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Entrevistas

“Una guardia medica se está pagando entre 10 mil y 12 mil pesos. Unos 50.000 por mes”

Erick Mendoza Díaz es médico cardiólogo, jefe de servicio del Hospital de Moreno, Secretario General de la Asociación Médica de la República Argentina, y miembro del secretariado de la CGT. Su tarea gremial no le impide seguir ejerciendo tanto en hospitales públicos como privados -”los médicos necesitamos doble trabajo”-. Nació en Perú pero a los 16 años se instaló con su familia en Argentina, estudió en la UBA, y realizó su residencia en el Hospital Antártida. Entre sus maestros estuvo Arnaldo Dubín, uno de los miembros de la Sociedad Argentina de Terapia intensiva de quién da fé que es un excelente profesional y ninguna de sus posturas están influidas por una cuestión política. En diálogo con La Columna Vertebral analizó el plan sanitario del Presidente Alberto Fernández en tiempos de pandemia, la brecha entre una parte de la sociedad que está cansada de la cuarentena frente a la angustia de los trabajadores de salud y la oportunidad histórica que puede tener la política sanitaria post-pandemia. Además de los reclamos gremiales por los que lucha su sindicato.

NA: ¿Qué sienten ustedes cuando llegan a sus casas, se sacaron el barbijo, se tiran a descansar y tienen este menú en los noticieros de la noche en donde aparecen personas como los de la reunión en Chapelco, sin cuidado alguno, o los testimonios de la gente cansada de la cuarentena. ?

Con mucho cansancio, ese es el término que vos mencionaste. Son dos tipos de cansancio distintos: un cansancio por no poder salir o la necesidad de trabajar, y nosotros un cansancio que viene desde marzo donde no hemos parado en ningún momento de trabajar. Gracias a Dios el presidente tomó una estrategia, y esto no es partidario sino lo que estoy viendo. Se formó un grupo de trabajo de crisis para poder atender esta pandemia y creo que Argentina lo ha hecho muy bien. Nunca en la estrategia estuvo el tema de los contagios, porque nos dijeron todos nos vamos a contagiar. Es decir, a veces veo que colegas tuyos salen diciendo “¿Y al final para qué sirvió todo esto si en realdad la gente se iba a contagiar?” Nunca jamás en la estrategia se dijo que no nos íbamos a contagiar. La estrategia era: hay que contagiarnos lentamente porque el sistema de salud no va a soportarlo y así pasó. En marzo empezamos a rearmarnos, empezaron a llegar las cosas, en abril terminamos de arreglar las estrategias, se aumentaron las camas pero no el número de gente, que eso también lo habrás escuchado seguramente al doctor Arnaldo Dubin, especialista en terapia intensiva, que dijo “nosotros aumentamos las camas y todo lo demás, pero no hay más médicos terapistas”. Vos podes poner camas, podes poner cirujanos, traumatólogos, que seguramente van a actuar a favor del paciente que llega pero no es lo mismo que un terapista.

Nosotros tenemos miedo, miedo y cansancio.

Por lo tanto estamos en un punto de inflexión donde la gente se cansó, está saliendo más, es más frívola su conducta y nosotros tenemos miedo, miedo y cansancio. Miedo ya no al coronavirus, porque eso al principio era un miedo a lo desconocido, ahora después de 6 meses estando en primera línea ya estamos acostumbrados. Sabemos lo que tenemos que hacer y los que sentimos la carrera con el corazón estamos haciéndolo con gusto, pero estamos cansados y a veces llegar a casa y mirar todas estas discusiones inentendibles para nosotros, realmente, es decepcionante.

creo que la estrategia es excelente

LGC: He visto comunicadores que hablaban con una falta de respeto sobre la postura de los médicos internistas, como que esto era toda una movida contra Larreta ¿Qué mirada le das a esta situación de politizar a la pandemia de esta manera?

Es lo peor que puede pasar. Esto es una guerra, se tomó una estrategia y me parece que todos la debemos seguir, de otra manera es como dijeron los médicos intensivistas: la vamos a perder. Acá está pasando la famosa grieta, la división que existe en nuestro país que es lamentable. Sin embargo creo que la gente tiene que reflexionar, creo que la estrategia es excelente, hay que mirar los otros países de Sudamérica, la gente se muere en la calle. Nosotros en este momento a pesar de ser un país en desarrollo, con una situación económica crítica, todavía nos damos el lujo de tener camas con terapistas para atender gente.

