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Mbappé y los extremos de la política francesa, por Alvaro Hilario

Informe especial para LCV desde Bilbao, País Vasco
Los dichos de Kylian Mbappe en la rueda de prensa previa el debut de Francia en la Euro Copa 2024, fueron una mano tendida a su amigo Macron. Muchos festejaron el llamado a la juventud francesa instándolos a votar y a tomar conciencia de la “gravedad de la situación”, señalando que el crack francés está “en contra de los extremos, de las ideas que dividen”, discurso en sintonía con lo expresado por el primer ministro, Gabriel Attal, que apuntó, esta misma semana, en declaraciones a la emisora RTL, en referencia a Melenchón, líder de la izquierdista Francia Insumisa (parte del Nuevo Frente Popular, coalición de izquierda) y la ultraderechista Marine Le Pen: “Los extremistas, con sus programas inaplicables, no son los que tienen las respuestas a las cuestiones que afectan a los franceses”.
Bien diferente es la postura tomada por otro astro del fútbol francés, Marcus Thuram, quien ha pedido al pueblo francés que se impida a Agrupación Nacional (RN), el partido de Le Pen, acceder al poder. “La situación es muy, muy seria”, ha dicho el jugador del Inter de Milán. “Como ciudadano, ya sea usted o yo, todos debemos luchar todos los días para que esto no suceda y RN (Reagrupamiento Nacional) no tenga éxito”.
Los continuos estallidos en la periferia urbana, en las banllieux, espacio vital de la juventud racializada, precarizada y reprimida, los conurbanos franceses, allá donde entre la juventud la abstención alcanza el 70%, esa población a la que se dirigen Thuram, Dembele, Mbappe, Giroud, Pavard y los ciento setenta y cinco deportistas de élite que han firmado un manifiesto, como el legendario tenista Yannick Noah, pidiendo que no se vote al RN de Le Pen.

La victoria de la extrema derecha francesa en las elecciones al Parlamento europeo celebradas el pasado 9 de junio, con apenas el 16% de los votos del censo electoral, propició la calculada convocatoria anticipada de comicios Legislativos por el presidente francés, Emmanuel Macron, cuyas candidaturas, cumpliendo todas las previsiones, tuvieron un desempeño desastroso.
La barbarie o yo, es la apuesta, una vez más, del presidente Macron, situándose como árbitro entre extremismos, defensor de los valores republicanos, valiéndose del miedo, intenta imponerse en las nuevas elecciones y deshacerse de la actual legislatura en la que, sin mayoría parlamentaria, gobernar por decreto le está saliendo caro.
Jon Garmendia, escritor, periodista, poeta, y cocinero en un pequeño restaurante de la costa del País Vasco continental, en Francia, hace pocos días, escribía en X: “Es necesario plantear el voto contra la extrema derecha pero es necesario recordar que han concentrado el voto de la gente desengañada, la gente enojada. Artesanos, pequeños empresarios, emprendedores, simples laburantes… Toda esa gente que después de laburar como burros, llegan justos a fin de mes. Ahí reside la cuestión”.
“Todos, esto es, quienes deben representarnos, están en la misma: en el lugar del opresor”, me dice Garmendia. “La gente que la está pasando mal es gente normal, gente que trabaja y, aún así, no llega. Mientras tanto, los gerifaltes viven muy bien y todos los demás pasamos muchos apuros para afrontar los gastos ordinarios: la casa, las compras; o el agua, la luz; si no es una cosa, es otra; remirar qué ropa comprar a los pibes…Encima, tenemos que escuchar que vivimos por encima de nuestras posibilidades. No es así. Tengo muchos amigos que están enfadados con las izquierdas, y en ciertas cosas no les falta razón, eso es lo que más daño hace”.

Los Chalecos Amarillos son un movimiento ciudadano que puede ilustrar las raíces de gran parte del malestar de la población. Una muestra de cómo las políticas neoliberales, burguesas, aplicadas por Macron han afectado a la mayoría de la población, a población laburante; a esa población trabajadora, asalariada, que va viendo mermados sus derechos, su poder adquisitivo, hipotecado su futuro; una clase asalariada dividida en diferentes capas, algunas de las cuales se mueven en la evidente precarización.
En ese contexto y en una realidad geográfica donde el medio semi-urbano, las poblaciones de dimensión media hacen forzoso el uso del auto para laburar, estudiar o hacer las compras, el aumento del precio de las naftas supuso la chispa que incendió una parte del país no habituado al olor de la goma quemada.
Igual que las plazas argentinas, que las rotondas del conurbano, las rotondas francesas se convirtieron durante muchos meses en espacios de intercambio y empoderamiento, llevando su malestar a las calles en sucesivos sábados de odio ciudadano.
Estos nuevos sujetos no se adaptan a la categorización de la izquierda ortodoxa, circunstancia que a quien lea estas líneas no le asombrará. Es cierto que este descontento y ese movimiento quiso ser instrumentalizado por la extrema derecha, pero el campo popular tiene sus herramientas para preservar su autonomía: en el mediodía, en Gascuña, Occitania, el hinterland de Toulouse, los mismos Chalecos Amarillos y los grupos antifascistas expulsaron de las rotondas a los fascistas que pretendían infiltrarse, según los testimonios que pude recoger el año pasado en el lugar.
Macron con minoría en el parlamento impuso la reforma jubilatoria por decreto
Sin mayoría parlamentaria, Macrón impuso la reforma jubilatoria por decreto
Aunque Macron quiso presentar el adelanto electoral como un magnánimo gesto de estadista, un oír a la calle; un gesto político de efecto con el que sorprender a la oposición, todo ello después de una victoria electoral presentada como avasalladora de forma interesada, como veremos, era una decisión que el presidente tenía ya tomada; los sondeos calcaron los resultados: Hace poco más de un año, soslayando su minoría parlamentaria, Macron impuso la reforma de las pensiones por decreto, evitando la votación parlamentaria.
