Entrevistas
Cooperar para vivir: historia de una red solidaria en movimiento

Lo que empezó como un simple intento de compartir recursos informáticos entre ocho cooperativas eléctricas en 1982, terminó convirtiéndose en una experiencia única de organización solidaria. En esta charla con La Columna Vertebral, Omar Marchissio repasa la historia de La Regional, una cooperativa que no solo distribuyó gas cuando nadie más lo hacía, sino que también encontró formas inesperadas de responder a las necesidades más urgentes de su comunidad: desde garrafones hasta ataúdes. Un modelo que demuestra que, incluso en contextos adversos, la unión de trabajadores puede sostener servicios esenciales y dignificar la vida —y también la muerte— en el interior profundo del país.
LCV: “Contanos un poquito de qué se trata esta cooperativa.”
Omar Marchissio: “Eh, bueno, a ver, eh, esta locura, hermosa locura, empezó en el año 1982, que un grupo de cooperativas se juntaron para hacer un centro de cómputos. Porque en ese momento, eh, cada cooperativa tenía su propio centro, lo que hacía bastante engorroso porque no sé si ustedes se acuerdan que no era tan fácil como ahora. Había… se trabajaba con tarjetas micropreforadas y había que… no sé, bueno, se tiraban los datos con la onda. Eh, la verdad que, este… bueno, estas, estas cooperativas se empezaron a charlar entre ellas y lograron, eh, una conexión, vamos a decir así, de juntarse. Y resulta que, en vez del centro de cómputos, terminó con una problemática que era en ese momento el valor del cilindro de tubo de gas. Ah, que… que este… nada que ver, eran todas cooperativas eléctricas. Y bueno, eh, como todas las cooperativas van en ayuda a los servicios que prestan en cada comunidad, se tomó como futuro, eh, porque había una federación, que era FASE, Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas, que conjuntamente con la Secretaría de Energía estaban promocionando las obras para realizar, eh, plantas de gas. Este… aquí que se empezó a charlar, y en vez de hacer un centro de cómputo, hicieron una cooperativa de cooperativas. Porque esa es, digamos, la parte linda de esto.”
LCV: “¿Formaron la federación?”
Omar Marchissio: “No, no, no es una federación. Ah, es una entidad de primer grado, que, eh, son cooperativas asociadas.”
LCV: “Perfecto.”
Omar Marchissio: “Había muy pocas en la Argentina en ese momento, y bueno, eh, se juntaron ocho, y todas cooperativas eléctricas, y fundaron esta cooperativa de cooperativas que es de gas.”
LCV: “Perfecto. Ustedes tienen la sede en Chacabuco. Yo quiero hacer entender al resto de mis oyentes, que están afortunadamente distribuidos por todo el país y seguramente en otros lados, deben entender mejor que yo, porque al ser porteña, un poco este asunto de las cooperativas de distribución de servicios como el gas o como la luz no lo tengo tan claro. Eh, ¿cómo es la acción directa de ustedes con la gente? El beneficio hacia las personas, hacia la comunidad.”
Omar Marchissio: “Está bien. En ese momento —estoy hablando 1983—, cuando se constituye la cooperativa, se funda con ocho cooperativas eléctricas. Y de ahí en más se empieza a trabajar en hacer la planta, que se inauguró el 5 de agosto de 1985. Y ahí se produce el llenado de los tubos de gas de 45 que se distribuyen en estas ocho cooperativas.”
LCV: “¿Y eso a quién da servicio?”
Omar Marchissio: “La cooperativa eléctrica tenía el reparto de los cilindros de 45 directamente a la gente.”
LCV: “Claro. Y hoy vamos al 2025. Hoy, ¿qué servicio están dando y a cuánta gente alcanza? Iba a llegar a eso. Lo que pasa es que se me va el tiempo y yo quiero mostrar qué útiles son hoy porque me faltan poquitos minutos para las 19 y tengo que irme a la tanda. Entonces vamos rapidito.”
Omar Marchissio: “Eh, una vez que en las localidades empieza a llegar el gas natural, eh, las cooperativas dejaron de ser un servicio primordial, el de llenado de cilindro. Y nosotros casi en el 98 estuvimos a punto de desaparecer porque ya no tenía más sentido. Ah, y nos volcamos para el tema de las chanchitas de gas, o sea, domiciliarias o industriales o comerciales.”
LCV: “Ah, las garrafitas.”
Omar Marchissio: “Las garrafitas. El garrafón. Garrafón grande que va con… viene con el camión con gas y se la llena en cualquier domicilio o en cualquier planta industrial.”
LCV: “Cuando yo vivía en provincia hace muchos años atrás y también supe lo que era estar esperando el asfalto, recuerdo esos camioncitos donde mis viejos compraban las garrafas. Lo recuerdo perfectamente. ¿A cuánta gente asisten hoy por hoy?”
