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Maco Somigliana: “No nos esperábamos que ‘Argentina, 1985’ conmoviera tanto internacionalmente”

Carlos “Maco” Somigliana, antropólogo forense que formó parte del equipo del fiscal Julio César Strassera durante el Juicio a las Juntas, charló con La Columna Vertebral sobre el éxito de “Argentina, 1985”, su rol en la película y la importancia para las nuevas generaciones.

LCV: ¿Cómo te llega a vos la idea? ¿Desde un primer momento existió la posibilidad, la idea, la propuesta de hacer foco en ese grupo de jóvenes que acompañaron a los fiscales?

-El primer contacto lo tengo con Santiago y con Mariano. Yo a Santiago no lo conocía. Había visto películas, pero no lo conocía. Creo que ellos desde el principio pensaban que la historia la querían contar desde ahí. Yo creo que la colaboración más importante que yo le pude dar es un programa que había hecho en ese momento, en el año 1986. Mi viejo editando los testimonios del juicio y un programa largo que se hizo para dar en la televisión en ATC en ese momento. Después lo que pasó fue que vino la Semana Santa y la posibilidad de pasar el programa se perdió. El programa se perdió de hecho y solo lo pude recuperar unos años después, de una manera que no viene a cuento ahora contar. Pero creo que eso les tiene que haber ayudado mucho, porque los tiene que haber metido mucho en la dinámica del juicio, que era muy importante que pudieran transmitir eso. Todo este proceso se dio en plena pandemia. La mayoría de estos encuentros, salvo uno inicial donde fuimos juntos al Palacio de Justicia para que vieran la sala, fueron todos por Zoom. Todo muy atravesado por esos dos años horribles. Nos ofrecieron después hacer una pequeña aparición en la película que hicimos con mucho gusto. En mi caso fue muy sorprendente ver la cantidad de gente que trabaja para que una película sea. Era impresionante ver la cantidad de fotógrafos, camarógrafos o sonidistas, extras. Había una cantidad fija de 100 personas en el Palacio de Justicia una mañana. Una cosa que a mí me sorprendió mucho fue que se veía muy buena relación entre los que estaban haciendo la película. Obviamente, la figura de Darín era muy preponderante por muchos motivos, pero él también abría y generaba una cosa de compañerismo, de complicidad con otros actores que recién están empezando y había un muy buen clima de laburo y muy distendido clima de trabajo, a pesar de estar filmando todavía en tiempo de pandemia. Había que hacerse un hisopado cuatro días antes, otro el día anterior, se ensayaba con barbijo, todo muy engorroso. Pero a pesar de todo eso, el clima de la filmación, por lo menos el día que fui yo, fue muy cercano.

LCV: ¿Ustedes se dan cuenta de que esto ha sido en esta nueva generación un impulso fuerte?

-Sí. Es un trabajo del que todos, a pesar del tiempo transcurrido, aún estábamos en ese momento, estuvimos siempre y seguimos estando muy orgullosos. Pero me parece que el punto crucial, justamente es, más allá de que en ese momento fuéramos jóvenes, lo interesante que se dio es que personas de distintas generaciones pudieron formar un conjunto Y ese conjunto funcionaba muy así como lo que te dije de que lo que pasaba en la filmación, bueno, eso pasaba en la fiscalía también. Me parece que tiene que ver con cosas que no salen de casualidad. Es gente aprendiendo a trabajar en un equipo y priorizando lo que se puede hacer en conjunto antes que cada uno tenga su ego, que lo tenía, todos lo tenemos. También es parte del cóctel, ¿no?, pero esa cuestión de entender que hay un objetivo que a todos nos interesa más y que se puede trabajar en eso en conjunto. En el caso particular del juicio lo que pasaba era que ese tipo de ambientes es raro que se genere automáticamente o milagrosamente. No, en general también es parte del trabajo, y que en este caso a gente relativamente tan joven como nosotros nos hayan dejado hacer ese trabajo tiene que ver con que eso que se estaba haciendo era novedoso para todos. Nadie tenía una experiencia previa en un juicio como este. Y te decía, sin perjuicio del orgullo que nosotros tenemos por haber hecho el trabajo, en realidad lo que se hizo fue generar las vías de ingreso de algo que ya estaba hecho, era algo que ya tenía muchos eslabones previos. Primero los organismos, CONADEP es un fruto del trabajo investigación que habían hecho los organismos. Si vos te fijas, gran parte del caudal de CONADEP viene por los distintos organismos que aportan. Aparte, ahí mismo en la propia CONADEP se reciben testimonios que no se habían recibido antes. Hay una cuestión de trabajo previo y una cuestión de clima político que permite que gente que no había declarado hasta ese momento, se decida, confíe y dé su declaración. Lo que nosotros hicimos fue traducir eso a la posibilidad de hacer un juicio distinto al que se había hecho hasta ese momento e introducir esa prueba de la manera más emitida posible, que es el testimonio de una persona hablándole a los jueces con la pregunta es cruzada. Las preguntas que ofrece el testigo de la fiscalía y las preguntas cruzadas de la defensa. Fue un trabajo muy bueno y muy edificante para nosotros, pero el nudo de la cuestión fue la gente, fueron los testigos.

