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Evangelina Buccari: “Una treintena de países ya tienen ejércitos de trolls para callar a los disidentes”. Informe de Mujeres periodistas sobre ciberacoso

Entrevista con Evangelina Bucari, miembro del colectivo Mujeres Periodistas que difundió un informe sobre la situación de la profesión y la falta de contención legal y emocional a los ciberataques. Con 20 años de trayectoria en los medios, Evangelina fue redactora y editora en Perfil, La Nación y la Agencia Télam, entre otros. Especializada en temas de género, infancia y derechos humanos. En diálogo con La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, explicó los motivos del informe realizado por Mujeres Periodistas titulado: Ciberacoso a periodistas mujeres: la tecnosencura. «El ciberacoso se ha convertido en una práctica sistemática que afecta gravemente a las mujeres periodistas. Desinforman, intimidan y restringen la participación de periodistas en el debate público y, como consecuencia, socavan la democracia», sostuvieron en su presentación.

Evangelina Buccari, miembro de Periodistas Argentinas

  LCV: ¿Cómo estás?

—Hola, buenas tardes, Nora. Muchísimas gracias por la comunicación y por interesarte en este informe que creemos sumamente importante para el ejercicio de nuestra profesión. Como mencionabas recién, presentamos hoy este informe que incluye algunos casos de varias colegas que sufrieron estos ataques, estos ciberataques, pero en realidad lo que queremos y lo que buscamos con este informe, más allá de cada caso puntual y particular, fue mostrar que hay una sistematización, un mecanismo que se está convirtiendo en una práctica que afecta, como te decía antes, nuestra labor diaria.

LCV: ¿Qué se entiende como ciberacoso y cuál es la relación con los trolls del gobierno?

—El ciberacoso es el ataque a través de redes sociales, básicamente, para decirlo muy simple. Estos ataques sobre todo se están dando con intensidad en la red X, lo que antes era Twitter. Nosotras en el informe lo que hicimos fue examinar cómo funcionan esos ataques, impulsados sobre todo por actores institucionales, como vos señalabas, que diseñan campañas de intimidación y de descalificación, sobre todo, creemos nosotras, con el propósito de silenciar a las comunicadoras críticas. Lo novedoso y particular, y un poco lo que nosotras mostramos en el informe es que estos ataques ya no solo provienen quizás como antes, desde bots o desde cuentas que no eran verificadas, sino que hoy las novedad es que provienen de cuentas verificadas, pero además de cuentas oficiales que forman parte de la Comunicación Oficial del Gobierno y sobre todo impulsadas por el presidente Javier Milei.

LCV: Que además utiliza dos maniobras absolutamente nítidas. Una es la de él, en persona, ser el insultante o el discriminador, y la otra es retuitear barbaridades que publican otras personas, algunos que son seguramente trolls y otros no, como vos decís. O sea, el famoso Gordo Dan, por ejemplo, que tiene nombre, tiene cara, tiene todo.

—Muchos de ellos tienen nombre e incluso tienen cargos en el gobierno. Lo que nosotras vimos y también analizamos en el informe, es que esto no es un tema solo de la Argentina, estamos hablando de un proceso global. De hecho citamos varias investigaciones, una importante que hizo Reporteros sin Fronteras en más de 32 países, donde lo que dicen es, cuando hablamos de este fenómeno internacional, también encontramos que la desinformación masiva puede ser orquestada por las más altas esferas del Estado en regímenes autoritarios y en ciertas democracias a la deriva. En una treintena de países se ha creado ejércitos de troll para callar a los disidentes. Entonces, no solo es un fenómeno que se da en la Argentina, es un fenómeno global que llega a la Argentina preocupadas por esta limitación a la libertad de expresion es que planteamos la necesidad de fortalecer el marco legal de alguna manera, para proteger sobre todo el ejercicio periodístico. Por eso nosotros sí tomamos los casos particulares, como contabas, pero para sobre todo mostrar la sistematización.

