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Memoria

Borocotó, Sacachispas y Perón, por Teodoro Boot

Por medio de historias simples de gentes sencillas, particularmente los sueños de los pibes proletarios y su defensa del “alma del potrero”, Ricardo Lorenzo Rodríguez, “Borocotó”, revelaba su enorme sensibilidad como periodista, su talento como escritor y su profundo sentido de lo popular, producto de su infancia montevideana en el barrio Guruyú, el más rante, moreno y candombero de Ciudad Vieja. Se trataba, además, de un agudo observador, cuya perspicacia lo llevó a descubrir que el rugby tenía que haber sido inventado por un inglés en avanzado estado de ebriedad, pues de otro modo era imposible comprender cómo, para avanzar, había que tirar la pelota para atrás.

Escena de la película Pelota de Trapo, de Leopoldo Torres Ríos

Su asociación artística con el gran director cinematográfico Leopoldo Torres Ríos daría a luz un film de inusitada popularidad y trascendencia, pues la imaginación de la purretada jamás descansa: Pelota de Trapo. 

Poco después del estreno, en 1948, Aldo Hugo Vásquez, que jugaba en las inferiores de River, y Roberto González, dos chiquilines del barrio de Pompeya autoerigidos en “delegados”, deciden inscribir en el primero de los Campeonatos Infantiles Evita a un grupo de pibes que pelotean en un baldío de Pagola y Pirovano. Un poco por el film y otro poco por las “Apiladas” de Borocotó –de quien, como ciclista, González era conocido– decidieron nombrar al equipo “Sacachispas”.

Los pibes de Pompeya la rompieron y Borocotó escribió:

El domingo en el que el Sacachispas se clasificó campeón de zona en el campeonato infantil, el general Perón y su esposa se llegaron hasta el field para saludar a los pequeños jugadores. Muy paternal, nuestro primer magistrado dijo: ‘Les voy a mandar una pelota…’, y alguien del cuadro preguntó, sugiriendo: ‘¿Una para cada uno?’

Según bolaceó Borocotó, el diálogo habría proseguido así:

–Bien, una para cada uno –contestó el General.

–Yo tengo un hermanito más chico… –fue otra sugerencia.

–Bueno: a vos dos… –respondió Perón, y de pronto, viendo a Toscanito le preguntó:

–Che ¿y los dientes?

–Los tengo en el vestuario –contestó el centroforward.

Y el presidente largó la carcajada.

Lo que no ha de haber sido licencia artística o concesión al sentimentalismo literario fue que, al enterarse de que los pibes peloteaban en la calle, Perón persuadió al intendente municipal de la necesidad de dotar a esos chicos de una cancha de futbol. O bien porque no encontró otro o porque el doctor Siri, prestigioso médico mercedino y en varias oportunidades director del hospital de Villa Gobernador Gálvez, debía andar medio mareado en la Capital, el terreno que los pibes recibieron estaba ubicado en Lacarra y Corrales, corazón de Villa Soldati, a una punta de cuadras de Pompeya.

A los pibes no les importó –seguramente pensaban mangarle al General unas bicicletas– y, teniendo cancha, oficializaron el club. No se sabe aún si será eterno como el agua y el aire, pero al igual que Buenos Aires, Sacachispas tuvo dos fundaciones: una mítica, el 17 de octubre de 1948, y otra real, en 1951.

Presidió la primera comisión directiva, pero sólo a título honorario debido a sus altas responsabilidades al frente de los asuntos del Estado, el general Juan Perón. La de 1951 fue más modestamente encabezada por Aldo Hugo Vázquez e integrada entre otros, por Borocotó, “musa inspiradora” de la flamante institución, que apenas estrenaba una canchita provisoria (pasarían unos años hasta trasladarse al actual terreno de Lacarra y Fernández de la Cruz) y ni tenía camiseta. Hasta que los muchachos cambiaron la blanca con una franja negra con que habían llegado a la final del primer torneo infantil Evita, por la lila con vivos blancos que, inspirado en las glicinas que crecían en la puerta de la casa del “Lecherito”, Ricardo Lorenzo Rodríguez había soñado para su clubcito de fantasía.

