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Enzo Maqueira: “No puede ser que con un libro todos ganen plata menos el escritor”

El escritor Enzo Maqueira charló con Nora Anchart acerca de la importancia de la Unión de Escritoras y Escritores, que tras tres años de lucha obtuvo la personería jurídica, a la hora de defender el trabajo de miles de escritores que se ven desfavorecidos constantemente en su trabajo.

Poco después del impactante discurso de Guillermo Saccomanno en la inauguración de la Feria del Libro, la Unión de Escritoras y Escritores asistió a las jornadas profesionales y propuso un tarifario para presentaciones de libros, talleres y jurados de concursos literarios, entre otras actividades.  Se trata de un paso importante a la hora de regularizar e igualar una profesión en la que está demasiado naturalizada la gratuidad de los servicios.

LCV: Me parece que algo está pasando con los escritores que se dan cuenta que se tienen que jubilar, necesitan obra social y todo ese tipo de cosas.

-Exactamente. No es ninguna novedad, ya Roberto Arlt en los años 30 hablaba de esto, del trabajo de escribir, del trabajo artístico en general, que era mal pago, que existía la mala costumbre de no pagarle a los artistas y que los artistas teníamos que de todas maneras pagar el pan. Es algo que siempre estuvo dando vueltas, pero lo que pasa es que los escritores somos personas muy particulares. Durante mucho tiempo los que escribían era gente con la vida acomodada, pensemos por ejemplo en Bioy Casares, las hermanas Ocampo, si nos vamos más para atrás Sarmiento por ejemplo, no cualquiera llegaba a presidente, era gente que escribía, que era ilustrada, que pertenecía a clases altas. Puede ser que tuvieran una idea de la escritura romántica o que supusieran que el hecho de que fuera un trabajo intelectual, un trabajo artístico no debía “mancharse” con el vil dinero. Eso cambió muchísimo, hoy tenemos una sociedad en donde escribe todo el mundo, gente de todas clases sociales que escribe, entonces las necesidades son otras. Una persona de clase media que escribe hoy, que le dedica la vida a la literatura, que se formó en literatura, toda la trayectoria que tiene; en mi caso yo llevo 23 años en los cuales no hice otra cosa que escribir, publicar, enseñar a escribir, dar clases en la universidad sobre escritura, formarme en escritura, mi currículum es todo de escritura, de manera que no sé hacer otra cosa. Como yo hay un montón de gente más.

El problema es que lo hago, aporto a la industria, porque cuando publicamos un libro se termina el romanticismo, se termina el arte, ya es un producto que la industria va a empezar a vender. Hace tiempo acabamos de cerrar la Feria del Libro en Buenos Aires que fue monumental, toda esa industria está asentada sobre el trabajo de escritores y escritoras que en muchos casos o no cobramos o cobramos solo el 10% del precio de tapa y cuando cobramos el 10% sobre el precio de tapa, que somos los que menos cobramos en la cadena del libro, lo cobramos a los 6 meses. Imagínate en nuestro país con la inflación que hay qué me puede quedar a mí del 10% del precio de tapa que cobro 6 meses después cuando escribir un libro me puede llevar mínimo un año, y estoy siendo optimista. Lo normal es que te lleve dos o tres años de trabajo.

LCV: ¿Entonces no es como me muestran a mí en las películas que les dan un adelanto monstruoso, impresionante con el que se mantiene y después el pobre editor los persigue para que entregue y ustedes se gastaron todo eso ya en copas y en habanos?

