fbpx
Connect with us

Destacada

Diego Sztulwark: “Hay una fractura en el lenguaje”. Reflexiones en tiempos de ‘enorme perplejidad y oscuridad de percepciones’.

En tiempos en que se han caído todas las certezas y nos preguntamos cómo es posible que el mundo -en general- y la Argentina -en particular- parecen bordear los límites de la razón, con guerras, invasiones, destrucción deliberada del planeta y víctimas de la pobreza y la marginalidad que aplauden a sus victimarios, bien vale la pena apelar al pensamiento crítico y cuestionar la realidad misma. Por eso, LCV eligió conversar con Diego Sztulwark, coordinador de grupos de estudio de pensamiento político y filosófico, licenciado en Ciencias Políticas, editor del blog El Lobo Suelto, quien hace veinte años, desde la crisis del 2001, se destaca por tratar de comprender las ambivalencias sociales y las formas de organización colectiva.

En esta entrevista realizada por Nora Anchart el 19 de febrero en el programa La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores (lunes de 18 a 20 hs por larz.com.ar), recorremos los temas de fondo de una realidad que presenta, al decir de Sztulwark, una ‘enorme perplejidad y oscuridad de percepciones’ ¿De qué hablamos cuando hablamos de ‘libertad’? ¿Milei es el verdadero fenómeno o la sociedad lo eligió para mostrar su hastío? ¿Qué queda de los viejos conceptos ideológicos? ¿Cómo salir de la trampa del mercado como valor no sólo económico sino humano? ¿Cuál fue la responsabilidad del progresismo de la última década? ¿Hay una contracara de organización colectiva que sigue efervescente? Son algunas de las preguntas que atraviesan este diálogo.

Diego Sztulwark, editor de Lobo Suelto, coordinador de grupos de reflexión política y filosófica

LCV/NA: ¿Qué significa la palabra libertad y cómo nosotros llegamos, en nombre de la libertad, a permitir el cercenamiento de la misma?

—Quizás una primera cosa es romper con la inocencia de suponer que una palabra tiene un único significado, ¿no? Ya sabemos que eso no es así y por eso las palabras suelen dar lugar a malos entendidos y a necesidad de fuertes disputas políticas como sucede hoy. Justo estoy preparando una clase sobre Spinoza, él dice que los humanos nos creemos libres porque tenemos la experiencia de saber lo que queremos, razón por la cual nadie me va a decir a mí qué es lo que quiero, nadie me va a decir a mí qué hacer con lo que quiero. Por lo tanto, nos consideramos espontáneamente libres. Y si ningún tirano nos oprime, ni nadie obstaculiza nuestros movimientos, hacemos lo que queremos con nuestra libertad. Pero Spinoza agrega lo siguiente, esa idea de que somos libres porque sabemos lo que queremos, es en rigor algo que no se debería llamar libertad, sino ignorancia. Lo que quería decir es que nosotros sabemos lo que queremos, pero lo que no sabemos es por qué queremos lo que queremos. Así que cada vez que nosotros elegimos, somos ignorantes de las razones por las cuales estamos eligiendo lo que elegimos o por los cuales estamos diciendo o creyendo que queremos lo que queremos. Entonces, ahí Spinoza lo que dice es cuidado, porque hay una idea de libertad que es de ignorancia, no de ignorancia porque no se han leído libros o no se ha ido a la universidad, ignorancia respecto de la vida. Es decir, que uno todavía no tiene la astucia para preguntarse cuáles son las causas que están trabajando sobre nosotros para que seamos de una cierta manera. Una vez que uno se da cuenta. que uno es efecto de causas, efecto de interpelaciones, efecto de poderes, efecto de situaciones que operan sobre uno; uno inmediatamente se vuelve filósofo. Aunque no pase por la facultad de filosofía, aunque no lea libros complejos, se vuelve filósofo porque empieza a interrogar el mundo y ya no es más inocente y ya se empieza a enterar que si quiere una cosa o quiere la otra, bien podría investigar en qué circunstancias está queriendo una cosa o la otra. Esto me resulta muy importante, termino acá con esto, porque querría decir que una idea filosófica de la libertad supone que nosotros siempre elaboramos nuestras circunstancias con otros para averiguar cómo el mundo actúa sobre nosotros y qué queremos hacer nosotros con eso.

LCV/NA: En ese concepto, en esta elaboración, el pensamiento Mileiano del actual presidente alrededor de su ‘viva la libertad, carajo’, que es como un mantra en donde me parece que nunca más claro esto del pensamiento de Spinoza, cada uno a esa libertad le está poniendo un condicionante distinto, no todos están peleando por la misma libertad, todos estamos de alguna manera en libertad condicionada, el esclavo mismo no está decidiendo su libertad, la decide en función de la esclavitud, no en función de su propio concepto primario de lo que es la libertad.