Omar Marchissio: “Y no, el universo es grande, porque no solamente tenemos 138 cooperativas asociadas. O sea, de las ocho fundadoras hoy somos 138. Entonces, este… eso hace que tengamos un reparto de gas bastante más… Inclusive hacemos el servicio de la zona norte de BAXA, o sea, las plantas que están en las localidades que no tienen gas natural, sí, nosotros vamos con los camiones y les transportamos el gas.”
LCV: “¿Cuánta gente trabaja más o menos, Omar?”
Omar Marchissio: “Nosotros, 26 personas.”
LCV: “26 personas en las cooperativas, porque aparte de tener el llenado y reparto de cilindro, el gas este en las tachitas —vamos a decir así, que es propano— tenemos una fábrica de ataúdes que… este… si las quieren probar…”
Omar Marchissio: “No, gracias. No, le agradezco, le agradezco. Bueno, tengo unos cuantos… si hay un escape de gas, digamos, en la zona, yo tengo unos cuantos candidatos. Sí, tengo unos cuantos candidatos, si quiere.”
LCV: “Como sobre todo… un tiempo a esta parte… Como también, sobre todo… perdón, Omar, Omar, Omar… Sobre todo, digo, unos cuantos muertos políticos que van a competir en las elecciones de ahora de septiembre. Así que, pero bueno, vayamos cerrando. También tienen los ataúdes y esto forma parte también dentro de las cooperativas. O sea, es un servicio más porque las necesidades de las cooperativas, de cuando fueron cerrando las casas velatorias en cada ciudad, la cooperativa también se hizo cargo.”
Omar Marchissio: “Claro.”
LCV: “Porque además, en medio de la crisis… En medio de la crisis, la verdad que uno se ríe porque… No, porque viste que la reacción del ser humano frente a la muerte es: o te matás de risa o te morís de miedo. Acá, nosotras dos nos morimos de risa. Por el momento nos causa gracia, pero es cierto que frente a la crisis no es menor el tema de que muera un familiar y no tener, más en los pueblos, cómo llevar adelante el servicio. Y esto es algo como muy importante. Omar, se me va el tiempo, lo tengo que ir dejando. Dígame, ¿qué están preparando así último? ¿Qué novedad tiene para contarme? En menos de un minutito, cuéntemelo.”
Omar Marchissio: “Bueno, lo que estamos haciendo también, otro servicio que tenemos es el de compras agrupadas. Ah, generalmente, entre todas las cooperativas, ponemos una cuota y con esa cuota se compran camionetas o materiales para la cooperativa.”

Destacada
Del periodismo delincuencial al Martín Fierro: Ricardo “Patán” Ragendorfer tras ganar el Martín Fierro Digital

El periodista y escritor Ricardo “Patán” Ragendorfer fue recientemente premiado con el Martín Fierro Digital a la mejor crónica periodística por su artículo Durmiendo con el enemigo: el factor Villarruel, publicado en Tiempo Argentino. En exclusiva con el equipo de La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Ragendorfer repasa con agudeza e ironía su mirada sobre el oficio, los medios, la coyuntura política y la estructura del poder. También reflexiona sobre su trayectoria en el periodismo policial, la ética del encuadre y la figura de Patricia Bullrich. A lo largo del diálogo, se mezcla la risa, la crítica feroz y la memoria de una generación que aprendió a leer entre líneas.
LCV: “¿Vos qué sentiste, Patán, cuando te dieron el premio? O mejor, antes, cuando te nominaron, ¿qué sentiste?”
Ricardo Ragendorfer: “Mirá, una gran sorpresa. Una gran sorpresa y una sensación de incordio, porque sentí que eso me obligaba a ir a un lugar al cual yo no tenía ganas para no ganar absolutamente nada. Pero mi segunda sorpresa fue haberme ganado la estatuilla, ¿no? Lo cual me causó, desde luego, mucha alegría. Y comparto lo que vos dijiste. Este premio es para todos nosotros. Y, cuando digo “nosotros” excluyo expresamente a todos los alcahuetes que pululan en este oficio, ¿no?”
LCV: “Vos sabés que a mí, además, me llamó mucho la atención cuál fue la nota por la que te dieron el premio, que es Durmiendo con el enemigo: el factor Villarruel. O sea, es toda una declaración política, digo… haber premiado esa nota con esos contenidos. ¿Te sorprendió a vos también?”