Pelota de Trapo, la película

El actor y director cinematográfico Armando Bo, quien en unos años adquirirá renombre internacional merced a los inocultables atributos de la sex simbol criolla Hilda Isabel Gorrindo Sarli, se estrenó como productor cinematográfico con el film Pelota de trapo, que a su vez protagonizó junto a Santiago Arrieta y al niño Andrés Poggio, “Toscanito”.

Este melodrama, dirigido por Leopoldo Torres Ríos, es considerado una de las más acabadas muestras del neorrealismo que en esos momentos impulsaban en Italia los cineastas Roberto Rosselini, Vittorio De Sica, Lucino Visconti y guionistas como Cesare Zavattini y “La Reina de Cinecittà”, Suso Cecchi d’Amico.

Estrenada en el cine Metropolitan el 10 de agosto de 1948, Pelota de trapo relata la historia de un grupo de niños que fundan el “Sacachispas Fobal Club” y sueñan con reemplazar la pelota armada con medias y trapos viejos por una auténtica número 5 de gajos de cuero. El protagonista, “Comeuñas”, es personificado por el niño Eduardo Díaz y, en el clímax del drama, ya convertido en jugador de futbol profesional, Armando Bo.

El film cuenta con la participación de destacadas figuras de la escena nacional mientras los astros futbolísticos Guillermo Stábile, Omar Higinio García, Vicente de la Mata, Tucho Méndez, Saúl Ongaro y Perico Marante hacen de sí mismos, al igual que el relator Joaquín Carballo Serantes, más conocido por el extravagante pseudónimo de “Fioravanti”, y el comentarista Enzo Ardigó.

Los Cesare Zavattini y Suso Cecchi de este film fueron el periodista deportivo ‘Borocotó’ (mote derivado del ritmo con que, al son de tamboriles y tumbadoras, desfilaban las comparsas afrouruguayas: “bo-ro-co-tó-chachás”, según el propio Ricardo Lorenzo) y el director y guionista Jerry Gómez, quienes se basaron en las “Apiladas” que, semana tras semana, Borocotó publicaba en la última página de El Gráfico.

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Leónidas Noni Ceruti: Patria, Iglesia, educación y lucha obrera estudiantil.

Habían pasado apenas seis días de una de las más multitudinaria, heterogénea y transversal marcha a favor de la educación pública que haya visto el país en su historia. En el Congreso se debatía la ley de Bases, y el impacto de cientos de miles contra el ajuste universitario se desdibujaba en los medios de comunicación y en los intereses políticos. Por eso entrevistamos al historiados Leónidas Ceruti, para profundizar la relación entre política y educación siendo Argentina un país en el que el concepto de educación igual para todos está profundamente enraizado en cada ciudadano. ¿Cómo surgió esta comunión entre Patria y Educación? ¿Quiénes la impulsaron y con que objetivos? ¿En qué momento las universidades se convirtieron en un campo de debate y batalla política? ¿Qué rol cumplieron los diversos actores sociales, como la Iglesia, a lo largo de la historia? El estallido de los años sesenta y setenta de obreros y estudiantes. Conquistas, luchas y contradicciones en esta entrevista que terminó siendo una clase magistral.

LCV: Existe un sentimiento nacional muy arraigado con relación a la educación pública que no todos los países tienen ¿cómo se gestó ese vínculo tan argentino entre Patria y Educación?

— Más allá de Sarmiento, creo que fue la generación del 80 que impulsó la educación con la ley 1420. Y la inmigración tuvo un papel importante. El proyecto de la generación del 80 consistía en fomentar la llegada de extranjeros para el desarrollo capitales. En ese entonces eran los capitales ingleses que vinieron a desarrollar ferrocarriles y puertos para imponer el modelo agroexportador. Las tierras estaban y se necesitaba mano de obra, porque eran para trabajar, sobre todo en el campo. Muchos de los inmigrantes vienen con el objetivo de asentarse y tener sus tierras. Pero cuando llegan, ya la oligarquía tenía todas las tierras mejores tierras tomadas y eran dueños, salvo algunos mojones, como en Córdoba, en Entre Ríos, en provincia de Santa Fe, pero pequeñas colonias. La clase dominante empieza a tratar de argentinizar y de nacionalizar a esos inmigrantes, y ahí está la necesidad de la educación, de un idioma uniforme, de una concepción de la Patria, una concepción del país, una concepción de Estado. Ahí es cuando se empieza a impulsar una educación laica, gratuita y obligatoria. Esta cuestión y que muchos de los inmigrantes venían con un bagaje cultural, sobre todo los que vinieron por una inmigración política, producto de la persecución a socialistas y anarquistas en Europa, y muchos otros también por las hambrunas y por las agencias de colocación de inmigrantes. Yo creo que ahí empieza esta cuestión de la educación, del amor por el estudio y por seguir estudiando.

