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John Steinbeck y su incierta batalla, por Daniel Vilá
A principios del siglo XX los trabajadores estadounidenses habían conseguido la mayoría de sus derechos fundamentales: el de asociación y el de huelga, pero tales conquistas se limitaban a un pequeño sector de la población obrera y no incluían el mejoramiento de las condiciones de vida. Solo el uno por ciento de la población concentraba en sus manos las siete octavas partes de la riqueza nacional. El sindicalismo estaba representado principalmente por la American Federation of Labor (AFL), una organización acuerdista con el establishment, xenófoba y racista, enfrentada con las corrientes anarquistas y socialistas.
Contra esta estrecha alianza entre el capital y el trabajo se alzaron los fundadores de la Industrial Workers of the World (IWW), conformada por prácticamente todas las tendencias que reivindicaban la lucha de clases, pero hegemonizada por el anarco sindicalismo hasta su virtual desaparición.
En este contexto se produjo el surgimiento de una importante corriente intelectual, la de los periodistas y escritores críticos de la “sociedad opulenta” que canalizaban sus denuncias a través de revistas como “Everibody’s”, “Cosmopolitan”, “American Magazine”, o fustigaban en novelas por entregas la penosa situación de la clase trabajadora, al tiempo que revelaban las causas de sus padecimientos. “Como vive la otra mitad” de Jacob Rils, “Hijas de la pobreza” de George Turner y, sobre todo, “La Jungla” de Upton Sinclair, que describía crudamente las brutales condiciones de trabajo en los frigoríficos de Chicago, fueron algunos de los textos más trascendentes de aquellos a quienes el entonces presidente Theodore Roosevelt apodaba despectivamente “muckrakers” (hurgadores de estiércol), apelativo que era reivindicado con orgullo por sus destinatarios.
Brillante heredero de esta tradición, John Steinbeck refleja en toda su contradictoria riqueza la ola de conflictos que se desató entre los años 1933 y 1937, dirigida por una vanguardia obrera encabezada por el Partido Comunista, pero también protagonizada por militantes socialistas, anarquistas y trotszkistas . El PC monolíticamente alineado con el stalinismo desarrolló una política dogmática y aparatista, pero eficiente en el terreno de la lucha reivindicativa en la que se evidenció la enorme capacidad de sacrificio de sus cuadros.
“En incierta batalla” (1936), tal vez su mejor novela después de “Viñas de ira”, refleja con un lenguaje crudo y luminoso uno de los episodios de esta epopeya. El escenario: las plantaciones de manzanas del sur de Calfornia. Sus protagonistas centrales: Mac, un veterano militante en el que conviven la dureza blindada y la ternura, Jim, un joven con escasa formación política que se entrega incondicionalmente a la actividad agitativa, el doctor Burton, un escéptico médico que ejerce la solidaridad sin identificarse plenamente con la causa, London, un dirigente combativo surgido de la propia clase y Joy, un hombre duro y elemental, dispuesto a contribuir con su propia vida al nacimiento de un nuevo mundo.
Mac acoge al entusiasta Jim con una descarnada descripción de lo que le espera: “Quiero darle una visión de lo que es ser miembro del Partido. Usted tendrá la oportunidad de votar en cada decisión, pero una vez que ella sea aprobada tendrá que obedecer. Cuando tenemos dinero tratamos de darles a los del frente activo, 20 dólares para que puedan comer. No recuerdo que lo hayamos tenido ni una sola vez. Ahora, atención al trabajo: en el frente usted tendrá que estar al lado de los hombres y hacer el trabajo del Partido después, algunas veces, dieciséis, dieciocho horas al día. Tendrá que conseguir su comida donde pueda. Aun la gente a la que usted está tratando de ayudar lo odiará la mayoría de las veces”. Unas páginas más adelante, Jim explica su aceptación de las reglas en unas pocas y contundentes frases: “Mi viejo peleaba como un gato arrinconado contra un montón de perros Tarde o temprano era seguro que un perro lo mataría. Pero el peleaba, de todos modos. ¿Puedes darte cuenta de la desesperanza que hay en todo eso? Yo crecí en esa desesperanza”
Mac y Jim comienzan a forjar una entrañable amistad a poco de arribar a las plantaciones, donde impera una extendida disconformidad por la reducción de los jornales. La huelga madura y ellos serán sus principales impulsores. Mac reflexiona: “A los hombres siempre les gusta trabajar juntos. ¿Sabes tú que diez hombres pueden levantar una carga doce veces mayor que la que levanta uno? Basta una pequeña chispa para hacerlos empezar. Casi siempre sospechan, porque, cada vez que alguien los hace trabajar en grupo, la ganancia de su trabajo les es arrebatada, pero espera a que ellos empiecen a trabajar por sí mismos”.
