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Apuntes de viaje y un acertijo escondido, por Laura Giussani Constenla
“Pasolini y la forma de una ciudad” es el título de un documental realizado para la televisión italiana en el año 1975. Le habían propuesto a Pier Paolo Pasolini que defendiera alguna obra de arte en peligro y eligió un pequeño pueblo del Lazio: Orte. “Es algo humilde, no se puede ni siquiera comparar con algunas obras de arte, de autor, estupendas, de la tradición italiana. Sin embargo yo pienso que esta callecita que no dice nada, así de humilde, tiene que defenderse con la misma buena voluntad, con el mismo rigor, con el que se defiende una obra de arte de un gran autor. Quiero defender algo que todavía no esté establecido ni regulado, que nadie defiende, que es obra, digamos, del pueblo, de toda una historia, de la entera historia del pueblo de una ciudad, de una infinidad de hombres anónimos. Con cualquiera que hables estará inmediatamente de acuerdo en defender un monumento, una iglesia, la fachada de una iglesia, cualquier ruina cuyo valor histórico ya esté consolidado, pero nadie se da cuenta que lo que hay que defender es justamente este pasado anónimo, este pasado sin nombre, este pasado popular”. La cita la hemos tomado de un hermoso libro de Franco Cenci, llamado “Monterotondo Antico”.
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Actúan como termitas. Invaden, corroen, perforan, devoran. Ciudades enteras se ven condenadas a esta plaga. Se trata del turismo, de los turistas y sus miradas huecas a través de un visor. Ignoran la realidad, solo quieren dejar testimonio de que ellos estuvieron allí. Ostentar, aparentar. Todos sabemos que allí no estuvieron. Sobrevolaron la ciudad como una marabunta. Hoy los centros históricos de las principales ciudades italianas están rodeados de vallas y más vallas; camiones del Ejército con militares con ropa de fajina y ametralladoras custodiando las esquinas; fachadas ocultas por telas con ventanas ficticias para poner enormes publicidades; filas y filas interminables; euros, codazos y pisotones, son la previa para entrar a cualquier monumento. Una vez adentro, pocos miran a su alrededor, todos con los ojos puestos en la máquina de fotos, un click, una selfie, y a salir corriendo para la próxima parada.
En el intento de eludir la marea eufórica e idiotizada que rodeaba al Coliseo de Roma, desembocamos rápidamente en el barrio judío. Cantinas con mesas en la vereda, gente del lugar comiendo de manera tranquila. Todo Kosher. Antes se lo conocía como el ‘ghetto romano’, hoy se transformó, al decir de uno de los diarios más prestigiosos, en el lugar elegido por los romanos para un encuentro. Piazza Navona, Campo dei Fiori, Trastevere, ya no les pertenece, está repleto de termitas. No deja de ser curioso que los acorralados del gueto ahora sean todos los romanos.
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Lisboa, hermosa Lisboa, con sus escaleras, calles empinadas, adoquines, flores, murales, un verde mar y los fantasmas de Fernando Pessoa con todos sus alter egos, el pensamiento de Queiroz y las canciones de Amalia Rodrigues, en cada esquina. Uno de los barrios más autóctonos, considerado patrimonio histórico, está a pocas cuadras de Alfama, dentro del Barrio Alto. Allí encontramos la Rua das Olarías, que significa: calle de los talleres de cerámica. Cabe imaginar que en esos edificios centenarios alguna vez hicieron las hermosas mayólicas que cubren buena parte de la ciudad y le dan ese brillo inconfundible. La calle de los talleres se convierte en Rua dos Lagares, es decir ‘de los Molinos’, un orgulloso barrio obrero en el que hoy conviven cordialmente los nietos de aquellos trabajadores con africanos, sean árabes o negros.
Muchos son los edificios con ventanas tapiadas por ladrillos, en donde un grito sordo se hace sentir por los carteles: aquí vive gente, no al desalojo, basta de demoliciones. Algo que podríamos llamar ‘fenómeno airbnb’ está invadiendo el mundo, junto a las termitas ya mencionadas. La plataforma creada para por la astucia de algún emprendedor se convirtió en un fenómeno inmobiliario de dimensiones incalculables.
