Planeta Giussani
La V Columna | Quién sabe por qué
Quién sabe porqué, pero cada vez que se enciende Maradona, además de emocionarme, se me aparece, como un fantasma, el “ser nacional”.
¡Ser Nacional! ¡Qué cosa más fea! Horrible, algo imposible de clasificar. Señoras y señores, ¡el Ser Nacional no existe!, pero que lo hay, lo hay, como las brujas. “La idiosincrasia”, “la gente”, todos esas ideas vagas que no tienen ningún asidero y la sociología aborrece -y yo también- afloran de manera intespestiva ante cada cumpleaños de ‘Nuestro’ Diego Maradona.
Quién sabe porqué, algunos personajes se convirtieron en emblema de la argentinidad. No solo para nosotros, también para el mundo. Vidas que trascendieron las fronteras.
Pensemos, por orden de aparición, a partir del siglo XX, para vos ¿cuáles serían los símbolos que representan a la argentina en el mundo y para nosotros? Pero bueno, te digo los primeros que se me ocurren:
Gardel, Evita, Perón, Borges, el Che, Favaloro, Videla, Las Madres y Abuelas, Maradona, Messi y el Papa Francisco. Digo, esos nombres que podés mencionar en cualquier lado y pueden decirte -según el ambiente, científico, político, musical o futbolero- ¡ah! ¡Argentina! (perdón, Videla es malísimo, pero se hizo muy conocido en el mundo, de hecho se inventó la palabra ‘desaparecidos’ gracias a su aporte histórico)
Gardel murió joven en un accidente de avión en Medellín, Colombia. No se sabe dónde nació ni quién era, y lo primero que se te viene a la mente cuando lo mencionás es “Volver, con la frente marchita…”
Y si me dicen que Gardel no es un símbolo argentino sino porteño, y bla bla bla. Bueno, te lo pongo a Atahualpa Yupanqui, ¿querés algo más paisano?
Nació en 1908 en una posta rural cerca de Pergamino, pcia de Buenos Aires. De apellido Chavero, mezcla rara de vasco y quechua. Se enamoró de la Puna y empezó a cantar. Anduvo por todos lados, se casó con su prima con quien tuvo hijos, recaló en Entre Ríos y en enero de 1932 participó en la fallida intentona revolucionaria de los hermanos Kennedy, en La Paz (provincia de Entre Ríos) Después de esta derrota debió exiliarse. Se hizo comunista. Viajó a Francia en donde Edith Piaf lo hizo conocido. fue condecorado Caballero de la Orden de las Letras. Fue, vino, vino, fue, y murió en Francia en 1992.
Evita también murió joven, y -más allá de sus actos e ideas- impresiona ese amor incondicional, con Perón ‘y con su pueblo’ (quizás por eso en el peronismo la palabra ‘amor’ sea esencial, casi un cuento de hadas). Perón no murió joven pero le tocó cambiar el país y fue un hacedor de frases maravillosas. Un movimiento que tiene a Evita Capitana, y a su marido, Juan Domingo, el viejo vizcacha.
Borges, otro hacedor de frases, perdón, ‘universos literarios’. Prefirió morir en Ginebra. El Che, hacedor de una revolución y mil frases, obvio, fue asesinado en Bolivia.
Y somos también Videla, lo lamento, como Chile tiene a Pinochet. Videla, el verdadero Patrón del Mal, también es nuestro, como el dulce de leche. Por suerte, murió preso, en el baño.
Favaloro, ese médico que hizo un invento revolucionario -el by pass- pero mantuvo la vocación es cuidar, sanar (como ese otro Dr. Maradona), se suicidó en Buenos Aires.
Messi todavía es joven, por ahora solo sus pies hablan. Quizás sea una señal de los tiempos. Un genio gris. Maradona, en cambio, habló por todos sus poros. Para bien y para mal.
Y el Papa Francisco es el nuevo Perón que en lugar de hablar desde Puerta de Hierro, habla desde el Vaticano. Tomá mate! De las Madres y Abuelas, ni falta que hace hablar. Tenemos a la mamma en nuestra representación nacional, gracias, gracias.
