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Opinión

¿Puede una mujer -esa mujer- saberlo todo? por Carlos Liscano

Fatigando la octava década, y viendo la cantidad de hechos sobre los que debería tener una postura propia, me doy cuenta de que carezco de opinión sobre todas las cosas grandes, sobre todas las cosas medianas, sobre todas las cosas chicas, incluidas en estas últimas las domésticas, las servidumbres cotidianas, quién fue el responsable de que ayer estuviéramos cinco horas sin electricidad, por qué la leche quedó fuera de la heladera, por qué la oculista te da hora y cuando vas tenés cuatro personas delante y debés sentarte junto a ellas durante noventa minutos en una salita de diez metros cuadrados, cómo es posible que me haya quedado sin papel justo cuando necesito imprimir un documento que me importa, por qué internet dice que tal sitio abre los sábados y cuando vas está cerradísimo. Todo eso es mucho y no vale la pena seguir porque agobia. La conclusión, aunque no deja de ser también una opinión, es que posiblemente la falta de opinión se deba a que: 1) he constatado que mi opinión nunca fue importante para nada, para nadie, ni siquiera para mí, que muchas veces tuve una opinión y después fui e hice lo contrario de lo que creía; 2) he constatado que casi nunca mi opinión coincidió con la realidad y mucho menos ayudó a transformarla; 3) constato que se vive mucho más en paz cuando no se tiene opinión. También es posible que la carencia se deba a todas las causas anteriores juntas. O a que, como de costumbre, una vez más me equivoco, lo que vendría a remachar el clavo de la convicción acerca de lo apropiado que resulta, a partir de cierta edad, mantener la boca cerrada. Aunque tal vez lo más apropiado habría sido no haberla abierto nunca, cosa que no es más que nostalgia de lo que pudo ser y no ocurrió. Demasiado tarde. Ahora voy a escribir algo sobre mis perros. Los perros que tuve no fueron muchos, ocho o nueve. La cosa está en que no sé qué sería de mi vida si no tuviera uno al lado. El perro molesta, ladra, ensucia, deja pelos por toda la casa, hay que bañarlo, cortarle el pelo, vacunarlo, estar atento a que no se agarre pulgas. De todo eso y mucho más es responsable el perro. Aun así, imposible imaginarme la vida sin uno. O sin esta perra que se me acuesta sobre el pie derecho cuando hay más de treinta grados de calor, que me pone el hocico sobre la rodilla cuando estoy comiendo y sabe que me molesta y por eso lo hace, hasta que consigue que le dé algo y se va a comerlo por ahí, como si yo ya no existiera.
Ahora me acuerdo de cosas que me pasaron hace mucho. ¿Qué edad tenía yo? ¿Diez, tal vez? Digamos diez. En ese entonces tenía una madre. Increíble, una madre de veintiocho años. ¿Puede una mujer a esa edad saberlo todo, tener todas las soluciones para todos los problemas, conocer todas las respuestas, entender qué te pasa sin preguntarte, mirarte de reojo y que entiendas que está enojada y que no te hagas el distraído porque vos sabés muy bien por qué, que haga un té de yuyos porque tenés gripe y ella cree que los yuyos sirven y que tengas que tomártelo aunque no te gusta y la gripe se te cure y ella diga que fue gracias al té? De verdad, mujer así conocí solo una. Hace poco rato me acordaba de lo del té y entendí que fue de lo mejor que me pasó en la vida, esa mujer.
 
(Publicado en el facebook del autor)
 
 

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Bailando sobre las ruinas, por Federico Lorenz

Del bombardeo de agresiones que vivimos desde 2023, el recital de un payaso que no maneja sus facultades no es el menor, y no será el último. Baila sobre la gente que no come, sobre los médicos del Garrahan, sobre los científicos, sobre los jubilados, sobre las escuelas desfinanciadas, baila sobre el futuro de nuestros hijos hipotecado por su política económica.

Baila sobre las ruinas de este país a cuya cabeza llegó por el voto de compatriotas hastiados y esperanzados. Podía entenderlo en 2023, me cuesta mucho más aceptarlo ahora. Porque ese baile alejado de la realidad es el símbolo de miles de personas que no les importan nada más que sí mismos.

Milei es un problema, pero no el principal. Claramente Milei es un enfermo, y da entre vergüenza y pena. Pero hay un montón de personajes calculadores que lo sostienen por distintos motivos. Esos son el auténtico peligro, porque queda a la vista que con tal de mantener sus privilegios y negocios van a seguir a este demente hasta donde vaya.

