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Tomás Astelarra: “Este Gobierno desconoce las alternativas que genera el pueblo; no es Popular”

Tomás Astelarra, licenciado en Economía de la Universidad Torcuato Di Tella y master en Periodismo de la Universidad del País Vasco, charló con Laura Giussani Constenla acerca de la economía popular como clave para revertir la crisis, los problemas de la concepción clásica de la economía y cuáles son las principales falencias del Gobierno.

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El economista, quien además colabora con La Luna Con Gatillo y Revista Sudestada entre otros medios, realiza una serie de talleres entre los que se encuentra el “Taller de Economía para el Buen Vivir”, en el cual comienza respondiendo: ¿cómo nos vendieron este cuento?

-Al primero al que le vendieron el cuento fue a mí mismo. Siempre me gusta decir en mis charlas que vengo de cuna de oro, un nacimiento privilegiado, hombre de clase alta de una ciudad como Buenos Aires, gringuito y también con unos padres que me inculcaron valores muy lindos como la solidaridad. Mi mamá y mi papá los dos eran licenciados en economía así que mamé eso desde la cuna y en algún momento cuando me tocó estudiar me decidí por la economía. Me pudieron pagar una muy buena universidad y ahí me enseñaron la definición de economía, que es la que hoy en día se manejan las universidades que dicen que es la “ciencia que administra recursos escasos para necesidades infinitas”. Bueno, la vida en esos valores que me inculcaron mis viejos me fue llevando a desistir de un montón de caminos, de caminos de ONG, de laburos del estado, de laburos en diarios hegemónicos, me fui corriendo viendo las contradicciones de esos espacios y finalmente me lancé a viajar por Sudacamérica con el arte que siempre me gustó mucho. Me fui a Bolivia, a Colombia, estuve como ocho o nueve años viajando por América Latina y ahí me gusta decir que hice un doctorado en economía. Aunque parezca raro hice un doctorado en economía con las mamitas bolivianas, las caseritas de los mercados y ahí me di cuenta que me habían enseñado mal en la Universidad di Tella, que en realidad la economía era otra cosa. Ahí también conocí un amigo hippie de San Marcos Sierra que me enseñó que en su raíz etimológica, que pensaron los griegos y romanos, la economía quiere decir “el cuidado de la casa común”. Ahí después de todos esos viajes y esa reflexión, después de haber negado ser economista mucho tiempo me pregunté:¿cómo puede ser que de una definición tan linda como el cuidado de la casa común, de algo tan esperanzador para la humanidad en este momento tan cascoteadito que estamos, en algún momento nos enseñan que la economía es la ciencia que administra recursos escasos para necesidades infinitas? Lo cual es un problema insalvable y que muestra en muchos casos la gran crisis civilizatoria que estamos teniendo en el mundo con respecto a los recursos y a la administración de los recursos, un problema que el economista chileno Manfred Max Neef decía que era básicamente de estupidez.


“Estos economistas intelectuales de escritorio no son capaces de ver las maravillas que hacen las doñas de los barrios”

sobre las políticas de gobierno

LCV: Hemos hablado con Matías Kulfas y cuando hablamos sobre cómo el consumismo es el mayor de nuestros problemas, me dijo que eso es un tema de la filosofía ¿En qué momento se dividió la filosofía de la economía?