Ahora, agitando el miedo a la extrema derecha, a los extremos, quiere postularse como defensor de los valores republicanos y, de este modo, conseguir una victoria electoral que le devuelva las mayorías que tuvo en anteriores legislaturas, algo que parece imposible ahora: apelar a la Barbarie o yo no funcionará porque para gran parte de la población francesa Macron es la Barbarie.
Henri Belin, parisino, docente, periodista especializado en temas culturales y políticos y documentales no duda en pronosticar una nueva derrota del actual presidente francés: “La jugada de Macron es irrealista porque no mide el odio que provoca su persona y política entre las capas de la población desfavorecidas y periurbanas (mundo rural y de las pequeñas aglomeraciones) donde las políticas liberales, el desplome de la oferta de servicios públicos (por ejemplo, Sanidad por el suelo, falta de médicos, necesidad en muchos lugares de conducir una hora de coche para encontrar un servicio médico u otros servicios públicos, como la Educación). Todo ello resultado de la política liberal llevada a cabo durante décadas por los sucesivos gobiernos y sus continuas reducciones del gasto público. O la cuestión del poder adquisitivo, esto es, la caída del nivel de vida de las clases populares (pero también de parte de la clase media que teme por su posible proletarización acelerada) por la inflación desatada desde la guerra en Ucrania con la presión permanente de los gastos de energía (naftas, electricidad, gas ) y de los precios de los productos de primera necesidad que no dejan de subir sin que los sueldos sigan esa evolución (aquí claramente los grandes grupos de distribución alimentaria se zarpan como nunca, aprovechando el cuento de la lechera ucrania y el cierre del tráfico marítimo por el canal de Suez para justificar un proceso de alza continua). De ahí un descontento bastante importante”.

En opinión del sociólogo vasco Jakue Pascual, hay que apostar por el trabajo en común de los sectores en lucha, de esos nuevos sujetos precarizados que. desde las banlieus a las rotondas: “Por encima del armado electoral, hacen falta espacios de desarrollo común. El ámbito de lo político está atomizado y la falta de espacios que ofrezcan, hoy en día, la oportunidad de trabajo colectivo o que este trascienda a capas importantes de lo civil, complica que se construya una alternativa global a los fascistas; por lo menos solo desde la coalición electoral. Es cierto que, en la actualidad, todo vale, pero entre los políticos siempre habrá quienes estén no más para cuidar su quiosco, sus zonas de confort. Son diferentes planos de actuación a los que hay que atender, porque además de lo electoral, del trabajo a medio y largo plazo, al fascismo también hay que pararle los pies en la calle”.
¿Qué hay de nuevo, viejo? Nace el Nuevo Frente Popular
Incluso cuando las izquierdas ya habían atado pactos, Macron seguía llamando a una gran coalición liderada por él y que dejara fuera a los extremos. Si el buscado efecto sorpresa no le va a reportar réditos electorales, tampoco encontró a contrapié a la oposición: “El NFP se constituyó, contra todo pronóstico de modo rápido. Abarca desde el Nuevo Partido Anticapitalista –conglomerado de troskistas y ácratas- al ala más blanda y socialdemócrata del Partido Socialista que, tras las elecciones europeas, ha visto aumentar su peso en el seno de la izquierda”, cuenta Henri Belin.
El Partido Socialista Francés, un cadáver político hasta hace no mucho, se recuperó, por varias circunstancias, a juicio de Belin: “primero, recuperó la franja de moderados de centro izquierda que se habían volcado en el cuento del ultracentrismo macronista, entre 2017 y 2023, pero que están descontentos con la política claramente de derechas de Macron, en particular desde la reforma de las jubilaciones adoptada de manera autoritaria y contra la opinión de la mayoría del país. Descontentos también con la última Ley de inmigración que endurece bastante las condiciones de inmigración y legitima en cierta parte el discurso xenófobo de la derecha desde los republicanos (LR) de Eric Ciotti hasta el RN”. Por otro lado, también apunta a falencias de la izquierda: “Tambíen atrajo un voto inicialmente orientado a LFI que se apartaron de estos por dos razones: la falta de renovación interna y el autoriarismo de Mélenchon y la negativa a condenar el ataque de Hamas como un ataque terrorista”. Génération.s, Izquierda Republicana y Socialista, nacionalistas de izquierda vascos, alsacianos, de La Reunión, y otros partidos completan el frente.
Su programa levanta las banderas de la calle. Centrado en las políticas económicas y sociales, busca devolver el poder adquisitivo a la gente, restablecer los servicios públicos de calidad, establecer políticas contra la catástrofe climáticas, de redistribución de la riqueza a través de una fiscalidad más justa, un desarrollo basado en los salarios, derogar la legislación macronista … Todo a implementar en diferentes etapas, empezando por una de choque y ruptura con los gobiernos neoliberales.
En el plano internacional, ámbito de fuertes tensiones internas, piden el reconocimiento del Estado palestino, la liberación de los rehenes israelíes o la ayuda a Ucrania.
Todo el programa puede consultarse aquí https://legrandcontinent.eu/es/2024/06/17/nuevo-frente-popular-el-programa-completo-de-la-coalicion-de-las-izquierdas-francesas/
Cuando falta una semana para la primera vuelta de las Generales, las Legislativas, los sondeos colocan al NFP en segunda posición en cuanto a intención de voto, con el 26,68%. Sería precedido por la ultraderecha, RN, con 32,65%. En tercer lugar, la coalición de Emmanuel Macron, Juntos, con un pobre 19,7%; más pobre teniendo en cuenta que aspira a tener mayoría en la Asamblea Nacional, el parlamento francés. Teniendo en cuenta el ballotage, estos porcentajes podrían tener la siguiente traducción en bancas: RN, extrema derecha, pasaría de 89 a 250; el frente de izquierda, de 131 a 200; Macron, de los 249 actuales no pasaría en el mejor de los casos de 130 bancas.
