Entrevistas
Daniel Yofra: “Si hay una reforma laboral, saldremos a la calle”

Daniel Yofra, líder de la Federación Aceitera, pasó por LCV para charlar sobre los pasos a seguir tras la asunción de Javier Milei, la postura de las centrales obreras nacionales y la posibilidad de una reforma laboral.
LCV: Allá por noviembre ustedes habían hecho un encuentro, un congreso sindical, y en ese congreso ustedes habían rechazado las propuestas de Milei, pero no habían llamado a votar por Massa, por el candidato oficialista y tenían extensas razones para hacerlo. Entonces, me pareció que era interesante, a vista de lo que sucedió, ¿qué es lo que habías visto en aquel momento y qué de lo que viste pensás que se cumplió?
—Creo que la situación del país daba para votar el mal conocido. Pero más allá de eso, creo que hay una situación por parte de la Federación que mantiene su independencia de los partidos políticos. Ahora, nosotros en donde íbamos decíamos que había que votar a Massa, no a Milei, porque sabíamos lo que iba a hacer, porque lo dijo, no porque nosotros suponíamos que iba a ser eso.
LCV: Te recuerdo una frase tuya que me sigue pareciendo interesante: “Dos de los candidatos que sacaron más votos en las PASO proponen reformas laborales regresivas, eliminar las indemnizaciones por despidos, sacar la ultra actividad de los convenios colectivos, restringir el derecho de huelga, etcétera”. Qué siente un luchador como Daniel Yofra, que además tiene uno de los sindicatos que tienen mejores paritarias para sus empleados y que además tienen un excelente trabajo alrededor de la salud de los trabajadores, un seguimiento de la familia, en fin, todas las cosas que hemos contado acá en el programa, cuando gana el candidato libertario y pasa de Ministerio a Secretaría, y las corporaciones no están invitadas todavía a sentarse a la mesa a discutir estas cuestiones.
—Preocupación como la mayoría de los trabajadores que entienden de esta situación. Uno no sabe qué es lo que puede ocurrir en estos próximos días o meses, pero sí sabemos lo que dijeron que iban a hacer. O sea, el hecho de que digan que esto no se soluciona si no hay restricciones, si no hay ajuste; el ajuste siempre lo pagan los trabajadores. Históricamente fue así. Con Menem, con De la Rúa, siempre hay restricciones para los trabajadores, para la clase empresaria no hay nunca. Y se la protege. Dijeron que supuestamente iba a pagar la deuda la casta y los empresarios la iban a dejar afuera, y ahora dejan afuera al Estado y a la casta y los ponen a los empleados del Estado. Porque, a ver, si ellos van a hacer ajuste en el Estado, directamente son muy claros de que van a dejar sin trabajo a mucha gente. Ese el problema. Vienen a apagar con nafta, el fuego que hay en el país.
LCV: ¿Te preocupa la composición social del voto de Milei, que es tan transversal con un alto componente de clase media, media-baja?
—Yo creo que son algunos, un porcentaje mínimo, pero que sí arenga mucho y que convenció a ese 33% independiente, que en otro momento ha votado a Fernández o a Cristina. ¿Son el resabio o son la segunda o tercera generación de lo que vivaban a los militares en la época de la Malvinas, en el 76?
LCV: Mira que yo ayer estuve en la plaza, y había una composición social de los barrios populares muy grande.
—Pero para querer a los militares no hace falta ser rico. Cuando los medios ganan la batalla cultural y dicen que el problema son los piqueteros, son los pobres, bueno, ellos van a odiar a los piqueteros y a los pobres.
LCV: Los mismos pobres, decís vos.
—Evidentemente han hecho un buen trabajo desde hace mucho tiempo y hoy tienen sus resultados. Obviamente que la culpa no es de los votantes, porque los votantes tienen poca cultura política en su gran mayoría y este gobierno, el que se fue, no hizo absolutamente nada para revertir esa situación. O sea, ellos piden un doble esfuerzo a la organización, a los trabajadores, para que no voten a los liberales, en dos meses nosotros tenemos que revertir una situación que ellos en dos años no habían hecho absolutamente nada, al contrario. Uno se da cuenta de que faltó una autocrítica, de que las organizaciones sindicales, me refiero a las nacionales, son responsables de que hoy la gente odie a alguien y ame a otro y lo aplauda cuando le dicen le vamos a sacar más de lo que le sacaron.
