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Memoria

Borocotó, Sacachispas y Perón, por Teodoro Boot

Por medio de historias simples de gentes sencillas, particularmente los sueños de los pibes proletarios y su defensa del “alma del potrero”, Ricardo Lorenzo Rodríguez, “Borocotó”, revelaba su enorme sensibilidad como periodista, su talento como escritor y su profundo sentido de lo popular, producto de su infancia montevideana en el barrio Guruyú, el más rante, moreno y candombero de Ciudad Vieja. Se trataba, además, de un agudo observador, cuya perspicacia lo llevó a descubrir que el rugby tenía que haber sido inventado por un inglés en avanzado estado de ebriedad, pues de otro modo era imposible comprender cómo, para avanzar, había que tirar la pelota para atrás.

Escena de la película Pelota de Trapo, de Leopoldo Torres Ríos

Su asociación artística con el gran director cinematográfico Leopoldo Torres Ríos daría a luz un film de inusitada popularidad y trascendencia, pues la imaginación de la purretada jamás descansa: Pelota de Trapo. 

Poco después del estreno, en 1948, Aldo Hugo Vásquez, que jugaba en las inferiores de River, y Roberto González, dos chiquilines del barrio de Pompeya autoerigidos en “delegados”, deciden inscribir en el primero de los Campeonatos Infantiles Evita a un grupo de pibes que pelotean en un baldío de Pagola y Pirovano. Un poco por el film y otro poco por las “Apiladas” de Borocotó –de quien, como ciclista, González era conocido– decidieron nombrar al equipo “Sacachispas”.

Los pibes de Pompeya la rompieron y Borocotó escribió:

El domingo en el que el Sacachispas se clasificó campeón de zona en el campeonato infantil, el general Perón y su esposa se llegaron hasta el field para saludar a los pequeños jugadores. Muy paternal, nuestro primer magistrado dijo: ‘Les voy a mandar una pelota…’, y alguien del cuadro preguntó, sugiriendo: ‘¿Una para cada uno?’

Según bolaceó Borocotó, el diálogo habría proseguido así:

–Bien, una para cada uno –contestó el General.

–Yo tengo un hermanito más chico… –fue otra sugerencia.

–Bueno: a vos dos… –respondió Perón, y de pronto, viendo a Toscanito le preguntó:

–Che ¿y los dientes?

–Los tengo en el vestuario –contestó el centroforward.

Y el presidente largó la carcajada.

Lo que no ha de haber sido licencia artística o concesión al sentimentalismo literario fue que, al enterarse de que los pibes peloteaban en la calle, Perón persuadió al intendente municipal de la necesidad de dotar a esos chicos de una cancha de futbol. O bien porque no encontró otro o porque el doctor Siri, prestigioso médico mercedino y en varias oportunidades director del hospital de Villa Gobernador Gálvez, debía andar medio mareado en la Capital, el terreno que los pibes recibieron estaba ubicado en Lacarra y Corrales, corazón de Villa Soldati, a una punta de cuadras de Pompeya.

A los pibes no les importó –seguramente pensaban mangarle al General unas bicicletas– y, teniendo cancha, oficializaron el club. No se sabe aún si será eterno como el agua y el aire, pero al igual que Buenos Aires, Sacachispas tuvo dos fundaciones: una mítica, el 17 de octubre de 1948, y otra real, en 1951.

Presidió la primera comisión directiva, pero sólo a título honorario debido a sus altas responsabilidades al frente de los asuntos del Estado, el general Juan Perón. La de 1951 fue más modestamente encabezada por Aldo Hugo Vázquez e integrada entre otros, por Borocotó, “musa inspiradora” de la flamante institución, que apenas estrenaba una canchita provisoria (pasarían unos años hasta trasladarse al actual terreno de Lacarra y Fernández de la Cruz) y ni tenía camiseta. Hasta que los muchachos cambiaron la blanca con una franja negra con que habían llegado a la final del primer torneo infantil Evita, por la lila con vivos blancos que, inspirado en las glicinas que crecían en la puerta de la casa del “Lecherito”, Ricardo Lorenzo Rodríguez había soñado para su clubcito de fantasía.

Pelota de Trapo, la película

El actor y director cinematográfico Armando Bo, quien en unos años adquirirá renombre internacional merced a los inocultables atributos de la sex simbol criolla Hilda Isabel Gorrindo Sarli, se estrenó como productor cinematográfico con el film Pelota de trapo, que a su vez protagonizó junto a Santiago Arrieta y al niño Andrés Poggio, “Toscanito”.