Ricardo Ragendorfer: “Sí, sí. Vos sabés que como escribo muchas notas por año, más de 100, olvido la mayoría de las notas que escribo, que escribí hace ya meses, ¿no? Prácticamente no la recordaba. Y cuando regresé a mi casa con la estatuilla, me puse a buscarla y me puse a leerla. Y no solo me sorprendió la elección que hizo APRA de este premio —hay que aclararle al público uruguayo que APRA es la entidad que me dio dicho premio— sino que además fue una nota bastante premonitoria, porque la escribí, creo que en julio de 2024. Y abordaba, yo diría, el principio de una trama que recién ahora está comenzando a estallar en mil pedazos, que es el vínculo entre Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, y nosotros en ese movimiento de pinzas.”
LCV: “Te hago una pregunta más de las formales respecto del tema del premio y después la dejo a Laura con vos. Vos formás parte de Tiempo Argentino. En algún momento el medio tuvo que tomar la decisión de transformarse en cooperativa para seguir adelante. Además de la temática que premiaron, ¿cómo es que se haya premiado a una cooperativa de trabajo como es Tiempo Argentino? Porque también está premiado el medio en esto, ¿no?”
Ricardo Ragendorfer: “Sí, sí, sí. Es realmente valorable. Eso es realmente valorable porque Tiempo Argentino es una especie de aventura editorial. Surgió como una empresa periodística que pertenecía a un empresario, Sergio Szpolski, en los primeros años de la década pasada, y capotó de una manera catastrófica, dejando en la calle a todos sus trabajadores. En ese sentido, la capacidad de resiliencia de sus trabajadores reflotó ese diario convirtiéndolo en una cooperativa. Yo lo dije en su momento cuando me entregaron la estatuilla: es un lugar donde nos sentimos muy orgullosos de ser dueños de nuestras palabras.”
LCV: “¿Sabés que además Tiempo Argentino y nosotros —La Columna Vertebral— nacimos más o menos en la misma época? Me acuerdo que el primer programa que tuvimos, el primer invitado fue Claudio Mardones, porque estábamos todos tratando de salir a flote de la manera que se pueda. Supongo que a vos también te pasará que uno se pregunta: “¿Ma chi me lo fa fare, no?” ¿Por qué esta voluntad de seguir trabajando en esto que no te da un mango? ¿Ves todos los otros periodistas ricos, los Majul, los qué sé yo… empresarios más que periodistas… pero algún cierto placer, por lo visto, íntimo nos debe dar, más que sacrificios, porque acá estamos, ¿no?”
Ricardo Ragendorfer: “Sí. A mí me produciría mucho aburrimiento hacer un tipo de periodismo que no me gusta hacer, ¿no? Y no me refiero solamente al aspecto ideológico del asunto. Tampoco, por ejemplo, me sentiría muy feliz escribiendo —ponele— sobre espectáculos. En ese sentido, el tipo de periodismo al cual me dedico yo —el periodismo policial, o como yo prefiero decirle, el periodismo delincuencial— abarca también lo que así mismo se llama el periodismo político. Porque los políticos son tan delincuenciales a veces. Es una especie de aventura la investigación en sí. En consecuencia, la nota periodística no es sino el informe de una aventura, ¿no? Y me siento realmente privilegiado de tener un oficio que a mí me gusta.”
LCV: “Y además lo hacés de maravillas. Estábamos charlando con Nora sobre que venimos de una generación que creció entre dictaduras y aprendió a leer entre líneas. Leer entre líneas era clave. Hoy habría que explicarle a un chico qué quiere decir eso. ¿Qué estás leyendo entre líneas hoy en los medios? Porque yo estoy viendo cosas raras, especialmente con Villarruel, que le están dando protagonismo ahora. Veo cambios que me desconciertan. ¿Cómo estás viendo vos a los medios?”
Ricardo Ragendorfer: “¿Cómo estoy viendo a los medios? Es una pregunta que requiere una respuesta muy amplia. Vamos a empezar por el hecho de leer entre líneas. En la época de la dictadura era necesario leer entre líneas por toda la información que los diarios te ocultaban. Ahora, tenés que leer entre líneas para determinar qué parte de lo que leés es una fake y qué parte es verdad. En ese sentido, es absolutamente necesario leer entre líneas. Pienso que tanto leer como escribir entre líneas es absolutamente necesario. Es tan necesario como el encuadre. Y el encuadre está por encima de la cuestión ideológica, o mejor dicho, es la parte salvaje de la cuestión ideológica. Francamente, no me gustan mucho los textos, incluso de personas que piensan como yo, cuya ideología no está planteada con la sutileza y la elegancia que merece. Es la diferencia entre el erotismo y el sexo explícito. Como decía Leonardo Favio, cada uno tiene su propio encuadre. Y el encuadre es un tema moral. Porque cuando uno encuadra está mostrando quién es. Y no hay nada que defina más a una persona que su forma de mirar.”