LCV: Últimamente ya no nombran la eliminación del artículo 14 bis, pero sí está cobrando cada vez más preminencia, se va destacando el tema de poder aplicar el sistema de la mochila, o sea, el sistema de la UOCRA, como una medida de reforma laboral. ¿Ustedes qué harían frente a esa situación?
—Yo creo que eso no va a poder pasar porque las organizaciones van a salir a la calle. Eso sería una reforma laboral a la baja, sería legalizar la precarización laboral. Supongo yo que la CGT, las centrales, van a salir a la calle a impedirlo. Bueno, por lo menos nosotros lo vamos a hacer. Ojalá que por lo menos 10 o 15 organizaciones que tienen impacto económico, como la Aceitera, como la bancaria, como la de camioneros, como la que tiene una incidencia importante en el plan económico para el gobierno, unamos las fuerzas y salgamos a defender a, incluso, a aquellos trabajadores que no tienen el paraguas de su sindicato.
LCV: Ustedes como piensan que va a ser la interlocución con un Ministerio donde el trabajo va a ser un pedacito de lo que ellos hagan y que los están tratando como un capital humano?
—Nosotros vamos a plantear lo que convenga a los trabajadores. Él ganó con el voto democrático y si quiere anteponer números y no sensibilidad, y no entender que los trabajadores necesitan esas 9 necesidades satisfechas que dice el 14 bis, bueno, va a tener problemas. Hay algo que no voy a inventar yo ni los aceiteros, eso ya está estipulado. Si ellos quieren venir a reprimir, veremos que va a pasar. Va a haber un estallido social. Creo que una cosa es decirlo y otra cosa es gobernar, y con todos los problemas qué hay no creo que quieran implementar algo peor. No creo que sea tan así que te amenazan como a un chico y vos tenés que agachar la cabeza.
LCV: Se habla de paritarias por empresa. ¿Ustedes han recibido algún borrador de esos proyectos de reformulación de sistema de trabajo argentino?
—Absolutamente ninguno. Si ellos plantean un gobierno democrático anticonstitucional, va a haber problemas. No hay ninguna manera de sostener un sistema en donde sea individual. Porque los que están más débiles en este momento llevarían la peor parte.
LCV: Contanos la última paritaria.
—$888.750 a partir del primero de enero, más un bono de $576.000.

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“El kiosco de barrio está en peligro de extinción”, advirtió Ernesto Acuña, referente del sector kiosquero y representante de UKRA

El kiosco de barrio es mucho más que un punto de venta: es parte del tejido cotidiano de la comunidad. Está en la esquina, frente a la escuela, al lado del club o del colectivo. Allí se compra lo mínimo indispensable, pero también se conversa, se fía, se acompaña. Sin embargo, este símbolo del comercio de cercanía está en riesgo. En los últimos años, miles de kioscos han bajado sus persianas empujados por una competencia feroz: grandes cadenas, supermercados, farmacias, la informalidad creciente y la falta de políticas que protejan al pequeño comerciante.
En esta charla con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Ernesto Acuña, referente nacional de los kiosqueros y voz firme del sector, nos cuenta con crudeza y claridad cómo se vive esta transformación desde adentro. Con más de dos décadas detrás del mostrador, su testimonio retrata una realidad que avanza en silencio, pero amenaza con borrar una parte esencial de nuestra identidad barrial.
LCV: “¿Cuál es la situación actual de los kioscos?”
Ernesto Acuña: “Esa es la data: 16.000 kioscos cerraron en un año. Estos datos nos los pasaron desde ARCA, la ex AFIP, cuando con UCRA nos reunimos con ellos y preguntamos cuántos kioscos activos quedaban. Por primera vez después de décadas, nos dijeron que somos 96.000, es decir, por debajo de los 100.000.”
LCV: “¿A qué se debe este cierre masivo?”
Ernesto Acuña: “Principalmente, al surgimiento de las cadenas de kioscos. Viene una persona y te instala 40 o 50 en un barrio. Además, productos que antes vendíamos en exclusiva, como golosinas y cigarrillos, ahora se comercializan por otros canales. Hoy cualquiera vende esos productos: farmacias, supermercados, verdulerías. Este es el resultado.”
LCV: “¿Las farmacias también son competencia directa?”