-El gobierno no solo no detiene la industrias masivas que contaminan sino que no fomenta la economía popular, que para mí es mucho más grave porque es una solución a largo plazo. A mí me parece que hay una gran ceguera de todos estos economistas intelectuales de escritorio que no son capaces de ver las maravillas que hacen las doñas en los barrios. Pero volvamos a la filosofía y al siglo XVIII cuando nace la ciencia positivista, cuando venimos del iluminismo, de la supuesta oscuridad, de la Edad Media y aparece el mundo de la razón que hoy nos compete. Mucha razón y poco corazón. Ahí empiezan a surgir las ciencias y este economista que les recomiendo mucho, Manfred Max Neef dice que en ese momento la física era la gran estrella de la ciencia porque justamente, siendo algo tan estructurado y tan cerrado y en búsqueda de certezas antes que la duda, los físicos tenían algo maravilloso que era una ciencia que era netamente matemática. Entonces ahí los economistas que estaban viendo cómo se acomodan en la ciencia dicen “pará, ¿cómo hacemos que esto que evidentemente no es matemático se ajuste a este modelo positivista? Entonces ahí Jeremy Bentham crea la teoría de la utilidad. El homosapiens racional toma decisiones económicas a través de maximizar una utilidad. Eso Matías Kulfas lo debe haber aprendido en la universidad, dentro de lo que él llama filosofía. Son modelos matemáticos donde cada persona maximiza su utilidad porque por ejemplo, para mí es muy importante poder exprimirme este jugo que me estoy exprimiendo de naranja orgánica, por lo tanto voy a pagar más la naranja que una persona que no ve los valores que puede tener una producción orgánica en cuanto al medio ambiente. Hay mucha gente que no le importa que se esté destruyendo el planeta entonces le vale lo mismo una naranja transgénica que una naranja orgánica. A mí no, a mi me importa el planeta y por lo tanto estoy dispuesto a pagar más por una naranja orgánica que por una naranja común. ¿Eso cómo lo ves en los números? Estos economistas del siglo XVIII decían “hacemos una función de utilidad que maximizamos la utilidad de las personas, después unificamos toda la utilidad y llegamos a un sistema de equilibrio”. Obviamente que esto es imposible. Hace más de dos siglos y medio que los economistas están tratando de ver cómo carajo se mide una utilidad, pero lo cierto es que de todas las cosas que nosotros como seres humanos racionales podemos elegir, la única que es cuadradita es el dinero. Entonces ahí la economía para ser una ciencia exacta pasó a solo medir el dinero. El resto no le importa, lo único que le importa es el dinero porque es lo único que se puede medir como ladrillitos. 

LCV: Antes existía el objeto y a eso se le daba el valor pero ahora es al revés, primero está el dinero y si no hay dinero no hay producción. Ahora lo principal es el dinero, no la cosa. Entretanto la sociedad me parece que está cambiando por sí misma, porque ya hay un 50% de personas que hacen con su vida lo que pueden. Me parece que ya es estructural y que habría que ver si no estamos en una revolución estructural que nadie la está dirigiendo ni proponiendo. ¿Vos cómo la ves?

-Sí. Las compañeras de la economía popular dicen “nos inventamos nuestro propio trabajo”. La economía popular surge de la crisis neoliberal, del menemismo, donde toda la gente queda sin trabajo y en un momento ya de tanta hambre surge el piquete. Los primeros famosos planes  sociales nacieron ahí, porque después de los piquetes para parar un poco la bronca crearon estos planes para parar la bronca. Entonces ahí se creó una lógica en todo el país que si vos organizabas la bronca y te bancabas las balas te iban a a tirar unos mangos del gobierno. No fue que la gente una vez que se juntó ahí y ya había armado una olla popular dijo “agarro la plata y me vuelvo a mi casa”. No. Dijeron “¿con estos pesitos qué hacemos? Che, yo tengo una máquina de tejer”, Santillán consiguió que le donaran una bloquera entonces hicieron una cooperativa de bloques de cemento y se organizaron para tomar tierras y ese proceso a través de la plata que fue inyectando el estado a través de la protesta fue generando un circulo vicioso donde la protesta pasó a ser propuesta. Se bien versaron los fondos para generar pequeñas cooperativas de agricultura familiar, textiles, de construcción.