Tan es así que ahora no solo se ‘alquila’ la propia casa, sino que se construyen casas pensada para turistas, todas uniformes, con las mismas comodidadess, pequeñitas pero eficaces. Eso reditúa mucho más que un alquiler barato a una familia de pocos recursos. Resultado: con el visto bueno de la Intendencia de Lisboa se están expropiando, desalojando o privatizando monumentos patrimonio de la humanidad, para que la plaga avance y deje su dinero en la industria turística. Una industria de plataforma digital, con pocos empleados, que da buenos dividendos pero rompe una tradición comunitaria y cultural de manera inapelable.

Rua dos Lagares. Un Papá Noel cuelga de un edificio tapiado con los pedidos vecinales: no al desalojo, acá vive gente.
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París en blanco y negro. Más allá de las trabas que puedan ponérsele, los inmigrantes le cambiaron la cara a la capital francesa. Si bien su charme y elegancia fue muchas veces confundida con una marca de soberbia de origen, la apertura de las nuevas generaciones a otros idiomas y culturas favoreció un intercambio rico de experiencias. Hoy, un parisino de menos de treinta años, hace un esfuerzo por entender lo que dicen aquellos que no hablan francés. La multiculturalidad está incorporada en barrios y lugares de trabajo.
Huyendo de los turistas-termitas, la Columna Vertebral fue al museo que le correspondía: el Museo de Artes y Oficios. Monumental edificio de aire gótico que reúne los principales inventos científicos que llevaron a grandes innovaciones tecnológicas. Recorrerlo es palpar la Revolución Industrial, verla germinar como se observa el brote de una semilla. Igual de mágico y milagroso es el devenir del conocimiento humano, que no es otra cosa que curiosidad en estado puro.
El artefacto más destacado es el péndulo de Foucault. Un simple instrumento que pudo demostrar científicamente la veracidad del movimiento de la tierra sobre su eje. Una observación más que simple: colgó un peso desde un hilo largo, y al darle movimiento su repetición no siempre siempre la misma. Un círculo con letras fue el parámetro elegido para ver que a lo largo de un buen tiempo el peso no iba al mismo sitio, se deslizaba levemente hacia derecha. Un experimento simple que logró demostrar científicamente en 1851 la rotación de la tierra. Ahí estaba, la bola todavía en movimiento demostrando lo casi indemostrable. Otro invento simplísimo fue el que abrió las puertas del progreso tecnológico que derivaría en máquinas de vapor, de coser, relojes, y varios elementos cotidianos más: el engranaje ¿cómo no se nos había ocurrido antes? Bastaba hacer dos rueditas con hendiduras que calzaran de manera perfecta para hacer girar el mundo. Mientras la humanidad toda queda estaciada con el Louvre, el mundo entero ignora creaciones innovadoras que cambiaron la historia.

Museo de artes y oficios de París.
Después de los engranajes empezaron las bicicletas, los autos, y hubo un precursor que se dedicó a inventar un aparato idéntico al murciélago. Allí cuelga del techo, sobre el hueco de una escalera circular el murciélago avión. Seguramente fue necesario este fracaso para terminar el un Boeing. Imaginamos que no tuvo éxito porque nadie vio un murciélago gigante con pasajeros a bordo.
Si de auténticos creadores hablamos, no pudimos obviar el museo de Dalí, en Monmartre. Pinturas, esculturas y muebles creados por un tipo que seguramente no estaba en sus cabales. En este caso no se le dice ‘loco’, se llama ‘genio’. Obsesiones repetidas, en oleo sobre tela o con piedra o metal. Una de ellas: el tiempo. Una y dos y tres veces, sus relojes derretidos. Ni modo de que funcionen, el tiempo en ellos se modifica violando todas las leyes físicas porque descompone el círculo y le pone un palo a los engranajes. También los cuerpos eluden la regla. Siluetas sin estómago, con un hueco que las transparentar el otro lado, la materia que se diluye. Y ojo, tantos ojos como sean necesarios para ver todo, puro ojo, sin tacto ni olfato ni cerebro ni oído. Ojos que ven imágenes pero no pueden ordenarlas porque les falta el resto del cuerpo.