Este melodrama, dirigido por Leopoldo Torres Ríos, es considerado una de las más acabadas muestras del neorrealismo que en esos momentos impulsaban en Italia los cineastas Roberto Rosselini, Vittorio De Sica, Lucino Visconti y guionistas como Cesare Zavattini y “La Reina de Cinecittà”, Suso Cecchi d’Amico.

Estrenada en el cine Metropolitan el 10 de agosto de 1948, Pelota de trapo relata la historia de un grupo de niños que fundan el “Sacachispas Fobal Club” y sueñan con reemplazar la pelota armada con medias y trapos viejos por una auténtica número 5 de gajos de cuero. El protagonista, “Comeuñas”, es personificado por el niño Eduardo Díaz y, en el clímax del drama, ya convertido en jugador de futbol profesional, Armando Bo.

El film cuenta con la participación de destacadas figuras de la escena nacional mientras los astros futbolísticos Guillermo Stábile, Omar Higinio García, Vicente de la Mata, Tucho Méndez, Saúl Ongaro y Perico Marante hacen de sí mismos, al igual que el relator Joaquín Carballo Serantes, más conocido por el extravagante pseudónimo de “Fioravanti”, y el comentarista Enzo Ardigó.

Los Cesare Zavattini y Suso Cecchi de este film fueron el periodista deportivo ‘Borocotó’ (mote derivado del ritmo con que, al son de tamboriles y tumbadoras, desfilaban las comparsas afrouruguayas: “bo-ro-co-tó-chachás”, según el propio Ricardo Lorenzo) y el director y guionista Jerry Gómez, quienes se basaron en las “Apiladas” que, semana tras semana, Borocotó publicaba en la última página de El Gráfico.

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Memoria

“Los delincuentes de guante blanco son la verdadera casta”, por Carlos del Frade

El ex comisario de la Policía Federal Argentina, Rodolfo Fischietti, denunció que el 20 de marzo de 1975 se desató el Operativo Rocamora, apellido del entonces Ministro del Interior, contra la ciudad de Villa Constitución.

Cuatro mil integrantes de diversas patotas, embrión de los grupos de tareas, coparon la geografía del sur santafesino, secuestraron a 200 delegados y trabajadores de las fábricas Acindar, Metcon, Marathon y Vilber y comenzaron a torturarlos en el edificio del albergue de solteros de Acindar, pagados a razón de 200 dólares por día por los empresarios, entre ellos José Alfredo Martínez de Hoz, por entonces gerente general de Acindar.

Era el ADN del terrorismo de estado: delincuentes de guante blanco ordenaban y pagaban a sus cancerberos para desaparecer a una generación de jóvenes trabajadores con ideas revolucionarias, la mayoría de las 30 mil personas desaparecidas a partir del 24 de marzo de 1976, donde Martínez de Hoz fue el ministro de Economía. La decisión de los jueces federales, medio siglo después, ratifica que la decisión del verdadero poder en Argentina es consolidar la impunidad de los delincuentes de guante blanco, la verdadera y única casta que existe.

Nuestra admiración y nuestro respeto para los y las sobrevivientes, los organismos de derechos humanos y las abogadas que seguirán insistiendo para que alguna vez haya justicia contra el verdadero impulsor del genocidio: el poder económico. La historia no habla del pasado, denuncia el por qué del presente.

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Destacada

Canal 13 cumple 65 años: “Lo más interesante y lo más detestable”, por Claudio Korlemblit

El 1 de octubre de 1960 se inauguró Canal 13, de Buenos Aires, concesionado por un decreto muy cuestionado de 1958 del Gral Aramburu, miembro de la “revolución libertadora”, o más bien, del Golpe del 55 contra Peron. El presidente Illia decidió, poco después de asumir la presidencia, ponerle fecha de vencimiento a la concesión a los 15 años, por lo cual pasó al Estado a fines de 1973.

Durante los siguientes 15 años fue estatal, hasta que la corrupta administración menemista lo entregó al Grupo Clarín, en 1990, bajo cuya tutela lleva 35 años. En total, 65 años de vida, donde se mezcla lo más interesante y lo más detestable de la TV argentina.

A los 20 años, ni bien salí de la colimba, tuve la posibilidad de ingresar al Noticiero del mediodía, que conducía Pinky y luego Perez Loizeau, como “compaginador periodístico”. El canal estaba bajo el control férreo de la Marina, aún con Massera en la cima y sus autoridades eran el triunvirato de Agulleiro, Madariaga y Gavilán, el último a cargo de la gerencia de Noticias. La censura era total, encarnada en los propios noteros y productores que se encargaban de filtrar cualquier desajuste.

