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Litio: un debate necesario

ATE realizó este martes y miércoles conversatorios en Jujuy y Salta que contaron con la presencia de dirigentes provinciales y nacionales, con el objetivo de discutir sobre la extracción de litio y la oportunidad de planificar su industrialización en el territorio de origen con un enfoque de cuidado del medioambiente y respeto por los pueblos originarios.

Participaron presencialmente el Secretario General de ATE Nacional, Hugo ‘Cachorro’ Godoy; los compañeros de la Coordinación del Área de Producción y Energía en ATE Nacional y de la Coordinación CNTI-CTA-A, Orestes ‘Beto’ Galeano y Rodolfo Kempf, el Secretario Gremial de la CTA Autónoma de Salta, Julio Molina; las diputadas nacionales por la provincia de Salta Lía Verónica Calía y Alcira Figueroa; el Secretario General de la CTA Autónoma de Jujuy, Matías Brizuela; la Diputada Nacional por la provincia de Jujuy Carolina Moisés; la Diputada Provincial por la provincia de Jujuy Alejandra Cejas; el Rector de la Universidad Nacional de Jujuy, Rodolfo Tecchi; el Secretario General de Azucareros Ledesma – SOEAIL, Rafael Vargas; el ex Ministro de Producción de la Provincia de Jujuy y experto en litio, Gabriel Romarovsky; el Presidente de la empresa estatal Fabricaciones Militares, Iván Durigón; y el Diputado Nacional por la provincia de Buenos Aires Marcelo Koenig, entre otros.

“sí o sí tenemos que cambiar la mentalidad”

Julio Molina, Secretario Gremial de la CTA Autónoma de Salta, destacó la necesidad de que “los recursos naturales estén bajo el control del Estado Nacional”.  “Como trabajadores entendemos que es importante la participación directa tanto de la ciudadanía como de los actores políticos, que son quienes por ahí marcan un camino a seguir. Hoy, tras la extracción de este mineral se lo vende como tierra, como producto bruto. Sí o sí tenemos que cambiar la mentalidad”, indicó el dirigente.

El evento se enmarcó dentro de la campaña  ‘Volver a Savio: Para reactivar la Patria con soberanía y justicia social’. “Con esta campaña, ‘Volver a Savio’, buscamos inspirarnos en aquel camino tomado por el General Savio, que fue un militar industrialista de la estirpe de Mosconi o de Hermitte, que tuvieron proyectos para elaborar cadenas de valor tanto en el petróleo y sus derivados, como con el hierro y sus derivados. Este ‘triángulo del litio’ es también para la Argentina una gran oportunidad”, expresó Rodolfo Kempf.

“Este ‘triángulo del litio’ es también para la Argentina una gran oportunidad”

 En relación a esto, Hugo ‘Cachorro’ Godoy explicó que “el proyecto del General Savio desde un Gobierno popular se multiplicó, y el acero fue una palanca de desarrollo y de generación de empleo y de conocimiento científico-tecnológico en lugares hasta ese momento postergados. Hoy, esa palanca puede ser el litio”.

“Tenemos delante nuestro la posibilidad concreta de que, con iniciativa y decisión política del Gobierno Nacional y de los Gobiernos provinciales, y con el trabajo de las universidades públicas y del conjunto de las organizaciones populares podamos abrir un tiempo de desarrollo productivo industrial, científico-tecnológico y de generación de empleo, respetando al medioambiente y a los derechos de los pueblos originarios”, agregó el secretario general de ATE Nacional.

podríamos influir seriamente en la definición internacional del precio del litio”


Por otro lado, Godoy recalcó la importancia de “instrumentar mecanismos de intervención conjunta con Bolivia y Chile, con quienes compartimos las mayores reservas de litio del mundo. Si nuestros tres países pudieran ejercer su soberanía plena sobre el triángulo del litio, podríamos influir seriamente en la definición internacional de su precio”.

