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Hidrovía. El gobierno anuncia ‘Licitación corta’. Sindicatos realizan Cabildo por la Soberanía Fluvial

A poco más de un mes de que se cumpla el plazo previsto para la licitación de la Hidrovía, el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, anunció que se hará una licitación transitoria y después habrá una segunda licitación internacional en la que se definirá con mayor precisión el Estado.
“Se realizará un llamado a licitación corta para el mantenimiento, hasta tanto se defina la licitación larga. Para nosotros es central avanzar en una licitación transparente que quite cualquier tipo de ruido”, declaró Cafiero.
El ruido que se podrá escuchar hoy, es el que sonará en el Cabildo Abierto por la Soberanía Fluvial, Marítima y el Canal de Magdalena, que está convocando para esta tarde, a las 17 horas, el Sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de la Industria Naval de la República Argentina junto a otras organizaciones y gremios luchan por la estatización de los puertos del Paraná. Un Cabildo Abierto que se realizará por zoom y contará con la presencia ya confirmada de Jorge Taiana, senador Nacional y ex Canciller de la Nación: Horacio Tettamanti, ex subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación: Fernanda Vallejos, diputada Nacional; Hernán Orduna, delegado argentino en la Comisión Administradora del Río Uruguay; Sergio Dorrego, ex director Nacional de Transporte Fluvial y Marítimo; Juan Speroni, secretario General del SAONSINRA; Oscar Laborde, vicepresidente del PARLASUR; Edgardo Depetri, secretario de Obras Públicas de la Nación; los intendentes Mario Secco(Ensenada); Fabián Cagliardi (Berisso); Mauro García(General Rodriguez) y Osvaldo Caffaro (Zárate). También estará presente un amplio arco político, gremial y de gestión, como los presidents de los Consorcios de Gestión portuaria de La Plata, Comodoro Rivadavia, Puerto Rosales; junto al secretario General de ATE Ensenada; Pedro Wasiejko, presidente de Astilleros Río Santiago; Hugo Godoy, secretario General de la CTA Autónoma, entre otros.
Los interesados en asistir a esta actividad pueden hacerlo ingresando en el siguiente enlace us02web.zoom.us/j/82118545797?pwd=aGZ4Q3FWZjB0WD Z1YmxRL0EvendBdz09 / código de acceso: 230172
El movimiento iniciado hace meses para evitar una nueva gestión internacional de nuestros puertos tuvo ya una primera victoria. El presidente Alberto Fernández anunció que la intención es que la nueva licitación prevea que el Estado será responsable de cobrar el peaje.
El debate continúa, no queda claro el plazo dispuesto por la ‘licitación corta’ (nada más definitivo que algo transitorio, dice un viejo vizcacha) y el ruido seguirá sonando por un tiempo todavía indefinido.
Archivo
Archivo LCV/Patotic Park, por Hernán López Echagüe

El 22 de agosto de 1993, Página 12 publicaba en tapa una investigación exclusiva sobre cómo había sido la formación de patotas que fueron a agredir a los asistentes a la apertura de la Rural. Un entramado de internas del peronismo, cuando Menem era presidente y Duhalde su vice opositor. Hernán López Echagüe siguió la ruta de esa trama hasta llegar al Mercado Central en donde se reclutaban los grupos de choque. Su vida ya no fue la misma. Luego de participar del programa de Mariano Grondona en donde denunció el descalabro del Mercado y la posible relación con el narcotráfico, fue agredido en la puerta de su casa con un navajazo. Se convirtió en uno de los casos más emblemáticos de violencia contra el periodismo en tiempos de Menem y Duhalde. Luego tuvo un intento de secuestro en el Bingo de Avellaneda. Se venían las elecciones y esto parecía parte de la campaña. Salió por unos días del país con su familia. A su regreso ya nada era igual en Página 12. No tenía escritorio ni funciones. Años después supo que en ese interín el diario había sido vendido a Eduardo Duhalde. Un suplemento especial de la Provincia de Buenos Aires parecía afirmarlo, fue Lanata quien confirmó la venta. Frente al rechazo de una nota que implicaba a Rousselot, intendente de Morón, presentó su renuncia. Esta nota fue un antes y un después en su carrera periodística.