Hace muchos años que en nuestro país no hay política de salud

NA: Los médicos intensivistas son pocos porque no hay una orientación de la carrera ¿Cómo se describe en la carrera la salida intensivista?

En primer lugar lo que te diría es que es más amplio que solo el problema de los intensivistas. Hace muchos años que en nuestro país no hay política de salud, por lo tanto menos va a haber una política para un intensivista, y tampoco hay política de trabajo para los médicos. Imagínate, en este momento una guardia medica se está pagando entre 10 mil y 12 mil pesos, si vos haces todas las semanas guardia, que quedas destruido antes de la guardia y por guardia, más o menos estas levantando entre 50 mil y 60 mil pesos y realmente me parece que como salario ahora es nada. Cualquier trabajo con convenio colectivo con gremios fuertes gana arriba de 100 mil pesos.

LGC: Hoy me desperté y vi todas estas cosa que dice Nora y me sorprendió mucho todas las historias de los médicos y enfermeros, realmente sentís un dolor tan grande al ver que están al borde del colapso ¿Vos pensás que es el momento del botón rojo?

Es muy difícil. Para analizar estas cosas siempre me pongo en los pantalones de la otra persona, me imagino la situación del presidente en este momento que tiene que comandar todo este barco con lo complicado que es este país, porque realmente es muy complicado. Yo creo que si le preguntas a los terapistas y a los médicos te van a decir que sí, yo creo que los políticos van a aguantar un poco más y están rogando que la curva empiece a bajar.

LGC: Desde el sindicato médico, desde el punto de vista gremial ¿Qué trabajo se está haciendo? ¿Qué exigencias se está teniendo? Bueno, en el momento de la pandemia me parece que mucho no se debe exigir, pero en general ¿Cuál es la actividad del sindicato médico para conseguir sus derechos?

De cierta manera la pandemia, la ley de emergencia, es un caso excepcional donde hay muchos derechos, si querés llamarle derechos aunque son necesidades más que todo, están como abolidos, entre ellos las licencias gremiales o el trabajo gremial, porque salvo que sea por zoom reuniones no podemos hacer. Nosotros en un primer lugar pensamos que esto es como una guerra, entonces había que ponerse del lado de los argentinos. Por lo tanto, lo primero que dijimos es encolumnarnos con el Ministerio de Salud que para eso lo tenemos, el Ministerio del Nación y luego el Ministerio de la Provincia de Buenos Aires, y lo primero que empezamos a hacer fue difusión de todo lo que difundía el Ministerio. Porque viste que ahora que los medios aparecen por todos lados, que la comunicación es tan amplia, lo importante era la comunicación real de esta pandemia, eso fue lo primero que hicimos. En segundo lugar, estuvimos con un gran trabajo en lo que es la conformación de los comité de crisis en los distintos hospitales. Los comité de crisis están formados por el director médico, todos los jefes de servicio, los sindicatos y los trabajadores. Estos comité de crisis lo que hacen es mantenernos unidos y comunicados constantemente sabiendo cuantos infectados hay, cuantos compañeros se infectaron, qué actividades tenemos que realizar, y en eso nosotros hemos colaborado mucho, obviamente sin dejar de pedir paritarias y aumentos que han sido pocos pero que por lo menos en la Provincia de Buenos Aires tuvimos una paritaria semestral y nos dieron un aumento entre un 20 y un 25 porciento que venía relegado desde hacía mucho tiempo. Ahora nuevamente estamos solicitando la reapertura pero el ministro dice que se está invirtiendo todo el dinero en lo que son los EPP para protegernos y el equipamiento que es necesario en esta situación, estamos en la discusión. En los sanatorios privados está más difícil porque lo privado se niega a lo que es medicina sindical: se niega a firmar los convenios colectivos, se niega a aumentar, siempre se colocan como víctimas, todos los años son las víctimas, siempre están perdiendo, sin embargo las clínicas privadas van creciendo en hotelería, en consultorios externos, pero nunca les va bien. Así que son dos visiones distintas en la realidad del médico.

El Ministro de Salud tiene una oportunidad histórica

NA: Hagamos un poquito de futurismo. Suponete que salimos de esto, me gustaría preguntarte si creés que de todo esto se aprendió de los trabajos en equipo, lo que acabas de describir, ¿Creés que puede dar lugar a una reestructuración de una nueva manera de mirar la medicina desde el Ministerio de Salud, administración de salud y el ejercicio de la medicina en tanto carrera y salidas a futuro? ¿Creés que hay un shock, que puede haber provocado la pandemia, para mejor?

