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Planeta Giussani | Agua bendita

Ilustración: Albert Bierstadt

A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires, la juzgo tan eterna como el agua y el aire.’

Pensamiento mágico ese de la eternidad del que nadie es ajeno, ni Borges. A mí también se me hacía cuento que el agua no era eterna. La sequía acecha, los pozos se secan, las lagunas desaparecen.

Ustedes dirán: siempre hubo sequía en el mundo. Nos hemos cansado de ver películas de charlatanes que van de pueblo en pueblo invocando la lluvia, algunos se han vuelto santos por los milagros. Sabemos de plegarias y rituales en tiempos antiguos para tener la gracia de alguna gota. En México, sacrificaban niños como ofrenda a Tláloc, Dios de la lluvia, otros peregrinaban en los Andes convencidos que había que aplacar la ira de algún Supremo. En Valencia todavía hay quien le reza a San Vicente Ferrer que dicen que en el siglo XV hizo llover. Hay decenas de ejemplos y oraciones en este sentido.

Claro que no todos los lugares de la tierra padecían meses de sequía. Siempre estaba ese oasis llamado Pampa Húmeda ¿se acuerdan? Ya el nombre reconfortaba y aplacaba la sed. Pero ya ni la Pampa es tan húmeda: ahora va por el tercer año consecutivo de sequía cuando solía llover 1000 mm al año. Aquí mismo, en donde me encuentro en este momento, a pocas cuadras del río Uruguay a mi izquierda, el Río de la Plata atrás, y una cadena de siete lagunas enfrente, acá, rodeada de agua, la sequía acecha y mi paraíso, sí, el árbol que planté hace más de 20 años, tiene sus hojas amarillas como en Otoño. Uruguay ya declaró la emergencia agrícola. Conseguir verdura es más difícil que encontrar oro.

¿Cuándo apareció el agua en la Tierra? Ingenua de mí, para poner un toque de color en este divagar, busqué qué día de la semana Dios creó el agua. Sorpresa. Dios no creo el agua. Un reconocido periodista italiano, Luigino Bruni, nos aclara este punto en un artículo que encabeza con la cita del novelista francés ultracatólico, León Bloy, que dice: «En la Escritura, todos mueren de sed. ¿Y qué es esta sed universal sino Dios mismo sediento de sí? ».

Con esta inquietante frase de Bloy, ‘en la Escritura, todos mueren de sed’, empieza Bruni el ensayo publicado en La edición No. 23 de la revista científica del centro de Estudios SOUQ, de la casa de la Caridad, dedicado completamente al Tema del agua, titulado: ‘La ambivalencia de un gran símbolo’, donde dice:

“La Biblia también puede ser narrada como una historia del agua. El agua es uno de sus grandes símbolos. Es su alfa y su omega: la Biblia se abre con las aguas del Génesis y se cierra, en el último capítulo del Apocalipsis, con un río en la ciudad. En ella están los ríos Pisón, Tigris, Éufrates, Nilo, Jordán y el Yaboc, junto con Noé, Abraham, Agar, Raquel, Moisés, Mara, el Bautista, la samaritana, el Gólgota. Ríos, pozos y mujeres. El agua y la vida. El agua es la vida. Siempre y en todas partes, sobre todo en las regiones semiáridas del Medio Oriente. Esta historia comienza ya en el primer versículo del primer capítulo del primer libro de la Biblia, el Génesis: «El espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas». Agua, aguas en plural, es una de las palabras más repetidas en la creación del mundo – Dios separa las aguas (las de debajo y las de encima del firmamento), las recoge en mares para crear la tierra seca, y finalmente ordena que “bullan” las aguas de peces y vida. El agua no es creada por Dios. Es preexistente (…) Para el hombre antiguo, el agua es tan primordial y preexistente como el mismo Dios, que, para crear el resto, no puede prescindir del agua. El agua es el elemento base de la vida, el primer ladrillo de la cadena de los seres vivos, el ambiente donde se desenvuelve la creación – hoy sabemos que fue probablemente en las aguas de los mares donde surgieron las primeras formas de vida.” Editorialista del diario del Vaticano, L’Avvenire, Bruni es un estudioso de la Biblia.

