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“Los movimientos populares somos sujetos de transformación”

“Me gusta hablar con Lito porque te dice las cosas como son, no caretea”, desliza Laura Giussani Constenla para iniciar la entrevista con Lito Borello, secretario de Derechos Humanos de la CTEP, militante de toda la vida y, en definitiva, un tipo que va de frente.
La razón de la llamada partía por la convocatoria de la UTEP a una marcha contra una nueva visita del FMI, acordada por representantes del organismo con el ministro de Economía Martín Guzmán. Desde su sector, el rechazo al ente fue constante durante la gestión macrista, y cada llegada de una de sus comitivas trae malas vibras.
-Entendemos que hay que manifestarse contra algo que históricamente e intuitivamente nuestro pueblo entiende como una manera de injerencionismo. Convocamos para una gran jornada de lucha el día 12 de febrero en la avenida 9 de julio. También se impulsan actividades en todo el país, en cada provincia, en los barrios. La idea es que se sienta de punta a punta del país este repudio que, insisto, nuestro pueblo naturalmente interpreta como una actitud de querer tutelar los destinos de nuestro país.
LCV: ATE Nacional también convoca. ¿Convocan todos juntos?
-Sí, en general hay una vocación unitaria. En el movimiento popular hay matices, pero a la hora de juntarnos en contra de un enemigo común que todos tenemos claro no importan los matices, y no hay que poner el centro en los matices. Hay que poner el centro en el momento político que se está viviendo y está claro que, así como cuatro años de resistencia y de unidad en la calle sirvieron para echar a Macri, también ahora se está poniendo para que podamos tener un destino y nuevamente recuperar un tiempo emancipador para Argentina y para toda la región.
“ES APASIONANTE ESTAR VIVIENDO UN TIEMPO TRANSFORMADOR”
LCV: A eso te quería llevar. ¿Cómo se articulan los movimientos de Argentina con los de otros países, como Chile, Brasil o Uruguay?
-Creo que hay una situación en donde converge, por un lado, una contraofensiva restauradora que sigue teniendo capacidad de iniciativa política, que todavía sostiene gobiernos que siguen enarbolando las políticas neoliberales, y hay pueblos que en algunos lados hemos recuperado la posibilidad de tener un gobierno nuevamente anti neoliberal como en Argentina (…) Hay nuevos sujetos que van emergiendo, nuevas organizaciones que van apareciendo. Es un tiempo auspicioso. Está claro que la contraofensiva de los poderes globales viene a tratar de llevar a construir un capitalismo cada vez más destructor, extractivista, financiero, pero los pueblos resisten, construyen nuevas situaciones y nosotros tenemos plena y total confianza en la vitalidad de los pueblos para reconstruirse y recomponer situaciones adversas, y eso es lo que transita toda la región de una u otra manera. Con gobiernos que vuelven a ponerse del lado de los intereses populares, con gobiernos que todavía quieren sostener políticas neoliberales pero con pueblos totalmente movilizados y disputando palmo a palmo. Por lo tanto, es apasionante estar viviendo este tiempo transformador.
“LA CLASE MEDIA TIENE LA DIFICULTAD DE NO INTERPRETAR EL TIEMPO QUE SE VIVE”
LCV: ¿Por qué creés que la impaciencia con los resultados de este gobierno es infinitamente mayor en la clase media, que tiene menos problemas (sin desestimarlos) que otros sectores con muchas más necesidades o los propios movimientos sociales que resisten y ayudan con organización?
-Bueno, hay una clase media que tiene esa dificultad de no interpretar el tiempo que se vive, con un nivel de demandas donde piensan que su ombligo es lo único que cuenta. No es algo nuevo. La clase media siempre ha tenido estas actitudes y el enemigo, cuando los medios comenzaron a jugar un papel protagónico en la construcción de sentido, lo utiliza para profundizar las diferencias en vez de unir. Tenemos que tener claro que va a haber una acción comunicacional en ese sentido. Cada posición crítica, o en este caso, cuando se intenta profundizar diciendo que la deuda es con el pueblo o que hay que nacionalizar Vicentín, esas cosas se utilizan para meter el cuchillo, provocar diferencias en nuestro pueblo. Tenemos que ser más inteligentes y aprovechar para construir políticas comunicacionales a favor de los sectores populares y que vayan en consonancia con el tiempo político que se está viviendo.
Años en la CTEP y a cargo del Comedor Los Pibes en la Boca le dieron a Borello un panorama único en lo que a organizaciones populares y sociales se refiere. Con el comienzo de la gestión de Alberto Fernández también se lanzaron o recuperaron un gran número de iniciativas de planes, microcréditos o ayudas para los más necesitados. ¿Se trata de medidas estratégicas o de emergencia?