¿Jugará el banquero Macron a defender los valores republicanos o, visto sus antecedentes, dejará caer la careta y se abrazará a Le Pen, como ya hicieron parte de los gaullistas, Los Republicanos?
Rosa Luxenburg estará revolviéndose en su tumba
Parece que el medio urbano será del NFP, que la izquierda está consiguiendo movilizar su base electoral y que también fuera de las ciudades el desempeño de la izquierda puede ser bueno. ¿Qué sucede con la juventud abstencionista?, ¿con la juventud de las periferias urbanas a las que apela Thuram? Henri Belin nos da algunas claves: “La juventud: pues está muy movilizada contra el RN en las ciudades, las banlieues son fuerte proporción de hijos de la inmigración y las categorías diplomadas. Pero aún así, la juventud de las banlieues no está del todo movilizada y no se considera interesada por estas batallitas que consideran son las de un país que no se interesa por ellos: En resumen, `¿Ah que nos decís que no somos de aquí día sí, día también? Pues ahora os jodéis`. Hay también una fuerte oposición de ciertas capas de la juventud musulmana al discurso laicista compartido por casi todo el arco político francés entre los cuales la izquierda no es la última en reivindicarlo, total que tampoco ven qué podría cambiar en su vida con un gobierno RN, si igual un poco más duro pero no mucho más según ellos. También existe una gran parte de la juventud rural y perirurbana que va a optar por el RN, lamentablemente, por querer probar algo nuevo según dicen y porque el RN de momento ha ganado la batalla cultural entre ellos”
¿Quién lo Banca a Macron?
Con Macron nos encontramos más allá de la “miserable farsa”, en pleno vodevil. Empleado público, socio de la banca Rothschild & Cie, asesor económico del presidente francés François Hollande, socialista, fue nombrado ministro de Economía, en 2014, a la edad de 37 años, designación contestada por la mayoría sindical ya que veían en Macron el origen de todas las reformas económicas de Hollande y que tenían a la empresa como beneficiaria.

Dos años más tarde, encabezando un armado financiado por la banca,y que lleva sus iniciales, En Marcha, reeditando los tiempos de la República de los Banqueros y la traición a la revolución de 1848, implosionando el socialismo, Macron se postula a presidente de la República. El 14 de mayo de 2017, con 39 años, se convirtió en el más joven presidente de Francia tras derrotar a Marine Le Pen en el ballotage, algo que se repitió en 2022.
Aunque Macron anunció que su movimiento no era “ni de derecha ni de izquierdas”, apelando a una supuesta transversalidad republicana sin ideología, ya en enero de 2017, Jean-Luc Mélenchon, líder del movimiento político La Francia Insumisa señaló que “el programa de Macron está inspirado por la misma Le Pen”.
Desde su acceso al poder, Macron ha incendiado la calle, haciendo buena, en parte, la opinión del político de izquierdas. Desde 2017, la coyuntura sociopolítica ha estado marcada por la reforma del Código Laboral (que, por ejemplo, flexibiliza las condiciones de despido, reduce las indemnizaciones y beneficia a la empresa); la Ley de reforma de la compañía francesa de ferrocarriles, SNCF; la revuelta de los Chalecos Amarillos, tras el aumento del precio de las naftas; y las protestas, desde 2019 a 2023 contra la reforma de las pensiones.
Como salida en falso a la crisis, Macron renunció a aumentar las tasas que conllevaban el aumento de los precios de los combustibles y anunció una suba en el salario mínimo de 100 euros/mes en 2019.
Aún así, y aunque aquí la inflación este lejos del 400%, a nadie le escapa lo peligroso de la situación cuando los partidos tradicionales no son capaces de dar solución a estas realidades que, por otra parte, a menudo, han creado.
Imponer la reforma de las pensiones por decreto, evitando el voto del Parlamento, donde no tenía mayoría, con la calle en llamas y con picos de revuelta en 2019, 2020 y el propio 2023, fue el momento álgido de la impopularidad de Macron que, como vamos viendo, se inicia ya en 2012, cuando su asesoría enmascara una labor de intermediación entre banca, empresa y gobierno.
La maniobra supuso la dimisión de la primera ministra, Élisabeth Borne, a petición de Macron, en enero de este año. Echó a una mujer pero se justificó nombrando al primer ministro más joven de la historia, Gabriel Attal (35). El espectáculo es imprescindible en un armado que se supone sin ideología.
El joven Attal fue también el Ministro de Educación de amplia militancia socialista que prohibió la abaya (túnica islámica femenina), ensayó el uso de uniformes y tomó otras medidas que, en opinión de las izquierdas, eran propias de la extrema derecha. Este prontuario explicaría su designación para pilotar el gobierno en el periodo electoral, ya que su perfil es compatible con la cabeza electoral del partido lepenista, RN, Jordan Bardella.
Incierto panorama electoral
Vimos de dónde la convocatoria, las políticas de Macron y, por eso mismo, porque las intenciones de voto le sitúan en tercera posición, detrás de los extremos.
Habrá elecciones, entonces, en 577 circunscripciones, las primeras el 30 de junio; y el 7 de julio, ballotage. Los extremos, encabezan la intención de voto. Ni siquiera Kylian salva a Macron de la inquina que este creó desde su acceso al poder en 2017. Viajemos por la política de Francia para sentir el pulso de la calle.
La victoria de la extrema derecha, de Agrupación Nacional (RN), el partido de Marine Le Pen y Jordan Bardella, en las elecciones europeas del pasado 9 de junio fue avasalladora, pero con muchos matices, tanto por el tipo de elecciones de las que se trataban como por la baja participación que hubo en las mismas. El relato es interesado. Vender miedo.