La Generación del 80 es la que impulsó la educación en el país. La clase dominante necesitaba argentinizar a los inmigrantes con una lengua única y una idea de Patria

LCV: De hecho, un escritor decía que en comparación con EE.UU, en Argentina la primera generación ya se sentía argentina, es decir, venía un italiano y el primer hijo ya se sentía argentino. En cambio en EE.UU tardaba mucho más tiempo, de hecho las colectividades duran con fuerza hasta hoy.

—Sí, tal cual. Porque aquí lo que se trata de imponer es igualar a todos. Sobre todo desde que se hable un mismo idioma, se conozca la historia, y ahí está la historia que escribe Mitre, el panteón de los héroes que hace con San Martín, Belgrano, etc. Eso se empieza a inculcar. La cuestión de cantar el himno, izar la bandera en la escuela primaria, digamos, es un intento de nacionalizar. Por otro lado está la cuestión de que se incorporen a la vida política, al voto, que después es la gran lucha con el radicalismo y con el socialismo, y por otro lado con el anarquismo. Por eso la clase dominante, cuando los anarquistas y socialistas, los inmigrantes, empiezan a organizar los primeros sindicatos, las primeras huelgas, las primeras protestas, les dicen que estos inmigrantes son ingratos, porque ellos le dieron todo, los trajeron de Europa, les dieron trabajo, les dieron educación, y miren cómo nos responden. Nos responden organizando protestas, organizando sindicatos, organizando gremios. Sobre todo en la primera etapa de esta generación del ‘80, que era palo y palo, con la ley de residencia y la ley social. Por entonces, empieza esta cuestión de lo que ahora le llaman la batalla cultural. Es la cuestión ideológica del Estado burgués, es la cuestión ideológica de meter en la cabeza la idea de Patria. Pero, en la patria hay clases, adentro de la patria hay clases.

A partir de 1900, o antes, la iglesia empieza a disputar con la clase obrera anarquista y socialista, en el terreno ideológico, con las encíclicas papales referidas al mundo del trabajo

LCV: Una cosa son los objetivos que se encarnaron el fomento de la educación en un inicio y lo que ocurrió después. Porque los estudiantes a lo largo de la historia argentina han marcado hitos importantísimos de rebelión.

—Claro, la reforma del 18 es uno de los principales sucesos que, no solo en Argentina, también en toda Latinoamérica marcó un momento histórico. Un movimiento universitario que jugó papeles importantes a favor de las clases populares; y en otros casos jugó a favor de la oligarquía y a favor de las clases dominantes. Una disputa y en la que participó la propia iglesia. La iglesia empieza desde 1900, o antes de 1900, también a disputar en el terreno de la clase obrera a anarquistas y socialistas una cuestión ideológica con las encíclicas papales referidas al mundo del trabajo. En nuestro país, por ejemplo, en la década del 30, ahí juegan un papel muy importante la iglesia en la educación que se va a prolongar en el tiempo, incluso durante el peronismo, cuando se produce una ruptura con Perón en un determinado momento. Pero bueno, yo en primer grado recibía enseñanza católica en la escuela.

Durante la controversia entre ‘Laica o Libre’, en el ’58, la FUA y los estudiantes secundarios movilizaron a 350.000 personas en Buenos Aires

LCV: Bueno, de ahí es que después se viene el movimiento de la educación laica o libre.

—Después del golpe de la Fusiladora, que surge lo de la laica y la libre, y sobre todo con Frondizi, que es el que sigue impulsando el decreto de la Libertadora. Ahí se produce esa gran disputa de la laica y la libre desde el 58, donde ya hay actos muy importantes en Buenos Aires, por ejemplo, en Plaza del Congreso, donde la Iglesia, con personajes como el monseñor Plaza y apoyado por liberales como Álvaro Alzogaray, exigían instituciones privadas en el ámbito de la educación superior. Pero por otro lado, la FUA, y algunos estudiantes secundarios, se van a juntar también en Buenos Aires y van a responder con actos donde se juntaron 350 mil personas.