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Leandro Monk, referente de FACTTIC: “El gobierno de Milei está haciendo un pymecidio”

En un contexto nacional complejo, con una fuerte caída del empleo y una crisis estructural que afecta especialmente a las pequeñas y medianas empresas, las cooperativas tecnológicas enfrentan nuevos desafíos. Leandro Monk, referente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y Conocimiento (Facttic), conversó con La Columna Vertebral sobre el impacto del contexto económico actual en el sector cooperativo, las dificultades para exportar servicios, la migración de talentos, y el valor de pertenecer a una federación. Un testimonio que combina diagnóstico, crítica y compromiso con un modelo de trabajo solidario.

LCV: “¿Cuál es la situación actual de las cooperativas tecnológicas?”
Leandro Monk: “La situación de las cooperativas tecnológicas no escapa a la de cualquier pyme en Argentina. Las cooperativas que generaban divisas y exportaban servicios hoy ya no pueden hacerlo, porque lo que se produce en el país dejó de ser exportable. El gobierno dice que acomodó la macroeconomía, pero en realidad la desorganizó. Tampoco se puede trabajar en el mercado interno, donde hay un proceso que podría llamarse ‘pymesidio’. El sector tecnológico, que era uno de los más pujantes y exportadores, ha sido muy golpeado y pauperizado.”

LCV: “¿Ustedes pertenecen a lo que se llama la economía del conocimiento?”
Leandro Monk: “Sí. La mayoría de las cooperativas que integran la federación se dedican al desarrollo de software. Somos cooperativas integradas por personas que programan.”

LCV: “¿Cuáles eran sus exportaciones? Leímos que han desaparecido 30.000 pymes recientemente, afectando a 70.000 puestos de trabajo.”
Leandro Monk: “Hasta hace poco, había más trabajo que personas disponibles. Ahora la situación cambió: se trabaja en proyectos de menor calidad y hay más oferta que demanda. En diciembre de 2023 quienes exportaban ganaban lo mismo que ahora. Exportábamos de dos formas: equipos completos que desarrollaban un proyecto de software, o personas que se sumaban temporalmente a proyectos de terceros, siempre trabajando desde Argentina.”

LCV: “¿Qué implica eso en términos de organización frente a la deslocalización?”
Leandro Monk: “A diferencia de las empresas tradicionales, las cooperativas no podemos deslocalizarnos. Si una persona de una cooperativa se va a vivir a otro país, lo que gana como parte de la cooperativa termina invirtiéndose allá, no en Argentina. Esa migración de personas implica que el dinero generado en el país se gasta afuera: el litro de leche se compra en Madrid, no en Buenos Aires.”

LCV: “¿Están surgiendo nuevas dificultades con esta globalización del trabajo?”
Leandro Monk: “Sí. Hay cooperativas que no pudieron constituirse porque sus asociados estaban en distintas provincias o países, y no podían fijar un domicilio legal. Hoy, con la hiperconexión, podés tener una cooperativa con diez años de trayectoria cuyos integrantes ya no viven en Argentina, salvo uno. Participamos de un espacio internacional llamado PATIO, donde compartimos experiencias con cooperativas de 25 países. Esto demuestra que el fenómeno no es exclusivo de Argentina. Muchos asociados son nómades digitales.”

LCV: “Desde una mirada de política pública, ¿cuál es el sentido de no fortalecer este sector?”
Leandro Monk: “Es una contradicción. En lugar de fortalecer las cooperativas para que las divisas queden en el país, se permite su desmantelamiento. Si yo trabajo desde el extranjero para una cooperativa argentina, los impuestos y el consumo quedan en el país donde resido. Es un éxodo no solo de cerebros, sino también de recursos.”

LCV: “¿Cómo funciona el vínculo con los asociados que viven fuera?”
Leandro Monk: “Las cooperativas no funcionan como bolsas de trabajo. El contrato lo toma la cooperativa, y algunos compañeros lo ejecutan, no importa dónde estén. La mayoría —un 99%— de los asociados de las cooperativas de la federación vive en Argentina y trabaja desde distintas localidades del país.”

LCV: “¿Cuál es el promedio de edad en el sector cooperativo tecnológico?”
Leandro Monk: “Las cooperativas más antiguas ya tienen 20 años. En mi caso, trabajo en una con 18 años de existencia. La mayoría de los cooperativistas tienen entre 30 y 50 años. Los más jóvenes que se suman aportan una mirada diferente, más individualista quizás, reflejo de relaciones sociales mediadas por la tecnología. Pero quienes se acercan a las cooperativas lo hacen con alguna sensibilidad hacia lo colectivo y lo social.”