Tras un completo análisis de las elecciones europeas y las lecciones que de estas se pueden sacar de cara a las legislativas del 30 de junio y 7 de julio, la publicación “Le Grand Continent” concluye que “Aunque parece probable una nueva derrota del bando presidencial, la capacidad de RN para asegurarse una mayoría parlamentaria absoluta frente a una izquierda unida es ahora la principal incógnita de las elecciones”, manifiestan. El excelente trabajo se puede consultar en este link https://legrandcontinent.eu/es/2024/06/18/la-movilizacion-del-electorado-de-la-izquierda-y-del-centro-puede-debilitar-mucho-a-rn-en-francia/ , pero me permito destacar este, a mi entender, revelador, párrafo:
“Hay una cifra, sin embargo, que llama a la cautela: con 7.8 millones de votos, RN ha obtenido ciertamente dos millones de votos más que en las elecciones de 2019, pero al mismo tiempo ha recibido alrededor de 300 mil votos menos que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2022, y casi 5.5 millones de votos menos que en la segunda vuelta de esas mismas elecciones. Teniendo en cuenta la participación relativamente modesta en las elecciones europeas en Francia (51.5%, frente al 73.7% y 72% en las dos vueltas de las elecciones presidenciales), los casi 8 millones de votos emitidos el 9 de junio pesaron sin embargo mucho más que en las elecciones de 2022. Esta es la principal paradoja de la victoria europea de RN: si bien obtuvo un resultado históricamente elevado, sólo una pequeña minoría de los electores inscritos votó por el partido de extrema derecha (el 16%)”
Aunque en el próspero occidente, los partidos políticos socialdemócratas intenten hacer creer que elegir su papeleta en unas elecciones es antifascismo, nada más lejos de la realidad. Rosa Luxenburg estará revolviéndose en su tumba.
La batalla contra el fascismo va, por lo tanto, mucho más allá de estas elecciones y, por supuesto, de las poses de la socialdemocracia, preocupada de no perder sus despachos.
En el Estado francés, diferentes voces del campo popular están llamando a votar al NFP, pero recuerdan que leyes como la de Inmigración y asilo no son otra cosa que concesiones a la extrema derecha que vive del pasado y presente colonialista y racista francés, incluyendo su presencia militar en África y sus acuerdos de “cooperación” para asegurarse materias primas, energía y mercados, amén de su sostén al sionismo. El racismo es la nafta que mantiene viva a la extrema derecha, un racismo que va del barrio, del día a día, de los ataques a las minorías, a lo institucional, a lo sistémico, reflejado en las políticas de empleo, sanidad o vivienda, y todo esto requiere de un continuado trabajo de base empezando por el barrio y los medios rurales, buscando nuevos espacios de reproducción de las ideas de izquierda y buscando la hegemonía cultural.

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“Sin archivos no hay derechos”: la advertencia de Andrés Pak Linares ante el vaciamiento de la memoria estatal

El archivista y presidente de AFPA (Archivistas de la Función Pública Argentina) Andrés Pak Linares, advierte sobre los riesgos que corren los archivos públicos en un contexto de desfinanciamiento, desmantelamiento institucional y políticas que apelan a la desmemoria. Desde el Archivo General de la Nación hasta los organismos más pequeños del país, Pak Linares plantea que sin una política estatal sólida en materia archivística no solo se pierde historia: también se atenta contra la eficiencia del Estado y, sobre todo, contra el ejercicio pleno de los derechos individuales y colectivos. En diálogo con LCV, insiste en la necesidad de una política de archivos que trascienda gobiernos y coyunturas ideológicas, tal como sucede en otros países de la región.
LCV: ¿Cuáles son los riesgos que corren los archivos? Sobre todo en este momento, con este tipo de gobierno que apela a la destrucción y la desmemoria.
Andrés Pak Linares: “Bueno, nosotros desde AFPA , advertimos en un comunicado en abril de 2023 que todo estaba en peligro. Tristemente se fue cumpliendo esta visión que nosotros teníamos. Y lo vemos —para decirlo de una forma que se entienda, digamos— detrás de cada institución que se cierra o detrás de cada programa que se descontinúa, hay un archivo. Hay un archivo que recoge los documentos que dan cuenta de lo que hizo ese feminismo, de lo que hizo ese programa, ese funcionario”.
LCV: Ese funcionario también, por supuesto.
Andrés Pak Linares: “Claro, porque los archivos son los lugares donde se puso la documentación que refleja el accionar de las instituciones. Hay una trazabilidad de la historia que indica en qué gobiernos se cuidó más la memoria, en cuáles se cuidó más la cuestión archivística, se le dio visibilidad, se le dio formación a la gente.”
LCV: Recuerdo, desde que tengo uso de razón —y sobre todo desde que soy periodista— haber ingresado, y salvo los de la Biblioteca Mariano Moreno y algunos otros que son buenos en sí mismos, pero recuerdo el ingente trabajo de los archivistas para protegerlos del polvo, de los ácaros, de un montón de situaciones en donde uno dice: “Pará, eh, esto sin ir a otras cosas, como por ejemplo los fílmicos y los discos, que vos recordarás en la época del presidente Menem, por ejemplo, los archivos de Radio Nacional se tiraron todos a los containers de basura”.