LCV: Yo creo que ese momento de la laica o libre, los actos son uno de los momentos más parecidos a este en cuanto a centralidad de la cuestión universitaria y educacional junto con la política.

—Sí, también surgieron grupos de derecha como Tacuara afines a la Iglesia. Después lo que se vivió en los años 60, 70, donde el movimiento universitario juega un papel importantísimo en lo que fue ese momento histórico que vivió la Argentina.Una de las primeras medidas con el golpe de Onganía en el 66, es intervenir la universidad, una universidad que era una universidad de prestigio por su nivel académico, por su nivel de investigación, pero fue bautizada por Onganía y todo su grupo y de los civiles como la cueva bolchevique. Se produce ahí en Buenos Aires la famosa noche de los bastones largos. El 29 de julio del 66, a través de un decreto se anula el gobierno tripartito, el tripartito de docentes con estudiantes y las autoridades, y subordinan a las autoridades de la universidad al Ministerio de Educación. Primero se produce esa represión de la noche los bastones largos, donde renunciaron 1400 docentes de excelencia, y que el New York Times llegó a comparar a Onganía con Hitler.

El Ministerio de Educación dice hay algo que es superior a la enseñanza, a la ciencia, a la investigación, a la renuncia de 100 profesores cuando fueron 1500, ese algo es el principio de autoridad. Ahí está claro lo que significó en ese momento. Ahí el movimiento estudiantil universitario empieza desde un primer momento a combatir a la dictadura de Onganía contra el limitacionismo, limitando la cantidad de estudiantes para entrar a la universidad, la injerencia de las empresas extranjeras en la enseñanza en la universidad. Yo entré a estudiar odontología en el año 67 y recuerdo que en las asambleas y demás, se comentaba, por ejemplo, que en la embajada de EE.UU y empresas de EE.UU habían donado a la facultad de medicina un microscopio electrónico de primera generación para investigaciones, y lo que se investigaba era el efecto en la pupila en la estratósfera, pero eso era para la carrera espacial. Y ahí el movimiento estudiantil, fundamentalmente en Córdoba donde cae el primer asesinado: el estudiante obrero Santiago Pampillón.

Los cimbronazos del Cordobazo y los Rosariazos provocaron la ruptura de movimientos estudiantiles y partidos tradicionales. Camadas enteras de obreros y universitarios se incorporaron a la lucha política

LCV: Obreros y estudiantes unidos y adelante también es una consigna de época que me parece que vale la pena recordar.

—Sí, lo que pasa que el movimiento universitario en los 60, sobre todo a partir de los lazos del 69, cuando la clase obrera protagoniza esos alzamientos populares. El primer rosariazo fue eminentemente universitario. Éramos 4 mil estudiantes en el centro de Rosario, batallando contra la policía, a la cual derrotamos, y después se tuvo que hacer cargo el ejército de la ciudad. Primero había matado a Cabral a principios de mayo en Corrientes, después a Bello y Blanco en Rosario, empieza el primer rosariazo, y después viene a fin de mes el Cordobazo, y después en septiembre el segundo rosariazo. Eso hizo que camadas impresionantes de obreros con su primer y segundo trabajo, y camadas impresionantes de estudiantes universitarios, se incorporaran a la lucha política.

Esos cimbronazos provocaron que se partieran las agrupaciones estudiantiles tradicionales y nacieran nuevas. Lo mismo ocurría con los partidos políticos tradicionales de la izquierda, como el partido comunista, el partido socialista, los partidos trotskistas, y también dentro del peronismo. Ahí son miles y miles de estudiantes que nos incorporamos a la lucha, que nos incorporamos a luchar contra la dictadura, y donde entramos a debatir qué tipo de universidad era necesaria para esa sociedad y sobre todo se entró a debatir qué era necesario hacer en la Argentina. Ahí se entra a discutir la liberación nacional, la revolución socialista, la forma y los métodos. Ese es un momento clave en donde el movimiento estudiantil acompaña a la clase obrera. Esta lucha codo a codo con los obreros. Yo me acuerdo haber estado en la barricada, codo a codo con los obreros y obreras, en el segundo Rosariazo y en las distintas manifestaciones, como lo fue en el Cordobazo. Ese fue un momento clave, creo yo, de nuestra historia y del movimiento universitario. Después continuó muy fuerte, después fue fuertemente reprimido el movimiento universitario durante del 76 en adelante y antes del 76. Son momentos clave de lo que es el movimiento universitario.

