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Del fascismo futurista al geronto-fascismo, por el filósofo Franco Bifo Berardi

UNO: cien años después
Como en un encantamiento, pronto a cumplirse el centenario de la Marcha sobre Roma, la descendencia directa de Benito Mussolini se prepara para tomar el poder en Italia.
Se da por segura una victoria de la coalición de derecha en las elecciones previstas para el 25 de septiembre, y Fratelli d’Italia podría resultar el partido más votado entre los tres que componen la coalición. Giorgia Meloni, secretaria de Fratelli d’Italia, tiene grandes posibilidades de ser el primer Presidente del Consiglio de género femenino en la historia italiana.
El fascismo está en cada rincón de la escena italiana y europea: está en el retorno de la furia nacionalista, en la exaltación de la guerra como la única higiene del mundo, en la violencia anti-obrera y anti-sindical, en el desprecio por la cultura y la ciencia, en la obsesión demográfico-racista que quiere convencer a las mujeres de tener hijos de piel blanca para evitar la gran sustitución étnica, y porque si las cunas están vacías la nación envejece y decae, como decía El.
Toda esa basura volvió.
Por lo tanto ¿vuelve el fascismo? No exactamente. Aquél, el de Mussolini, era un fascismo futurista, exaltación de la juventud, de la conquista, de la expansión.
Pero cien años después la expansión acabó, el ímpetu conquistador fue sustituido por el miedo a a ser invadidos por migrantes extranjeros. Y en lugar del futuro glorioso ahora tenemos en el horizonte la extinción inminente de la civilización humana.
“Sol que surges libre y fecundo
no verás otra gloria en el mundo
mayor que Roma”[1]
Eso decía la retórica nacionalista del siglo pasado.
Ahora el sol provoca miedo porque los ríos están secos y arden los bosques.
Lo que avanza es el Geronto-Fascismo: un fascismo de la época senil, el fascismo como reacción rabiosa al envejecimiento de la raza blanca.
También sé que muchos jóvenes votarán por la Meloni, pero el espíritu de esta derecha está entrampado en una especie de demencia senil, un olvido de las catástrofes pasadas, como si los hubiera provocado un Alzheimer.
El geronto-fascismo, agonía de la civilización occidental, no durará mucho. Pero en el breve período que esté en el poder podría producir efectos notablemente destructivos. Más de los que podamos imaginar.
¿Qué fue el fascismo histórico?
Se necesita una breve lección de historia italiana.
Italia es un nombre femenino. En el Renacimiento, las cien ciudades de la península vivían su historia sin pensarse como nación, sino, sobre todo, como lugares de paso, de residencia, de intercambio.
La belleza de los lugares, la sensualidad de los cuerpos: la autopercepción de los habitantes de la península de cien comunas era femenina hasta que llegó la austera fanfarria de la nación. En los siglos posteriores al Renacimiento, la península fue tierra de conquista de ejércitos extranjeros, pero el pueblo se las arregla.
“Que sea Francia o España, con tal que se coma”, decía el refrán que en la lengua de la época rimaba con la frase “Francia o Spagna, basta che si magna.”
El país decae, pero algunas ciudades prosperan, y otras hacen lo que pueden.
Luego viene el Ottocento, un siglo retórico que cree en la nación, una palabra misteriosa que no quiere decir nada. ¿Es el lugar de nacimiento, o acaso la identidad fundada sobre el territorio que tenemos en común?
La identidad nacional es una superstición en la cual nunca creyeron los habitantes de la ciudad, pero que les fue impuesta por una minoría influenciada por el Romanticismo más reaccionario.
Los piamonteses, montañeses presuntuosos rehenes de Francia, pretenden que los napolitanos y los venecianos acepten someterse a su comando. Así, el Sur fue conquistado y colonizado por la burguesía del Norte, y comienza su decadencia: entre 1870 y 1915 emigran veinte millones de italianos del sur y del Véneto. En Sicilia se forma la mafia, que al principio era una expresión de las comunidades locales para defenderse de los conquistadores, y luego devino una estructura criminal de control del territorio.