LCV: La primera frase que se nos ocurrió a muchos periodistas, no fue nada novedoso, fue que era como la épica de los comunes, la épica de un tipo que hizo el trabajo que había que hacer y lo hizo bien, y le hizo honor a ser fiscal. Estamos tan lejos de eso, se ha construido tanto héroe de barro que me parece que la película le pegó al medio a esta sensación de podemos volver a hacer las cosas bien los comunes. Es más, es la obligación que tenemos cada día de hacerlas bien. Esa figura de ese hombre, de esta manera, sin héroe, sin capa, sin Superman y rodeado de toda esa gente que estaba rodeado, me parece que es un legado que por eso pega tanto internacionalmente, porque se puede leer.

-Sí, sin duda. Y también lo que vos decís, estamos muy acostumbrados a suponer que en este país hacemos siempre las cosas mal. Que todo lo que hagamos está condenado a ser una mierda. Más allá de las intenciones. Eso es mentira. Por ahí hemos reproducido mucho eso de decir “todo se va a ir al carajo”. No. Obviamente después la historia sigue, se termina la película, los personajes siguen haciendo cosas buenas o malas, pero en término de un relato cerrado, sí, se han hecho muchas cosas buenas. Y si vos lo pensás, el juicio en realidad es uno de los momentos y uno de los mecanismos mediante los cuales la sociedad argentina empezó a tratar de digerir algo que era muy difícil de hacer y que lo sigue haciendo. El juicio fue uno de los hitos, pero hay todo un trabajo de una sociedad tratando de deglutir esa cosa horrible que había sucedido y viendo esa cosa horrible que había sucedido también por esa sociedad, tratando de restañar su sucedida, pero también su culpa.

LCV: ¿Qué sentís cuando internacionalmente se entiende el código de la película?

-Me sorprende mucho. Me sorprende para bien, pero era imprevisible. Yo suponía, más allá de los acercamientos que tuvimos y de las charlas incluso con los actores antes de que empezaran a filmar, yo no había leído el guion ni lo había querido leer y vimos la película en septiembre del año pasado y daba la impresión de que era una película que iba a ser muy movilizadora para la Argentina. Pero en absoluto pensaba que se podía dar semejante trascendencia, que podía tener semejante trascendencia en otros públicos porque por ahí le resulta menos cercano. La verdad estoy muy sorprendido.

LCV: Es el lenguaje universal de la falta de justicia. Cuando en España se conmueven muchos, también tiene que ver con que el camino recorrido acá que fue extraordinariamente rápido en aquel momento, a diferencia de muchísimos otros países y además el ser juzgados en el propio país.

-Hay una cosa que vos decías que es muy interesante en término de restarle esa naturaleza épica exagerada a las cuestiones, y justamente en este caso, y creo que es un hallazgo de las película, el transmitir que estábamos viviendo una transición y que nadie sabía qué iba a pasar, y realmente nadie lo sabía y que cada cosa era riesgosa. Incluso cosas que imagínate que cuando, como también muestra la película, cuando salió el fallo, todos estamos bastante contrariados. Es cierto que tanto tiempo después, vos lo mirás y decís bueno, como que determinadas cuestiones que parecían fundamentales y que por ahí eran fundamentales en ese momento, treintipico años después son otras las que terminan pareciendo más importantes.

LCV: ¿Vas a viajar si se da el Oscar?

