Entrevistas
¿En qué va a quedar el 15% para estatales?, responde Andrés Rodríguez

Requerido por La Columna Vertebral durante conferencia de prensa de la CGT en que se anunciaba el paro nacional para el 25 de junio, el líder de la Unión de Personal Civil de la Nación confirmó que el 5% de aumento ofrecido por el gobierno a quienes firmaron una paritaria de 15% no incluye a los estatales. Insistió, en cambio, que el acuerdo con el Estado incluye una cláusula de revisión que harían valer.
“EL AUMENTO DEL 15% ES INSUFICIENTE PARA RECUPERAR EL PODER ADQUISITIVO”
“Hasta ahora ese 5% que se sumaría a los privados no rige para el Estado”
“Los empleados estatales sí tenemos claúsula gatillo y está firmado el convenio con claúsula de revisión. Pero indudablemente, lo que sostenemos todos los trabajadores argentinos, aquí se está previendo una inflación que va a superar o redondear el 27% y estamos hablando de un 15% de aumento salarial, en el caso de los privados se está hablando de un 20%. Esto es insuficiente para recuperar el poder adquisitivo, más allá de que después se aplique esa claúsula de revisión. Así que hay muchos aspectos que determinan que, tanto en el estado como en el sector privado, exista un deterioro de las condiciones económicas y de trabajo de la gente”, manifestó el sindicalista.
“Hasta ahora ese 5% que se sumaría a los privados no rige para el Estado, lo que hace aún más desventajosa la situación de los empleados estatales y es una demanda que le hicimos al Ejecutivo. Que ese 5% no debía ser sólo para los privados, sino también al empleo público.”
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La crisis de los clubes de barrio: voces desde la cancha y la comunidad por Pedro Villarreal

Los clubes de barrio han sido históricamente mucho más que espacios deportivos: son núcleos sociales, culturales y educativos que sostienen comunidades enteras. En un contexto de aumentos tarifarios y crisis económica, estas organizaciones populares atraviesan momentos difíciles. Desde La Columna Vertebral dialogamos con Pedro Villarreal, referente y activista de los clubes de barrio, para conocer de primera mano cuál es la situación actual, los desafíos que enfrentan y las redes de solidaridad que los mantienen en pie.
LCV: ¿Cómo está en este momento la situación de los clubes de barrio?
Pedro Villarreal: “Bueno, la verdad que hoy estamos muy preocupados por el tema que sacó Adorni con el Gobierno Nacional la semana pasada, del recorte de tarifas, la tarifa diferenciada que veníamos teniendo con la parte eléctrica y el gas, ¿no?”
LCV: Bueno, contame más. Contame cuál es la situación hoy. ¿Cuánto están pagando? ¿Cómo es un promedio? ¿Cómo se manejan? Yo me acuerdo que en algún momento había graves problemas cuando recién empezó este gobierno. Había problemas como muy, muy serios cuando se liberaron las tarifas. ¿Y ahora qué pasa?
Pedro Villarreal: “Bueno, hoy yo creo que vamos a tener los mismos problemas, aún peor todavía, porque vienen a ponernos a foja cero. Hoy están alcanzando a 2.375 clubes, teniendo una totalidad de 20.000 a nivel país, ¿no? Pero bueno, para obtener este beneficio tenés que tener el certificado de vigencia, tenés que tener los papeles en orden, que también se nos está poniendo muy, muy difícil por lo caro que es hacer los balances. Pero bueno, tenemos boletas de gas de 900.000 pesos y de luz de 700.000 pesos. Un club social no lo puede pagar.”
LCV: Decime, ¿cuánto es, por ejemplo, el aporte que hace cada familia? Primero, estos 2.700 clubes, ¿a cuántas familias estarían asistiendo? ¿Cuántas serían las familias usuarias?
Pedro Villarreal: “Y lo que pasa es que ahí hay clubes que tienen 400 socios, y hay clubes que tienen 1.900 socios.”
LCV: Claro, pero un promedio así… no sé, ¿10.000 familias, 20.000 familias? ¿Qué zonas? ¿Zonas de Buenos Aires? ¿Zonas del AMBA?
Pedro Villarreal: “Las zonas son variadas. Sí, las zonas son variadas porque es a nivel país. Ahora, después, las personas que pasan por un club… Estaban diciendo, por un censo de cinco universidades, que pasan 17 millones de personas.”
