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Enzo Maqueira: “No puede ser que con un libro todos ganen plata menos el escritor”

El escritor Enzo Maqueira charló con Nora Anchart acerca de la importancia de la Unión de Escritoras y Escritores, que tras tres años de lucha obtuvo la personería jurídica, a la hora de defender el trabajo de miles de escritores que se ven desfavorecidos constantemente en su trabajo.

Poco después del impactante discurso de Guillermo Saccomanno en la inauguración de la Feria del Libro, la Unión de Escritoras y Escritores asistió a las jornadas profesionales y propuso un tarifario para presentaciones de libros, talleres y jurados de concursos literarios, entre otras actividades.  Se trata de un paso importante a la hora de regularizar e igualar una profesión en la que está demasiado naturalizada la gratuidad de los servicios.

LCV: Me parece que algo está pasando con los escritores que se dan cuenta que se tienen que jubilar, necesitan obra social y todo ese tipo de cosas.

-Exactamente. No es ninguna novedad, ya Roberto Arlt en los años 30 hablaba de esto, del trabajo de escribir, del trabajo artístico en general, que era mal pago, que existía la mala costumbre de no pagarle a los artistas y que los artistas teníamos que de todas maneras pagar el pan. Es algo que siempre estuvo dando vueltas, pero lo que pasa es que los escritores somos personas muy particulares. Durante mucho tiempo los que escribían era gente con la vida acomodada, pensemos por ejemplo en Bioy Casares, las hermanas Ocampo, si nos vamos más para atrás Sarmiento por ejemplo, no cualquiera llegaba a presidente, era gente que escribía, que era ilustrada, que pertenecía a clases altas. Puede ser que tuvieran una idea de la escritura romántica o que supusieran que el hecho de que fuera un trabajo intelectual, un trabajo artístico no debía “mancharse” con el vil dinero. Eso cambió muchísimo, hoy tenemos una sociedad en donde escribe todo el mundo, gente de todas clases sociales que escribe, entonces las necesidades son otras. Una persona de clase media que escribe hoy, que le dedica la vida a la literatura, que se formó en literatura, toda la trayectoria que tiene; en mi caso yo llevo 23 años en los cuales no hice otra cosa que escribir, publicar, enseñar a escribir, dar clases en la universidad sobre escritura, formarme en escritura, mi currículum es todo de escritura, de manera que no sé hacer otra cosa. Como yo hay un montón de gente más.

El problema es que lo hago, aporto a la industria, porque cuando publicamos un libro se termina el romanticismo, se termina el arte, ya es un producto que la industria va a empezar a vender. Hace tiempo acabamos de cerrar la Feria del Libro en Buenos Aires que fue monumental, toda esa industria está asentada sobre el trabajo de escritores y escritoras que en muchos casos o no cobramos o cobramos solo el 10% del precio de tapa y cuando cobramos el 10% sobre el precio de tapa, que somos los que menos cobramos en la cadena del libro, lo cobramos a los 6 meses. Imagínate en nuestro país con la inflación que hay qué me puede quedar a mí del 10% del precio de tapa que cobro 6 meses después cuando escribir un libro me puede llevar mínimo un año, y estoy siendo optimista. Lo normal es que te lleve dos o tres años de trabajo.

LCV: ¿Entonces no es como me muestran a mí en las películas que les dan un adelanto monstruoso, impresionante con el que se mantiene y después el pobre editor los persigue para que entregue y ustedes se gastaron todo eso ya en copas y en habanos?

-Quizá las películas dicen la verdad porque son películas yankees y en Estados Unidos sí existió una industria editorial mucho más profesional y por eso les va como les va, por eso nos pasamos leyendo autores yankees y vemos series basadas en autores norteamericanos, porque hay un nivel de profesionalización que acá no tenemos. Acá muy pocos son los que reciben adelanto. Las editoriales que pagan adelantos son las editoriales más grandes. Hay dos grandes grupos editoriales que son las que pueden pagar adelanto. No a todos les dan adelanto y ese adelanto es sobre presuntas ventas. Así que si a vos te dan un adelanto porque supuestamente creen que vas a vender mil libros y después vendes 1001 libros, solamente cobras el adelanto y ese 10% de ese libro que te pasaste. Entonces yo me pregunto: cuando un actor hace una película, ¿esperan a ver cuánta gente va a ver la película para pagarle?

