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Tomás Astelarra: “Este Gobierno desconoce las alternativas que genera el pueblo; no es Popular”

Tomás Astelarra, licenciado en Economía de la Universidad Torcuato Di Tella y master en Periodismo de la Universidad del País Vasco, charló con Laura Giussani Constenla acerca de la economía popular como clave para revertir la crisis, los problemas de la concepción clásica de la economía y cuáles son las principales falencias del Gobierno.

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El economista, quien además colabora con La Luna Con Gatillo y Revista Sudestada entre otros medios, realiza una serie de talleres entre los que se encuentra el “Taller de Economía para el Buen Vivir”, en el cual comienza respondiendo: ¿cómo nos vendieron este cuento?

-Al primero al que le vendieron el cuento fue a mí mismo. Siempre me gusta decir en mis charlas que vengo de cuna de oro, un nacimiento privilegiado, hombre de clase alta de una ciudad como Buenos Aires, gringuito y también con unos padres que me inculcaron valores muy lindos como la solidaridad. Mi mamá y mi papá los dos eran licenciados en economía así que mamé eso desde la cuna y en algún momento cuando me tocó estudiar me decidí por la economía. Me pudieron pagar una muy buena universidad y ahí me enseñaron la definición de economía, que es la que hoy en día se manejan las universidades que dicen que es la “ciencia que administra recursos escasos para necesidades infinitas”. Bueno, la vida en esos valores que me inculcaron mis viejos me fue llevando a desistir de un montón de caminos, de caminos de ONG, de laburos del estado, de laburos en diarios hegemónicos, me fui corriendo viendo las contradicciones de esos espacios y finalmente me lancé a viajar por Sudacamérica con el arte que siempre me gustó mucho. Me fui a Bolivia, a Colombia, estuve como ocho o nueve años viajando por América Latina y ahí me gusta decir que hice un doctorado en economía. Aunque parezca raro hice un doctorado en economía con las mamitas bolivianas, las caseritas de los mercados y ahí me di cuenta que me habían enseñado mal en la Universidad di Tella, que en realidad la economía era otra cosa. Ahí también conocí un amigo hippie de San Marcos Sierra que me enseñó que en su raíz etimológica, que pensaron los griegos y romanos, la economía quiere decir “el cuidado de la casa común”. Ahí después de todos esos viajes y esa reflexión, después de haber negado ser economista mucho tiempo me pregunté:¿cómo puede ser que de una definición tan linda como el cuidado de la casa común, de algo tan esperanzador para la humanidad en este momento tan cascoteadito que estamos, en algún momento nos enseñan que la economía es la ciencia que administra recursos escasos para necesidades infinitas? Lo cual es un problema insalvable y que muestra en muchos casos la gran crisis civilizatoria que estamos teniendo en el mundo con respecto a los recursos y a la administración de los recursos, un problema que el economista chileno Manfred Max Neef decía que era básicamente de estupidez.


“Estos economistas intelectuales de escritorio no son capaces de ver las maravillas que hacen las doñas de los barrios”

sobre las políticas de gobierno

LCV: Hemos hablado con Matías Kulfas y cuando hablamos sobre cómo el consumismo es el mayor de nuestros problemas, me dijo que eso es un tema de la filosofía ¿En qué momento se dividió la filosofía de la economía?