Más allá de los dioses, la ciencia habla. Tampoco están demasiado seguros los científicos de dónde salió el agua en la Tierra. Todos acuerdan en que fue hace unos 4.000 millones de años. Pero hay dos teorías. Una sostiene que se produjo en el interior mismo del planeta, mientras otros creen que vino de afuera de la tierra. Los primeros apoyan la teoría volcánica y creen que el agua se formó en el centro de la Tierra, por reacciones entre átomos de hidrógeno y oxígeno.a altas temperaturas (527 ºC). Las moléculas formadas por esta reacción fueron expelidas a la superficie terrestre en forma de vapor; algo de este vapor de agua pasó a formar parte de la atmósfera primitiva y otra parte se enfrió y condensó para formar el agua líquida y sólida de la superficie terrestre. Este proceso tomó millones de años.

La teoría más reciente atribuye el origen del agua a causas extraterrestres. Numerosos estudios realizados por la NASA apoyan los planteamientos de Tobias, Mojzsis y Scienceweek quienes afirman que el agua llegó a la Tierra en forma de hielo, en el interior de numerosos meteoritos, que al impactar sobre la superficie terrestre liberaron este compuesto y llenaron los océanos. Cuando esta teoría fue planteada recibió una gran cantidad de críticas y censuras, pero estudios referidos por Mojzsis hablan de otros impactos de meteoritos sobre la Tierra, a los cuales se atribuye el haber contribuido con concentraciones significativas de otros elementos y moléculas químicas dando origen a macromoléculas orgánicas. Posteriormente, científicos de la NASA han comunicado algunos descubrimientos que constituyen la primera evidencia sólida para este suceso: “análisis del cometa S4 LINEAR han mostrado una similitud muy grande entre la composición y estructura química de éste con el agua que actualmente existe en los océanos de la Tierra…”. Solución salomónica, muchos creen que ambas teorías son compatibles y podrían haber ocurrido las dos cosas.

Sea como sea, ya nadie en su sano juicio pensaría en sacrificar niños para que llueva como lo hacían los aztecas. En México, al menos, apelaron a la ciencia con excelentes resultados y se convirtió en uno de los países punteros en el desarrollo de técnicas de estimulación de lluvias. El método que está aplicando con un éxito casi milagroso López Obrador, es el mismo que ya se emplea en otros países, como China o Emiratos Árabes Unidos, pero la receta original fue elaborada, a mediados del siglo pasado, por Bernard Vonnegut y el premio nobel de Química, Irving Langmuir. Estos investigadores estadounidenses descubrieron que el yoduro de playa inyectado en las nubes estimulaba la precipitación. ¡Eureka! Las principales potencias se lanzaron a la carrera por ‘sembrar’ las nubes, especialmente aquellos que más padecían los efectos de la sequía y el cambio. ¿Cómo se siembran las nubes? Bombardeándolas con yoduro. Hágase la lluvia, y la lluvia se hizo.

Una vez conocí a un hombre que se dedicaba a eso acá, en Argentina. Lo escuché tan fascinada que casi no presté atención a los detalles pero lo hacía en Mendoza, creo que con infraestructura rusa. Por mi planeta pasa gente rara. Me impactó ese curioso oficio de ‘hacedor de lluvias’. El proyecto se frustró, no recuerdo bien por qué, creo que falta de financiamiento. ¿Será que la solución es bombardear nubes?
Ya ven, aunque nos creamos unos pillos, seguimos siendo ignorantes de lo básico. La vida empezó con el agua pero no sabemos de dónde salió el agua. Un informe de expertos de la ONU publicado en el 2021 responsabiliza a los humanos por estos fenómenos. La sequía, ¿es culpa nuestra? ¿por nuestra obscena ambición y estupidez? ¿Por creernos Dioses cuando somos pequeños seres que nada saben de la vida? ¿será culpa de Eva que comió la manzana del conocimiento? Pecadores o no, ya poco importa. Miremos el futuro y tratemos de frenar la destrucción.