—Yo pienso que ya a esta altura del partido, a Milei lo conocemos ya no solo como panelista y candidato, sino como presidente, ¿No? Si bien hace poco tiempo que está, él mantiene una coherencia bastante fuerte. Se lo escuchó en discursos nacionales, internacionales, en entrevistas. y ya vamos pescando que cuando él dice libertad lo que quiere decir es que no exista ninguna instancia colectiva que haga o que nos obligue a preguntar dos o tres veces cómo queremos que sean las cosas. Porque, según Milei, esas instancias colectivas introducen opacidad y servidumbre. Y en cambio, para él, la única instancia que es capaz de producir verdad y producir datos indudables y de orientar moralmente a las personas en el mundo es el mercado. Yo creo que esto nos cuesta tomarlo en serio, porque nos parece un poco caricatural, sin embargo, en la medida en que él es Presidente de la Nación y se lo toma en serio, merece en nuestra parte una cierta atención. Él lo que quiere decir es que existe una cosa que se llama el mercado y que no es simplemente una manera de organizar la economía, que ya de por sí para nosotros sería muy grave, muy complejo y plantearía problemas de muy difícil resolución y muchos de nosotros nos oponemos radicalmente a ese tipo de pensamiento por el cual la economía tiene que organizarse en torno al mercado de una manera única y absoluta. Pero más grave aún es pensar que el mercado es una instancia de verdad para los humanos y es una instancia moral. Es decir, que finalmente la llamada casta política no es la clase social dominante, ni siquiera es el conjunto del funcionamiento de la política, es el conjunto de instancias colectivas que obstaculizan al mercado como fuente única de verdad y de moral.

LCV: Lo que él llama además las corporaciones.

—Claro, él llama corporaciones no a los monopolios económicos, sino a este tipo de colectivos que no se dejan dominar por el mercado. Por ejemplo, hay empresas que él considera que no son lo suficientemente enamoradas del libre mercado porque tienen contactos con el Estado, porque cobran subsidios.

LCV: La Cámara Argentina de la Corrupción.

—Claro, ese tipo de frase, lo que dicen es que todo aquel que no se alinee de una manera muy brutal con la lógica de mercado tiene intereses ocultos, tiene privilegios, son inmorales, son hipócritas, en el fondo colectivistas, y los colectivistas están formados a su vez por socialistas comunistas, nazis y fascistas; que serían todo una especie de rémora espantosa del siglo XX, todos por igual, y a eso habría que barrerlo como una gran fuerza del cielo o del mercado, que le ponga precio a cada cosa, y una vez que haya precio a cada cosa, todo tendrá su valor justo. En el sentido más complejo de la justicia, porque te insisto, ya no es cosa solamente de intercambio de bienes en la economía, es también lo que vale cada persona, cada individuo.

LCV: Cómo explicamos entonces esta situación en donde mi realidad se deteriora, pero yo sigo teniendo esperanza en que una palabra mágica, como puede ser dolarización, por ejemplo, que fue como un mantra también repetido, haga que alguien que está por pagar una luca el boleto y que va a pagar un tercio o más de su salario en transporte, te diga no, pero hay que darle esperanza, lo escuché en Constitución, por eso te lo digo, hay que darle esperanza al presidente porque acaba de retomar el tema de la dolarización y entonces nos vamos a salvar.

—Todos estamos bajo el mismo manto de perplejidad y todo lo que uno dice en dos semanas después uno lo revisa y estamos un poco sin entender del todo. Pero yo creo que hay por lo menos dos tipos de explicaciones que yo pondría en juego de manera inmediata. Una tiene que ver con un cierto diagnóstico que trasciende a la Argentina. En Occidente está habiendo ya hace mínimo una década una fuerte redistribución regresiva de los ingresos o una enorme desigualdad social. Y de manera simultánea a la frustración que supone una enorme desigualdad social, una intervención muy fuerte de un capitalismo de la distancia, de un capitalismo virtual, del capitalismo de los algoritmos, que va provocando unos escenarios de deliberación y de comunicación muy individualizados. Entonces esa elaboración de la frustración, que tiene razones absolutamente legítimas, como es el enorme empobrecimiento de capa gigantesca de las poblaciones, sin contar con un instrumento colectivo deliberativo por la intervención de este tipo de tecnologías de la comunicación, que al mismo tiempo son las mismas tecnologías que coordinan la precarización del trabajo, los rappi, etcétera; esta escena es una escena que no hay que descuidar, porque es una escena global sobre el cual actúan en general las ultraderechas. Luego yo agregaría otro tipo de explicación, muy argentina, muy nacional, aunque también, por supuesto, podríamos pensarlo fuera de Argentina, pero quisiera ahora sí, ponerle nombre y apellido argentino a lo que voy a decir; una enorme responsabilidad del conjunto de las fuerzas progresistas, de izquierda, populistas, etcétera, sobre todo las que ocuparon alguna responsabilidad en el periodo político de la última década, en incumplir y en frustrar el conjunto de expectativas que todavía una parte de la población tenía en la política oficial, en el sistema político, en los liderazgos políticos, para por lo menos revertir las enormes agresiones sufridas por los momentos neoliberales. Entonces, ¿cómo se ordenan para mí las dos explicaciones juntas? De la siguiente manera: en el momento en que todo discurso igualitario cae en un gigantesco desprestigio, cada momento de empobrecimiento y de injusticia social es procesado en términos más bien individuales y es procesado más bien como una expectativa de que desde el poder haya un juego de nuevo tipo. Entonces, tengo la impresión de que la desesperación y la humillación no están circulando como en otras épocas por el mundo de la tradición popular y las izquierdas, en un sentido muy amplio, sino al contrario, están puestas en alguien que con dos palitos le ganó elecciones a todos los partidos políticos, denunció a la casta, dijo que eran responsables de la situación actual, todos quienes ya habían gobernado, y se maneja muy extraordinariamente, hábilmente en el mundo de las redes sociales.