LCV: Lo que me interesa destacar para quienes nos están escuchando, es que uno estaba acostumbrado a la grieta, pero lo de ahora realmente es un ataque a la libertad de expresión.

—Exacto, es exactamente como lo decís. Por eso nosotras creemos que tenemos que estar unidas. Nosotras somos periodistas profesionales que queremos ejercer nuestra profesión con libertad de expresión, pero también con la libertad de poder publicar en nuestras redes sociales lo que creamos, y también que no ser descontextualizadas, porque esa es otra cuestión. En esta creación de fake news y de noticias falsas, hay un recorte de lo que muchas trabajadoras hacen en sus medios, y entonces son sacadas de contexto y utilizadas para desinformar. Eso también es un ataque contra la libertad de expresión.

LCV: Has transitado en La Nación, Télam y Perfil, cada uno con su manual de estilo. ¿Cuál es la mirada y el compromiso que tienen los medios de comunicación en la defensa de la libertad de expresión en este caso? ¿Qué rol tienen adentro de este informe?

—Sobre todo dentro de este informe, lo que nosotras hacemos es, en las conclusiones, pedirle a las empresas y a los medios periodísticos que se tienen que involucrar. Entonces, hay una serie de pedidos que hacemos, por un lado al Estado y por el otro lado a las empresas de medios, porque necesitamos que asuman que el ciberacoso es una amenaza para las periodistas y que lo prevengan. Necesitamos que los medios de comunicación capaciten tanto a los periodistas como al resto de sus empleados para que enfrenten este tipo de amenazas. Que creen dispositivos de urgencia internos para garantizar que las periodistas víctimas de acoso pueden contar con apoyo. El apoyo legal y sobre todo también el apoyo psicológico en algunos casos es muy importante. Hay colegas que han sido amenazadas de muerte, amenazados sus hijos, y es muy grave. Entonces en esos casos vos necesitas apoyo y contención. Que no hay que tomarlo como un ataque personal y que la periodista no lo tiene que enfrentar sola, de manera individual, sino se tiene que enfrentar, como decíamos antes, como un daño a la libertad de expresión, al periodismo, y que los medios, por lo tanto, tienen que asumir esa responsabilidad de contener.

Dentro de todas las entrevistas que hicimos, porque todos los casos que están mencionados en el informe fueron todas entrevistadas, contamos con la autorización de ellas, y más allá de un montón de otros casos que quizás no figuran, pero bueno, teníamos que acotar un poquito las historias porque si no iba a ser externo. Porque son muchos los casos. Muchas contaron que en sus medios de comunicación las apoyaron, que recibieron este apoyo, pero muchas otras no. En muchos otros casos se sintieron muy solas. Entonces es importante que los medios asuman esta responsabilidad con sus trabajadoras y sus trabajadores también.

LCV: Un poco es el caso de Marina Abiuzo, que era editora de género y creo que dejó de serlo en el marco de los ataques también.

—Marina es un caso particular, nosotros contamos en el informe, ella la verdad que es pionera en algún punto en cómo pudo actuar frente a las amenazas. Marina pudo lograr hacer un juicio gracias al apoyo de distintas organizaciones de derechos humanos y Amnistía Internacional. Ella hizo un juicio, logró que se le dé probation a cuatro de sus agresores. Ahora estoy en duda si son cuatro o cinco. Así que es un caso paradigmático. Marina además hizo junto con Unfpa una guía para periodistas, que también es muy interesante e invito también a las colegas y a todos a mirarla porque tiene también como un paso a paso de cómo reaccionar frente a los ataques. Pero bueno, sobre todo por este y por muchos otros casos, creemos que los medios de comunicación tienen que hacerse cargo de esta situación que es nueva para todos. Si bien se viene dando hace algunos años, creo que explotó desde el último año y sobre todo en los últimos meses. Tienen también que visibilizar más el tema. Por eso agradecemos mucho estos espacios y esperamos que se hable del informe, que a partir del informe se hagan reportajes, se hagan más investigaciones, y sobre todo sensibilizar también a la población, pero al gremio periodístico en general. Hoy, por suerte, la verdad que el gremio periodístico Sipreba estuvo presente, estuvo también Fatprem, y creo que es un desafío para todos y todas.