-No, ni loco. Me encanta, los apoyé en todo, pero no me merezco la felicitación, porque las felicitaciones son para la gente que hizo la película. Nosotros, insisto, yo estuve más cerca sobre todo de Judith (König) y de Lucas Palacios en este momento, pero lo que nosotros queríamos era que se supiera. Nuestro aporte era que se conociera el rol que tuvo mi viejo, que para mí era lo que más me interesaba. Y eso es la partecita que nosotros pudimos aportar. Después hubo un trabajo propiamente artístico, cinematográfico, que me da vergüenza que me feliciten a mí porque no tengo nada que ver con eso.

LCV: Cuando viste la escena en el teatro entre Strassera, un joven Maco y tu padre, Carlos Somigliana, ¿qué sentiste?

-Mira, yo había tenido una experiencia de mucho golpe, porque el día que te cuento que fui a hacer la filmación, estuve un tiempo antes de tener que pasar por vestuario, toda una serie de rituales que hay que hacer, y la gente de cine a las 12:30 cortan, porque cortan para comer siempre. Cortan 12:30 y vuelven 13:30. En ese período yo me puse a hablar con el que iba a hacer de mi viejo, al que yo no conocía. Fue una cosa rarísima, mi viejo murió hace 30 años. En ese sentido, te cuento esto porque sí, para mí, más allá de algunas cosas que no sucedieron exactamente así, ellos lograron captar una cuestión de la relación tan compleja que había entre personajes que eran muy distintos, pero que a pesar de que venían de lugares distintos, que pensaban distinto, ahí se acoplaron de una manera única. En el caso mío con mi viejo no, porque a mi viejo lo conocía desde que había nacido y él a mí. Pero a mí me parece que, y es lo que le traté de trasmitir, es que el aporte que habían hecho como persona mayor, como persona que estaba pensando cómo se iba a sintetizar todo lo que estaba pasando en la sala de audiencia gracias a los testigos en formato de una acusación, sí, a mi también me impresionó. Es como un revival muy extraño.

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16 de junio de 1955: Esa maldita costumbre de matar, por Leónidas Ceruti

El mes de junio de 1955, no fue un mes cualquiera durante el segundo gobierno del Gral. Juan Domingo Perón. El día 11, la Iglesia Católica realizó la procesión de Corpus Christi, que excedió lo religioso y se produjo una movilización opositora que reunió 250.000 manifestantes, desplazándose desde la zona de la Catedral a la zona del Congreso Nacional.

Las crónicas reseñan que los activistas dañaron placas conmemorativas a la figura de Eva Perón e izaron la bandera del Vaticano en lugar de la bandera argentina en el mástil del Congreso. El conflicto se agudizó cuando se conoció que durante la procesión se había quemado una bandera argentina y al publicarse en los diarios la fotografía de Perón y Borlenghi mirando los restos de la misma.

El 16 el gobierno había organizado un acto de desagravio a la bandera nacional. El ministro de Aeronáutica, Brigadier Mayor Juan Ignacio de San Martín, dispuso que la aviación testimonie su adhesión al presidente de la República, desagraviando a la vez la memoria del general José de San Martín. Para esto decidió que una formación de aviones sobrevuele la Catedral de Buenos Aires, donde descansan los restos del Libertador. El anuncio del desfile reunió en Plaza de Mayo a un numeroso público. Se trataba de un acto cívico-militar en solidaridad con el gobierno frente a los embates de la oposición.

Pero durante esa jornada, al mediodía se produciría el bombardeo, conocido como la Masacre de Plaza de Mayo. Ese día un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno del presidente Perón, intentó asesinarlo y llevar adelante un golpe de estado y, si bien fracasaron en su propósito, durante el mismo varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Aviación Naval, bombardearon y ametrallaron la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, el edificio de la Confederación General del Trabajo y el edificio que en aquella época servía como residencia presidencial.Causaron la muerte de 700 personas y más de 2000 heridos.

Los relatos de la época comentan que:

“A las 12.40, la escuadra de treinta y cuatro aviones de la Marina de Guerra argentina que había estado sobrevolando la ciudad desde hacía bastante tiempo (22 North American AT-6, 5 Beechcraft AT-11, 3 hidroaviones de patrulla y rescate Catalina), iniciaron sus bombardeos y ametrallamientos al área de la Plaza de Mayo.”

