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Otto René Castillo, poesía y revolución – Parte I / por Pablo Solana*

“Sea cual sea su calidad, su nivel,
su finura, su capacidad creadora,
el poeta para la burguesía solo puede ser:
SIRVIENTE,
PAYASO
o ENEMIGO”
R. D.
Parte I: El poeta que convocó a su patria a andar y dio la vida para que suceda
Pasó más de un cuarto de siglo desde que las guerrillas guatemaltecas se reconvirtieron a la política legal por medio de la firma de los acuerdos de paz de 1996. Sin embargo, el bagaje histórico y cultural que acompañó a la insurgencia armada sigue en gran medida oculto. La obra poética de Otto René Castillo es víctima de ese reparo residual ante todo lo que huela a compromiso militante y revolución. Si en su país los intentos por rescatar su obra fueron tímidos, en el resto de América Latina fueron prácticamente nulos.
En esta serie de tres notas nos proponemos aportar a revertir esa injusticia. Esta primera entrega recoge los aspectos centrales de su biografía personal, política y poética. En una segunda parte abordaremos la relación íntima, fundamental, que Otto mantuvo con su amigo, colega y camarada Roque Dalton. En la tercera, reconstruiremos su paso por la guerrilla de la mano del testimonio del comandante Pablo Monsanto, el único sobreviviente del grupo de las Fuerzas Armadas Rebeldes que fue emboscado cuando detuvieron a Otto René y después le dieron muerte de manera brutal. Con él dialogamos en ciudad de Guatemala una tarde de 2018 y mantuvimos una entrevista inédita hasta hoy.
Un día,
los intelectuales
apolíticos
de mi país
serán interrogados
por el hombre
sencillo
de nuestro pueblo.
Se les preguntará,
sobre lo que hicieron
cuando
la patria se apagaba
lentamente,
como una hoguera dulce,
pequeña y sola.
O. R. C.
De historia y pueblo
Otto Castillo nació el 25 de abril de 1934 en Quetzaltenango, una de las ciudades más importantes de Guatemala, a unos 200 km. al noreste de la capital del país (aunque en la mayoría de las reseñas biográficas se señala como año de nacimiento 1936, su familia confirma que ésta es la fecha correcta). Así fue bautizado y así se lo conoció hasta su juventud: Otto Castillo, sin segundo nombre; solo con los años él elegirá adosarse el René. Lo parió Juana de Dios Castillo Mérida. Su padre, Reginaldo Cabrera Ordoñez, no se hizo cargo de su crianza. Otto fue el más chico de cinco hijos: compartió hogar con sus hermanas Zoila y Haydée y sus hermanos Jorge y José.
El abuelo de la familia, padre de su madre, fue Juan de Dios Castillo y Castillo, miembro de la Corte Suprema de Justicia, congresista y profesor universitario. El hombre garantizó un buen pasar económico al grupo familiar hasta 1935, cuando murió. Sin el sustento del patriarca, el nivel de vida de la familia desmejoró. “Nos acomodamos mi madre y los cinco hermanos en una sola habitación. Mi madre y Zoila trabajaron bordando sombreros de palma. Jorge y yo empezamos a trabajar para llevar dinero a la casa. Fuimos vendedores de golosinas en el cine Roma de Quetzaltenango”, cuenta José. En 1941 se mudaron a la capital. Zoila recuerda que Otto era “disciplinado y responsable; desde niño se caracterizó como un excelente estudiante”.
Primavera en el país de la eterna tiranía
“Nuestra familia tuvo siempre militancia política antidictatorial”, cuenta Zoila. Otto tenía 10 años cuando las protestas populares derivaron en una rebelión contra la dictadura del general Jorge Ubico que llevaba 14 años en el poder. De las movilizaciones “participaron hermanos de nuestra madre y dos de nuestros hermanos, que para ese entonces eran menores de edad”, agrega. Durante la década democrática que siguió a aquella revuelta sus dos hermanos y sus dos hermanas mayores trabajaron para el nuevo gobierno en “puestos de regular importancia, en la ampliación de reformas sociales”. Un año después asumió la presidencia el profesor Juan José Arévalo. Era la primera vez en la historia de Guatemala que había algo parecido a un gobierno popular. Después de Arévalo, en 1951 fue electo Jacobo Árbenz, otro nacionalista que siguió los pasos de su antecesor y se animó a un poco más.
Durante casi una década el pueblo vivió una inédita “primavera en el país de la eterna tiranía”, como definió el escritor guatemalteco Luis Cardoza y Aragón (parafraseando a Alexander Von Humboldt, quien había dicho de Cuernavaca, México, que era la “ciudad de la eterna primavera”). Pero el 27 de junio de 1954 se acabó el buen tiempo. Árbenz fue forzado a renunciar en nombre del anticomunismo agitado por los EEUU y de los intereses de la United Fruit Company, la bananera que la CIA usaba como cobertura en la región.

América Latina volvía a agitarse. Los movimientos campesinos, obreros y populares pujaban por sacarse de encima a las clases oligárquicas en el poder. El fin de la Segunda Guerra Mundial y la crisis de las potencias hegemónicas habían alentado la rebeldía de los países oprimidos. La figura de Jacobo Árbenz se emparenta con las de otros líderes que buscaron dar cuenta de esos procesos sociales, como Juan Domingo Perón en Argentina (apresado en 1945, lo que originó la rebelión popular del 17 de octubre); Jorge Eliécer Gaitán en Colombia (asesinado en 1948, tras lo que se desencadenó el Bogotazo), Getulio Vargas en Brasil (electo por segunda vez presidente en 1950); Víctor Paz Estenssoro en Bolivia (iniciaría en 1952 su Revolución Nacional).
Pero las limitaciones de esos procesos nacionalistas llevarán a la juventud a orientar la lucha de manera más radical. Por esos días andaba por la capital guatemalteca un joven argentino algunos años mayor que Otto, a quien todavía llamaban Ernesto. En su recorrida por América Latina se había interesado cada vez más por la política. En Guatemala lo desilusionó la falta de resistencia al golpe. “Árbenz no supo estar a la altura de las circunstancias, los militares [que lo apoyan] se cagaron en las patas”, escribió en una carta a su familia.
Las vías alternativas de lucha ante esa desilusión generacional se catalizarán años después, en 1959 en Cuba, con el triunfo de la Revolución.
¿Has oído que estúpidamente te digan: / ¡comunista!, porque eres diferente / al rebaño que deifica al déspota?