“Kulfas presentó un programa para recuperar 2 millones de empleos. El IFE se dio a 10 millones de personas. Si en diez años solo vas a recuperar el 20% de empleo, es una solución un poco pobre”

sobre la economía popular y los programas del gobierno

Eso en algún momento entre Juancito Grabois y el barba Pérsico dicen “esto es una economía popular”, y a pesar de que el kirchnerismo había hecho que se recupere la economía y que se recuperen los grados de bienestar de la sociedad lo cierto, como dice el compañero Pérsico, es que la industria en su máxima capacidad podía emplearse en millones de personas en los 70 antes de la dictadura y hoy pueden emplear lo mismo. Matías Kulfas presentó un programa a 10 años para generar dos millones de puestos de empleos y en el ReNaTep, que es el registro de los trabajadores de la economía popular, hay unas 6 millones de personas y el IFE se calcula que se dio a unos 9 o 10 millones de personas. Entonces si vos en 10 años solo vas a poder recuperar el empleo del 20% de la gente que no tiene empleo y que quiere trabajar, es una solución un poco pobre. El actual gobierno, el actual ministro de desarrollo, Juan Horacio Zabaleta, también lo dice Matias Kulfas, dice que esos planes no son trabajo y eso es una terrible ofensa a las doñas de los comedores populares, porque además están desconociendo algo fundamental de la economía en estos tiempos. Gracias a las compañeras feministas estamos en tiempos de la economía del cuidado, de revalorizar el trabajo que hacen las mujeres en las casas. Entonces decir que los Potenciar que reciben las doñas de los comedores populares que sostuvieron la población argentina en tiempos de pandemia no son trabajo es una actitud criminal, totalmente ignorante, y muestra que la economía, los funcionarios de este gobierno, están en manos de gente que no conocen las alternativas reales que está generando el pueblo y por lo tanto no es un gobierno popular. Quizá tienen la intención pero no tienen la calle, no tienen la conciencia. Me parece que lo de Kulfas es mucho más filosofía que lo mío, que estoy trabajando la tierra y que estoy asesorando a esas compañeras para que sepan cómo llevar adelante sus emprendimientos cooperativos. 

LCV: ¿Existe alguna posibilidad de cambiar? Nos quieren hacer creer que es imposible cambiarlo pero yo estaba pensando que en términos de la historia de la humanidad este sistema es bastante moderno, empezó hace 200 años, 300 máximo ¿Estamos a tiempo de cambiar este sistema de cosas?

-Sí. De hecho lo estamos cambiando. Más allá del pensamiento que difundo en torno a esta reflexión de la economía más de filosofía soy parte del cambio. Soy parte de varias cooperativas, soy parte de un territorio, Traslasierra, que está haciendo muchas propuestas alternativas. Por ejemplo yo formo parte de Humano, que es una mutual que empezó como un emprendimiento de 15 artesanos de la feria que se juntaron para alquilar un local, yo estaba entre ellos, y actualmente somos 80 familias con tres locales en Merlo, San Javier y Villa de las Rosas. Dos de esos locales, el de Marlo y las Rosas, lo abrimos en plena crisis del macrismo en el 2018, pudimos incorporar 60 familias más al trabajo que estábamos haciendo y además distribuimos productos de otros 200 emprendimientos de la economía popular. Todo en base al esfuerzo y en base a la reciprocidad que da trabajar en cosas bonitas. Muchas veces yo hago este ejercicio con respecto al trabajo. Cuando voy a los talleres les pregunto a las compañeras, por ejemplo a las de Humano, si yo les pago 500 pesos por trabajar en Humano donde pueden llevar a sus niñes, donde pueden tomarse una birra con los amigos, donde ustedes toman las decisiones en las asambleas, donde tienen 20% de descuento en todos los alimentos que comercializamos, o les pago los mismos 500 pesos por trabajar en el locutorio de enfrente con el viejo ese que es re hincha, ¿ustedes qué deciden? “Trabajamos en Humano”, me dicen. ¿Y si en Humano les pago 500 y el locutorio del viejo hincha 1000? No, trabajamos en Humano ¿Entonces en Humano 500 y en lo del viejo hincha 2000? Y, ahí ya un par empiezan a dudar. Entonces yo les digo que un trabajo de la economía popular por un salario ahora de 500 pesos equivale a un trabajo de 2000 pesos con un patrón. Eso también explica de alguna manera por qué los empresarios del campo están tan indignados porque la gente no le trabaja por medio salario mínimo. Es que están trabajando en una cooperativa agrícola con sus familias, en buen clima de trabajo, sabiendo que producen verdura orgánica que hace bien al planeta, que se puede vender barata a los consumidores.