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Y ya que mencionamos Monmartre, en un de sus callecitas-escaleras encontramos este mural y a una pareja sacandole una foto. Casi al mismo tiempo, Pablo Fierro, gran disparador de preguntas, publicaba la foto del mural en su facebook y planteaba una pregunta melancólica: ”¿Avanzaremos cuesta arriba o todo el esfuerzo será para sostener, nomás? Recordé, entonces, que habíamos pasado por allí y la escena de la pareja: el tipo quería sacarle una foto a su novia con esa imagen de fondo. Ella, sin pensarlo, se puso detrás de la mujer, como si hicieran fuerza juntas. El le dijo que quedaba mejor si se ponía del otro lado, como si ella empujara la piedra para abajo, una suerte de pulseada. Después de la pregunta de Pablo la escena cobró otro significado. La única solución, claro, es que no sea una sola persona la que soporte todo el peso.

Europa, Europa. Mural en barrio histórico de Lisboa, en una callecita plagada de negocios árabes. Una mirada para recordar que el mundo nos pertenece a todos.
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“Un mi padre de ron”, por Oscar Taffetani
Un amigo cubano -cuyo nombre me reservo- me contó una vez que en sus últimos años Ismaelillo (el hijo de José Martí bautizado José Francisco Martí Zayas Bazán), quien a lo largo de su vida mantuvo una relación particular con los EEUU (creció en Brooklyn, intervino en la guerra de Independencia cubana, apoyó las intervenciones y el protectorado norteamericano y ya convertido en alto jefe militar se apartó de todo al fin de la conspiración de los ABC), solía rondar por hoteles y tabernas esgrimiendo un billete con la cara de su padre y pidiendo en voz alta “un mi padre de ron”. Deliciosa anécdota.
Me acordé de esto cuando ciertos dirigentes nuestros cuestionan -“por principios”- el inesperado salvavidas que Scott Bessent -amigo de Soros- le tiró al ministro Toto C. al comprar pesos argentinos la pasada semana (pesos que muy pronto estará recomprando, con ganancias).
Ay, si eso fuera todo! Esta dirigencia vernácula sigue sin entender que una buena parte del voto favorable al Advenedizo, ayer domingo, se debe a la perspectiva cierta de que al gobierno se le fuera todo de las manos -como a otros- por un “golpe de mercado”.
Fue un voto defensista y conservador, pero no un voto “colonialista”. Nuestros asuntos pendientes (deuda, recursos naturales, Estado, producción) siguen estando pendientes, y mi deseo es que puedan abordarse y resolverse sin perder las instituciones democráticas ni la Independencia argentina.
Nada, eso.
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“Represión y abandono en el Chaco: la comunidad Qom bajo ataque”
Introducción
En la provincia del Chaco, las comunidades originarias vuelven a ser blanco de la represión estatal. La semana pasada, un violento operativo policial atacó una manifestación pacífica de la comunidad Qom en la localidad de Villa Río Bermejito, dejando decenas de heridos y varios detenidos. Detrás de los palos y las balas de goma, se esconde una crisis humanitaria marcada por el hambre, la falta de agua y la eliminación de pensiones no contributivas.
Para comprender la magnitud de lo que ocurre y el rol del Estado en este conflicto, La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores dialogó con Johana Duarte, secretaria gremial de la UTEP.
LCV: “¿Cómo nace el conflicto que derivó en la represión a la comunidad Qom del Chaco?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en la provincia del Chaco, se graficó una situación que venimos denunciando en todo el país, pero que en algunos lugares, como las provincias del norte, se profundiza más: la crisis alimentaria y la que viven las comunidades originarias producto del brutal ajuste que lleva adelante el gobierno nacional. En este caso, también en complicidad con el gobierno provincial, encabezado por Leandro Zdero, alumno perfecto de Milei. Digo ‘alumno perfecto’ porque no solo es cómplice del ajuste nacional, sino que implementa en la provincia más pobre de la Argentina las mismas políticas: ajuste, persecución, estigmatización de los trabajadores y represión. Es un modelo calcado del nacional.”
LCV: “¿Qué situación concreta están atravesando las comunidades en el territorio?”
Johana Duarte: “En la zona del Impenetrable chaqueño, hace varios meses que no llegan alimentos ni asistencia en agua. Son derechos básicos contemplados incluso por un fallo de la Corte Suprema en 2016, que intimó a la provincia a garantizar el cumplimiento de esos derechos. Desde la asunción de Milei en la Nación y de Zdero en el Chaco, esa asistencia se cortó. Las comunidades reclaman hace meses la restitución de esos derechos básicos. A eso se suma la baja masiva de pensiones no contributivas, que eran el único ingreso de muchas familias. La situación es de una gravedad absoluta.”