LCV: Se la levantan a la semana a la película.

-Está bien, pero el actor cobró, el iluminador cobró. Lo mismo en el libro, el diseñador del libro cobra cuando hace su trabajo, el que vende el papel cobra cuando entrega el papel, el que corrige el libro cobra cuando lo corrige, el periodista cultural que hace la reseña, si no está negreado como nosotros, cobra cuando hace la reseña. En cambio, nosotros tenemos que esperar a ver si el libro anda bien para ver si el adelanto, cuando te dan el adelanto, si anduvo bien o no, si te corresponde o no te corresponde. En el 80% de los casos no existe ese adelanto tampoco.

LCV: Si no tenés un nombre en las editoriales chiquitas tenés que pagar vos para publicar.

-Además existen muchas editoriales que tenés que pagar vos. A veces tenés que pagar tres veces más de lo que sale la inflación. Hay editoriales que directamente funcionan así, el cliente no es el lector que va a la librería a comprar el libro sino el pobre escritor que quiere escribir su libro y le dicen ah, vení, te lo publicamos, pero por favor. Algunas no son tan pequeñas, las que se dedican a cobrarle a los autores son grandes pymes.

LCV: Hablan del impuesto al ego.

-Claro. Se juega mucho a eso. Todo artista quiere que su obra sea conocida, eso es así. Entonces vos quizá al principio haces concesiones. Te doy mi auto para que me publiques, no me importa. Pero después pasa un tiempo, empezas a tener trayectoria, miras para atrás y te das cuenta que no hiciste nada en tu vida más que escribir y dedicarte a esto y lo que vos hiciste le dio trabajo a correctores, a diseñadores, a periodistas culturales, a la Feria del Libro, a libreros, etc. Decís “paren, hay algo que no funciona”. Si yo pregunto quién vive del libro todos levantan la mano menos yo. ¿Qué está pasando?

LCV: La asociación de escritores de la que formas parte, ¿qué está trabajando concretamente?

-La Unión de Escritoras y Escritores nació en 2017 y a partir de este año ya somos asociación civil, tenemos personería jurídica. Desde entonces nos dedicamos a tres ejes: el primero fue construir un tarifario para que regule la actividad de escritores y escritoras, es decir, cuánto se cobra por escribir un prólogo. Muchas veces nos piden “che, me escribís el prologo para mi libro” y nunca te dicen cuánta plata hay y nunca suele haber. Si una editorial te está pidiendo un prólogo de alguien es porque considera que ese nombre que va a firmar el prólogo es un argumento de venta más, no le piden un prólogo a cualquier persona, se lo piden a gente que suponen que va a levantar el nivel de venta del libro que estás prologando. Entonces, por qué razón no me lo estás pagando. Lo mismo con una contratapa, a veces te ponen en una faja: tal persona dijo de este libro tal cosa. Por qué estás usando mi nombre ahí gratuitamente, yo te autorizo pero dame plata a cambio. Por qué voy a poner mi nombre y mi trayectoria en la solapa gratis.

LCV: ¿A quién le están presentando el tarifario para que se transforme en ley?

-El tarifario no puede ser ley, es un tarifario de referencia. Eso lo estuvimos armando estos años y lo presentamos en la Feria del Libro hace quince días con rotundo éxito porque fue un día antes del discurso de Sacomano que habló de estas cosas. Ahora existe por primera vez, cualquier escritor o escritora que quiera saber cuánto se cobra un trabajo, “che, ¿Me corregís mi novela, me lees mi novela y me das tu opinión?”. Otra crítica: yo tengo que leer una novela gratis, dar mi opinión gratis, perder tiempo, perder tiempo de trabajo; ahora sabemos cuánto aproximadamente de mínima se puede cobrar. Eso lo pueden consultar en uniondeescritorasyescritores.wordpress.com, hay una solapa que es tarifario.