LCV: Estamos también bastante desprovistos de leyes que impidan que los partidos políticos, por ejemplo, o que las empresas privadas o quien sea, subvencionen de alguna manera estos ejércitos de odiadores seriales. Digo, no hay ninguna pena para esto.

—Por eso también en el pedido y nuestras conclusiones del informe también hay unas solicitudes al Estado en particular. Por un lado, más o menos te las enumero, pero en principios, que se refuerce justamente como decías, el mar legal para restringir el acoso en línea a periodistas, y que la legislación se aplique estrictamente, porque a veces, como sucede en muchos otros casos, existen las legislaciones pero son nada, no son aplicadas. La ley está, pero no se aplica. Que se imponga obligaciones a las plataformas en lo relativo a la transparencia de los algoritmos y el uso de bots y de robots para hacer ataques. Obviamente todo esto sin que esto implique controlar los contenidos, ni censurarlos, ni mucho menos. Simplemente que se imponga obligaciones de transparencia. Que se instaure un dispositivo de resarcimiento de daños y perjuicios para las víctimas de ciberacoso. Y también, por último, el último punto es que se prohíba financiar este tipo de agresiones para influir en la opinión pública.

LCV: Además sentirte en peligro en lo que estás haciendo. Me parece que el retroceso que hemos tenido en estos meses en los derechos, deberes y garantías de toda la sociedad, no solamente de nosotras, sino, por ejemplo, la desaparición de organizaciones como el INADI, o de la desaparición del Ministerio de la Mujer y demás, ha hecho que por esa grieta que parecía que estaba cerrada, vuelvan a aparecer lo que en realidad nunca se había extinguido, estaba solapado porque la careteaban.

—Sí, porque ahora lo que hay es una polarización exacerbada, o sea, lo que existe, y esto te lo demuestran estos ataques, es que están justamente ensanchando la polarización. Entonces, en realidad lo que sucede, y además, volviendo a lo que tiene que ver con nuestro ejercicio profesional, es que en muchos casos estos ataques afectan también la relación de las periodistas y las profesionales con su propia labor. Porque empieza a haber funcionarios, un montón de fuentes que no quieren hablar con ellas, que no quieren salir en este programa porque saben que luego probablemente eso pueda ser usado en su contra, que directamente incluso el presidente dice no hablen con tal o cual periodista. Lo ha dicho al aire, nombrando a ciertas periodistas.

LCV: Como a Silvia Mercado.

—Es una de las que están mencionadas también, incluso creo que han mencionado muchas veces a Romina Manguel para que no le den entrevistas. Por eso nosotras intentamos de alguna manera, si bien mencionar casos, porque los necesitas también para demostrar y para analizar la sistematización, pero queremos corrernos de los casos puntuales primero para no revictimizarlas y no exponerlas. Pero además también porque creemos que ya son sólo unos ejemplos de algo que se reproduce en muchísimas escalas y en muchísimos lugares. Sobre todo por el impacto, que esto es otra cosa también importante, el impacto que estos ataques suele tener en muchas de las periodistas afectadas.

LCV: No es menor lo que están haciendo con el insulto y la persecución de esta manera, en este caso a nosotras, a las mujeres, pero te digo, al periodismo, a la libertad de expresión en general.

—Sí, en general. Nosotras en particular, por ser una organización de mujeres periodistas, y además porque notamos que hay un particular ensañamiento con las mujeres, en este caso, con las mujeres periodistas en particular, por la forma de los ataques, por el tipo de ataques, el tipo de contenido.

LCV: Somos las primeras dos mujeres que hacen un programa dedicado al mundo del trabajo en general, no al sindicalismo, sino al mundo del trabajo. Súmennos a las listas todo lo que sea necesario, porque acá estamos para dar batalla, la venimos dando y queremos darla también con ustedes.