Ser de izquierda en aquellos tiempos en Centroamérica era, básicamente, apoyar al Partido Comunista o directamente militar en él. En Guatemala, tras años de persecución, el PC había pasado a llamarse Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT.
Al momento del golpe contra Árbenz, Otto era uno de los activistas juveniles más destacados de su generación. En 1953 había sido electo presidente de la Asociación de Estudiantes de Post-primaria y con 18 años había publicado su primer poema, “Canción de amor para tu flor de sueños”, en la revista guatemalteca La Hora Dominical. En ese tiempo compone una serie de poemas que giran en torno a una concepción romántica del amor. Basta mencionar algunos títulos que después fueron reunidos en el volumen El sabor de la sal: “Acontece así, enamorados”, “Amemos este invierno”, “Cuando te alejas”, “Por ti”, “Tienes miedo al amor”, “Todo ternura”, “Comienzas a ser mi lejanía”.
En ese mismo año se graduó de bachiller y se unió a la agrupación Alianza de la Juventud Democrática, orientada por el PGT. Desde allí impulsó el autogobierno estudiantil que logró cierto reconocimiento durante la presidencia de Árbenz. Su encuadramiento militante se dio en la Juventud Patriótica del Trabajo (JPT), el brazo juvenil del PGT. Tras el derrocamiento del gobierno nacionalista volvieron los tiempos de confrontación y persecución. Otto creía que para ser un verdadero revolucionario no alcanzaba con su compromiso individual, que debía militar en un proyecto colectivo, de manera organizada. Pero el PGT, tras haber tenido unos pocos cuadros en el gobierno de Árbenz y como resultado del anticomunismo exacerbado de los golpistas, debió reorganizarse en la clandestinidad.
Exilio
Muchos dirigentes e intelectuales se vieron forzados al exilio. Otto decidió irse a El Salvador. Transitó el cambio de país con un cambio sutil de identidad: cuenta su hermana Haydée que fue a partir de ese año que comenzó a agregar a su firma René, en busca de un nombre “artístico” a la hora de firmar sus poemas.

En 1954 otro joven poeta, el salvadoreño Roque Dalton, se encontraba de regreso en San Salvador tras un año de estudios en Chile. Se conocieron en la Universidad. Roque contará que Otto era “extrovertido, vital, de personalidad fuerte y simpática. Su afán de vivir intensa y apasionadamente la vida le cobró su precio. Sus camaradas jóvenes le aceptaron siempre, en su rica totalidad humana, necesariamente contradictoria con el medio”. Dalton escribió sobre él después de enterarse de su asesinato, por eso la intención de “salvarlo del riesgo, que puede propiciarle su muerte admirable, de pasar a la historia como un santón, como uno de esos personajes planos a que nos tiene acostumbrados el apologismo póstumo”.
El vínculo entre ambos poetas fue tan intenso, fructífero y determinante que dedicaremos una próxima entrega a abordar de manera plena esa relación.
Durante esos años en El Salvador, Castillo desarrolló su militancia en los medios intelectuales y los grupos de la resistencia que el PGT mantenía en ese país. Algunos militares nacionalistas guatemaltecos exiliados se sumaron a los jóvenes universitarios y crearon un programa radial llamado Radioprensa, que llegó a ser muy escuchado. “Fundaron una tradición de prensa hablada que no existía hasta entonces en El Salvador”, cuenta el escritor Manlio Argueta, quien compartió aquellos tiempos de militancia y juventud. En ese programa de radio trabajaron Dalton y Castillo. Después Otto René fue redactor en La Prensa Gráfica, en donde publicó artículos críticos que le dieron notoriedad y provocaron su despido al poco tiempo. “Nos pusimos de moda, como quien dice, porque estábamos planteando un problema social y político por primera vez en El Salvador. Sólo Otto militaba en el PC. Él fue el que sacó a Roque de su educación jesuita”, completa Manlio. Además de los trabajos periodísticos, Otto trabajó en obras de construcción como pintor, fue cuidador de automóviles y vendedor de libros.
Cuenta el coronel Carlos Paz Tejada, un militar alineado con el gobierno nacionalista de Árbenz que se encontraba en el exilio al igual que Otto, que fue el joven poeta quien primero lo buscó para planificar el regreso: “Me fue a decir que yo tenía que encabezar la lucha (…) entramos clandestinamente a Guatemala Otto René Castillo y yo. Veníamos de tener reuniones conspirativas contra el gobierno dictatorial”. Hasta que la resistencia logró imponerse, Otto cruzó la frontera entre Guatemala y El Salvador de manera clandestina en más de una oportunidad.
A la vez, durante ese tiempo Castillo siguió profundizando su vocación poética. Fue una figura destacada del Círculo Literario Universitario que ayudó a fundar. En ese período leyó y difundió a Miguel Hernández, César Vallejo y el turco Nazim Hikmet. Su propia poesía comenzó a tener otra densidad. Aún influenciado por el estilo lírico nerudiano, comienza a madurar su propia identidad poética, como puede verse en estos versos del poema “Exilio”:
Tú, mercader de mi país,
escucha:
¿Has oído caminar a la patria
más allá de tu sangre?
¿Te has despertado alguna vez
llorando por su pulso sonoro?
¿Has oído, algún día de invierno,
sentado en un café de país lejano,
que platiquen los hombres de su lucha?
¿Has visto el exiliado moribundo,
tirado en un cuartucho sucio, acostado
sobre una cama construida de cajones,
preguntar por la vaga estatura
de sus hijos ausentes de su amor?
¿Has oído penar a la risa? ¿Has
llorado alguna vez sobre el vientre
altísimo de nuestra patria? ¿Has
oído que estúpidamente te digan:
¡comunista!, porque eres diferente
al rebaño que deifica al déspota?
Su consolidación poética tiene otro punto de referencia: el poemario escrito a cuatro manos con su amigo Roque Dalton titulado Dos puños por la tierra. Abordaremos la importancia que tuvo ese trabajo en el ambiente literario de la época en la próxima nota de esta serie.
Por aquellos años Otto y sus camaradas solían frecuentar las tertulias celebradas en El Rancho del Artista, ubicado en las afueras de San Salvador. El lugar, una construcción rústica con espacio para diversas actividades, se había convertido en uno de los centros más importantes para las vanguardias artísticas y la bohemia. Estaba a cargo de la poetisa hondureña Clementina Suárez, quien daba lugar a exposiciones, lecturas de versos, conferencias y conciertos. Por entonces “surgieron los grandes amores efímeros y las trágicas pasiones que repetirían hasta el cansancio ´Los versos del Capitán´”, contará Dalton años después. Sin embargo, una visión menos romántica transmitirá Otto René a sus compañeros guatemaltecos: “[las jornadas literarias] terminaban cuando la anfitriona (…) los echaba ‘barranca abajo’ de la casa”, les dirá.