-Quizá las películas dicen la verdad porque son películas yankees y en Estados Unidos sí existió una industria editorial mucho más profesional y por eso les va como les va, por eso nos pasamos leyendo autores yankees y vemos series basadas en autores norteamericanos, porque hay un nivel de profesionalización que acá no tenemos. Acá muy pocos son los que reciben adelanto. Las editoriales que pagan adelantos son las editoriales más grandes. Hay dos grandes grupos editoriales que son las que pueden pagar adelanto. No a todos les dan adelanto y ese adelanto es sobre presuntas ventas. Así que si a vos te dan un adelanto porque supuestamente creen que vas a vender mil libros y después vendes 1001 libros, solamente cobras el adelanto y ese 10% de ese libro que te pasaste. Entonces yo me pregunto: cuando un actor hace una película, ¿esperan a ver cuánta gente va a ver la película para pagarle?

LCV: Se la levantan a la semana a la película.

-Está bien, pero el actor cobró, el iluminador cobró. Lo mismo en el libro, el diseñador del libro cobra cuando hace su trabajo, el que vende el papel cobra cuando entrega el papel, el que corrige el libro cobra cuando lo corrige, el periodista cultural que hace la reseña, si no está negreado como nosotros, cobra cuando hace la reseña. En cambio, nosotros tenemos que esperar a ver si el libro anda bien para ver si el adelanto, cuando te dan el adelanto, si anduvo bien o no, si te corresponde o no te corresponde. En el 80% de los casos no existe ese adelanto tampoco.

LCV: Si no tenés un nombre en las editoriales chiquitas tenés que pagar vos para publicar.

-Además existen muchas editoriales que tenés que pagar vos. A veces tenés que pagar tres veces más de lo que sale la inflación. Hay editoriales que directamente funcionan así, el cliente no es el lector que va a la librería a comprar el libro sino el pobre escritor que quiere escribir su libro y le dicen ah, vení, te lo publicamos, pero por favor. Algunas no son tan pequeñas, las que se dedican a cobrarle a los autores son grandes pymes.

LCV: Hablan del impuesto al ego.

-Claro. Se juega mucho a eso. Todo artista quiere que su obra sea conocida, eso es así. Entonces vos quizá al principio haces concesiones. Te doy mi auto para que me publiques, no me importa. Pero después pasa un tiempo, empezas a tener trayectoria, miras para atrás y te das cuenta que no hiciste nada en tu vida más que escribir y dedicarte a esto y lo que vos hiciste le dio trabajo a correctores, a diseñadores, a periodistas culturales, a la Feria del Libro, a libreros, etc. Decís “paren, hay algo que no funciona”. Si yo pregunto quién vive del libro todos levantan la mano menos yo. ¿Qué está pasando?

LCV: La asociación de escritores de la que formas parte, ¿qué está trabajando concretamente?

-La Unión de Escritoras y Escritores nació en 2017 y a partir de este año ya somos asociación civil, tenemos personería jurídica. Desde entonces nos dedicamos a tres ejes: el primero fue construir un tarifario para que regule la actividad de escritores y escritoras, es decir, cuánto se cobra por escribir un prólogo. Muchas veces nos piden “che, me escribís el prologo para mi libro” y nunca te dicen cuánta plata hay y nunca suele haber. Si una editorial te está pidiendo un prólogo de alguien es porque considera que ese nombre que va a firmar el prólogo es un argumento de venta más, no le piden un prólogo a cualquier persona, se lo piden a gente que suponen que va a levantar el nivel de venta del libro que estás prologando. Entonces, por qué razón no me lo estás pagando. Lo mismo con una contratapa, a veces te ponen en una faja: tal persona dijo de este libro tal cosa. Por qué estás usando mi nombre ahí gratuitamente, yo te autorizo pero dame plata a cambio. Por qué voy a poner mi nombre y mi trayectoria en la solapa gratis.

LCV: ¿A quién le están presentando el tarifario para que se transforme en ley?

-El tarifario no puede ser ley, es un tarifario de referencia. Eso lo estuvimos armando estos años y lo presentamos en la Feria del Libro hace quince días con rotundo éxito porque fue un día antes del discurso de Sacomano que habló de estas cosas. Ahora existe por primera vez, cualquier escritor o escritora que quiera saber cuánto se cobra un trabajo, “che, ¿Me corregís mi novela, me lees mi novela y me das tu opinión?”. Otra crítica: yo tengo que leer una novela gratis, dar mi opinión gratis, perder tiempo, perder tiempo de trabajo; ahora sabemos cuánto aproximadamente de mínima se puede cobrar. Eso lo pueden consultar en uniondeescritorasyescritores.wordpress.com, hay una solapa que es tarifario.