—Yo les agradezco en nombre de Periodistas Argentinas el espacio, el interés, porque estos ataques desinforman, intimidan y restringen la participación de las periodistas en el debate público. Y bueno, como consecuencia sabemos que eso socava la democracia. Así que de alguna manera este informe lo que busca es que pongamos un alto, reflexionemos sobre el tema y que las empresas y el estado nos escuchen.

LCV: ¿Hubo alguna compañera que haya perdido su trabajo o lo haya visto peligrado por este tema?

—No particularmente de los casos que hemos citado, pero sí algunas compañeras no se han sentido del todo contenidas y han decidido cambiar de trabajo. Hoy somos mas de 200 periodistas de toda la Argentina que formamos Periodistas Argentinas buscando defender la información y la participación de las periodistas en el debate público sin tener miedo de publicar y autocensurarnos.

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“El kiosco de barrio está en peligro de extinción”, advirtió Ernesto Acuña, referente del sector kiosquero y representante de UKRA

El kiosco de barrio es mucho más que un punto de venta: es parte del tejido cotidiano de la comunidad. Está en la esquina, frente a la escuela, al lado del club o del colectivo. Allí se compra lo mínimo indispensable, pero también se conversa, se fía, se acompaña. Sin embargo, este símbolo del comercio de cercanía está en riesgo. En los últimos años, miles de kioscos han bajado sus persianas empujados por una competencia feroz: grandes cadenas, supermercados, farmacias, la informalidad creciente y la falta de políticas que protejan al pequeño comerciante.

En esta charla con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Ernesto Acuña, referente nacional de los kiosqueros y voz firme del sector, nos cuenta con crudeza y claridad cómo se vive esta transformación desde adentro. Con más de dos décadas detrás del mostrador, su testimonio retrata una realidad que avanza en silencio, pero amenaza con borrar una parte esencial de nuestra identidad barrial.

LCV: “¿Cuál es la situación actual de los kioscos?”
Ernesto Acuña: “Esa es la data: 16.000 kioscos cerraron en un año. Estos datos nos los pasaron desde ARCA, la ex AFIP, cuando con UCRA nos reunimos con ellos y preguntamos cuántos kioscos activos quedaban. Por primera vez después de décadas, nos dijeron que somos 96.000, es decir, por debajo de los 100.000.”

LCV: “¿A qué se debe este cierre masivo?”
Ernesto Acuña: “Principalmente, al surgimiento de las cadenas de kioscos. Viene una persona y te instala 40 o 50 en un barrio. Además, productos que antes vendíamos en exclusiva, como golosinas y cigarrillos, ahora se comercializan por otros canales. Hoy cualquiera vende esos productos: farmacias, supermercados, verdulerías. Este es el resultado.”

LCV: “¿Las farmacias también son competencia directa?”
Ernesto Acuña: “Sí. Son de los principales vendedores de golosinas. Las ves en shoppings, supermercados grandes, y hasta en la línea de cajas, donde ofrecen golosinas sueltas. Los supermercados chinos también venden cigarrillos, muchas veces sacándolos de debajo del mostrador, aunque no estén habilitados para eso.”

LCV: “¿Estás diciendo que la competencia es tanto formal como informal?”
Ernesto Acuña: “Exactamente. Por un lado, están las cadenas formales, como las farmacias, que generan una competencia feroz a rubros como perfumerías y kioscos. Y por otro lado, está la competencia informal, producto de la crisis: verdulerías que agregan heladeras, chinos que venden cigarrillos, todo en un intento por sobrevivir.”

LCV: “¿Hay una intención deliberada de reemplazar al kiosco de barrio?”
Ernesto Acuña: “Sí. Hay dos fenómenos: uno es el sálvese quien pueda, por la situación económica. El otro es el pez grande que se quiere comer al chico. Las cadenas quieren vender de todo, incluidas nuestras exclusividades, y eliminar al kiosco de barrio. Son dos amenazas distintas.”