LCV: “Le quiero contar a la gente porque te presentamos como un amigo de la casa, pero tenemos que dar más información a los oyentes. Naciste en La Paz, Bolivia, en 1957. Trabajaste en El Porteña, Página/30, Noticias, Miradas al Sur, Ámbito Financiero, ahora en Tiempo Argentino; en televisión, en Canal 7, América TV, Telefé; hiciste una pasada por las plataformas con un streaming y un podcast también muy interesante que yo el otro día estaba mirando: Nadie es inocente. Además fuiste corresponsal en distintos medios en México y sos el autor de La Bonaerense. Historia criminal de la policía de la provincia de Buenos Aires, Patricia. De la lucha armada a la seguridad y uno que a mí me llama la atención que es Los Doblados. Los Doblados es una historia en donde te metés de pleno en algo que todavía hoy no solo no se comenta tanto entre líneas, sino que se evita hablar. ¿Cómo te metiste a escribir respecto del concepto de la traición entre compañeros?”
Ricardo Ragendorfer: “Mirá, de algún modo, mi recorrido profesional tuvo varias escalas. En ese sentido, el periodismo policial, la crónica policial, me llevó a la Bonaerense, o sea, a investigar la estructura de las fuerzas de seguridad. Y eso, sumado al contexto en el cual se desarrolló mi adolescencia, me llevó también a investigar el terrorismo de Estado. Eso no solo tiene que ver con haber vivido la última dictadura, sino también con mi historia familiar: desciendo de una familia de judíos austríacos que tuvo que abandonar Austria tras la anexión nazi. Entonces, yo con el fascismo, con los fachos, con los represores, con los genocidas, tengo algo personal. Me interesa explorar esos tipos porque entendí que, contrariamente a lo que se dice habitualmente, no son monstruos: son personas normales que tienen cargos ejecutivos en sistemas cifrados en el exterminio. Y eso es lo que los hace monstruos. Creo que mi interés, mi curiosidad y mi necesidad de desentrañar lo que Hannah Arendt llamaba ‘la banalidad del mal’ me llevaron a esos territorios periodísticos.”
LCV: “Y ya que estamos entrando en tu especialidad —la Bonaerense, Los Doblados, etcétera—, me gustaría saber qué pensás de Patricia Bullrich y de este nuevo anuncio formal del gobierno sobre infiltrados en organizaciones sociales y políticas. ¿Qué pensás alrededor de esto? ¿Es algo que siempre ocurrió y ahora solo lo dicen, o qué?”
Ricardo Ragendorfer: “Vamos a dividir mi respuesta en dos partes. Por un lado, debo confesar que mi libro sobre Patricia Bullrich —o mejor dicho, el libro que me llevó a investigar su vida— no fue una iniciativa mía, sino un ofrecimiento editorial que no pude rechazar. Al principio no me entusiasmó para nada, porque me resultaba farragoso dedicarle unos meses de mi vida a esa mujer. Pero me di cuenta de que explorar sus casi cinco o seis décadas de vida política me permitía hablar de cinco o seis décadas de historia argentina reciente. En ese sentido, fue una travesía placentera, por un lado. Por el otro, ¿qué pienso de esta unidad de agentes encubiertos o, como la llaman ahora, ‘agentes reveladores digitales’, que acaba de presentar Bullrich? Bueno… es casi una situación propia de algún sketch de Capusotto. Una unidad oficial de buchones y alcahuetes, cuando siempre los hubo. En la Policía Federal, desde los tiempos de Coordinación Federal —luego rebautizada Superintendencia de Seguridad Federal, que fue el brazo represivo durante la dictadura—, siempre hubo un núcleo encubierto de soplones. En ese caso se los llamaba ‘plumas’. Lo que cambia ahora es que se oficializa eso. Y eso es un delirio desde el punto de vista literal, porque la única manera en que puede funcionar un cuerpo clandestino es en la clandestinidad. La oficialización de esa estructura rompe ese secreto. Y eso, además, debe contar con la autorización y el monitoreo de los juzgados que están instruyendo las causas donde se infiltran. Toda causa judicial tiene un fiscal que solicita esa acción encubierta, pero también hay un abogado defensor que, tarde o temprano, se entera de ello. Y eso pone en riesgo la identidad de los infiltrados. Dejar estas cosas en manos del fanatismo o de la inexperiencia me hace acordar a cuando una señora de la SIDE —creo que durante el último período de Cristina o ya con Alberto— decidió dar a conocer los nombres de todos los agentes en nombre de la transparencia. Faltaba que hiciera una fiesta de egresados.”
LCV: “Mientras estamos conversando con vos, hay un televisor encendido en el estudio y estaba viendo un título que me llamó poderosamente la atención. Una asesora del gobierno de Estados Unidos está ahora dando una nota en La Nación Más. Se llama Danielle Álvarez. El graph decía: ‘Trump es cómico, brillante y muy cariñoso’. Y ella es, además, la invitada especial al festival Derecha Fest, que se va a llevar a cabo en Córdoba esta semana. Si yo fuera tu jefa editorial, querría que lo cubrieras. ¿Te gustaría cubrir semejante dislate?”