-El gobierno no solo no detiene la industrias masivas que contaminan sino que no fomenta la economía popular, que para mí es mucho más grave porque es una solución a largo plazo. A mí me parece que hay una gran ceguera de todos estos economistas intelectuales de escritorio que no son capaces de ver las maravillas que hacen las doñas en los barrios. Pero volvamos a la filosofía y al siglo XVIII cuando nace la ciencia positivista, cuando venimos del iluminismo, de la supuesta oscuridad, de la Edad Media y aparece el mundo de la razón que hoy nos compete. Mucha razón y poco corazón. Ahí empiezan a surgir las ciencias y este economista que les recomiendo mucho, Manfred Max Neef dice que en ese momento la física era la gran estrella de la ciencia porque justamente, siendo algo tan estructurado y tan cerrado y en búsqueda de certezas antes que la duda, los físicos tenían algo maravilloso que era una ciencia que era netamente matemática. Entonces ahí los economistas que estaban viendo cómo se acomodan en la ciencia dicen “pará, ¿cómo hacemos que esto que evidentemente no es matemático se ajuste a este modelo positivista? Entonces ahí Jeremy Bentham crea la teoría de la utilidad. El homosapiens racional toma decisiones económicas a través de maximizar una utilidad. Eso Matías Kulfas lo debe haber aprendido en la universidad, dentro de lo que él llama filosofía. Son modelos matemáticos donde cada persona maximiza su utilidad porque por ejemplo, para mí es muy importante poder exprimirme este jugo que me estoy exprimiendo de naranja orgánica, por lo tanto voy a pagar más la naranja que una persona que no ve los valores que puede tener una producción orgánica en cuanto al medio ambiente. Hay mucha gente que no le importa que se esté destruyendo el planeta entonces le vale lo mismo una naranja transgénica que una naranja orgánica. A mí no, a mi me importa el planeta y por lo tanto estoy dispuesto a pagar más por una naranja orgánica que por una naranja común. ¿Eso cómo lo ves en los números? Estos economistas del siglo XVIII decían “hacemos una función de utilidad que maximizamos la utilidad de las personas, después unificamos toda la utilidad y llegamos a un sistema de equilibrio”. Obviamente que esto es imposible. Hace más de dos siglos y medio que los economistas están tratando de ver cómo carajo se mide una utilidad, pero lo cierto es que de todas las cosas que nosotros como seres humanos racionales podemos elegir, la única que es cuadradita es el dinero. Entonces ahí la economía para ser una ciencia exacta pasó a solo medir el dinero. El resto no le importa, lo único que le importa es el dinero porque es lo único que se puede medir como ladrillitos. 

LCV: Antes existía el objeto y a eso se le daba el valor pero ahora es al revés, primero está el dinero y si no hay dinero no hay producción. Ahora lo principal es el dinero, no la cosa. Entretanto la sociedad me parece que está cambiando por sí misma, porque ya hay un 50% de personas que hacen con su vida lo que pueden. Me parece que ya es estructural y que habría que ver si no estamos en una revolución estructural que nadie la está dirigiendo ni proponiendo. ¿Vos cómo la ves?

-Sí. Las compañeras de la economía popular dicen “nos inventamos nuestro propio trabajo”. La economía popular surge de la crisis neoliberal, del menemismo, donde toda la gente queda sin trabajo y en un momento ya de tanta hambre surge el piquete. Los primeros famosos planes  sociales nacieron ahí, porque después de los piquetes para parar un poco la bronca crearon estos planes para parar la bronca. Entonces ahí se creó una lógica en todo el país que si vos organizabas la bronca y te bancabas las balas te iban a a tirar unos mangos del gobierno. No fue que la gente una vez que se juntó ahí y ya había armado una olla popular dijo “agarro la plata y me vuelvo a mi casa”. No. Dijeron “¿con estos pesitos qué hacemos? Che, yo tengo una máquina de tejer”, Santillán consiguió que le donaran una bloquera entonces hicieron una cooperativa de bloques de cemento y se organizaron para tomar tierras y ese proceso a través de la plata que fue inyectando el estado a través de la protesta fue generando un circulo vicioso donde la protesta pasó a ser propuesta. Se bien versaron los fondos para generar pequeñas cooperativas de agricultura familiar, textiles, de construcción.


“Kulfas presentó un programa para recuperar 2 millones de empleos. El IFE se dio a 10 millones de personas. Si en diez años solo vas a recuperar el 20% de empleo, es una solución un poco pobre”