Todos estos años venimos luchando por una ley del libro que supondría la creación de un Instituto Nacional del Libro, similar al INCAA del cine, que sería un organismo que se encargaría de regular, fomentar, federalizar el libro, conseguir mejor precio de papel, exportar el libro también, que haya una mesa de diálogo entre editores, libreros, escritores. Es decir, de alguna manera organizar una industria que es un caos, que está en crisis permanente pero que es una industria al fin y una industria que está viva, como acabamos de ver en la Feria del Libro. Un poco como es el Instituto de la Música, que colabore ayudando a los escritores cuando es necesario. Por ejemplo, durante la pandemia, nosotros desde la Unión tuvimos que tramitar bolsones de comida para algunos de nuestros miembros porque no estaban trabajando, no tenían de dónde conseguir ingresos. 

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Gaza, ya!!/”Es mi familia, Kay. No soy yo”, por Michael Sfard

Traducción del francés y edición de María Urruzola.

Tribuna de opinión del abogado de Derechos Humanos israelí Michael Sfard, publicada el 28 de agosto en el diario israelí Haaretz. Sfard es un abogado israelí especializado en Derechos Humano y Derecho Internacional Humanitario. Es uno de los juristas más conocidos en Israel por su defensa de los derechos de los palestinos y sus acciones contra la ocupación israelí. Su último libro (2025) se titula: “La ocupación desde el interior: viaje a las fuentes del golpe de régimen”.

“Cuando Michael Corleone (interpretado a la perfección por Al Pacino) lleva a Kay Adams (Diane Keaton) a conocer a su familia en ocasión del casamiento de su hermana, en el primer episodio de la trilogía de El Padrino, ella descubre una historia muy dudosa respecto a la familia a la que está a punto de incorporarse: una familia que arregla sus problemas a través de una mezcla de violencia y corrupción. Cuando Michael se da cuenta que Kay está shockeada, intenta tranquilizarla: “Es mi familia, Kay. No soy yo”.

Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado

Israel está en vías de destruir Gaza. Llámele limpieza étnica, llámele aniquilación, llámele genocidio, llámele como quiera. Yo no tengo ninguna duda de que Raphaél Lemkin, el jurista judeo-polaco que acuñó el término de genocidio (1), declararía, llorando de vergüenza, que el Estado judío comete un genocidio en Gaza. Israel aniquila el sitio y extermina al grupo humano que allí vive. La destrucción física del espacio gazatí es sistemática: casa tras casa, edificio público tras edificio público, infraestructura tras infraestructura. Piense en su barrio: la escuela de sus hijos, la policlínica, el centro comercial, la plaza de juegos, los edificios de casas. Imagínese que todo, absolutamente todo, es borrado de la superficie. Nada de casas, nada de barrio, nada de comundiad. Eso es hoy Gaza. Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío, grado cero. Escuelas, clínicas, tiendas, cañerías de agua, electricidad y saneamiento, rutas, veredas -todo se ha transformado en cenizas y polvo. Según datos calculados a partir de imágenes aéreas, 70% de las construcciones de la banda han sido totalmente destruídas o son inhabilitables -y eso antes incluso del « Merkavot Gid’on B » (Ndr: operación Carros de Gedeón, mayo 2025), y la promesa del ministro de Defensa a los rabinos del sionismo religioso de que “Gaza parecerá Beit Hanoun” (Ndr: demolida por completo, buscar en Wikipedia).

Un lugar que albergaba a más de dos millones de personas se ha transformado en un inmenso terreno baldío. Eso es hoy Gaza.

La masacre masiva de habitantes es más caótica todavía que la destrucción del espacio físico. Ella es llevada a cabo por bombardeos desproporcionados, el derrumbe del sistema de salud y, paroxismo del horror, por la hambruna. Al crear deliberadamente una hambruna masiva, al impedir expresamente la entrada de alimentos y de ayuda humanitaria, al desmantelar el sistema internacional que distribuía ayuda en centenares de puntos a lo largo y ancho de la banda y al reemplazarlos por solo cuatro: tres al sur y uno al centro. Al norte, nada. Todo eso para obligar a los Gazatíes a desplazarse. Como se atrae a un perro hacia afuera de una casa, con un plato lleno de comida. Las cifras de quienes mueren de inanición son inimaginables. Las imágenes hielan la sangre. Israel destruye Gaza.