LCV: “¿Esto pasa más en las grandes ciudades?”
Ernesto Acuña: “Totalmente. En el interior profundo o en lugares como La Matanza, no llegan ni Farmacity ni las grandes cadenas. Pero sí llega el supermercado chino o el kiosco informal. El kiosco de cercanía, ese donde uno compraba la golosina mientras el padre compraba el diario, ya no tiene reemplazo.”

LCV: “¿Qué pasa en contextos económicos tan complicados como el actual?”
Ernesto Acuña: “Ahí aparece otro fenómeno: la gente que no llega a fin de mes abre un kiosco en el garage o en una ventana. Kioscos sin habilitación que empiezan a competir con los formales. Así se va formando un universo paralelo, que no está contemplado en los 96.000 registrados.”

LCV: “¿Es una especie de subproducto de la crisis económica?”
Ernesto Acuña: “Sí. Muchos de estos kioscos surgen de personas despedidas, jubiladas anticipadamente o que necesitan un segundo ingreso. Con la indemnización montan un kiosco-almacén en el conurbano. Es una respuesta a la falta de oportunidades.”

LCV: “En algún momento los kioscos vendían medicamentos de venta libre, ¿no?”
Ernesto Acuña: “Sí, se vendían aspirinas, Alikal, algún Actron. Hoy, muy poco. Algún domingo puede aparecer alguien pidiendo un Uvasal, pero ya no es habitual. Además, la normativa cambia todo el tiempo: hoy se puede, mañana no. En 26 años de kiosquero, cambiaron esa norma al menos diez veces.”

LCV: “¿Te pasó que te vendieran una pastilla suelta?”
Ernesto Acuña: “Sí. Un día fui a pedir un blister y me dijeron: ‘Te vendo de una o de dos’, porque con eso hacen más negocio. Es parte de cómo nos adaptamos a sobrevivir.”

LCV: “¿Sos kiosquero de familia o el primero?”
Ernesto Acuña: “Soy el primero. Tengo 52 años y empecé a los 25. Tengo un hijo de 16, pero no quiere saber nada con el kiosco. No le gustan las cosas dulces, siempre va por lo salado.”

LCV: “¿Están siendo escuchados por algún organismo o autoridad?”
Ernesto Acuña: “Pedimos dos leyes fundamentales. Una es la Ley de Proximidad, para que no se pueda abrir un kiosco a menos de 100 metros de otro ya instalado. La otra es una ley de Venta Exclusiva, para que los productos que vendemos no se comercialicen por otros canales. Sin estas leyes, el kiosco de barrio va a desaparecer, como pasó con los almacenes en los años 90.”

LCV: “¿Cómo debería avanzar ese proyecto?”
Ernesto Acuña: “Necesitamos que las legislaturas de cada ciudad aprueben estas leyes y que el gobierno nacional lo tenga en cuenta. Ojalá haya una ley de protección general. Porque no solo se trata de trabajo, se trata de preservar una empresa privada. Este gobierno dice defender lo privado. Veremos si nos incluye.”

LCV: “Lo que pedís se parece a lo que existía para los canillitas, con áreas de exclusividad, ¿no?”
Ernesto Acuña: “Exactamente. Queremos recuperar ese principio de proximidad. Especialmente cerca de escuelas, donde debería haber una regulación que priorice al kiosco tradicional por sobre otras opciones más informales o ajenas a la comunidad.”

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“La trampa del lenguaje y la confusión política: Sztulwark lee a Kafka en clave argentina”

La política argentina atraviesa una etapa de confusión profunda, marcada por el desencanto, la fragmentación y un lenguaje que ya no logra conectar con la experiencia cotidiana. En diálogo con La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, el escritor Diego Sztulwark reflexiona sobre la distancia entre la retórica institucional y la vida real en los territorios, a partir de una asamblea barrial tras el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner. En esta nota, recurre a Kafka como herramienta para pensar las trampas del lenguaje político, la perplejidad colectiva y el avance de un proyecto de ultraderecha que busca anular la capacidad de imaginar otros mundos posibles.