Ernesto Acuña: “Sí. Son de los principales vendedores de golosinas. Las ves en shoppings, supermercados grandes, y hasta en la línea de cajas, donde ofrecen golosinas sueltas. Los supermercados chinos también venden cigarrillos, muchas veces sacándolos de debajo del mostrador, aunque no estén habilitados para eso.”
LCV: “¿Estás diciendo que la competencia es tanto formal como informal?”
Ernesto Acuña: “Exactamente. Por un lado, están las cadenas formales, como las farmacias, que generan una competencia feroz a rubros como perfumerías y kioscos. Y por otro lado, está la competencia informal, producto de la crisis: verdulerías que agregan heladeras, chinos que venden cigarrillos, todo en un intento por sobrevivir.”
LCV: “¿Hay una intención deliberada de reemplazar al kiosco de barrio?”
Ernesto Acuña: “Sí. Hay dos fenómenos: uno es el sálvese quien pueda, por la situación económica. El otro es el pez grande que se quiere comer al chico. Las cadenas quieren vender de todo, incluidas nuestras exclusividades, y eliminar al kiosco de barrio. Son dos amenazas distintas.”
LCV: “¿Esto pasa más en las grandes ciudades?”
Ernesto Acuña: “Totalmente. En el interior profundo o en lugares como La Matanza, no llegan ni Farmacity ni las grandes cadenas. Pero sí llega el supermercado chino o el kiosco informal. El kiosco de cercanía, ese donde uno compraba la golosina mientras el padre compraba el diario, ya no tiene reemplazo.”
LCV: “¿Qué pasa en contextos económicos tan complicados como el actual?”
Ernesto Acuña: “Ahí aparece otro fenómeno: la gente que no llega a fin de mes abre un kiosco en el garage o en una ventana. Kioscos sin habilitación que empiezan a competir con los formales. Así se va formando un universo paralelo, que no está contemplado en los 96.000 registrados.”
LCV: “¿Es una especie de subproducto de la crisis económica?”
Ernesto Acuña: “Sí. Muchos de estos kioscos surgen de personas despedidas, jubiladas anticipadamente o que necesitan un segundo ingreso. Con la indemnización montan un kiosco-almacén en el conurbano. Es una respuesta a la falta de oportunidades.”
LCV: “En algún momento los kioscos vendían medicamentos de venta libre, ¿no?”
Ernesto Acuña: “Sí, se vendían aspirinas, Alikal, algún Actron. Hoy, muy poco. Algún domingo puede aparecer alguien pidiendo un Uvasal, pero ya no es habitual. Además, la normativa cambia todo el tiempo: hoy se puede, mañana no. En 26 años de kiosquero, cambiaron esa norma al menos diez veces.”
LCV: “¿Te pasó que te vendieran una pastilla suelta?”
Ernesto Acuña: “Sí. Un día fui a pedir un blister y me dijeron: ‘Te vendo de una o de dos’, porque con eso hacen más negocio. Es parte de cómo nos adaptamos a sobrevivir.”
LCV: “¿Sos kiosquero de familia o el primero?”
Ernesto Acuña: “Soy el primero. Tengo 52 años y empecé a los 25. Tengo un hijo de 16, pero no quiere saber nada con el kiosco. No le gustan las cosas dulces, siempre va por lo salado.”
LCV: “¿Están siendo escuchados por algún organismo o autoridad?”
Ernesto Acuña: “Pedimos dos leyes fundamentales. Una es la Ley de Proximidad, para que no se pueda abrir un kiosco a menos de 100 metros de otro ya instalado. La otra es una ley de Venta Exclusiva, para que los productos que vendemos no se comercialicen por otros canales. Sin estas leyes, el kiosco de barrio va a desaparecer, como pasó con los almacenes en los años 90.”
LCV: “¿Cómo debería avanzar ese proyecto?”
Ernesto Acuña: “Necesitamos que las legislaturas de cada ciudad aprueben estas leyes y que el gobierno nacional lo tenga en cuenta. Ojalá haya una ley de protección general. Porque no solo se trata de trabajo, se trata de preservar una empresa privada. Este gobierno dice defender lo privado. Veremos si nos incluye.”
LCV: “Lo que pedís se parece a lo que existía para los canillitas, con áreas de exclusividad, ¿no?”