“El capitán de fragata Néstor Noriega, de 39 años de edad, esperaba que el cielo se despejara, la escuadrilla formaba escalonada hacia arriba. A las 12,40 Noriega al mando de su Beechcraft descarga una bomba de 100 kilos que cae sobre la sede presidencial; a continuación los North American al mando del capitán de corbeta Santiago Sabarots descargan bombas de 50 kilos cada uno. La sorpresa del ataque hizo que el mismo cayera sobre la población, que realizaba sus actividades normales debido a que era un día hábil.”

“Entre las primeras víctimas se contaron los ocupantes de los vehículos de transporte público de pasajeros. Un trolebús repleto recibió una bomba de lleno, muriendo todos sus ocupantes.”

“La Plaza de Mayo era un incendio, quienes salían de las bocas del subte se encontraron con la nube de pólvora, los aviones rasantes sobre el casco porteño, la gritería, la desesperación, la gente intentando esconderse como podía, heridos, muertos, mutilados. Los aviones lanzaron sus bolas de fuego y muerte contra los trabajadores que se desplazaban hacia sus tareas, o bien transeúntes distraídos que recorrían ese lugar histórico, mientras se escondían como podían ante la sorpresiva y violenta lluvia de bombas y metrallas”.

Esa mañana fue el bautismo de fuego de los aviones de la aeronáutica contra el pueblo. Los aviadores arrojaron nueve toneladas y media de explosivos, según algunas fuentes, otras, catorce toneladas sobre la población civil inerme.

Perón se había retirado al Ministerio de Guerra ubicado a 200 metros de la Casa Rosada por lo cual no estaba en ella al comenzar los ataques aéreos y el intento de asalto por fuerzas de tierra.

Después de la primera hora de bombardeo los gremios empezaron a convocar a los obreros para organizar una Marcha de Resistencia a la Plaza de Mayo en defensa de Perón. Una bomba cayó sobre la convocatoria a las 13.30 y mató a Armando Fernández, de la Asociación de Trabajadores Jaboneros, Perfumistas y Afines.

Mientras se acentuaban los tiroteos en el centro porteño, se ordenó a la Base Militar de la Fuerza Aérea en Morón el despegue de interceptores a reacción. Los pilotos se encontraban entonces en acaloradas discusiones sobre si debían adherirse o no al movimiento de los sublevados. Rápidamente se hizo al aire una escuadrilla de cuatro Gloster Meteor leales al gobierno. Si bien no pudieron llegar a tiempo para impedir el bombardeo, lograron interceptar una escuadrilla naval rebelde que se retiraba de la zona. El combate se produjo a baja altura sobre el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery y el Río de la Plata.

La Base Aérea de Morón caería entonces por poco tiempo en manos rebeldes, con lo que estos pudieron hacerse con 4 Meteors. Los hicieron despegar para continuar ametrallando la zona de Plaza de Mayo en apoyo a los rebeldes emplazados en la zona del Ministerio de Marina, extendiendo sus acciones hasta las 17.20. Al no contar con bombas uno de estos aviadores empleó su tanque de combustible como si fuese una bomba de napalm, que cayó sobre los automóviles que se encontraban en el estacionamiento de la Casa de Gobierno.

Ante el fracaso del combate en tierra y luego de ser derribados dos aviones por las baterías antiaéreas montadas en la zona, los aviadores rebeldes recibieron la orden de escapar al territorio uruguayo, pidiendo asilo. De los treinta aviones que huían, algunos aparatos no llegaron a aterrizar en el territorio uruguayo por el excesivo consumo de combustible invertido en los ametrallamientos, por lo que sus pilotos debieron descender forzosamente al Río de la Plata o en campos de la zona de Carmelo.

El pueblo salió a la calle enardecido, solicitando armas al presidente. En un mensaje radial emitido por el General Perón afirmó que “la situación está totalmente dominada. El Ministerio de Marina, donde estaba el comando revolucionario, se ha entregado y está ocupado, y los culpables, detenidos”, e instó a la población: “nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión, sino por la reflexión”.

Se había perpetrado uno de los hechos más cobardes y criminales de militares y civiles de la historia de nuestro país.