LCV: Claro, a eso me refería. Eso quería mensurar: en el país, la cantidad de gente que encuentra una salida, un entretenimiento por muy poco dinero. Que es el de la cooperadora, alguna cuota fija… no sé cómo se manejan ustedes. Contame vos cuáles son los ingresos que tiene un club de barrio.
Pedro Villarreal: “Un club de barrio, el único ingreso que hoy está teniendo es una cuota social que va —depende de cada club— de 6.000 a 8.000 o 9.000 pesos. Y hoy, por el contexto social que estamos viviendo, hay muchos que dejaron de pagar. Y la verdad que no le podés decir al nene, al pibe o piba, que no entre.”
LCV: Claro.
Pedro Villarreal: “Después, bueno, tenemos los salones que se pueden alquilar a un precio muy accesible, porque siguen siendo de los socios, para las fiestas de 15 y todo eso, ¿no?”
LCV: Exacto, exacto. Entonces… a ver si nos… ¿y el famoso buffet? ¿Sigue estando el buffet de cuando yo era chica, que iba a comer al buffet del club?
Pedro Villarreal: “Claro que sí. Sigue estando, y es uno de los caballitos de batalla, que con eso, en las actividades de los fines de semana, se pueden solventar para poder parar algún gasto, ¿no?”
LCV: Oí, Pablo, la gente que usa el club… es decir, los papás de los pibes que van a practicar deporte, las señoras que van a hacer gimnasia, los hombres que hacen papi fútbol y demás… Frente a estas circunstancias, ¿entienden y se manifiestan como una comunidad organizada, tratando de respaldar? ¿Cuál es la integración?
Pedro Villarreal: “Sí, la verdad que nosotros estamos haciendo algunas reuniones. Los clubes hacen reuniones internas y se ponen a disposición, y están muy preocupados por el tema de las tarifas sociales. Porque nosotros tenemos que acortar algunas disciplinas, se acortan… o sea, la disciplina, el día es más corto para un club. ¿Y a dónde llevás a los chicos? Porque un club de barrio no solamente son disciplinas deportivas, ¿no? En muchos lugares son comedores, son merenderos. Nosotros tenemos fines de adultos, primario y secundario. O sea, ahí es donde tenemos que andar eligiendo de dónde prender la luz, de la parte eléctrica, dónde apagarla, y ahí es donde estás dejando algunas actividades afuera.”
LCV: No, y además… yo me remito a mi memoria emotiva, ¿no? El club de barrio era ese lugar donde vos ibas y socializabas casi por primera vez con amigos, con amigas. Era otra extensión del colegio. No eran solamente los amigos del colegio. Era también un lugar cultural. Había… no sé ahora, pero… clubes de barrio donde daban extensión educativa y entonces ahí tenían maestros para los pibes que se llevaban materias. Digo, había toda una situación del club como núcleo del barrio, del corazón del barrio.
Pedro Villarreal: “Claro que sí. Todavía hay maestros particulares. Todavía los hay. Algunas bibliotecas seguimos teniendo, como te decía recién, los pibes que de ahí salen y saltan para hacer una carrera en la universidad, ¿no?”
LCV: Y no hablemos del otro día cuando estos señores bastante incultos dijeron: “Nada importante salió de un club de barrio”, y alguien se tomó la molestia de poner que del campeón del mundo, ¿cuántos de ellos, jugadores de nuestra selección, habían salido de clubes de barrio muy chiquitos y habían salido de ese club al más grande? Pero primero fue un club de barrio.
Pedro Villarreal: “Exacto. La otra vez justamente hicimos un plenario la semana pasada, el miércoles, que nos acompañó el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Chiqui Tapia.”
LCV: Sí, te iba a preguntar cómo les había ido con Chiqui Tapia.
Pedro Villarreal: “La verdad que nos fue muy bien. Muy bien. Fue, la verdad, que sorprendente, porque fue un mensaje que habíamos tenido por teléfono, que iba a ser una reunión interna, y él quiso venir a una reunión donde se transformó en plenario. Y la verdad que él mismo lo estaba diciendo: que nosotros somos los semilleros y los campeones del mundo.”
LCV: Claro, claro, claro.