Somos pocos pero tenemos peso. Debemos luchar contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia…

Somos pocos, pero tenemos peso. Debemos luchar en conjunto contra nuestra familia: apoyar a los objetores de conciencia, llamar a la aplicación de sanciones contra Israel y a la realización de investigaciones internacionales.

Entonces… ¿cómo seguir viviendo al ser parte de un colectivo que perpetra un exterminio? ¿Cómo levantarse cada mañana y mirar a los ojos al almacenero que vuelve del servicio de reserva militar, al soldado que está sentado en el café, al vecino que sostiene un cartel que dice “Juntos venceremos”? Lo más simple es mirar a Ben Gvir o a Bezalel Smotrich (nota al pie) y decirse que no tenemos nada que ver. Lo más calmante es pensar en esos dos fascistas de zócalo, que al contrario de sus homólogos italianos o alemanes no tienen ni clase ni estética, solo un racismo salvaje y una crueldad sádica, y tranquilizarse uno mismo. Lo más simple es escuchar a Smotrich declamar que es moral matar de hambre a los Gazatíes y no muy grave sacrificar a los rehenes. Lo más simple es menosprecia a Ben Gvir, que se excita ante la idea de limpieza étnica (“aliento a la emigración”, como lo llama) y decirse que eso no somos nostros.

Cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen

Pero el proyecto criminal imperdonable de la destrucción de Gaza es un proyecto pan-israelí. No podría haber existido sin la cooperación -activa o silenciosa- de todos los componentes de la sociedad judía de Israel. El gobierno obtuvo la lealtad hacia ese crímen desde los primeros días de la guerra, cuando el ataque israelí sobre Gaza tenía la forma ya de un ataque total contra todo lo que fuera gazatí, un ataque que ni siquiera pretende ser solo sobre objetivos militares.

En ese momento, cuando el tambor de guerra hizo callar a las voces que advertían sobre los crímenes de guerra, todos los componentes de la sociedad se encontraron encadenados a la complicidad con el crímen. Como el nuevo llegado a la mafia, al que se obliga, delante del padrino y sus lugartenientes, a matar a un comerciante que no pagó su protección, sellando así una alianza de sangre con la “familia”. De esa manera, centenares de miles de israelíes respondieron al llamado a bombardear, aplastar, liquidar y hambrear. Centenares de miles que tienen una responsabilidad directa en la exterminación, y millones, indirectamente, ligados al pacto criminal y a su negación, o, cuando la negación ya no es posible, a su justificación.

Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio

Ya no hay duda hoy y no puede haberla: lo que sucede en Gaza es Israel cometiendo crímenes contra la humanidad a una escala aterrorizante. Destruye todas las infraestructuras vitales y hambrea a su población. Además, declara oficialmente su intención de purificar etnicamente la banda, o de realizar la “visión Trump”, como Netanyahu -el Dark Vador israelí- llama al plan de purificación. E incluso hoy, cuando ya está todo claro y es difícil rechazar la acusación de genocidio, los iraelíes bajan la cortina y siguen con su vida cotidiana. Ningún colectivo profesional israelí se animó a emitir una protesta moral contra el exterminio: ni la asociación de médicos, muda de manera desmoralizante ante la destruccción sistemática del sistema de salud de Gaza y la muerte de más de 1500 miembros de su personal; ni los sindicatos de docentes, cuyo silencio ante la destrucción total del sistema educativo de la banda enseña a sus alumnos israelíes que todos los seres humanos no han sido creados a la imagen de Dios; ni la orden de abogados, cuyo presidente aparece reclamando la detención del ministro de Justicia porque éste cambió la cerradura de su escritorio para humillar al Fiscal General, pero no encuentra motivo para decir una sola palabra sobre los proyectos de transferencia y hambre del gobierno, o los bombardeos sobre los tribunales de Gaza, sobre la desnutrición y el maltrato a los presos palestinos en las carceles israelíes, transformadas en campos de tortura, o sobre la colaboración desesperante de la Corte Suprema con todo eso.

Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema

¿Y los Medios israelies de masa? Inútil perder el tiempo con esos que se llaman “periodistas”, que se han puesto de acuerdo para no informar sobre el sufrimiento que infringimos a los habitantes de Gaza -complot que es un crímen profesional-, quienes durante meses azuzaron la guerra y permitieron la incitación a los crímenes, que continuan hoy impidiendo cualquier crítica, que no han dicho una palabra sobre la muerte sistemática de periodistas en Gaza, ni contra la decisión del gobierno de no dejar entrar a periodistas independientes -ni siquiera en los tanques del ejército, ni siquiera para servir al discurso del portavoz oficial. Los medios israelíes son el fogón tribal en el que Gaza se quema.

Uno no elige a la familia, e Israel es mi familia. Y es una familia criminal. Entonces, ¿cómo seguir viviendo con semejante familia? Todo está contaminado. El mismo día en que el diario Haaretz publicó decenas de fotos de niños famélicos creados por nuestras manos, la cadena 13 emitió un programa promocional sobre la alta gastronomía israelí y las estrellas Michelin que nuestros grandes Chefs recibirían en breve.

Michael Corleone pensaba poder seguir en su familia sin llevar una vida criminal. Al final, heredó el lugar de su padre y se volvió el gran padrino de la organización mafiosa de la familia. Hay dos maneras de evitar ese destino: la primera es divorciarse de su familia. Estos dos últimos años, muchos se han ido efectivamente del país. Pero hay otra opción: combatir a la familia. Verdaderamente combatirla. Comprender que en este punto, la familia es el enemigo.

El problema no son, lo repito, Ben Gvir y Smotrich. El mal surge de númerosos lugares del llamado “liberalismo anti-Bibi” propio de nuestra deformada realidad israelí. Pero -y es muy importante esto- hay también miembros de la familia que se rebelan. Docentes, artistas e intelectuales, abogados, periodistas, médicos, trabajadores sociales, universitarios, y numerosos militantes que han tenido el coraje de elevar su voz contra la destrucción en Gaza, con peticiones, videos y manifestaciones.

Somos pocos, pero no sin peso. Juntos, tenemos que luchar contra nuestra familia por todos los medios no violentos. Seguir la vía de Abraham nuestro ancestro quien, según el midrash, quiebra los ídolos a los cuales su padre rendía culto; la vía de Moises, quien se insurge contra su familia adoptiva egipcia para conducir a un pueblo de esclavos hacia la libertad, y la vía de todos los profetas que recriminaron al pueblo pecador y a los reyes criminales. En términos de hoy, eso significa apoyar a los objetores, alentar las investigaciones internacionales y llamar a la imposición de sanciones y al aislamiento político de Israel. Inscribir en el cuerpo lo que no penetra en la cabeza y el corazón, preservar una isla de valores humanos y, sobre todo, parar el exterminio”.

Notas al pie:

Ben Gvir y Bezalel Smotrich: los dos ministros de extrema derecha del gabinete israelí que se enfrentan a sanciones del Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega, y que son fundamentales para la supervivencia política del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Este formó en 2022 el gobierno más derechista de la historia de Israel tras negociar una coalición con Bezalel Smotrich, cuyo partido, Sionismo Religioso, tiene 14 de 120 escaños en la Knéset —el parlamento del país— e Itamar Ben Gvir, líder de la formación Poder Judío, que suma seis diputados. Las dos formaciones reúnen únicamente 20 de los 67 escaños de la coalición en el Parlamento, pero su influencia es enorme, ya que si la abandonan —como ambos amenazan repetidamente con hacer— el Gobierno caerá).

artículo archivado en hebreo: https://archive.md/sJqXp

Michaël Sfard (מיכאל ספרד) representa a varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Yesh Din, B’Tselem, et Breaking the Silence. Tiene en marcha varios procedimientos judiciales contra la construcción de colonias, el muro de la separación, las expulsiones forzadas y otras políticas de ocupación y apartheid. Su último libro se títula “Ocupación desde el interior”, fue publicado este año 2025, y propone un análisis crítico de la larga ocupación de los territorios palestinos y la erosión de la democracia israelí. Muestra cómo el régimen militar en Cisjordania influyó en la política interior de Israel, en particular en la desviación autoritaria y las reformas judiciales recientes.Su anterior libro, “The Wall and the Gate” (2018) -también disponible en inglés-, cuenta sus batallas jurídicas contra la ocupación y se pregunta sobre el papel del derecho: ¿herramienta de protección o instrumento de dominación?Buena pregunta para todas las democracias.