Roberto Cruz conoció a Otto por aquellos años; luego estuvieron juntos en Guatemala, en la Facultad de Derecho, donde fueron compañeros, y posteriormente en Alemania. “Cuando lo conocí trabajaba en un radioperiódico y ya había ganado el Premio Centroamericano de Poesía de la Universidad de El Salvador. Otto era entonces un joven delgado, moreno, de mirada profunda, lleno de dinamismo y entusiasmo. La nostalgia por la patria no le había hecho perder la alegría. Más que su éxito como poeta me impresionó su decisión de impulsar con toda su pasión el proceso revolucionario del pueblo de Guatemala”.
La poesía en Centroamérica, un arma de liberación
Durante la segunda mitad del siglo XX, en Centroamérica, la lucha revolucionaria y la poesía fueron de la mano. Persecuciones y matanzas cometidas contra comunidades enteras impiden abordar ese momento histórico de forma liviana; sin embargo, aquellas apuestas por revolucionarlo todo —el poder, las relaciones de propiedad, el arte, la cultura—merecen ser reivindicadas, también, desde la dimensión poética que acompañó cada intento insurgente. Aportaron a ello, en El Salvador, Roque Dalton, pero también Roberto Armijo, Manlio Argueta o Claribel Alegría, por mencionar algunas de las figuras destacadas de la Generación Comprometida. En Nicaragua, Ernesto Cardenal, Leonel Rugama o Gioconda Belli; En Guatemala, los ya por entonces famosos Miguel Ángel Asturias y Luis Cardoza y Aragón, además, por supuesto, de Otto René Castillo.

En aquel contexto los poetas eran figuras socialmente reconocidas. “No existían partidos políticos: el partido único era el de los militares. Por lo tanto, los poetas desempeñaron una labor de crítica social. En un país donde no había espacio para la divergencia política, esto ocupaba la atención de los diarios, pero también de la policía”, explica el escritor salvadoreño Luis Alvarenga. Se refiere a la década de 1950 en su país, pero refleja la situación de toda la región.
Alvarenga dice además que las vidas de Roque Dalton u Otto René Castillo dan cuenta de otra función del poeta en América Latina: “Se ha dicho que los pueblos de lengua española tienen, a falta de una filosofía —según los cánones occidentales—, a la literatura como un modo de llegar a dar esa vista filosófica de la realidad”. La integración de poesía, historia, identidad nacional y sentido universal que expresan las obras de estas generaciones da cuenta de ese fenómeno que excede lo meramente artístico o literario. Lo que en otras sociedades podría haber sido motivo de prestigio, en la Centroamérica surcada por tamañas injusticias fue motivo de persecución.
En aquellos años de Guerra Fría había un ensañamiento especial con quienes se convertían en voceros de las ideas críticas. Relata el poeta rumano-francés Tristán Tzara en la presentación de un libro del turco Nazim Hikmet, quien había pasado 12 años preso: “Está de más preguntarse de dónde proviene este encarnizamiento de los reaccionarios por querer suprimir a los poetas: ¿no es esta la mejor prueba de la eficacia de sus escritos, cuando, bajo la presión de los acontecimientos, la poesía se vuelve un arma de liberación?”.
Ahora quiero caminar contigo
Casi cuatro años después de haber iniciado su primer exilio, en diciembre de 1957, Otto René regresa a Guatemala. Se habían relajado las condiciones represivas, el nuevo gobierno había permitido que los exiliados volvieran al país. Con 23 años, un pasado de activista y poemas publicados, ya era reconocido entre los círculos políticos y literarios. En 1956 había ganado el Premio Autonomía patrocinado por la Asociación de Estudiantes Universitarios por su poema “Pequeño canto a la patria” (recuperado en su versión original en la edición de Vamos patria a caminar del año 2015, F&G Editores, Guatemala). En Budapest, Hungría, donde había enviado algunos de sus trabajos por intermedio de los contactos del PGT, también ganó en 1957 el Premio Internacional de Poesía.
Pequeña patria mía, dulce tormenta,
un litoral de amor eleva mis pupilas
y la garganta se me llena de silvestre alegría
cuando digo patria, obrero y golondrina;
es que tengo dos años de amanecer agonizando
v acostarme cadáver sobre tu nombre inmenso,
flotante sobre todos los alientos libertarios,
Guatemala, diciendo patria mía, pequeña campesina.

Durante 1958 y 1959 estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala, uno de los pocos ámbitos donde la dictadura no había podido aniquilar la resistencia. Se sumó a la revista Lanzas y Letras, un proyecto nacido en mayo de 1958 que contó con el aval de la Asociación Estudiantil universitaria. La revista “muy pronto sobrepasó los límites que sus fundadores se habían planteado. Concebida originalmente como órgano cultural estudiantil, sus páginas fueron de inmediato invadidas por todas las voces del presente nacional y mundial. La labor de esta publicación fue importantísima en esa etapa y trascendió hasta los países vecinos de América Central”, según rememoró Roque Dalton años después. Otto tomó esa tarea como parte de su compromiso militante. El Partido estaba en un proceso de reorganización y tejer relaciones en distintos ámbitos resultaba fundamental.
Pero la militancia no le daba de comer. Comenzó a trabajar en una empresa de aparatos eléctricos, al tiempo que terminaba su tesis de grado titulada “El poeta ante los problemas de la humanidad. Responsabilidad de los poetas guatemaltecos”.
El documento incluye los capítulos “La historia humana y la función de la poesía”, “El poeta como conducta moral”, “El poeta y su pueblo: un mismo corazón”, “Regionalismo o universalidad: dos caminos frente al poeta” y, por último, “Responsabilidad de los poetas guatemaltecos”. La presentación de la tesis demarca el objetivo del trabajo: indagar sobre “la enorme importancia que tienen para todo poeta viviente los problemas que aquejan a la humanidad, es decir, al hombre de nuestro tiempo, quien, dicho sea de paso, se encuentra situado en uno de los momentos más dramáticos de su existencia”. En esas páginas se condensa la concepción del mundo, del arte y de la militancia, que sostuvo con coherencia hasta el momento de su muerte.
El trabajo no se publicó como libro, pero le sirvió para ganar en 1958 otro premio, esta vez al mejor estudiante. Con ello tramitó, por medio del Partido, una beca para continuar sus estudios de Letras en la Universidad Karl Marx de Leipzig, en la República Democrática Alemana.