Andrés Pak Linares: “No es fácil ponernos a hacer cuentas de lo que se ganó y lo que se perdió en los últimos años —a decir, no sé, 40 años—, hay muchos hitos, ¿no? Pero yo empezaría por acá: lo que nosotros planteamos desde AFPA es que lo que falta es una política estatal en materia de archivos. Política estatal, no gubernamental. Después podemos encontrar en los distintos gobiernos algunas acciones positivas, algunas negativas. Querríamos trascender eso a favor de la discusión por una política estatal, que es la responsabilidad estatal de la memoria. Y más que de la memoria, yo diría de archivos. Tenemos otra discusión. Las políticas de memoria útiles, buenas, que nosotros acompañamos y demás, tienen una correlación con las políticas de archivo. Si yo quiero una política de memoria eficiente, necesito una política de archivos eficiente. En ese sentido, y para nombrar hitos venturosos, entre el 2010 y el 2020 funcionó un programa de capacitación por el que pasaron más de 3000 agentes, más de 100 organismos públicos. Discontinuado. En los 90s, por ejemplo —para hablar de distintos gobiernos— durante el proceso de privatizaciones, y por el denodado esfuerzo de trabajadoras y trabajadores del Archivo General de la Nación y de otros archivos, bueno, el Archivo General de la Nación duplicó su patrimonio. Rescatando fondos de organismos privatizados.
LCV: ¿Cuáles serían las deudas de la democracia con la política de archivos?
Andrés Pak Linares: Lo que no tenemos del 83 para acá —para hablar de las deudas- es una actualización normativa, un reconocimiento de la profesión. Reconocimiento que tiene que, además de ver sueldos, verse en estructuras, verse en funcionalidad de los archivos. Entonces, más allá de señalar si este gobierno hizo esto, este gobierno hizo lo otro… nosotros vemos que hay una línea, por así decir, que no termina de instalar una política sólida.
LCV: ¿Cómo ves la política actual en ese sentido?
Estamos viviendo un denodado ataque a toda la estatalidad o a todas las —digamos— funcionalidades estatales, ¿no? Y en ese sentido no hay mucho para destruir. Está todo en peligro. Hay un peligro total, en todos los estamentos.”
LCV: Hay mucho para hablar, te digo, hay mucho para hablar y muy poco tiempo, porque yo te voy a pedir que en un minuto me definas la importancia que tiene —en un país— para su crecimiento intelectual, histórico, político y social, el tener los archivos y poder acceder a ese pasado nuestro que yo entiendo siempre enseña. Bien, en un minuto nada más.
Andrés Pak Linares: “Perfecto. Lo que nosotros planteamos —y esto quizás lo explique bien— es que los archivos tienen una triple función social. Una, la de preservar documentos que puedan oficiar de fuentes para el conocimiento del pasado. Otra, para la eficiencia administrativa. Y acá ya empezamos a abrir el juego: si yo quiero un Estado eficiente, más allá de la ideología o más allá de la dirección política que le dé, necesito archivos adecuados. Y una tercera, que dejo para el final y no es la menos importante: los archivos son el soporte documental para el ejercicio de derechos individuales y colectivos”.
LCV: “Totalmente”.
Andrés Pak Linares: “Entonces, si yo no implemento una política de archivo o directamente ataco la funcionalidad o servicios de archivos, estoy atacando directa o indirectamente —pero más directa que indirectamente— la posibilidad del ejercicio de derechos individuales y colectivos. Para poner un ejemplo de países vecinos: Brasil, hasta hace poco, tenía una política estatal en materia de archivos. Cambiaban los gobiernos —se iba Collor de Mello, venía Lula—, el director del Archivo Nacional de Brasil era el mismo. La CONARC, el Consejo Nacional de Archivo, era el mismo, seguía funcionando. A eso llamamos política estatal.
LCV: “Exactamente”.
Andrés Pak Linares: “Que trascienda las coyunturas. Que trasciendan las coyunturas y las ideologías”.
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Raúl Godoy, trabajador de la fábrica recuperada Zanon: “Nos están asfixiando”.

En un país donde las estadísticas borran a quienes resisten por fuera del mercado, el trabajador y dirigente ceramista, ex diputado del Frente de Izquierda, Raúl Godoy, levanta la voz desde el corazón de una experiencia que desafía las reglas del capitalismo hace casi 25 años. Zanon, la fábrica de cerámicos de Neuquén gestionada por sus trabajadores desde 2001, enfrenta hoy un escenario crítico: tarifas impagables, falta de crédito, desindustrialización y un Estado que nunca apostó por las gestiones obreras.
El viernes 13 de junio a las 17:30 hs en el Auditorio de ATE Nacional “Héctor Quagliaro”, ubicado en Moreno 2654, CABA, convocan a una reunión de solidaridad. En defensa de las gestiones obreras de Neuquén: Zanon, Ceramica Neuquen y Stefani de Cutral Co.
“El gobierno provincial con el uso de las fuerzas represivas: corto la luz y el gas a las cooperativas en plenos fríos. Paralizando asi toda la producción por lo tanto el sustento de cientos de familias. En la provincia de Vaca Muerta que provee energía a un tercio del país cortan los servicios a cooperativas de trabajo. Los trabajadores con un amplio apoyo de la comunidad vienen realizando manifestaciones en Neuquen, pero necesitan hacer visible esta situación a nivel nacional”, explicaron en un comunicado.
De paso por Buenos Aires para impulsar esa reunión de solidaridad y visibilización, Godoy analiza el presente de la cooperativa, recuerda el rol de los gobiernos que prometieron y no cumplieron, y apunta contra un modelo económico que prioriza a las multinacionales mientras deja caer a quienes producen sin patrón. “Lo que es verdaderamente utópico —advierte— es pensar que se puede sostener una cooperativa en medio de este capitalismo destructivo.”
LCV: ¿Dónde estás vos en este momento?
Raúl Godoy: Ahora, en estos momentos estoy en Buenos Aires. Estamos organizando una reunión para este viernes. Fue el pedido de los compañeros, se discutió en asamblea, para poder hacer visible nuestra lucha. Como bien decías al inicio, desde Neuquén siempre hay mucho silencio. Estamos en la Patagonia, lejos del centro político, por lo tanto, para hacer visible una lucha hay que venir hasta Buenos Aires. Entonces, bueno, acá preparando el terreno para poder hacer esta reunión de solidaridad y poder votar un plan de acción.