LCV: “¿Qué beneficios tienen las cooperativas tecnológicas al integrarse a Factic?”
Leandro Monk: “El principal beneficio es el acompañamiento desde el nacimiento de cada cooperativa. Ayudamos a fortalecerse en lo comercial, en lo organizativo, y en lo legal. Para nosotros es fundamental que todos puedan vivir dignamente de su trabajo, con todos los derechos laborales. Las cooperativas más antiguas apoyan a las más nuevas. Nos ayudamos a mantener trabajo estable y cumplir con toda la normativa vigente, a pesar de que el INAES y el Estado muchas veces adoptan una postura hostil hacia las cooperativas. Cumplir la ley es esencial para trabajar con libertad e independencia.”

LCV: “¿Qué otros espacios de trabajo existen dentro de la federación?”
Leandro Monk: “Tenemos grupos temáticos como la Mesa de Géneros y la Mesa de Deconstrucción. Nuestro sector está altamente masculinizado, por lo que consideramos fundamental trabajar con los varones sobre estos temas. Hay estereotipos culturales que aún hoy influyen, como la idea de que los varones están más interesados en lo técnico. Por eso trabajamos también desde lo simbólico, lo educativo y lo cultural.”

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Gaza, Ya!/ Informe especial de las empresas beneficiadas por el genocidio, por María Urrutzola

Francesca Albanese, relatora de la ONU

Creo no exagerar si escribo que centenares de miles de personas en el mundo nos preguntamos por qué nadie detiene la locura criminal del gobierno de Israel en Gaza y los territorios ocupados, por qué los gobiernos que condenan el genocidio no actúan, por qué la Unión Europea mantiene su acuerdo de cooperación política y económica con Israel cuando una de sus condiciones es el respeto de los derechos humanos (Alemania e Italia siguen vendiéndole armas a Israel).

La respuesta más sólida la brindó el 30 de junio último la relatora especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Palestina, la italiana Francesca Albanese. Tan sólida, documentada y pragmática (por así decir) es dicha respuesta, que la primera reacción de Estados Unidos fue imponerle sanciones personales el 9 de julio, por “colaborar con la Corte Penal Internacional“. “Albanese ha colaborado directamente con la Corte Penal Internacional en iniciativas para investigar, arrestar, detener o enjuiciar a ciudadanos de Estados Unidos o Israel, sin el consentimiento de ambos países”, indicó el secretario de Estado de USA Marco Rubio a través de un comunicado. “Ni Estados Unidos ni Israel son parte del Estatuto de Roma, lo que convierte esta acción en una grave violaciónde la soberanía de ambos países”, añadió.

¿Y qué dice en esencia el informe de Francesca Albanese? Que la verdadera razón son las ganancias que la guerra está produciendo para centenares de entidades corporativas del mundo entero. Su recopilación de datos incluye casi 1.000 entidades del mundo, englobando bajo ese nombre incluso universidades y fondos de pensión de países tan “insospechados” como Noruega.

Cuarenta y cinco entidades nombradas explícitamente en el informe fueron previamente notificadas de las acusaciones en su contra.

Antes de seguir, lo primero: lo mismo hicieron los judíos después de la Soha, al llevar al banquillo de los acusados en Nuremberg (1947-48) a varias empresas, empezando por la más grande de Europa, IG Farben, 13 de cuyos directivos fueron condenados. La empresa tuvo que ser disuelta en 1952 y sus activos se dividieron: Bayer, BASF, Hoechst (luego Aventis, luego Sanofi). Fue el juicio de Nuremberg, entonces, el que sentó las bases legales para definir la responsabilidad penal internacional de los ejecutivos corporativos.