Todo se orienta a la canción / en esta parte de Alemania

En 1959 llegó a Leipzig, donde destinó los primeros meses a estudiar alemán. Apenas logró manejarse con el idioma inició sus estudios de literatura alemana (germanística) en la Universidad Karl Marx. Conoció a Bárbara Wenzig, con quien se casó y tuvo dos hijos: Tecún y Patrice Sandino. Su amigo Roberto Cruz, que compartió algún tiempo con él allá, recuerda que “vivían con los padres de ella, gente muy trabajadora, culta y cariñosa, que acogió con gran hospitalidad a la media docena de guatemaltecos que estudiábamos en Alemania. La familia entera quería y admiraba a Otto fuera de todo límite”.
Mientras tanto, en Guatemala, el PGT seguía siendo perseguido. En mayo de 1960 debió realizar su III Congreso de manera clandestina. El evento graficó la realidad del partido en el que militaba Otto René: el 53% de los asistentes fueron obreros y campesinos; el 47% había pasado por la cárcel por motivos políticos y el 6% había sido torturado por comunista. El relevamiento, realizado por el dirigente sindical Víctor Manuel, mostraba una representación obrera loable para un partido de izquierda clandestino. Además de la Federación Sindical Fasgua, el PGT incidía en diversas ligas campesinas, el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco (Fuego) y la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU). En ese congreso el partido definió la validez de “todas las formas de lucha”, resolución que comenzó a hacerse práctica en 1962.
Otto René seguía los acontecimientos desde la lejana Alemania comunista. La distancia, sin embargo, no le impedía explorar vías de aproximación a la realidad y la lucha de su país. En enero de 1962 decidió dejar los estudios e integrarse a la brigada de cineastas que dirigía el director holandés Joris Ivens, quien se proponía documentar las insurgencias latinoamericanas desde adentro. Para ello, el entrenamiento del grupo constaba de formación cinematográfica pero también militar. De hecho, cuando es detenido tres años después, se aprestaba a subir a la montaña para hacer un reportaje cinematográfico sobre sus camaradas en armas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, FAR.
Pequeña Patria, dulce tormenta mía

Ya de regreso en su país, durante un breve período del año 1964 dirigió el Teatro de la Municipalidad de Guatemala. Dio clases de alemán, fue editor de un periódico universitario, tradujo al español la obra de Bertolt Brecht Los Fusiles de la Señora Carrar y escribió apuntes sobre el teatro épico del dramaturgo alemán, que se convirtió en una nueva influencia en su poesía.
El 2 de marzo de 1965, fue detenido cuando estaba preparando la incursión a la guerrilla para filmar un documental sobre las FAR. El tiempo que pasó preso lo dedicó a corregir varios originales de sus poesías, que serían recogidas en el poemario Vámonos patria a caminar, reeditado póstumamente en México, en 1968, un año después de su muerte, con un prólogo del líder guerrillero guatemalteco César Montes.
Sobre esa detención, cuenta su hermana Zoila: “La policía judicial allanó nuestra casa una noche como a las nueve o nueve y media para hacer un cateo. En ese preciso momento llegó Otto. En el dormitorio de Otto René encontraron unas botas de Cobán y una caja de papeles sin importancia, pero se lo llevaron detenido a la cárcel. Otto René estuvo preso 30 días. La ley establecía que a los 30 días el detenido debe ser consignado a los Tribunales. A Otto no pudieron levantarle cargos por lo que fue dejado en libertad. Sin embargo, la Judicial dispuso deportarlo a México cubriendo nosotros sus familiares los gastos del viaje. Otto René salió de la cárcel al avión que lo condujo a México.”
Una vez en México logró ser designado representante de la izquierda guatemalteca en el Comité Organizador del Festival Mundial de la Juventud que estaba previsto se realizaría en Argelia. Aunque el festival no se concretó por el golpe de Estado que derrocó al líder independentista Ahmed Ben Bella en junio de 1965, la responsabilidad que tenía Otto le permitió viajar. Estuvo en Argelia cuando fue el golpe y pasó por Austria, Hungría y Chipre. Finalmente viajó a Cuba, donde permaneció algún tiempo.
Su paso por La Habana fue fundamental. Allí Otto se vio con Luis Turcios Lima, el experimentado militar rebelde guatemalteco con quien cuadró su participación en la lucha armada de su país. También allí se encontró con Nora Paiz, con quien regresaría a Guatemala y sería su compañera en la guerrilla.
A ese último tramo de su vida dedicaremos la tercera parte de esta serie. “Vamos patria a caminar”, el poema por el que más se lo conoció, fue el que sus verdugos le enrostraron a la hora torturarlo y asesinarlo:
Vamos patria a caminar, yo te acompaño,
yo bajaré los abismos que me digas,
yo beberé tus cálices amargos,
yo me quedaré ciego para que tengas ojos,
yo me quedaré sin voz para que tú cantes,
yo he de morir para que tu no mueras,
para que emerja un rostro flameando al horizonte
de cada flor que nazca de mis huesos.
Tiene que ser así, indiscutiblemente.
Ya me cansé de llevar tus lágrimas conmigo
y ahora quiero caminar contigo, relampagueante,
acompañarte en tu jornada, porque soy un hombre
del pueblo, nacido en octubre para la faz del mundo.
Patria,
los generales acostumbran orinar tus muros
pero nosotros vamos a lavarte con rocío,
por ello pido que caminemos juntos, siempre
con los campesinos agrarios
con los obreros sindicales;
¡con el que tenga un corazón para quererte!
Vamos patria a caminar, yo te acompaño,
naveguemos el siglo veinte sin negarlo,
yo te doy mi brazo impersonal, mi corazón manzana,
mi frente que crece sobre la faz del trigo.
Alguien dará la mano abismo del albañil aéreo
y el pie cuadrado del arcilloso peón,
el pecho mineral del hombre de las minas
y el grito final del ferroviario muerto,
alguien será la cordillera popular que se levante
para revisar la historia del hombre sin dolor
que llena de dolor la vida de los hombres.
Vamos patria a caminar, yo te acompaño.
Próximas publicaciones:
Parte II: Otto René Castillo y Roque Dalton: compañeros, poetas, desaparecidos
Parte III: Bertolt Bretch en la guerrilla
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* Pablo Solana es integrante de la Revista Lanzas y Letras (Colombia), coautor de los libros América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista (La Fogata Editorial, Colombia) y 2001: Historias y devenires de la rebelión popular (Chirimbote, Argentina). Colaborador permanente de La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, entre otros medios.