Pedro Villarreal: “Él mismo lo dijo.”
LCV: Absolutamente. Porque ese lugar… yo recuerdo los videos de los jugadores de la selección, cuando uno recién los empezaba a conocer, y algunos eran en algunas ciudades chiquitas del interior de nuestro país, de las provincias, y cómo a deshora entrenaban en el club chiquitito de barrio para seguir entrenando y seguir entrenando… Y ese club era después el que los recibía, y a mí… y el que los empujaba a seguir a instituciones más grandes. ¿Las instituciones grandes se conectan con ustedes?
Pedro Villarreal: “La verdad que hoy nos estamos sintiendo muy acompañados por ellos, por las instituciones. Estamos hablando con los clubes de AFA, a partir de que tenemos una conexión totalmente cercana con el conductor, con Chiqui Tapia.”
LCV: Claro. Ah, están acompañados. Perfecto.
Pedro Villarreal: “Claro. Estamos acompañados por él. Entonces, hoy los presidentes de los clubes de barrio estamos teniendo contacto y estamos trabajando en conjunto con los clubes más grandes.”
LCV: Parece que estamos en un loop permanente del eterno retorno, porque no puedo dejar de acordarme de Luna de Avellaneda cuando estamos hablando de esto, ¿no? Y la lucha de toda una comunidad por sostener su club… y así muchas otras películas. ¿Te acordás? Bueno, hace muchos años, en la época de nuestros padres, seguramente, que era Pelota de trapo y tantos otros, donde se demostraba la importancia de esa célula primaria de la comunidad, que es el club. El club de barrio, el club donde además tantas parejas se han formado, ¿no?
Pedro Villarreal: “Claro que sí. Muchos fueron… a ver, todavía cuando a veces nos encontramos en algún club añejo, encontramos personas que nos vienen y nos dicen: ‘Yo conocí a mi primer novia, hoy sigue siendo mi esposa, y la conocí acá en un baile, un baile de un club.'”
LCV: A ver, ahí tocaste mucho la película Luna de Avellaneda.
Pedro Villarreal: “Nosotros, la primer filial que iniciamos con este sueño, lo hicimos en el año 2007. Se llama Unión Nacional Club de Barrio. En su momento fue Unión de Clubes de Barrio. La primer filial se hizo en Avellaneda, con el espíritu de esa película. Y así fuimos creando filiales, filiales por distrito, y hoy tenemos 73 filiales a nivel país.”
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Fusión del ENRE y el ENARGAS: “Es profundamente negativo”, advierte Pablo Blanco, secretario general del STIGAS

En una entrevista exclusiva con La Columna Vertebral – Historia de Trabajadores, Pablo Blanco, representante del sector gasífero y referente sindical, analiza con preocupación el reciente decreto del gobierno que fusiona el ENARGAS (ente regulador del gas) con el ENRE (ente regulador de la electricidad). Esta decisión —que plantea la creación de un único ente para todo el sector energético— despierta interrogantes sobre la seguridad, el rol del Estado y la protección de los usuarios. “No es lo mismo gas que electricidad”, remarca Blanco, y denuncia una política de vaciamiento institucional que podría dejar a los consumidores librados a su suerte y sin controles efectivos. En un extenso diálogo, el dirigente también señala los peligros de la desregulación, la fragilidad del sistema actual y la necesidad de mantener organismos técnicos e independientes que garanticen servicios seguros y de calidad.
LCV:“El gobierno aprobó hoy un decreto mediante el cual se fusiona el Ente Regulador del Gas, ENARGAS, con el ENRE, que es el Ente Nacional Regulador de la Electricidad, para crear una única empresa responsable del sector energético nacional. ¿Cuál es tu opinión al respecto?”
Pablo Blanco:“No… yo… a ver, hace poquito nos desayunamos con esta noticia. Yo creo que tiene que ver con su mirada del Estado y de los organismos de control, y del rol que deben tener, digamos, algunas estructuras del Estado. Como se asocia a la cuestión del INTI, si bien no la terminan de disolver —porque no pueden, les gustaría—, hay normativas vigentes respecto del funcionamiento y de las reglas y normas a las que deben estar sometidas las empresas para cumplir con un servicio de calidad, pero además con un tema más importante que tiene que ver todavía con la seguridad. Me parece que el funcionamiento se enmarca en esto. Yo, si usted me pide una calificación, yo digo que es profundamente negativo, ¿no?”