Quién sabe porqué esta sucesión de ideas apareció con el cumple de Maradona. Es que Diego es un compendio de nuestras virtudes y miserias. Autor de frases que ya quedaron en el imaginario argentino: La pelota no se mancha, me cortaron las piernas, se me escapó la tortuga, etc. Con el Che tatuado en el brazo, y a los abrazos con Menem. Amante de la familia, Claudia, Dalma y Gianina como emblema, hasta que se supo que tenia hijos en cada puerto sin reconocer y ahora pelean por los bienes. Símbolo del sano talento deportivo que estuvo al borde de la muerte por droga y obesidad en más de una ocasión. Diego es nuestro, te guste o no, somos así. Contradictorios, maravillosos, viles y seductores. La diferencia es que él es Dios, y nosotros somos simples feligreses en busca de una fe.
Ya sé, no me digás, tenés razón, pensar en una idiosincracia o ser nacional es un mamarracho, te aplazan en sociología, pero la realidad es otro mamarracho, tan inasible a las leyes de las ciencias humanas como el espíritu santo. Dijo un filósofo español, Julián Marías:
“Los argentinos están entre ustedes, pero no son como ustedes. No intenten conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otro; toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas.Ellos mismos no se conocen. Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y el horóscopo chino, visitan al médico y también al curandero todo al mismo tiempo. Tratan a Dios como ´El Barba´ y se mofan de los ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden un Tedeum en la Catedral.”
Así somos. Amén.
Destacada
Italia ¿Qué es ‘Progetto Sur’? Frente a la indiferencia de los Estados, la solidaridad de los pueblos
Hace unas semanas nos internamos en la nueva realidad italiana. Esa que no se ve pero existe. La que une pasado, actualidad y futuro. Comenzamos con una entrevista a Enrico Calamai, quien en tiempos de dictadura en Argentina fue uno de los protagonistas invisibles de una epopeya: dar refugio y salvar la vida de unos 300 argentinos a pura convicción y coraje, quien hoy es un referente de los Derechos Humanos con una pequeña organización, “Mani Rosse”, que cada jueves pintan sus manos de rojo sangre para recordar a los muertos de un mundo injusto: migrantes ahogados en el Mediterráneo, víctimas de guerras y hambrunas, aquellos ‘condenados de la tierra’ de la que nos hablaba Frantz Fanon.
Continuamos conversando con los directores de “Resistenza-Historia del exilio argentino en Roma”, quienes nos llevaron a los años de plomo, en los cuales centenares de miles de argentinos debieron huir del país con lo puesto y aún así crearon redes de solidaridad, amor y denuncia internacional en los países donde posaron sus huesos, con culpa, dolor, angustia.
El documental puso el foco en Italia y pudo realizarse gracias a la colaboración de un grupo de jóvenes italo argentinos que forman parte de una organización llamada ‘Progetto Sur’. Tirando de la punta del ovillo, llegamos a ellas, Claudia Gatti y Romina Cozzanti, referentes de la asociación, nacida después del 2001, que contactó con aquella huella creada en los años setenta-ochenta y hoy trabajan por la colaboración de dos pueblos unidos por historia y cultura. Cambian los tiempos, las formas, la política y la tecnología. Llegan las pandemias y otras calamidades desconocidas, pero aún queda la esperanza de un mundo mejor.
Aquí, la última entrevista de lo que podemos considerar una trilogía: revisitando exilios, mirando el mañana.
Este Planeta Giussani hace lo posible para entenderse con ese Planeta Tierra con la Inteligencia Artificial a flor de piel. Aún así, no lo logramos. La comunicación es entrecortada. Cuarenta minutos nos dan. Quién puede hacer algo en sólo cuarenta minutos cuando hay tanto para hablar, conocer, descubrir, pensar. Vaya, entonces, esta segunda parte con Romina, a quien dejamos sin palabras.
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Entrevistas
“El exilio dejó huella en Italia”. Entrevista a los directores de Resistenza
Después de su recorrido por Festivales, Salas y otros espacios de Italia y Argentina, “RESISTENZA (historias del exilio argentino en Roma)” está disponible desde el 13/11/25 en la plataforma OpenDDB: https://openddb.it/film/resistenzaargentina/
Un documental que explora los modos que adquirieron la sobrevivencia y la denuncia internacional durante la última dictadura militar. Más allá de la tristeza, el desarraigo y las dificultades económicas, los exiliados argentinos diseminados por el mundo tendieron redes de solidaridad y realizaron un trabajo tenaz dando a conocer las violaciones a los Derechos Humanos en Argentina. No sabían, en ese entonces, que se estaban convirtiendo en protagonistas de un movimiento que dejaría sus huellas a futuro en los países que los acogieron, gracias a una forma de lucha silenciada por el régimen pero que perduró, con amor y creatividad hasta el día de hoy.