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“Sin archivos no hay derechos”: la advertencia de Andrés Pak Linares ante el vaciamiento de la memoria estatal

El archivista y presidente de AFPA (Archivistas de la Función Pública Argentina) Andrés Pak Linares, advierte sobre los riesgos que corren los archivos públicos en un contexto de desfinanciamiento, desmantelamiento institucional y políticas que apelan a la desmemoria. Desde el Archivo General de la Nación hasta los organismos más pequeños del país, Pak Linares plantea que sin una política estatal sólida en materia archivística no solo se pierde historia: también se atenta contra la eficiencia del Estado y, sobre todo, contra el ejercicio pleno de los derechos individuales y colectivos. En diálogo con LCV, insiste en la necesidad de una política de archivos que trascienda gobiernos y coyunturas ideológicas, tal como sucede en otros países de la región.
LCV: ¿Cuáles son los riesgos que corren los archivos? Sobre todo en este momento, con este tipo de gobierno que apela a la destrucción y la desmemoria.
Andrés Pak Linares: “Bueno, nosotros desde AFPA , advertimos en un comunicado en abril de 2023 que todo estaba en peligro. Tristemente se fue cumpliendo esta visión que nosotros teníamos. Y lo vemos —para decirlo de una forma que se entienda, digamos— detrás de cada institución que se cierra o detrás de cada programa que se descontinúa, hay un archivo. Hay un archivo que recoge los documentos que dan cuenta de lo que hizo ese feminismo, de lo que hizo ese programa, ese funcionario”.
LCV: Ese funcionario también, por supuesto.
Andrés Pak Linares: “Claro, porque los archivos son los lugares donde se puso la documentación que refleja el accionar de las instituciones. Hay una trazabilidad de la historia que indica en qué gobiernos se cuidó más la memoria, en cuáles se cuidó más la cuestión archivística, se le dio visibilidad, se le dio formación a la gente.”
LCV: Recuerdo, desde que tengo uso de razón —y sobre todo desde que soy periodista— haber ingresado, y salvo los de la Biblioteca Mariano Moreno y algunos otros que son buenos en sí mismos, pero recuerdo el ingente trabajo de los archivistas para protegerlos del polvo, de los ácaros, de un montón de situaciones en donde uno dice: “Pará, eh, esto sin ir a otras cosas, como por ejemplo los fílmicos y los discos, que vos recordarás en la época del presidente Menem, por ejemplo, los archivos de Radio Nacional se tiraron todos a los containers de basura”.
Andrés Pak Linares: “No es fácil ponernos a hacer cuentas de lo que se ganó y lo que se perdió en los últimos años —a decir, no sé, 40 años—, hay muchos hitos, ¿no? Pero yo empezaría por acá: lo que nosotros planteamos desde AFPA es que lo que falta es una política estatal en materia de archivos. Política estatal, no gubernamental. Después podemos encontrar en los distintos gobiernos algunas acciones positivas, algunas negativas. Querríamos trascender eso a favor de la discusión por una política estatal, que es la responsabilidad estatal de la memoria. Y más que de la memoria, yo diría de archivos. Tenemos otra discusión. Las políticas de memoria útiles, buenas, que nosotros acompañamos y demás, tienen una correlación con las políticas de archivo. Si yo quiero una política de memoria eficiente, necesito una política de archivos eficiente. En ese sentido, y para nombrar hitos venturosos, entre el 2010 y el 2020 funcionó un programa de capacitación por el que pasaron más de 3000 agentes, más de 100 organismos públicos. Discontinuado. En los 90s, por ejemplo —para hablar de distintos gobiernos— durante el proceso de privatizaciones, y por el denodado esfuerzo de trabajadoras y trabajadores del Archivo General de la Nación y de otros archivos, bueno, el Archivo General de la Nación duplicó su patrimonio. Rescatando fondos de organismos privatizados.
LCV: ¿Cuáles serían las deudas de la democracia con la política de archivos?
Andrés Pak Linares: Lo que no tenemos del 83 para acá —para hablar de las deudas- es una actualización normativa, un reconocimiento de la profesión. Reconocimiento que tiene que, además de ver sueldos, verse en estructuras, verse en funcionalidad de los archivos. Entonces, más allá de señalar si este gobierno hizo esto, este gobierno hizo lo otro… nosotros vemos que hay una línea, por así decir, que no termina de instalar una política sólida.
LCV: ¿Cómo ves la política actual en ese sentido?
Estamos viviendo un denodado ataque a toda la estatalidad o a todas las —digamos— funcionalidades estatales, ¿no? Y en ese sentido no hay mucho para destruir. Está todo en peligro. Hay un peligro total, en todos los estamentos.”
LCV: Hay mucho para hablar, te digo, hay mucho para hablar y muy poco tiempo, porque yo te voy a pedir que en un minuto me definas la importancia que tiene —en un país— para su crecimiento intelectual, histórico, político y social, el tener los archivos y poder acceder a ese pasado nuestro que yo entiendo siempre enseña. Bien, en un minuto nada más.
Andrés Pak Linares: “Perfecto. Lo que nosotros planteamos —y esto quizás lo explique bien— es que los archivos tienen una triple función social. Una, la de preservar documentos que puedan oficiar de fuentes para el conocimiento del pasado. Otra, para la eficiencia administrativa. Y acá ya empezamos a abrir el juego: si yo quiero un Estado eficiente, más allá de la ideología o más allá de la dirección política que le dé, necesito archivos adecuados. Y una tercera, que dejo para el final y no es la menos importante: los archivos son el soporte documental para el ejercicio de derechos individuales y colectivos”.
LCV: “Totalmente”.
Andrés Pak Linares: “Entonces, si yo no implemento una política de archivo o directamente ataco la funcionalidad o servicios de archivos, estoy atacando directa o indirectamente —pero más directa que indirectamente— la posibilidad del ejercicio de derechos individuales y colectivos. Para poner un ejemplo de países vecinos: Brasil, hasta hace poco, tenía una política estatal en materia de archivos. Cambiaban los gobiernos —se iba Collor de Mello, venía Lula—, el director del Archivo Nacional de Brasil era el mismo. La CONARC, el Consejo Nacional de Archivo, era el mismo, seguía funcionando. A eso llamamos política estatal.
LCV: “Exactamente”.
Andrés Pak Linares: “Que trascienda las coyunturas. Que trasciendan las coyunturas y las ideologías”.