Yo creo que sí, creo que el Ministro de Salud tiene una oportunidad histórica, que a la salida de esto se haga realmente una única y verdadera política de salud para toda la Argentina y nosotros vamos a pelear para esto, es justo y necesario.

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“18 años de proscripción, memoria y militancia: conversación con Gustavo Campana”

El periodista Gustavo Campana reconstruye recuerdos personales y políticos alrededor del 17 de noviembre de 1972, fecha del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina tras 18 años de exilio. Desde la mirada de un niño de 10 años que seguía los acontecimientos desde un televisor en blanco y negro, hasta el análisis histórico de la resistencia, la militancia, el rol del movimiento obrero y las operaciones del poder real, Campana hilvana una lectura profunda del período y de sus continuidades hasta el presente. La charla, atravesada por testimonios personales de quienes vivieron la época, permite comprender por qué el Día de la Militancia es, además de una efeméride, una narrativa colectiva de lucha, memoria y disputa política.

LCV: “¿Dónde estabas vos el 17 de noviembre de 1972?”

Gustavo Campana: “Cumpliendo 10 años y mirando desde el televisor en blanco y negro de mi casa lo que sucedía en Seisa y en sus alrededores. Lo vivía desde un lugar particular, porque el decreto 4161 nos había marcado.
Nací en el 62, por lo tanto Perón era el hombre prohibido, el que no se podía nombrar. Era ese peronismo que, en la clandestinidad, le contaba todos los días al pueblo que seguía vivo.
A principios del 72, finales del 71, empezó a aparecer a través de los noticieros que levantaban un poco la persiana de la censura. Eran esos reportajes donde le preguntaban: ‘¿Qué va a hacer usted para volver?’ ‘Nada. Todos mis enemigos.’ ‘General, durante tanto tiempo hubo gente que quería que usted se muera y hoy no quiere que se refríe.’ ‘Se están acordando tarde, porque ahora me estoy muriendo.’
Todo eso llegaba al living, al televisor sin control remoto y en blanco y negro, y atravesaba a un pibe de 10 años por todas partes.”

LCV: “¿Qué impronta había en tu casa? ¿Qué opinaba tu madre mientras cocinaba o tu padre? ¿Qué les provocaba ese regreso?”

Gustavo Campana: “Mi viejo había sido obrero gráfico y militante socialista. En ese momento trabajaba como portero en Belgrano. No le daba para ser antiperonista, pero estaba cerca. Mi mamá era más silenciosa, pero la información entraba por todos lados.
Y había algo claro: un año después mi viejo no votó ni a Cámpora ni a Perón. Seguramente votó a Corvalán en marzo del 73. En la segunda vuelta no sé; estaba mal. No tan mal… pero por ahí andaba.”

LCV: “Antes de ir al país al que vuelve Perón, una pregunta importante para quienes son jóvenes: ¿por qué el 17 de noviembre se transforma en el Día de la Militancia?”

Gustavo Campana: “Porque ‘lucharon y volvió’. Ese es el dato central.
En ese ‘lucharon’ hay una mixtura entre la resistencia peronista, que se pone de pie tras el golpe del 55, y la juventud maravillosa que se suma a fines de los 60, en el trasvasamiento generacional del que hablaba Perón en sus entrevistas con Pino y Getino.
La Juventud Peronista fue clave, pero no fue la única: estaba el trabajo de la resistencia del 56, el Plan Conintes, la pelea en la calle de los grupos armados —Uturuncos, FAP, Montoneros—, la tendencia, la CGT, el corazón peronista de la CGT de los Argentinos, y el Cordobazo con Atilio López.
Todo ese encadenamiento de hechos empuja a un régimen en decadencia, la tercera etapa de la Revolución Argentina, que había pasado por Onganía, por el experimento breve de Levingston y finalmente por Lanusse.
Todos necesitaban a Perón, propios y extraños.”

LCV: “Estamos haciendo un documental sobre sindicalistas desaparecidos. Ricardo Vaschetti nos decía que desde el minuto cero en que se abrió el proceso electoral que llevó a Cámpora ya se estaba armando el golpe del 76. ¿Coincidís?”