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Italia ¿Qué es ‘Progetto Sur’? Frente a la indiferencia de los Estados, la solidaridad de los pueblos

Hace unas semanas nos internamos en la nueva realidad italiana. Esa que no se ve pero existe. La que une pasado, actualidad y futuro. Comenzamos con una entrevista a Enrico Calamai, quien en tiempos de dictadura en Argentina fue uno de los protagonistas invisibles de una epopeya: dar refugio y salvar la vida de unos 300 argentinos a pura convicción y coraje, quien hoy es un referente de los Derechos Humanos con una pequeña organización, “Mani Rosse”, que cada jueves pintan sus manos de rojo sangre para recordar a los muertos de un mundo injusto: migrantes ahogados en el Mediterráneo, víctimas de guerras y hambrunas, aquellos ‘condenados de la tierra’ de la que nos hablaba Frantz Fanon.

Continuamos conversando con los directores de “Resistenza-Historia del exilio argentino en Roma”, quienes nos llevaron a los años de plomo, en los cuales centenares de miles de argentinos debieron huir del país con lo puesto y aún así crearon redes de solidaridad, amor y denuncia internacional en los países donde posaron sus huesos, con culpa, dolor, angustia.

El documental puso el foco en Italia y pudo realizarse gracias a la colaboración de un grupo de jóvenes italo argentinos que forman parte de una organización llamada ‘Progetto Sur’. Tirando de la punta del ovillo, llegamos a ellas, Claudia Gatti y Romina Cozzanti, referentes de la asociación, nacida después del 2001, que contactó con aquella huella creada en los años setenta-ochenta y hoy trabajan por la colaboración de dos pueblos unidos por historia y cultura. Cambian los tiempos, las formas, la política y la tecnología. Llegan las pandemias y otras calamidades desconocidas, pero aún queda la esperanza de un mundo mejor.

Aquí, la última entrevista de lo que podemos considerar una trilogía: revisitando exilios, mirando el mañana.

Este Planeta Giussani hace lo posible para entenderse con ese Planeta Tierra con la Inteligencia Artificial a flor de piel. Aún así, no lo logramos. La comunicación es entrecortada. Cuarenta minutos nos dan. Quién puede hacer algo en sólo cuarenta minutos cuando hay tanto para hablar, conocer, descubrir, pensar. Vaya, entonces, esta segunda parte con Romina, a quien dejamos sin palabras.

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Entrevistas

“El exilio dejó huella en Italia”. Entrevista a los directores de Resistenza

Después de su recorrido por Festivales, Salas y otros espacios de Italia y Argentina, “RESISTENZA (historias del exilio argentino en Roma)” está disponible desde el 13/11/25 en la plataforma OpenDDB: https://openddb.it/film/resistenzaargentina/

Un documental que explora los modos que adquirieron la sobrevivencia y la denuncia internacional durante la última dictadura militar. Más allá de la tristeza, el desarraigo y las dificultades económicas, los exiliados argentinos diseminados por el mundo tendieron redes de solidaridad y realizaron un trabajo tenaz dando a conocer las violaciones a los Derechos Humanos en Argentina. No sabían, en ese entonces, que se estaban convirtiendo en protagonistas de un movimiento que dejaría sus huellas a futuro en los países que los acogieron, gracias a una forma de lucha silenciada por el régimen pero que perduró, con amor y creatividad hasta el día de hoy.

En Italia nació una organización italo-argentina, Progetto Sud. En torno a ellos crecen, desde el pie, nuevas formas de acción en un mundo cada vez más violento y fraccionado. Ahora las murgas argentinas son un símbolo en toda manifestación por la paz y la justicia en Roma

LCV conversó con los directores del documental “Resistenza, historia del exilio argentino en Roma”, Mónica Simoncini y Omar Neri. ¿Por qué Roma? ¿Qué dificultades encontraron? ¿Cómo es trabajar como documentalista hoy? La culpa como trasfondo de estar vivo, la política no cultural de Milei y más.