LCV: “¿Cómo se produjo la represión?”
Johana Duarte: “La semana pasada, en Villa Río Bermejito, las comunidades se habían congregado pacíficamente en la plaza central para movilizarse y exigirle al intendente que reclamara por los derechos que se están vulnerando. Pero el reclamo fue respondido con una represión feroz: más de 300 efectivos de la policía provincial atacaron a manifestantes indefensos, en su mayoría adultos mayores, mujeres y niños. Hubo casi 50 heridos y cinco detenidos. Lo más grave es que el operativo fue encabezado por el propio jefe de la policía del Chaco, mientras las mafias y el narcotráfico avanzan impunes en la capital. Es el modelo de seguridad impuesto por Patricia Bullrich: reprimir a los pobres en lugar de enfrentar el delito real.”
LCV: “¿En qué estado está hoy el conflicto?”
Johana Duarte: “Luego de la represión, las comunidades siguen en asamblea permanente. Reclaman tres cosas urgentes: alimento, acceso al agua y la restitución de las casi 10.000 pensiones dadas de baja arbitrariamente. Además, el Estado Nacional cerró oficinas como ANSES o el Ministerio de Capital Humano, y en esa zona la delegación más cercana está a 80 kilómetros, en Castelli. Es decir, no solo les quitan lo que necesitan, sino que también les niegan dónde reclamarlo.”
LCV: “¿Qué pasos se están dando frente a esta situación?”
Johana Duarte: “Las comunidades continúan en estado de asamblea y han iniciado acampes a la vera de distintas rutas del Chaco. Se exige al Poder Ejecutivo provincial que dé respuesta inmediata. La lucha va a continuar, porque las pensiones son un derecho adquirido y no vamos a permitir que se las arrebaten.”
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“Manos a la Obra”: la cooperativa bahiense que transformó la amistad en trabajo digno
En Bahía Blanca, tres mujeres que se conocieron como “las madres del cole” convirtieron su vínculo en una historia de organización, esfuerzo y solidaridad. Natalia Aguilar, fundadora de la cooperativa Manos a la Obra, cuenta cómo pasaron de coser en casa con máquinas a pedal a ganar licitaciones públicas, superar una inundación y sostener un espacio de trabajo cooperativo basado en la confianza y el compañerismo.
LCV: “¿Cómo nace la cooperativa Manos a la Obra?”
Natalia Aguilar: “Mirá, la verdad, te soy sincera, por un capricho. Estábamos en una organización social haciendo actividades comunitarias y trabajábamos juntas con Patricia —‘Patito’ para mí— y Flavia —‘Fa’ para mí—. Nuestros hijos fueron al mismo colegio en distintas épocas, éramos las ‘madres del cole’, nos encontrábamos en los actos y las salidas. Dio la casualidad de que pudimos trabajar las tres en la organización. En ese momento me llega un comentario sobre una cooperativa. Yo era instructora de un taller textil en mi casa, con máquinas que habíamos conseguido por bingos y sorteos. Eran máquinas a pedal, porque éramos 25 mujeres, y mi esposo se las ingenió para volverlas eléctricas. Un día alguien me habló de una cooperativa. Propuse la idea en la organización, pero el dirigente no me dio bola. Como nunca me quedo quieta, empecé a investigar y buscar gente que me guiara. No es fácil formar una cooperativa, pero sabía que F y Patito tenían que venir conmigo sí o sí. Somos tres mujeres, tres madres que primero fueron amigas por los hijos y después transformaron esa amistad en una cooperativa. Siempre digo que la base de Manos a la Obra es la amistad y la lealtad. Prefiero mil veces decirte que no antes de quedar mal. Las tres nos cortamos por la misma tijera, y eso nos enorgullece.”
LCV: “¿A qué se dedica exactamente la cooperativa?”
Natalia Aguilar: “Hacemos indumentaria laboral liviana: ambos para médicos, chaquetas para secretarias, delantales para maestranza y gastronomía, conjuntos de chef. Ahora estamos con una licitación muy grande del Hospital Municipal de Bahía Blanca. Es una entidad más chica que el Penna, que es nacional, pero igual muy importante. Ganamos la licitación siendo una cooperativa nueva, y eso nos llena de orgullo.”