Sigamos: “Como principal fuente de financiación del presupuesto del Estado israelí, los bonos del Tesoro han desempeñado un papel fundamental en la financiación del ataque en curso contra Gaza”, dice el informe de Francesca Albanese. Al menos 400 inversionistas de 36 países compraron bonos del Tesoro israelíes “incluidos 8.000 millones de dólares en marzo de 2024 y 5.000 millones de dólares en febrero de 2025”. Entre quienes compraron los bonos israelíes figuran los bancos más grandes del mundo y fondos de inversión insospechados: “BNP Paribas y Barclays intervinieron para aumentar la confianza del mercado suscribiendo estos bonos del tesoro nacionales e internacionales, lo que permitió a Israel contener la prima de la tasa de interés, a pesar de una rebaja de la calificación crediticia”. “La Corporación de Desarrollo para Israel (bonos de Israel) triplicó sus ventas anuales de bonos para canalizar casi 5.000 millones de dólares (al gobierno) desde octubre de 2023, y ofrece a los inversores la opción de enviar el rendimiento de las inversiones a organizaciones benéficas que apoyan al ejército israelí y a las colonias”. El presupuesto militar israelí aumento 65% entre 2023 y 2024, siendo uno de los más altos per capita del mundo.

¿Qué empresas? IBM (bases de datos biométricos de palestinos), Hewlett Packard (servidores para la Coordinación de Actividades en los Territorios, cárceles y policía), Microsoft (ciberseguridad y vigilancia). “En 2021, Israel otorgó a Alphabet Inc. (Google) y Amazon.com, Inc. un contrato de 1.200 millones de dólares (Proyecto Nimbus) –financiado en gran medida a través de gastos del Ministerio de Defensa– para proporcionar infraestructura tecnológica básica”. En octubre de 2023, “cuando la nube militar interna israelí se sobrecargó, Microsoft, con su plataforma Azure, y el consorcio Proyecto Nimbus intervinieron con una infraestructura crítica de nube e inteligencia artificial. Sus servidores ubicados en Israel garantizan la soberanía de los datos”. Y además, impiden su hackeo.

Cuando el Mossad hace operativos “quirúrgicos” para matar en cualquier lugar del mapa a dirigentes que ellos consideran enemigos, está utilizando inteligencia artificial de esas y otras empresas. Como por ejemplo la compañía norteamericana Palantir Technologies Inc. (minería de datos), uno de cuyos propietarios es ideólogo del “libertarianismo”, y su trabajo sirve tanto para rastrear emigrantes perseguidos por Trump en USA como palestinos en Gaza y los territorios ocupados.

Pero no son solo empresa de nuevas tecnologías (Israel ocupó el primer lugar de nuevas empresas tecnológicas en 2024, con un crecimiento de 143% en las dedicas a tecnología militar), hay hasta empresas de turismo: Booking, Airbnb, por ejemplo, promueven alquileres en los territorios ocupados, para hacer turismo. “En Tekoa, Airbnb permite a los colonos promover una “comunidad cálida y amorosa”, encubriendo la violencia de los colonos contra la vecina aldea palestina de Tuqu‘”. Caterpillar Inc, Leonardo DRS, Inc, HD Hyundai, Doosan, Volvo (“Desde al menos 2007, la maquinaria Volvo se ha utilizado para arrasar áreas palestinas, incluidas Jerusalén Este y Masafer Yatta”), Heidelberg Materials AG, la española-vasca Construcciones Auxiliares de Ferrocarriles, el grupo inmobiliario mundial Keller Williams Realty LLC (en 2024, una de sus franquicias Home in Israel, organizó una gira de bienes raíces en Canadá y USA, para vender aptos en las colonias), Drummond Company, Inc., sede en Estados Unidos, y Glencore PLC, sede en Suiza, (proveedores de carbón de Colombia para electricidad), Chevron Corporation, East Mediterranean Gas (uso del territorio marítimo palestino y explicación de su bloqueo), Tamar y el gasoducto del Mediterráneo Oriental., BP PLC, Petrobras, Paz Retail and Energy Ltd., Tnuva (el conglomerado alimentario más grande de Israel), propiedad mayoritaria de Chinese Bright Food (Group) Co., Netafim (riego por goteo) propiedad en un 80% de la mexicana Orbia Advance Corporation, Maersk A/S, el Fondo de Pensiones del gobierno de Noruega, la Caisse de dépot de Québec. Como hubiese dicho algún publicista de los años 90 “es el dinero, imbécil” Trump y Netanyahu han vilipendiado, embargado y amenazado a Francesca Albanese, mujer de 48 años, abogada y académica, quien en sus dos años de Relatora ha logrado probar que el genocidio en Gaza sigue por intereses económicos de empresas del mundo entero. Y eso incluye universidades que colaboran en investigaciones aparentemente neutras, como la ANII de Uruguay. Su informe se titula “De la economía de la ocupación a la economía del genocidio”.