Los recolectores –unos mil quinientos- se instalan en un predio que les ha cedido el padre de un simpatizante. El doctor Burton se ocupa de higienizar las improvisadas letrinas y de atender todos los problemas de salud. Su labor es infatigable, Mac le confía su desconcierto: “No eres del Partido, pero trabajas con nosotros todo el tiempo. Jamás ganas nada con ello. He estado contigo antes y no estoy seguro de si tú en realidad crees en la causa”. “Sería difícil decirlo” responde Doc. “Tú dices que no creo en la causa. Es como no creer en la luna. Ha habido comunidades antes y las habrá nuevamente. Pero ustedes tienen la idea de que si pueden ‘establecer’ la cosa, el trabajo estará hecho. Nada se detiene Mac. Si a ti te fuera posible realizar una idea mañana, ésta empezará a cambiar en el mismo momento. Establece una comunidad y el mismo cambio gradual continuará”.
Las cosas se complican. Hay que enfrentar a los rompehuelgas conchabados por los productores, a la represión, a la falta de alimentos suficientes. En uno de los incidentes, Joy, el hombrón, enfrenta a los policías con su cuerpo como arma, y cae muerto. Los amigos caminan lentamente hacia el campamento, intentando ocultar su tristeza. “¿Quiénes son esos vigilantes. Qué clase de tipos son’”, inquiere Jim. Mac contesta: “Son los tipos más cochinos en cualquier ciudad. Son los mismos que linchan a los negros. Les gusta ser crueles. Les gusta herir a la gente y siempre le dan un nombre bonito: patriotismo o protección de la Constitución. Pero son precisamente los antiguos torturadores de los negros en acción. Los propietarios los usan; les dicen que hay que proteger a la gente contra los rojos. Eso les permite quemar casas y golpear a la gente sin peligro. No tienen agallas, solo disparan escondidos o le tiran a un hombre cuando son diez contra uno. Creo que son la peor escoria del mundo”.
Acostumbrado a la derrota pero convencido del objetivo final, Mac se indigna con la pasividad de los huelguistas y le comenta a Jim: “Deberían estar haciendo algo. No me importa lo que sea. No podemos dejarlos permanecer sentados así. Nuestra huelga va a fracasar. Cristo, ¿qué es lo que les pasa. Tuvieron un hombre muerto esta mañana, eso debió mantenerlos alterados. Ahora es solo mediodía y ya se han desplomado. Tenemos que ponerlos a trabajar en algo”. En ese ambiente de desánimo, Doc le pregunta a Mac: “¿Qué te parece la huelga ahora?”. “No es tan buena. La provisión de alimento está cortada y si esta noche llueve fuerte los hombres desertarán. No lo van a soportar te lo aseguro. Es una cosa curiosa. Tú no crees en la causa y probablemente serás el último en renunciar”.
Los acontecimientos se suceden, el desalojo es inminente y la represión se acentúa. Doc Burton desaparece misteriosamente, los simpatizantes son perseguidos en la ciudad y los víveres se agotan. En una de las escaramuzas con la policía, Jim –que ha crecido política y organizativamente hasta casi opacar a Mac- es abatido a balazos. Su cuerpo se deposita en una tarima. Mac, tembloroso, mueve las mandíbulas y parece tener que quebrar el hielo para liberar sus palabras: “Este muchacho no quería nada para sí mismo… Él no quería nada para sí mismo”.