Ricardo Ragendorfer: “Sí, sí, sí. Vos sabés que una de las cosas recurrentes que encuentro en todos estos hechos —y el que acabás de mencionar es uno de ellos— es que lo más atroz de la realidad, y no solo de la argentina, sino también de la mundial, es su estructura de chiste. Si no causara tanto sufrimiento, si no ocasionara tantas catástrofes, sería muy gracioso todo. Muy gracioso.”
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“Río Tercero, tierra arrasada”: la voz de Lucas Felici sobre la crisis industrial y la resistencia obrera

En Río Tercero, Córdoba, una ciudad marcada por la historia industrial y por el doloroso atentado de 1995, la clase trabajadora vuelve a enfrentar una crisis profunda. Desde octubre de 2023, la planta petroquímica local inició un proceso de despidos masivos, lockouts y militarización del espacio de trabajo. Lucas Felici, delegado gremial y referente obrero, describe con crudeza y claridad la magnitud del conflicto, que ya dejó cientos de familias sin sustento en una comunidad de apenas 45 mil habitantes. En diálogo con La Columna Vertebral, Felici comparte el panorama actual, el rol del Estado, las estrategias de lucha y una memoria viva de lo que significa resistir desde abajo. Esta es su voz.
LCV: “Contanos un poquito, en principio, la situación laboral de Río Tercero.”
Lucas Felici: “Bueno, la verdad que estamos en una crisis impresionante industrial aquí en Río Tercero, una ciudad que ha crecido con las industrias. Y la verdad que, bueno, desde octubre del año pasado que Petroquímica ha empezado, ¿no?, a echar trabajadores. El año pasado despidieron 140, con lo cual, bueno, nosotros después de 90 días de lucha, de huelga, de acampe, logramos la reincorporación de una parte muy pequeña de ellos y pusimos en marcha la parte química, porque cerraron la planta de hidrocarburos. Obviamente, por las medidas estas que impuso el gobierno nacional de la apertura indiscriminada de las importaciones, donde la empresa cambió su eje comercial y dejó de producir para importar. En la parte química veníamos produciendo bien, normal. Todo lo que se producía se vendía, se despachaba. Pero hace 15, 20 días la empresa mandó parar toda la producción. Realizó un lockout patronal y el lunes pasado nos militarizó la fábrica y, bueno, básicamente despidió a 124 trabajadores más. Sumado a los trabajadores contratistas tercerizados, estamos hablando de que entre octubre del año pasado y ahora la fecha, llevan alrededor de 350 despidos industriales, solo esta fábrica, ¿no? En una ciudad de 45.000 habitantes, una ciudad que vive de la economía, ¿no?, de las industrias, por lo cual indirectamente ha afectado la economía de toda la población, de los comercios y demás. Estamos realmente sumergidos en una crisis que no la habíamos vivido en otro momento, ni siquiera en los 90. Y bueno, estamos dando la pelea. Nosotros obviamente paramos toda la actividad en cuanto tuvimos los primeros correos electrónicos, porque fueron despidos por correos electrónicos en principio. Tomamos la fábrica con los compañeros. Estuvimos unas 27 horas tomando la fábrica hasta que salió una conciliación obligatoria del Ministerio de Trabajo, la cual se está cumpliendo a medias, porque si bien estamos entrando todos los trabajadores dentro de la fábrica, la fábrica sigue parada. No nos dan tarea, nos han sacado el transporte… cosas muy básicas como eso, ¿no? Y también, bueno, obviamente tenemos todavía aún militarizada la fábrica. Los trabajadores vamos a laborar y lo único que encontramos en esta fábrica es policía por todos lados.”
LCV: “Cuando vos decís ‘militarizada’, ¿estamos hablando de policía local o estamos hablando de militarizada en serio? ¿Gendarmería?”
Lucas Felici: “Está Infantería, está la Policía Provincial y ahora se ha retirado, pero también estuvo Gendarmería.”
LCV: “¿La administración de la petroquímica es mixta, estatal, o solo privada?”
Lucas Felici: “No, no, es privada. Esta empresa es de la dueña también del ex Grupo Piero.”
LCV: “¿De los colchones?”
Lucas Felici: “Sí.”
LCV: “Ah, ok. Diversificados ellos. En realidad voy a hacer un chiste muy malo, ¿viste? Un chiste de la década del 90. Voy a decir que con esto, Piero los acostó. Pero bueno, si no me lo tomo, no le metemos un poco de humor…”
Lucas Felici: “Y sí… Laura Yusani está, digo, porque ni siquiera ha pagado las indemnizaciones de los trabajadores despedidos. Ni siquiera eso. De hecho, estamos esperando que están realizando un concurso preventivo de crisis.”