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“Sin archivos no hay derechos”: la advertencia de Andrés Pak Linares ante el vaciamiento de la memoria estatal

El archivista y presidente de AFPA (Archivistas de la Función Pública Argentina) Andrés Pak Linares, advierte sobre los riesgos que corren los archivos públicos en un contexto de desfinanciamiento, desmantelamiento institucional y políticas que apelan a la desmemoria. Desde el Archivo General de la Nación hasta los organismos más pequeños del país, Pak Linares plantea que sin una política estatal sólida en materia archivística no solo se pierde historia: también se atenta contra la eficiencia del Estado y, sobre todo, contra el ejercicio pleno de los derechos individuales y colectivos. En diálogo con LCV, insiste en la necesidad de una política de archivos que trascienda gobiernos y coyunturas ideológicas, tal como sucede en otros países de la región.

LCV: ¿Cuáles son los riesgos que corren los archivos? Sobre todo en este momento, con este tipo de gobierno que apela a la destrucción y la desmemoria.

Andrés Pak Linares: “Bueno, nosotros desde AFPA , advertimos en un comunicado en abril de 2023 que todo estaba en peligro. Tristemente se fue cumpliendo esta visión que nosotros teníamos. Y lo vemos —para decirlo de una forma que se entienda, digamos— detrás de cada institución que se cierra o detrás de cada programa que se descontinúa, hay un archivo. Hay un archivo que recoge los documentos que dan cuenta de lo que hizo ese feminismo, de lo que hizo ese programa, ese funcionario”.

LCV: Ese funcionario también, por supuesto.

Andrés Pak Linares: “Claro, porque los archivos son los lugares donde se puso la documentación que refleja el accionar de las instituciones. Hay una trazabilidad de la historia que indica en qué gobiernos se cuidó más la memoria, en cuáles se cuidó más la cuestión archivística, se le dio visibilidad, se le dio formación a la gente.”

LCV: Recuerdo, desde que tengo uso de razón —y sobre todo desde que soy periodista— haber ingresado, y salvo los de la Biblioteca Mariano Moreno y algunos otros que son buenos en sí mismos, pero recuerdo el ingente trabajo de los archivistas para protegerlos del polvo, de los ácaros, de un montón de situaciones en donde uno dice: “Pará, eh, esto sin ir a otras cosas, como por ejemplo los fílmicos y los discos, que vos recordarás en la época del presidente Menem, por ejemplo, los archivos de Radio Nacional se tiraron todos a los containers de basura”.

Andrés Pak Linares: “No es fácil ponernos a hacer cuentas de lo que se ganó y lo que se perdió en los últimos años —a decir, no sé, 40 años—, hay muchos hitos, ¿no? Pero yo empezaría por acá: lo que nosotros planteamos desde AFPA es que lo que falta es una política estatal en materia de archivos. Política estatal, no gubernamental. Después podemos encontrar en los distintos gobiernos algunas acciones positivas, algunas negativas. Querríamos trascender eso a favor de la discusión por una política estatal, que es la responsabilidad estatal de la memoria. Y más que de la memoria, yo diría de archivos. Tenemos otra discusión. Las políticas de memoria útiles, buenas, que nosotros acompañamos y demás, tienen una correlación con las políticas de archivo. Si yo quiero una política de memoria eficiente, necesito una política de archivos eficiente. En ese sentido, y para nombrar hitos venturosos, entre el 2010 y el 2020 funcionó un programa de capacitación por el que pasaron más de 3000 agentes, más de 100 organismos públicos. Discontinuado. En los 90s, por ejemplo —para hablar de distintos gobiernos— durante el proceso de privatizaciones, y por el denodado esfuerzo de trabajadoras y trabajadores del Archivo General de la Nación y de otros archivos, bueno, el Archivo General de la Nación duplicó su patrimonio. Rescatando fondos de organismos privatizados.

LCV: ¿Cuáles serían las deudas de la democracia con la política de archivos?

Andrés Pak Linares: Lo que no tenemos del 83 para acá —para hablar de las deudas- es una actualización normativa, un reconocimiento de la profesión. Reconocimiento que tiene que, además de ver sueldos, verse en estructuras, verse en funcionalidad de los archivos. Entonces, más allá de señalar si este gobierno hizo esto, este gobierno hizo lo otro… nosotros vemos que hay una línea, por así decir, que no termina de instalar una política sólida.

LCV: ¿Cómo ves la política actual en ese sentido?