Patotic Park, por Hernán López Echagüe
Al ingresar en el Mercado Central se tiene la impresión de haber puesto los pies en otro planeta. Es un predio inabarcable, repleto de naves, frutas, verduras, pescados y cientos de hombres robustos que van y vienen cargando y descargando bultos de todo tipo. Son los changarines, la nervadura que le confiere vida y movimiento a un sitio al que habitualmente se lo suele emparentar apenas con comida. Sin embargo, este lugar que de veras parece un mundo aparte, lleno de códigos, costumbres, complicidades inextricables, se ha convertido con el correr del tiempo en un verdadero centro de reclutamiento de patotas y manifestantes. Todas las corrientes del justicialismo de La Matanza, en particular el Comando de Organización y la Liga Federal que lideran Alberto Pierri y el gobernador Eduardo Duhalde, recurren a los servicios de los changarines para conformar los célebres grupos de choque. La organización funciona de modo aceitado y las cooperativas que reúnen a esos hombres que se la pasan trasladando mercaderías de una a otra parte actúan como comités políticos de este reclutamiento. “Acá siempre hubo patotas, y son de uno u otro sector. Todos son peronistas y, entonces, claro, los dirigentes saben que acá consiguen mano de obra de inmediato”, dijo a Página/12 Aníbal Stella, uno de los directores del Mercado Central.
La Corporación del Mercado Central de Buenos Aires está situada en el cruce de la autopista Riccheri y Boulogne Sur Mer, en Tapiales, partido de La Matanza. Son seis los directores que de manera rotativa asumen la presidencia, y se trata de funcionarios cuyos nombramientos están teñidos de intereses políticos: dos son designados por la Secretaría de Comercio de la Nación; dos por la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, y los restantes por el gobierno de la provincia. Sumando changarines, vendedores y empleados administrativos, el Mercado emplea a más de cuatro mil personas. Los changarines, no obstante, constituyen la mayor parte del personal y están agrupados en cooperativas que, como los directores, poseen claras y abiertas inclinaciones políticas.
Simplemente Batata
Los hombres del Mercado que llevan a cabo la mayor y más visible actividad de reclutamiento de changarines para componer los grupos de choque del justicialismo bonaerense son tres: Raúl Leguiza, que es uno de los directores; Alberto Olmos, que ocupa una de las tantas gerencias que funcionan en la corporación, y Batata, simplemente Batata porque su pellejo es del color de la batata y contadas son las personas que en el Mercado conocen su verdadero nombre.
Leguiza fue nombrado por Duhalde y está sumamente vinculado a las cooperativas; suele definirse como un “pierrista a muerte”. A través de su excelente relación con las cooperativas -particularmente Centralmarket S.A. y Servicios y Mandatos, que funcionan en el piso tercero del Mercado–, Leguiza logra convencer a los changarines de las ventajas que acarrea formar parte de los grupos que él denomina “de seguridad”. Es que de la buena disposición de los hombres que dirigen las cooperativas depende la buena o mala fortuna de los changarines: son ellas las que contratan, pagan y, cuando se les antoja, desisten de sus servicios.
En la tarde del jueves último, cerca de una de las naves dedicadas a la venta de frutas, un changarín llamado Ramón narró a Página/12 la metodología que usualmente utilizan las cooperativas para invitar a los hombres de carga y descarga a participar en los “grupos de seguridad” del justicialismo. “Cuando empiezan las campañas siempre pasa lo mismo. Vienen los tipos de la cooperativa, te pagan por el laburo y te dicen que tal día hay acto de Pierri, de Duhalde, del Comando de Organización, y que hay que ir para garantizar la seguridad. Si no vas estás medio jodido porque después no te dan laburo. ¿La Rural? No, para ir a la Rural no me dijeron nada, pero sí me contrataron para la caravana, y fui y me saqué unos mangos. Por suerte no pasó nada. Tuve que hacer cordón, nada más, sacar a la gente del medio. Claro, si hay quilombo tenés que dar, si no ¿para qué te contratan?”
Alberto Brito Lima (izquierda), dirigente supremo del C. de O. Alberto Pierri (arriba), dirigente supremo de La Matanza y tercero en la sucesión después de los hermanos Menem.