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A confesión de parte: que renuncie Patricia Bullrich, por Julia Maciel

A veces las cosas son más simples de lo que parecen. Más allá de la parafernalia mediática con hipótesis de difícil demostración, una sola cosa es segura: la ministra encargada de nuestra seguridad no tiene la más pálida idea de quién puede haber filtrado los audios. Salta de una conspiración internacional en la que invoca desde Putin a Maduro (en ese caso, debería renunciar también su compañero de fórmula y encargado de la Defensa, Pietri), a pensar que también “pudo haberlo grabado cualquiera”. Más perdida que turco en la neblina, diría el dicho popular.

Que nosotros, apenas espectadores del show, no tengamos la más pálida idea es algo lógico. Pero que Bullrich, quien hace pocos meses anunció la creación de un cuerpo encargado de ciberseguridad, con agentes encubiertos, cuya misión es, con perfiles falsos, perseguir cuestiones tan graves como el narcotráfico, la trata, y la corrupción (sí, la corrupción), e ignora a qué se dedicaron esos agentes, si no hubo alguno que se tomó a pecho su labor y apuntó a la corrupción ¿qué pensar? Es una inútil en su cargo. Afuera!

Suena también contradictorio que si uno de sus objetivos era la lucha contra la corrupción en lugar de seguir las pistas de los audios -que quizás grabó un ingenuo agente de inteligencia, el agente 86, por ejemplo- y pedir el allanamiento de canales de streaming y domicilios de periodistas que sólo los hicieron públicos, suena a despropósito. Podemos considerar que está mal grabar la intimidad de las personas, pero ya es una tradición de la televisión argentina y nunca ha sido penado. No tienen valor documental por sí solo para la justicia, por eso, simplemente debería haber dejado que la justicia actúe y vea si tienen asidero.

En plan de perseguir a los posibles autores, sería más lógico pedir el allanamiento de la ex Side y todos los domicilios de los expertos en seguridad cibernética incluidos los que están trabajando codo a codo con el gobierno de Milei puestos por la embajada de Estados Unidos.

Pedir la revelación de las fuentes a un periodista está prohibido por la constitución.

El último acting del gobierno fueron los audios de Karina en la Casa de Gobierno. Tienen una calidad pésima y la Secretaria de la Presidencia no dice nada que pueda involucrarla en delito alguno. Quién la grabó? ¿El mismo que grabó a Spagnuolo, con un equipo mucho menos sofisticado?

En plan de hacer hipótesis también podríamos pensar que no hay espía, sino una operación oficial, después de la parálisis producida por la revelación de un mecanismo no sólo corrupto sino que perverso e inhumano, encontraron una respuesta: “Esto no lo podemos permitir, tenemos un topo, es un hecho gravísimo, nos graban en las altas esferas del poder” ¿violan, acaso, los límites de la seguridad nacional?

Asoma, aquí, el caso Snowden y Assange. Perseguidos, exiliados, encarcelados, por revelar ‘secretos de estado’. Querrán poner esta simple grabación trucha, con una secretaria que no revela nada, en ése nivel? Es lo único que tienen para justificar una embestida feroz e inconstitucional contra la prensa. Embestida inútil. Poné radio Colonia.

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Histórica flota solidaria por Gaza. Portuarios de Génova advierten: “Tienen que volver sin un rasguño o bloqueamos los puertos de Europa”

Este domingo partieron los primeros barcos dirigidos a las costas de Gaza con activistan de 44 países y más de 300 toneladas de ayuda humanitaria. Los ojos del mundo puestos hoy en los puertos de Barcelona y Génova, de donde zarparon los primeros contingentes de la misión Global Sumud Flotilla. Una segunda tanda saldrá el 4 de septiembre desde Túnez, Grecia y Sicilia. Todas se reunirán en aguas internacionales, donde continuarán su ruta hacia Gaza.