LCV: “¿Cómo se te ocurrió escribir un libro para buscar algunas interpretaciones a nuestra vida, en lo que tiene que ver con la vida política argentina y este devenir en el que estamos transitando, empujando a Kafka a esas ideas?”
Diego Sztulwark: “Se me ocurrió en un viaje. Unos meses después del intento de asesinato a la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, participé en una asamblea con amigas y amigos en el conurbano sur, junto a personas de distintas organizaciones sociales. Me impactó cómo no se percibía conexión entre ese hecho de violencia y la violencia cotidiana del territorio. Hubo una conversación difícil sobre una ruptura entre la conversación política de los medios y la desesperación territorial. No era un problema de percepción, sino una realidad fracturada. En la lógica de esa asamblea, se percibía una distancia entre la retórica institucional y la vida práctica del territorio. Esa fractura dio inicio a una pregunta sobre el potencial del lenguaje, y sobre Kafka como autor de la trampa, cuando el lenguaje queda atrapado.”

LCV: “Vos lo debés observar en forma cotidiana, porque además sos un filósofo que no está encerrado en una burbuja, sino que busca inspiración en una asamblea. Supongo que la cotidianidad te devuelve permanentemente situaciones kafkianas que alimentan estas ideas, ¿o me equivoco?”
Diego Sztulwark: “No soy un especialista en Kafka. A partir de ese episodio me sumergí en su lectura y en bibliografía relacionada, porque sentí que la situación anticipaba lo que nos estaba ocurriendo como país. Mi inmersión fue intensa. Lo kafkiano no es solo una burocracia que enloquece, encontré en Kafka un estratega, un escritor que con sus estrategias literarias puede ofrecer imágenes útiles para pensar nuestra política actual. Fue una forma de abordar problemas propios leyendo a Kafka.”

LCV: “En una de las reseñas que hicieron sobre tu material, leo en la revista Crisis: ‘No es inteligente esperar que la oscuridad del presente se disipe un buen día como por arte de magia. La ultraderecha es un proyecto organizado de demolición de las capacidades perceptivas de la sociedad que busca esterilizar la imaginación política.’ ¿Cuál sería el aporte del libro a esa circunstancia?”
Diego Sztulwark: “Eso que estás leyendo no es una reseña, sino el prólogo del libro-entrevista, que fue un anticipo y efectivamente forma parte del libro. La primera cuestión que planteo es cómo asumir un fenómeno de perplejidad en el que creo que aún estamos. Muchas personas sentimos que no entendemos qué pasa, por qué la gente vota como vota, por qué nuestras verdades ya no repercuten, por qué no estamos en la calle. Hay una impotencia con la propia lucidez. Ese oscurecimiento de la percepción colectiva no es casual: es parte de una estrategia política para que dejemos de generar sentidos nuevos. Es una política de desactivación que le es funcional a un neoliberalismo en crisis, que sigue extrayendo recursos de la naturaleza y la sociedad. La confusión es funcional a ese objetivo, y experiencias como la pandemia, las tecnologías de la distancia y el balance de gobiernos previos lo facilitan.”

LCV: “Hablás de puntos ciegos del orden político previo. ¿Cuáles son esos puntos ciegos?”
Diego Sztulwark: “Por un lado, la falta de balance político sobre el gobierno del peronismo de Alberto y Cristina Fernández. Por otro lado, la pandemia. Y también la introducción de tecnologías de la distancia que median las relaciones con la economía, la producción y la comunicación política. Esa suma de factores genera condiciones para una confusión social y política funcional a implementar ajustes y transferencias de riqueza muy brutales. Si no generamos mecanismos para volver a confiar en nuestras percepciones, en crear sentidos estratégicos, quedamos como un pueblo disperso, fragmentado y desarmado.”