ECONOMÍA | Tomas Astelarra analiza como encarar esta crisis o pandemia -  Radio Garabato 88.3fm

Yo hace mucho estoy promoviendo que la gente siga el índice de inflación que está haciendo el centro de estudios de Scalabrini Ortiz basándose en productos de la economía popular. Los índices que vienen haciendo las compañeras hace más de dos años demuestran que la inflación en las comercializadoras de la economía popular ha sido mucho menor que la de los supermercados, drásticamente menor. Eso es porque nosotros no especulamos con el alimento. Para nosotros el alimento es un derecho y nosotros lo que hacemos es ser intermediario entre un productor que gana más y un consumidor que paga menos, y nosotros nos llevamos apenas lo necesario para mantener ese trabajo. Ahí hay propuestas concretas, hay un programa que es el mercado de cercanía que está la compañera Eva Verde, que es una prócer de la comercialización de la economía popular que viene del frente Darío Santillán. Entonces la solución está. Las soluciones las estamos creando, simplemente y lamentablemente están un poco invisibilizadas por los grandes medios y por los mismos funcionarios del gobierno que de buena fe voy a pensar que son ignorantes, de mala fe voy a pensar que ganan más dinero después como consultores de las empresas a las cuales les hacen el lobby ahora. Porque la verdad que algún día me gustaría que se discuta el déficit fiscal en torno a quién van los beneficios porque parece que es un escándalo que nos den 0,5 del presupuesto para fomentar la economía popular pero nadie se queja de Vicentín, de nacionalización de la deuda privada con Cavallo. Realmente si vemos la cantidad de dinero que el Estado le ha dado a las grandes empresas vamos a quedar bastante pasmados frente a la miseria que nos dan a los trabajadores y trabajadores de la economía popular que realmente estamos trabajando y estamos generando propuestas de otra economía posible, de otro mundo posible como vos decís. Entonces me parece que en estos tiempos de una sociedad tan cibercomputarizada y tan individualista y tan de departamento está bueno que la gente salga un poquito a la calle, salga al campo, se junte con esos negros y negras de mierda que parece que lo van a robar pero que le van a hacer un piquete y se fijen lo que están haciendo, porque me parece que están dando alternativas reales a los problemas que son de todos. También la ciencia exacta tiene que ver con la estadística que usan mucho los funcionarios y los medios de comunicación. El compañero Umberto Eco decía que la estadística era esa maravillosa ciencia según la cual si un hombre murió empachado con un pollo y la mujer murió de hambre los dos comieron medio pollo. La ecofeminista Yayo Herrero se pregunta por qué cuando se mide el PBI los estadistas toman en cuenta la fabricación de armas y no el cuidado de les niñes. Entonces hay que tener un poco de cuidado con estos números que se nos lanzan al boleo, porque en estos números, por ejemplo, yo soy un indigente y la verdad es que tengo un buen vivir bastante maravilloso. Entonces me parece que hay que ser cuidadosos con esto que nos vendieron de la economía exacta.

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“Streaming en Argentina: Pablo Storino revela sueldos, precarización y la batalla del SATSAID por la registración laboral”

En exclusiva con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Pablo Storino, pro secretario gremial del SATSAID, aborda la situación laboral y económica del sector del streaming en Argentina. El dirigente describe las profundas desigualdades entre los distintos canales, los niveles de registración y precarización existentes, y el rol del sindicato frente a este nuevo escenario comunicacional.