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Crónicas de la vida moderna (Parte I), por Marcelo Cosin
Tras la Segunda Guerra Mundial, la penetración cultural se desplegó como un arma silenciosa: primero entretenimiento, luego consumo, y finalmente la colonización de la imaginación. En los años cincuenta la televisión norteamericana explotó como un espectáculo doméstico: millones de familias hipnotizadas frente a la pantalla, mientras la publicidad convertía el living en sucursal del supermercado. Ese modelo, exportado como parte del poder blando, llegó a la Argentina en los años cincuenta. Lo que aquí empezó como transmisión patriótica se transformó pronto en concursos, series dobladas y shows musicales calcados de la lógica yanqui. Así, la penetración cultural nos cogió desprevenidos: entretenidos, anestesiados, con la guardia baja, fuimos perdiendo referentes propios hasta quedar zombis, analfabetos culturales, vagando en las tinieblas del televisor encendido.

Yo amo a Lucy
Un ejemplo de “penetración cultural” es el estreno en la televisión argentina de la serie I Love Lucy ofrecida en la televisión en Blanco y Negro del canal 7 (único canal estatal) como Yo amo a Lucy.
Producción innovadora. Emitida entre 1951 y 1957, protagonizada por Lucille Ball y Desi Arnaz. Fue pionera en grabarse en estudio con público en vivo y en 35 mm, lo que permitió su exportación internacional.
Argumento. Lucy Ricardo, ama de casa casada con un músico cubano, sueña con convertirse en estrella. Su ingenuidad y ambición la llevan a situaciones cómicas, siempre dentro del marco de la vida doméstica.
Impacto en EE. UU. Fue la serie más vista durante cuatro temporadas consecutivas, ganó cinco premios Emmy y se convirtió en un texto fundacional de la comedia televisiva.Ideología implícita:Refuerza el modelo de familia nuclear urbana.Naturaliza el rol de la mujer como ama de casa, aunque con aspiraciones frustradas de independencia.Introduce el consumo y el espectáculo como horizontes de deseo.Presenta la diversidad (un marido cubano) en clave de integración al “sueño americano”.
La familia Falcón
La familia Falcón (1962–1969) fue una de las primeras telenovelas argentinas emitida por Canal 13, creada por Hugo Moser y patrocinada por Ford para promocionar su modelo Falcon. Bajo la apariencia de comedia familiar, funcionó como un ejemplo claro de penetración cultural e ideológica, al instalar un modelo de familia de clase media “ejemplar” y asociarlo directamente con un producto de consumo extranjero.
Debut. 5 de febrero de 1962 en Canal 13, dirigido por Hugo Moser.
Duración. Se emitió semanalmente hasta 1969, con capítulos de 25 minutos.
Elenco. Pedro Quartucci (padre), Elina Colomer (madre), Roberto Escalada (tío solterón), Virginia Lago, José Luis Mazza, Alberto Fernández de Rosa, entre otros.Patrocinio: El apellido “Falcón” proviene del automóvil Ford Falcon, recién lanzado en Argentina. La serie fue concebida por una agencia de publicidad para promocionar el auto. Tuvo su versión cinematográfica en 1963.
Tema musical. “Juntitos, juntitos”, interpretado por Los Cinco Latinos, reforzaba la idea de unión familiar.
Contenido ideológico. Representaba a la familia de clase media porteña de los años 60: padre trabajador, madre abnegada, hijos obedientes y un tío solterón. Era presentada como “una familia como la suya, como cualquiera de su barrio”. Unidad familiar con autoridad paterna y sin conflictos profundos. Evitaba temas polémicos como divorcio, sexualidad o tensiones sociales.
Lenguaje “limpio”. Estaba prohibido decir malas palabras en televisión.
La serie funcionó como vehículo publicitario: el auto Falcon se convirtió en símbolo de modernidad y aspiración. Instaló un ideal de familia que invisibilizaba la diversidad social y cultural argentina. Fue parte de la estrategia de las empresas extranjeras (como Ford) para asociar sus productos con valores locales, naturalizando el consumo como parte de la vida cotidiana.

Dijo Heriberto Muraro en 1985: “La penetración cultural norteamericana en la Argentina a través de la televisión no es un fenómeno superficial ni espontáneo. Es el resultado de una estrategia sistemática de exportación de modelos culturales, estilos de vida y valores que acompañan la expansión del capitalismo. Los programas televisivos importados —series, formatos, noticieros— no solo entretienen: moldean imaginarios, naturalizan consumos y desplazan tradiciones locales. La televisión se convierte en un vehículo privilegiado de colonización simbólica, porque actúa en la vida cotidiana, en el ocio, en la familia, en la infancia. Así, la dependencia económica se traduce en dependencia cultural. Y lo más grave es que esta penetración se produce con la anuencia de las élites locales, que prefieren importar enlatados antes que invertir en producción nacional. La consecuencia es una sociedad que se reconoce más en los héroes de Hollywood que en sus propios referentes, y que aprende a mirar el mundo con ojos ajenos.”