Trabajo seguro
El cuerpo de Ramón tiene la consistencia de una piedra; mientras habla, con las manos metidas en los bolsillos del vaquero ajado, no deja de mirar hacia el piso de cemento. A su lado, algo temeroso y con el mismo tono árido de Ramón, un changarín, que dice que le dicen “Pardo”, explicó que la mayor parte de los “convocados” para formar los grupos de choque aceptan de inmediato. “Acá el trabajo lo tenemos seguro por las cooperativas, y si vos a los tipos te les negás, vas mal, te tienen después entre los ojos y cagaste. ¿Cuántos? Yo no sé. Pero te puedo decir que en esos días que vos decís, antes de la caravana y de la Rural, anduvieron por acá tipos de la Municipalidad hablando con la gente de las cooperativas, y después, mirá vos, vino el Batata a pedirnos una manito para esos actos. No, loco, yo no fui. Dije que me sentía mal.”
El misterioso Batata tiene una oficina en el primer piso del Mercado; todos lo señalan como el hombre que organiza y dirige a los changarines cuando se trata de reclutarlos; una suerte de intermediario entre la dirigencia política que tiene sus influencias en las cooperativas y “la mano de obra”, en este caso ocupada. En el Mercado se habla de Pierri, Duhalde y Brito Lima con naturalidad, como si estuvieran refiriéndose a cualquier mercancía. Sin embargo, para Aníbal Stella -uno de los directores de la Central, que se define como fiel partidario de Carlos Brown- hubo épocas peores. “Antes, durante las campañas, se cruzaban tiros de todas partes. Ahora no, ahora, como mucho, hay piñas y palos.”
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Una ideología siniestra, por Marcelo Cosin

En el discurso de ayer, Javier Milei y Luis Caputo mostraron la base ideológica del gobierno, abastecidos —seguramente— por los intelectuales de la ultraderecha, dirigentes de FARO, la usina de ideas del presidente.
Promueve la violencia y la intolerancia: la incitación al odio, la discriminación y la violencia contra sectores sociales específicos. Ejemplos incluyen el nazismo y otras formas de fascismo.
Niega los derechos humanos y las libertades fundamentales: la supresión de la libertad de expresión, de prensa y de reunión, así como la persecución de disidentes y opositores políticos.
Justifica la opresión y la desigualdad: la creación de una jerarquía social rígida, donde algunos grupos son considerados superiores a otros, y la explotación de los débiles es vista como algo natural o necesario.
Carece de empatía y compasión: la deshumanización de los demás y la justificación de la crueldad en nombre de un objetivo político o social.
Utiliza la manipulación y la comunicación: el uso de la mentira, la desinformación y el adoctrinamiento para controlar a la población y mantener el poder.
En resumen, una ideología “siniestra” es aquella que se percibe como una amenaza para la dignidad humana, la libertad y la justicia social, y que promueve la destrucción en lugar de la construcción.
Ejes del discurso de Javier Milei en FARO
Autoproclamación como el mejor gobierno de la historia argentina Reafirma que su gestión es superior a todas las anteriores, con frases grandilocuentes que buscan instalar legitimidad por vía retórica.
El veto como hazaña ética Defiende el rechazo al aumento de jubilaciones como muestra de coherencia fiscal, y acusa a la oposición de querer “voltear el modelo”.
Confrontación cultural como misión presidencial Propone una “revolución moral liberal” contra las “castas políticas”, y apela a una cruzada ideológica que trasciende lo económico.
Economía como religión del mérito Sostiene que la recuperación económica está en marcha, que Argentina “va para arriba”, y que Caputo es “el mejor ministro de la historia”.
Negación del sufrimiento social Minimiza el impacto del ajuste con afirmaciones como: “Si fuera cierto que la gente no llega a fin de mes, la calle estaría llena de cadáveres”.
El enemigo: el kirchnerismo como mal épico Anuncia que derrotar a Kicillof en la provincia será “el último clavo en el ataúd del kirchnerismo”, construyendo una narrativa de exterminio simbólico.
Ejes del discurso de Luis Caputo – La tecnocracia del ajuste elegante
Excel como evangelio Desarrolló un enfoque técnico centrado en métricas, planillas y proyecciones. La política queda subordinada a los datos.
El ajuste como virtud civilizatoria Defendió la reducción del gasto como “la única alternativa posible”, apelando a un sentido moral de sacrificio económico.
Negación del caos, celebración de la austeridad Presentó indicadores selectivos para sostener que “todo está mejorando”, omitiendo variables como pobreza y desempleo.