LCV:

“¿Cuál es la situación laboral real de los canales de streaming? ¿Cómo es esto que parece un jolgorio? ¿Todo es divertido? Somos todos amigos, nos matamos de risa… pero cuál es la situación económica y laboral de los compañeros de streaming?”

Pablo Storino:

“La situación del mundo del streaming hoy es muy dispar. Existe un grupo reducido —un top 10 o 20— que logró monetizar sus contenidos, profesionalizarse y constituir unidades económicas que permiten formalizar relaciones laborales, registrar trabajadores y blanquear actividades. Pero también hay muchos otros que sobreviven como pueden, trasladando esa precariedad a quienes trabajan allí: falta de registración, salarios muy bajos y condiciones inestables. Esto genera la pregunta de si el streaming es una burbuja o si, con el tiempo, se asentará dejando afuera a quienes no puedan consolidarse como organizaciones empresariales.”


LCV:

“La mayoría está informalizada o son factureros.”

Pablo Storino:

“La situación es heterogénea. Hay empresas como Luzu TV, con 110 trabajadores registrados y salarios que van de dos a cuatro millones de pesos. Y hay otras como Olga, con un alto nivel de precarización, donde muchos jóvenes están como monotributistas cobrando entre 500.000 y 600.000 pesos. En algunos canales hay explotación evidente, y son justamente los que desde el SATSAID estamos denunciando y tratando de regularizar. También existen proyectos como Gentina, Futurock, Vorterix o Bondi que tienen relaciones laborales formalizadas y en condiciones.”


LCV:

“Perfecto. Bien o mal, ¿no? Porque estos sueldos que me decís serían formalizados. ¿Bien o mal?”

Pablo Storino:

“Totalmente. Es trabajo registrado, con aportes a la jubilación, a la obra social y todos los derechos laborales que corresponden.”


LCV:

“Buena cuna tiene ese pibe. Sé que viene de una familia de trabajadores y no se quedó en el camino con la experiencia. ¿Cuál ha sido la experiencia general?”

Pablo Storino:

“Existe una situación común tanto en proyectos identificados con la derecha como con la izquierda. Por ejemplo, algunos streaming de línea más conservadora desconocen las leyes laborales y evaden responsabilidades, pero lo mismo sucede en otros que se presentan como progresistas. Desde el SATSAID entendemos que la falta de registración responde a una lógica económica transversal: no pagar aportes patronales ni cumplir con los pisos salariales establecidos por el convenio colectivo. Contra eso nos enfrentamos todos los días, venga de donde venga.”


LCV:

“La paritaria de los trabajadores de cable: ¿cómo cerró?”

Pablo Storino:

“En este contexto, la paritaria viene cerrando bien. Logramos que las empresas de la Cámara TAC paguen mes a mes el índice de inflación del INDEC, aunque no coincidamos con el método de cálculo del organismo. Por lo menos eso evita una pérdida mayor del poder adquisitivo. Llegar a este acuerdo requirió asambleas, paros y mucha presión, pero finalmente TAC entendió que no íbamos a aceptar que los salarios quedaran por debajo de la inflación.”

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Daniel Yofra: “Vamos a tener que armar Frente Sindical para resistir la reforma laboral”

En exclusiva con La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, Daniel Yofra expone la postura del Sindicato de Aceiteros frente al avance de la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional. Desde la crítica a la inacción de las centrales sindicales hasta el análisis de la situación industrial y el impacto en los derechos laborales, Yofra plantea la necesidad de construir un frente sindical amplio para enfrentar los cambios propuestos. La conversación aborda tanto las implicancias materiales de la reforma como el rol político del sindicalismo en el actual contexto económico y social.

LCV:
“Contame la postura del Sindicato de Aceiteros frente a la reforma laboral.”