La cuestión del Sur como colonia no terminó nunca, y aún hoy sigue profundizándose, aunque las ciudades como Palermo o Nápoles, viven una vida extra-italiana, cosmopolita.
Durante la guerra por la independencia, un joven de nombre Goffredo Mameli escribió las palabras de Fratelli d’Italia, que terminó siendo el himno nacional[2]. No es un himno bellísimo, no. Es un amontonamiento de frases retóricas, belicistas y esclavistas. Mameli murió muy joven, y no merecía continuar siendo expuesto al ludibrio de quienes escuchan esta musiquita que intenta ser viril, y en cambio provoca risa.
Las posturas guerreristas terminan en un fracaso estrepitoso porque los habitantes de las ciudades italianas fueron siempre demasiado inteligentes como para dejarse tratar como italianos. Son venecianos, napolitanos, sicilianos, romanos, genoveses, boloñeses. ¿Qué más? Solo la burguesía piamontesa, que si se me permite decirlo, nunca fue demasiado brillante, pudo creer en esta ficción blanca, roja y verde.
Y luego llegaron los grandes desafíos del nuevo siglo, el siglo de la industria y de la guerra. Había que ser competitivos, agresivos, no más maricas.
En 1914, mientras Serbia y Austria entran en guerra, arrecia la polémica entre intervencionistas y no intervencionistas. Los Futuristas, intelectuales de poca monta, se agitan: desprecio por la mujer, la guerra es la única higiene del mundo vocifera el pésimo poeta Marinetti en su Manifiesto de 1909. ¡Abajo la Italieta! Gritan los estudiantes intervencionistas para convencer a los sicilianos y napolitanos de que vayan a hacerse asesinar a la frontera con el Imperio Austro-Húngaro…que para napolitanos y sicilianos no significa nada. La historia de la nación italiana es la historia de una sistemática traición.
Cuando en 1914 estalla la guerra en Europa, Italia es aliada de Austria y Alemania, pero el gobierno italiano decide no entrar en guerra, y queda a la espera de ver cómo evoluciona la situación. En 1915 prevalecen los intervencionistas y ahí Italia entra en guerra del lado de Francia e Inglaterra, contra quienes eran sus aliados. El resultado de la guerra es catastrófico. Quince mil muertos en Caporetto[3].
Los veinteañeros mandados a morir cantan:
“Oh Gorizia, maldita seas
por cada alma que tiene conciencia,
dolorosa nos fue la partida
y para muchos no hubo regreso”[4]
Tras la guerra, las potencias vencedoras, Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos, que por primera vez entraron en los asuntos europeos, convocan al Congreso de Versalles para dar un nuevo orden a Europa, y tal vez al mundo.
Los vencedores franceses e ingleses quieren castigar a Alemania, pero en un libro titulado Las consecuencias económicas de la paz, John Maynard Keynes aconseja no exagerar, porque con los alemanes, incluso derrotados, no se juega.
El presidente norteamericano, un tal Woodrow Wilson, ignorante de Historia y de Antropología, piensa poner prolijidad a la cosa y proclama la Autodeterminación de los Pueblos. Pero Wilson olvida explicar qué quiere decir pueblo, aunque de hecho esta palabra no significa nada. Y la otra, Nación, tampoco. Dos palabras privadas de sentido lógico que transforman la historia del Novecento en un infierno de guerras sin fin.
En el Congreso de Versalles, los italianos desean ser tratados como vencedores, y reivindican para sí Dalmacia, Albania y algo de África. Pero los verdaderos vencedores, las potencias imperialistas consolidadas, tratan a los italianos como lacayos y traidores, y no toman en consideración sus petulantes reclamos. Sidney Sonnino, extravagante ministro del Reino de Italia, se retira con el pañuelo mojado por las lágrimas.