Más de uno de nosotros le ha seguido la conversación a alguien que ha perdido la memoria, que vive en su propio mundo, y, supongo, es algo humano, y hace a la vida. Pero esas personas a las que acompañamos en su viaje por los reinos de los hilos sueltos de sus mentes no gobiernan. De sus “viajes” no dependen millones de personas.

El que acompaña esta locura, trabaja para la muerte. Y solo los fascistas aman la muerte.

(Tomado del facebook del autor)

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“No canten victoria”, por Oscar Taffetani

Mi amigo Pachi, bautizado en Mar del Plata José Manuel Díaz Rodríguez, en 1952 y asesinado por la triple A en 1975, solía hacer la V con dos dedos mochos de su mano derecha y repetía “¡No canten victoria!”.

Lo decía en medio de la primavera camporista de 1973, cuando el Sheraton de Buenos Aires estaba por convertirse en hospital de niños (sic) y a la Casa Rosada la iban a custodiar no los Granaderos, sino los Montoneros (sic).

Pachi había perdido dos medias falanges de su índice y mayor cuando intentaba avivar la mecha de una bomba de estruendo un 9 de Julio, en un pueblo de provincia. Imprudencia adolescente. Aún tengo nítidos en la memoria sus dedos mochos en V y su advertencia de 1973, con un presagio que poco después comenzó a cumplirse.

Me vino esto a la mente (hagan ustedes las asociaciones que quieran) cuando vi a mucha gente celebrando el derrumbe del candidato Espert (algo que no me conmueve en lo más mínimo) y cantando una victoria anticipada -por 20 puntos o algo así- en las legislativas del 26/10. Ahì se me aparece Pachi, con sus dedos mochos en V.

Deseo profundamente diputados y senadores que a partir del 10/12 comiencen a limitar, a corregir y a revertir las políticas del Advenedizo (de algún modo hay que llamarlo), que son mucho más dañinas para la patria que las algaradas del candidato Espert y la revelación de sus ocasionales socios o padrinos.

No importa si con “pato rengo” o con muletas o con andador. Defendamos la democracia y la institucionalidad. Defendamos el (duro) aprendizaje que hemos hecho del ’83 para acá.

¿Narco Estado? ¿Coimas? ¿Financiamiento espurio de la política? ¡Chocolate por la noticia! Bienvenidos a la realidad mundial.

El tema no es sólo contar o describir lo que pasa (ya los medios hacen su negocio con eso), sino ver qué hacemos nosotros (los argies, los incorregibles) con eso que pasa.

Ya está, lo dije.

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Referendum por la autodeterminación palestina, por María Urruzola

La población palestina en Oriente Medio es una población diversa de aproximadamente siete millones de personas con diferentes estatus legales, que viven en Israel, los Territorios Palestinos Ocupados, Jordania, Líbano, Siria, Egipto y otros países. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) afirmó haber proporcionado asistencia en 2023 a unos 5,9 millones de refugiados palestinos en 58 campos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria, la Franja de Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Este.

La UNRWA, sin embargo, no está presente en todos los países árabes y no todos los palestinos son refugiados. Según la Naciones Unidas, aquellos cuyo “lugar habitual de residencia fue Palestina del 1 de junio de 1946 hasta el 15 de mayo de 1948, y los que perdieron sus hogares y medios de vida como resultado del conflicto de 1948” están cualificados para registrarse como refugiados, así como sus descendientes.

La Carta Magna de la Descolonización, firmada el 14 de diciembre de 1960, establece:

1. La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una negación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales.

2. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.

3. La falta de preparación en el orden político, económico, social o educativo no deberá servir nunca de pretexto para retrasar la independencia.

4. A fin de que los pueblos dependientes puedan ejercer pacíficamente y libre mente su derecho a la independencia completa, deberá cesar toda acción armada o toda medida represiva de cualquier índole dirigida contra ellos, y deberá respetarse la integridad de su territorio nacional.

5. En los territorios en fideicomiso y no autónomos y en todos los demás territorios que no han logrado aún su independencia, deberán tomarse inmediatamente medidas para traspasar todos los poderes a los pueblos de esos territorios, sin condiciones ni reservas, en conformidad con su voluntad y sus deseos libremente expresa dos, y sin distinción de raza, credo ni color, para permitirles gozar de una libertad y una independencia absolutas.

6. Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.

Por lo tanto, un nuevo protectorado en Palestina bajo dirección Trump-Blair y sin retiro de los territorios de las tropas israelíes, contradice, a todas luces estos principios.

La ONU debería organizar un referéndum del pueblo palestino (allí donde se encuentre: Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano, Egipto), para que sea ese pueblo el que decida si acepta lo que ahora algunos se apresuran a tomar como propuesta válida.

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