Daniel Yofra:
“Estamos preocupados por lo que está pasando y por la inacción del sindicalismo ante una reforma laboral que, en algunos casos, va a legalizar la precariedad laboral y, en otros, va a intentar imponerla cuando tengan la herramienta para hacerlo. Nosotros vamos a salir a luchar como siempre lo hicimos, como el año pasado con la Ley Bases. Este año no será la excepción. Vamos a oponernos porque es un legado que nos dejaron los trabajadores y trabajadoras aceiteros y desmotadores. Tenemos la responsabilidad de defender lo que otros conquistaron y ya no están: desaparecidos, asesinados, encarcelados. Todo lo que ocurrió en la historia de la lucha obrera hoy lo quieren borrar de un plumazo bajo el título de ‘modernidad laboral’, cuando en realidad quieren volver cien años atrás.”

LCV:
“¿Piensan llevar adelante una huelga si avanza la reforma? Supongo que no como una acción aislada, sino como parte de la unidad sindical.”

Daniel Yofra:
“Estamos tratando de que otras organizaciones se sumen y esperamos que la nueva CGT o el nuevo triunvirato entiendan que hay que ir a una huelga, salvo que tengan otra estrategia que hasta ahora no ha funcionado. Ni siquiera los llaman a discutir la ley. Los empresarios escriben la reforma laboral y este Gobierno la lleva adelante porque tiene compromisos con quienes lo llevaron al poder.”

LCV:
“Esto de que los empresarios escriban las leyes ya pasó con Macri. Hoy, con el respaldo electoral que tiene, Milei cree posible avanzar en reformas que afectan a todos los sectores industriales. ¿Cómo visualizás este escenario, especialmente respecto a la desindustrialización, la caída del empleo y la pérdida de mano de obra calificada?”

Daniel Yofra:
“En nuestro sector no se siente la importación indiscriminada, pero sí afecta a sectores que dependen del mercado interno. Cerraron más de 20.000 pymes y hay 270.000 trabajadores despedidos. Muchas empresas están importando lo que antes producían, como la química de Río Tercero, que fabricaba insumos para colchones y hoy los importa, dejando a más de 200 trabajadores en la calle.”

LCV:
“Si avanzara la flexibilización horaria, el salario variable —el ‘sueldo dinámico’— o las vacaciones en cuotas, ¿cómo sería la industria bajo ese régimen?”

Daniel Yofra:
“Los trabajadores perderían la posibilidad de ordenar su vida fuera del empleo. No podrían programar vacaciones ni prever ingresos básicos. Sería tan simple y grave como eso.”

LCV:
“Muchos argumentan que hoy la informalidad ya impide planificar la vida.”

Daniel Yofra:
“Esto empeoraría la situación de quienes hoy sí tienen estabilidad laboral. Hay casi 9 millones de trabajadores registrados. El año pasado decían que la reforma iba a traer inversiones y empleo; no ocurrió nada. Los empresarios no necesitan que se quiten derechos. Necesitan industrializar la materia prima, necesitan crédito, necesitan que haya consumo. Con salarios por debajo de la pobreza —más del 90% de los registrados están así— no hay consumo, no hay producción y no hay trabajo.”

LCV:
“Se suele decir que los sindicatos industriales están defendiendo a un universo de trabajadores cada vez menor. Lo que planteás va en sentido contrario.”

Daniel Yofra:
“Hoy tenemos dos problemas. Primero, diputados y senadores que nunca trabajaron bajo patrón, dependen de patrones o directamente lo son. Van a instalar mentiras para poner a la sociedad en contra del sindicalismo y de la CGT, que es la central más grande del país y de Sudamérica. Segundo, la inactividad de la CGT. Si no cambia el rumbo, creyendo que sólo con diálogo lo logrará —cuando ni siquiera los llaman— será difícil torcer la historia. Seguramente vamos a tener que armar un frente sindical que luche contra esto.”