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Raúl Godoy, trabajador de la fábrica recuperada Zanon: “Nos están asfixiando”.

En un país donde las estadísticas borran a quienes resisten por fuera del mercado, el trabajador y dirigente ceramista, ex diputado del Frente de Izquierda, Raúl Godoy, levanta la voz desde el corazón de una experiencia que desafía las reglas del capitalismo hace casi 25 años. Zanon, la fábrica de cerámicos de Neuquén gestionada por sus trabajadores desde 2001, enfrenta hoy un escenario crítico: tarifas impagables, falta de crédito, desindustrialización y un Estado que nunca apostó por las gestiones obreras.
El viernes 13 de junio a las 17:30 hs en el Auditorio de ATE Nacional “Héctor Quagliaro”, ubicado en Moreno 2654, CABA, convocan a una reunión de solidaridad. En defensa de las gestiones obreras de Neuquén: Zanon, Ceramica Neuquen y Stefani de Cutral Co.
“El gobierno provincial con el uso de las fuerzas represivas: corto la luz y el gas a las cooperativas en plenos fríos. Paralizando asi toda la producción por lo tanto el sustento de cientos de familias. En la provincia de Vaca Muerta que provee energía a un tercio del país cortan los servicios a cooperativas de trabajo. Los trabajadores con un amplio apoyo de la comunidad vienen realizando manifestaciones en Neuquen, pero necesitan hacer visible esta situación a nivel nacional”, explicaron en un comunicado.
De paso por Buenos Aires para impulsar esa reunión de solidaridad y visibilización, Godoy analiza el presente de la cooperativa, recuerda el rol de los gobiernos que prometieron y no cumplieron, y apunta contra un modelo económico que prioriza a las multinacionales mientras deja caer a quienes producen sin patrón. “Lo que es verdaderamente utópico —advierte— es pensar que se puede sostener una cooperativa en medio de este capitalismo destructivo.”
LCV: ¿Dónde estás vos en este momento?
Raúl Godoy: Ahora, en estos momentos estoy en Buenos Aires. Estamos organizando una reunión para este viernes. Fue el pedido de los compañeros, se discutió en asamblea, para poder hacer visible nuestra lucha. Como bien decías al inicio, desde Neuquén siempre hay mucho silencio. Estamos en la Patagonia, lejos del centro político, por lo tanto, para hacer visible una lucha hay que venir hasta Buenos Aires. Entonces, bueno, acá preparando el terreno para poder hacer esta reunión de solidaridad y poder votar un plan de acción.
LCV: Contanos cuál es la situación que están viviendo en este momento en Neuquén.
Raúl Godoy: Claro. Las gestiones obreras, Zanon principalmente, pero después también Cerámica Neuquén, Stefani, y todos, somos parte de la lucha del 2001 en la Argentina, de ese momento donde surgieron y se multiplicaron las asambleas barriales, las ocupaciones de fábricas, gestiones obreras, cooperativas, etc. La gente se recordará lugares emblemáticos como el Bahuen, como Brukman. Fueron más de 250 fábricas y empresas que fueron ocupadas y puestas a producir frente al abandono de la patronal. Frente al cierre masivo de lugares de trabajo, mucha gente ocupó esos lugares y los puso a funcionar. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Zanon, que venimos hace muchos años, ¿no? Ya el año que viene cumplimos 25 años, desde que se ocupó la fábrica y se puso a producir.
Bueno, estos años han sido de resistencia, de mucho trabajo. Al inicio, cuando empezó nuestro trabajo, tuvimos un momento donde las maquinarias estaban en buenas condiciones, veníamos con un cierto empuje, y logramos que las fábricas funcionaran, que ingresaran más compañeros y compañeras desocupadas a trabajar. Construimos una escuela, construimos un centro de salud, trabajamos muchísimo con la comunidad. Ahora, con el pasar de los años, los ajustes, una política peor que la otra, nos fueron asfixiando. No nos dieron jamás un acceso a crédito para renovar maquinaria. Entonces es como tener un taxi con un Ford Line, con un Torino, digamos. Es muy difícil seguir manteniendo una producción con fábricas que tienen más de 30 años de antigüedad. Han pasado los gobiernos, nunca accedimos, y ahora nos están apretando con los cuadros tarifarios. Con la política de Milei, de darle prioridad a las empresas multinacionales, nos vinieron a apretar. Y bueno, la parte más delgada de una economía son las cooperativas. No tienen espalda.
LCV: Respecto de la energía, escuchaba algo que tenía que ver con que si en la zona fría, que son ustedes, claro, tienen más de un medidor, significa que un medidor lo están usando de lujo. ¿No es posible que una cooperativa tenga dos medidores?
Raúl Godoy: Mirá, es incluso más complejo. Con las privatizaciones de los 90, que hizo el gobierno de Menem, quedó un desastre. Tenés una empresa que es la transportadora de gas, que es Camuzzi, una multinacional francesa que tiene el monopolio del transporte de gas. Pero además, tenés que contratar otra empresa que sea la proveedora. Ahí tenés una multitud de empresas, una peor que la otra, que especulan, la mayoría son multinacionales. En un momento tenía YPF la concesión, nos daba el gas, pero se retiró por zonas. Para que la gente se dé una idea de lo que estamos hablando, la boleta de gas es de 30 millones de pesos por mes.
LCV: ¿Y lo que gastás en sueldos para una cooperativa?
Raúl Godoy: Tenemos un sueldo básico, porque depende de la venta. En realidad, todos los primeros años de Zanon, los primeros 15 años, te diría, estábamos por encima, lejos, de lo que es el convenio ceramista en general. Siempre pudimos acceder, mientras la cooperativa funcionaba bien, a buenos sueldos. Cuando se empezó a deteriorar la economía, los sueldos los votamos en asamblea.
LCV: Entiendo. Pero lo que quería era que mi oyente entienda: 30 millones en gasto de gas y sueldos de cuánto.
Raúl Godoy: Estamos entre 300 y 400 mil pesos.
LCV: Me lo contabas de tal manera que pensé que me ibas a decir dos millones y medio. 400 mil pesos es una jubilación mínima.
Raúl Godoy: Exactamente. Por ahí si tenés una venta mayor se mejora y si no, no. No es estable. Al haberse caído tanto la producción y la economía en la cooperativa, se cobra lo que se puede. No todos los meses es igual.
LCV: En algún momento, ¿Zanon exportó?