sobre la economía popular y los programas del gobierno

Eso en algún momento entre Juancito Grabois y el barba Pérsico dicen “esto es una economía popular”, y a pesar de que el kirchnerismo había hecho que se recupere la economía y que se recuperen los grados de bienestar de la sociedad lo cierto, como dice el compañero Pérsico, es que la industria en su máxima capacidad podía emplearse en millones de personas en los 70 antes de la dictadura y hoy pueden emplear lo mismo. Matías Kulfas presentó un programa a 10 años para generar dos millones de puestos de empleos y en el ReNaTep, que es el registro de los trabajadores de la economía popular, hay unas 6 millones de personas y el IFE se calcula que se dio a unos 9 o 10 millones de personas. Entonces si vos en 10 años solo vas a poder recuperar el empleo del 20% de la gente que no tiene empleo y que quiere trabajar, es una solución un poco pobre. El actual gobierno, el actual ministro de desarrollo, Juan Horacio Zabaleta, también lo dice Matias Kulfas, dice que esos planes no son trabajo y eso es una terrible ofensa a las doñas de los comedores populares, porque además están desconociendo algo fundamental de la economía en estos tiempos. Gracias a las compañeras feministas estamos en tiempos de la economía del cuidado, de revalorizar el trabajo que hacen las mujeres en las casas. Entonces decir que los Potenciar que reciben las doñas de los comedores populares que sostuvieron la población argentina en tiempos de pandemia no son trabajo es una actitud criminal, totalmente ignorante, y muestra que la economía, los funcionarios de este gobierno, están en manos de gente que no conocen las alternativas reales que está generando el pueblo y por lo tanto no es un gobierno popular. Quizá tienen la intención pero no tienen la calle, no tienen la conciencia. Me parece que lo de Kulfas es mucho más filosofía que lo mío, que estoy trabajando la tierra y que estoy asesorando a esas compañeras para que sepan cómo llevar adelante sus emprendimientos cooperativos. 

LCV: ¿Existe alguna posibilidad de cambiar? Nos quieren hacer creer que es imposible cambiarlo pero yo estaba pensando que en términos de la historia de la humanidad este sistema es bastante moderno, empezó hace 200 años, 300 máximo ¿Estamos a tiempo de cambiar este sistema de cosas?

-Sí. De hecho lo estamos cambiando. Más allá del pensamiento que difundo en torno a esta reflexión de la economía más de filosofía soy parte del cambio. Soy parte de varias cooperativas, soy parte de un territorio, Traslasierra, que está haciendo muchas propuestas alternativas. Por ejemplo yo formo parte de Humano, que es una mutual que empezó como un emprendimiento de 15 artesanos de la feria que se juntaron para alquilar un local, yo estaba entre ellos, y actualmente somos 80 familias con tres locales en Merlo, San Javier y Villa de las Rosas. Dos de esos locales, el de Marlo y las Rosas, lo abrimos en plena crisis del macrismo en el 2018, pudimos incorporar 60 familias más al trabajo que estábamos haciendo y además distribuimos productos de otros 200 emprendimientos de la economía popular. Todo en base al esfuerzo y en base a la reciprocidad que da trabajar en cosas bonitas. Muchas veces yo hago este ejercicio con respecto al trabajo. Cuando voy a los talleres les pregunto a las compañeras, por ejemplo a las de Humano, si yo les pago 500 pesos por trabajar en Humano donde pueden llevar a sus niñes, donde pueden tomarse una birra con los amigos, donde ustedes toman las decisiones en las asambleas, donde tienen 20% de descuento en todos los alimentos que comercializamos, o les pago los mismos 500 pesos por trabajar en el locutorio de enfrente con el viejo ese que es re hincha, ¿ustedes qué deciden? “Trabajamos en Humano”, me dicen. ¿Y si en Humano les pago 500 y el locutorio del viejo hincha 1000? No, trabajamos en Humano ¿Entonces en Humano 500 y en lo del viejo hincha 2000? Y, ahí ya un par empiezan a dudar. Entonces yo les digo que un trabajo de la economía popular por un salario ahora de 500 pesos equivale a un trabajo de 2000 pesos con un patrón. Eso también explica de alguna manera por qué los empresarios del campo están tan indignados porque la gente no le trabaja por medio salario mínimo. Es que están trabajando en una cooperativa agrícola con sus familias, en buen clima de trabajo, sabiendo que producen verdura orgánica que hace bien al planeta, que se puede vender barata a los consumidores.

ECONOMÍA | Tomas Astelarra analiza como encarar esta crisis o pandemia -  Radio Garabato 88.3fm