LCV: “¿Y cuál es la zona de influencia?”
Natalia Aguilar: “Bahía Blanca y alrededores. Donde nos digan, vamos. También ganamos una licitación con la Municipalidad de Villa Blanca para hacer mantelería. Mientras esté dentro de nuestros conocimientos, no le decimos que no a nada. Yo soy la que estudió y se capacitó, y sigo haciéndolo. Ahora participo en el programa Impulsarse 2025, donde nos enseñan a armar un plan de negocios. Con 45 años jamás pensé que iba a aprender tanto. Todo lo que aprendo lo comparto con ellas, para que entiendan hacia dónde quiero que vaya la cooperativa. Nosotras no hacemos nada sin estar las tres de acuerdo.”
LCV: “¿Tienen un taller propio o trabajan desde sus casas?”
Natalia Aguilar: “Tenemos un taller con diez máquinas industriales nuevas. No es un espacio enorme, pero está muy bien equipado. Se sumaron cuatro asociadas nuevas, aunque tres se dieron de baja. La cooperativa no es una pyme: primero se pone y después se saca. Ya tenemos toda la materia prima para la producción del Hospital Municipal, más de 500 prendas. Sé manejarme con la plata, pero no siempre es fácil cumplir los tiempos de pago. Cada una sabe su necesidad, y si alguna dice ‘hasta acá llego’, no hay problema. Ahora estamos buscando nuevas asociadas que quieran sumarse. Trabajo hay, gracias a Dios. Queremos que más mujeres puedan tener un trabajo estable en un ambiente laboral sano. Acá se trabaja tranquilas, pueden tomar mate, ir al baño sin que nadie las controle. No hay esclavitud.”
LCV: “En este contexto tan difícil para la industria textil, ¿cómo manejan la relación con los proveedores?”
Natalia Aguilar: “Pienso que tenemos un Dios aparte. Cuando quisimos conformar la cooperativa, todo era por trámite a distancia y fue complicado. Pero en menos de un mes logramos la matrícula. El año pasado recibimos un subsidio de 8 millones de pesos con el que compramos cuatro máquinas nuevas. Ya teníamos la licitación del Hospital Municipal, pero el 7 de marzo se nos inundó todo. El taller está en mi casa y entró un metro y medio de agua. Se arruinó gran parte de la producción. Gracias al IPAC y al intendente, recibimos un segundo subsidio por la inundación, de 10 millones. Con eso compramos seis máquinas más y arreglamos las que se habían dañado. Estuvimos más de 12 horas con el agua a la cintura. Fue durísimo, pero salimos adelante.”
LCV: “¿Cómo se comportaron las autoridades ante la emergencia?”
Natalia Aguilar: “Excelente. Patricia Suazo y Patricia Breel, coordinadoras del IPAC en Bahía Blanca, se portaron increíble. Nos llamaban todos los días, estaban en el barrio. La asistencia fue constante, para todos por igual. Bahía Blanca quedó muy afectada, y la reconstrucción sigue siendo día a día. No hay magia, es trabajo constante. Hoy mismo recibimos una donación de cerámicos porque a mí se me levantaron todos los pisos de casa. El barrio Villa Talleres fue muy castigado.”
LCV: “Escucharte con tanto entusiasmo y esperanza es alentador. Te hago una pregunta final: ¿cómo ves la situación política y qué expectativas tenés para el futuro?”
Natalia Aguilar: “No me gusta hablar de política. Tengo entendido que el presidente Milei quiere eliminar la Zona Fría en Bahía Blanca, pero hablar de política me parece como hablar de religión. No me siento preparada para opinar. Lo que sí puedo decirte es que con el IPAC trabajamos muy bien. Gracias al programa Impulsarse estamos en contacto con empresarios de Bahía Blanca y seguimos sumando reuniones. Trabajo hay, oportunidades hay.”
LCV: “Entonces, ¿qué esperás para lo que queda del año?”
Natalia Aguilar: “Que siga yendo viento en popa. Creo que el movimiento cooperativista puede todo. Hay trabajo, y si no lo hay, lo generamos.”