¿Quién protege a Francesca Albanese, que habla en nombre de la ciudadanía mundial?

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Sobre el colapso moral de Occidente, por Andrea Zhok

25 de julio 2025.

Occidente es la realización de una política de poder económico-militar, que nace en la Era de los Imperios, desemboca en las dos guerras mundiales y retoma el gobierno del mundo a mediados de los años 70 del siglo XX.


Occidente es un concepto extraño, reciente y espurio.

Por “Occidente” se entiende, en realidad, una configuración cultural que surge con la unificación mundial de la Europa política y de lo que a partir de 1931 tomará el nombre de “Commonwealth” (parte del Imperio Británico).

Esta configuración alcanza su unidad bajo el signo del capitalismo financiero, a partir de su emergencia hegemónica en las últimas décadas del siglo XX.

Occidente no tiene nada que ver con la Europa cultural, cuyas raíces son grecolatinas y cristianas.

Occidente es la realización de una política de poder económico-militar, que nace en la Era de los Imperios, desemboca en las dos guerras mundiales y retoma el gobierno del mundo a mediados de los años 70 del siglo XX.

Lamentablemente, también en Europa la idea de que “somos Occidente” ha pasado a formar parte del sentido común.

La Europa histórica, por ejemplo, siempre ha tenido vínculos estructurales fundamentales con Oriente, cercano y lejano (Eurasia), mientras que Occidente se percibe a sí mismo como intrínsecamente contrario a Oriente.

Así, la Europa cultural está en evidente continuidad con Rusia, mientras que para Occidente Rusia es totalmente ajena a sí misma.

Esta premisa sirve para ilustrar una grave preocupación de larga data que no puedo ocultar.

La preocupación está relacionada con el hecho de que Occidente, moldeado en torno al sistema —mental y práctico— del capitalismo financiero, ha desarraigado el alma de los pueblos europeos.

La cultura y la espiritualidad europeas, ese extraordinario florecimiento que va desde Sófocles a Beethoven, de Dante a Marx, de Tácito a Monteverdi, de Miguel Ángel a Bach, etc., etc., es la primera víctima de la cultura occidentaluna cultura utilitarista, instrumental, abismalmente mezquina, que solo comprende la belleza del arte, de los territorios, de las tradiciones si es un ‘activo’ transformable en ‘dinero’.

Hemos aprendido a aceptar esta medición de todo valor como precio, y de todo precio como margen de beneficio.

Nuestra sociedad, nuestra educación, nuestras comunidades han sido empujadas a aceptar estas equivalencias que desertifican el alma.

Y se ha hecho porque prometía preservar un estatus de poder, de predominio y hegemonía material de Occidente sobre el resto del mundo.

Por mucho que muchas personas hayan intentado, incluso con cierto éxito, oponerse a esta deriva desertizante, esta se ha impuesto en las instituciones, en las academias, en la escuela.

Quien quiera resistirse a este empobrecimiento debe hacerlo de forma clandestina, como resistencia individual, pagando un precio personal, mientras que todo lo demás, las financiaciones, los programas, las prebendas, van en la dirección opuesta.

Pero hoy hemos llegado al final del camino, al punto de inflexión.

La desertificación del alma que ha producido Occidente ha dado lugar a una de las clases dirigentes más moralmente infames que recuerda la historia.

Antes del surgimiento de la mentalidad occidental, hace aproximadamente un siglo y medio, hubo sin duda tiranos más sanguinarios que los líderes occidentales actuales, pero ninguna forma de vida tan cínica.