Estamos viviendo un denodado ataque a toda la estatalidad o a todas las —digamos— funcionalidades estatales, ¿no? Y en ese sentido no hay mucho para destruir. Está todo en peligro. Hay un peligro total, en todos los estamentos.”

LCV: Hay mucho para hablar, te digo, hay mucho para hablar y muy poco tiempo, porque yo te voy a pedir que en un minuto me definas la importancia que tiene —en un país— para su crecimiento intelectual, histórico, político y social, el tener los archivos y poder acceder a ese pasado nuestro que yo entiendo siempre enseña. Bien, en un minuto nada más.

Andrés Pak Linares: “Perfecto. Lo que nosotros planteamos —y esto quizás lo explique bien— es que los archivos tienen una triple función social. Una, la de preservar documentos que puedan oficiar de fuentes para el conocimiento del pasado. Otra, para la eficiencia administrativa. Y acá ya empezamos a abrir el juego: si yo quiero un Estado eficiente, más allá de la ideología o más allá de la dirección política que le dé, necesito archivos adecuados. Y una tercera, que dejo para el final y no es la menos importante: los archivos son el soporte documental para el ejercicio de derechos individuales y colectivos”.

LCV: “Totalmente”.

Andrés Pak Linares: “Entonces, si yo no implemento una política de archivo o directamente ataco la funcionalidad o servicios de archivos, estoy atacando directa o indirectamente —pero más directa que indirectamente— la posibilidad del ejercicio de derechos individuales y colectivos. Para poner un ejemplo de países vecinos: Brasil, hasta hace poco, tenía una política estatal en materia de archivos. Cambiaban los gobiernos —se iba Collor de Mello, venía Lula—, el director del Archivo Nacional de Brasil era el mismo. La CONARC, el Consejo Nacional de Archivo, era el mismo, seguía funcionando. A eso llamamos política estatal.

LCV: “Exactamente”.

Andrés Pak Linares: “Que trascienda las coyunturas. Que trasciendan las coyunturas y las ideologías”.

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Raúl Godoy, trabajador de la fábrica recuperada Zanon: “Nos están asfixiando”.

En un país donde las estadísticas borran a quienes resisten por fuera del mercado, el trabajador y dirigente ceramista, ex diputado del Frente de Izquierda, Raúl Godoy, levanta la voz desde el corazón de una experiencia que desafía las reglas del capitalismo hace casi 25 años. Zanon, la fábrica de cerámicos de Neuquén gestionada por sus trabajadores desde 2001, enfrenta hoy un escenario crítico: tarifas impagables, falta de crédito, desindustrialización y un Estado que nunca apostó por las gestiones obreras.

El viernes 13 de junio a las 17:30 hs en el Auditorio de ATE Nacional “Héctor Quagliaro”, ubicado en Moreno 2654, CABA, convocan a una reunión de solidaridad. En defensa de las gestiones obreras de Neuquén: Zanon, Ceramica Neuquen y Stefani de Cutral Co.
“El gobierno provincial con el uso de las fuerzas represivas: corto la luz y el gas a las cooperativas en plenos fríos. Paralizando asi toda la producción por lo tanto el sustento de cientos de familias. En la provincia de Vaca Muerta que provee energía a un tercio del país cortan los servicios a cooperativas de trabajo. Los trabajadores con un amplio apoyo de la comunidad vienen realizando manifestaciones en Neuquen, pero necesitan hacer visible esta situación a nivel nacional”, explicaron en un comunicado.

De paso por Buenos Aires para impulsar esa reunión de solidaridad y visibilización, Godoy analiza el presente de la cooperativa, recuerda el rol de los gobiernos que prometieron y no cumplieron, y apunta contra un modelo económico que prioriza a las multinacionales mientras deja caer a quienes producen sin patrón. “Lo que es verdaderamente utópico —advierte— es pensar que se puede sostener una cooperativa en medio de este capitalismo destructivo.”

LCV: ¿Dónde estás vos en este momento?

Raúl Godoy: Ahora, en estos momentos estoy en Buenos Aires. Estamos organizando una reunión para este viernes. Fue el pedido de los compañeros, se discutió en asamblea, para poder hacer visible nuestra lucha. Como bien decías al inicio, desde Neuquén siempre hay mucho silencio. Estamos en la Patagonia, lejos del centro político, por lo tanto, para hacer visible una lucha hay que venir hasta Buenos Aires. Entonces, bueno, acá preparando el terreno para poder hacer esta reunión de solidaridad y poder votar un plan de acción.