Gustavo Campana: “Sí. El golpe del 76 es un objetivo claro, sobre todo después de la muerte de Perón.
El Grupo Ascuénaga —Martínez de Hoz y compañía, reunidos en un petit hotel de la calle Ascuénaga, propiedad de Blaquier— empieza a tejer la política económica que después se aplicará, respaldada por Rockefeller, el Chase Manhattan Bank y Kissinger.
Después del 11 de septiembre del 73, con el golpe en Chile, se consolidó el Plan Cóndor y la decisión del poder real de cambiar la matriz económica: de un país industrial, con trabajo a tres turnos y 2% de desocupación, a un país rentístico-financiero dedicado a la especulación.
La implosión del país no empieza en el golpe: tiene una etapa anterior, el Rodrigazo, armado por la derecha liberal.”

LCV: “Incluso a nivel leyes: la de represión a movimientos subversivos en espacios sindicales sale en el 74.
Pero volviendo al 72: Cámpora dijo que la primera medida económica de Perón sería la independencia del Fondo Monetario. ¿Qué significa eso?”

Gustavo Campana: “Perón logró durante 9 años que la Argentina no ingresara al Fondo Monetario. Entre 1946 y 1955 fuimos el único país de América Latina que no entró en la institución creada en el 44.
Estados Unidos sabía que Perón era un mal alumno para el orden mundial de posguerra.
En ese período construyó la industria nacional, desarrolló ciencia y tecnología propia y consolidó derechos laborales.
El golpe del 55 tuvo como tarea desarmar todo eso. Fueron 14 toneladas de explosivos en Plaza de Mayo, más el golpe, más los fusilamientos del 56, para poder entrar al Fondo Monetario en el 57.
No es un dato menor. Junto con el Banco Mundial iban a regir los destinos económicos de América Latina.”

LCV: “Cada vez que charlamos pienso: ¿cómo hacer para que seas columnista de La Columna Vertebral? Con vos uno dice ‘plum’ y aparece toda la historia detrás.
Feliz Día del Militante.”

Gustavo Campana: “Para ustedes también. Vamos a seguir encontrándonos en estos espacios.
Y veremos si las chicas de La Columna Vertebral logran seducirme para sumarme.
Un abrazo inmenso.”

LCV: “Quiero cerrar con algo. Yo soy exactamente la generación intermedia: entre el pibe del televisor blanco y negro y la resistencia. Estaba intentando llegar a Ezeiza esa mañana.
Un compañero me decía: ‘¿Dónde estabas vos?’ Yo no pude llegar. ¿Te acordás cómo nos mojamos?
Cada uno tenía su anécdota. La mía es así: le dije a mi mamá que iba a estudiar a la casa de una compañera. Me quedé a dormir. Lluvia torrencial, barro, policía que nos corría, volvimos llenas de barro. Y cuando llego, mi mamá me dice: ‘Yo sabía quién lo tiró.’ Nos empezamos a reír.
Pobre vieja. Al lado de eso, todos los que vinieron después eran santos comparados con nuestra generación.”

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Elecciones presidenciales en Chile: el análisis de Marcelo Cantelmi

En medio de un clima social agitado y un mapa electoral latinoamericano que oscila entre el desencanto y la desconfianza, conversamos con el periodista Marcelo Cantelmi para comprender qué hay detrás del resultado electoral chileno y del avance de fuerzas conservadoras en la región. Cantelmi propone leer los comicios más allá de las etiquetas tradicionales y sugiere que la clave está en un electorado que ya no vota a favor de un proyecto, sino en contra de aquello que teme. En esta entrevista, analiza la derrota del gobierno de Boric, el ascenso de Jeanette Jara y Franco Parisi, la figura de Kast y los paralelos con Argentina.

LCV:

“¿Cómo viste las elecciones en Chile?”