La humillación es arrasadora para quienes habían combatido, los veteranos, que habían creído que estar del lado de los vencedores les iba a traer la gloria, riqueza y colonias.
Un romagnolo llamado Benito, que se había ido del partido Socialista en 1914 para entrar en el bando de los intervencionistas, asume la dirección de los veteranos, que se dan cuenta de que han combatido por nada, y gritan ‘vendetta’ contra la Inglaterra plutocrática. Benito tiene una cultura retórica y de provincia, pero una buena memoria, y encarna la virtud del macho latino, arrogancia, fanfarronería, oportunismo. Su voz suena potente con la amplificación eléctrica, y sus poses son perfectas para el cine, el nuevo medio que acompaña la creación de los regímenes de masas en la primera parte del siglo XX.
En 1919 los obreros del norte industrial ocupan las fábricas y los labriegos de la Emilia-Romagna entran en huelga contra los terratenientes por mejores condiciones de trabajo. Benito Mussolini guía el orgullo de la nación contra los intereses mezquinos de los obreros. Es ‘la patria’ contra las organizaciones de la sociedad real. Y así, en octubre de 1922 tras haber conseguido la mayoría relativa en las elecciones, encabeza la Marcha sobre Roma, y nace el fascismo: un hombre solo al comando, violencia contra los sindicatos, persecución a los intelectuales, asesinato de los dirigentes de izquierda. Antonio Gramsci escribe en la cárcel sus Cuadernos donde explica qué era -y sigue siendo-, el núcleo central del fascismo: la violencia patronal contra la clase trabajadora.
Italia se volvió masculina, y la Italia masculina quiere un imperio, pero esto no le gusta ni a los ingleses ni a los franceses, naciones consolidadas que ya tienen un imperio.
Las naciones jóvenes, Italia, Alemania, Japón, reivindican el derecho de tener su lugar bajo el sol, y sellan la alianza. Nace el eje Roma-Berlín-Tokio (RoBerTo)
Mussolini manda tropas a Libia, Etiopía, Abisinia: hacia allá van los jóvenes italianos mandados a combatir en esas tierras, guiados por criminales de guerra como el general Graziani. Masacran pueblos enteros. Lanzan bombas con gas mostaza contra aldeas del Cuerno de África.
Desde su balcón romano Mussolini proclama a una multitud oceánica que ha renacido el Imperio de Roma. Es 1936, y desde España llega el ruido de una nueva guerra. Hitler manda a la Luftwaffe a bombardear Guernica, Mussolini envía 5000 militares para combatir en el bando del fascista Francisco Franco contra los Republicanos[5].
La potencia germana ha aumentado, como lo había previsto Keynes. La humillación genera monstruos, y los monstruos quieren venganza. Y la venganza de los alemanes humillados se desencadena en 1939 con la invasión de los Sudetes (Checoslovaquia), luego Polonia, y finalmente Francia. Millones de judíos que viven en Alemania, Polonia y otros países europeos son sindicados como los enemigos a exterminar. También en Italia, donde habían vivido pacíficamente en ciudades como Roma, Venecia, Livorno, fueron aislados, despedidos de sus trabajos. Las leyes raciales preparan las deportaciones, la entrega de los judíos italianos a su aliado nazi.
En 1939, por mar, escapan de Alemania ciento veinte mil judíos. Quieren llegar a Inglaterra, pero los ingleses los rechazan, como hoy rechazamos a los africanos que quieren desembarcar en nuestras costas.
Mussolini es aliado de Hitler pero no se fía, e incluso teme que quiera invadir la región noreste de Italia donde se habla alemán. Cuando Hitler lanza la invasión a Polonia el 1 de septiembre de 1939 para ir a conquistar su salida al mar Báltico, la guerra se precipita rápidamente, involucrando una tras otra a las potencias mundiales. Pero Mussolini duda.
Al igual que cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, el gobierno italiano espera un poco para decidirse a entrar en guerra. “No beligerancia” lo llama Mussolini, a quien le gustaban las palabras difíciles.