LCV:
“Para cerrar: ¿están trabajando en algún proyecto alternativo a la reforma? ¿Hay algo con los diputados sindicales o dentro de la CGT?”

Daniel Yofra:
“No participé de la reunión con los compañeros supuestamente afines al movimiento obrero. Creo que son muy pocos para el momento de la votación y no tengo detalles de la contrapropuesta. Pero no hace falta ser científicos para mejorar la vida laboral. Nosotros lo comprobamos con los comités mixtos de seguridad e higiene. Bajamos la accidentología y las muertes laborales, incluso sin una ley vigente en muchas provincias. Los derechos de los trabajadores también benefician a los empresarios. Ellos se quejan de la industria del juicio, pero no hacen nada para evitar accidentes. ¿Qué quieren? ¿Trabajadores mutilados y sin indemnización?

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“18 años de proscripción, memoria y militancia: conversación con Gustavo Campana”

El periodista Gustavo Campana reconstruye recuerdos personales y políticos alrededor del 17 de noviembre de 1972, fecha del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina tras 18 años de exilio. Desde la mirada de un niño de 10 años que seguía los acontecimientos desde un televisor en blanco y negro, hasta el análisis histórico de la resistencia, la militancia, el rol del movimiento obrero y las operaciones del poder real, Campana hilvana una lectura profunda del período y de sus continuidades hasta el presente. La charla, atravesada por testimonios personales de quienes vivieron la época, permite comprender por qué el Día de la Militancia es, además de una efeméride, una narrativa colectiva de lucha, memoria y disputa política.

LCV: “¿Dónde estabas vos el 17 de noviembre de 1972?”

Gustavo Campana: “Cumpliendo 10 años y mirando desde el televisor en blanco y negro de mi casa lo que sucedía en Seisa y en sus alrededores. Lo vivía desde un lugar particular, porque el decreto 4161 nos había marcado.
Nací en el 62, por lo tanto Perón era el hombre prohibido, el que no se podía nombrar. Era ese peronismo que, en la clandestinidad, le contaba todos los días al pueblo que seguía vivo.
A principios del 72, finales del 71, empezó a aparecer a través de los noticieros que levantaban un poco la persiana de la censura. Eran esos reportajes donde le preguntaban: ‘¿Qué va a hacer usted para volver?’ ‘Nada. Todos mis enemigos.’ ‘General, durante tanto tiempo hubo gente que quería que usted se muera y hoy no quiere que se refríe.’ ‘Se están acordando tarde, porque ahora me estoy muriendo.’
Todo eso llegaba al living, al televisor sin control remoto y en blanco y negro, y atravesaba a un pibe de 10 años por todas partes.”

LCV: “¿Qué impronta había en tu casa? ¿Qué opinaba tu madre mientras cocinaba o tu padre? ¿Qué les provocaba ese regreso?”

Gustavo Campana: “Mi viejo había sido obrero gráfico y militante socialista. En ese momento trabajaba como portero en Belgrano. No le daba para ser antiperonista, pero estaba cerca. Mi mamá era más silenciosa, pero la información entraba por todos lados.
Y había algo claro: un año después mi viejo no votó ni a Cámpora ni a Perón. Seguramente votó a Corvalán en marzo del 73. En la segunda vuelta no sé; estaba mal. No tan mal… pero por ahí andaba.”

LCV: “Antes de ir al país al que vuelve Perón, una pregunta importante para quienes son jóvenes: ¿por qué el 17 de noviembre se transforma en el Día de la Militancia?”