Marcelo Cantelmi:

“A ver, vamos a ir aclarando un poco las piezas. En Chile izquierda no hay: lo que existe es una centroizquierda. Estas etiquetas las vengo discutiendo mucho; prefiero sintetizarlo preguntando si es antisistema o prosistema, si es anticapitalista o está dentro del capitalismo. El gobierno de Boric, que gana las internas frente al Partido Comunista, tiene una línea claramente pro sistema. No nacionalizó nada ni aplicó políticas propias del viejo manual del PT o de la izquierda tradicional latinoamericana. En concreto, es socialdemocracia. Pero como estamos tan girados a la derecha, pensamos que un socialdemócrata como Willy Brandt o Mitterrand es un hombre de izquierda, cuando en realidad la socialdemocracia la inventó el propio capitalismo. Este tiene muchas variantes, una de las cuales surge tras la Comuna de París: el welfare, el Estado benefactor, que luego crece con la Revolución Industrial y deriva en lo que llamamos socialdemocracia o centroizquierda. La señora Jeanette Jara tiene un mérito enorme, no solo personal sino como significante: gana las elecciones viniendo del Partido Comunista en un país donde la gente realmente cree que el comunismo es una estructura enorme. Milei, Trump, ven comunistas por todas partes. Es notable. El comunismo les debe mucho. Recuerdo un chiste familiar de alguien que decía: ‘Si viene el comunismo, me voy al campo’. Más allá de que tengo diferencias con el comunismo por lo ocurrido en dictaduras, el tema izquierda–derecha es importante valorarlo así. ¿Qué pasó en Chile? Gana Jara con un gobierno muy deficiente detrás. La discusión concreta es eficiencia o ineficiencia. Boric hizo lo posible, pero no gobernó bien: no resolvió la Constitución, un verdadero fracaso. La seguridad social en Chile es muy mala: el salario mínimo está lejos de la línea de pobreza, la desocupación juvenil supera los 20 puntos y la salud pública puede tardar más de un año en atenderte. Él no pudo resolver deudas que venían del levantamiento de 2019, cuyo reclamo principal no era cambiar el sistema sino mejorar el existente. Ese reclamo sigue abierto y lo recibirá quien gane. Por eso es interesante que Jara gane con el 26,7% y aparezca Franco Parisi, un economista independiente, populista, antisistema, muy crítico, representante de la clase media, que sorprende con casi el 20%. No figuraba en las encuestas, que son un mamarracho en Chile. Sumando ambos porcentajes, casi la mitad del país dice: ‘No sé si me gusta Jara, no sé si me gusta lo que hizo Boric, pero no sé si me gusta lo que va a hacer el otro’.”

LCV:

“Claro.”

Marcelo Cantelmi:

“O sea, en eso no se diferencian: siguen votando en contra de algo. El gobierno intentó diferenciarse, incluso anunciando que iba a dejar el Partido Comunista. Pero objetivamente Jara es una excomunista, como muchos de su espacio. Y el comunismo se volvió un fantasma que recorre la academia más que la política real. En América Latina nunca hubo tanto capitalismo como en estos años; hasta las dictaduras son capitalistas. La discusión profunda sobre la izquierda se perdió. Hoy lo que hay son derechas duras, dictaduras o centroizquierdas tímidas como la chilena o la de Lula, cuyo gabinete es mayoritariamente de derecha. A los latinoamericanos nos gusta el centro y a veces la centroderecha. ¿Y quién es Kast? Un conservador que le gana a Boric hace cuatro años en primera vuelta; luego un regimiento de jóvenes lo salva a Boric en el balotaje. Entonces Kast se había parado en una derecha medieval, con comentarios antipáticos hacia las mujeres, grotesca, pinochetista. Ahora se cuidó: hizo una campaña inteligente borrándose. Tenía por derecha a un ultraderechista libertario, Johannes Kaiser, enamorado de Milei, de Trump y de la dictadura. Kast dejó que hablara él y se quedó como el centro. Puede provocar que en el balotaje quienes estén contra Jara lo voten. Matei y ese sector ya dijeron que lo acompañarán. Sumando sus votos, Kast puede ser el próximo presidente. Muy difícil que Jara logre revertirlo, sobre todo porque Parisi no habló y la disciplina del voto en balotaje es baja.”

LCV:

“No, por eso pensaba si en campaña llegara a prevalecer un discurso más pinochetista o antiderechos, si podría seducir como en Argentina o si allá dirían ‘no, tanto no’.”

Marcelo Cantelmi:

“No, no, estoy en desacuerdo. Los argentinos votaron porque estamos mal y no queremos estar peor. El problema es que lo que hay del otro lado no explica cómo va a mejorar la situación. Se termina votando en contra. Yo tampoco quiero que vuelva lo anterior, pero tampoco quiero esto: la pérdida de valores y culturales es enorme. El fenómeno antivacunas es hijo de la política de Milei. Es un mamarracho. No solo acá: el mundo entero está retrocediendo 200 años. ¿Por qué? Porque se vota cruzado. No se vota a favor, se vota en contra, y al votarse en contra uno se defiende. Vivimos un cuarto de siglo grave: la concentración del ingreso irrita a la gente, con razón, y esa irritación se expresa en votos contra el sistema.”