-Nosotros creemos que, como también el Papa lo plantea, los movimientos sociales y populares somos sujetos de transformación. Por lo tanto tenemos la aspiración no solamente de ser beneficiarios de políticas asistenciales, sino de ser artífices de la construcción de nuestro propio destino. En eso hay un debate sobre un Estado benefactor, que en algún momento fue capaz de generar condiciones muy importantes para nuestro pueblo. Hoy estamos en la necesidad de ir avanzando mucho más, de ir creando un nuevo Estado, de ir creando una nueva lógica de una democracia mucho más participativa y protagónica, donde no solamente cada dos años nos permitan la posibilidad de ir a poner un papelito en una caja de cartón. En eso las políticas juegan un papel importante. Nosotros celebramos que haya herramientas como la Tarjeta Alimentaria que es para lo inmediato, lo urgente, para salir del nivel de angustia que hay con el hambre en nuestros barrios, en nuestro pueblo. Pero aspiramos a que el desarrollo, la profundidad de la economía popular no sea para ‘papear’, no sea para pasar la urgencia. Que sea para imaginar una economía distinta a la que te propone el capitalismo salvaje, depredador, financiero, extractivista. Una economía que en el mundo genera hambre y miseria, guerra, muertes. Por lo tanto hay fuertes desafíos. Va a haber tensiones, sin dudas. Bienvenidas sean en el momento en que estamos queriendo dar a luz no solamente un cambio de gobierno, sino un cambio de paradigma. Por eso digo que es apasionante pese a lo complejo, pese a lo difícil, pese a que vamos a tener palos en la rueda. Y no lo empezaron a hacer cuando asumió el gobierno de Fernández. Empezaron el 12 de agosto, cuando se dieron cuenta de que iban a perder la institucionalidad. Por ejemplo, a partir de ahí Vicentín dejó de pagar. En eso tenemos que estar alertas y movilizados, y también hay un debate. Algunos creen que no hay que movilizar, y otros creemos que hay que estar alerta y movilizados.
“EL PUEBLO ES EL ÚNICO CAPAZ DE CONQUISTAR LO QUE FALTA”
LCV: Con estos planes como Argentina Hace, ¿se refuerzan las cooperativas o se las pasa por alto?
-Esa es parte de las tensiones. Nosotros propiciamos una mayor autonomía de los movimientos populares. Nadie logra una articulación de organización y de hacer con tan poco un montón de cosas como los movimientos populares. Hay una puja de intereses con estructuras más tradicionales de la política como los municipios y demás instancias, que no quieren perder el protagonismo. Hay una puja por quién va a manejar los recursos. Nosotros aspiramos a programas que den cada vez mayor capacidad, no solo de autonomía e independencia, sino de la generación de elementos que fortifiquen el tejido social, que fortalezcan los movimientos populares. Como decía Evita: ‘a la fuerza brutal del antipatria, tiene que oponerse la fuerza popular organizada’. Las organizaciones libres del pueblo. No la tuya o la mía. Es ese pueblo el único capaz de ir a conquistar lo que falta y, fundamentalmente, de defender lo conquistado.

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Referendum por la autodeterminación palestina, por María Urruzola

La población palestina en Oriente Medio es una población diversa de aproximadamente siete millones de personas con diferentes estatus legales, que viven en Israel, los Territorios Palestinos Ocupados, Jordania, Líbano, Siria, Egipto y otros países. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) afirmó haber proporcionado asistencia en 2023 a unos 5,9 millones de refugiados palestinos en 58 campos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria, la Franja de Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Este.
La UNRWA, sin embargo, no está presente en todos los países árabes y no todos los palestinos son refugiados. Según la Naciones Unidas, aquellos cuyo “lugar habitual de residencia fue Palestina del 1 de junio de 1946 hasta el 15 de mayo de 1948, y los que perdieron sus hogares y medios de vida como resultado del conflicto de 1948” están cualificados para registrarse como refugiados, así como sus descendientes.
La Carta Magna de la Descolonización, firmada el 14 de diciembre de 1960, establece:
1. La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una negación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales.
2. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.
3. La falta de preparación en el orden político, económico, social o educativo no deberá servir nunca de pretexto para retrasar la independencia.
4. A fin de que los pueblos dependientes puedan ejercer pacíficamente y libre mente su derecho a la independencia completa, deberá cesar toda acción armada o toda medida represiva de cualquier índole dirigida contra ellos, y deberá respetarse la integridad de su territorio nacional.