LCV: Contanos cuál es la situación que están viviendo en este momento en Neuquén.
Raúl Godoy: Claro. Las gestiones obreras, Zanon principalmente, pero después también Cerámica Neuquén, Stefani, y todos, somos parte de la lucha del 2001 en la Argentina, de ese momento donde surgieron y se multiplicaron las asambleas barriales, las ocupaciones de fábricas, gestiones obreras, cooperativas, etc. La gente se recordará lugares emblemáticos como el Bahuen, como Brukman. Fueron más de 250 fábricas y empresas que fueron ocupadas y puestas a producir frente al abandono de la patronal. Frente al cierre masivo de lugares de trabajo, mucha gente ocupó esos lugares y los puso a funcionar. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Zanon, que venimos hace muchos años, ¿no? Ya el año que viene cumplimos 25 años, desde que se ocupó la fábrica y se puso a producir.
Bueno, estos años han sido de resistencia, de mucho trabajo. Al inicio, cuando empezó nuestro trabajo, tuvimos un momento donde las maquinarias estaban en buenas condiciones, veníamos con un cierto empuje, y logramos que las fábricas funcionaran, que ingresaran más compañeros y compañeras desocupadas a trabajar. Construimos una escuela, construimos un centro de salud, trabajamos muchísimo con la comunidad. Ahora, con el pasar de los años, los ajustes, una política peor que la otra, nos fueron asfixiando. No nos dieron jamás un acceso a crédito para renovar maquinaria. Entonces es como tener un taxi con un Ford Line, con un Torino, digamos. Es muy difícil seguir manteniendo una producción con fábricas que tienen más de 30 años de antigüedad. Han pasado los gobiernos, nunca accedimos, y ahora nos están apretando con los cuadros tarifarios. Con la política de Milei, de darle prioridad a las empresas multinacionales, nos vinieron a apretar. Y bueno, la parte más delgada de una economía son las cooperativas. No tienen espalda.
LCV: Respecto de la energía, escuchaba algo que tenía que ver con que si en la zona fría, que son ustedes, claro, tienen más de un medidor, significa que un medidor lo están usando de lujo. ¿No es posible que una cooperativa tenga dos medidores?
Raúl Godoy: Mirá, es incluso más complejo. Con las privatizaciones de los 90, que hizo el gobierno de Menem, quedó un desastre. Tenés una empresa que es la transportadora de gas, que es Camuzzi, una multinacional francesa que tiene el monopolio del transporte de gas. Pero además, tenés que contratar otra empresa que sea la proveedora. Ahí tenés una multitud de empresas, una peor que la otra, que especulan, la mayoría son multinacionales. En un momento tenía YPF la concesión, nos daba el gas, pero se retiró por zonas. Para que la gente se dé una idea de lo que estamos hablando, la boleta de gas es de 30 millones de pesos por mes.
LCV: ¿Y lo que gastás en sueldos para una cooperativa?
Raúl Godoy: Tenemos un sueldo básico, porque depende de la venta. En realidad, todos los primeros años de Zanon, los primeros 15 años, te diría, estábamos por encima, lejos, de lo que es el convenio ceramista en general. Siempre pudimos acceder, mientras la cooperativa funcionaba bien, a buenos sueldos. Cuando se empezó a deteriorar la economía, los sueldos los votamos en asamblea.
LCV: Entiendo. Pero lo que quería era que mi oyente entienda: 30 millones en gasto de gas y sueldos de cuánto.
Raúl Godoy: Estamos entre 300 y 400 mil pesos.
LCV: Me lo contabas de tal manera que pensé que me ibas a decir dos millones y medio. 400 mil pesos es una jubilación mínima.
Raúl Godoy: Exactamente. Por ahí si tenés una venta mayor se mejora y si no, no. No es estable. Al haberse caído tanto la producción y la economía en la cooperativa, se cobra lo que se puede. No todos los meses es igual.
LCV: En algún momento, ¿Zanon exportó?
Raúl Godoy: Sí, Zanón llegó a exportar, pero con mucho obstáculo. Hay mucha competencia. Había otras empresas que importaban directamente cerámicos más baratos, de menor calidad, y teníamos que competir. Las cooperativas, para nosotros, en última instancia, son lugares de resistencia. Mantenemos las fábricas abiertas. Pero debería ser un lugar de crecimiento, no de resistencia. Pero en un mercado capitalista absolutamente destructivo, no te dejan jamás.
De hecho, ningún gobierno nos permitió tener acceso a crédito para renovar maquinaria. Desde 2001 para acá, ninguno. Este gobierno menos. Este viene a liquidarte. Los anteriores te ponían un respirador. Este te lo quita y dice: “Si soportás, bien”.
Mirá, siempre cuento la anécdota: muchos estudiantes iban a Zanón a solidarizarse, estudiantes de economía, ingenieros. Uno de ellos era Axel Kicillof. Después llegó a ser ministro de Economía. Nunca pudimos acceder a un crédito, ni siquiera con él. Le vimos las caras a todos. Soluciones, a ninguno.
LCV: Le estoy preguntando esto a toda persona que fabrica algo. Con las importaciones abiertas, sin control, también se han abierto los controles de calidad y salubridad. ¿La cerámica tiene ese problema?
Raúl Godoy: Totalmente. Por ejemplo, Zanón fue la primera fábrica en Latinoamérica en fabricar porcelanato pulido. Con las importaciones empezaron a traer porcelanato chino, malísimo.
LCV: ¡Es el que se quiebra!