Ernesto Acuña: “Exactamente. Queremos recuperar ese principio de proximidad. Especialmente cerca de escuelas, donde debería haber una regulación que priorice al kiosco tradicional por sobre otras opciones más informales o ajenas a la comunidad.”
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“La trampa del lenguaje y la confusión política: Sztulwark lee a Kafka en clave argentina”

La política argentina atraviesa una etapa de confusión profunda, marcada por el desencanto, la fragmentación y un lenguaje que ya no logra conectar con la experiencia cotidiana. En diálogo con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, el escritor Diego Sztulwark reflexiona sobre la distancia entre la retórica institucional y la vida real en los territorios, a partir de una asamblea barrial tras el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner. En esta nota, recurre a Kafka como herramienta para pensar las trampas del lenguaje político, la perplejidad colectiva y el avance de un proyecto de ultraderecha que busca anular la capacidad de imaginar otros mundos posibles.
LCV: “¿Cómo se te ocurrió escribir un libro para buscar algunas interpretaciones a nuestra vida, en lo que tiene que ver con la vida política argentina y este devenir en el que estamos transitando, empujando a Kafka a esas ideas?”
Diego Sztulwark: “Se me ocurrió en un viaje. Unos meses después del intento de asesinato a la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, participé en una asamblea con amigas y amigos en el conurbano sur, junto a personas de distintas organizaciones sociales. Me impactó cómo no se percibía conexión entre ese hecho de violencia y la violencia cotidiana del territorio. Hubo una conversación difícil sobre una ruptura entre la conversación política de los medios y la desesperación territorial. No era un problema de percepción, sino una realidad fracturada. En la lógica de esa asamblea, se percibía una distancia entre la retórica institucional y la vida práctica del territorio. Esa fractura dio inicio a una pregunta sobre el potencial del lenguaje, y sobre Kafka como autor de la trampa, cuando el lenguaje queda atrapado.”
LCV: “Vos lo debés observar en forma cotidiana, porque además sos un filósofo que no está encerrado en una burbuja, sino que busca inspiración en una asamblea. Supongo que la cotidianidad te devuelve permanentemente situaciones kafkianas que alimentan estas ideas, ¿o me equivoco?”
Diego Sztulwark: “No soy un especialista en Kafka. A partir de ese episodio me sumergí en su lectura y en bibliografía relacionada, porque sentí que la situación anticipaba lo que nos estaba ocurriendo como país. Mi inmersión fue intensa. Lo kafkiano no es solo una burocracia que enloquece, encontré en Kafka un estratega, un escritor que con sus estrategias literarias puede ofrecer imágenes útiles para pensar nuestra política actual. Fue una forma de abordar problemas propios leyendo a Kafka.”
LCV: “En una de las reseñas que hicieron sobre tu material, leo en la revista Crisis: ‘No es inteligente esperar que la oscuridad del presente se disipe un buen día como por arte de magia. La ultraderecha es un proyecto organizado de demolición de las capacidades perceptivas de la sociedad que busca esterilizar la imaginación política.’ ¿Cuál sería el aporte del libro a esa circunstancia?”
Diego Sztulwark: “Eso que estás leyendo no es una reseña, sino el prólogo del libro-entrevista, que fue un anticipo y efectivamente forma parte del libro. La primera cuestión que planteo es cómo asumir un fenómeno de perplejidad en el que creo que aún estamos. Muchas personas sentimos que no entendemos qué pasa, por qué la gente vota como vota, por qué nuestras verdades ya no repercuten, por qué no estamos en la calle. Hay una impotencia con la propia lucidez. Ese oscurecimiento de la percepción colectiva no es casual: es parte de una estrategia política para que dejemos de generar sentidos nuevos. Es una política de desactivación que le es funcional a un neoliberalismo en crisis, que sigue extrayendo recursos de la naturaleza y la sociedad. La confusión es funcional a ese objetivo, y experiencias como la pandemia, las tecnologías de la distancia y el balance de gobiernos previos lo facilitan.”
LCV: “Hablás de puntos ciegos del orden político previo. ¿Cuáles son esos puntos ciegos?”
Diego Sztulwark: “Por un lado, la falta de balance político sobre el gobierno del peronismo de Alberto y Cristina Fernández. Por otro lado, la pandemia. Y también la introducción de tecnologías de la distancia que median las relaciones con la economía, la producción y la comunicación política. Esa suma de factores genera condiciones para una confusión social y política funcional a implementar ajustes y transferencias de riqueza muy brutales. Si no generamos mecanismos para volver a confiar en nuestras percepciones, en crear sentidos estratégicos, quedamos como un pueblo disperso, fragmentado y desarmado.”