Exilio revisitado por Laura Giussani constenla. Un planeta de LCV. 11 de octubre de 2025

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Planeta Giussani/ Houston, tenemos un problema

El 13 de abril de 1970, una frase entró a la historia. Creíamos que la humanidad tenía el poder de conquistar el universo todo. Naves intergalágticas surcaban el espacio. Estados Unidos ya había plantado bandera en la luna. Una nueva misión tenía al mundo en ascuas: el Apolo 13. Todo iba bien hasta que una serie de luces desconocidas y una explosión de origen ignoto obligó a la tripulación del Apolo a llamar a la base en tierra. El mensaje fue claro y conciso: “Houston, tenemos un problema”.

Desde entonces, cada vez que ocurre un imprevisto de difícil solución e incierto origen, apelamos a aquellas palabras de desesperación controlada con las que el astronauta del Apolo 13 compartió su alarma. Y sí, hoy, apelamos una vez más a ella: Houston, tenemos un problema.

Este domingo, la política argentina vio los destellos de luces jamás imaginadas y alguna explosión agitó los ánimos. Qué había pasado?

De manera inusitada, los hermanos Milei, en el peor momento de su gobierno arrasaban en casi todas las provincias, incluída la provincia de Buenos Aires, donde había sufrido una derrota aplastante pocas semanas atrás.

El desconcierto invadió a propios y extraños. Quizás pueda decirse que, de una forma u otra, salvo los Milei, perdieron todos. Y cuando digo todos, digo también la derecha. Curioso ¿no?

Desde el mes de agosto, incluso los medios ‘amigos’ del gobierno se dieron vuelta. Por primera vez se los veía a Feinman, Viale, Laje y hasta Trebucq, entrevistando de manera incisiva al presidente de la Nación. El escándalo Sapagnuolo, el 3% de Karina, las relaciones narco de Espert, eran tapa, día tras día.

Las redes estallaban con incomprobables brotes psicóticos de Milei. Hablábamos de un Plan B en marcha, mientras otros directamente mencionaban un operativo destituyente. Las elecciones intermedias parlamentarias se habían convertido en un referendum: Milei sí o no. Todos tensaron la cuerda. Blanco o negro. Milei o Kirchnerismo, representado por Cristina y su hijo.

El desdoblamiento de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires le dieron aire a Kicillof, al no ser una consulta nacional, pudo mostrar el mapa político de el bastión peronista por excelencia. Seguía siendo peronista, es más, kicillofista.

Lejos de retroceder frente a una embestida política, mediática y hasta empresaria, el gobierno fue por más. Más represión, más ajuste, más agresión contra los ejes más sensibles para la población: salud, universidad, discapacitados, jubilados. ‘Ni un paso atrás’ decía Mussolini en pleno liderazco.

Los politólogos y periodistas, encargados de ‘leer’ el mensaje de la ciudadanía, se agarraban la cabeza. La derrota era el número ganador. Hagan sus apuestas señores, quien gana y quien pierde?

Perdimos todos.

Es que había ocurrido un imprevisto, un destello de luces violetas y una explosión: Donald Trump se metía en la campaña. Prometía una salvación económica sí y sólo sí Milei ganaba las elecciones.

Lejos de autoflagelarnos con las responsabilidades de cada uno de los protagonistas, y mucho menos de pensar que de la noche a la mañana el pueblo argentino decidió apoyar la represión a los jubilados, hacer aparte las exigencias del Garraham, reirse de los discapacitados, y escupir sobre la cabeza de centenares de miles de desocupados por un plan económico que detruye la industria junto con el Estado, esta vez, yo prefiero no creer. Prefiero no creer que se fascistizó el electorado de tal modo. Así que busco otras razones.

¿Y si el voto hubiera sido más sensato de lo que pensamos? Qué había enfrente a Milei. Si perdía, caía el gobierno, eso era lo que todos esperábamos con cierta euforia. Y si caía el gobierno ¿qué pasaba?