Gustavo Campana: “Porque ‘lucharon y volvió’. Ese es el dato central.
En ese ‘lucharon’ hay una mixtura entre la resistencia peronista, que se pone de pie tras el golpe del 55, y la juventud maravillosa que se suma a fines de los 60, en el trasvasamiento generacional del que hablaba Perón en sus entrevistas con Pino y Getino.
La Juventud Peronista fue clave, pero no fue la única: estaba el trabajo de la resistencia del 56, el Plan Conintes, la pelea en la calle de los grupos armados —Uturuncos, FAP, Montoneros—, la tendencia, la CGT, el corazón peronista de la CGT de los Argentinos, y el Cordobazo con Atilio López.
Todo ese encadenamiento de hechos empuja a un régimen en decadencia, la tercera etapa de la Revolución Argentina, que había pasado por Onganía, por el experimento breve de Levingston y finalmente por Lanusse.
Todos necesitaban a Perón, propios y extraños.”

LCV: “Estamos haciendo un documental sobre sindicalistas desaparecidos. Ricardo Vaschetti nos decía que desde el minuto cero en que se abrió el proceso electoral que llevó a Cámpora ya se estaba armando el golpe del 76. ¿Coincidís?”

Gustavo Campana: “Sí. El golpe del 76 es un objetivo claro, sobre todo después de la muerte de Perón.
El Grupo Ascuénaga —Martínez de Hoz y compañía, reunidos en un petit hotel de la calle Ascuénaga, propiedad de Blaquier— empieza a tejer la política económica que después se aplicará, respaldada por Rockefeller, el Chase Manhattan Bank y Kissinger.
Después del 11 de septiembre del 73, con el golpe en Chile, se consolidó el Plan Cóndor y la decisión del poder real de cambiar la matriz económica: de un país industrial, con trabajo a tres turnos y 2% de desocupación, a un país rentístico-financiero dedicado a la especulación.
La implosión del país no empieza en el golpe: tiene una etapa anterior, el Rodrigazo, armado por la derecha liberal.”

LCV: “Incluso a nivel leyes: la de represión a movimientos subversivos en espacios sindicales sale en el 74.
Pero volviendo al 72: Cámpora dijo que la primera medida económica de Perón sería la independencia del Fondo Monetario. ¿Qué significa eso?”

Gustavo Campana: “Perón logró durante 9 años que la Argentina no ingresara al Fondo Monetario. Entre 1946 y 1955 fuimos el único país de América Latina que no entró en la institución creada en el 44.
Estados Unidos sabía que Perón era un mal alumno para el orden mundial de posguerra.
En ese período construyó la industria nacional, desarrolló ciencia y tecnología propia y consolidó derechos laborales.
El golpe del 55 tuvo como tarea desarmar todo eso. Fueron 14 toneladas de explosivos en Plaza de Mayo, más el golpe, más los fusilamientos del 56, para poder entrar al Fondo Monetario en el 57.
No es un dato menor. Junto con el Banco Mundial iban a regir los destinos económicos de América Latina.”

LCV: “Cada vez que charlamos pienso: ¿cómo hacer para que seas columnista de La Columna Vertebral? Con vos uno dice ‘plum’ y aparece toda la historia detrás.
Feliz Día del Militante.”

Gustavo Campana: “Para ustedes también. Vamos a seguir encontrándonos en estos espacios.
Y veremos si las chicas de La Columna Vertebral logran seducirme para sumarme.
Un abrazo inmenso.”

LCV: “Quiero cerrar con algo. Yo soy exactamente la generación intermedia: entre el pibe del televisor blanco y negro y la resistencia. Estaba intentando llegar a Ezeiza esa mañana.
Un compañero me decía: ‘¿Dónde estabas vos?’ Yo no pude llegar. ¿Te acordás cómo nos mojamos?
Cada uno tenía su anécdota. La mía es así: le dije a mi mamá que iba a estudiar a la casa de una compañera. Me quedé a dormir. Lluvia torrencial, barro, policía que nos corría, volvimos llenas de barro. Y cuando llego, mi mamá me dice: ‘Yo sabía quién lo tiró.’ Nos empezamos a reír.
Pobre vieja. Al lado de eso, todos los que vinieron después eran santos comparados con nuestra generación.”

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