LCV: Si tengo que decir que hay algo bueno de Milei, y me cuesta un poco bastante, es la bomba que le ha metido a todos los compartimentos estancos de clasificación, porque estamos obligados a pensar una política distinta.

—Bueno, mira, yo pienso sobre esto también dos cosas muy brevemente. La primera es, no fue Milei, fue una parte muy importante de la población la que lo utilizó a él para dinamitarlo todo. Me parece que no es tanto él, porque él como tal creo que no tiene ninguna fuerza, sino el hecho que una parte importante de la población, que en el 21, lo votó en capital, un poco más del 10%, y casi un 30% que luego, a nivel nacional, lo colocó en un lugar absolutamente inesperado y sin antecedentes en la historia de Argentina. Es decir, sin partido político, le ganó al conjunto de los partidos políticos. Uno puede decir que fue Milei, y evidentemente fue él. Pero yo creo que el dato es la conformación de una voluntad colectiva que decidió hacer de él una dinamita sobre el conjunto del sistema político. Pero esto sirve para decir, como dice Alejandro Horowitz, que nosotros no estamos llamados a hacer un balance sobre qué es lo que piensa la gente del sistema político, porque el sistema de la gente ya lo dijo, ya está claro.

LCV: Totalmente de acuerdo, pero no podemos dejar de lado la responsabilidad de que sobre la construcción Milei, los primeros que leyeron que iban a manejar el muñeco fueron las fuerzas mayoritarias tradicionales que quisieron usarlo.

Me parece que hay otro tema que me gustaría que hablemos y que para mí, si querés, es el más importante, el que a mí me convoca. Y es que junto con la victoria de Milei y con la destrucción del sistema político argentino y con la destrucción de las esperanzas de las personas de poder construir algo por la vía de estos 40 años de la democracia, lo que realmente ocurre es un enorme oscurecimiento políticamente organizado de las percepciones colectivas. No entendemos nada de lo que pasa. No entendemos a la gente que vota Milei, no entendemos a los chicos repartidores que hacen trabajo precario y que votan a la derecha, no entendemos por qué el peronismo se derrumbó en dos semanas, no entendemos nada, no entendemos absolutamente nada, cómo va a llevar a la gente a la doble realización, cómo bajan todos los salarios y el país no se quema. Entonces, me gustaría hablar un segundo de eso, porque me parece a mí que la renovación política que se vendrá, y en la que yo considero que hay que trabajar de una manera urgente, no es tanto en términos ideológicos, si es comunista, trotskista, anarquista, socialdemócrata, populista, populista izquierda, peronista, liberal o lo que fuera, sino que lo que se convierte en la diferencia total en este momento, es que las palabras estén sostenidas por cuerpos, que esos cuerpos estén sosteniendo afectos colectivos y que esos afectos colectivos vuelvan a engendrar percepciones claras y lenguajes que tengan sentido. Esto me parece absolutamente clave. Independientemente ahora de considerar cuál sería la doctrina ideológica que un grupo de este tipo profese. Casi te diría que cualquier ideología podría reanimarse con este dispositivo. Yo participé este fin de semana del plenario del Partido de la Ciudad Futura, que acaba de ser una elección excepcional en Rosario, con un 48% de los votos, y los chicos me contaban: El 48% de gente que nos votó a nosotros para la ciudad, votó a Milei a nivel nacional. Y no solo que la gente votaba eso, sino que podía explicar su lógica, podía explicar que estaban absolutamente conmovidos e interesados por el tipo de construcción, el tipo partido-movimiento que tiene Ciudad Futura en Rosario, y a nivel nacional se querían sacar encima a todos los responsables del desastre. Con lo cual, Ciudad Futura reflexiona que no hay exactamente una derechización política. Hay algo que es más complejo, una enorme desafección y un enorme oscurecimiento de las percepciones. Entonces, para mí, un poco el problema que tenemos ahora es este siguiente. O sea, sé que la semana pasada hubo una Asamblea Feminista extraordinariamente desbordada preparando el 8 de marzo. Sé que el 24 de marzo, por primera vez en muchos años, se va a intentar que las dos marchas distintas que se hacían converjan en una. Vi la efervescencia de los 200, 300 jóvenes, porque participé en el plenario de Rosario, de lo que están haciendo en tambos, en escuelas, en barrios, en territorios donde están narcos, al mismo tiempo que tienen concejales, al mismo tiempo que están articulándose en muchas partes del país, yo pienso que es momento de volver a volcar esfuerzos en un tipo de prueba de producción de nuevo tipo del sentido.

LCV: Coincido con vos, que hay como un telón de humo y que quizás lo mejor que podemos hacer cada uno de nosotros es tratar de apostar a que ese incendio forestal baje, porque la verdad a mí me preocupa el escaso rol que está teniendo la educación en el horizonte de muchas familias y no hablo de que no puedan, sino de que no quieran, de que les dé más o menos lo mismo.