Raúl Godoy: Sí, Zanón llegó a exportar, pero con mucho obstáculo. Hay mucha competencia. Había otras empresas que importaban directamente cerámicos más baratos, de menor calidad, y teníamos que competir. Las cooperativas, para nosotros, en última instancia, son lugares de resistencia. Mantenemos las fábricas abiertas. Pero debería ser un lugar de crecimiento, no de resistencia. Pero en un mercado capitalista absolutamente destructivo, no te dejan jamás.
De hecho, ningún gobierno nos permitió tener acceso a crédito para renovar maquinaria. Desde 2001 para acá, ninguno. Este gobierno menos. Este viene a liquidarte. Los anteriores te ponían un respirador. Este te lo quita y dice: “Si soportás, bien”.
Mirá, siempre cuento la anécdota: muchos estudiantes iban a Zanón a solidarizarse, estudiantes de economía, ingenieros. Uno de ellos era Axel Kicillof. Después llegó a ser ministro de Economía. Nunca pudimos acceder a un crédito, ni siquiera con él. Le vimos las caras a todos. Soluciones, a ninguno.
LCV: Le estoy preguntando esto a toda persona que fabrica algo. Con las importaciones abiertas, sin control, también se han abierto los controles de calidad y salubridad. ¿La cerámica tiene ese problema?
Raúl Godoy: Totalmente. Por ejemplo, Zanón fue la primera fábrica en Latinoamérica en fabricar porcelanato pulido. Con las importaciones empezaron a traer porcelanato chino, malísimo.
LCV: ¡Es el que se quiebra!
Raúl Godoy: Exactamente. Me alegra que lo digas vos, porque si lo digo yo parece parte interesada. Pero es verdad. Traían cerámicos malos, más baratos. La gente, con necesidad, compraba cualquier cosa. Imaginate planes de vivienda o empresas que hacen edificios: ponían lo más barato.
LCV: En los planes de vivienda del peronismo, las casas de obreros eran de materiales de calidad. Hoy el Estado te pone material barato. También hay una mirada política en eso.
Raúl Godoy: Sí, hay una decadencia generalizada. En Neuquén, que tiene mucha renta petrolera, ya no hay planes de vivienda. O están terciarizados. Nosotros planteamos que se estatizara la fábrica y, con control estatal, dedicar nuestra producción a viviendas. El gobierno proveía materia prima, maquinaria. Nosotros laburábamos. Gestión obrera. Ese fue el proyecto. No llegamos. Nadie quiso.
LCV: Nadie. Ni los más peronistas, ni los más socialistas.
Raúl Godoy: Logramos la cooperativa, sostuvimos el equipo, la fábrica abierta, trabajamos con la comunidad. Pero ese proyecto más amplio no se concretó.
LCV: Del 2001 al 2005 hubo una especie de “moda Zanon”. ¿Qué opinás de esos enamoramientos fugaces de la cultura “woke” que luego los abandonan?
Raúl Godoy: Yo creo que el título sería: No me arrepiento de este amor. Lo que hicimos en Zanon fue impresionante. Hasta 2009, cuando llegó la crisis de Lehman Brothers, tuvimos un golpe fuerte. Se encareció la energía, tuvimos que apagar un horno.
LCV: ¿Quién era el ministro de Economía?
Raúl Godoy: No me acuerdo. Pero fue un golpe. Afectó a toda la economía. Pero lo importante es que Zanon fue una gran prueba de cómo los trabajadores podemos gestionar. Se creó una escuela, se trabajó con pueblos originarios. Acá, siempre que hay crisis, los patrones dicen “cierro”. Pero ahora saben que los trabajadores pueden ocupar la fábrica. Eso quedó. Eso está en la conciencia de miles. Y también en la de los patrones.
Hay una empresa, Madigraf, que era de un fondo buitre. Amenazaban con cerrar. Los compañeros grabaron un video con un fantasma que decía “Zanon” en el pecho. Terminó siendo cierto. Ocupada y puesta a producir. Hoy es cooperativa. Produce en el parque industrial de Pilar. Frente a Ford, con 5.000 obreros.
LCV: El tiempo está a favor de los pequeños.
Raúl Godoy: Esperemos. Ninguna lucha fue en vano. Lo que sí es utópico es tener una cooperativa y pensar que, en este capitalismo destructivo, vamos a prosperar. Eso sí es utópico. Pero pensar en un país cooperativo, más grande, es lo único que nos puede salvar de esta barbarie.
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“El peor momento del periodismo argentino en democracia”: Inés Hayes denuncia persecución, censura y violencia estatal

En el marco del Día del Periodista, Inés Hayes —periodista, escritora y editora de La Columna Vertebral— conversó con LCV sobre el informe que elaboraron para visibilizar la grave situación que atraviesa el periodismo en Argentina. En una entrevista cruda y comprometida, Hayes advierte que “en 40 años de democracia, nunca hubo un ataque tan directo de un gobierno hacia quienes ejercemos esta tarea”. Denuncias de represión, estigmatización, uso de trolls oficiales, precarización laboral y una creciente violencia contra la prensa atraviesan su análisis. La entrevista también subraya la necesidad de sindicalización, unidad gremial y solidaridad para enfrentar un contexto que pone en riesgo no solo a los y las periodistas, sino a la democracia misma.
LCV: “¿Qué es lo que han presentado para este Día del Periodista?”
Inés Hayes: “Bueno, hicimos un informe sobre la situación actual del periodismo, eh, y decíamos que en 40 años de democracia nunca había habido un ataque tan directo de un gobierno hacia quienes ejercemos esta tarea”.
LCV: “En ese sentido, ¿podemos ser más concretas? ¿Cuáles son todas las excepcionalidades que hacen que este sea el peor momento de la historia del periodismo argentino?”
Inés Hayes: “Sí. Mirá, por un lado, nunca se ha reprimido tanto y tan directamente a la prensa. Bueno, sabemos que Pablo Grillo estuvo en riesgo su vida, el fotoperiodista que estaba en el Congreso, como bueno, como van todos los fotorreporteros y los periodistas los miércoles a cubrir las movilizaciones de los jubilados y las jubiladas, que lo único que hacen es exigir salarios que les permitan vivir después de haber trabajado toda la vida. Esa es una de las excepcionalidades: la represión tan directa. Y después, la estigmatización a periodistas de todos los arcos ideológicos, desde Ari de El Destape, hasta Alconadamón, hasta Pani. Eso es una excepcionalidad. O sea, yo eso sí lo veo como una excepcionalidad: el tema de tomarse la molestia —que a veces se judicializa y otras simplemente se tira en las redes para la cancelación y el escarnio— el nombre de un periodista, y le dicen a él… bueno, digo, lo de Grillo es una tremenda desgracia que creíamos erradicada en el tiempo. Pero yo no puedo dejar de olvidarme en el Día del Periodista, eh, digo, de José Luis Cabezas, quien no la pudo contar y que también fue víctima de una agresión desde el costado político de nuestro país, digamos, con matices impresionantes y encima con su gente en libertad. Digo, los periodistas argentinos tenemos una larga matriz, una larga historia, quizás desde Moreno que lo tiraron al agua en adelante, de intentos de hacernos callar o de hacernos morigerar lo que pensamos. Últimamente, el insulto, “ensobrados” o “mandriles”, o no sé, todo ese tipo de cosas… y la utilización de las redes creo que es lo que potencia en modo exponencial esta situación. Porque cualquier anónimo hijo de vecino, que está en su casa sin tener nada que hacer, mañana decide que vos o yo somos sujetos de odio para ser.