LCV (Laura Yusani): “La situación esta, a pesar de que ya hubo despidos, ¿era previsible? Porque además, ustedes con estos nuevos despidos, ya prácticamente la planta desaparece. ¿Cuánta gente queda trabajando, más o menos?”
Lucas Felici: “Un plantel de 120 trabajadores en una planta que tenía casi 400. La verdad que no fue previsible, porque nosotros veníamos produciendo normal. Y justamente las discusiones que teníamos con los representantes de la empresa eran que por ahí íbamos a tener alguna etapa un poco más complicada, ¿no?, para establecer los pagos de los salarios a término. Que fue lo que pasó el último mes —solo el último mes— que pidieron 10 días para poder pagar todo el salario, que eso lo cumplieron. Pero después, bueno, empezaron con un vaciamiento que la verdad no sabemos si se trata de una venta, si detrás de esta crisis que ellos aducen tener hay una venta, o hay una crisis real. Porque todavía no hemos visto los números.”
LCV: “¿Notaron que hay razones concretas? ¿Hay una baja de consumo? ¿Qué es lo que produce exactamente la petroquímica? ¿O es que se están yendo del país?”
Lucas Felici: “No, mirá. En realidad, la parte química donde producimos PAC —que es un producto que se utiliza para potabilizar el agua— se vende generalmente a los municipios, al Estado. Y también tenemos, obviamente, hipoclorito, soda cáustica para escalas industriales, ácido clorhídrico… Todo se ha venido produciendo de forma normal, con los volúmenes que producíamos años anteriores. Por eso sorprende esta medida interpretativa y tan unilateral de la empresa de ejecutar semejante cantidad de despidos. Si bien entendíamos que había una parte en sus jerarquías, fuera de convenio, que no habían despedido por el cierre de hidrocarburos —digamos, que dejaron de producir TDI— y no habían ajustado por ahí la parte del plantel de ellos… nunca se esperó que fuese de esta manera. En este caso echaron prácticamente toda la fábrica. Imaginate que nosotros sabemos que la fábrica esta no se puede poner en marcha con la cantidad que quedó. Y ajustaron para abajo. Digo, ellos se quedaron todavía.”
LCV: “¿La apertura de las importaciones y la falta de controles a la industria tuvo que ver? ¿Los puso en jaque esta historia?”
Lucas Felici: “Sí, sí, claro. Porque obviamente que esta industria, su principal producto era el TDI, que ahora la empresa lo importa, ¿no? Y lo dejó de producir. Más de 40 años produciendo TDI. Así que imaginate que tiene directamente que ver el cambio político en la decisión esta de la apertura indiscriminada de las importaciones. Desgraciadamente, para los laburantes somos los únicos que padecemos la crisis. Porque los empresarios solo cambian su eje comercial e importan en vez de producir. Pero siguen haciendo plata, y los que pagamos los platos rotos somos los laburantes, como siempre.”
LCV: “¿Es la única empresa ahí en Río Tercero o en Córdoba que está en esta situación? ¿O cómo ves el resto de la industria cordobesa?”
Lucas Felici: “Mirá, nosotros tenemos al lado Fabricaciones Militares, que son compañeros del Estado, que están, la verdad, también con una baja productiva. Imaginate que el 90% de la producción de las Fabricaciones Químicas Militares la consumía Petroquímica. Así que imaginate el estado de esa fábrica. Tenemos a Atanor —que la representamos nosotros— que firmamos un procedimiento preventivo de crisis en agosto. Ese procedimiento consta, básicamente, en que para que no haya despido y reducción de personal, la empresa no paga los aportes jubilatorios. Entonces, tenemos una crisis en todas las industrias. No solamente esa.”
LCV: “Esa irregularidad que acabas de mencionar —la de no pagar los aportes— quiero preguntarte por otra. ¿Es cierto que están despidiendo también a los delegados?”
Lucas Felici: “Sí, la verdad que cómo se ha manejado todo es ilegal, ¿no? Mirá, a nosotros nos echaron dos delegados. No tienen nada para objetar, porque la fábrica teóricamente sigue en actividad. Y tenemos 120 trabajadores aún que no han sido despedidos para representar. Pero los echaron igual, porque, bueno, es el clima del momento. El clima actual que se vive con un gobierno que también propone desactivar la organización sindical como pueda. Nosotros, imaginate, hacemos asambleas en la fábrica y estamos rodeados de policías. Ni siquiera se nos brindan las garantías para poder organizarnos. Y tenemos que tener a las fuerzas armadas ahí como chivo expiatorio, escuchando las cosas que hablamos en una asamblea. La verdad es lamentable lo que estamos viviendo.”