Raúl Godoy: Exactamente. Me alegra que lo digas vos, porque si lo digo yo parece parte interesada. Pero es verdad. Traían cerámicos malos, más baratos. La gente, con necesidad, compraba cualquier cosa. Imaginate planes de vivienda o empresas que hacen edificios: ponían lo más barato.
LCV: En los planes de vivienda del peronismo, las casas de obreros eran de materiales de calidad. Hoy el Estado te pone material barato. También hay una mirada política en eso.
Raúl Godoy: Sí, hay una decadencia generalizada. En Neuquén, que tiene mucha renta petrolera, ya no hay planes de vivienda. O están terciarizados. Nosotros planteamos que se estatizara la fábrica y, con control estatal, dedicar nuestra producción a viviendas. El gobierno proveía materia prima, maquinaria. Nosotros laburábamos. Gestión obrera. Ese fue el proyecto. No llegamos. Nadie quiso.
LCV: Nadie. Ni los más peronistas, ni los más socialistas.
Raúl Godoy: Logramos la cooperativa, sostuvimos el equipo, la fábrica abierta, trabajamos con la comunidad. Pero ese proyecto más amplio no se concretó.
LCV: Del 2001 al 2005 hubo una especie de “moda Zanon”. ¿Qué opinás de esos enamoramientos fugaces de la cultura “woke” que luego los abandonan?
Raúl Godoy: Yo creo que el título sería: No me arrepiento de este amor. Lo que hicimos en Zanon fue impresionante. Hasta 2009, cuando llegó la crisis de Lehman Brothers, tuvimos un golpe fuerte. Se encareció la energía, tuvimos que apagar un horno.
LCV: ¿Quién era el ministro de Economía?
Raúl Godoy: No me acuerdo. Pero fue un golpe. Afectó a toda la economía. Pero lo importante es que Zanon fue una gran prueba de cómo los trabajadores podemos gestionar. Se creó una escuela, se trabajó con pueblos originarios. Acá, siempre que hay crisis, los patrones dicen “cierro”. Pero ahora saben que los trabajadores pueden ocupar la fábrica. Eso quedó. Eso está en la conciencia de miles. Y también en la de los patrones.
Hay una empresa, Madigraf, que era de un fondo buitre. Amenazaban con cerrar. Los compañeros grabaron un video con un fantasma que decía “Zanon” en el pecho. Terminó siendo cierto. Ocupada y puesta a producir. Hoy es cooperativa. Produce en el parque industrial de Pilar. Frente a Ford, con 5.000 obreros.
LCV: El tiempo está a favor de los pequeños.
Raúl Godoy: Esperemos. Ninguna lucha fue en vano. Lo que sí es utópico es tener una cooperativa y pensar que, en este capitalismo destructivo, vamos a prosperar. Eso sí es utópico. Pero pensar en un país cooperativo, más grande, es lo único que nos puede salvar de esta barbarie.
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“El peor momento del periodismo argentino en democracia”: Inés Hayes denuncia persecución, censura y violencia estatal

En el marco del Día del Periodista, Inés Hayes —periodista, escritora y editora de La Columna Vertebral— conversó con LCV sobre el informe que elaboraron para visibilizar la grave situación que atraviesa el periodismo en Argentina. En una entrevista cruda y comprometida, Hayes advierte que “en 40 años de democracia, nunca hubo un ataque tan directo de un gobierno hacia quienes ejercemos esta tarea”. Denuncias de represión, estigmatización, uso de trolls oficiales, precarización laboral y una creciente violencia contra la prensa atraviesan su análisis. La entrevista también subraya la necesidad de sindicalización, unidad gremial y solidaridad para enfrentar un contexto que pone en riesgo no solo a los y las periodistas, sino a la democracia misma.
LCV: “¿Qué es lo que han presentado para este Día del Periodista?”
Inés Hayes: “Bueno, hicimos un informe sobre la situación actual del periodismo, eh, y decíamos que en 40 años de democracia nunca había habido un ataque tan directo de un gobierno hacia quienes ejercemos esta tarea”.
LCV: “En ese sentido, ¿podemos ser más concretas? ¿Cuáles son todas las excepcionalidades que hacen que este sea el peor momento de la historia del periodismo argentino?”
Inés Hayes: “Sí. Mirá, por un lado, nunca se ha reprimido tanto y tan directamente a la prensa. Bueno, sabemos que Pablo Grillo estuvo en riesgo su vida, el fotoperiodista que estaba en el Congreso, como bueno, como van todos los fotorreporteros y los periodistas los miércoles a cubrir las movilizaciones de los jubilados y las jubiladas, que lo único que hacen es exigir salarios que les permitan vivir después de haber trabajado toda la vida. Esa es una de las excepcionalidades: la represión tan directa. Y después, la estigmatización a periodistas de todos los arcos ideológicos, desde Ari de El Destape, hasta Alconadamón, hasta Pani. Eso es una excepcionalidad. O sea, yo eso sí lo veo como una excepcionalidad: el tema de tomarse la molestia —que a veces se judicializa y otras simplemente se tira en las redes para la cancelación y el escarnio— el nombre de un periodista, y le dicen a él… bueno, digo, lo de Grillo es una tremenda desgracia que creíamos erradicada en el tiempo. Pero yo no puedo dejar de olvidarme en el Día del Periodista, eh, digo, de José Luis Cabezas, quien no la pudo contar y que también fue víctima de una agresión desde el costado político de nuestro país, digamos, con matices impresionantes y encima con su gente en libertad. Digo, los periodistas argentinos tenemos una larga matriz, una larga historia, quizás desde Moreno que lo tiraron al agua en adelante, de intentos de hacernos callar o de hacernos morigerar lo que pensamos. Últimamente, el insulto, “ensobrados” o “mandriles”, o no sé, todo ese tipo de cosas… y la utilización de las redes creo que es lo que potencia en modo exponencial esta situación. Porque cualquier anónimo hijo de vecino, que está en su casa sin tener nada que hacer, mañana decide que vos o yo somos sujetos de odio para ser.