Yo hace mucho estoy promoviendo que la gente siga el índice de inflación que está haciendo el centro de estudios de Scalabrini Ortiz basándose en productos de la economía popular. Los índices que vienen haciendo las compañeras hace más de dos años demuestran que la inflación en las comercializadoras de la economía popular ha sido mucho menor que la de los supermercados, drásticamente menor. Eso es porque nosotros no especulamos con el alimento. Para nosotros el alimento es un derecho y nosotros lo que hacemos es ser intermediario entre un productor que gana más y un consumidor que paga menos, y nosotros nos llevamos apenas lo necesario para mantener ese trabajo. Ahí hay propuestas concretas, hay un programa que es el mercado de cercanía que está la compañera Eva Verde, que es una prócer de la comercialización de la economía popular que viene del frente Darío Santillán. Entonces la solución está. Las soluciones las estamos creando, simplemente y lamentablemente están un poco invisibilizadas por los grandes medios y por los mismos funcionarios del gobierno que de buena fe voy a pensar que son ignorantes, de mala fe voy a pensar que ganan más dinero después como consultores de las empresas a las cuales les hacen el lobby ahora. Porque la verdad que algún día me gustaría que se discuta el déficit fiscal en torno a quién van los beneficios porque parece que es un escándalo que nos den 0,5 del presupuesto para fomentar la economía popular pero nadie se queja de Vicentín, de nacionalización de la deuda privada con Cavallo. Realmente si vemos la cantidad de dinero que el Estado le ha dado a las grandes empresas vamos a quedar bastante pasmados frente a la miseria que nos dan a los trabajadores y trabajadores de la economía popular que realmente estamos trabajando y estamos generando propuestas de otra economía posible, de otro mundo posible como vos decís. Entonces me parece que en estos tiempos de una sociedad tan cibercomputarizada y tan individualista y tan de departamento está bueno que la gente salga un poquito a la calle, salga al campo, se junte con esos negros y negras de mierda que parece que lo van a robar pero que le van a hacer un piquete y se fijen lo que están haciendo, porque me parece que están dando alternativas reales a los problemas que son de todos. También la ciencia exacta tiene que ver con la estadística que usan mucho los funcionarios y los medios de comunicación. El compañero Umberto Eco decía que la estadística era esa maravillosa ciencia según la cual si un hombre murió empachado con un pollo y la mujer murió de hambre los dos comieron medio pollo. La ecofeminista Yayo Herrero se pregunta por qué cuando se mide el PBI los estadistas toman en cuenta la fabricación de armas y no el cuidado de les niñes. Entonces hay que tener un poco de cuidado con estos números que se nos lanzan al boleo, porque en estos números, por ejemplo, yo soy un indigente y la verdad es que tengo un buen vivir bastante maravilloso. Entonces me parece que hay que ser cuidadosos con esto que nos vendieron de la economía exacta.

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CGT: “MARCHAMOS CONTRA LA REFORMA LABORAL”

La Confederación General del Trabajo anunció una movilización a la Plaza de Mayo para el jueves 18 de diciembre en rechazo a la reforma laboral que impulsa el gobierno nacional que busca precarizar aún más el trabajo argentino.

El proyecto del presidente Milei pretende instalar un banco de horas que permitiría jornadas de trabajo de 12 horas, habilita el cobro de salarios mediante mercancías y elimina, entre otros, el estatuto del periodista.

*nota en desarrollo

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Expo Cooperativa 2025: producción, soberanía alimentaria y desarrollo local, por Hernán Rachid

En exclusiva con La Columna Vertebral, e ldirector de Capacitación y Formación del Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo (IPAC), Hernán Rachid, detalla cómo avanza la organización de la Expo Cooperativa 2025, profundiza en el rol de las cooperativas en la producción de alimentos y explica por qué la soberanía alimentaria es clave para el desarrollo de las comunidades bonaerenses. También analiza la situación actual del sector agropecuario y la urgencia de fortalecer redes productivas en todo el territorio.

LCV — ¿Cómo va la preparación de la Expo Cooperativa 2025 que tendrá lugar este viernes?

Hernán Rachid: “Este viernes 12 estaremos en el Teatro Argentino, en calle 51, realizando la segunda Expo Cooperativa desde que se jerarquizó nuevamente el órgano de control y fomento de cooperativas en la provincia. La primera edición fue el año pasado y esta segunda llega con gran participación y una amplia oferta de actividades.”

LCV — Dentro de la Expo habrá una feria de alimentación. ¿Quiénes participan y qué ofrecerán?

Hernán Rachid: “Decidimos concentrar la muestra en las cadenas de producción más fuertes de la provincia y por eso montamos una feria de alimentos en el exterior del Teatro Argentino con unas diez cooperativas y federaciones agropecuarias. Participarán Federación Rural, FECOFE, Federación AGROPA y cooperativas de la región y del interior que ofrecerán harinas, lácteos, kiwi y otros productos. Buscamos visibilizar al sector cooperativo y permitir que vecinos y vecinas accedan a alimentos a precios accesibles.”