LCV:“Por eso yo quiero saber… a ver… esto que parece de superestructura, yo quiero que usted, desde la cuestión sindical, me pueda explicar: ¿en qué me voy a perjudicar yo como usuario? Porque, además, en el mismo momento se conoce este tema de la desregulación para la competitividad de las empresas eléctricas —no sé si las del gas también, creo que sí—, y además de saber que el 46% de nuestro país no tiene tendido de gas, sigue teniendo el sistema de garrafas. Entonces, en este panorama me gustaría saber: ustedes, como trabajadores, ¿cuál es el aporte?, ¿cómo se ubican en este tema?, ¿qué acciones van a tomar?, ¿se van a perjudicar en el marco laboral?, ¿cómo es?”
Pablo Blanco:“No… digamos… a ver, nosotros ya siempre hemos hecho algunos cuestionamientos a algunas normativas que han ido surgiendo a lo largo del tiempo desde el Ente Regulador del Gas, el ENARGAS, en este caso, producto de que entendíamos que se liberaba a las empresas de ciertas inspecciones que traían un perjuicio. Por ejemplo, para ser pragmático: llega Metrogas porque usted siente olor en su casa. Entonces Metrogas viene y le corta el gas y le deja un formulario en el que usted tiene que dar intervención a un gasista matriculado. Originalmente, después que el gasista hacía el trabajo, tenía que presentar en Metrogas un formulario —el formulario 35, o 34A si hacía cambio de recorrido—, y ahí aparecía Metrogas y constataba que la cañería no perdiera, que estuviera hecho bajo las normas de seguridad, para que el cliente esté resguardado. Después, en un momento determinado, dejaron que esa responsabilidad recayera solo sobre el matriculado, y que aleatoriamente ellos podían tomar una reparación e investigarla. Así es como edificios completos han quedado 6, 8 meses, hasta un año sin gas. En un momento, el ente regulador dejó librado al azar el control de los matriculados, y eventualmente, las distribuidoras podían verificar dentro de 90 días. Eso significaba un riesgo enorme. Luego, logramos que volviera a recaer la responsabilidad sobre las distribuidoras, Metrogas, Naturgy, Camuzzi, la que fuera, para verificar que el trabajo esté bien hecho y no haya fugas.”
LCV:“¿Y ahora cómo va a ser? Porque a mí me importa, digo… ¿ahora qué va a pasar?”
Pablo Blanco:“Ahora vamos otra vez a no tener controles, y lo preocupante es eso. Vamos a ver qué va a pasar, porque esto es muy incipiente. Pero yo, viendo los antecedentes de cómo se están dando las reestructuraciones del Estado —en algunos casos con la desaparición directa de organismos y entes controladores— tengo serias sospechas de que esto sea a favor de los clientes. Es cierto que la gente se queja muchas veces: ‘viene Metrogas, me corta’, ‘Naturgy me corta’, y después hay que hacer un montón de obras que son económicamente complejas, además del hecho de quedarse sin suministro.”
LCV:“Mire, yo le voy a ser sincera, Pablo. Uno, cuando recibe en su casa al gasista, al plomero o al electricista, nunca está completamente segura de que no le estén mintiendo un poquitito. Y en el caso de las obras de gas —donde edificios completos quedan sin servicio, y después alguien de la empresa se hace el vivo con algún pedido de coima— más se amplía la sospecha. Ahora, entre ese curro habilitado que parecía existir en algunas situaciones y el tema de no tener ningún control, y yo quedar en manos de creerle o no al gasista, hay un desamparo del usuario muy grande. Por confianza, por desconfianza, por ausencia de control, o porque no hay cultura del cuidado de las casas —como pasó con el tema de la casa esta de Devoto—…”
Pablo Blanco:“Lo de Devoto fue que taparon una rejilla de ventilación. Pero eso es porque evidentemente las personas que estaban ahí no tienen por qué saber. No son gasistas. Tampoco hay costumbre de que, una vez al año, antes de prender las estufas, alguien las revise. Lo que digo es que, a esa falta de confianza histórica que se tenía en la empresa —Metrogas, por ejemplo, que es la de Capital— ahora se suma esto. Insisto: el 46% de nuestra población todavía se alimenta con garrafa.”