—Siempre entramos en una zona muy complicada cuando empezamos como una especie de contradefinición de lo que dijimos de Espinosa, digamos a evaluar por qué las personas quieren lo que quieren sin hacer esta distinción espinociana sobre cuáles son las fuerzas que están actuando sobre esos sujetos como para que quieran o no quieran lo que quieren. Por ejemplo, hace un tiempo yo filmé una conversación con un amigo mío, Juan Pablo Fernández, se llama Causa Común, son cuatro programitas que hicimos. Pablo es migrante, boliviano, se crió en la Villa 1-11-14 y en esos videos hablamos mucho sobre qué es lo que pasó con Milei el último año, en uno de los capítulos, Pablo me dijo: Yo quiero reivindicar el derecho que tenemos nosotros, los trabajadores de tipo informales, que vivimos en los barrios populares de la Argentina, a no tener derecho a ir a la universidad, el derecho a no ir a la universidad. Y yo le preguntaba: ¿Pero cómo puede ser un derecho no ir a la universidad? Y él me respondía lo siguiente: Mira, en el contexto actual, la universidad es básicamente un lugar de ascenso social para que tiene un capital cultural capaz de usufructuar el título, pero para muchos de nosotros es perder muchísimos años adquiriendo unos saberes que después no vamos a poder poner en juego ventajosamente en el mercado laboral. Entonces, hasta que el progresismo no produzca una conciencia fuerte sobre lo que ha pasado en este país con la promesa de ascenso social, hasta que no se haga una lectura fuerte de lo que ha pasado acá con la precarización del trabajo, con la reorganización implosionada de los barrios, como dice el colectivo Juguetes Perdidos, hasta que el discurso progresista no vuelva a encontrarse con la desesperación social, hay una fractura en el lenguaje. Las cosas que decimos no se tocan con la desesperación de la vida de millones de personas. Entonces, la impresión es que es ahí en donde el libertario actúa diciendo, por ejemplo: Tenés razón, no vas a hacer la universidad. Lo que tenés que hacer vos es minar criptomoneda. Lo que tenés que hacer vos es salvarte con apuestas. Lo que pasa es que ese tipo de curso funciona mejor porque es más capaz de entender cómo se articuló el paisaje social estos últimos años. Por lo tanto, tengo la impresión, y vuelvo sobre esto, que todos aquellos que padecemos en este momento una suerte de enorme perplejidad y oscuridad de percepciones. Tenemos que atravesar eso, tenemos que volver a confrontarnos fuertemente con qué está ocurriendo hoy con esas personas en esas condiciones. Y también con una generación, no solamente una clase social, sino también una generación.

El progresismo político que gobernó cuatro de cinco gestiones de los últimos 20 años, tiene que dar cuenta de la destrucción de eso que vos extrañas. Creo que eso es lo que vive una generación entera.

LCV: Lo que te escandaliza a vos y lo que te escandaliza a alguien nacido en los 80 y también en los 90, que alguien venga y te diga: La justicia social es una mierda, no existe. Bueno, digo, a los nacidos en democracia…

—Yo digo que esa frase, la justicia social es una mierda, puede prosperar solo porque en este momento la justicia social es una mierda. Esto es algo terrible de aceptar para quienes han hecho de esa frase, algo que se supone que valdría por sí misma y no tenía que materializarse en la riqueza compartida.

Seguir leyendo
Comentá

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Destacada

16 de junio de 1955: Esa maldita costumbre de matar, por Leónidas Ceruti

El mes de junio de 1955, no fue un mes cualquiera durante el segundo gobierno del Gral. Juan Domingo Perón. El día 11, la Iglesia Católica realizó la procesión de Corpus Christi, que excedió lo religioso y se produjo una movilización opositora que reunió 250.000 manifestantes, desplazándose desde la zona de la Catedral a la zona del Congreso Nacional.

Las crónicas reseñan que los activistas dañaron placas conmemorativas a la figura de Eva Perón e izaron la bandera del Vaticano en lugar de la bandera argentina en el mástil del Congreso. El conflicto se agudizó cuando se conoció que durante la procesión se había quemado una bandera argentina y al publicarse en los diarios la fotografía de Perón y Borlenghi mirando los restos de la misma.

El 16 el gobierno había organizado un acto de desagravio a la bandera nacional. El ministro de Aeronáutica, Brigadier Mayor Juan Ignacio de San Martín, dispuso que la aviación testimonie su adhesión al presidente de la República, desagraviando a la vez la memoria del general José de San Martín. Para esto decidió que una formación de aviones sobrevuele la Catedral de Buenos Aires, donde descansan los restos del Libertador. El anuncio del desfile reunió en Plaza de Mayo a un numeroso público. Se trataba de un acto cívico-militar en solidaridad con el gobierno frente a los embates de la oposición.

Pero durante esa jornada, al mediodía se produciría el bombardeo, conocido como la Masacre de Plaza de Mayo. Ese día un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno del presidente Perón, intentó asesinarlo y llevar adelante un golpe de estado y, si bien fracasaron en su propósito, durante el mismo varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Aviación Naval, bombardearon y ametrallaron la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, el edificio de la Confederación General del Trabajo y el edificio que en aquella época servía como residencia presidencial.Causaron la muerte de 700 personas y más de 2000 heridos.

Los relatos de la época comentan que:

“A las 12.40, la escuadra de treinta y cuatro aviones de la Marina de Guerra argentina que había estado sobrevolando la ciudad desde hacía bastante tiempo (22 North American AT-6, 5 Beechcraft AT-11, 3 hidroaviones de patrulla y rescate Catalina), iniciaron sus bombardeos y ametrallamientos al área de la Plaza de Mayo.”