Sin embargo, en 1941, estaba claro que Hitler estaba ganando la guerra. Alemania había ocupado casi toda Europa, y entonces Mussolini decide intervenir del lado del nazismo vencedor, tras haber pronunciado la frase que, tal vez, mejor define el alma del fascismo: “Sólo necesito unos pocos miles de muertos para poder sentarme en la mesa de negociación”[6].
Los muertos fueron mucho más que unos pocos miles, y la mesa de negociación Mussolini la encontró cuatro años más tarde, en Piazzale Loreto, en Milán, donde fue colgado con la cabeza para abajo.
En junio de 1941 las tropas italianas entraron en Francia, ¡que ya estaba ocupada por los alemanes!, y alguien comentó, repitiendo las palabras de Francesco Ferrucci pronunciadas en 1530 a su verdugo: ”Vil Maramaldo, asesinas a un hombre muerto”
Mussolini pensaba que la victoria de los nazis estaba garantizada y que el fin de la guerra era inminente. Pero el infame se equivocaba: no había considerado el hecho de que el pueblo soviético había resistido, que había pagado el precio de 20.000.000 de muertos –bastante más que los pocos miles de muertos…y que voló por el aire la mesa de negociaciones a la que el infame hubiera querido sentarse. No había considerado que los Estados Unidos iban a entrar en el conflicto con todo el peso de sus armamentos.
La guerra italiana, una vez más, fue un desastre. Mientras los alemanes ocupaban todo el territorio europeo, Mussolini mandó a los desgraciados militares italianos, mal vestidos y peor equipados, a combatir a África, a Rusia y a Grecia. Había amenazado con quebrar la espalda de Grecia, pero las ofensivas italianas fueron reveses.
Hay un bellísimo filme de Gabriele Salvatores, Mediterráneo[7], que cuenta la historia de un grupo de militares italianos enviados a romperle los riñones a Grecia, y que están en una islita del Egeo donde se quedan por años, sin ningún contacto con el resto del mundo.[8]
Los italianos, que en su gran mayoría habían creído en las fanfarronerías del Duce, inclusive cuando parecía no haber peligro de quedar inmersos en una cosa tan horrible como la guerra, ahora comenzaban a darse cuenta de lo que era el fascismo, del abismo de horror que se ocultaba detrás de palabras sin sentido como Nación, Patria, Honor, Bandera, Fratelli d’Italia y muchas más.
El 25 de julio de 1943 el Gran Consejo del Fascismo, esto es, el parlamento de los infames que lo habían respaldado cuando parecía victorioso, lo destituyeron y metieron preso[9]. Los alemanes lo liberaron al poco tiempo, para que constituyera la República Social de Salò, que controló parcialmente el norte de Italia por casi dos años: los grupos residuales de fascistas que formaban parte de ella ayudaron a los nazis a perpetrar masacres que marcaron los últimos años de la guerra, como la matanza de Marzabotto y la de Santa Anna di Stazzena[10].
El 8 de septiembre de ese año el ejército italiano se disolvió, muchos se convirtieron en partisanos y combatieron en el bando de las tropas anglo-norteamericanos que atravesaron la península de Sur a Norte, y en abril de 1945 liberaron las ciudades del norte de la presencia de residuos nazis y fascistas.
Entre esos partisanos estaba mi padre, que me ha contado esta historia desde cuando era niño. Mi padre tuvo la suerte de morir antes de ver lo que está pasando hoy. Creo que le haría mal.
Pero ¿Qué está aconteciendo hoy en Italia? ¿Qué está aconteciendo en Europa?
Veamos.
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Miguel Ferreyra, pro secretario gremial de Aceiteros: “La huelga es nuestra herramienta para conquistar derechos”

En diálogo con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, el dirigente sindical Miguel Ferreyra analizó el reciente encuentro sindical realizado en Córdoba tras la detención de un gremialista. En la entrevista reflexiona sobre la criminalización de la protesta, la importancia del salario mínimo vital y móvil, el rol de la huelga como herramienta central de lucha y los desafíos de un movimiento obrero que debe incluir a trabajadores precarizados y desocupados.