LCV:“Pero mire, yo estoy totalmente de acuerdo. Lo de la garrafa, si quiere, después me da un minutito…”
Pablo Blanco:“Bueno, yo lo que le quiero contar es que yo he visto cosas que hicieron gasistas matriculados donde murió gente. Nosotros hicimos pericias respecto de un matriculado que sacaba un calefón, ponía otro, no cumplía con la normativa de ventilación y los gases se metían para adentro. Tremendo.”
LCV:“Pero, ¿cómo lo solucionamos, Pablo? Porque la gran duda que tenemos los usuarios…”
Pablo Blanco:“Habrá que ver. Habrá que hacer ahora, a partir de esto —que es muy prematuro—, un seguimiento de qué resoluciones se van tomando.”
LCV:“Y Pablo, si todo lo que usted me está contando —y lo que yo le cuento, con la experiencia que puedo tener como usuaria—, si a todo eso le sumamos que hoy el Estado se corre de ese control… Yo pregunto: ¿el sindicato tiene algún peso? ¿Su opinión respecto de que es necesario seguir con los controles?”
Pablo Blanco:“Podremos tener algún recurso jurídico en caso de que… pero ya están trabajando…”
LCV:“Yo le sugiero que empiecen a trabajar porque los despelotes se van a venir en manada.”
Pablo Blanco:“Esto pasó ahora, no lo teníamos de antes. Nosotros tenemos que analizar qué normativas se modifican. Si no se modifica ninguna, si esta fusión de entes no cambia las normas, pues bien.”
LCV:“De hecho, se ha modificado la normativa que tiene que ver con la competitividad. Hoy cualquier empresa puede presentarse a suministrar domiciliario cuando esto entre en vigencia. Se puede competir por la tarifa.”
Pablo Blanco:“Yo voy a poder decir: ‘No, yo quiero la luz de acá’. Todavía no, porque hay contratos firmados. Además, el sistema de gas es muy difícil porque hay redes, y no es que usted decida quién pasa por delante de su casa.”
LCV:“Sí, yo entiendo. Pero el que no entiende parece que es el gobierno que escribe.”
Pablo Blanco:“Puede ser, pero no creo que eso se pueda implementar. Porque la red que pasa por delante de su casa no es algo que usted elija. No puede decir: ‘Quiero que por mi casa pase la empresa Excelente’.”
LCV:“Claro, yo entiendo que había monopolios…”
Pablo Blanco:“Eso no se puede. Había prácticamente monopolios de distintas empresas en distintas regiones. Lo que no entiendo es cómo lo van a instrumentar. Y me preocupa que el sindicato —ustedes— se van a tener que poner al frente de esta cuestión, porque si no, los trabajadores de esas empresas…”
Pablo Blanco:“Tenemos que ver. Las empresas tienen contratos firmados por muchos años. Nosotros cuestionamos eso, pero hoy hay contratos firmados a futuro. Las empresas van a accionar legalmente si hay incumplimiento del gobierno. No creo que sea tan sencillo.”
Pablo Blanco:“Miren, allá por 2008 o 2009 también se desreguló —incluso con el gobierno de Néstor y Cristina— el valor del gas en boca de pozo. Y la verdad es que no se pudo romper el monopolio. Se creó el mercado electrónico del gas. Pero las empresas se cartelizaron y se siguió pagando el mismo precio. Era un buen concepto al principio, pero después se fue diluyendo.”
LCV:“Bueno, vamos a ver, Pablo. Usted está bastante confiado en que las cosas pueden llegar a salir moderadamente bien. Yo lo espero por acá, cuando veamos cómo marcha…”
Pablo Blanco:“No, no, perdóneme. Yo no estoy confiado ni nada. Yo estoy diciendo que hay que tener conocimiento para actuar. Sobre la nada no se puede actuar.”
LCV:“Claro.”
Pablo Blanco:“Sobre el decreto, sobre el texto del decreto…”
LCV:“Lo que dice abajo, la letra chica…”
Pablo Blanco:“No, ni siquiera eso. Habrá que ver cómo van a ir actuando en cada situación. Nosotros tenemos un montón de normativas. Si las modifican, habrá que actuar. Si no se modifica, habrá que ver. Por eso digo: es prematuro. Para nosotros es malo, porque no es bueno que haya una fusión entre gas y electricidad, porque no son lo mismo. Pero bueno, primero hay que conocer qué normativas se van a modificar. Si las que se modifican son malas, actuaremos en consecuencia.”