“El capitán de fragata Néstor Noriega, de 39 años de edad, esperaba que el cielo se despejara, la escuadrilla formaba escalonada hacia arriba. A las 12,40 Noriega al mando de su Beechcraft descarga una bomba de 100 kilos que cae sobre la sede presidencial; a continuación los North American al mando del capitán de corbeta Santiago Sabarots descargan bombas de 50 kilos cada uno. La sorpresa del ataque hizo que el mismo cayera sobre la población, que realizaba sus actividades normales debido a que era un día hábil.”

“Entre las primeras víctimas se contaron los ocupantes de los vehículos de transporte público de pasajeros. Un trolebús repleto recibió una bomba de lleno, muriendo todos sus ocupantes.”

“La Plaza de Mayo era un incendio, quienes salían de las bocas del subte se encontraron con la nube de pólvora, los aviones rasantes sobre el casco porteño, la gritería, la desesperación, la gente intentando esconderse como podía, heridos, muertos, mutilados. Los aviones lanzaron sus bolas de fuego y muerte contra los trabajadores que se desplazaban hacia sus tareas, o bien transeúntes distraídos que recorrían ese lugar histórico, mientras se escondían como podían ante la sorpresiva y violenta lluvia de bombas y metrallas”.

Esa mañana fue el bautismo de fuego de los aviones de la aeronáutica contra el pueblo. Los aviadores arrojaron nueve toneladas y media de explosivos, según algunas fuentes, otras, catorce toneladas sobre la población civil inerme.

Perón se había retirado al Ministerio de Guerra ubicado a 200 metros de la Casa Rosada por lo cual no estaba en ella al comenzar los ataques aéreos y el intento de asalto por fuerzas de tierra.

Después de la primera hora de bombardeo los gremios empezaron a convocar a los obreros para organizar una Marcha de Resistencia a la Plaza de Mayo en defensa de Perón. Una bomba cayó sobre la convocatoria a las 13.30 y mató a Armando Fernández, de la Asociación de Trabajadores Jaboneros, Perfumistas y Afines.

Mientras se acentuaban los tiroteos en el centro porteño, se ordenó a la Base Militar de la Fuerza Aérea en Morón el despegue de interceptores a reacción. Los pilotos se encontraban entonces en acaloradas discusiones sobre si debían adherirse o no al movimiento de los sublevados. Rápidamente se hizo al aire una escuadrilla de cuatro Gloster Meteor leales al gobierno. Si bien no pudieron llegar a tiempo para impedir el bombardeo, lograron interceptar una escuadrilla naval rebelde que se retiraba de la zona. El combate se produjo a baja altura sobre el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery y el Río de la Plata.

La Base Aérea de Morón caería entonces por poco tiempo en manos rebeldes, con lo que estos pudieron hacerse con 4 Meteors. Los hicieron despegar para continuar ametrallando la zona de Plaza de Mayo en apoyo a los rebeldes emplazados en la zona del Ministerio de Marina, extendiendo sus acciones hasta las 17.20. Al no contar con bombas uno de estos aviadores empleó su tanque de combustible como si fuese una bomba de napalm, que cayó sobre los automóviles que se encontraban en el estacionamiento de la Casa de Gobierno.

Ante el fracaso del combate en tierra y luego de ser derribados dos aviones por las baterías antiaéreas montadas en la zona, los aviadores rebeldes recibieron la orden de escapar al territorio uruguayo, pidiendo asilo. De los treinta aviones que huían, algunos aparatos no llegaron a aterrizar en el territorio uruguayo por el excesivo consumo de combustible invertido en los ametrallamientos, por lo que sus pilotos debieron descender forzosamente al Río de la Plata o en campos de la zona de Carmelo.

El pueblo salió a la calle enardecido, solicitando armas al presidente. En un mensaje radial emitido por el General Perón afirmó que “la situación está totalmente dominada. El Ministerio de Marina, donde estaba el comando revolucionario, se ha entregado y está ocupado, y los culpables, detenidos”, e instó a la población: “nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión, sino por la reflexión”.

Se había perpetrado uno de los hechos más cobardes y criminales de militares y civiles de la historia de nuestro país.

Continue Reading

Destacada

“Sin archivos no hay derechos”: la advertencia de Andrés Pak Linares ante el vaciamiento de la memoria estatal

El archivista y presidente de AFPA (Archivistas de la Función Pública Argentina) Andrés Pak Linares, advierte sobre los riesgos que corren los archivos públicos en un contexto de desfinanciamiento, desmantelamiento institucional y políticas que apelan a la desmemoria. Desde el Archivo General de la Nación hasta los organismos más pequeños del país, Pak Linares plantea que sin una política estatal sólida en materia archivística no solo se pierde historia: también se atenta contra la eficiencia del Estado y, sobre todo, contra el ejercicio pleno de los derechos individuales y colectivos. En diálogo con LCV, insiste en la necesidad de una política de archivos que trascienda gobiernos y coyunturas ideológicas, tal como sucede en otros países de la región.

LCV: ¿Cuáles son los riesgos que corren los archivos? Sobre todo en este momento, con este tipo de gobierno que apela a la destrucción y la desmemoria.

Andrés Pak Linares: “Bueno, nosotros desde AFPA , advertimos en un comunicado en abril de 2023 que todo estaba en peligro. Tristemente se fue cumpliendo esta visión que nosotros teníamos. Y lo vemos —para decirlo de una forma que se entienda, digamos— detrás de cada institución que se cierra o detrás de cada programa que se descontinúa, hay un archivo. Hay un archivo que recoge los documentos que dan cuenta de lo que hizo ese feminismo, de lo que hizo ese programa, ese funcionario”.