Posiblemente el electorado pensó: Houston, estamos en problemas.

Y aquí entra el factor Trump. Aceptar el manotazo de ahogado de Trump quizás era lo más pragmático porque si no era eso ¿qué? Sólo se veían dos opciones y ambas significaban ‘volver’. Al peronismo o al macrismo.  Por si no hubiera quedado claro con la victoria de un personaje indefinible, nadie quiere volver a sentir el hastío de los mismos discursos vacíos. Quizás la sociedad está pidiendo a gritos dar vuelta la historia, no volver sino ir.

Una vez más, invito a nuestros lectores y oyentes a pensar que no vivimos en un mundo aparte. Y el mundo, lamentablemente, hoy tiene como protagonista a otro esperpento al que todos hacen reverencia, cruza fronteras, se adjudica paces incomprobables, extorsiona con los impuestos a países de distinta índole. No queremos reyes, pero tenemos un emperador cuyo parecido con American Dad, es preocupante.

Por más que nos dediquemos a analizar de manera pormenorizada los errores de cada partido, partidazo o partiducho, lo que pasa en Argentina no es ajeno a lo que pasa en el mundo. Quizás Milei entendió eso y anda viajando de acá para allá, sembrando su demencial teoría anarcocapitalista en tiempos de tierra fértil.

Parace antiguo, pero la solución quizás no es sólo nacional. Que avance el internacionalismo, pues. Porque más allá de consignas perimidas como “Patria sí, Colonia no” o recordar “Braden o Perón”, el mundo entero está sufriendo un terremoto económico y moral. Las Colonias ahora son ‘países aliados’ y el entramado económico crea fronteras tan volátiles que resulta imposible analizar con la rigidez a la que estábamos acostumbrados.

No somos el peor país del mundo, son tiempos de una humanidad que ya no puede llamarse humana. Bombas, drones, hackers, ataques cibernéticos, enemigos más virtuales que reales.

Por eso, LCV también anda relojeando lo que pasa aquí y allá. Y, por ahora, parece que nadie se salva solo, tampoco a nivel internacional. Ningún país podrá enfrentar las fuerzas de este post capitalismo cínico y voraz.

Si volvemos al chiquitaje interno, y sí, el baile de Cristina en el balcón al conocerse que perdió el peronismo en la provincia de Buenos Aires fue lo más parecido a la quema del cajón de Herminio Iglesias. Pero no son Cristina ni Kiciloff el problema. Ni la izquierda ni los tibios ni los progres nisiquiera la derecha de buena o mala fé. Levantemos la mirada para ver lo que pasa a nuestro alrededor. Dejemos de acusarnos y empecemos a construir, y a coordinar con quienes están sufriendo tanto o más que nosotros.

Son tiemos difíciles, para todos, sobre todo para los que todavía tienen algo que perder. Esa clase media apedreada que se niega a bajar al séptimo círculo del infierno. Pero hay medio país que sabe que es difícil bajar otro peldaño. No son necesariamente gorilas, ni idiotas, ni todos los epítetos que se les ha endilgado en estos días. Muchos desposeídos  apostaron a los hermanitos medio locos. Quizás por empatía. Hartos de ver tantos políticos racionales y nobles que los han llevado a la ruina.

Sigamos pensando y construyendo una sociedad más justa, desde abajo, simplemente como personas, aprendamos a escucharnos, dejemos atrás ese fugaz poder que puede dar una diputación o una secretaría.

Entre tanto, la vieja política tiembla. Cuando pase el temblor ojalá que nos encuentre más fuertes, libres, sinceros. Quizás desorganizados, quizás no unidos, pero dispuestos a llevar adelante las luchas en las que muchos estamos desde hace tiempo y sentimos que son robadas por representantes que no nos representan. La unidad no es todo en la vida. Seamos miles de luces, miles. Miles de fogatas, miles. Ya nos encontraremos de manera natural en un momento histórico en el que valga la pena escucharnos sin insultarnos.

Columna de Laura Giussani Constenla, emitida en La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, el 27 de octubre de 2025.

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