LCV:“Sí.”
Pablo Blanco:“No tenemos otra herramienta nosotros. No podemos cortar el suministro, porque es un servicio esencial.”
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“La salud como derecho y no como negocio”: Pablo Escudero y la lucha de la Cooperativa de Trabajo Policop

En el corazón de Tres Arroyos, al sudeste de la provincia de Buenos Aires, un grupo de trabajadores decidió enfrentar el abandono con organización y solidaridad. Policop, una cooperativa de salud formada tras el vaciamiento de un sanatorio privado, se transformó en un ejemplo de dignidad laboral, atención médica accesible y lucha colectiva. Hoy, más de 30.000 personas reciben atención gracias al trabajo de esta cooperativa autogestionada. Pablo Escudero, su presidente, cuenta a La Columna Vertebral cómo nació esta experiencia y qué desafíos enfrentan frente al desmantelamiento del sistema de salud público.
LCV: Contanos un poquito de qué se trata la cooperativa de trabajo Policop.
Pablo Escudero: “Policop es una empresa recuperada de salud desde el año 2000. Nosotros sufrimos el abandono patronal en el 2011. En el 2004 también hubo un conflicto, pero en el 2011 la empresa fue comprada por gente que terminó estafando un sanatorio en Tres Arroyos. Acá hay dos efectores de salud: Policop y la clínica privada Hispano, además del hospital. Somos unas 80.000 personas. En 2014 nos abandonaron por completo, nos dejaron tirados en la calle. Separaron el edificio de la empresa para quedarse con él, que es un edificio muy importante para el sistema de salud local. Se hicieron marchas, movilizaciones, y el 17 de octubre de 2014 nos formamos como cooperativa de trabajo. Fue una fecha muy simbólica. Siempre agradecemos a la gente del Frente para la Victoria, que nos acompañó en la calle para recuperar nuestra fuente de trabajo.”
LCV: ¿Y hoy cómo se encuentran? ¿Cuál es la situación del edificio?
Pablo Escudero: “Hoy la cooperativa es parte de la comunidad, nos conocemos todos. Muchos siguen con el corazón puesto en Policop. El Concejo Deliberante, con apoyo de todos los bloques, aprobó una ordenanza de utilidad pública para que el edificio se destinara exclusivamente a salud. Se trabajó también en La Plata para que saliera la ley de expropiación, que duraba cinco años. Ahora estamos viajando al Senado porque esa ley cayó y queremos que la provincia la apruebe de nuevo. Tuvimos charlas con Axel Kicillof cuando vino por la zona. Nuestro objetivo es que el edificio quede como bien público, intocable para cualquier otro uso que no sea salud. Estamos trabajando fuerte en eso.”
LCV: ¿Cuántos años tenés? ¿Y desde cuándo estás en Policop?
Pablo Escudero: “Entré a trabajar en el sanatorio cuando tenía 21 años. Hoy tengo 52. Llevo 11 años como presidente de la cooperativa, y desde el inicio participo en la renovación del consejo. Al principio éramos sólo cuatro socios fundadores. Había mucha gente mayor con urgencias económicas, necesitaban comer. Hoy estamos cambiando la mentalidad de los nuevos asociados, armando un consejo fuerte, contando nuestra historia para que los que vienen atrás tiren con todo. Hay ideas nuevas, muchas ganas.”
LCV: ¿Qué servicios brindan hoy desde la cooperativa?
Pablo Escudero: “Tenemos una guardia médica 24 horas, de demanda espontánea, con consulta muy económica. También ofrecemos servicio de emergencias médicas, traslados locales y de alta y baja complejidad. Firmamos convenios con el municipio para hacer derivaciones a Bahía Blanca, Mar del Plata y Buenos Aires. Además, brindamos servicios de enfermería domiciliaria, curaciones, y cuidado de adultos mayores. Hace tres años peleamos para entrar en el sistema de PAMI, que tiene más de 10.500 afiliados en la zona, y logramos cubrir todas las emergencias médicas. Lo estamos cumpliendo muy bien. Estamos articulando también con una cooperativa de cuidadoras para llevar servicios integrales a las casas. Nuestros médicos hacen visitas domiciliarias. No son socios de la cooperativa, trabajan a honorarios. La idea es que la cooperativa esté formada por trabajadores, pero que podamos brindar un servicio integral con nuestro equipo médico. También tenemos medicina laboral.”