Blindaje discursivo: el desvío académico Recurrió a tecnicismos para evitar definiciones concretas sobre el impacto del plan económico. El lenguaje sirve como barrera, no como puente.
El binomio Milei-Caputo configura más que una alianza de poder: expresa una nueva hegemonía discursiva que legitima la violencia simbólica desde lo emocional, y la racionalidad del ajuste desde lo técnico. La ultraderecha encuentra en esta dupla una maquinaria perfecta: mientras Milei vocifera desde el púlpito moral, Caputo administra desde el Excel. La ideología siniestra no se presenta como un monstruo, sino como planilla, como decálogo, como mantra. Lo inquietante no es solo lo que se dice, sino el modo en que se articula una estética del despojo y una ética de la exclusión.
“El país que quieren los dueños” (Alejandro Bercovich)
Articulación entre ideología siniestra y poder económico
Del plan de gobierno al plan de negocios Bercovich plantea que no hay un proyecto de país inclusivo, sino un modelo que responde a los intereses de una élite empresarial. La ideología siniestra funciona como blindaje simbólico para justificar ese modelo excluyente.
La violencia como garantía de estabilidad La represión simbólica (y material) que promueve Milei —desde el desprecio por los pobres hasta la negación del sufrimiento social— es funcional a los dueños del poder económico, que necesitan un clima de orden para sostener sus privilegios.
La tecnocracia como legitimación del saqueo Caputo, con su discurso técnico, convierte el ajuste en una necesidad moral. Esto despolitiza el conflicto social y lo convierte en una cuestión de eficiencia, permitiendo que los grandes actores económicos operen sin resistencia.
La deshumanización como estrategia de mercado La ideología siniestra desactiva la empatía social, lo que facilita la implementación de políticas que benefician a unos pocos. Si el otro no importa, entonces el despido, el hambre o la exclusión se vuelven cifras, no tragedias.
El Estado como gestor de intereses privados Según Bercovich, los “dueños del país” no buscan gobernar directamente, sino condicionar al Estado para que administre sus negocios. Milei sería el instrumento perfecto: un presidente que desprecia lo público y celebra lo privado.
La mirada de Alejandro Horowicz
La política como administración, no como transformación Horowicz sostiene que desde Alfonsín en adelante, la política dejó de ser una herramienta de cambio estructural y pasó a ser gestión de lo posible. Se perdió la vocación de disputar sentidos y construir proyectos colectivos.
La democracia como forma sin contenido Se mantiene el ritual democrático (elecciones, partidos, instituciones), pero se vacía de sustancia transformadora. La política se convierte en una escena repetitiva, donde los actores cambian, pero el guión sigue dictado por poderes fácticos.
El balotaje como simulacro de mayoría Horowicz critica que el sistema electoral construye mayorías ficticias. Milei, por ejemplo, gana con el voto de quienes no lo apoyan ideológicamente, sino como rechazo al otro candidato. Esto genera gobiernos sin base social real.
La pérdida de la política como conflicto de ideas En lugar de confrontar proyectos, se confrontan gestos, slogans, personajes. La política se “alfonsiniza” cuando se vuelve una práctica sin disputa ideológica profunda, sin horizonte emancipador.
El Estado como rehén de intereses externos Horowicz afirma que el programa económico ya está escrito por el FMI. La política se reduce a administrar ese mandato, sin posibilidad de construir alternativas desde lo nacional-popular.
¿Cómo terminan las ideologías siniestras?
En el mundo, las ideologías siniestras suelen terminar en ruinas: tribunales internacionales, juicios por crímenes de lesa humanidad, monumentos a las víctimas y generaciones enteras que cargan con el trauma. El nazismo terminó en Núremberg, pero también en Auschwitz, en Hiroshima, en el silencio de los sobrevivientes. El fascismo italiano cayó entre escombros, y el franquismo se disolvió sin justicia plena. En todos los casos, el final no fue una epifanía moral, sino una acumulación de dolor que volvió intolerable su continuidad.
En Argentina, las ideologías siniestras han tenido finales más ambiguos. La dictadura cívico-militar terminó con el Juicio a las Juntas, pero también con pactos de silencio y complicidades empresariales que aún perduran. El neoliberalismo de los noventa terminó en el estallido de 2001, pero sus lógicas de mercado siguen vivas en discursos actuales. Lo siniestro no siempre se retira: a veces muta, se disfraza, se recicla.