En Italia nació una organización italo-argentina, Progetto Sud. En torno a ellos crecen, desde el pie, nuevas formas de acción en un mundo cada vez más violento y fraccionado. Ahora las murgas argentinas son un símbolo en toda manifestación por la paz y la justicia en Roma
LCV conversó con los directores del documental “Resistenza, historia del exilio argentino en Roma”, Mónica Simoncini y Omar Neri. ¿Por qué Roma? ¿Qué dificultades encontraron? ¿Cómo es trabajar como documentalista hoy? La culpa como trasfondo de estar vivo, la política no cultural de Milei y más.
LCV
Planeta Giussani/ Houston, tenemos un problema
El 13 de abril de 1970, una frase entró a la historia. Creíamos que la humanidad tenía el poder de conquistar el universo todo. Naves intergalágticas surcaban el espacio. Estados Unidos ya había plantado bandera en la luna. Una nueva misión tenía al mundo en ascuas: el Apolo 13. Todo iba bien hasta que una serie de luces desconocidas y una explosión de origen ignoto obligó a la tripulación del Apolo a llamar a la base en tierra. El mensaje fue claro y conciso: “Houston, tenemos un problema”.
Desde entonces, cada vez que ocurre un imprevisto de difícil solución e incierto origen, apelamos a aquellas palabras de desesperación controlada con las que el astronauta del Apolo 13 compartió su alarma. Y sí, hoy, apelamos una vez más a ella: Houston, tenemos un problema.
Este domingo, la política argentina vio los destellos de luces jamás imaginadas y alguna explosión agitó los ánimos. Qué había pasado?
De manera inusitada, los hermanos Milei, en el peor momento de su gobierno arrasaban en casi todas las provincias, incluída la provincia de Buenos Aires, donde había sufrido una derrota aplastante pocas semanas atrás.
El desconcierto invadió a propios y extraños. Quizás pueda decirse que, de una forma u otra, salvo los Milei, perdieron todos. Y cuando digo todos, digo también la derecha. Curioso ¿no?
Desde el mes de agosto, incluso los medios ‘amigos’ del gobierno se dieron vuelta. Por primera vez se los veía a Feinman, Viale, Laje y hasta Trebucq, entrevistando de manera incisiva al presidente de la Nación. El escándalo Sapagnuolo, el 3% de Karina, las relaciones narco de Espert, eran tapa, día tras día.
Las redes estallaban con incomprobables brotes psicóticos de Milei. Hablábamos de un Plan B en marcha, mientras otros directamente mencionaban un operativo destituyente. Las elecciones intermedias parlamentarias se habían convertido en un referendum: Milei sí o no. Todos tensaron la cuerda. Blanco o negro. Milei o Kirchnerismo, representado por Cristina y su hijo.
El desdoblamiento de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires le dieron aire a Kicillof, al no ser una consulta nacional, pudo mostrar el mapa político de el bastión peronista por excelencia. Seguía siendo peronista, es más, kicillofista.
Lejos de retroceder frente a una embestida política, mediática y hasta empresaria, el gobierno fue por más. Más represión, más ajuste, más agresión contra los ejes más sensibles para la población: salud, universidad, discapacitados, jubilados. ‘Ni un paso atrás’ decía Mussolini en pleno liderazco.
Los politólogos y periodistas, encargados de ‘leer’ el mensaje de la ciudadanía, se agarraban la cabeza. La derrota era el número ganador. Hagan sus apuestas señores, quien gana y quien pierde?
Perdimos todos.
Es que había ocurrido un imprevisto, un destello de luces violetas y una explosión: Donald Trump se metía en la campaña. Prometía una salvación económica sí y sólo sí Milei ganaba las elecciones.
Lejos de autoflagelarnos con las responsabilidades de cada uno de los protagonistas, y mucho menos de pensar que de la noche a la mañana el pueblo argentino decidió apoyar la represión a los jubilados, hacer aparte las exigencias del Garraham, reirse de los discapacitados, y escupir sobre la cabeza de centenares de miles de desocupados por un plan económico que detruye la industria junto con el Estado, esta vez, yo prefiero no creer. Prefiero no creer que se fascistizó el electorado de tal modo. Así que busco otras razones.