LCV — Se menciona mucho el concepto de soberanía alimentaria. ¿Cómo lo definirías y cuál es el aporte de las cooperativas?

Hernán Rachid: “La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a producir sus alimentos, especialmente aquellos vinculados a su cultura y consumo habitual, y a acceder a ellos. En las cooperativas de pequeños y medianos productores es un eje central porque involucra el vínculo con el territorio, la comunidad, los consumidores y las formas de producción. Por eso el sector cooperativo lo adopta como un principio fundamental.”

LCV — No todos los productores trabajan bajo el concepto de soberanía alimentaria. ¿Cómo unifican estos esfuerzos en un contexto donde el discurso oficial lo desvaloriza?

Hernán Rachid: “Nuestro enfoque consiste en abordar la crisis del sector agropecuario, donde solo entre el 7% y el 8% de la población vive en el campo y la mayoría está en ciudades. Muchos pueblos del interior no producen sus propios alimentos y dependen de mercados centrales ubicados a cientos de kilómetros. Lo mismo ocurre con la leche, la carne o los huevos. Entendemos la soberanía alimentaria no solo como acceso a alimentos, sino como una estrategia de desarrollo local, trabajo, prestación de servicios, fortalecimiento del comercio interno e impulso para cooperativas y pymes del interior.”

LCV — La soberanía alimentaria implica una cadena productiva compleja. ¿Cómo se integra el sector cooperativo en ese proceso?

Hernán Rachid: “La soberanía alimentaria involucra a toda la cadena de producción. Las cooperativas conviven con productores independientes y empresas en una provincia con una diversidad enorme: fruticultura, horticultura, granos, carnes, olivos e incluso vitivinicultura. En el Congreso de Cooperativas Agropecuarias que organizamos con la Universidad de La Plata y el Ministerio de Desarrollo Agrario, cooperativas grandes, medianas y pequeños productores coincidieron en que la situación es muy preocupante y en que es urgente generar trabajo, fortalecer los pueblos del interior y garantizar el acceso a alimentos.”

LCV — ¿Qué podrán encontrar quienes visiten la Expo Cooperativa 2025?

Hernán Rachid: “Esperamos que se acerque mucha gente. Además de la feria de alimentos, habrá espectáculos de cooperativas culturales; cooperativas tecnológicas con realidad virtual e inteligencia artificial; cooperativas textiles y gastronómicas para comer en el lugar. Será una exposición diversa, completa y muy rica.”

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Crónicas de la vida Moderna, parte II, “Publicidad, marketing y capital”, por Marcelo Cosín

Una canción para acompañar la lectura:

Coca cola refresca mejor, de y por Jorge Schussheim

“Coca Cola refresca mejor, Coca Cola elimina el dolor, Coca Cola querida señora, es el símbolo perfecto del amor”. Esta letra (y la música) la escribió el genial Jorge Schussheim a comienzos de la década del 60.

La publicidad es un género de comunicación dependiente de otra disciplina que la abarca: el marketing. Para no entrar en detalles, la publicidad, que es tan antigua como la Edad Media, tiene su inicio como herramienta fundamental del capitalismo en los años 50, después de la Segunda Guerra Mundial.

Esta crónica se refiere a la publicidad comercial, no a la comunicación política. El marketing comercial es mucho más que una técnica para vender productos: es el sistema que organiza la producción y el consumo dentro del capitalismo. Su función no es sólo conectar empresas con clientes, sino crear necesidades, moldear deseos y transformar la vida cotidiana en mercancía. A través de la publicidad, el marketing convierte objetos comunes en símbolos de felicidad, estatus o amor, instalando la idea de que consumir es la forma natural de existir.

Un ejemplo: un comercial de televisión de aceite Cocinero (Molinos Río de la Plata). En el envase del producto hay una imagen de un cocinero con gorro y una gran sonrisa. En ese comercial, el ama de casa, la señora, tiene la fantasía de que ese cocinero del envase toma vida y la enamora. Algo así como que el cocinero es su amante secreto. ¿Qué tiene que ver esta imagen con un aceite de girasol que sirve para freír papas fritas? Nada. Es cierto: nada que ver.