LCV: “Contame cómo transcurrió el encuentro de la semana pasada.”
Miguel Ferreyra: “Lo organizamos rápido. La semana anterior estábamos en la federación charlando con Daniel, nuestro secretario general, y con Ezequiel. Decidimos, dadas las circunstancias de Córdoba, con la detención de Federico Yuliá, secretario general de ATE Córdoba, realizar un encuentro sindical. Siempre venimos haciendo actividades con ellos, capacitaciones y formaciones con abogados que nos representan a ambos gremios. Participaron ATE nacional, ATE Córdoba, la UOM nacional, la UOM Córdoba y el SPR, sindicato de prensa de Buenos Aires. El tema central fue la criminalización del derecho a la protesta. Un compañero había sido detenido por reclamar alimentos para merenderos de la capital cordobesa. Esta avanzada busca restringir el derecho de huelga. El encuentro se organizó de una semana para la otra, los abogados abordaron el tema y luego expusieron Daniel Yofra, Abel Furlán, Rodolfo Aguiar, Perico Julián y el compañero de prensa.”
LCV: “En este tipo de encuentros suele haber riesgo de que se conviertan en debates de consignas que no se concretan. Por el perfil de quienes participaron, da la sensación de que se buscó ir más a fondo. ¿Qué elementos surgieron como necesarios para aplicar en estos días?”
Miguel Ferreyra: “Nos enfocamos en la pelea por un salario mínimo vital y móvil, tal cual lo establece la ley de contrato de trabajo. Entendemos que hoy hay nuevas necesidades que deben cubrirse: alimentación, vivienda, educación, vestimenta, asistencia médica, transporte, vacaciones, previsión. Hace más de diez años sostenemos esta lucha, más allá de los gobiernos de turno. La herramienta fundamental para lograrlo es la huelga. Queríamos aunar criterios con compañeros de otros gremios para exigir un salario mínimo vital y móvil para todos los trabajadores. Y discutir cómo conseguirlo, sabiendo que los gobiernos nacionales y provinciales encarcelan a dirigentes sindicales que luchan. La criminalización de la protesta busca frenar la organización de los trabajadores que pelean por mejorar las condiciones de vida de nuestra clase.”
LCV: “En las últimas elecciones pareciera que el sentido común de la sociedad se desplazó hacia otro lado. Los asalariados en blanco cada vez son menos, crece la precarización y el trabajo en aplicaciones. ¿Cómo impacta esto en la posibilidad de hacer un paro, cuando muchos no tienen esa herramienta?”
Miguel Ferreyra: “Tenemos que entender que estar registrados es una suerte. Pero los compañeros y compañeras que no tienen trabajo también son clase trabajadora. No tienen la posibilidad de vender su fuerza de trabajo con un buen salario registrado. Debemos lograr, desde las centrales obreras, sindicatos y federaciones, que esa otra mitad de la población económicamente activa se organice con nosotros. Si peleamos separados no conseguimos nada. Se trata de ponernos en lugar del otro y tener empatía con quienes no tienen la posibilidad de un trabajo digno ni herramientas para defenderse.”
LCV: “Muchas veces un trabajador registrado habla de vacaciones o aguinaldo, y un repartidor de aplicaciones responde que nunca vio esos derechos. Hay dos mundos laborales muy distintos. ¿Se puede lograr que el trabajador precarizado comprenda que la lucha es por incluirlos y no por formalizar la precarización?”
Miguel Ferreyra: “Es interesante lo que planteás. Debemos expresarnos de modo que el compañero precarizado comprenda que la lucha es juntos, codo a codo en la calle. Nosotros podemos ejercer el derecho a huelga porque estamos dentro del sistema y organizados, pero ¿qué huelga pueden hacer quienes no tienen empleo? Hay que encontrar la manera de organizar también a esos compañeros y compañeras sin trabajo estable. Esa es tarea de los dirigentes sindicales, una tarea militante enorme.”