LCV: Ese funcionario también, por supuesto.

Andrés Pak Linares: “Claro, porque los archivos son los lugares donde se puso la documentación que refleja el accionar de las instituciones. Hay una trazabilidad de la historia que indica en qué gobiernos se cuidó más la memoria, en cuáles se cuidó más la cuestión archivística, se le dio visibilidad, se le dio formación a la gente.”

LCV: Recuerdo, desde que tengo uso de razón —y sobre todo desde que soy periodista— haber ingresado, y salvo los de la Biblioteca Mariano Moreno y algunos otros que son buenos en sí mismos, pero recuerdo el ingente trabajo de los archivistas para protegerlos del polvo, de los ácaros, de un montón de situaciones en donde uno dice: “Pará, eh, esto sin ir a otras cosas, como por ejemplo los fílmicos y los discos, que vos recordarás en la época del presidente Menem, por ejemplo, los archivos de Radio Nacional se tiraron todos a los containers de basura”.

Andrés Pak Linares: “No es fácil ponernos a hacer cuentas de lo que se ganó y lo que se perdió en los últimos años —a decir, no sé, 40 años—, hay muchos hitos, ¿no? Pero yo empezaría por acá: lo que nosotros planteamos desde AFPA es que lo que falta es una política estatal en materia de archivos. Política estatal, no gubernamental. Después podemos encontrar en los distintos gobiernos algunas acciones positivas, algunas negativas. Querríamos trascender eso a favor de la discusión por una política estatal, que es la responsabilidad estatal de la memoria. Y más que de la memoria, yo diría de archivos. Tenemos otra discusión. Las políticas de memoria útiles, buenas, que nosotros acompañamos y demás, tienen una correlación con las políticas de archivo. Si yo quiero una política de memoria eficiente, necesito una política de archivos eficiente. En ese sentido, y para nombrar hitos venturosos, entre el 2010 y el 2020 funcionó un programa de capacitación por el que pasaron más de 3000 agentes, más de 100 organismos públicos. Discontinuado. En los 90s, por ejemplo —para hablar de distintos gobiernos— durante el proceso de privatizaciones, y por el denodado esfuerzo de trabajadoras y trabajadores del Archivo General de la Nación y de otros archivos, bueno, el Archivo General de la Nación duplicó su patrimonio. Rescatando fondos de organismos privatizados.

LCV: ¿Cuáles serían las deudas de la democracia con la política de archivos?

Andrés Pak Linares: Lo que no tenemos del 83 para acá —para hablar de las deudas- es una actualización normativa, un reconocimiento de la profesión. Reconocimiento que tiene que, además de ver sueldos, verse en estructuras, verse en funcionalidad de los archivos. Entonces, más allá de señalar si este gobierno hizo esto, este gobierno hizo lo otro… nosotros vemos que hay una línea, por así decir, que no termina de instalar una política sólida.

LCV: ¿Cómo ves la política actual en ese sentido?

Estamos viviendo un denodado ataque a toda la estatalidad o a todas las —digamos— funcionalidades estatales, ¿no? Y en ese sentido no hay mucho para destruir. Está todo en peligro. Hay un peligro total, en todos los estamentos.”

LCV: Hay mucho para hablar, te digo, hay mucho para hablar y muy poco tiempo, porque yo te voy a pedir que en un minuto me definas la importancia que tiene —en un país— para su crecimiento intelectual, histórico, político y social, el tener los archivos y poder acceder a ese pasado nuestro que yo entiendo siempre enseña. Bien, en un minuto nada más.

Andrés Pak Linares: “Perfecto. Lo que nosotros planteamos —y esto quizás lo explique bien— es que los archivos tienen una triple función social. Una, la de preservar documentos que puedan oficiar de fuentes para el conocimiento del pasado. Otra, para la eficiencia administrativa. Y acá ya empezamos a abrir el juego: si yo quiero un Estado eficiente, más allá de la ideología o más allá de la dirección política que le dé, necesito archivos adecuados. Y una tercera, que dejo para el final y no es la menos importante: los archivos son el soporte documental para el ejercicio de derechos individuales y colectivos”.

LCV: “Totalmente”.

Andrés Pak Linares: “Entonces, si yo no implemento una política de archivo o directamente ataco la funcionalidad o servicios de archivos, estoy atacando directa o indirectamente —pero más directa que indirectamente— la posibilidad del ejercicio de derechos individuales y colectivos. Para poner un ejemplo de países vecinos: Brasil, hasta hace poco, tenía una política estatal en materia de archivos. Cambiaban los gobiernos —se iba Collor de Mello, venía Lula—, el director del Archivo Nacional de Brasil era el mismo. La CONARC, el Consejo Nacional de Archivo, era el mismo, seguía funcionando. A eso llamamos política estatal.

LCV: “Exactamente”.

Andrés Pak Linares: “Que trascienda las coyunturas. Que trasciendan las coyunturas y las ideologías”.

Continue Reading

Destacada

Raúl Godoy, trabajador de la fábrica recuperada Zanon: “Nos están asfixiando”.