LCV: Contanos cuál es la situación que están viviendo en este momento en Neuquén.

Raúl Godoy: Claro. Las gestiones obreras, Zanon principalmente, pero después también Cerámica Neuquén, Stefani, y todos, somos parte de la lucha del 2001 en la Argentina, de ese momento donde surgieron y se multiplicaron las asambleas barriales, las ocupaciones de fábricas, gestiones obreras, cooperativas, etc. La gente se recordará lugares emblemáticos como el Bahuen, como Brukman. Fueron más de 250 fábricas y empresas que fueron ocupadas y puestas a producir frente al abandono de la patronal. Frente al cierre masivo de lugares de trabajo, mucha gente ocupó esos lugares y los puso a funcionar. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Zanon, que venimos hace muchos años, ¿no? Ya el año que viene cumplimos 25 años, desde que se ocupó la fábrica y se puso a producir.

Bueno, estos años han sido de resistencia, de mucho trabajo. Al inicio, cuando empezó nuestro trabajo, tuvimos un momento donde las maquinarias estaban en buenas condiciones, veníamos con un cierto empuje, y logramos que las fábricas funcionaran, que ingresaran más compañeros y compañeras desocupadas a trabajar. Construimos una escuela, construimos un centro de salud, trabajamos muchísimo con la comunidad. Ahora, con el pasar de los años, los ajustes, una política peor que la otra, nos fueron asfixiando. No nos dieron jamás un acceso a crédito para renovar maquinaria. Entonces es como tener un taxi con un Ford Line, con un Torino, digamos. Es muy difícil seguir manteniendo una producción con fábricas que tienen más de 30 años de antigüedad. Han pasado los gobiernos, nunca accedimos, y ahora nos están apretando con los cuadros tarifarios. Con la política de Milei, de darle prioridad a las empresas multinacionales, nos vinieron a apretar. Y bueno, la parte más delgada de una economía son las cooperativas. No tienen espalda.

LCV: Respecto de la energía, escuchaba algo que tenía que ver con que si en la zona fría, que son ustedes, claro, tienen más de un medidor, significa que un medidor lo están usando de lujo. ¿No es posible que una cooperativa tenga dos medidores?

Raúl Godoy: Mirá, es incluso más complejo. Con las privatizaciones de los 90, que hizo el gobierno de Menem, quedó un desastre. Tenés una empresa que es la transportadora de gas, que es Camuzzi, una multinacional francesa que tiene el monopolio del transporte de gas. Pero además, tenés que contratar otra empresa que sea la proveedora. Ahí tenés una multitud de empresas, una peor que la otra, que especulan, la mayoría son multinacionales. En un momento tenía YPF la concesión, nos daba el gas, pero se retiró por zonas. Para que la gente se dé una idea de lo que estamos hablando, la boleta de gas es de 30 millones de pesos por mes.

LCV: ¿Y lo que gastás en sueldos para una cooperativa?

Raúl Godoy: Tenemos un sueldo básico, porque depende de la venta. En realidad, todos los primeros años de Zanon, los primeros 15 años, te diría, estábamos por encima, lejos, de lo que es el convenio ceramista en general. Siempre pudimos acceder, mientras la cooperativa funcionaba bien, a buenos sueldos. Cuando se empezó a deteriorar la economía, los sueldos los votamos en asamblea.

LCV: Entiendo. Pero lo que quería era que mi oyente entienda: 30 millones en gasto de gas y sueldos de cuánto.

Raúl Godoy: Estamos entre 300 y 400 mil pesos.

LCV: Me lo contabas de tal manera que pensé que me ibas a decir dos millones y medio. 400 mil pesos es una jubilación mínima.

Raúl Godoy: Exactamente. Por ahí si tenés una venta mayor se mejora y si no, no. No es estable. Al haberse caído tanto la producción y la economía en la cooperativa, se cobra lo que se puede. No todos los meses es igual.

LCV: En algún momento, ¿Zanon exportó?