LCV: Para que los oyentes del resto del país comprendan mejor: ¿cómo es Tres Arroyos? ¿Qué tipo de comunidad es?
Pablo Escudero: “Tres Arroyos es una ciudad de unas 80.000 personas, sumando el casco urbano, Claromecó, Cascallares, San Francisco de Belloc y otras localidades. Está a 500 km de La Plata, al sudeste de la provincia. Es una zona agrícola-ganadera, con parque industrial. Hay mucha diversidad. El cooperativismo acá tiene fuerte arraigo. En su momento, el apoyo social fue total, de todos los sectores. La necesidad de acceso a la salud no tiene partido político. Nosotros nos enfrentamos a un círculo médico que monopolizaba la atención. Siempre digo que Dios atiende en las grandes ciudades. Acá es difícil y caro atenderse. La cooperativa fue una respuesta concreta: trajimos especialidades médicas que no había. Neumonólogos infantiles, traumatólogos pediátricos, clínicos. Algunos se instalaron en Tres Arroyos, otros vienen una o dos veces por semana, o cada 15 días. Hicimos acuerdos para que la atención sea accesible: nosotros bajamos nuestras pretensiones, ellos también. Así logramos que la consulta le salga barato a la gente.”
LCV: ¿Trabajan con organizaciones del campo o cooperativas agrarias, o es un servicio más bien individual?
Pablo Escudero: “Trabajamos tanto con personas de forma individual como con organizaciones rurales. Somos parte de la mesa local de cooperativas, junto con la UTT. Estamos tratando de organizar la atención médica de monotributistas, que muchas veces quedan sin acceso al sistema. Hace poco estuvo Gildo Honorato, de la IPAC. Queremos reabrir los quirófanos del sanatorio para hacer cirugías comunes sin costo, para toda esa gente que no puede pagar una operación. Si el convenio con Provincia se cierra bien, vamos a hacerlo realidad. El cooperativismo es hermoso, pero hay que pelearla. Y más en estos tiempos.”
LCV: Para cerrar, ¿qué sentís cuando ves el panorama actual de la salud en Argentina?
Pablo Escudero: “La verdad, lo que está pasando con la salud en la Argentina me da asco. Me pone mal. Se están perdiendo derechos por todos lados. Es muy complicado. No vamos a tener recursos humanos profesionales a corto o mediano plazo. Hay un cambio generacional que no sabemos cómo va a encaminarse. Nosotros traemos médicos de lejos para cubrir guardias. Todo es más difícil. Este modelo actual es insostenible. Los círculos médicos siguen pensando que la salud es para unos pocos. Nosotros vamos en contra de eso. Una cuota para cuatro personas cuesta 7.500 pesos. Un plan joven con ginecología y otras prestaciones cuesta entre 10.000 y 11.000. Con eso cubrimos más de 30.000 personas: entre socios, obras sociales, áreas protegidas, y particulares. Y vamos a seguir creciendo aunque nos pongan mil palos en la rueda. Vamos a contramano de estos pensamientos sectarios, pero a favor de la gente. No nos llevamos la plata al bolsillo. No somos terratenientes ni pastores evangelistas. Todo lo que tenemos lo invertimos. Vivimos como trabajadores. Todo nos cuesta. Y nos va a seguir costando. Pero estamos felices. Con la frente en alto. Hemos peleado en el Senado con todos los bloques. Si hay un revés, haremos una conferencia de prensa en La Plata, donde sea. En Tres Arroyos tenemos el apoyo del Concejo Deliberante, del Ejecutivo, y de todos los convenios que hicimos para responder a las necesidades del pueblo. El cooperativismo no es negocio, es respuesta. Y lo vamos a defender en cada rincón del país.”


Ajuste con gusto amargo. Crisis en golosinas, dulces y alimentos

La crisis de los clubes de barrio: voces desde la cancha y la comunidad por Pedro Villarreal