LCV: “A medida que hablás, se me vienen imágenes de películas distópicas. La perplejidad cobra forma en nosotros mismos yendo por la calle, viéndonos sin ver. Estamos cerca de un proceso electoral complejo y determinante. ¿Cómo se vincula esto que decís con la relación de la ciudadanía con el voto, más allá de los resultados?”
Diego Sztulwark: “Una de las primeras consecuencias de esta situación es que una de cada dos personas no se presenta a votar. Ya ocurrió en elecciones recientes. No sé qué pasará en las próximas, pero el ausentismo debería preocuparnos. Hay estudios que muestran que no se trata de desinterés, sino de una actitud crítica: muchas personas, porque les importa la política, no quieren votar. Hacen un balance realista de lo que significa hoy la democracia. Ese desinterés es frustrado, informado y real. No sé si no usan el instrumento o si consideran que ya no sirve. Lo que sí sé es que se subestima a la gente cuando se dice que no vota porque no entiende. Incluso la oferta electoral está devaluada, con candidatos salidos del espectáculo o del escándalo. Si tenés conciencia del voto, hay un prurito en malusarlo. Es una situación compleja, y la perplejidad, sin duda, nos va a dominar en estas elecciones.”

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Enrique Hohl de la cooperativa Madre Tierra: ‘La alimentación no puede quedar librada al mercado’

Enrique Hohl tiene 35 años, vive en una chacra en Olavarría junto a su familia y es uno de los fundadores de la cooperativa de trabajo Madre Tierra, un espacio que reúne a más de un centenar de pequeños productores dedicados a la agricultura familiar. En diálogo con La Columna Vertebral, Enrique comparte cómo surgió esta organización, los desafíos de producir alimentos sanos en tiempos de crisis y el valor de la agroecología como alternativa posible.

LCV: “Contale un poco a nuestros oyentes de qué se trata la cooperativa de trabajo Madre Tierra.”
Enrique Hohl: “Somos una cooperativa de trabajo de la ciudad de Olavarría, conformada en 2019. Nos dedicamos a la producción de agricultura familiar, principalmente con pequeños productores del sector hortícola, en lo que es la producción en las quintas.”

LCV: “¿Cuánta gente agrupa la cooperativa? ¿Cuántas chacras, huertas, cuántas personas están involucradas?”
Enrique Hohl: “Somos 26 emprendimientos, con dos o tres personas por unidad productiva, dedicadas a la producción de verduras. Mayoritariamente, las chacras tienen entre tres y cuatro hectáreas, con aproximadamente media hectárea de invernadero.”

LCV: “Tengo un dato que indica que son más de 100 productores. ¿Es correcto?”
Enrique Hohl: “Sí. Cada emprendimiento agrupa a más de una familia, así que en total somos más de cien productores. Además del sector hortícola, también hay familias que se dedican a la producción de huevos, miel y algunos tambos pequeños. En conjunto, somos muchas familias organizadas.”

LCV: “¿Cómo comenzaron con Madre Tierra? ¿Cómo se fueron conociendo y sumando al proyecto?”
Enrique Hohl: “Arrancamos frente a una problemática común en la agricultura familiar: la dificultad para vender nuestros productos, llegar al consumidor, ofrecer buenos precios y visibilizar nuestro trabajo. Empezamos a reunirnos para buscar alternativas como ferias, bolsones, entregas por pedido. Entendimos que organizándonos podíamos resolver esos problemas.”

LCV: “Desde 2018 hasta ahora pasaron por distintos gobiernos. ¿Cómo fue ese recorrido? ¿Cuál fue el mejor momento de la cooperativa y cómo están hoy?”
Enrique Hohl: “Al principio no sabíamos bien cómo organizarnos. En 2019 descubrimos la herramienta de la cooperativa y empezamos a trabajar con organismos nacionales para conformarla. Obtuvimos nuestra matrícula y comenzamos a participar de ferias, capacitaciones, cursos de manipulación de alimentos. En ese momento, aprovechamos políticas nacionales que fortalecieron a las cooperativas. Desarrollamos una feria importante y abrimos un local que funcionó por dos años. Pero en los últimos tiempos, vimos una gran caída del consumo que nos afectó mucho, junto con condiciones climáticas adversas que retrasaron los procesos productivos.”