El 1° de mayo hoy está más vigente que nunca. Lucharon por las tres 8. Hoy casi todos trabajan más de 8 horas. Hay niños explotados, los trabajos son insalubres

LCV: Vos sos un especialista en los distintos momentos de lucha del 1° de mayo. ¿Cómo lo ves hoy?

Si hay un motivo para protestar y que tenga vigencia, es el 1 de mayo. El 1 de mayo hoy está más vigente que nunca. Nació como un día de lucha. Cuando en París deciden en 1889, hacer al unísono actos y demandas a los gobiernos en todo el mundo, el año siguiente se convierte en el Día Internacional de lucha de la clase obrera para demandar, en ese momento, por las tres 8: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso, 8 horas para lo que se nos dé la gana y esparcimiento.

LCV: Ay, qué lejos que estamos.

—Hoy cualquiera que trabaje, trabaja más de 8 horas. El que tiene trabajo. Ahora, si leemos la proclama del manifiesto de 1890 que se repartió en Rosario, Buenos Aires, Chivilcoy, Bahía Blanca, el 1 de mayo de 1890, y fue el primer proclama del movimiento obrero que se presentó al Congreso, tiene total vigencia. Hoy los niños trabajan, los trabajos son insalubres, más inspectores para ver las condiciones laborales. Hoy cualquier provincia no tiene los inspectores necesarios para inspeccionar las condiciones laborales en cualquier rubro, ya sea una escuela, una fábrica, un banco, un supermercado o el campo. Por eso el 1 de mayo tiene la vigencia que tiene y la historia que tiene. Por eso el 1 de mayo a la tarde vamos a ver manifestaciones, actos, en la televisión de todo el mundo, porque es la fiesta laica más grande. Y fue el último gran triunfo de la clase obrera. Cuando después de la Primera Guerra Mundial, cuando surgen las Naciones Unidas, se empieza a instaurar como el primer decreto o la primera ley, establecer las 8 horas de trabajo. ¿Por qué? Porque volvían los obreros armados de la primera guerra mundial y la burguesía, la clase dominante, no son boludas, lo primero que hicieron es dar las 8 horas de trabajo. En la Argentina recién surgen las 8 horas de trabajo durante el segundo gobierno de Irigoyen, antes del golpe del 30. Había habido algunas municipalidades que ya lo habían dado para los empleados públicos, pero hoy tiene total vigencia. Porque al 1 de mayo, como a los grandes revolucionarios y su idea, siempre se los trata de edulcorar cuando están muertos. Y en este caso también se quiso transformar en un día de fiesta. No, el 1 de mayo es un día de lucha. Después si quieren festejamos y brindamos, como decía Horacio Zamboni, saber luchar y saber festejar. Los obreros aquí en Rosario, el 1 de Mayo de 1890, hicieron un gran acto, una gran marcha, y después se fueron a un bar a brindar por el éxito del acto.

(Entrevista realizada por Nora Anchart y Laura Giussani Constenla el lunes 29 de abril de 2024, en el programa La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores que se emite los lunes de 18 a 20 hs por larz.com.ar)

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Destacada

Antonio Reda, ex combatiente: Malvinas, democracia y menemismo.

Al cumplirse 40 años de democracia, LCV entrevistó a un ex combatiente de Malvinas para saber cómo sentía esa generación también diezmada. Hoy, en un nuevo aniversario del ingreso de tropas Argentinas a las islas, compartimos este diálogo en el que un hilo invisible une nuestro devenir histórico en las últimas décadas.

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Archivo

Carta desde el País del Nomeacuerdo, por Hernán López Echagüe

Esta semana, el Archivo LCV incorpora una nota publicada en la revista Humor, publicación que funcionó como un faro en tiempos de dictadura, y fue crítica con el menemismo. Conviene recordar el marco dentro del cual HLE escribía una serie de cartas a un amigo imaginario

En 1989 , Carlos Menem indultó a todos los jefes militares procesados que no habían sido beneficiados por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida; a líderes y miembros de organizaciones armadas revolucionarias (algunos de ellos ya desaparecidos); a los ‘carapintadas’ que se rebelaron contra la democracia en la Semana Santa de 1987 y en 1988; y, finalmente, a los integrantes de la Junta de Comandantes condenados por los delitos cometidos durante la guerra de Malvinas.