LCV: “¿Qué rol le das a las redes, al anonimato de las redes, a la ejecución de esta persecución de odio?”
Inés Hayes: “Sí. Eh… creo que otra excepcionalidad es esa, ¿no? Es cómo el gobierno usa las redes. El periodista mismo ataca desde X como si fuera un ciudadano común y no el presidente, que llama a odiarnos, como vos decías. Y tiene todo un ejército de trolls manejando las redes también, eh, no haciendo periodismo, sino propaganda”.
LCV: “Que me parece que también está bueno diferenciar el periodismo de la propaganda”.
Inés Hayes: “Absolutamente. Y no tienen supuestamente presupuesto para aumentar las jubilaciones mínimas, pero sí tienen presupuesto para tener un ejército de trolls odiadores de los y las periodistas”.
LCV: “Sí, eso es muy impresionante”.
Inés Hayes: “Si vos te metés en inteligencia artificial y preguntás causas y consecuencias de las agresiones contra periodistas, inteligencia artificial te devuelve una respuesta muy interesante que dice que la primera consecuencia de las agresiones a los periodistas es el impacto negativo en la libertad de prensa, la difusión de información y, con esto, se decreta la muerte a la democracia”.
LCV: “La inteligencia artificial la tiene clara. ¿Vos creés que nuestra clase política la tiene clara?”
Inés Hayes: “Bueno, una de las cuestiones que marcamos en el informe es justamente pedirle al Poder Ejecutivo que cese con las agresiones, al Poder Judicial que investigue y que dé curso, por ejemplo, a quien le disparó a Pablo Grillo —o sea, que se haga responsable y pase lo que tenga que pasar con esta persona. Que nos cuiden también las fuerzas, que las fuerzas de seguridad del Estado no están para pegarnos ni pegarles a los jubilados, sino para supuestamente cuidar a la ciudadanía. Bueno, que cumplan con su deber. Y a las empresas periodísticas también, que nos protejan cuando vamos a cubrir estas movilizaciones, que nos den los elementos necesarios: casco”.
LCV: “Bueno, parece que vamos a una guerra. Es tristísimo, pero vamos a cumplir con el deber de informar, ¿no?”
Inés Hayes: “Y además te hago un paréntesis en el medio. Aquellos medios como el mío, como el nuestro, como el que tenemos con el equipo de La Columna Vertebral, que no tenemos ninguna posibilidad de tener cascos, chaleco antibalas, y un montón de situaciones que vemos a los compañeros de los medios grandes que van previstos… Nada. Somos la captura fácil de los grillos de la vida. Grillo también era un “frilo”, un freelance. Así que este pedido incluye a los compañeros que están en los medios más, digamos, importantes. Los medios como los nuestros, que son importantes en lo que dicen, pero que tienen recursos escasos, no tienen manera de ofrecer esa protección. Bueno, el tema sería, en la medida de lo posible, sindicalizarse, porque los sindicatos también están tratando de dar respuestas a los que vamos a cubrir en la calle, no solo las empresas periodísticas, ¿no? Y a las empresas también les pedimos que paguen salarios que estén acorde a lo que sale vivir. Porque no pueden pagar 500.000 pesos —diarios conocidos como Página 12 o Perfil“.
LCV: “¿500.000 pesos por mes?”
Inés Hayes: “Por mes, sí, claro. Digo, por 8 horas diarias, 500.000 pesos por mes”.
LCV: “Disculpame, ¿qué es lo que el sindicato provee? ¿Proveen chalecos? ¿Proveen cascos?”
Inés Hayes: “Sí, están proveyendo ahora cascos y elementos de cuidado para ir a las movilizaciones, porque nosotros estamos todos sindicalizados en SiPreBA”.
LCV: “No teníamos esa información”.
Inés Hayes: “Ah, salió hace poquito. Salió la información por correo”.
LCV: “¿Cómo nos encuentra a los periodistas? ¿Nos encuentra unidos? ¿Nos encuentra temerosos? ¿Hay periodistas y hay propagandistas? ¿Cómo es el panorama que me podés mostrar?”
Inés Hayes: “Por lo que nosotros estuvimos viendo cuando hicimos el informe, y los videos que circularon en las redes nuestras, hay una unidad frente a este peligro de la libertad de expresión. O sea, el riesgo que está corriendo la libertad de expresión, y por ende la democracia. Hay una unidad porque es transversal, como decíamos al principio. Y además hay una unidad de las organizaciones: estuvo COPEA, SiPreBA, la directora de la carrera de comunicación de la UBA… Estamos todos juntos y juntas en esta lucha por visibilizar lo que está pasando con el periodismo. Y también lo que queremos decir es que el periodismo garantiza la democracia, el estado de derecho. Y que cuando se persigue al periodismo, también se persigue al estado de derecho y a la democracia”.
LCV:” Obviamente. ¿Cómo creés que lo toma la gente, quien nos escucha, quien nos consume? ¿Se da cuenta? ¿Hay un ida y vuelta?”
Inés Hayes: “Piensan que es un tema de tribu, de sector. Y eso es lo que nosotras tratamos de romper con este informe. Por un lado, decir que somos todas trabajadoras. Por otro lado, que estamos sufriendo el ajuste como toda la sociedad. Y por otro lado, ponerlo sobre la mesa para que no solo lo debatamos quienes trabajamos en comunicación, sino toda la sociedad. Porque lo que decimos nosotras es que el derecho a la información y a la comunicación es de toda la sociedad, no solo de quienes ejercen el periodismo o ejercemos el periodismo. Yo supongo que gracias a programas como el tuyo, que lo está visibilizando, y otros, de a poquito puede llegar a ser un tema de debate común y no de nicho”.


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