5. En los territorios en fideicomiso y no autónomos y en todos los demás territorios que no han logrado aún su independencia, deberán tomarse inmediatamente medidas para traspasar todos los poderes a los pueblos de esos territorios, sin condiciones ni reservas, en conformidad con su voluntad y sus deseos libremente expresa dos, y sin distinción de raza, credo ni color, para permitirles gozar de una libertad y una independencia absolutas.
6. Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Por lo tanto, un nuevo protectorado en Palestina bajo dirección Trump-Blair y sin retiro de los territorios de las tropas israelíes, contradice, a todas luces estos principios.
La ONU debería organizar un referéndum del pueblo palestino (allí donde se encuentre: Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano, Egipto), para que sea ese pueblo el que decida si acepta lo que ahora algunos se apresuran a tomar como propuesta válida.
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Canal 13 cumple 65 años: “Lo más interesante y lo más detestable”, por Claudio Korlemblit

El 1 de octubre de 1960 se inauguró Canal 13, de Buenos Aires, concesionado por un decreto muy cuestionado de 1958 del Gral Aramburu, miembro de la “revolución libertadora”, o más bien, del Golpe del 55 contra Peron. El presidente Illia decidió, poco después de asumir la presidencia, ponerle fecha de vencimiento a la concesión a los 15 años, por lo cual pasó al Estado a fines de 1973.
Durante los siguientes 15 años fue estatal, hasta que la corrupta administración menemista lo entregó al Grupo Clarín, en 1990, bajo cuya tutela lleva 35 años. En total, 65 años de vida, donde se mezcla lo más interesante y lo más detestable de la TV argentina.
A los 20 años, ni bien salí de la colimba, tuve la posibilidad de ingresar al Noticiero del mediodía, que conducía Pinky y luego Perez Loizeau, como “compaginador periodístico”. El canal estaba bajo el control férreo de la Marina, aún con Massera en la cima y sus autoridades eran el triunvirato de Agulleiro, Madariaga y Gavilán, el último a cargo de la gerencia de Noticias. La censura era total, encarnada en los propios noteros y productores que se encargaban de filtrar cualquier desajuste.
La llegada de la democracia fue un remanso, aunque básicamente siguió el mismo plantel de profesionales, mientras que los gerentes fueron elegidos entre los productores más veteranos. No hubo ninguna “razia”, más allá de los directivos que renunciaron.
Al 13 lo dirigieron Yuyo Taboada, Eduardo Metzger y un quinteto de viejos directores de cámaras. La UCR no tenía cuadros para manejar los canales, apenas Miguel Angel Merellano para ATC, cuya gestión terminó en 1985, cuando se cayó el avión que lo transportaba.
A partir de 1990, con la vil entrega de Menem, comenzó el reinado de Clarín, que ya lleva demasiado tiempo y esperamos que termine en breve, ya que la extensión que le otorgó Néstor K. a su licencia expira este año.
Un brindis por su cumpleaños y otro por la esperanza de su recuperacion para el Estado (sin fascistas).
Archivo
ARCHIVO/”Balada del intruso y la pequeñez”, por Hernán López Echagüe

Ilustración: Silvia Flichman. (silviaflichman.com.ar)
I
Soy un ácrata de cuatro patas desprovisto de significancia alguna, de modo que tengo toda la autoridad, y todo el derecho, y hasta me atrevo a decir la piadosa necesidad de advertirles: todos vivimos atrapados, aplastados, sumergidos, enlodados, castrados, estupidizados, en un cono de insignificancia absoluta. Sépanlo de una buena vez. Lo que decimos significa nada, menos aún lo que pensamos. Nuestra vida está sometida a los antojos de los pocos que resuelven y delimitan y desnaturalizan hasta por ley el significado de lo que decimos, de lo que pensamos y, por sobre todas las cosas, de lo que hacemos. Los hechos no significan nada.
A los hechos los convierten en fantochada, en pirueta de desesperado. Los hechos, a juicio del imbécil, son puestas en escena. Lo que ocurre de veras no le causa ni pizca de significancia, o de significado, o de lo que fuere. Ni asomo de estremecimiento. Así será por siempre. Porque la nada y el todo son finitos. La paciencia también.
II
Había un viejo en el pasaje Bollini, cincuenta años atrás, cuando Bollini era de veras un pasaje hacia tantas fantasías, con sus zaguanes en penumbras, con sus casas petisas y gastadas y abandonadas, un viejo que te decía, frunciendo la cara, ¿Y esto qué me significa?, cada vez que le hablabas de algo de lo que nunca había oído hablar. A veces te largaba:¿Dónde lo encontraste escrito? Ese es el punto focal del malentendido que está conduciendo hacia un pozo ciego a esta humanidad demasiado humana: ¿Y esto y aquello y lo otro, qué mierda me significan?