Seis decretos firmados en diciembre de 1990 indultaron, finalmente, a todos los miembros de las Juntas Militares condenados en tiempos de Alfonsín (1985) y otros genocidas con proceso abierto. Quedaron afuera: Videla, Massera, Agosti, Viola, Lambruschini, Camps, Suárez Mason, Ovidio Richieri, Martínez de Hoz. También indultó en ese diciembre a Firmenich y Norma Kennedy.

Hoy recuperamos para el Archivo LCV, una nota publicada en la revista Humor de Hernán López Echagüe. Por entonces, un joven apenas retornado del exilio que iniciaba sus primeros pasos en periodismo. Llevábamos siete años de democracia y los indultos de Menem eran una marcha atrás de todas las conquistas en Derechos Humanos. Hoy Carlos Menem es el único presidente del siglo XX que tiene su retrato en el Salón de los Próceres de la Casa Rosada.

Carlos Menem, presidente 1989-1999

Carta desde el País del Nomeacuerdo

Publicado en la revista Humor, diciembre de 1990.

Che, me olvidaba de algo. Hubo una época en que las personas se pusieron a desaparecer, de pronto, de la noche a la mañana. Sin pausa. Cientos y cientos de personas de toda edad que se ponían a no estar nunca más. Y los ojos de los vecinos no percibían nada. Y las bocas de los vecinos parecían bocas sin fundamento, o quizá con fundamento no más que para abrirlas y tragar fideos italianos, galletas alemanas, quesos franceses. ¡Vinos de Portugal por dos mangos! Había mazapán en las venas. ¿Te acordás? ¿Te acordás del general Acdel Edgardo Vilas? Decía el tipo: “Los mayores éxitos los conseguimos entre las dos y las cinco de la mañana, la hora en que el subversivo duerme (…) Yo respaldo incluso los excesos de mis hombres si el resultado es importante para nuestro objetivo”. ¿Te acordás? ¿No? Pero quizá te acuerdes del general Ibérico Saint-Jean que, entre otras cosas, se hizo famoso por su frase: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos”. O del general Jorge Rafael Videla: “En la Argentina morirán todos los que sean necesarios para acabar con la subversión”. Años más tarde, ya en democracia, al amparo del indulto que le había obsequiado Menem y en tanto se mojaba el garguero con whisky importado durante una cena de camaradería, Videla celebró la matanza, y, con aires de asesino ocurrente, soltó: “La sociedad argentina tendría que habernos pagado por los servicios prestados”.

Luego, a partir de diciembre de 1983, la historia incontrastable del exterminio selectivo que habían tramado los militares con toda meticulosidad cobró vida a partir de relatos de toda naturaleza: jurídico, periodístico, novelesco, televisivo, cinematográfico. Supongo que te acordarás de La historia oficial, también del Nunca más, y, desde luego, del histórico juicio a las Juntas. Fueron años de dolorosas e interminables reconstrucciones. Que a Esteban se lo llevaron de su lugar de trabajo una tarde, a los golpes; que a Cristina, que estaba embarazada, la sorprendieron en la calle, la ocultaron en alguna catacumba, la asistieron en el parto, le robaron el hijo y después la asesinaron; en la casa de Jon, que de la vida no esperaba más que recibirse de ingeniero, casarse y tener un par de hijos, el grupo de Tareas se instaló a lo largo de una semana… Y ya no están, nunca más volverán a estar.

A partir de diciembre de 1983 el dolor se transformó en cifras: más de cuatro mil desaparecidos en 1976; trescientos cuarenta y dos por mes; once cada día. Más de tres mil en 1977; doscientos treinta y ocho por día… Cifras y más cifras. Contados cuerpos. Personas que nunca jamás volvieron a aparecer. Y ahora los ojos han vuelto a cerrarse, los oídos a enlodarse, las bocas a callar.

En fin, no era mi propósito amargarte. Pero el País del Nomeacuerdo es hoy una realidad ineluctable.

Otro abrazo.

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