LCV:

“Exactamente, exactamente.”

Marcelo Cantelmi:

“En Chile pasa lo mismo. A veces me aburren análisis muy profundos sobre la progresía chilena: la discusión real es el bolsillo y el fracaso de los gobiernos progresistas en escuchar demandas simples como llegar a fin de mes, pagar el alquiler, acceder a un crédito, comprarse un auto, irse de vacaciones. Esa discusión la cedieron a la derecha. Hablaba con el presidente del Senado de España, del PP, y me decía: ‘La gente vota con el bolsillo y con la bronca por la corrupción’. Y es así. A veces incluso la corrupción pasa a segundo plano porque aparece la lógica del ‘roban pero hacen’. Cuando estás mal, nada de eso importa demasiado. Hasta Pinochet robó, convengamos. Así estamos.”

LCV:

“Para cerrar: ¿te imaginás a Milei cruzando la cordillera para abrazar al nuevo presidente si se da ese pronóstico?”

Marcelo Cantelmi:

“Sí. La imaginación política de Milei es esquemática. No distingue matices. Fue a Bolivia a saludar a Paz, un hombre de centroderecha, no de ultraderecha. Es de una democracia cristiana que cree en amortiguadores sociales que Milei considera socialistas, cuando en realidad son necesarios para que el sistema no colapse. A Kast le va a pasar lo que le pasó a Piñera: la demanda de las clases medias de Chile es muy clara. Es la de quienes iban a Plaza Italia a decir: ‘No podemos vivir como en Estados Unidos con sueldos de Namibia’. O de África. Esa demanda sigue abierta. Boric no la resolvió. Y eso es lo que le va a decir la audiencia urbana a Kast. El problema central es ese, y no sé si Kast está dispuesto a resolverlo.”

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Italia ¿Qué es ‘Progetto Sur’? Frente a la indiferencia de los Estados, la solidaridad de los pueblos

Hace unas semanas nos internamos en la nueva realidad italiana. Esa que no se ve pero existe. La que une pasado, actualidad y futuro. Comenzamos con una entrevista a Enrico Calamai, quien en tiempos de dictadura en Argentina fue uno de los protagonistas invisibles de una epopeya: dar refugio y salvar la vida de unos 300 argentinos a pura convicción y coraje, quien hoy es un referente de los Derechos Humanos con una pequeña organización, “Mani Rosse”, que cada jueves pintan sus manos de rojo sangre para recordar a los muertos de un mundo injusto: migrantes ahogados en el Mediterráneo, víctimas de guerras y hambrunas, aquellos ‘condenados de la tierra’ de la que nos hablaba Frantz Fanon.

Continuamos conversando con los directores de “Resistenza-Historia del exilio argentino en Roma”, quienes nos llevaron a los años de plomo, en los cuales centenares de miles de argentinos debieron huir del país con lo puesto y aún así crearon redes de solidaridad, amor y denuncia internacional en los países donde posaron sus huesos, con culpa, dolor, angustia.

El documental puso el foco en Italia y pudo realizarse gracias a la colaboración de un grupo de jóvenes italo argentinos que forman parte de una organización llamada ‘Progetto Sur’. Tirando de la punta del ovillo, llegamos a ellas, Claudia Gatti y Romina Cozzanti, referentes de la asociación, nacida después del 2001, que contactó con aquella huella creada en los años setenta-ochenta y hoy trabajan por la colaboración de dos pueblos unidos por historia y cultura. Cambian los tiempos, las formas, la política y la tecnología. Llegan las pandemias y otras calamidades desconocidas, pero aún queda la esperanza de un mundo mejor.

Aquí, la última entrevista de lo que podemos considerar una trilogía: revisitando exilios, mirando el mañana.

Este Planeta Giussani hace lo posible para entenderse con ese Planeta Tierra con la Inteligencia Artificial a flor de piel. Aún así, no lo logramos. La comunicación es entrecortada. Cuarenta minutos nos dan. Quién puede hacer algo en sólo cuarenta minutos cuando hay tanto para hablar, conocer, descubrir, pensar. Vaya, entonces, esta segunda parte con Romina, a quien dejamos sin palabras.

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