En un país donde las estadísticas borran a quienes resisten por fuera del mercado, el trabajador y dirigente ceramista, ex diputado del Frente de Izquierda, Raúl Godoy, levanta la voz desde el corazón de una experiencia que desafía las reglas del capitalismo hace casi 25 años. Zanon, la fábrica de cerámicos de Neuquén gestionada por sus trabajadores desde 2001, enfrenta hoy un escenario crítico: tarifas impagables, falta de crédito, desindustrialización y un Estado que nunca apostó por las gestiones obreras.

El viernes 13 de junio a las 17:30 hs en el Auditorio de ATE Nacional “Héctor Quagliaro”, ubicado en Moreno 2654, CABA, convocan a una reunión de solidaridad. En defensa de las gestiones obreras de Neuquén: Zanon, Ceramica Neuquen y Stefani de Cutral Co.
“El gobierno provincial con el uso de las fuerzas represivas: corto la luz y el gas a las cooperativas en plenos fríos. Paralizando asi toda la producción por lo tanto el sustento de cientos de familias. En la provincia de Vaca Muerta que provee energía a un tercio del país cortan los servicios a cooperativas de trabajo. Los trabajadores con un amplio apoyo de la comunidad vienen realizando manifestaciones en Neuquen, pero necesitan hacer visible esta situación a nivel nacional”, explicaron en un comunicado.

De paso por Buenos Aires para impulsar esa reunión de solidaridad y visibilización, Godoy analiza el presente de la cooperativa, recuerda el rol de los gobiernos que prometieron y no cumplieron, y apunta contra un modelo económico que prioriza a las multinacionales mientras deja caer a quienes producen sin patrón. “Lo que es verdaderamente utópico —advierte— es pensar que se puede sostener una cooperativa en medio de este capitalismo destructivo.”

LCV: ¿Dónde estás vos en este momento?

Raúl Godoy: Ahora, en estos momentos estoy en Buenos Aires. Estamos organizando una reunión para este viernes. Fue el pedido de los compañeros, se discutió en asamblea, para poder hacer visible nuestra lucha. Como bien decías al inicio, desde Neuquén siempre hay mucho silencio. Estamos en la Patagonia, lejos del centro político, por lo tanto, para hacer visible una lucha hay que venir hasta Buenos Aires. Entonces, bueno, acá preparando el terreno para poder hacer esta reunión de solidaridad y poder votar un plan de acción.

LCV: Contanos cuál es la situación que están viviendo en este momento en Neuquén.

Raúl Godoy: Claro. Las gestiones obreras, Zanon principalmente, pero después también Cerámica Neuquén, Stefani, y todos, somos parte de la lucha del 2001 en la Argentina, de ese momento donde surgieron y se multiplicaron las asambleas barriales, las ocupaciones de fábricas, gestiones obreras, cooperativas, etc. La gente se recordará lugares emblemáticos como el Bahuen, como Brukman. Fueron más de 250 fábricas y empresas que fueron ocupadas y puestas a producir frente al abandono de la patronal. Frente al cierre masivo de lugares de trabajo, mucha gente ocupó esos lugares y los puso a funcionar. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Zanon, que venimos hace muchos años, ¿no? Ya el año que viene cumplimos 25 años, desde que se ocupó la fábrica y se puso a producir.

Bueno, estos años han sido de resistencia, de mucho trabajo. Al inicio, cuando empezó nuestro trabajo, tuvimos un momento donde las maquinarias estaban en buenas condiciones, veníamos con un cierto empuje, y logramos que las fábricas funcionaran, que ingresaran más compañeros y compañeras desocupadas a trabajar. Construimos una escuela, construimos un centro de salud, trabajamos muchísimo con la comunidad. Ahora, con el pasar de los años, los ajustes, una política peor que la otra, nos fueron asfixiando. No nos dieron jamás un acceso a crédito para renovar maquinaria. Entonces es como tener un taxi con un Ford Line, con un Torino, digamos. Es muy difícil seguir manteniendo una producción con fábricas que tienen más de 30 años de antigüedad. Han pasado los gobiernos, nunca accedimos, y ahora nos están apretando con los cuadros tarifarios. Con la política de Milei, de darle prioridad a las empresas multinacionales, nos vinieron a apretar. Y bueno, la parte más delgada de una economía son las cooperativas. No tienen espalda.

LCV: Respecto de la energía, escuchaba algo que tenía que ver con que si en la zona fría, que son ustedes, claro, tienen más de un medidor, significa que un medidor lo están usando de lujo. ¿No es posible que una cooperativa tenga dos medidores?

Raúl Godoy: Mirá, es incluso más complejo. Con las privatizaciones de los 90, que hizo el gobierno de Menem, quedó un desastre. Tenés una empresa que es la transportadora de gas, que es Camuzzi, una multinacional francesa que tiene el monopolio del transporte de gas. Pero además, tenés que contratar otra empresa que sea la proveedora. Ahí tenés una multitud de empresas, una peor que la otra, que especulan, la mayoría son multinacionales. En un momento tenía YPF la concesión, nos daba el gas, pero se retiró por zonas. Para que la gente se dé una idea de lo que estamos hablando, la boleta de gas es de 30 millones de pesos por mes.

LCV: ¿Y lo que gastás en sueldos para una cooperativa?

Raúl Godoy: Tenemos un sueldo básico, porque depende de la venta. En realidad, todos los primeros años de Zanon, los primeros 15 años, te diría, estábamos por encima, lejos, de lo que es el convenio ceramista en general. Siempre pudimos acceder, mientras la cooperativa funcionaba bien, a buenos sueldos. Cuando se empezó a deteriorar la economía, los sueldos los votamos en asamblea.