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URUGUAY: “El 1, del 1, para el 1”, por María Urruzola
La consigna es el resumen de una propuesta política impulsada por la central sindical uruguaya PIT-CNT, que plantea aplicar una sobretasa del 1% al patrimonio personal del 1% más rico de la población, parafinanciar el 1% de las políticas públicas, destinadas específicamente a erradicar la pobreza infantil en Uruguay.
Pese a las reticencias de varios sectores, el debate sobre la imposición a la riqueza, los impuestos al capital y más específicamente los impuestos al patrimonio, está en plena efervescencia a nivel internacional.
A modo de ejemplo se puede mencionar la publicación firmada por siete ganadores del Premio Nobel de Economía en defensa de una imposición al patrimonio de los multimillonarios en Francia; la solicitud de más de 500 destacados economistas para la creación de un Panel Internacional sobre la Desigualdad, según lo recomendado por el Comité de Desigualdad del G20 liderado por Joseph Stiglitz; los debates liderados por Brasil en el ámbito del G20 (con el apoyo de países como Sudáfrica, España y Francia, entre otros) para gravar a los multimillonarios; así como también las recomendaciones de organismos internacionales especializados en materia económica y tributaria, y los debates parlamentarios o reformas parciales que están sucediendo en algunos de los principales países del mundo, como Reino Unido o Francia.
Como lo atestiguan numerosos estudios, la pobreza en Uruguay se manifiesta en múltiples dimensiones que van más allá del ingreso, y su concentración en hogares con niños persiste desde hace varias décadas. El crecimiento económico ha resultado insuficiente hasta ahora para lograr reducciones sustanciales y duraderas en su incidencia y severidad en el futuro de las infancias.
En 2024 los ingresos de un 17,3% de las personas en Uruguay se ubicaban por debajo de la línea de pobreza (según el Instituto Nacional de Estadísticas); esa cifra asciende al 18,9% si se toma en cuenta el indicador oficial de pobreza multidimensional. En el caso de los menores de seis años, la incidencia de la pobreza alcanza al 32,2%, de modo que uno de cada tres niños de cero a seis años vive en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza. A la vez, la vulnerabilidad a la pobreza (tanto monetaria como multidimensional) alcanza casi al 40% de la población.
Por otra parte, el ingreso y la riqueza muestran una fuerte concentración: el 1% de mayores ingresos percibe el 15% del ingreso total del país. Los recursos originados en la aplicación de esta sobretasa propuesta por el PIT-CNT se propone volcarlos a un fondo estatal específico, cuyas características serían definidas a partir de una propuesta del Consejo Nacional de Políticas Sociales, en consulta con el Consejo
Nacional Consultivo Honorario de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia.
La idea de la central sindical es que las normas que se propongan tendrán que asegurar de modo claro, preciso y públicamente controlable, que el destino de todo lo recaudado esté destinado estrictamente a solventar políticas de reducción de la pobreza de hogares con niños, niñas y adolescentes. Aunque su implementación no permitiría recaudar la totalidad de los fondos necesarios para desplegar el amplio
conjunto de políticas requeridas para erradicar definitivamente la pobreza en hogares con niñas, niños y adolescentes, constituye un aporte sustancial con respecto a la realidad actual.
Las estimaciones actuales señalan que aproximadamente las 25.000 personas de mayor patrimonio de Uruguay poseen entre 1 millón y algo más de 1.000 millones de dólares. Por supuesto que la Confederación de Cámaras Empresariales no está de acuerdo, con el argumento básico de que lo recaudado sería ínfimo y podría retraer las inversiones, por ejemplo en el ámbito inmobiliario (compras con destino a renta). Incluso argumentan que los dos países que tiene una tasa similar (España y Noruega)
recaudan un monto mínimo en relación al PBI.
Hay que tener presente que el dinero de uruguayos en el exterior alcanza aproximadamente unos 62.000 millones de dólares, en depósitos e inversiones financieras (casi el 50% del PBI del país).