Todos estos años venimos luchando por una ley del libro que supondría la creación de un Instituto Nacional del Libro, similar al INCAA del cine, que sería un organismo que se encargaría de regular, fomentar, federalizar el libro, conseguir mejor precio de papel, exportar el libro también, que haya una mesa de diálogo entre editores, libreros, escritores. Es decir, de alguna manera organizar una industria que es un caos, que está en crisis permanente pero que es una industria al fin y una industria que está viva, como acabamos de ver en la Feria del Libro. Un poco como es el Instituto de la Música, que colabore ayudando a los escritores cuando es necesario. Por ejemplo, durante la pandemia, nosotros desde la Unión tuvimos que tramitar bolsones de comida para algunos de nuestros miembros porque no estaban trabajando, no tenían de dónde conseguir ingresos. 

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CGT: “MARCHAMOS CONTRA LA REFORMA LABORAL”

La Confederación General del Trabajo anunció una movilización a la Plaza de Mayo para el jueves 18 de diciembre en rechazo a la reforma laboral que impulsa el gobierno nacional que busca precarizar aún más el trabajo argentino.

El proyecto del presidente Milei pretende instalar un banco de horas que permitiría jornadas de trabajo de 12 horas, habilita el cobro de salarios mediante mercancías y elimina, entre otros, el estatuto del periodista.

*nota en desarrollo

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Expo Cooperativa 2025: producción, soberanía alimentaria y desarrollo local, por Hernán Rachid

En exclusiva con La Columna Vertebral, e ldirector de Capacitación y Formación del Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo (IPAC), Hernán Rachid, detalla cómo avanza la organización de la Expo Cooperativa 2025, profundiza en el rol de las cooperativas en la producción de alimentos y explica por qué la soberanía alimentaria es clave para el desarrollo de las comunidades bonaerenses. También analiza la situación actual del sector agropecuario y la urgencia de fortalecer redes productivas en todo el territorio.

LCV — ¿Cómo va la preparación de la Expo Cooperativa 2025 que tendrá lugar este viernes?

Hernán Rachid: “Este viernes 12 estaremos en el Teatro Argentino, en calle 51, realizando la segunda Expo Cooperativa desde que se jerarquizó nuevamente el órgano de control y fomento de cooperativas en la provincia. La primera edición fue el año pasado y esta segunda llega con gran participación y una amplia oferta de actividades.”

LCV — Dentro de la Expo habrá una feria de alimentación. ¿Quiénes participan y qué ofrecerán?

Hernán Rachid: “Decidimos concentrar la muestra en las cadenas de producción más fuertes de la provincia y por eso montamos una feria de alimentos en el exterior del Teatro Argentino con unas diez cooperativas y federaciones agropecuarias. Participarán Federación Rural, FECOFE, Federación AGROPA y cooperativas de la región y del interior que ofrecerán harinas, lácteos, kiwi y otros productos. Buscamos visibilizar al sector cooperativo y permitir que vecinos y vecinas accedan a alimentos a precios accesibles.”

LCV — Se menciona mucho el concepto de soberanía alimentaria. ¿Cómo lo definirías y cuál es el aporte de las cooperativas?

Hernán Rachid: “La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a producir sus alimentos, especialmente aquellos vinculados a su cultura y consumo habitual, y a acceder a ellos. En las cooperativas de pequeños y medianos productores es un eje central porque involucra el vínculo con el territorio, la comunidad, los consumidores y las formas de producción. Por eso el sector cooperativo lo adopta como un principio fundamental.”