Hoy, frente a una nueva versión de esa ideología —más performática, más digital, más blindada por el poder económico— el desafío no es solo resistir, sino narrar. Nombrar lo siniestro antes de que se naturalice. Porque si la historia enseña algo, es que estas ideologías no terminan solas: se las termina.
Bardo Moments, 5 de agosto de 2025
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Gaza día a día: Video y represalia ¿a quién creer?, por María Urrutzola

Lunes 4 de agosto de 2025
El mismo día en que Hamas publicaba un video en teoría de uno de los rehenes israelíes, desnutrido y débil, 32 palestinos fueron asesinados en Gaza, 14 de los cuales esperaban ayuda humanitaria, según la defensa civil palestina.La Cruz Roja anunció que uno de sus integrantes fue muerto y otros tres heridos, por un ataque del ejército israelí a su sede en Khan Younès. La misma Cruz Roja a la que se reprocha no hacer nada por los rehenes.
Digo “video en teoría de”… porque ningún medio independiente de ningún lugar ha podido comprobar ni la fecha de la filmación ni su autenticidad, ni que el difusor sea Hamas. Entre otras cosas porque Israel no deja entrar a los periodistas del mundo, a ningún sitio de Gaza, y a los pocos que están allí los reprime constantemente.Desde hace años oímos hablar de las “operaciones psicológicas” de la inteligencia de muchos países -entre ellos el Mosad-, que incluyen amantes, perversiones sexuales, venenos personalizados (bombones por ejemplo del tipo exacto que prefiere alguien), inyecciones sorpresivas, bebidas adulteradas, además de informaciones falsas, videos actuados, operaciones de “bandera falsa”.
Entonces, como ya no se sabe a quién creer, no queda más remedio que “razonar” en base a los pocos elementos en los que uno sí puede creer: lo que denuncian un día sí y otro también las organizaciones internacionales humanitarias como Médicos sin Frontera, Oxfam, Amnistía Internacional, la Cruz Roja internacional; lo que señalan un día sí y otro también la ONU, Unicef, la relatora especial de la ONU sobre Derechos Humanos en Gaza, Francesca Albanese, lo que dice el propio Secretario General de la ONU, António Guterrez.
Trump y sus mejores aliados están tratando de destruir el sistema internacional de derecho humanitario y el de las organizaciones dedicadas a la cultura, a los niños, a las mujeres, a la protección del medio ambiente, lo vemos cotidianamente. Por eso, lo que nosotros, ciudadanos de a pie del mundo entero, que no podemos ir a… o estar “en el lugar de los hechos” (vil falacia inventada por los medios), lo que debemos defender es la confianza ganada por esas organizaciones y esos organismos durante medio siglo.
Yo creo en Unicef, en lo que dice Francesa Albanese, en lo que dice António Guterrez, en Médicos sin Frontera, en la Cruz Roja, y por ahora, todos ellos me han demostrado que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza. Si es verdad que esos dos jóvenes israelíes rehenes (que hasta hace unos días no contaban para nada), están en el estado que parecen estar, no hay otro responsable que el gobierno de Israel.
Salvo que uno crea que puede denunciar al diablo por inhumano (Hamas) y después esperar un comportamiento humano del diablo. O que puede seguir creyendo que el “pueblo elegido de Dios” no debe rendirle cuentas a nadie, ni siquiera a su propia ciudadanía.
Una reciente encuesta en Israel dice que la tercera parte de la población quiere emigrar, y por primera vez en su historia las salidas del país son de miles y miles de judíos que ya no quieren vivir allí. Varios intelectuales judíos prestigiosos han comenzado a preguntarse si tiene razón de ser este Estado de Israel.
Yo me niego a aceptar la aritmética del horror: dos rehenes israelíes valen más que 18.000 niños palestinos asesinados, y por eso el Consejo de Seguridad de la ONU (cuyos 5 miembros permanentes con derecho indiscutible son China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos), se reúne mañana de urgencia.
Me conduelo profundamente con la familia de los aún rehenes israelíes, pero los convoco a mirar el mapa de Gaza hoy, en el que 2,2 millones de palestinos están hacinados en el 12-14% del territorio y el resto de ese territorio está absolutamente destruido, y a preguntarse por qué ellos deberían ser la excepción de la felicidad. ¿Por ser ciudadanos inocentes? ¿Y los niños gazatíes?