LCV: “¿Qué rol le das a las redes, al anonimato de las redes, a la ejecución de esta persecución de odio?”
Inés Hayes: “Sí. Eh… creo que otra excepcionalidad es esa, ¿no? Es cómo el gobierno usa las redes. El periodista mismo ataca desde X como si fuera un ciudadano común y no el presidente, que llama a odiarnos, como vos decías. Y tiene todo un ejército de trolls manejando las redes también, eh, no haciendo periodismo, sino propaganda”.
LCV: “Que me parece que también está bueno diferenciar el periodismo de la propaganda”.
Inés Hayes: “Absolutamente. Y no tienen supuestamente presupuesto para aumentar las jubilaciones mínimas, pero sí tienen presupuesto para tener un ejército de trolls odiadores de los y las periodistas”.
LCV: “Sí, eso es muy impresionante”.
Inés Hayes: “Si vos te metés en inteligencia artificial y preguntás causas y consecuencias de las agresiones contra periodistas, inteligencia artificial te devuelve una respuesta muy interesante que dice que la primera consecuencia de las agresiones a los periodistas es el impacto negativo en la libertad de prensa, la difusión de información y, con esto, se decreta la muerte a la democracia”.
LCV: “La inteligencia artificial la tiene clara. ¿Vos creés que nuestra clase política la tiene clara?”
Inés Hayes: “Bueno, una de las cuestiones que marcamos en el informe es justamente pedirle al Poder Ejecutivo que cese con las agresiones, al Poder Judicial que investigue y que dé curso, por ejemplo, a quien le disparó a Pablo Grillo —o sea, que se haga responsable y pase lo que tenga que pasar con esta persona. Que nos cuiden también las fuerzas, que las fuerzas de seguridad del Estado no están para pegarnos ni pegarles a los jubilados, sino para supuestamente cuidar a la ciudadanía. Bueno, que cumplan con su deber. Y a las empresas periodísticas también, que nos protejan cuando vamos a cubrir estas movilizaciones, que nos den los elementos necesarios: casco”.
LCV: “Bueno, parece que vamos a una guerra. Es tristísimo, pero vamos a cumplir con el deber de informar, ¿no?”
Inés Hayes: “Y además te hago un paréntesis en el medio. Aquellos medios como el mío, como el nuestro, como el que tenemos con el equipo de La Columna Vertebral, que no tenemos ninguna posibilidad de tener cascos, chaleco antibalas, y un montón de situaciones que vemos a los compañeros de los medios grandes que van previstos… Nada. Somos la captura fácil de los grillos de la vida. Grillo también era un “frilo”, un freelance. Así que este pedido incluye a los compañeros que están en los medios más, digamos, importantes. Los medios como los nuestros, que son importantes en lo que dicen, pero que tienen recursos escasos, no tienen manera de ofrecer esa protección. Bueno, el tema sería, en la medida de lo posible, sindicalizarse, porque los sindicatos también están tratando de dar respuestas a los que vamos a cubrir en la calle, no solo las empresas periodísticas, ¿no? Y a las empresas también les pedimos que paguen salarios que estén acorde a lo que sale vivir. Porque no pueden pagar 500.000 pesos —diarios conocidos como Página 12 o Perfil“.
LCV: “¿500.000 pesos por mes?”
Inés Hayes: “Por mes, sí, claro. Digo, por 8 horas diarias, 500.000 pesos por mes”.
LCV: “Disculpame, ¿qué es lo que el sindicato provee? ¿Proveen chalecos? ¿Proveen cascos?”
Inés Hayes: “Sí, están proveyendo ahora cascos y elementos de cuidado para ir a las movilizaciones, porque nosotros estamos todos sindicalizados en SiPreBA”.
LCV: “No teníamos esa información”.
Inés Hayes: “Ah, salió hace poquito. Salió la información por correo”.
LCV: “¿Cómo nos encuentra a los periodistas? ¿Nos encuentra unidos? ¿Nos encuentra temerosos? ¿Hay periodistas y hay propagandistas? ¿Cómo es el panorama que me podés mostrar?”
Inés Hayes: “Por lo que nosotros estuvimos viendo cuando hicimos el informe, y los videos que circularon en las redes nuestras, hay una unidad frente a este peligro de la libertad de expresión. O sea, el riesgo que está corriendo la libertad de expresión, y por ende la democracia. Hay una unidad porque es transversal, como decíamos al principio. Y además hay una unidad de las organizaciones: estuvo COPEA, SiPreBA, la directora de la carrera de comunicación de la UBA… Estamos todos juntos y juntas en esta lucha por visibilizar lo que está pasando con el periodismo. Y también lo que queremos decir es que el periodismo garantiza la democracia, el estado de derecho. Y que cuando se persigue al periodismo, también se persigue al estado de derecho y a la democracia”.
LCV:” Obviamente. ¿Cómo creés que lo toma la gente, quien nos escucha, quien nos consume? ¿Se da cuenta? ¿Hay un ida y vuelta?”
Inés Hayes: “Piensan que es un tema de tribu, de sector. Y eso es lo que nosotras tratamos de romper con este informe. Por un lado, decir que somos todas trabajadoras. Por otro lado, que estamos sufriendo el ajuste como toda la sociedad. Y por otro lado, ponerlo sobre la mesa para que no solo lo debatamos quienes trabajamos en comunicación, sino toda la sociedad. Porque lo que decimos nosotras es que el derecho a la información y a la comunicación es de toda la sociedad, no solo de quienes ejercen el periodismo o ejercemos el periodismo. Yo supongo que gracias a programas como el tuyo, que lo está visibilizando, y otros, de a poquito puede llegar a ser un tema de debate común y no de nicho”.


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