Occidente no mata ni extermina por odio, ni por convicción, ni para dar ejemplo, ni siquiera por un sentido franco de superioridad.

No, Occidente mata porque cada vez le cuesta más percibir como relevante la distinción de valor entre la vida y la muerte.

Porque es, en el fondo, una cultura de la muerte en el sentido fundamental de que no reconoce una divergencia de valor esencial entre la vitalidad de una cuenta bancaria y la de un niño, entre la de un algoritmo y la de una cría.

El Occidente actual, ejemplificado hoy de manera paradigmática por las clases dirigentes estadounidenses e israelíes, pero representado igualmente bien por la basura servil que habla en nombre de la Unión Europea, está alcanzando niveles de abjeción raramente vistos.

Ya no se trata de “doble rasero”.

Se trata de un compromiso diario con la mentira sin límites, con la aceptación sincera de que cada afirmación, cada palabra, cada pensamiento solo cuenta por los efectos en términos de dinero-poder que puede producir.

Se puede decir todo y lo contrario de todo.

Se puede negar lo evidente y luego negar haberlo negado.

Se pueden romper promesas y tratados.

Se puede negociar y, al mismo tiempo, intentar matar a la persona con la que se negocia, y luego protestar con cara seria porque la otra parte ya no quiere seguir negociando.

Se puede manipular la información oficial las 24 horas del día y luego pedir castigos ejemplares para contrarrestar el poder manipulador en las redes sociales de la peluquera Pina.

Se puede construir, en Milán como en Londres, la sociedad más clasista, gentrificada, oligárquica y excluyente, mientras se predica suavemente la acogida y la inclusión.

Se puede asistir a un genocidio en directo durante dos años y explicar que es legítima defensa.

Etcétera, etcétera.

He aquí mi problema: además del disgusto por todo lo que está sucediendo, soy consciente de que no podremos escapar a la condena histórica de esta obscenidad espiritual.

Estaremos involucrados, aunque no hayamos aprobado nada personalmente, aunque lo hayamos contestado con todos los medios a nuestro alcance.

Estaremos involucrados porque esta depravación es Occidente y hemos aceptado esta etiqueta, hemos aprendido a pensar como Occidente y así nos percibe el mundo.

Cuando los 7/8 del planeta nos pidan que paguemos la cuenta —y que nadie se haga ilusiones de que no sucederá—, será increíblemente difícil, quizá imposible, explicar que la gran cultura milenaria europea no tiene nada que ver con el desierto nihilista del Occidente contemporáneo.

Al igual que en la inmediata posguerra muchos no podían oír hablar alemán —la lengua de Goethe y Mozart— sin sentir repugnancia (algunos de los menos jóvenes lo recordarán sin duda), así, pero de forma mucho más radical, podría ocurrir con todo lo que huela, con razón o sin ella, a Occidente.

Después de todo, si estudiar a Dante, Cervantes o Shakespeare os ha llevado a dos guerras mundiales y luego al nihilismo declarado, ¿qué lección debería aprender el mundo de esta tradición?.

Este razonamiento, en su crudeza, nos puede parecer irracional solo porque estamos acostumbrados a ser siempre los que juzgan y nunca los juzgados.

Perder la hegemonía mundial es ahora fatal, y lejos de ser un problema, será una bendición.

Pero perder el respeto y la comprensión por todo lo que ha sido la larga historia europea, esto ya ha ocurrido en parte por involución interna y el golpe de gracia podría darse en breve.

Perder el alma es inmensamente más grave que perder el poder.

*Andrea Zhok estudió y trabajó en las universidades de Trieste, Milán, Viena y Essex. Actualmente es catedrático de Filosofía Moral en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Milán; colabora con numerosas revistas y medios periodísticos. Entre sus publicaciones monográficas destacan: «El espíritu del dinero y la liquidación del mundo» (2006), «La realidad y sus sentidos» (2013), «Libertad y naturaleza» (2017), «Identidad de la persona y sentido de la existencia» (2018), «Crítica de la razón liberal» (2020) y «El sentido de los valores» (2024).

Fuente original: Arianna Editrice

Tomado de la publicación de https://observatoriodetrabajad.com/ quien realizó la traducción al español.

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