LCV: “Recuperar derechos perdidos en lugar de darlos por perdidos es un desafío enorme. Los sindicatos también deben hacerse cargo de lo que no se pudo conseguir en más de 40 años de democracia. Con gobiernos liberales y antiobreros se perdieron conquistas, y muchos trabajadores precarizados creyeron que votando a Milei mejorarían sus condiciones. ¿Cómo se enfrenta esto?”
Miguel Ferreyra: “Debemos tener conciencia de clase. A veces es un diálogo de sordos. Un amigo me decía: los próximos jubilados pueden ser las últimas generaciones en cobrar una jubilación. Si no se hace algo, la jubilación desaparecerá. ¿De qué te vas a jubilar si no tenés empleo registrado? ¿Del Uber? ¿Del delivery? Todo esto está ligado al desfinanciamiento de universidades públicas y a los bajos salarios docentes. Es parte de un plan económico que busca poblaciones no educadas. En la secundaria no se habla de derechos laborales, y quienes no acceden a la universidad no llegan a comprenderlos. Por eso es clave recuperar conciencia y organización.”
LCV: “Hoy en mi editorial mencioné que soy autora, junto con Mónica Costa y otras personas, del documental Regístrese, comuníquese y archívese, sobre la historia del ministro de Educación de la dictadura, Catalán, padre del actual ministro, quien implementó una reforma que limitaba la lectoescritura a 12 letras para retrasar el desarrollo. Ese plan educativo se aplicó junto con el plan económico desde marzo de 1976.”
Miguel Ferreyra: “Terrible. No lo sabía. Cuando quieras vamos a Córdoba a presentar el documental.”
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Mujeres protagonistas: Norma Ríos y el noveno encuentro de empresarias en Formosa

En el marco del noveno Encuentro Internacional de Mujeres Empresarias, que se realizará en Formosa bajo el lema Mujeres protagonistas, conversamos con Norma Ríos, presidenta de la Cámara de Mujeres Empresarias de Formosa (CAMEF). La dirigente explicó los objetivos del evento, destacó la importancia de la cooperación en red entre empresarias de distintas regiones y compartió su visión sobre la coyuntura económica nacional y provincial.
LCV: “Decinos de qué se trata este noveno encuentro de mujeres empresarias.”
Norma Ríos: “Nosotros estamos organizando el noveno encuentro internacional de mujeres empresarias en Formosa. Es un congreso que todos los años realizamos. Este año se va a llamar Mujeres protagonistas y vamos a estar hablando en paneles de innovación, de liderazgo inclusivo, de territorio, de cómo desarrollarte en tu lugar, además de ofrecer talleres prácticos para aplicar directamente en los emprendimientos.”
LCV: “Yo tuve oportunidad de conocerte en un encuentro en Buenos Aires, en la Facultad de Ciencias Económicas. ¿Qué frutos dejó ese encuentro y cuántas de las personas que participaron estarán ahora en Formosa?”
Norma Ríos: “Ese encuentro y tantos otros en los que participamos nos permitieron conocernos entre mujeres que trabajamos por el liderazgo y el empoderamiento económico. Hemos hecho alianzas, firmado acuerdos y potenciado proyectos. A este encuentro vendrán participantes de la Patagonia, Buenos Aires, Paraguay, Uruguay y de la Red Internacional de Líderes Empresariales de Rimel, que nació en Formosa. Para nosotras es fundamental trabajar en conjunto, en red, porque nos permite visibilizarnos, empoderarnos y acompañar a las empresarias y emprendedoras. En esta oportunidad, además, tendremos un panel y una charla sobre cómo desarrollarse en el territorio donde se vive.”
LCV: “Este encuentro de mujeres emprendedoras y empresarias seguramente no estará exento del análisis político de la situación económica. ¿Cuál es el mensaje que ustedes llevan respecto de la política económica implementada por el presidente Milei?”