¿Y si el voto hubiera sido más sensato de lo que pensamos? Qué había enfrente a Milei. Si perdía, caía el gobierno, eso era lo que todos esperábamos con cierta euforia. Y si caía el gobierno ¿qué pasaba?
Posiblemente el electorado pensó: Houston, estamos en problemas.
Y aquí entra el factor Trump. Aceptar el manotazo de ahogado de Trump quizás era lo más pragmático porque si no era eso ¿qué? Sólo se veían dos opciones y ambas significaban ‘volver’. Al peronismo o al macrismo. Por si no hubiera quedado claro con la victoria de un personaje indefinible, nadie quiere volver a sentir el hastío de los mismos discursos vacíos. Quizás la sociedad está pidiendo a gritos dar vuelta la historia, no volver sino ir.
Una vez más, invito a nuestros lectores y oyentes a pensar que no vivimos en un mundo aparte. Y el mundo, lamentablemente, hoy tiene como protagonista a otro esperpento al que todos hacen reverencia, cruza fronteras, se adjudica paces incomprobables, extorsiona con los impuestos a países de distinta índole. No queremos reyes, pero tenemos un emperador cuyo parecido con American Dad, es preocupante.
Por más que nos dediquemos a analizar de manera pormenorizada los errores de cada partido, partidazo o partiducho, lo que pasa en Argentina no es ajeno a lo que pasa en el mundo. Quizás Milei entendió eso y anda viajando de acá para allá, sembrando su demencial teoría anarcocapitalista en tiempos de tierra fértil.
Parace antiguo, pero la solución quizás no es sólo nacional. Que avance el internacionalismo, pues. Porque más allá de consignas perimidas como “Patria sí, Colonia no” o recordar “Braden o Perón”, el mundo entero está sufriendo un terremoto económico y moral. Las Colonias ahora son ‘países aliados’ y el entramado económico crea fronteras tan volátiles que resulta imposible analizar con la rigidez a la que estábamos acostumbrados.
No somos el peor país del mundo, son tiempos de una humanidad que ya no puede llamarse humana. Bombas, drones, hackers, ataques cibernéticos, enemigos más virtuales que reales.
Por eso, LCV también anda relojeando lo que pasa aquí y allá. Y, por ahora, parece que nadie se salva solo, tampoco a nivel internacional. Ningún país podrá enfrentar las fuerzas de este post capitalismo cínico y voraz.
Si volvemos al chiquitaje interno, y sí, el baile de Cristina en el balcón al conocerse que perdió el peronismo en la provincia de Buenos Aires fue lo más parecido a la quema del cajón de Herminio Iglesias. Pero no son Cristina ni Kiciloff el problema. Ni la izquierda ni los tibios ni los progres nisiquiera la derecha de buena o mala fé. Levantemos la mirada para ver lo que pasa a nuestro alrededor. Dejemos de acusarnos y empecemos a construir, y a coordinar con quienes están sufriendo tanto o más que nosotros.
Son tiemos difíciles, para todos, sobre todo para los que todavía tienen algo que perder. Esa clase media apedreada que se niega a bajar al séptimo círculo del infierno. Pero hay medio país que sabe que es difícil bajar otro peldaño. No son necesariamente gorilas, ni idiotas, ni todos los epítetos que se les ha endilgado en estos días. Muchos desposeídos apostaron a los hermanitos medio locos. Quizás por empatía. Hartos de ver tantos políticos racionales y nobles que los han llevado a la ruina.
Sigamos pensando y construyendo una sociedad más justa, desde abajo, simplemente como personas, aprendamos a escucharnos, dejemos atrás ese fugaz poder que puede dar una diputación o una secretaría.
Entre tanto, la vieja política tiembla. Cuando pase el temblor ojalá que nos encuentre más fuertes, libres, sinceros. Quizás desorganizados, quizás no unidos, pero dispuestos a llevar adelante las luchas en las que muchos estamos desde hace tiempo y sentimos que son robadas por representantes que no nos representan. La unidad no es todo en la vida. Seamos miles de luces, miles. Miles de fogatas, miles. Ya nos encontraremos de manera natural en un momento histórico en el que valga la pena escucharnos sin insultarnos.
Columna de Laura Giussani Constenla, emitida en La Columna Vertebral-Historias de Trabajadores, el 27 de octubre de 2025.
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