LCV: “Dos preguntitas del golpeado pueblo de Río Tercero. Una es estadística: vos dijiste antes que, por derrame, obviamente 120 personas despedidas son 120 familias. Multiplicamos por un promedio de cuatro personas —o sea, matrimonio con dos pibes— y ya nos damos cuenta. Dijiste que esto incidía también en el cierre de mercados de cercanía, en todo eso. ¿El impacto en la economía local es muy grave?”
Lucas Felici: “Exacto. Mirá, el número estadístico es este: cada trabajador asalariado industrial son dos trabajadores que están, obviamente, en la economía informal o en un comercio. Por lo cual, cada despido nuestro son tres despidos en total. Para que te des una idea, más o menos.”
LCV: “¿Cómo hace un pueblo como ustedes, que se tuvo que levantar de la explosión de la fábrica militar, que tuvo muertos, que tuvo que reconstruir todo ese lugar, y ahora está viviendo esta nueva tragedia? ¿Cómo se vive como identidad esto?”
Lucas Felici: “Mirá, yo creo que la clase trabajadora en general tenemos esto, ¿no?, de levantarnos de las cenizas. Desgraciadamente, lo que pasó en Río Tercero en el ’95 marcó la historia del pueblo, de la ciudad. Y obviamente que lo que está pasando ahora se puede comparar —no en la gravedad de un atentado como ese—, pero sí por la cantidad de despidos y por la cantidad de gente que va a emigrar nuevamente de la ciudad por esta situación. La gente, con voluntad y como siempre, tratando de mirar para adelante y en solidaridad, pudo levantarse aquella vez de las explosiones. Pero bueno… la verdad no tengo mucho más para decir. Para nosotros, Menem es un asesino. Y lo vamos a seguir diciendo toda la vida. Asesinó gente. Arruinó vidas. Afectó psicológicamente a toda la sociedad. Y hasta el día de hoy se sienten las secuelas. Así que para nosotros, sinceramente, desde una serie hasta cualquier cosa que pasen de él, va a seguir siendo repudiable y repugnante para una sociedad que tuvo que enterrar a sus vecinos por las irresponsabilidades y la violencia que ejerció el Estado para tapar lo que hacía en ese momento.”
LCV: “Para terminar: ¿ustedes están en coordinación con la gente de Fabricaciones Militares, de Atanor, de las distintas empresas? ¿Están pensando algún tipo de plan de lucha?”
Lucas Felici: “Estamos en continuo contacto con el resto de los sectores, no solamente de acá, sino de muchas organizaciones sindicales y organizaciones sociales de la provincia. Aquí, en el polo químico, cada vez que se ejecuta un despido se para toda la actividad. Y se para todo, como eje principal del plan de lucha. Y bueno, ahora el jueves vamos a hacer una gran movilización acá en la ciudad, que creemos que va a ser muy importante. También para marcar una posición política, ¿no?, de cambios que tienen que haber de rumbo. Porque si no, básicamente, la clase trabajadora va a seguir padeciendo estas políticas de ajuste, de desindustrialización y de entrega de soberanía. Básicamente, lo poco que nos pueda quedar, lo están terminando de rematar.”
Entrevistas
“Vialidad está en peligro de extinción”: Graciela Aleñá denuncia el vaciamiento del organismo por parte del Gobierno nacional

En exclusiva para La Columna Vertebral – Historias de Trabajadores, Graciela Aleñá, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Viales y Afines (STVyARA), analiza en profundidad la situación crítica que enfrenta Vialidad Nacional tras el Decreto 461/2024 impulsado por el gobierno de Javier Milei. Aleñá denuncia un intento de vaciamiento del organismo, alerta sobre el riesgo de privatización de las rutas nacionales y remarca la incertidumbre que atraviesan los trabajadores del sector. Mientras continúan operativos en todo el país —incluso sin presupuesto asignado—, el gremio reclama apoyo político y social para frenar lo que consideran un ataque directo al rol del Estado y a los bienes públicos.
LCV: Contame cuál es la situación real hoy de los trabajadores y de Vialidad, y de la incertidumbre, porque nadie dice nada.
Graciela Aleñá: “Dicen mucho y no dicen nada, como suelen hacer ellos, ¿no? Eh… La realidad es que vemos un avance además contra el organismo, ¿no?, de parte del gobierno nacional. Y justamente lo que queremos saber, más allá del amparo que hemos presentado en contra del decreto y del trabajo político con varios ya diputados que han aceptado el rechazo al decreto, es tratar de lograr más apoyo de algunos gobernadores, que, bueno, nos dan una luz de esperanza en todo este desastre, ¿no?, que ha hecho el gobierno.”
LCV: ¿Cómo se reacciona a este atropello en las distintas seccionales que tiene el sindicato? Te digo, el norte, el sur, el este, el oeste. Digo, ¿cómo trabajan ustedes la protesta o cómo trabajan las consecuencias de esto? ¿Cuántos son los trabajadores en los distintos lugares y esas cosas?