Norma Ríos: “En Formosa gobierna el Dr. Gildo Insfrán, cuya política económica es un modelo a seguir. Es un gobierno presente que acompaña a las empresas a través de bancos, fondos fiduciarios y programas de apoyo a productores agrícolas y ganaderos. Es un modelo provincial único, que nos permite sentirnos respaldados. Nuestro gobernador también acompaña el empleo y ajusta salarios según la inflación; ahora está por anunciar un aumento del 45%. Como formoseños nos sentimos acompañados por la política pública provincial.”
LCV: “¿Este encuentro ofrecerá alguna mirada o propuesta frente a la situación nacional, marcada por la falta de recursos en las provincias y el ajuste presupuestario?”
Norma Ríos: “Desde que Javier Milei llegó al gobierno nacional, respetando la elección de la mayoría, está haciendo un mal gobierno donde no le importa el ciudadano ni tiene perspectiva de género. Eliminó el Ministerio de la Mujer y desmontó derechos que conquistamos. Rechazamos también el ataque a jubilados, a niños con discapacidad, a hospitales y a la investigación científica. Es una política equivocada que rechazamos.”
LCV: “En términos de endeudamiento externo y de manejo de fondos para las provincias, ¿qué visión tienen?”
Norma Ríos: “Rechazamos el manejo extorsivo de los fondos. Milei habla de consenso pero no escucha a los gobernadores. Somos un país federal y cada provincia tiene una realidad distinta. No puede gobernar por decreto ni ignorar a los representantes provinciales.”
LCV: “Podría decirse que el presidente no recorre ni conoce el territorio.”
Norma Ríos: “No conoce mi provincia ni casi ninguna. Lo que no conoce lo critica, y subestima a los habitantes.”
LCV: “Si hay emprendedoras que nos escuchan, ¿todavía están a tiempo de inscribirse y cómo hacerlo?”
Norma Ríos: “Claro que sí. Pueden inscribirse a través del Instagram de la CAMEF o en la página web www.camefor.org. El evento será el 26 de septiembre a partir de las 14 horas en el predio de la Costanera, en Formosa, frente a la ciudad de Alberdi, Paraguay. Habrá seis talleres simultáneos, patio de comidas, patio cervecero y una ronda de negocios con empresarios de Paraguay, Chaco, Corrientes, Misiones y emprendedores locales.”
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“El agua y la vida social de un pueblo: la experiencia cooperativa en Saavedra”

En el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, a 120 km de Bahía Blanca, funciona desde 1974 la Cooperativa de Provisión de Agua Potable y Otros Servicios de Saavedra. Con una comunidad de poco más de 3.000 habitantes, la institución no solo garantiza agua de calidad, sino que también brinda servicios sociales, traslados en ambulancia y hasta un vehículo oncológico. Gabriel Reser, con casi tres décadas en la cooperativa, relata cómo esta iniciativa comunitaria sostiene al pueblo, su relación con el movimiento cooperativo provincial y los nuevos proyectos que buscan mejorar la salud y la vida social de la localidad.
LCV: Contanos a qué se dedica la cooperativa de provisión de agua potable y otros servicios de Saavedra.
Gabriel Reser: Saavedra está en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, a 120 km de Bahía Blanca por la ruta 33, km 110. Es una localidad de 3.000 habitantes. La cooperativa brinda servicio de agua potable y servicios sociales: traslado en ambulancia y un auto oncológico para quien lo necesite.
LCV: ¿Cómo es Saavedra?
Gabriel Reser: Está situada a 10 km del cordón serrano y a 5 km de la ruta 33. Es un lugar espectacular, a 50 km de Sierra de la Ventana. Es una localidad agrícola-ganadera. Hace más de 20 años se creó la Unidad 19, una cárcel, que le dio mucho movimiento al pueblo.