Una procesión de antorchas en la noche del sábado fue la conmovedora despedida en Génova de los tripulantes y militantes que lograron reunir más de 280 toneladas de alimentos gracias al concierto solidario Music for Peace y a los mismo trabajadores del puerto genovés por el Colectivo de Trabajadores Portuarios.

Tienen que volver nuestras muchachas y nuestros muchachos sin un rasguño, y toda nuestra mercadería, que es del pueblo, hasta la últma caja, debe llegar donde debe llegar. De esta región se despachan, por año, alrededor de 14.000 containers hacia Israel. No permitiremos que salga nisiquiera un clavo, si no logran su objetivo. Lanzaremos una huelga internacional, boquearemos las calles, bloquearemos todo”, advirtieron desde el Colectivo Portuario.

Razones para desconfiar no les faltan. Se trata de la tercera flota que sale de Europa con el mismo objetivo. El 27 de julio de 2025. El ejército israelí interceptó una embarcación de la Flotilla de la Libertad que se dirigía hacia Gaza cargada de ayuda humanitaria e impulsada con el objetivo de visibilizar el genocidio que se está cometiendo en Palestina. El primer intento frustrado que el 9 de junio de este año.

Son varios los movimientos que han intentado sin éxito hacer llegar su solidaridad a Gaza. El Global Movement for Gaza, la Sumud Flotilla del Magreb, la Sumud Susantara (Asia) y la coalición internacional de la Flotilla de la Libertad, que lleva más de 15 años organizando misiones por mar, desde que en 2010 un convoy de seis barcos y 700 activistas zarpara hacia Palestina. Esta primera flotilla fue atacada por Israel, y nueve activistas y un periodista murieron en la ofensiva. 

El sábado, unas 40.000 personas recorrieron las calles de Génova en una marcha con antorchas, banderas palestinas y pancartas con lemas como ‘Stop Genocide’ y ‘Free Palestine’. La propia alcaldesa, Silvia Salis, acompañó a los manifestantes: «Estoy muy orgullosa de esta ciudad. La respuesta ciudadana con alimentos y apoyo a la misión es conmovedora. Toda Génova está al lado de esta flotilla», declaró

Los barcos genoveses se reunirán en Catania, donde transferirán el material a las embarcaciones italianas que forman parte de la expedición internacional. Además de activistas, participarán integrantes del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (Calp), conocidos por su oposición al tránsito de armas en los puertos italianos —algunas de ellas con destino a Israel— y su apoyo constante a la causa palestina.

Los portuarios genoveses ya tuviron una victoria contra el genocidio en Gaza. El 5 de agosto de este año, luego de recibir un informe del puerto de El Pireo sobre el arribo de armas rumbo Israel, lanzaron una huelga en la terminal de Génova. La empresa decidió devolver la carga a Singapur. La movilización logró su objetivo.”Nunca había sucedido antes: bastaba con anunciar la huelga y la empresa paralizaba las descargas. Una victoria impensable”, declaró José Nivoi, representante sindical de USB Mari e Porti y del Colectivo Autónomo de Trabajadores Portuarios (CALP) “No es la primera vez que convocamos una huelga contra el transporte de armas a zonas de guerra, pero esta vez el clima era diferente”. Durante la reunión de los delegados de la PSA con los trabajadores, se observó una amplia participación. La huelga anunciada prometía ser unida y decidida, capaz de ralentizar las operaciones con importantes repercusiones económicas y de imagen para Cosco. “Estábamos dispuestos a pararlo todo, pero no creíamos que el anuncio fuera suficiente”, añadió el CALP. “Es una señal contundente. La indignación ya no se limita a los círculos habituales de activistas y militantes: hoy también ha dado lugar a decisiones sin precedentes dentro de gigantes económicos y logísticos como Cosco, Evergreen y la propia terminal de la PSA”.

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