Una de las dificultades actuales en Uruguay es que el nuevo gobierno de izquierda que asumió el 1o de marzo de 2025, presidido por el Presidente Yamandú Orsi, prometió no aumentar los impuestos. Varios legisladores pertenecientes al grupo mayoritario del Frente Amplio (MPP, liderado por el difunto José Pepe Mujica) han intentado minimizar la propuesta argumentando que son “apenas” algunos “pocos” senadores que se han sumado a la iniciativa.
Al mismo tiempo, dos de los referentes públicos del Frente Amplio, el ministro de Economía (Gabriel Oddone) y el Intendente de Montevideo (Mario Bergara), ambos economistas, han tenido posiciones divergentes: para el ministro es “inconveniente” y no hay siquiera que discutirlo, y para el jefe del gobierno de Montevideo es “razonable” y, justamente, lo que hay que hacer es discutirlo, porque es una propuesta “seria”.
Por ahora la propuesta agita sobre todo las aguas del oficialismo, ya que los sectores que la impulsan se han propuesto recorrer todos los organismos de base del Frente Amplio (llamados Comité de Base), para llevar la discusión al seno “de la gente”. Allí, el apoyo es bastante más generalizado que en los ámbitos de la élite.
La oposición (del Partido Nacional y del Partido Colorado) están en contra, y argumentan -claro- que se irán los inversores, corriendo, que buscarán la manera de evadir la fiscalidad, y que nadie garantiza que los fondos recaudados vayan efectivamente a la infancia. Sin embargo, el tema de la extrema desigualdad que reina hoy en el mundo es un trasfondo que nadie puede obviar, y es un telón de fondo que cuestiona la viabilidad de un sistema que agudiza las tensiones sociales y concentra la riqueza. Están quienes argumentan que si el capitalismo quiere sobrevivir, no tiene
otro camino que redistribuir de manera más igualitaria, ya que la desigualdad en realidad debilita la economía y amenaza a la democracia.
El nuevo gobierno del Frente Amplio en Uruguay no se ha caracterizado por su audacia programática y el descontento de votantes tradicionales de la izquierda se hace sentir por ahora en las redes sociales. Los juicios sobre el desempeño del presidente Yamandú Orsi están divididos aproximadamente en tercios, con un moderado saldo positivo. Se agudizan las miradas críticas de los votantes de la oposición, pero también hay leve caída entre los votantes frenteamplistas. En el total, 36% aprueba, 32% desaprueba, y para 28% es indiferente.
En opinión de uno de los politólogos mediáticos del país, Alfonso Garcé, “lo que hizo este gobierno fue tirar hielo hasta dejar congeladas las expectativas de que haya algún cambio”. Para la central sindical entonces, en un marco bastante evidente de inmovilidad, la tarea es gigante.
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Uruguay/ “A miles de kilómetros de distancia”, por María Urruzola
El Comité Central Israelita denunció ante la policía uruguaya que el 26 de noviembre dos jóvenes judíos liceales “fueron perseguidos, acosados y amenazados por su condición de judíos”. La justicia está investigando, como corresponde. Cualquier acto de hostigamiento, sea contra quien sea -judíos, negros, homosexuales, transexuales, feministas, mujeres jóvenes, personas con discapacidad, gente en situación de calle, pobres, extranjeros, etc- debe ser condenado.
Sorprende el argumento utilizado por el CCI: “Lamentamos corroborar lo que denunciamos tantas veces: los mensajes de odio solamente generan odio y la demonización de la comunidad judía por HECHOS QUE OCURREN A MILES DE QUILÓMETROS DE NUESTRO PAÍS, habilitan a llevar a cabo acciones de este tipo”.