LCV: “A medida que hablás, se me vienen imágenes de películas distópicas. La perplejidad cobra forma en nosotros mismos yendo por la calle, viéndonos sin ver. Estamos cerca de un proceso electoral complejo y determinante. ¿Cómo se vincula esto que decís con la relación de la ciudadanía con el voto, más allá de los resultados?”
Diego Sztulwark: “Una de las primeras consecuencias de esta situación es que una de cada dos personas no se presenta a votar. Ya ocurrió en elecciones recientes. No sé qué pasará en las próximas, pero el ausentismo debería preocuparnos. Hay estudios que muestran que no se trata de desinterés, sino de una actitud crítica: muchas personas, porque les importa la política, no quieren votar. Hacen un balance realista de lo que significa hoy la democracia. Ese desinterés es frustrado, informado y real. No sé si no usan el instrumento o si consideran que ya no sirve. Lo que sí sé es que se subestima a la gente cuando se dice que no vota porque no entiende. Incluso la oferta electoral está devaluada, con candidatos salidos del espectáculo o del escándalo. Si tenés conciencia del voto, hay un prurito en malusarlo. Es una situación compleja, y la perplejidad, sin duda, nos va a dominar en estas elecciones.”
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Enrique Hohl de la cooperativa Madre Tierra: ‘La alimentación no puede quedar librada al mercado’

Enrique Hohl tiene 35 años, vive en una chacra en Olavarría junto a su familia y es uno de los fundadores de la cooperativa de trabajo Madre Tierra, un espacio que reúne a más de un centenar de pequeños productores dedicados a la agricultura familiar. En diálogo con La Columna Vertebral, Enrique comparte cómo surgió esta organización, los desafíos de producir alimentos sanos en tiempos de crisis y el valor de la agroecología como alternativa posible.
LCV: “Contale un poco a nuestros oyentes de qué se trata la cooperativa de trabajo Madre Tierra.”
Enrique Hohl: “Somos una cooperativa de trabajo de la ciudad de Olavarría, conformada en 2019. Nos dedicamos a la producción de agricultura familiar, principalmente con pequeños productores del sector hortícola, en lo que es la producción en las quintas.”
LCV: “¿Cuánta gente agrupa la cooperativa? ¿Cuántas chacras, huertas, cuántas personas están involucradas?”
Enrique Hohl: “Somos 26 emprendimientos, con dos o tres personas por unidad productiva, dedicadas a la producción de verduras. Mayoritariamente, las chacras tienen entre tres y cuatro hectáreas, con aproximadamente media hectárea de invernadero.”
LCV: “Tengo un dato que indica que son más de 100 productores. ¿Es correcto?”
Enrique Hohl: “Sí. Cada emprendimiento agrupa a más de una familia, así que en total somos más de cien productores. Además del sector hortícola, también hay familias que se dedican a la producción de huevos, miel y algunos tambos pequeños. En conjunto, somos muchas familias organizadas.”
LCV: “¿Cómo comenzaron con Madre Tierra? ¿Cómo se fueron conociendo y sumando al proyecto?”
Enrique Hohl: “Arrancamos frente a una problemática común en la agricultura familiar: la dificultad para vender nuestros productos, llegar al consumidor, ofrecer buenos precios y visibilizar nuestro trabajo. Empezamos a reunirnos para buscar alternativas como ferias, bolsones, entregas por pedido. Entendimos que organizándonos podíamos resolver esos problemas.”
LCV: “Desde 2018 hasta ahora pasaron por distintos gobiernos. ¿Cómo fue ese recorrido? ¿Cuál fue el mejor momento de la cooperativa y cómo están hoy?”
Enrique Hohl: “Al principio no sabíamos bien cómo organizarnos. En 2019 descubrimos la herramienta de la cooperativa y empezamos a trabajar con organismos nacionales para conformarla. Obtuvimos nuestra matrícula y comenzamos a participar de ferias, capacitaciones, cursos de manipulación de alimentos. En ese momento, aprovechamos políticas nacionales que fortalecieron a las cooperativas. Desarrollamos una feria importante y abrimos un local que funcionó por dos años. Pero en los últimos tiempos, vimos una gran caída del consumo que nos afectó mucho, junto con condiciones climáticas adversas que retrasaron los procesos productivos.”