LCV — No todos los productores trabajan bajo el concepto de soberanía alimentaria. ¿Cómo unifican estos esfuerzos en un contexto donde el discurso oficial lo desvaloriza?

Hernán Rachid: “Nuestro enfoque consiste en abordar la crisis del sector agropecuario, donde solo entre el 7% y el 8% de la población vive en el campo y la mayoría está en ciudades. Muchos pueblos del interior no producen sus propios alimentos y dependen de mercados centrales ubicados a cientos de kilómetros. Lo mismo ocurre con la leche, la carne o los huevos. Entendemos la soberanía alimentaria no solo como acceso a alimentos, sino como una estrategia de desarrollo local, trabajo, prestación de servicios, fortalecimiento del comercio interno e impulso para cooperativas y pymes del interior.”

LCV — La soberanía alimentaria implica una cadena productiva compleja. ¿Cómo se integra el sector cooperativo en ese proceso?

Hernán Rachid: “La soberanía alimentaria involucra a toda la cadena de producción. Las cooperativas conviven con productores independientes y empresas en una provincia con una diversidad enorme: fruticultura, horticultura, granos, carnes, olivos e incluso vitivinicultura. En el Congreso de Cooperativas Agropecuarias que organizamos con la Universidad de La Plata y el Ministerio de Desarrollo Agrario, cooperativas grandes, medianas y pequeños productores coincidieron en que la situación es muy preocupante y en que es urgente generar trabajo, fortalecer los pueblos del interior y garantizar el acceso a alimentos.”

LCV — ¿Qué podrán encontrar quienes visiten la Expo Cooperativa 2025?

Hernán Rachid: “Esperamos que se acerque mucha gente. Además de la feria de alimentos, habrá espectáculos de cooperativas culturales; cooperativas tecnológicas con realidad virtual e inteligencia artificial; cooperativas textiles y gastronómicas para comer en el lugar. Será una exposición diversa, completa y muy rica.”

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Crónicas de la vida Moderna, parte II, “Publicidad, marketing y capital”, por Marcelo Cosín

Una canción para acompañar la lectura:

Coca cola refresca mejor, de y por Jorge Schussheim

“Coca Cola refresca mejor, Coca Cola elimina el dolor, Coca Cola querida señora, es el símbolo perfecto del amor”. Esta letra (y la música) la escribió el genial Jorge Schussheim a comienzos de la década del 60.

La publicidad es un género de comunicación dependiente de otra disciplina que la abarca: el marketing. Para no entrar en detalles, la publicidad, que es tan antigua como la Edad Media, tiene su inicio como herramienta fundamental del capitalismo en los años 50, después de la Segunda Guerra Mundial.

Esta crónica se refiere a la publicidad comercial, no a la comunicación política. El marketing comercial es mucho más que una técnica para vender productos: es el sistema que organiza la producción y el consumo dentro del capitalismo. Su función no es sólo conectar empresas con clientes, sino crear necesidades, moldear deseos y transformar la vida cotidiana en mercancía. A través de la publicidad, el marketing convierte objetos comunes en símbolos de felicidad, estatus o amor, instalando la idea de que consumir es la forma natural de existir.

Un ejemplo: un comercial de televisión de aceite Cocinero (Molinos Río de la Plata). En el envase del producto hay una imagen de un cocinero con gorro y una gran sonrisa. En ese comercial, el ama de casa, la señora, tiene la fantasía de que ese cocinero del envase toma vida y la enamora. Algo así como que el cocinero es su amante secreto. ¿Qué tiene que ver esta imagen con un aceite de girasol que sirve para freír papas fritas? Nada. Es cierto: nada que ver.