¿Qué me puede significar, por caso, que me hablen de un tal intelectual orgánico? Un oxímoron, diría un intelectual. El intelectual, palabra de insinuación burguesa y en cierto modo altiva, se supone que usa su intelecto, su capacidad única de discernimiento, para ir más allá de las cosas. Debe quebrar y eludir límites, buscar la región fronteriza de las cosas, de los sucesos. Debe sentirse libre de escribir, decir y callar lo que le dé en gana. Desde luego, tendrá que pagar un precio por eso. Unos le dirán que es un gran tipo y otros le dirán que es un gran hijo de puta. Es, no se crean, un precio alto. Mejor dicho, un precio tan feo como injusto. El intelectual orgánico, en cambio, no existe. A partir del momento en que se siente orgánico, con ciertas ataduras a un proyecto político, a un gobierno, o, si se quiere, con cierta predisposición a la ceguera, no es más que otra pieza de un organismo. Del sistema. Es un tipo que ha hecho una pausa en su facultad de pensar. No se trata de juzgarlo sino de hacérselo saber. Tarea quizá vana, porque muy probablemente te responda: ¿Y esto qué me significa?
III
En las grandes ciudades del país las personas de buen pasar vagan por las galerías de los centros comerciales examinándose atentamente el ombligo, es decir, venerando la idiosincrasia de su ombligo, del hoyito de carne estriada y con pelusas alrededor del cual gira la Tierra, su Tierra, es decir, su auto, su casa, su seguridad suya, su colegio privado de sus hijos, su asistencia médica privada, su televisión por cable, su temporada de descanso en su Brasil, en su Miami o en su Polinesia, su empleada sumisa, su rotweiller, su infidelidad excusable, su apoliticismo político y partidario del político que le asegure que por el resto de sus días tendrá su auto, su casa, su colegio privado, su asistencia médica privada, su televisión por cable, su temporada de descanso en su Brasil, su empleada sumisa, su perro jodido, su permiso para ser infiel y, vaya, claro, su aire de tipo apolítico.
Van de un lugar a otro, el pecho inflado de arrogancia, con algún electrodoméstico a cuestas y un fajo de desdén en la billetera. Caminan sin mirar hacia atrás porque temen convertirse en estatuas de sal, como le ocurrió a la mujer de Lot, y en la escuela nos han enseñado que a las estatuas de sal les cuesta mucho darse maña en el manejo de un control remoto o de una tarjeta de crédito, y, más trabajoso aún, hablar, hacerse entender a la hora de, pongamos, decirle al pibe limpiaparabrisas de la esquina que no está en tus planes bajar la ventanilla de la puerta de tu auto muy tuyo porque tenés la certeza de que detrás del pibe limpiaparabrisas aflorarán cien pibes limpiaparabrisas que te destriparán, y entonces perderás tu auto tuyo y todo lo muy tuyo que representa esa carrocería espléndida. Que es mucho. Y todo tuyo. Un hato grande de ganado que tiene a la pobreza como pecado mortal y desprecia al pobre por encima de todas las cosas. Que ha echado a dormir la visión y toda percepción de su propio sumidero. Que vive en una civilidad fundada en nubes de betún que nunca jamás habrán de disiparse. “En verdad, la representación de la realidad ha sido dada vuelta. La imagen lisa, televisiva, y la prensa, han destruido el pensamiento, la capacidad de ligar lo inmediato a las causas de su existencia. Sólo una sociedad llevada por el terror hasta el extremo de la estupidez y la chatura, despojada de afectos, de imaginación, de sensibilidad, empavorecida, puede haber despojado de significación a lo que ven y perciben acobardados por sus ojos diariamente, pero que la inteligencia no anima” (León Rozitchner, Página/12, julio de 2004)
IV
¿Qué me significa la democracia como camino único, sagrado e inamovible hacia el bienestar de una sociedad? Usted elige, usted decide quién y quiénes serán los paladines de sus necesidades y sus anhelos. Vamos, eso es tomadura de pelo. El voto es un placebo de libre albedrío. No es otra cosa que una melancólica escenificación de civismo, de un celo por las instituciones que dura lo que un parpadeo. Una diligencia tribal: meter una papeleta en un sobre; luego, el sobre en la ranura de una caja, y de regreso a casa comprar ravioles, una botella de vino tinto; almorzar, dormir la siesta que permite este sistema. El de una ranura. Al día siguiente, a cerrar la boca y a obedecer. En la fábrica, en la oficina, en la escuela, en la calle. Y en momento alguno dudar del fatalismo que rige nuestra vida. Todo en orden. Las instituciones, que nunca sabremos para qué sirven, a buen resguardo. Los cerdos en su chiquero, las gallinas en su gallinero y los timoratos en su pecera. Un año más, como tantos otros, de convalecencia de la nada, de antropocentrismo porteño. A las provincias el porteño les presta un poco de atención no más que tres, cuatro veces al año; cuando el noticiero le dice que en tal provincia asesinaron a una familia, cuando en la otra hay pobres que comen gatos, o que más allá un tipo violó a dos mujeres y veintisiete cabras, y, por sobre todas las
cosas, cuando ya en junio se pone a pensar a qué provincia se irá de vacaciones en enero o febrero del año siguiente. ¿Hará frío en Cafayate? ¡Qué va a hacer, si es en el litoral! Yo prefiero las Termas de Río Hondo, en Ushuaia, o Santa Rosa de Calamuchita, por allá, quizá en Neuquén.