LCV: “¿La caída del consumo se percibe tanto en el vínculo con los comercios como con los consumidores individuales?”
Enrique Hohl: “Sí, es generalizada. Bajaron las ventas en ferias, en almacenes de cercanía, incluso en supermercados como Cooperativa Obrera y en compras del Estado. Desde 2021 somos proveedores del municipio y también ahí notamos la baja. Esto afecta directamente el acceso a alimentos básicos: frutas, verduras, huevos, miel. No estamos hablando de lujos, sino de lo mínimo para una alimentación saludable.”
LCV: “¿Creés que esta caída está relacionada con la pérdida de empleos?”
Enrique Hohl: “Sí. El desempleo se siente tanto en el sector privado como en el público. Olavarría es una ciudad minera, y se estima que este año hubo alrededor de 4.000 despidos. Eso impacta en toda la economía: si cada trabajador tiene una familia, estamos hablando de 12.000 personas afectadas. Se cierran fábricas, se suspenden actividades, y eso también golpea al transporte, los servicios y el comercio.”
LCV: “¿Cómo les afecta el aumento en los costos logísticos y de servicios?”
Enrique Hohl: “Muchísimo. La mayoría de los productores alquila la tierra. Además del alquiler, subieron la electricidad, las semillas —muchas con precio dolarizado—, y otros insumos como el nylon. Todo eso, sumado a la caída del consumo y, en algunos casos, a la baja de precios, hace muy difícil sostener la producción.”
LCV: “¿Cuántos años tenés? ¿Venís de una familia productora?”
Enrique Hohl: “Tengo 35 años. No vengo de una familia agropecuaria, soy de ciudad. Hace 12 años me mudé a una chacra con mi pareja, y ahí también nacieron mis hijos.”
LCV: “¿Qué te motivó a tomar esa decisión de cambiar de vida?”
Enrique Hohl: “La alimentación fue un factor clave. Primero por nuestra propia familia, y luego por una conciencia más amplia sobre el consumo. Alimentarse debería ser un derecho básico, como la salud o la educación. Sin embargo, mientras estas dos últimas están medianamente garantizadas por el Estado, la alimentación queda librada al mercado y a la capacidad económica de cada persona.”
LCV: “¿Los productos de Madre Tierra son orgánicos o agroecológicos?”
Enrique Hohl: “Apuntamos a un modelo agroecológico. Aunque también trabajamos con productores convencionales, buscamos proponer otro modo de producción. La idea es acompañar a quienes ya producen para que puedan cambiar sus prácticas, y eso requiere capacitación y organización.”
LCV: “¿Eso implica revertir prácticas impuestas por el modelo productivo tradicional?”
Enrique Hohl: “Exactamente. Muchas veces el uso excesivo de agroquímicos está muy arraigado. Por eso es importante el acompañamiento técnico, la formación, y construir alternativas viables que respeten el ambiente y la salud.”
LCV: “¿Te mudaste solo a la chacra o con tu familia?”
Enrique Hohl: “Con mi pareja. Y en la chacra nacieron mis dos hijos, que ahora tienen 9 y 7 años.”
LCV: “Me imagino que deben estar correteando por la huerta y participando de la vida rural…”
Enrique Hohl: “Sí, claro. Viven muy conectados con la naturaleza, y eso es algo muy lindo para su infancia.”
LCV: “Ustedes participaron del quinto Congreso de Cooperativas Agropecuarias y Agroalimentarias de la Provincia de Buenos Aires. ¿Qué balance hacés?”
Enrique Hohl: “Participamos como parte de la Federación Rural para la Producción y el Arraigo. Fuimos cooperativas de Olavarría y Azul. Estuvimos presentes el martes en la jornada sobre cooperativismo, y miércoles y jueves en las de agricultura. Estos encuentros son muy valiosos para intercambiar experiencias, debatir políticas públicas y seguir fortaleciendo el desarrollo agropecuario, tanto en la provincia como en el país. Siempre uno se lleva algo positivo y alguna reflexión para seguir trabajando.”


Sobre espías y agentes encubiertos/ Informe exclusivo LCV

Eppur si muove!/10. Síntesis semanal de noticias, por Alberto Nadra