Graciela Aleñá: “Mirá, el interior lo que está haciendo es, en nombre de nuestra organización, presentarle a los gobernadores un petitorio que hemos escrito, pidiendo el apoyo y rechazo a este decreto, ¿no es cierto? Para que nos ayuden con sus diputados y senadores también. Los trabajadores están en sus lugares. Están en sus puestos de trabajo.”
LCV: Yo no sé cómo se organiza un trabajo de Vialidad, ¿sabés? Digo, uno veía lo que se hacía en las rutas, uno veía todo eso, pero ignoro si tienen lugares físicos donde estar, espacios de oficina… supongo que sí. Eh… pero digo, ¿dónde están los trabajadores de Vialidad en este momento? ¿Los mandaron a la casa?
Graciela Aleñá: “No, por ahora están operativos hasta que se reestructure, como plantea el decreto 461, todo el organismo, ¿no es cierto? En esta disolución, verán cómo lo quieren hacer. La realidad es que nosotros tenemos una sede central en cada provincia, que son los distritos, campamentos, lugares de control de cargas.”
LCV: Claro.
Graciela Aleñá: “Y están trabajando. De hecho, en la Patagonia están despejando nieve, dentro de las posibilidades del no-presupuesto que nos está depositando el Ministerio de Economía.”
LCV: A ver, quiero… esto que acabas de decir me parece gráfico e importante. Para la Presidencia de la Nación, Vialidad no existe, es inoperante y no tiene sentido. Para la gente que tuvo los temporales de nieve hace poco, los que despejaban las rutas eran los trabajadores de Vialidad. Esos trabajadores hoy están colgados de la brocha, no sabés si siguen teniendo trabajo o no. ¿Es así?
Graciela Aleñá: “No, no… A ver, no se sabe porque el decreto no dice nada. Por eso te digo, no sabés si tienen o no trabajo, si van a ser reconvertidos, si solamente le van a cambiar el nombre a Vialidad, o si van a cesar las funciones. Todo eso no sabemos, ¿no? Yo, personalmente, atento a lo que manifiesta el decreto —entre comillas, ¿no?, porque muy claro tampoco es—, sí sabemos que disuelve Vialidad. Lo que no se sabe es si habrá un pequeño grupo que quede, pero no sabemos qué grupo va a ser. Y al no saber… o sea, hablo de los agrupamientos, ¿no? Sean administrativos, técnicos, obreros, profesionales… Entendemos que, si vamos a estar —o van a estar— dentro del ámbito de Economía, yo no sé si el personal obrero y profesional va a estar. Por ejemplo, a mí se me ocurre que la parte… digo, esto es una lógica que tiene que ver con mi manera de pensar, así que no tiene por qué ser lo que suceda… pero se me ocurre que si yo me tengo que desprender de un montón de cosas, por ahí me desprendería de algunos profesionales, pero no de los obreros. Porque mano de obra para ir a palear la nieve, o a sortear inundaciones, o cualquier otra cosa que suceda que hace Vialidad, no tienen.”
LCV: No, no. ¿Y es que no sabemos quién lo va a hacer? Porque… ¿hay alguna posibilidad de privatización, de tercerización de estas cosas?
Graciela Aleñá: “Sí, yo creo que apuntan a eso. El problema que tiene eso es que, de los kilómetros que tenemos que atender —más de 40.000 km— todos sabemos que hay rutas que no son rentables para poner cabina de peaje. Y si se lo dan a los privados, como han manifestado algunos funcionarios en algunos medios, hablan de peaje.”
LCV: Claro.
Graciela Aleñá: “Y el Estado siempre está donde no da renta. Lo que pasa es que ellos cambiaron la lógica. El Estado solo tiene que ser rentable, ¿no? El Estado nunca es rentable.”
LCV: La base del decreto es un informe del Ministerio de Tusenegger, que la verdad está lleno de mentiras, y son todas rebatibles, todo lo que dicen. ¿Cierto?
Graciela Aleñá: “Sí.”
LCV: ¿Le quieren dar una discusión pública ustedes? ¿Están preparando algo para justamente eso que me acabas de decir, rebatir punto por punto los dichos de Tusenegger públicamente? Digo, no sé… plazas, radios abiertas, alguna cosa…
Graciela Aleñá: “Estamos en la calle. La verdad que acá en Buenos Aires, y los compañeros del interior también. Muchas provincias se están manifestando en las ciudades. Estamos en la calle. Hemos hecho una conferencia de prensa el martes pasado.”
LCV: Sí, sí.
Graciela Aleñá: “Donde, bueno, la verdad que tuvimos mucho apoyo y eso nos dio fuerza, ¿no?”