Raúl Godoy: Sí, Zanón llegó a exportar, pero con mucho obstáculo. Hay mucha competencia. Había otras empresas que importaban directamente cerámicos más baratos, de menor calidad, y teníamos que competir. Las cooperativas, para nosotros, en última instancia, son lugares de resistencia. Mantenemos las fábricas abiertas. Pero debería ser un lugar de crecimiento, no de resistencia. Pero en un mercado capitalista absolutamente destructivo, no te dejan jamás.

De hecho, ningún gobierno nos permitió tener acceso a crédito para renovar maquinaria. Desde 2001 para acá, ninguno. Este gobierno menos. Este viene a liquidarte. Los anteriores te ponían un respirador. Este te lo quita y dice: “Si soportás, bien”.

Mirá, siempre cuento la anécdota: muchos estudiantes iban a Zanón a solidarizarse, estudiantes de economía, ingenieros. Uno de ellos era Axel Kicillof. Después llegó a ser ministro de Economía. Nunca pudimos acceder a un crédito, ni siquiera con él. Le vimos las caras a todos. Soluciones, a ninguno.

LCV: Le estoy preguntando esto a toda persona que fabrica algo. Con las importaciones abiertas, sin control, también se han abierto los controles de calidad y salubridad. ¿La cerámica tiene ese problema?

Raúl Godoy: Totalmente. Por ejemplo, Zanón fue la primera fábrica en Latinoamérica en fabricar porcelanato pulido. Con las importaciones empezaron a traer porcelanato chino, malísimo.

LCV: ¡Es el que se quiebra!

Raúl Godoy: Exactamente. Me alegra que lo digas vos, porque si lo digo yo parece parte interesada. Pero es verdad. Traían cerámicos malos, más baratos. La gente, con necesidad, compraba cualquier cosa. Imaginate planes de vivienda o empresas que hacen edificios: ponían lo más barato.

LCV: En los planes de vivienda del peronismo, las casas de obreros eran de materiales de calidad. Hoy el Estado te pone material barato. También hay una mirada política en eso.

Raúl Godoy: Sí, hay una decadencia generalizada. En Neuquén, que tiene mucha renta petrolera, ya no hay planes de vivienda. O están terciarizados. Nosotros planteamos que se estatizara la fábrica y, con control estatal, dedicar nuestra producción a viviendas. El gobierno proveía materia prima, maquinaria. Nosotros laburábamos. Gestión obrera. Ese fue el proyecto. No llegamos. Nadie quiso.

LCV: Nadie. Ni los más peronistas, ni los más socialistas.

Raúl Godoy: Logramos la cooperativa, sostuvimos el equipo, la fábrica abierta, trabajamos con la comunidad. Pero ese proyecto más amplio no se concretó.

LCV: Del 2001 al 2005 hubo una especie de “moda Zanon”. ¿Qué opinás de esos enamoramientos fugaces de la cultura “woke” que luego los abandonan?

Raúl Godoy: Yo creo que el título sería: No me arrepiento de este amor. Lo que hicimos en Zanon fue impresionante. Hasta 2009, cuando llegó la crisis de Lehman Brothers, tuvimos un golpe fuerte. Se encareció la energía, tuvimos que apagar un horno.

LCV: ¿Quién era el ministro de Economía?

Raúl Godoy: No me acuerdo. Pero fue un golpe. Afectó a toda la economía. Pero lo importante es que Zanon fue una gran prueba de cómo los trabajadores podemos gestionar. Se creó una escuela, se trabajó con pueblos originarios. Acá, siempre que hay crisis, los patrones dicen “cierro”. Pero ahora saben que los trabajadores pueden ocupar la fábrica. Eso quedó. Eso está en la conciencia de miles. Y también en la de los patrones.

Hay una empresa, Madigraf, que era de un fondo buitre. Amenazaban con cerrar. Los compañeros grabaron un video con un fantasma que decía “Zanon” en el pecho. Terminó siendo cierto. Ocupada y puesta a producir. Hoy es cooperativa. Produce en el parque industrial de Pilar. Frente a Ford, con 5.000 obreros.

LCV: El tiempo está a favor de los pequeños.

Raúl Godoy: Esperemos. Ninguna lucha fue en vano. Lo que sí es utópico es tener una cooperativa y pensar que, en este capitalismo destructivo, vamos a prosperar. Eso sí es utópico. Pero pensar en un país cooperativo, más grande, es lo único que nos puede salvar de esta barbarie.

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