Si uno se deja guiar por las definiciones, podría suponer que la publicidad sirve para informar las características del producto y, sobre todo, especificar las ventajas sobre productos de la competencia. Pero no es así. La publicidad usa técnicas de persuasión. Autores como Vance Packard y Ernest Dichter abundaron en construcciones teóricas para explicar que la publicidad somete a la sociedad a una especie de esclavitud a normas que predeterminan qué es lo bueno, lo correcto, lo aceptable y, sobre todo, dictaminan acerca del deber ser de la persona.Los slogans muchas veces marcan el sentido de producir estados de ánimo, emociones que tienen que ver con la manipulación del deseo: Coca-Cola – “Destapa la felicidad”.

Nike – “Just Do It”- apela a la motivación personal y la superación. El deseo de ser activo y exitoso se proyecta sobre la marca.

L’Oréal – “Porque tú lo vales”- refuerza la autoestima y el deseo de sentirse valioso. El producto se convierte en un símbolo de reconocimiento personal.

Apple – “Think Different”- no describe tecnología, sino identidad y creatividad. Manipula el deseo de ser único y especial.

Durante más de una década, Cerveza Quilmes tuvo una campaña de publicidad que cambió su imagen y devolvió el liderazgo a la cerveza, que estaba opacada por el vino común de mesa. En los años 70, Quilmes tenía una campaña que intentaba convertir a la cerveza en una bebida familiar, veraniega, para ser consumida en el almuerzo o la cena. Competía con el vino común de mesa y, especialmente, con una marca que se había impuesto gracias a su publicidad. El vino Crespi, cuya campaña se basaba en relatos de una familia joven. El comercial más exitoso de la serie fue uno en el que la mujer le dice al hombre que está embarazada y lo simboliza con una imagen en la que le muestra un par de escarpines. El actor era Hugo Arana y esa campaña lo hizo famoso. La feliz familia de Crespi acompañó a los televidentes por años.

El éxito fue tan rotundo que la familia de Crespi acompaño durante varios años a los argentinos. Allá por 1977/78 el joven matrimonio festejaba un aniversario. El bebé de los escarpines ya tenía 6 años. “Pasan cosas lindas en una familia. Muchas se viven con Crespi seco.”

Ver publicidad 1977:

https://www.youtube.com/shorts/PtLX2Q2_Fhg

Lo curioso era la época política en que se desarrolló esa campaña llena de amor, ternura y paternidad: la dictadura militar, en la que se arrojaban seres humanos vivos al Río de la Plata y los dulces bebes eran secuestrados junto a sus escarpines.

Varias marcas de vino competían por ser la bebida preferida de la familia en el almuerzo y la cena. Mientras la cerveza no lograba hacer pie.

Quilmes intentaba, al menos, que en el verano se cambiara el vino por la cerveza con la campaña “A las 9, Quilmes también”, con escenas familiares llenas de amor y ternura. Pero no pudo. La guerra por la bebida en la mesa familiar la ganó el vino, que aumentaba el consumo de varias marcas y, sobre todo, incentivaba la inversión publicitaria.

Una agencia publicitaria llamada Solanas (del hermano de Pino Solanas, Héctor) encontró la fórmula para que la cerveza destituyera al vino. Lo primero que hizo fue una investigación de mercado. ¿Qué descubrió esa investigación? Que los jóvenes estaban ausentes de esas escenas familiares románticas en las que el vino prevalecía. Entonces la agencia encontró dos cosas para hacer que la “birra” se convirtiera en la preferida de la juventud. La primera: descubrir que el alcohol era un paso inicial en la desinhibición del acercamiento sexual. Y después, que los jóvenes ya no estaban en la casa, sino en “los boliches”. Por lo tanto, surgió el slogan “El sabor del encuentro”. Los comerciales contaban cómo una pareja se conocía en un boliche, haciendo que la cerveza fuera el imán que producía el acercamiento.

Estos ejemplos iniciales llaman a la reflexión acerca de la importancia del marketing y la publicidad como factores determinantes en el comportamiento de la sociedad. La publicidad comercial no es un mero instrumento de ventas. La publicidad es la mano armada del capitalismo, que genera consecuencias políticas de mayor importancia.

Continuará…

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