana, el canal de streaming Gelatina.
Publicó dos libros de ensayo político: Orden y progresismo (2014) y La grieta desnuda, junto a Pablo Touzón. En 2021 fue compilador y autor de ¿Qué hacemos con Menem? y en 2023 publicó su último libro de poesía, Balada para una prisionera, por Caleta Olivia.
Martín, además de tu trabajo como editor y fundador de Revista Panamá, con una mirada siempre innovadora, sos poeta. Y eso, creo, se nota en cómo pensás la realidad. ¿Lo ves así?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “¡Ay, sos tan generosa! Primero, gracias por la invitación. Y sí, nombraste a Pablo Touzón, que fue también fundador de Panamá. Éramos la línea fundadora, allá por 2011 o 2012. Hicimos una revista política para esperar volver a la política. Y al final funcionó la revista.
Hay una película de Woody Allen, Ladrones de medio pelo, donde un grupo de amigos decide robar un banco y alquilan una panadería al lado para hacer un túnel. Bueno, saquemos la parte delictiva y quedémonos con la metáfora: nosotros armamos una revista para, en algún momento, volver a la política. Y al final, funcionó la panadería.”
LCV: “Y funcionó porque nunca se permitió pensar cómodamente. Panamá caminó por el ripio, por el desierto, con una bolsita de sal. Vos, Pablo y tantos otros se animaron a romper moldes. Muchos, que en su momento discutíamos la dureza de esas miradas, hoy encontramos cobijo en ese espacio.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí, creo que Panamá funcionó porque se animó a pensar incómodo. Desde el inicio sabíamos que no queríamos escribir con pantuflas.”
LCV: “Hay una frase que me dijo mi madre en los 70, cuando lloraba viendo a Perón decir cosas con las que no estaba de acuerdo. Me dijo: ‘Sos dueña de tus decisiones. Cuando ves, ves. Y no vas a dejar de ver nunca.’ Es eso: cuando ya viste, elegir seguir es una decisión.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Hermosa escena. Y sí, incluso con Pablo nos gusta mucho el último Perón, pero son discusiones difíciles. En política, el diario del lunes siempre es más fácil.”
LCV: “Exactamente. Y si traemos eso al presente, parece que seguimos atrapados en un seguidismo ciego. Escuchás votantes que dicen: ‘No me importa lo que hicieron mal, los voy a votar igual.’ De un lado y del otro. ¿Qué lectura hacés de eso?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Con Pablo escribimos La grieta desnuda para tratar de entender justamente eso. Lo que llamamos ‘el régimen de la política polarizada’: una política que podía asegurar representación, pero no hegemonía ni transformación.
Desde 2011, la Argentina vive una decadencia económica continua: no crece el PBI ni el empleo privado; solo creció el empleo público. La polarización se intensificó al mismo tiempo que la economía se deterioró. Estamos mal representados.
Milei, con toda su disrupción, es parte de esa continuidad. Patea tableros, devora a Macri como una boa constrictora, y deja a los viejos liderazgos —Cristina y Macri— desgastados. El peronismo, además, quedó atrapado en una interna antropofágica. Cuando la disputa llega a Kicillof, ya es casi filial: la madre contra el hijo político.”
LCV: “Y en ese contexto, aparecen frases como la de Taiana, que habló de una ‘manada’ de jóvenes votantes varones entre 16 y 30 años. Una palabra muy desafortunada. ¿Qué lectura hacés del voto joven y de este nuevo electorado tan emocional?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Creo que es una mezcla. Vivimos una época sin paciencia, con cultura del scroll y consumo rápido. Milei gobernó así: quiso mostrar resultados en dos meses.
No espero que Taiana entienda a los nuevos votantes, pero tampoco es solo un tema generacional. Hay una comodidad, un tipo de analista que vende la revolución ajena, que juzga desde un podio. Y la política no puede hacerse desde un podio.”
LCV: “Pero Milei es, de algún modo, la foto de la sociedad que somos.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí. Su paso electoral y su gobierno revelan el estado de nuestra sociedad. Lo que falta es paciencia para leer, para entender. Hace falta una renovación de ideas y de nombres. Pero muchos se dedican a bloquearla. Cristina y Máximo, por ejemplo, impidieron la renovación de nombres, y Kicillof no trajo una renovación de ideas.”
LCV: “Pienso en cuánta gente valiosa se fue quedando afuera de la política. Ustedes, en 2011, se fueron al desierto con la bolsita de sal. Había cuadros para otra batalla cultural —si se me permite el término—, pero esa batalla nunca se dio.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí, porque se confundió poder con trascendencia. El sistema político se dedicó a reproducirse a sí mismo, no a abrir el juego. Hoy las listas se arman para sostener la propia clase, no para representar la realidad.”
LCV: “Y esa realidad, sin embargo, logró cosas. Digo, la marcha del orgullo, la ampliación de derechos, los cuerpos diversos en la calle. Son logros culturales que no se reconocen.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Claro. La ‘batalla cultural’ no debería ser un cliché. Es la batalla de las ideas eternas de la política. Cada época tiene ruptura y continuidad. Con Milei hubo una aceleración, un cambio generacional que nos envejeció rápido a muchos. Pero comprender la época no significa obedecerla.
Una época no es un mandato: es una condición. El deber del intelectual, del político, del trabajador de la cultura, es dudar. Las certezas de piedra nunca ayudaron a nadie.”
LCV: “Exacto. Y eso se enlaza con otra palabra que desapareció del lenguaje político: ‘nosotros’. Todo se volvió ‘yo’. Y también desapareció ‘trabajador’. ¿Qué valor tiene hoy para vos ese ‘nosotros’?”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “El ‘nosotros’ tiene que ser una casa sin llave, una puerta abierta. No puede ser un refugio cerrado. Es un ‘nos’ con ‘otros’.
Y eso tiene que ver con mirar. Con ver al otro tal como es. Cuando Perón contempló la Plaza de Mayo el 17 de octubre, miró durante quince minutos a la clase obrera tal como era. Para construir un ‘nosotros’, primero hay que abrir los ojos.
Eso, creo, la política peronista lo perdió hace mucho. Y es algo que interpela a todos, no solo a los peronistas. La izquierda también se encierra en su cubículo.”
LCV: “Totalmente. Hoy el desafío es volver a mirar, volver a pensar, volver a creer en la construcción de sentido.”
MARTÍN RODRÍGUEZ: “Sí. Volver a creer en el pensamiento y en los trabajadores. Porque sin ellos no hay política posible.”