V
Al imbécil la mirada de las personas que caminan por la calle no le excitan ningún significado, ni ganas de buscarlo. Le significan algo espantoso, en cambio, los ojos y la mirada de las personas que están echadas en un colchón en la vereda de una calle, junto a los muebles que pudieron reunir y llevarse el día del desalojo. Significan la vagancia, el destino del que eligió la dejadez, la irresponsabilidad, el placer y la libertad de vivir a la intemperie. Yo me rompo el lomo, laburo diez horas sin parar, y estos tipos se meten en el umbral de una iglesia a dormir y emborracharse mientras sus hijos andan pidiendo limosna en trenes y colectivos y restoranes.
VI
¿Qué me significa lo que le pueda significar a un tipo que no hace más que absorber los significados de un eventual y convincente hacedor de la significación? Yo significo, tú significas, él significa. Nosotros significamos un bledo. Hemos logrado (mejor: ¿por qué hacerme cargo de eso?), álguienes, algunos, han logrado despojar al significado de su significación. Un estado de cosas en el que impera la insignificancia.
VII
¿Cómo, de qué manera original o, al menos, novedosa y pasible de asombro, escribir acerca de lo que uno y muchos otros hemos escrito ya tantas veces? Comienza a resultar fastidioso corroborar que las palabras escritas tiempo atrás, y repetidas hasta el cansancio, bien puede uno reiterarlas y reiterarlas, una y otra vez, pese al correr de los años, con formidable oportunidad, y, desde luego, con su debida insignificancia. Feo y grotesco. Melancólico y aterrador el comportamiento del poder político. Eso de la tenacidad en mantener un error, de perseverar en el cretinismo y la insolencia. El gobierno y sus cosos, la oposición acomodadiza y sus cosos, los grandes medios de comunicación y sus escribas y habladores y sus intelectuales cosos, todos, pero absolutamente todos, han resuelto sitiar el discernimiento. Un asedio a la razón. Un bloqueo al sentido común. Porque, al final de cuentas, es cierto que pensar se ha convertido en un hecho revolucionario. O, por qué no, subversivo.
El país está habitado por millones de personas que de modo alguno pueden caer en la osadía de tornar visible su significación.
Permanezcan en sus barrizales, bestias. No se les ocurra asomar por la gran ciudad esas caras insatisfechas y poco logradas. Porque la ciudad, con el activo sostén de sus vecinos ilustres, ha resuelto suprimirlos con la indiferencia. ¿No han comprendido que consigo sólo traen malestar? Nosotros, el poder, no los reprimiremos más de lo que nos permite la ley: será la sociedad, hastiada y saturada de sus desplazamientos por calles y geografías que no les pertenecen, la que les pondrá límite. La que los pondrá en vereda.
Váyanse, muéranse, olvídense de que han nacido, y, si les cabe, si todavía cabe en sus anhelos locos, rueguen al señor, agradezcan el hecho de haber sido alumbrados. Pero nunca olviden el consejo de Celine: “La gran derrota, en todo, es olvidar, sobre todo lo que te mata, y morir sin llegar a comprender jamás hasta qué punto los hombres son bestias. Cuando estemos al borde del hoyo no nos pasemos de listos, pero tampoco olvidemos; hemos de contarlo todo, sin cambiar ni una palabra de las lacras que hemos visto en los hombres, y entonces liar el petate y bajar. Es suficiente como trabajo para toda una vida”.
Publicado en El Psicoanalítico, septiembre de 2016