LCV: Entiendo. Pero lo que quería era que mi oyente entienda: 30 millones en gasto de gas y sueldos de cuánto.

Raúl Godoy: Estamos entre 300 y 400 mil pesos.

LCV: Me lo contabas de tal manera que pensé que me ibas a decir dos millones y medio. 400 mil pesos es una jubilación mínima.

Raúl Godoy: Exactamente. Por ahí si tenés una venta mayor se mejora y si no, no. No es estable. Al haberse caído tanto la producción y la economía en la cooperativa, se cobra lo que se puede. No todos los meses es igual.

LCV: En algún momento, ¿Zanon exportó?

Raúl Godoy: Sí, Zanón llegó a exportar, pero con mucho obstáculo. Hay mucha competencia. Había otras empresas que importaban directamente cerámicos más baratos, de menor calidad, y teníamos que competir. Las cooperativas, para nosotros, en última instancia, son lugares de resistencia. Mantenemos las fábricas abiertas. Pero debería ser un lugar de crecimiento, no de resistencia. Pero en un mercado capitalista absolutamente destructivo, no te dejan jamás.

De hecho, ningún gobierno nos permitió tener acceso a crédito para renovar maquinaria. Desde 2001 para acá, ninguno. Este gobierno menos. Este viene a liquidarte. Los anteriores te ponían un respirador. Este te lo quita y dice: “Si soportás, bien”.

Mirá, siempre cuento la anécdota: muchos estudiantes iban a Zanón a solidarizarse, estudiantes de economía, ingenieros. Uno de ellos era Axel Kicillof. Después llegó a ser ministro de Economía. Nunca pudimos acceder a un crédito, ni siquiera con él. Le vimos las caras a todos. Soluciones, a ninguno.

LCV: Le estoy preguntando esto a toda persona que fabrica algo. Con las importaciones abiertas, sin control, también se han abierto los controles de calidad y salubridad. ¿La cerámica tiene ese problema?

Raúl Godoy: Totalmente. Por ejemplo, Zanón fue la primera fábrica en Latinoamérica en fabricar porcelanato pulido. Con las importaciones empezaron a traer porcelanato chino, malísimo.

LCV: ¡Es el que se quiebra!

Raúl Godoy: Exactamente. Me alegra que lo digas vos, porque si lo digo yo parece parte interesada. Pero es verdad. Traían cerámicos malos, más baratos. La gente, con necesidad, compraba cualquier cosa. Imaginate planes de vivienda o empresas que hacen edificios: ponían lo más barato.

LCV: En los planes de vivienda del peronismo, las casas de obreros eran de materiales de calidad. Hoy el Estado te pone material barato. También hay una mirada política en eso.

Raúl Godoy: Sí, hay una decadencia generalizada. En Neuquén, que tiene mucha renta petrolera, ya no hay planes de vivienda. O están terciarizados. Nosotros planteamos que se estatizara la fábrica y, con control estatal, dedicar nuestra producción a viviendas. El gobierno proveía materia prima, maquinaria. Nosotros laburábamos. Gestión obrera. Ese fue el proyecto. No llegamos. Nadie quiso.

LCV: Nadie. Ni los más peronistas, ni los más socialistas.

Raúl Godoy: Logramos la cooperativa, sostuvimos el equipo, la fábrica abierta, trabajamos con la comunidad. Pero ese proyecto más amplio no se concretó.

LCV: Del 2001 al 2005 hubo una especie de “moda Zanon”. ¿Qué opinás de esos enamoramientos fugaces de la cultura “woke” que luego los abandonan?

Raúl Godoy: Yo creo que el título sería: No me arrepiento de este amor. Lo que hicimos en Zanon fue impresionante. Hasta 2009, cuando llegó la crisis de Lehman Brothers, tuvimos un golpe fuerte. Se encareció la energía, tuvimos que apagar un horno.

LCV: ¿Quién era el ministro de Economía?

Raúl Godoy: No me acuerdo. Pero fue un golpe. Afectó a toda la economía. Pero lo importante es que Zanon fue una gran prueba de cómo los trabajadores podemos gestionar. Se creó una escuela, se trabajó con pueblos originarios. Acá, siempre que hay crisis, los patrones dicen “cierro”. Pero ahora saben que los trabajadores pueden ocupar la fábrica. Eso quedó. Eso está en la conciencia de miles. Y también en la de los patrones.

Hay una empresa, Madigraf, que era de un fondo buitre. Amenazaban con cerrar. Los compañeros grabaron un video con un fantasma que decía “Zanon” en el pecho. Terminó siendo cierto. Ocupada y puesta a producir. Hoy es cooperativa. Produce en el parque industrial de Pilar. Frente a Ford, con 5.000 obreros.

LCV: El tiempo está a favor de los pequeños.

Raúl Godoy: Esperemos. Ninguna lucha fue en vano. Lo que sí es utópico es tener una cooperativa y pensar que, en este capitalismo destructivo, vamos a prosperar. Eso sí es utópico. Pero pensar en un país cooperativo, más grande, es lo único que nos puede salvar de esta barbarie.

Continue Reading
Advertisement

Facebook

Copyright © 2017 Zox News Theme. Theme by MVP Themes, powered by WordPress.