LCV: ¿Qué impacto tuvo la Unidad 19 en la comunidad?
Gabriel Reser: Como en toda localidad chica, es difícil que los jóvenes tengan trabajo. La penitenciaría emplea a unas 400 personas, lo que genera movimiento económico y social.
LCV: Además de la cárcel, ¿qué actividades económicas hay?
Gabriel Reser: La producción es agroganadera, con cereal y hacienda. Pigüé es la cabecera del partido y Villa Blanca es la ciudad más grande de la zona, de la cual dependemos para hospitales y servicios.
LCV: En tu distrito ganó Milei, ¿verdad?
Gabriel Reser: Sí, acá ganó. En el partido de Saavedra también, con una diferencia que rondó los 800 votos.
LCV: ¿Cómo es la convivencia política en una localidad tan chica?
Gabriel Reser: Tenemos la ventaja de conocernos y la desventaja también. Políticamente, lo que se hace es para sumar al pueblo. Saavedra fue ferroviaria, llegó a tener 5.000 habitantes. Con el ferrocarril apagado, la unidad penitenciaria y el campo reactivaron la economía local.
LCV: ¿Cómo es la vida social en Saavedra?
Gabriel Reser: Somos unos 3.000 habitantes, un pueblo de “puerta abierta y llave puesta”. Tenemos dos escuelas primarias, un jardín de infantes, un secundario, dos clubes, biblioteca popular, Banco Provincia. Cultural y deportivamente estamos bien cubiertos.
LCV: ¿Cuándo se creó la cooperativa?
Gabriel Reser: En 1974. En 1979 empezó a proveer agua. Se arrancó con 450 medidores y hoy tenemos 1.050.
LCV: ¿Cuántas personas trabajan en ella?
Gabriel Reser: Siete empleados. Hay área administrativa, servicios sociales y sepelio, traslado en ambulancia y mantenimiento de la red de agua.
LCV: ¿Qué relación tienen con el sistema cooperativo provincial?
Gabriel Reser: Muy buena. El SPAR apoyó con créditos y obras. Se hicieron tres pozos de explotación. El agua es de muy buena calidad por estar cerca de la sierra. Los servicios sociales también acompañan mucho.
LCV: ¿Participan de capacitaciones del IPAC?
Gabriel Reser: Sí. Fue muy positivo que pusieran subdelegados en distintos lugares de la provincia. Estamos a 600 km de La Plata, y las capacitaciones, como la última en Pigüé, son fundamentales para nosotros.
LCV: ¿Qué edad tenés y cuánto llevás en la cooperativa?
Gabriel Reser: Tengo 56 años. El año que viene cumplo 30 en la cooperativa.
LCV: ¿Cómo ha sido la participación de la comunidad en estos años?
Gabriel Reser: Pasó mucha gente por los consejos de administración. No siempre es fácil conformarlos, pero la cooperativa siempre se destacó por el compromiso con el pueblo.
LCV: ¿Tu familia también participa?
Gabriel Reser: No. Mi señora es peluquera y tengo una hija de 15 años que cursa la secundaria en Saavedra.
LCV: ¿Hay algún proyecto nuevo?
Gabriel Reser: Sí. Queremos sumar consultorios médicos, porque el hospital local es chico y faltan especialidades. Ya está en marcha un consultorio odontológico, y la idea es sumar cardiólogo, traumatólogo u otros profesionales que puedan venir periódicamente. Lo hacemos sin rédito económico, solo para cubrir una necesidad de la comunidad.
LCV: Es muy importante lo que cuentan, porque muchas veces las localidades pequeñas no tienen voz.
Gabriel Reser: Nosotros decimos que “Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires”. Y sí, estamos alejados: nos tenemos que conformar con un cardiólogo cada 15 días.


Miguel Ferreyra, pro secretario gremial de Aceiteros: “La huelga es nuestra herramienta para conquistar derechos”

Mujeres protagonistas: Norma Ríos y el noveno encuentro de empresarias en Formosa