La llegada de la democracia fue un remanso, aunque básicamente siguió el mismo plantel de profesionales, mientras que los gerentes fueron elegidos entre los productores más veteranos. No hubo ninguna “razia”, más allá de los directivos que renunciaron.

Al 13 lo dirigieron Yuyo Taboada, Eduardo Metzger y un quinteto de viejos directores de cámaras. La UCR no tenía cuadros para manejar los canales, apenas Miguel Angel Merellano para ATC, cuya gestión terminó en 1985, cuando se cayó el avión que lo transportaba.

A partir de 1990, con la vil entrega de Menem, comenzó el reinado de Clarín, que ya lleva demasiado tiempo y esperamos que termine en breve, ya que la extensión que le otorgó Néstor K. a su licencia expira este año.

Un brindis por su cumpleaños y otro por la esperanza de su recuperacion para el Estado (sin fascistas).

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Internacionales

“La guerra le quita la máscara a los que ya han elegido no ser humanos”, Silvia Salis, alcaldesa de Génova

El 12 de agosto de 1944, el ejército nazi fusiló a 560 habitantes del pequeño pueblo de Sant’ Anna de Stazzema. Familias enteras -hombres, mujeres, niños y ancianos- fueron obligadas a salir de sus casa y colocarse frente al pelotón de fusilamiento. En un nuevo aniversario de esta herida abierta, la alcaldesa de Génova fue la encargada de decir unas palabras mientras la primera ministra, Giorgia Meloni, permanecía en silencio. En su discurso, Silvia Salis, dijo lo que había que decir. “La Resistencia no es un capítulo cerrado… la Resistencia es un músculo. Y todavía lo estamos ejercitando.”

Silvia Salis, Alcaldesa de Génova

“Me llamo Silvia. Soy una ciudadana de la República de Itala. Soy hija de Génova, una ciudad que dio su vida por la Resistencia, que se liberó de la locura del nazifascismo, una ciudad que dio la vida por la Resistencia. Una ciudad medalla de oro de la Resistencia, como lo es Stazzema. Estoy aquí, en este lugar sagrado, NO para recordar. Estoy aquí para no olvidar, que no es lo mismo.

Recordar es una acción que pertenece a la mente. No olvidar también pertenece al corazón. Y hoy, con el corazón, aunque no nos demos cuenta, hacemos ruido. Quiero que este ruido se escuche hasta el valle. Porque estamos aquí para elegir. Para elegir de qué lado estar. Porque cada vez que honramos la masacre de Sant’Anna di Stazzema no hacemos un gesto formal. Tomamos posición. Miramos a la Historia a la cara y decimos: «No olvido. Resisto. Continúo el camino de quienes fueron arrebatados de sus vidas, para defender las nuestras». La memoria de la Resistencia es nuestra memoria, es la memoria de quienes lucharon para derrotar al fascismo y al nazismo. (…)

La Resistencia no es un capítulo cerrado… la Resistencia es un músculo. Y todavía lo estamos ejercitando. Dicen: «La política de hoy ya no es lo que era. Faltan ideologías». En cambio, yo digo que las ideologías sí están ahí. Y añado, afortunadamente, que no me siento como quienes, incluso hoy, minimizan la Historia. No me siento como ellos, ¿es una cuestión de ideología? Quizás, pero sobre todo, es una cuestión de humanidad. Aquí no había un mañana. Porque los ogros cerraron la puerta del tiempo a 560 seres humanos. Algunos dirán: «Pero era tiempo de guerra». Pero la guerra no justifica el horror.

La historia enseña que cuando se pisotean los derechos fundamentales no se trata de un fenómeno aislado. La barbarie se difunde, nuestro mismo ser humanos se pone en discusión.

Hoy como ayer las víctimas son inocentes, y existe todavía quien justifica la violencia contra quien no tiene ninguna culpa. La barbarie de Stazzema es la misma que está devastando otros lugares del planeta. Hoy, Bianca podría ser una mamá de Gaza o de Kiev.

La guerra les quita la máscara a quienes ya han elegido no ser humanos. Cada época tiene su propia forma de difundir la aparente verdad. Érase una vez, había balcones y plazas. Hoy, encuestas, publicaciones, hashtags, frases populistas gritadas en programas de entrevistas, quizás sin siquiera un interrogatorio. El fascismo no le teme a las armas, le teme a la cultura. Le teme a los libros. (…)

¡Viva Santa Ana! ¡Viva la Resistencia!

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