LCV: “¿La caída del consumo se percibe tanto en el vínculo con los comercios como con los consumidores individuales?”
Enrique Hohl: “Sí, es generalizada. Bajaron las ventas en ferias, en almacenes de cercanía, incluso en supermercados como Cooperativa Obrera y en compras del Estado. Desde 2021 somos proveedores del municipio y también ahí notamos la baja. Esto afecta directamente el acceso a alimentos básicos: frutas, verduras, huevos, miel. No estamos hablando de lujos, sino de lo mínimo para una alimentación saludable.”

LCV: “¿Creés que esta caída está relacionada con la pérdida de empleos?”
Enrique Hohl: “Sí. El desempleo se siente tanto en el sector privado como en el público. Olavarría es una ciudad minera, y se estima que este año hubo alrededor de 4.000 despidos. Eso impacta en toda la economía: si cada trabajador tiene una familia, estamos hablando de 12.000 personas afectadas. Se cierran fábricas, se suspenden actividades, y eso también golpea al transporte, los servicios y el comercio.”

LCV: “¿Cómo les afecta el aumento en los costos logísticos y de servicios?”
Enrique Hohl: “Muchísimo. La mayoría de los productores alquila la tierra. Además del alquiler, subieron la electricidad, las semillas —muchas con precio dolarizado—, y otros insumos como el nylon. Todo eso, sumado a la caída del consumo y, en algunos casos, a la baja de precios, hace muy difícil sostener la producción.”

LCV: “¿Cuántos años tenés? ¿Venís de una familia productora?”
Enrique Hohl: “Tengo 35 años. No vengo de una familia agropecuaria, soy de ciudad. Hace 12 años me mudé a una chacra con mi pareja, y ahí también nacieron mis hijos.”

LCV: “¿Qué te motivó a tomar esa decisión de cambiar de vida?”
Enrique Hohl: “La alimentación fue un factor clave. Primero por nuestra propia familia, y luego por una conciencia más amplia sobre el consumo. Alimentarse debería ser un derecho básico, como la salud o la educación. Sin embargo, mientras estas dos últimas están medianamente garantizadas por el Estado, la alimentación queda librada al mercado y a la capacidad económica de cada persona.”

LCV: “¿Los productos de Madre Tierra son orgánicos o agroecológicos?”
Enrique Hohl: “Apuntamos a un modelo agroecológico. Aunque también trabajamos con productores convencionales, buscamos proponer otro modo de producción. La idea es acompañar a quienes ya producen para que puedan cambiar sus prácticas, y eso requiere capacitación y organización.”

LCV: “¿Eso implica revertir prácticas impuestas por el modelo productivo tradicional?”
Enrique Hohl: “Exactamente. Muchas veces el uso excesivo de agroquímicos está muy arraigado. Por eso es importante el acompañamiento técnico, la formación, y construir alternativas viables que respeten el ambiente y la salud.”

LCV: “¿Te mudaste solo a la chacra o con tu familia?”
Enrique Hohl: “Con mi pareja. Y en la chacra nacieron mis dos hijos, que ahora tienen 9 y 7 años.”

LCV: “Me imagino que deben estar correteando por la huerta y participando de la vida rural…”
Enrique Hohl: “Sí, claro. Viven muy conectados con la naturaleza, y eso es algo muy lindo para su infancia.”

LCV: “Ustedes participaron del quinto Congreso de Cooperativas Agropecuarias y Agroalimentarias de la Provincia de Buenos Aires. ¿Qué balance hacés?”
Enrique Hohl: “Participamos como parte de la Federación Rural para la Producción y el Arraigo. Fuimos cooperativas de Olavarría y Azul. Estuvimos presentes el martes en la jornada sobre cooperativismo, y miércoles y jueves en las de agricultura. Estos encuentros son muy valiosos para intercambiar experiencias, debatir políticas públicas y seguir fortaleciendo el desarrollo agropecuario, tanto en la provincia como en el país. Siempre uno se lleva algo positivo y alguna reflexión para seguir trabajando.”

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