Si uno se deja guiar por las definiciones, podría suponer que la publicidad sirve para informar las características del producto y, sobre todo, especificar las ventajas sobre productos de la competencia. Pero no es así. La publicidad usa técnicas de persuasión. Autores como Vance Packard y Ernest Dichter abundaron en construcciones teóricas para explicar que la publicidad somete a la sociedad a una especie de esclavitud a normas que predeterminan qué es lo bueno, lo correcto, lo aceptable y, sobre todo, dictaminan acerca del deber ser de la persona.Los slogans muchas veces marcan el sentido de producir estados de ánimo, emociones que tienen que ver con la manipulación del deseo: Coca-Cola – “Destapa la felicidad”.

Nike – “Just Do It”- apela a la motivación personal y la superación. El deseo de ser activo y exitoso se proyecta sobre la marca.

L’Oréal – “Porque tú lo vales”- refuerza la autoestima y el deseo de sentirse valioso. El producto se convierte en un símbolo de reconocimiento personal.

Apple – “Think Different”- no describe tecnología, sino identidad y creatividad. Manipula el deseo de ser único y especial.

Durante más de una década, Cerveza Quilmes tuvo una campaña de publicidad que cambió su imagen y devolvió el liderazgo a la cerveza, que estaba opacada por el vino común de mesa. En los años 70, Quilmes tenía una campaña que intentaba convertir a la cerveza en una bebida familiar, veraniega, para ser consumida en el almuerzo o la cena. Competía con el vino común de mesa y, especialmente, con una marca que se había impuesto gracias a su publicidad. El vino Crespi, cuya campaña se basaba en relatos de una familia joven. El comercial más exitoso de la serie fue uno en el que la mujer le dice al hombre que está embarazada y lo simboliza con una imagen en la que le muestra un par de escarpines. El actor era Hugo Arana y esa campaña lo hizo famoso. La feliz familia de Crespi acompañó a los televidentes por años.

El éxito fue tan rotundo que la familia de Crespi acompaño durante varios años a los argentinos. Allá por 1977/78 el joven matrimonio festejaba un aniversario. El bebé de los escarpines ya tenía 6 años. “Pasan cosas lindas en una familia. Muchas se viven con Crespi seco.”

Ver publicidad 1977:

https://www.youtube.com/shorts/PtLX2Q2_Fhg

Lo curioso era la época política en que se desarrolló esa campaña llena de amor, ternura y paternidad: la dictadura militar, en la que se arrojaban seres humanos vivos al Río de la Plata y los dulces bebes eran secuestrados junto a sus escarpines.

Varias marcas de vino competían por ser la bebida preferida de la familia en el almuerzo y la cena. Mientras la cerveza no lograba hacer pie.

Quilmes intentaba, al menos, que en el verano se cambiara el vino por la cerveza con la campaña “A las 9, Quilmes también”, con escenas familiares llenas de amor y ternura. Pero no pudo. La guerra por la bebida en la mesa familiar la ganó el vino, que aumentaba el consumo de varias marcas y, sobre todo, incentivaba la inversión publicitaria.

Una agencia publicitaria llamada Solanas (del hermano de Pino Solanas, Héctor) encontró la fórmula para que la cerveza destituyera al vino. Lo primero que hizo fue una investigación de mercado. ¿Qué descubrió esa investigación? Que los jóvenes estaban ausentes de esas escenas familiares románticas en las que el vino prevalecía. Entonces la agencia encontró dos cosas para hacer que la “birra” se convirtiera en la preferida de la juventud. La primera: descubrir que el alcohol era un paso inicial en la desinhibición del acercamiento sexual. Y después, que los jóvenes ya no estaban en la casa, sino en “los boliches”. Por lo tanto, surgió el slogan “El sabor del encuentro”. Los comerciales contaban cómo una pareja se conocía en un boliche, haciendo que la cerveza fuera el imán que producía el acercamiento.

Estos ejemplos iniciales llaman a la reflexión acerca de la importancia del marketing y la publicidad como factores determinantes en el comportamiento de la sociedad. La publicidad comercial no es un mero instrumento de ventas. La publicidad es la mano armada del capitalismo, que genera consecuencias políticas de mayor importancia.

Continuará…

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