“Hechos que ocurren a miles de kilómetros de nuestro país”, extraña definición del genocidio de Israel en Gaza (y la ocupación de Cisjordania), visto que la inmensa mayoría de los hechos que han determinado la historia oficial (porque siempre hay otra) de la humanidad, de su humanización y de su deshumanización, han ocurrido a miles de kms de nuestro país. Sin ánimo de agotar los hechos y solo a modo de ejemplo:
-Los progroms contra los judíos (Rusia, 13 mil kms, Polonia, 12 mil)-La Shoá (el holocausto), y su solución final (Alemania y la Europa ocupada, entre 11 y 15 mil kms)
-La Segunda Guerra Mundial (Europa y Asia, 19 mil esta última)-El gueto de Varsovia (12 mil kms)
-El golpe de Franco contra la República Española (10 mil kms)-La creación del Estado de Israel en territorio de Palestina (12 mil kms)-La formalización de la Unión Europea (Amsterdam, 11 mil kms)
-La creación de la ONU (San Francisco, 8 mil kms)
-La guerra de Vietnam (17 mil kms)
-La depresión de 1929 en USA (8 mil kms)
-La guerra de Corea (país al que Uruguay envió 70 mil mantas, 19 mil kilómetros)
O sea: la razón de ser del Comité Central Israelita está a 12 mil kms de nuestro país, el fundamento político de su razón de ser (el sionismo) se creó en Basilea, Suiza (11 mil kms), y el fundador de dicho movimiento, Theodor Herzl, nació en Budapest, a 11 mil kms.
La necesidad de usar eufemismos para hablar del Genocidio cometido por Israel en Gaza, no es exclusividad del Comité Central Israelita, el que tiene por misión representar a la comunidad judía sionista (y no a todos los judíos). Esa necesidad de circunloquios para nombrar el Genocidio en Gaza se ha vuelto una especie de seña de identidad de algunas élites de nuestro país.
Para muestra, veamos algunas frases de los senadores que se reunieron en la Comisión Especial de Seguridad Pública y Convivencia, en su sesión del 30 de setiembre pasado.
Javier García: “ Lo que pasa, como pasa, EN LA TRAGEDIA DE MEDIO ORIENTE ES una cosa, y otra es que nosotros admitamos que consecuencias de estas circunstancias se trasladen y se expresen en atentados contra personas, contra instituciones o contra una forma de entender la vida en sociedad o una fe”.
Andres Ojeda: “Una cosa ES UN CONFLICTO INTERNACIONAL, respecto al cual podrá haber posiciones, y otra cosa muy distinta es una discriminación en Uruguay, donde no puede haber dos lecturas. Y esto es bien claro: no puede haber dos lecturas”.
Roby Schindler (Presidente CCI): “El 1.° de mayo yo escuché un discurso muy encendido en una calle con decenas de miles de trabajadores y noté que SE TRAJO UN ÚNICO CONFLICTO INTERNACIONAL a ese discurso, que según entiendo debería ser en favor de los derechos de los trabajadores. Queriendo o sin querer, no sé a qué cabecita puede llegar ese mensaje demonizador”.
Hay que decir que ese mismo día y a esa misma Comisión se presentó la Asociación Cultural Israelita ‘Dr. Jaime Zhitlovsky’ (que no fue invitada sino que solicitó ser recibida), uno de cuyos directivos (David Fryd) llamó a algunas cosas por su nombre: “Me refiero a cuando decimos qué es antisemitismo y qué no es antisemitismo. Si yo discrepo con lo que hace el Gobierno de Israel hoy en el Medio Oriente, eso no es antisemitismo. Si yo discrepo con la ideología sionista, eso para mí no es antisemitismo. Si yo aceptara que el Gobierno israelí pretende que, a través de sus palabras, nos representa a todos los judíos de la diáspora, a todos los judíos del mundo, eso para mí no es cierto. No estoy de acuerdo con eso y no me hace antijudío ni antiisraelí ni mucho menos antisemita”.
¿Qué les pasa a los políticos en Uruguay que no pueden llamar a un genocidio por su nombre?¿Qué condiciona el uso de su lenguaje? Y sobre todo ¿qué le pasa a los de izquierda, en cuya filosofía (porque ya no ideología) se supone que existen valores como el anticolonialismo, el antiapartheid, la defensa de los derechos humanos, la protección de las infancias?
A miles de kilómetro de nuestro país se decide el destino de la humanidad, porque la neutralidad ante un Genocidio de la magnitud del que comete Israel en Gaza es una forma de complicidad con lo que los poderosos, los milmillonarios, los colonialistas y expansionistas se sientan con derecho a hacer en esta nueva era de avasallamiento del derecho internacional. No es solo un tema político; es un tema moral. A miles de kilómetro de nuestro país, como casi todo.

